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Candy´s Magic (JooMi): Un recuerdo en el paraíso. por MissLilian

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Notas del fanfic:

Ñam Ñam Ñam JOOMIR! (Joon x Mir) *-* ¡MBLAQ! 


Es un amor simple, no hay drama. Estoy segura de que disfrutarán leyéndolo. Es un nuevo estilo de fanfic (?) 

Solo quiero mostrar cosas; mostrar la vida poco a poco, con cada sensación que conlleva. 

No puedo definir su genero, porque ni siquiera yo lo se. Solo es una historia para divertir, para entretener. ¡Espero que la disfruten tanto como lo hago yo escribiéndola! 

Y ahora, esto comienza~:

Notas del capitulo:

¡Hi hi! ¿Como estan amoreeeeeessssss de mi aaaalllmmaaaaaa? ¡Esta vez traigo una serie! ¿o una mini serie? mmmmm ¡Lo pensaré! Depende de como vaya saliendo xD ¡Y es un Joomir! Amoooooo a Mir. ¡Es mi ultimate bias! 

Bueno, lo que sea. Espero que la disfruten mucho, se las dejo con mucho amor <3

Con esto termina la lección~, levantense, en pie, salunden.

AYE SIR!

¡Comiencen  a leer!

CAPÍTULO 1

 

Los autos rugían molestos, y los pitidos parecían ser dueños del universo. Las calles alborotadas de gente apenas dejaban espacio a procesar el frenesí de su día a día. “¡Esto es increíble!” pensaba en su mente, mientras elevaba la vista a unos grandes edificios. El sol bañaba acompañado de ligeras gotas de sudor su rostro, sintiendo esa increíble sensación del verano. Eran inicios de agosto, pero el calor todavía era palpable.

-Oh…¡Disculpe! ¿Sería tan amable de indicarm…no? Oh, bueno… -Intentaba parar a alguien que pudiera mostrarle el camino.- ¿Pero qué pasa con la gente de esta ciudad? ¡No tienen tiempo ni para respirar! –Cruzó sus brazos en su pecho, junto a una mueca que indicaba cuan molesto se encontraba. Llevaba media hora en aquella calle, sudando, andando y transpirando. ¡Deseaba llegar a  su calle!

Acomodó cansado su mochila al hombro, junto a un suspiro pesado. “Qué remedio, ¡a la aventura!” Con pasos animados, característicos de su actitud infantil y divertida, con mentalidad de un futuro mejor, comenzó a andar.

Tratando de esquivar la gente en su camino, no pudo evitar notar cuan zombificados se encontraban; Los teléfonos abundaban en las manos ajenas, incluso en parejas tomados de las manos. -Recordó su pequeño e inútil móvil al fondo de su bolsa, colocada a su hombro derecho. -Notó a su vez como el frenesí de la calle evito que los hombres y mujeres, con ansias de llegar a sus trabajos, no admiraran el hermoso cielo que se encontraba sobre sus cabezas, alumbrando sus caminos. Notó a su vez con tristeza, como una madre tomada de la mano de su hija, ignoraba como la pequeña le mostraba alegre y señalando unas hermosas flores que adornaban el camino, por estar gritando al teléfono con quien sabe quién, por hacer quien sabe qué.

Se sentó en una banca, mirando al cielo mientras su mano derecha tapaba el sol. Siempre había tenido deseos de conocer la gran ciudad, pero nunca pensó que llegaría el día, que él, Bang Cheol Yong –También conocido como Mir- viviría allí. No le gustaba. Había dedicado dos segundos a observar aquella ciudad desconocida, y su primera impresión no había sido buena. Olas y olas de personas en trajes e uniformes que dejaban de lado las primeras impresiones posibles, olas y olas de gente que no se detenían ante nada, provocando su rota contra las rocas.; sin pensar en nada más, sin descubrir el camino.

-Es tan triste, el cielo esta hermoso… -Susurró junto a una sonrisa.

