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El Hada y el Mago por SakuhKJL

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Notas del fanfic:

One Shot 2Min

Notas del capitulo:

Es mi primer Shot 2Min, espero que les guste y me dejen sus hermosos review

Cuenta la leyenda que antes de que la vida humana poblara la tierra hubo un amor que nunca ha podido ser igualado. En el más bello bosque que se encontraba justo en el punto central de toda la tierra había una pequeña aldea de Hadas que se encargaban de cuidar aquel lugar. Las hermosas criaturas pasaban el día llevando agua a todas las plantas y frutos que lo necesitaran, asegurándose que nada les faltase.

 

El hada mayor, un joven que por su hermosura podía superar la belleza de cualquiera, todo aquel que le miraba quedaba prendado de su belleza, Taemin; era el rey de aquel grupo de criaturas míticas. Era amado y respetado por todo aquel que le conocía, su figura casi femenina atraía a cualquiera, fueran hadas hombres o mujeres. En aquel bosque habitaba también un mago muy poderoso, su magia protegía el bosque y sus pequeños habitantes, nunca nadie había visto el rostro de aquel mago, únicamente sabían su nombre; Choi Minho.

 

Una tarde, mientas el mago paseaba por aquel hermoso bosque encantado, se detuvo a admirar la maravilla del río. Una punzada atravesó su cuerpo al darse cuenta que no tenía con quien compartir aquellas bellezas. Su magia era capaz de crear lo inimaginable, podía crear belleza y cualquier cosa que se le ocurriese pero a pesar de eso, no había sido capaz de encontrar alguien a quién amar. Conocía su destino, enamorarse de quien menos se imaginara, de quien menos lo esperara y no podía interferir en ello.

 

La única amiga que tenía era la luna, con ella platicaba todas las noches y aquella no sería la excepción. Del rostro del mago corrían lagrimas repletas de dolor; la luna lo abrazaba con su luz intentando tranquilizarlo sin tener mucho éxito.

 

-¿cuando…?- preguntó mirando a su fiel amiga

 

-pronto- respondió ella -la criatura más bella que te puedas imaginar va a llegar pronto a tu vida- el mago aun llorando sonrió, quería conocer a su destino… quería darle los sentimientos que guardaba en su corazón.

 

Aquella noche el mago lloró por completo su dolor, sus lágrimas resbalaron por sus mejillas hasta caer en la tierra fértil formando así y una pequeña piedra. Cuando la mañana despuntó y el mago abrió los ojos, vio la piedra a sus rodillas, tenía la forma de la mitad de un corazón. La tomó con sumo cuidado y le colocó una cadena, aquello simbolizaba el amor por aquella criatura que aun no conocía.

 

*******************************************

 

El rey de las hadas se paseaba por el bosque, recolectaba algunas flores para adornar su pequeña choza, iba tarareando suavemente una dulce melodía y bailando al mismo ritmo de su canción. Alguien le observaba a lo lejos, seguía sus pasos y los memorizaba a la perfección, ideaba la manera perfecta de tomarlo y llevarse a aquel hada tan hermoso y perfecto, se acercaba sigilosamente hasta que se vio interrumpido por alguien.

 

El mago caminaba ensimismado en sus pensamientos y no se dio cuenta que iba caminando directo a un muchacho de apariencia frágil y hermosa; sin querer tropezó con él haciendo que casi cayera al suelo, lo sostuvo por la cintura deteniendo su caída. El hada se quedó mirando al mago, quien perdido en la mirada más dulce que pudo haber conocido. Ambos se perdieron en la mirada del otro; las mejillas del hada se tiñeron de carmín, los pensamientos del mago se esfumaron en los ojos de aquel muchacho. Cuando ambos volvieron a su realidad, el mago sonrió y ayudó al hada a colocarse de nuevo en pie, provocando que se sonrojase aun más.

 

-Hola- dijo con su voz melodiosa y grave -soy Minho- el hada abrió los ojos como platos

 

-¿Mi-Minho?- se sintió aun más nervioso -¿Choi Minho.. el mago?- Minho tan sólo sonrió

 

-así es ¿y tú eres…?-

 

-Ta-Taemin- murmuró encogiéndose de hombros

 

-Eres hermoso- comentó elocuente el mago y el hada sintió su cuerpo temblar, el más alto se acercó y le tomo por la barbilla para que le mirase a los ojos -la criatura más hermosa y dulce que he podido conocer…- Taemin se quedó sin habla -sé que eres a quien tanto esperé…- el corazón de ambos dio un vuelco -mi destino…-

 

El corazón de ambos latía al mismo ritmo e intensidad, aquellos fuertes latidos retumbaban por todo el bosque encantado, en el ambiente flotaba una inmensa paz y el amor podía sentirse por cada rincón del lugar. Poco a poco el mago se fue acercando a los labios del hada, ambos cerraron suavemente sus ojos y se fundieron en un dulcísimo beso, preñado de amor y ternura, el sol brilló con más intensidad, las aves cantaban y las flores celebraban, los dos corazones más puros estaban unidos, sus latidos eran los de uno sólo.

 

Desde ese mismo momento, el hada y el mago quisieron estar sólo los dos juntos mostrándose su amor en todo momento y todo lugar.

