Hay estaba yo, lamentándome por ser tan estúpido y haber herido a si a mí razón de ser.
--Por qué... demonios que alguien me diga porque... porque soy tan bruto... soy un perfecto estúpido—
Sentado en el sofá de la sala, de nuestra casa hasta hace algunos días, con la frente apoyada en mi mano y lágrimas rogando por dejarlas en libertad...Recordando lo sucedido...
Flash Back
Era de noche... yo y Uruha no encontrábamos bebiendo alcohol en bar de esos lujos... en completo silencio hasta que yo lo rompí.
--Amor, vamos a la casa...— dije con mi mirada pervertida y eso hizo que Uruha supiera muy bien lo que yo quería hacerle.
--No Reita estoy muy cansado—
--Vamos, quiero probar tu cuerpo, por primera vez—dije rogón.
--Pero ya te dije que estoy cansado—
Mi patito... qué difícil es convencerte de estar conmigo abrazado a mí en la cama... pero no me importa hoy te tendré por las buenas o por las malas...
--Bien... entonces vayamos a descansar—
--Ok, vamos—
Pedimos la cuenta y caminamos entre las variadas mesas de aquel bar... topando con una que otra gente cegatona que no nos veía, salimos de ahí y caminamos otro poco hasta mi deportivo negro.
--¿Mi vida?—
--¿Qué paso iguana?—
--No me digas iguana... bueno, TE AMO—
--Yo también...—
Lo acorrale contra la puerta del auto... para antes de entrar en el darle un beso apasionado pero a la vez bastante salvaje.
--Así que eso es lo que quieres... ¿verdad?—
--Si patito...—
--Pero ya te dije que estoy cansado... ahora abre la puerta—
--Ok...—
Subimos al auto, estando ya bien sentados me acomode de forma para alcanzarlo y darle otro beso aún más feroz que el anterior, me separe y arranque el auto.
--¿Reita?— dijo Uruha mientras se acostaba en mi hombro.
--Dime, patito—
--Me puedo dormir aquí en tu hombro un momento estoy un poco mareado—
--Claro amor...—
Se acomodó un poco mejor y se quedó dormido, frene un poco el auto para poder admirar su belleza, esa belleza que tanto lo hacía confundirse con una mujer, mire sus piernas, esas piernas bien torneadas que se cargaba, no pude resistir la tentación y empecé a acariciar una...
Si tan solo se diera cuenta de eso... no me imagino que me hubiera hecho, tal vez el conduciría y a mí me nadaría al asiento trasero, si así era mi patito... tenía que pedirle permiso o me regañaba.
Deje de toquetearlo y me dispuse a conducir a casa... estaba aburrido si mi Uruhita fuera despierto yo iría así, conducía un par de calles más, saque el controlito del barandal eléctrico y lo abrí, metí el coche y me dispuse a despertar a Uruha.
--Uruha... mi amor despierta ya llegamos—pero no obtuve respuesta.
--Uruha, Uruha despierta vamos levántate y vamos a la cama a descansar—dije sacudiendo de su hombro de tal manera que despertó...
--¿Eh? ¿Dónde estoy?—
--Hehehe, vamos tontito a la cama—
--Oh cierto no hemos terminado...— salió del auto y se dirigió al cuarto un poco modorro.
¿No hemos terminado? que carajos significaba eso, oh más bien significaba que hoy si tendríamos nuestra noche... nuestra primer noche.
Salí de la cochera y fui a la cocina a beber un poco de agua... subí las escaleras para ir al cuarto y note que Uruha no estaba hay, pero sino estaba en la cocina ni en la sala, debía estar en el baño, me recosté en la cama y espere.
Luego de poco tiempo apareció detrás de la puerta del baño, se acercó a mi melosamente con una mirada jodidamente sexy, me beso y se sentó en mis piernas con las suyas a cada lado, yo por instinto comencé a acariciarlas.
--Reita me da miedo esto, por eso te rechazo cada que me lo pides—
--No tengas miedo, no te hare nada malo...—
--Pe...—antes de que dijera otra cosa selle su boca con mis labios.
Comencé a acariciar su espalda y el mi pecho, se sentía tan bien tenerlo así quise quitarle su camiseta pero él no me dejo...
--¿Qué haces?—
--Quiero mucho más que besos—
--Pero ya te dije que es mi primera vez y me da miedo—
--Ya te dije que no te hare nada malo—y así se dejó hacer.
Comencé a deslizar su camiseta hacia arriba lentamente mientras es alzaba las manos para facilitar mi tarea, termine de quitar y la avente aun lugar indefinido de la habitación, voltee a ver a Uruha y este se cubría el pecho con ambas manos.
--¿Qué pasa?—
--Me avergüenzo...—
--Ya se te quitara... ven aquí—
Lo lleve a mi boca de nuevo no quería que se apenara, no conmigo... pronto comencé a sentir como trataba de quitar ahora mi camisa así que levante mis brazos para facilitar la acción... lo sostuve en mis brazos y me levante, lo arroje al colchón y este solo me dedico una gran sonrisa.
Me posicione sobre el para besarle el cuello, las mejillas, las orejas, los labios... en ese momento sentí que si seguía así me lo comería a besos, empecé a desabrocharle el pantalón esta vez no hizo nada solo cogió una almohada y se cubrió su sonrojado rostro.
Saque despacio su pantalón y acaricie nuevamente sus piernas.
--Que bonitas—le dije.
--Ya, déjame ver las tuyas—dijo con un tono infantil descubriéndose un poco el rostro.
--Hazlo tú—ante el comentario solo se tapó de nuevo la cara con la almohada.
Tire de la almohada y logre quitársela, estaba sonrojado hasta la punta de su hermoso pelo, a lo cual opte por inclinarme un poco y animarlo con otro feroz beso.
