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Demone Servitore por SorarioOmoe

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Notas del capitulo:

Oh, no me termina de convencer como a quedado este capítulo :T Es como, no se xD! Ojalá les guste, el siguiente capítulo tendra más acción y así, y ojalá haya moar reviews :'D! Ñee a quien engaño xD

 

Si alguien lee esto solo queda decir... Gózen -u-

Ebe Arlati llevaba ya 3 años de vivir con su señor Andrea Napoli, llevaba ya dos meses de haber cumplido los 11 años, por capricho de su señor y por desconocer la fecha exacta de su cumpleaños, Andrea había estableció que Ebe y él festejaran su cumpleaños en el mismo día, así que ese fue el primer año que recuerda, festejo su cumpleaños, alado de su señor que cumplió los 12 años.

Ya eran las 6:56 p.m, Andrea no debía de tardar en llegar de su entrenamiento y Ebe lo esperaba sentado en el largo pasillo que daba a la puerta principal.

Su espera fue interrumpida al sentir un suave golpe en su cabeza que lo hizo girarse para ver de quien se trataba.

- Quemado,- le dijo Dangelo recogiendo la pelota que le había lanzado a Ebe.

- ¿No deberías estar ayudando a tu padre? Además esa pelota es de él joven Napoli,- frunció el ceño Ebe refiriéndose a Andrea con uno de los términos que usaba cuando había alguien más presente.

- Me escapé, y Andrea nunca tiene tiempo de jugar con esta pelota, ¿En que le puede afectar?,- sonrió Dangelo botándola en el suelo,- ¿Quieres jugar?-.

- Mi amo se enfadará si no estoy aquí esperándolo cuando regrese-.

- Ebe, Andrea no es tu amo, eso es tonto,- giró los ojos Dangelo dejando de botar la pelota,- es enfermizo todo este asunto-.

- Deja de llamar Andrea al joven Napoli, y dame eso,- se paro y le arrebató la pelota a Dangelo haciéndolo reír,- ¿Qué es "enfermizo" Dangelo?-.

- Bueno,- se quedo pensando este sin saber muy bien que responder, ya que había empleado esa palabra más por como sonaba porque que por el significado,- es algo malo que la gente hace-.

- ¿Qué tiene de malo estar esperando a mi señor?,- Le preguntó Ebe poniendo un gesto de angustia.

- No eres un perro Ebe,- le dijo Dangelo arrebatándole de vuelta la pelota,- tienes derecho a descansar un rato del tirano de Andrea-.

- ¿Qué es tirano?-.

- ¡¿Juegas o no?!,- Le pregunto Dangelo entrando ya en desesperación.

Ebe contempló la gran puerta principal y el reloj, tal vez no estaría mal escaparse un día para jugar con Dangelo.

- Esta bien vamos,- le sonrió Ebe arrebatándole de nuevo la pelota a Dangelo y corriendo hacia el jardín.

Las 7:15 p.m, Andrea abrió de mala gana la puerta después de una tarde de tonto entrenamiento. Recorrió en pasillo con la mirada esperando encontrar a Ebe como de costumbre, pero por más que buscaba y empezó a caminar y llamarlo por su nombre no aparecía. En la solitaria mansión pudo escuchar unas risas lejanas y el sonido de pisadas sobre hojas secas. Con paso apresurado Andrea fue hacia el jardín y se encontró a Ebe jugando a los quemados con Dangelo.

- ¡Ferretti!,- Gritó enojado Andrea haciendo que Dangelo volteara con una sonrisa burlona y Ebe con un gesto de susto.

- Jóven Napoli,- le dijo Dangelo en tono burlón haciendo una pequeña reverencia,- ¿Qué se le ofrece?-.

- Cállate,- le dijo Andrea caminando hasta quedar enfrente de él,- no tienes ningún derecho a jugar con Ebe, es mío-.

- No Napoli, Ebe no es un objeto, es una persona que trabaja para ti, no tienes ningún derecho a apropiarte de él-.

Si había una persona en este mundo a la que Andrea "detestaba" más que a nada en el universo era Dangelo, solo un año mayor que él, su padre Jovan era el mayordomo de la mansión, si Andrea no había tenido hermanos mayores Dangelo era algo muy similar.

- No soy un objeto, pero el amo Napoli puede hacer lo que el quiera conmigo,- hablo Ebe logrando que Dangelo girara los ojos rendido ante el comportamiento de su amigo.