-Y es fresco.-Contestó una voz junto a él. No pudo evitar dar un salto en el sitio, mirando fijamente al dueño de la voz ajena. Un hombre era el perteneciente de aquella voz, con estilo desaliñado y barba de unos días. Curiosamente no olía mal. Sus ojos brillosos y tranquilos eran tapados acompañados con unas gafas de pasta y en sus dedos jugueteaba con el tallo de una flor.

[Mir]

-Si…Eso es verdad.- Incorporé mi cuerpo hacia al frente, adoptando su postura encorvada, mientras agarraba con ambas manos el borde de mi banca. Lo miré curioso, estaba fascinado con aquel hombre; tan diferente, tan tranquilo en aquel lugar de locura. Rondaría unos 35-40 años, no podía asegurarlo. Sentía una sensación de familiaridad con aquel hombre, como de su tierra. - Estoy perdido.

-Eso es malo.- Contestó con actitud indiferente.

-¿Si te digo como me llamas, me dirías tu nombre?-Dije sin apartar la vistas de unos ojos marrones profundos y tranquilos.-

-Me llamo Jo Jung Chi.-Jugueteó otro rato más con la margarita de entre sus dedos.

-¿No quieres saber mi nombre? –Pregunté curioso.

-Tu mochila. –Lanzó lejos la flor, levantando del sitio y señalando en el acto mi mochila. La agarré para colocármela al frente y observar como en el lateral se encontraba mi nombre escrito. ¿Cuándo lo había visto? –Vamos Mir.

-En realidad no me llamo Mir.-Repliqué con una sonrisa.

-No es importante. Si consideras tu nombre lo suficientemente fuerte como para marcar tus pertenencias así, te llamas Mir. –Comenzó a andar. Dude por un instante en acompañarlo y seguidamente me levanté con una sonrisa, enseñándole el papel con la calle que buscaba, tapando el piso de mi apartamento con dos dedos.- Lo conozco, vamos.

Caminamos durante un tiempo, Seúl era realmente grande. Durante el trayecto descubrí que Jo Jung Chi llevaba una tienda -de dulces, osos, juguetes…esas cosas.- tocaba la guitarra y que estaba comprometido con Jung In –su novia.- desde hacía diez años. “No encontramos el momento” justificó. A pesar de que Jo Jung Chi no era muy hablador, por su actitud calmada, descubrí que no le importaba hablar si le das un tema. -Aunque, claro, yo saco conversación hasta a las rocas.- También descubrí que en realidad era lindo, tenía un aire que calmaba. No pude evitar recordar a mi tío allá en mi campo, todas las mañanas me contaba historias desde pequeño, para luego pedirme ayuda con los campos. No era del todo parecido; mi tío reía en fuertes carcajadas, mientras Jo Jung Chi tenía una risa más bien tímida y una actitud más bien..¿pasota? Pero ambos daban la sensación de clamarse, de disfrutar la vida poco a poco, sin prisas, admirando cada momento.

Llegamos a mi calle en una hora justa. Me despedí de Jo Jung Chi con una amplia sonrisa, agradeciendo su ayuda.

-¡Gracias viejo! ¡Sin ti no lo habría logrado nunca!

-Te coges muchas confianzas pronto.

-Eres confiable.-Sonreí con ganas, obteniendo una sonrisa como devolución.

-Siempre eres bienvenido en mi tienda. Igual si necesitas un trabajo.

-Gracias, lo tendré en cuenta.- Noté como se alejaba, andando, cuando vino a mi mente.- ¡Viejo! ¡No me has dicho dónde está tu tienda! – El solo siguió andando un poco más hasta detenerse frente a una tienda donde indicaba un gran cartel que era llamada “Candy´s magic”, la señalo y sonrió.- ¿¡En serio!? –Estaba a apenas a unos pasos de mi piso.- ¡Woahhh! ¡Es el destino! ¡Viejo tienes que dejar que trabaje en esa tienda! –dije gritando, mientras corría hasta parar frente suya.

