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Día libre por Xepes

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Notas del fanfic:

Algo que se me acaba de ocurrir mientras limpiaba mi cuarto. Sí, sé que se me ocurren cosas muy raras pero es lo que tiene estar de vacaciones y tener mucho tiempo libre xD

A lo Romeo y Julieta

 

 

Xemnas es el líder de la famosa y prestigiosa Organización XIII. Es un puesto del que se siente muy orgulloso pero que tiene un pequeño inconveniente: requiere mucho tiempo, cosa que puede obstaculizar con su relación de pareja.

Una relación, ya sea familiar, de amistad o pareja, hay que cuidarla. La persona a la cual estamos unidos debe sentirse querida y nunca abandonada, por lo que son necesarios pequeños detalles para mantener viva la llama del amor.

Y Xemnas esto se lo toma muy en serio…

- Saïx, ¿puedes asomarte a la ventana, por favor? –pidió el nº I con voz dulce.

Que conste que sólo le pide las cosas “por favor” a su adorado berserker, los demás pueden dar fe de esto.

El Adivinador Lunar, muy extrañado por la voz melosa de su Superior, abre la ventana con no poca preocupación.

- ¿Xemnas? –se extrañó aún más al verlo con una rodilla sobre el suelo, arrodillado, y armado con una guitarra- ¿Estás bien?

El enamorado esbozó una ligera pero cariñosa sonrisa llena de afecto para tranquilizarlo.

- Perfectamente. Sólo quería demostrarte lo mucho que te quiero y lo que significas para mí aunque no te lo diga muy a menudo.

Saïx cambió una cara de estupefacción por una ilusionada y sonrojada en un segundo.

Mientras la pareja disfrutaba de un momento romántico con serenata incluida, los bromistas del Castillo Inexistente (léase Axel, Marluxia y Xigbar) observaban la escena escondidos detrás de unos arbustos del jardín, conteniendo como podían la risa.

Xigbar miró con una sonrisa cómplice a su colega pelirrojo.

- ¿Quieres hacer los honores?

- Por supuesto –contestó con picardía. Buscó impaciente algo en su gabardina- Joder, ¿dónde demonios está? Estoy seguro que estaba aquí…

Un pequeño objeto negro parecido al mando de la puerta de un garaje y que quedaba casi oculto por el bajo de la gabardina de Axel llamó la atención de Marluxia.

- Lo siento, amigo, has perdido tu oportunidad –más feliz que una perdiz se apoderó del objeto y pulso el botón.

No era el mando de un garaje, ni mucho menos, si no el mando que controlaba los aspersores del jardín.

Y os preguntaréis: si el Castillo del Mundo Inexistente flota, ¿cómo puede haber alrededor un jardín? Y más importante, ¡¿cómo puede Xemnas estar arrodillado debajo de la ventana de Saïx si no hay nada?!

La respuesta es muy sencilla: hacedme feliz y fingir por un momento que simplemente es así.

Automáticamente los aspersores se pusieron en funcionamiento, regando todas las plantas y empapando al nº I en el proceso.

Saïx observó, frustrado y decepcionado, como Xemnas se abalanzaba hecho una furia sobre el grupo de tres que se tronchaban de risa sobre el suelo, resignado a quedarse sin serenata.

Horas más tardes los bromistas volvían de su necesaria visita a Urgencias del Hospital de Villa Crespúsculo con varios huesos rotos y magulladuras, pero con una enorme sonrisa y un pensamiento en común:

«Mereció la pena.»


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