- Como quieran, adiós mocoso,- le arrojo Dangelo la pelota a la cara a Andrea antes de salir corriendo mientras sonreía ampliamente.

El golpe no había sido nada fuerte, pero Andrea se sobó el rostro más por la vergüenza de haber sido burlado por Dangelo que por otra cosa.

- Andrea,- lo llamo Ebe preocupado.

- Desde mañana me acompañarás a los entrenamientos-.__________________________________________________________________________________

Ebe se encontraba en el amplio sillón del sótano recordando como por capricho y celos de su amo había empezado a entrenar para convertirse en uno más de sus asesinos a sueldo. Claro Andrea no sabía que todo ese entrenamiento serviría para que ellos dos algún día se convirtieran en lo que ahora eran. Después de un rato se canso de estar ahí abajo, se puso su ropa y salió del sótano encontrándose a Dangelo en su camino.

- Lindo chupetón,- le dijo yendose de paso Dangelo con una amplia sonrisa.

Ebe dirigió una mano a su cuello donde tenía el chupetón y además las profundas marcas de los dientes de su amo.

- ¿Sabes donde esta Andrea?,- Le pregunto Ebe deteniéndolo en su camino.

- Esta en su oficina, pero te recomendaría no ir a verlo, esta de un humor terrible, el clan Argento "le ha declarado a guerra" por haber matado a su líder, me lo a contado mi padre-.

- Creía que teníamos un acuerdo-.

- El jefe Napoli descubrió que el líder de los Argento estaba traficando una parte de las armas sin su consentimiento quedándose solo él con las ganancias, así que mando a Andrea a matarlo, ¿O que? ¿Creías que solo había ido a la capital a visitar a su hijo y ver la salud de su "querido" padre? O...- guardo silencio Dangelo dándose cuenta de lo que pasaba,- ¿Andrea no te dijo lo que pasaba?-.

- No, no me dijo nada,- se quedo pensando Ebe.

- Oh bueno, no te preocupes, de seguro que te lo diría tarde o temprano, bueno iré a arreglar la recámara de Franco para su visita-.

- ¿Franco vendrá de visita?,- Abrió grandemente los ojos Ebe ante la noticia.

Dangelo se golpeó el rostro con la palma de su mano cerrando los ojos.

- Ya vale, la e cagado mucho por hoy, mejor ve con Andrea a ver que te dice-.

Ebe caminó hacia la oficina de su amo y entro sin tocar a la puerta como de costumbre, Andrea no necesito levantar la mirada de la pantalla de su ordenador para saber de quien se trataba.

- ¿Por qué no me dijiste nada sobre los Argento?,- Se sentó en un extremo de su escritorio haciendo suspirar a su amo.

- ¿Para que? A mi me encargaron la misión de ir a asesinar a su líder, no a ti-.

- Eso es evidente, tu no dejas que nadie más me encargue misiones solo tú, mi pregunta es ¿Por qué no me dijiste que los Argento nos habían traicionado, que fuiste a matar a su líder y sobre todo, que Franco venía de visita?-.

- No eres mi puta esposa Ebe,- se giró a verlo Andrea con voz firme,- siempre lo mismo contigo carajo, solo lárgate y déjame trabajar-.

- No, claro que no, tu esposa esta a 3 horas de distancia de ti en la capital, yo vivo contigo y nos acostamos, pero no, solo importa para ti lo que los demás crean-, le dijo de forma tranquila.

Andrea se levantó de su asiento y le dio a Ebe un fuerte golpe en la cara con el puño cerrado. Ebe quedó con la cabeza de lado por el impacto y mirando hacia el suelo.

- E recibido peores golpes viniendo de ti,- termino por decirle para volver a mirarlo de frente.

- Y todos y cada uno te los mereces,- le sonrió Andrea de forma provocativa acercándose a Ebe para darle un intenso beso en los labios.

Como en cada encuentro, cada beso, cualquier cosa que se relacionara con estar con su amo Ebe sabía las reglas, el no podía iniciar nada, solo provocarlo. Aún sentía el calor sofocante del golpe cuando Andrea lo recostó sobre el escritorio tirando algunas cosas al suelo sin importarle en lo más mínimo.

Ebe se dejo dominar rápidamente por su amo sintiendo como deslizaba una mano por su playera hasta llegar a su pecho y sentir como esa misma mano bajaba por todo su dorso encajando sus uñas a su paso.