-Claro. Bienvenido a bordo Mir.-Dijo abriendo la puerta con su mano derecha.               

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Las gotas caían con fuerza de su frente y sus ojos se encontraban cerrados por el esfuerzo. Sentía su garganta arder. Alzó su cabeza al cielo, aguantando el esfuerzo del dolor de su tobillo. Alguien tocó ligeramente su hombro.

-¿Se encuentra bien, profesor?

-Oh…¡No es nada! Solo me hago viejo.- Le guiñó un ojo a su estudiante, la cual se fue riendo algo avergonzada y susurrando un “no es viejo”, dejándolo solo en aquella sala de baile rodeada de espejos.

Lo cierto es que se había herido ligeramente el tobillo. Había reposado y había vuelto a dar clases como normalmente, pero ese ligero pinchazo que surgía al sobreexforzarse, todavía lo atormentaba. Inhaló con fuerza, llevando imaginariamente el aire a su tobillo, calmando así su dolor. Sonrió ligeramente y emprendió su marcha –en ningún momento dudosa por su tobillo- hasta las duchas, recuperando así su energía.

Notaba caer el agua por su musculoso pero a la vez esculturado cuerpo; recorriendo su cabello, tras sus orejas, bajando por su torso, y recorriendo sus piernas de forma sutil. Apoyó una mano contra el cristal de la ducha, disfrutando de un momento de descanso, fruto de los dioses.

No había tenido una buena semana. Había terminado con su novia de hacía medio año, y la simple idea de la universidad se le hacía cuesta arriba. Pero lo llevaba bien. No la amaba y para el inicio del curso todavía quedaban un par de meses. Pero…se sentía solo. ¿Una visita a la familia, quizás?

[Joon]

Salí del estudio de baile donde impartía clases con una ligera sonrisa. Camine por las calles de Seúl con confianza, atrayendo las miradas de algunas jóvenes. Marque un número celular.

-Seungho.

-Joon…cabrón me despertaste.-Oí contestar al otro lado de la línea.

-Son las doce de la mañana. ¡Es sábado! Divirtámonos.-Dije intentando animarle.

-Qué te den.-Noté colgar el teléfono. Volví a guardarlo, encogiéndome de hombros sin quitar mi sonrisa. Conocía a Seungho desde hacía tiempo, asistimos a la misma universidad y hemos sido amigos desde hacía tiempo. Al notar el teléfono vibrar, lo abrí de inmediato.- Esperaba tu llamada honey~

-Me despertarte, ya no puedo volver a dormirme. ¡Si solo no tuvieras esas clases te levantarías más tarde que yo! –Reí divertido, tenía toda la razón.- Me debes una partida a videojuegos.

-¿Dónde siempre? –Al rescuchar la afirmación de Seungho, colgué empezando a dirigirme hacia el centro recreativo donde solíamos quedar.

“Ah…Hace un día tan agradable.”

Llamé a Seungho de nuevo, informándole del cambio de planes. Nuevamente fui mandado a la mierda, un lugar ya bien conocido por mi parte, pero a regañadientes ya habíamos quedado en aquel parque tan conocido para nosotros; donde todos los bailarines se reunían para demostrar sus talentos.

 

Notas finales:

¡Hi hiiii~! ¡Aquí estoy yo de nuevo! ¿Les gusto? Por favor dejen sus sensuales reviews (se pueden dejar en anonimo) con sus opiniones que super adoraré. (Les haré un altar solo para ellas (?)) y para el próximo capitulo les dejo una 

PREEEEEGUUNTAAAAAA (feel like german (?))

 

¿Quien es Merry?

Solo eso. Quiero que adivinen. Aparece en el segundo capítulo. Es un juego, se los dejo a ustedes ¡imaginen! -si quieren xd-

Bueno!

Con esto termina la lección~, levantense, en pie, salunden.

AYE SIR!

MISSLILIAN

 


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