--E-está bien—se sentó y desabrocho mi pantalón, poco a poco fue bajándolo hasta quitármelo completamente.
--También son bonitas, Reita—
--Hum, las tuyas son hermosas entonces—
Subí sus piernas a mis hombros y choque mi pelvis con su hermoso trasero, Uruha solo gimió ante el contacto, comencé a bajarle sus bóxer, para después seguir con los míos... pude notar que Uruha esta tan excitado como yo.
Pase un mato por toda su extensión sintiendo como Uruha vibraba ante el contacto, ya no soportaba más, lo agarre de las caderas y le di vuelta fácilmente dejándolo bocabajo, pude ver esos glúteos bien formados... no pude evitar agarrar uno y estrujarlo en mi mano mientras con la otra golpeaba el otro.
--Reita... de-déjame—
--Te dejare a las cinco de la mañana—
Acerque mi miembro a su entrada eh hice un poco de presión, Uruha gimió fuerte, aun no venía la acción y el ya casi lloraba pero eso me parecía tierno, tan rápido como pensé eso me adentre en el asiendo que mi patito soltara un fuerte grito de dolor y rápidamente se separara de mí.
--¿Qué demonios haces? eres un bruto Reita—agarro una sábana y se envolvió en ella buscando su ropa, me mire y tenía ¿sangre?, me decepcioné de mí mismo... tome mi bóxer y me lo puse para acercarme a Uruha.
--Amor... lo sien...—
--No me digas así, y no me toques... eres un salvaje—decía con alguna que otra lagrima rodando por sus mejillas.
Termino de buscar su ropa y se fue a la sala, me asome por la puerta, pude ver como se vestía mientras se quitaba las lágrimas de la cara, terminó de vestirse y se acostó hay en el sofá de dos plazas.
Por un momento pensé en ir con él y abrazarlo diciéndole en mil idiomas perdón, pero no podía me rechazaría inmediatamente, así que solo me dirigí a la cama me deje caer en ella, maldiciéndome a mí mismo por ser tan bruto, no sentí como ni a qué hora me quede dormido.
Amaneció, recordé lo de la noche anterior y baje corriendo las escaleras a ver si Uruha seguía allí pero solo pude encontrar una nota que decía:
Reita, no quise quedarme contigo y discutir, no me busques... tomare un tiempo para pensar si volver o no contigo necesito pensarlo, no quiero cometer el mismo error, solo te estoy pidiendo que no me busques... tampoco me llames por que no contestare... así que ya sabes, yo solo me acercare a ti, por lo tanto si nos encontramos por ahí no te acerques, no me mires, no me hables.
Al terminar de leer solté una lagrima, todo fue mi culpa mi puta culpa, si no me hubiera puesto así nada hubiera pasado, subí las escaleras y me dirigí al baño, necesitaba un baño de agua fría, abrí la llave del agua y me metí, sentía como esta recorría mi cuerpo liberándome de la tensión que tenía.
Salí de la ducha y me vestí para ir... tal vez al parque a caminar, o simplemente a vagabundear un rato por ahí, tome las lleves y salí de ahí, pensé en llamar a Uruha pero como ya lo había leído “no me llames por que no contestare” no lo hice.
Pase por un parque cerca de la casa de Uruha, y ahí estaba el, solitario sentado en una banca, me escondí detrás de un árbol de tronco grueso y grande para que no me viera me senté en cuclillas y me asome para poder verlo, se limpiaba la cara y sorbía cuando era necesario.
Tenía la vista en el piso, pensando tal vez lo de anoche, para mi suerte nunca noto mi presencia, decidió irse, y yo interesado en saber a dónde iba lo seguí, caminaba hacia su casa mientras sacaba su teléfono y llamaba a ¿mi madre?
¿Porque llamaba a mi madre? quien sabe... seguro le diría lo de ayer por la noche, pero eso no me importaba, me importaba más que se me acercara otra vez, si, apenas llevaba unas tres o cuatro horas sin hablarme y ya lo extrañaba.
Fin Flash Back
En eso pensaba yo... habían pasado ya dos meses y medio que no me hablaba, escuche el timbre sonar, sin gana alguna me levante... mire por el vidrio de la ventana y era... ¡era mi patito!, cuidadosamente abrí, tratando de no emocionarme tanto y lanzarme a él.
--Hola... al fin decides volver a mí...—dije felizmente con una sonrisa en la cara.
--No... Reita eh conseguido a alguien más...—lo dijo tan seriamente que cambie mi sonrisa a una mueca de tristeza.
--Es broma ¿verdad?—
--Si como crees que te dejaría... Reita tú me haces muy feliz, y no te cambiaría por nada—dijo dándome un abrazo.
--Awww mi Urupatito... te amo tanto—
--Yo también—
--¿Y no piensas pasar?— dije dándole el pase haciéndome a un lado.
--Sí, tengo hambre ¿tienes algo que comer?—
--Hehehe... toma lo que quieras estás en tu casa ¿recuerdas?—
--Pensé que habías olvidado eso—
--Nunca...—
Le ofrecí algo que comer y me senté con él a platicar un rato, entre platicas la duda de cuando llamo a mi madre, a lo cual solo dijo que primero lo llamo ella y luego el a mi madre para aclarar una duda más nunca me dijo cual.
Platicamos de cómo me había sentido estar tanto tiempo sin una llamada ni mensaje de él, y que Uruha también estaba triste por no haber contacto alguno.
Estando separados muchas veces no llegamos a encontrar, pero él siempre me esquivaba ni siquiera me volteaba a ver, juramos que eso nunca pasara de nuevo, y rehicimos nuestras vidas juntos.