- Andrea acaba llegar un fax de él... ¡Aaah!,- Grito Dangelo al entrar y ver la escena que tenían.

- ¡Imbécil te he dicho que no entres sin tocar maldita sea!-.

- Bro y alguien a ti debería de decirte que para esas cosas tienes el maldito sótano solo para ustedes dos,- giró la cabeza para reírse levemente,- me da gracia imaginar lo que hubiera pasado si uno de tus "inocentes trabajadores que nada saben sobre esto" hubiera entrado en mi lugar-.

Andrea le lanzó enfadado el bote de los lápices ocasionándole un leve golpe en la cabeza a Dangelo.

- ¿Qué quieres?,- Le pregunto Andrea aún con el ceño fruncido resignándose y quitándose de encima de Ebe.

- Llego un fax de él Jéfe Napoli sobre esa basura del Clan Argento,- camino hacia ellos Dangelo hasta quedar enfrente de Andrea y que este le arrebatara el papel,- lindo, lindo Ebe,- le dijo Dangelo con una amplia sonrisa de burla

- Ya basta, que esta a punto de matarte,- sonrió de la misma forma Ebe siguiéndole un poco el juego a Dangelo.

- Cállense los dos,- les dijo Andrea dándoles la espalda para leer el documento de su padre con total expresión de angustia.

- ¿Qué dice él jefe Napoli?,- Le pregunto Dangelo recargándose en el escritorio alado de Ebe.

- Tu lárgate bro, antes de que pierda la paciencia y te mate o algo,- le pidió Andrea de forma no muy cortés y Dangelo se dirigió lentamente hacia la puerta.

- El cuarto del pequeño señor ya esta listo,- se despidió con esa frase cerrando la puerta.

- Ustedes dos son muy divertidos,- le dijo Ebe sin dejar de sonreír para ir y quitarle a Andrea el fax que había enviado su padre.

- Algún día lo echaré de esta casa,- dijo simplemente Andrea sentándose de nuevo en su cómodo sillón.

- Eso ni tú te lo crees, son los hermanos más adorables que uno pueda imaginarse,- le dijo Ebe con ironía para proseguir a leer el documento que había enviado el padre de Andrea y Dangelo.

Andrea solo soltó una pequeña risilla con sorna mientras se tallaba el rostro con sus manos.

- Una emboscada al clan Argento,- dijo Ebe con sorpresa después de haber leído parte del documento.

- Se rehúsan a devolver el dinero que le deben a mi padre-.

- ¿Cuando iremos?,- Le dijo con una maligna sonrisa Ebe.

- Tu no irás, llevaré a Dangelo-.

- ¿Bromeas cierto? El pobre solo fue a una misión de campo y con eso basto para que no quisiera volver-.

- Él es muy bueno, excelente con las armas de fuego-.

- Tu padre de cualquier forma terminará queriendo que yo vaya en lugar de Dangelo-.

- Eres mío y yo digo que no vas,- se tenso Andrea ante el tono desafiante de Ebe,- yo se que Dangelo hará un buen trabajo si lo llevo-.

- Él no es como nosotros,- concluyo Ebe haciendo callar a Andrea,- él no tiene nuestro entrenamiento, a él no le jodieron la mente para que se pudiera dedicar a esto,- Ebe decidió que era momento de irse y se encaminó a la salida.

- Lo siento-.

Escucho aquellas palabras vacilantes de su amo antes de salir por aquella puerta. Ebe necesitaba de verdad un respiro de todo eso, simplemente no lograba comprender el porque de la nada su amo ya no confiaba en él, en un pasado le hubiera hablado sobre el clan Argento y muchas otras cosas que le había ocultado.

Iba sumido en sus pensamiento que no se dio cuenta cuando choco contra alguien sin darse.

- Lo siento Ebe,- se disculpo Russo al ver que había chocado contra él,- ¿Puedo llamarte Ebe?-.

- Todo mundo aquí me llama Ebe, Arlati ni siquiera es mi apellido verdadero-.

- Oh,- dijo simplemente Russo, a pesar de que Ebe seguía tan serio como siempre se veía más relajado que el día que lo conoció,- ¿Sabe algo sobre la misión que nos ha encargado él Señor Napoli?-.

- No, ni idea,- sonrió con ironía Ebe.