 

-Taemin… te amo…- susurró el mago sobre los labios de su amado, Minho recostó delicadamente al hada sobre un lecho improvisado repleto de pétalos de rosa, acarició su rostro y se posicionó sobre él. Le dio un beso un tanto más intenso, recorriendo con la lengua la comisura de aquellos deliciosos labios. El deseo combinado con su infinito amor lo hacía sentirse nervioso; era la primera vez que unirían sus cuerpos en uno solo. Tae acarició la nuca del mayor enredando los dedos en su cabello, Minho comenzó a retirar poco a poco la ropa superior del hada. Bajo de sus labios al cuello dando ligeros lametones y pequeñas mordidas sin llegar a infringir dolor, continuo retirando el resto de lo que cubría su desnudez. El menor como podía, entre suspiros comenzó a desnudar también al mago acariciando su piel tan suave como los pétalos sobre los que estaban recostados. Entre besos y caricias ambos quedaron desnudos. Se miraron fijamente con las mejillas pintadas de carmín.

 

Así, recostados en la cama Minho volvió a besar a Taemin, ahora con más intensidad, moviendo sus caderas haciendo rozar los miembros ya despiertos. Entre los besos escapaban gemidos y palabras sensuales que incitaban al placer a ambos muchachos. Minho llevo un dedo a la boca de su amado, quien sin necesidad de palabras comenzó a lubricar; aquellos movimientos de la lengua de Taemin hacían a Minho excitarse cada vez mas. El mago abrió cuidadosamente las piernas del hada, dirigiendo su dedo lubricado directamente a la entrada del menor; lo introdujo suavemente y comenzó a moverlo delicadamente. De la boca de Taemin escapaban gemidos apenas audibles. Minho lo hacía sentirse en el cielo, pero también había algo aun mas especial, la atmosfera se sentía más romántica, entonces el moreno agrego un segundo dedo.

 

El hada con la vista ya nublada por el placer alcanzo la entrepierna de Minho y comenzó a acariciarla. El moreno gimió y aumento un tercer dedo. Ambos movían sus caderas en busca de mayor contacto y entonces...

 

-Minho...- dijo entre gemidos suaves -estoy listo...- el aludido lo miró dulcemente y besó sus labios, se posiciono entre sus piernas dirigiendo aquel pedazo de carne a la entrada del hada y poco a poco fue introduciéndose. Taemin apretó los ojos sintiéndose un tanto incomodo y después de unos segundos él mismo comenzó a mover suavemente la cadera. El mago inclino el cuerpo hacía adelante, alcanzando las manos de su amado y entrelazo sus dedos mientras las embestidas aumentaban el ritmo y la fuerza poco a poco.

 

Poco a poco Taemin incorporo su cuerpo hasta quedar sentado sobre las piernas de Minho, éste último lo abrazó haciendo que sus pechos ya perlados en sudor se friccionaran, de igual modo el miembro de Tae se rozaba con el vientre del moreno arrancado gemidos roncos y sonoros, ambos estaban envueltos en caricias dulces y juramentos de amor eterno; a cada movimiento sus cuerpos ardían más y más. Taemin se movía un poco más rápido y Minho no podría soportar por mucho, empujó sus caderas para profundizar más la penetración hasta que derramó su semilla dentro de Tae, él a su vez gimió roncamente y acabó también; el menor se recostó sobre el pecho ajeno suspirando contento; el moreno le besó la frente. Ambos seres de magia ahora se sentían en el paraíso en su eterna burbuja de amor infinito.

 

-Amor… nadie podrá separarnos nunca verdad?- preguntó el hada.

 

-no mi amor… nadie, porque nuestro es eterno- Minho busco los labios de Taemin y dio un beso tierno.

 

De pronto Taemin entró en una especie de trance, su piel brillaba más que desde costumbre, su mirada no estaba fija en nada, de su pecho comenzó a salir un fragmento de piedra bastante similar al que se había formado de sus lágrimas, por instinto el mago unió ambas piezas notando que encajaban a la perfección.

 

*******************************************

 

Los momentos que pasaban juntos eran inigualables, la felicidad que ambos se brindaban, hacia que el bosque cada vez tuviera más y más vida, sin embargo, el mal que siempre existió, no soportó ver tanta felicidad entre los dos seres.

 

Una tarde mientras el mago atendía a algunos animales enfermos y heridos, el hada fue en busca de frutos y flores para poder ofrecer algo a su amado Minho. Recogía moras cuando de tras de él apareció una hada despiadada, roció un poco de polen sobre el rey de las hadas haciéndolo caer en un sueño fatal, el hada despiadada extrajo el alma del hada y lo dejó ahí tirado.

 

Al caer el alba, cuando el mago encontró a su hada tirado en el suelo, muy preocupado se acercó y decidió llevar a su amado al castillo en el que vivía. Era demasiado tarde, el hada no sentía y percibía nada, pareciera que su alma se encontraba suspendida en algún otro lugar.

 

Pasaron muchos años en los que el mago no se rindió, pasaba los días y las noches buscando el poder que devolviera a su hada su voz y su mirada tan dulce de ayer.  La luna, su única consejera, le recordó las piedras que formaban el corazón, el mago le colocó al hada la mitad del corazón y él se colocó la otra parte, después, lanzó un hechizo que hizo que ambos se desvanecieran y su esencia viajara por las dimensiones hasta encontrarse con un par de cuerpos nuevos, el dije los uniría siempre, aunque estuvieran lejos el uno del otro, aquellas piedras los llevarían a encontrarse sin duda hasta que el mago pudiera encontrar un modo de que volvieran los dos juntos a su hogar.

 

La leyenda cuenta el mago que no paró desde entonces buscando la forma de recuperar completamente a la criatura que aquel día en medio del bosque por fin pudo amar, supo lo que es amor y que tendría fuerzas para soportar aquél conjuro. Cada día que pasaba se aseguraba a sí mismo que algún día vería a su dulce hada llegar y que se quedaría para siempre a su lado. La leyenda dice también que cada tres generaciones el hada y el mago reencarnan y viven el idilio que no pudieron disfrutar plenamente en su bosque encantado.


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