Russo ya se había deleitado antes con la sonrisa de Andrea, pero la de Ebe era simplemente más tierna, más gentil, a diferencia de Andrea, que siempre tenía una temible esencia déspota y algo arrogante, sin serlo en realidad.

- ¿Es que acaso no irás a la misión?-.

- No, al parecer el amo enviará en mi lugar al palurdo de Dangelo-.

- ¡No me jodas!-.

Escucho una voz Ebe detrás de él y cerró los ojos con fuerza al saber quien era.

- Si el amo lo dice, tendrás que obedecer,- le dijo Ebe girándose para verlo.

- No pienso volver al trabajo de campo, es un asco, hay sangre, gente quejándose, los que no se quejan están muertos, los que no están muertos lo parecen, el horrendo uniforme negro informal, paso,- le replico Dangelo.

- ¡Si tan disgustado estás ve a hablar con Andrea! Y tu,- se giró de nuevo para ver a Russo,- suerte en tu misión novato,- le sonrió de medio lado dejando a Russo algo confuso y se marcho.

Dangelo tenía un gesto preocupado, pero en esos momentos no podía ir a interrumpir a Andrea, había mucho trabajo que dejaban esos malditos asesinos que vivían en la mansión. Pero al final llego la noche y para sorpresa de todos Andrea y Ebe cenaron en distintas mesas.

- ¿Siempre es así?,- Le susurró Russo a uno de sus recientes amigos de la mansión que se encontraba a su lado.

- Suelen hacer ese tipo de berrinches de vez en cuando, mañana estarán igual de juntos como siempre,- le respondió en voz baja para no ser escuchado.

- La mayor parte de las veces que discuten al día siguiente pasan horas en el sótano, ya sabes,- le dijo otra persona a Russo provocando pequeñas risitas entre las demás gentes en la mesa.

Pensaban seguir en el chisme aprovechando que tenían a alguien nuevo para hablar, pero una mirada severa de Dangelo que los miraba desde lejos hizo que callaran.

- De verdad que son peores que un grupo de viejitas en la peluquería,- se rió silenciosamente Dangelo dirigiéndose a Andrea.

- Ni que el asunto entre yo y Ebe fuera tan obvio-.

Dangelo volvió a sonreír divertido ante la inocencia de Andrea de no darse cuenta de que toda la mansión siempre estaba al pendiente de su retorcida relación con Ebe.

Al terminar la cena todos se fueron por su lado. Dangelo como siempre le ayudo a su padre a recoger los platos, lavar un poco la cocina y guardar algunas cosas. Una vez que termino, y antes de irse hacia la pequeña cabaña en el jardín en la que vivía con su padre, decidió ir a dar una vuelta a la habitación de su medio hermano para discutir toda esa mierda sobre el clan Argento y demás, y cuando menos se dio cuenta ya tenía enfrente a Andrea mirándolo con desprecio.

- ¿Tengo que repetírtelo cuantas veces para que comprendas que no puedes entrar sin tocar antes?,- Le refunfuño Andrea mientras terminaba de ponerse la camisa de su pijama.

- Ya, lo siento,- le dijo Dangelo mientras tomaba asiento en uno de los sillones del cuarto de Andrea,- quería hablar contigo sobre Ebe y-.

- No tengo porque hablar contigo sobre él,- le dijo Andrea fastidiado.

- ¿Crees que Ebe te aguantará toda su vida?-.

Andrea no supo contestar esa pregunta así que guardo silencio sosteniéndole la mirada a Dangelo.

- ¿Sabes? No importa lo que digas, por su puesto que te pareces a mi padre,- le dijo Andrea sabiendo que eso no le agradaba a Dangelo, pero el lo decía más como un halago.

- Siempre trato de hacerme creer lo contrario,- le sonrió simplemente,- pero no cambies el tema sobre Ebe, ¿Cuanto tiempo crees que soportara tus tonterías?-.

- ¿Y si te dijera que lo que pretendo es evitar que algo malo le pase?,- Bajo todas sus defensas Andrea ante Dangelo que lo miro algo sorprendido.

- Entonces dile simplemente-.

- Sabes que no puedo-.

- Eso es lo que te han hecho creer, lo que tu padre te ha hecho creer-.

- Nuestro padre,- lo corrigió Andrea ocasionando una simpática mueca de disgusto el los labios de Dangelo,- ya lo siento bro-.

- No hay cuidado después de todo tienes razón-.
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Dangelo escuchaba las palabras de su padre y el jefe Napoli sin mover un solo músculo para no ser descubierto, era muy joven para comprender la mayoría de las cosas que decían, pero de algo estaba seguro, su padre no era en realidad su padre, Andrea era su hermano y el amo de la mansión en la que había vivido toda su vida era su padre.

Esa misma noche le pregunto al respecto a su "padre" consiguiendo solo un profundo silencio.

"El señor Napoli le fue infiel a su esposa con una mujer latina, la mujer dio a luz a un niño que el señor Napoli no podía mantener y dar a conocer que era suyo, sobre todo si el estaba esperando ya un hijo de su esposa, así que me puso al cuidado de ese niño, ese niño eres tu, pero el que seas mi hijo no quiere decir que no te quiera como tal", le dijo con sinceridad Jovan a Dangelo sabiendo que era lo suficientemente maduro como para comprender lo que le decía, pero seguía siendo un niño, solo un niño que no lograba entender nada sobre el mundo de los adultos.

Dangelo duro días sin dirigirle la palabra a su "padre" y contemplaba con curiosidad al señor Napoli, no era en nada parecido a él.

- ¿Tienes fotos de mi madre?-.

Jovan se sorprendió de haber oído después de mucho tiempo la voz de su hijo, pero con pesar volteó a verlo para negar con la cabeza.

- ¿Crees que sea buena idea preguntarle al señor Napoli sobre mi madre?-.

- Solo procura hacerlo cuando este a solas-.

Y así fue, esa misma noche Dangelo se plantó afuera de la oficina del señor Napoli, se sentía muy nervioso, siempre había sentido un temor irracional hacia ese hombre, pero su curiosidad era algo que simplemente no podía calmar, al final después de minutos de estar ahí enfrente sin hacer nada tocó a la puerta.

- ¿Quién?-.

Escucho la voz severa de él señor Napoli.

- Dangelo,- logró decir sin tartamudear.

- Adelante-.

Dangelo abrió la puerta y entro sintiendo como si olvidase como caminar hasta que quedo enfrente del escritorio de aquel imponente hombre.

- ¿Que quieres niño?,- le preguntó con voz firme el señor Napoli.

- ¿Es usted mi padre?,- le preguntó sin rodeos y contemplo su rostro aún inexpresivo.

- Si, lo soy, ¿Algo más?-.

Dangelo abrió los ojos grandemente y pensando de nuevo en que no se parecía en nada ni a Andre ni a Fausto Napoli.

- ¿Tienes fotos de mi mamá?,- Le pregunto ansioso Dangelo inclinándose levemente hacia adelante.

- Uno simplemente no conserva fotos de una puta, ¿Algo más?-.

Dangelo sintió un horrendo nudo en la garganta, pero su "padre", Jovan, le había enseñado a no llorar, no debía hacerlo.

- ¿Entonces... El joven Napoli es mi hermano?,- logró decirle después de un gran suspiro.

- ¡Nunca te atrevas a compararte de esa forma con tu señor jamás!,- se levantó de su silla Fausto Napoli dispuesto a darle una fuerte bofetada a Dangelo.

Dangelo cerró los ojos esperando el impacto de aquella fuerte mano.

- Joder, ¡¿Dangelo es mi hermano?!-.

- Andrea cállate,- lo jaló del brazo Ebe para tratar de llevarlo de nuevo a su habitación.

El señor Napoli detuvo el golpe que le iba a dar a Dangelo para voltear hacia su hijo con el ceño fruncido.
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Después de haberse sumido en sus dolorosos recuerdos Dangelo volteó de nuevo hacia Andrea con la misma mirada desafiante de todos los Napoli.

- A pesar de todo me agrada mi vida, nunca reclamaría el puesto de heredero por la simple razón de que soy feliz siendo Dangelo Ferretti, hijo de Jovan Ferretti, mayordomo de la mansión Napoli-.

- Lo se,- le sonrió Andrea levemente disfrutando de la tranquila conversación con su medio hermano.

- En fin, deberías de decirle a Ebe sobre tu absurdo plan de mantenerlo a salvo, el pobre esta enloqueciendo porque piensa que no confías en él-.

- No te prometo nada-.

- No tienes porque prometérmelo a mi, y una cosa más, me niego a ir a esa misión-.

- ¡Oh vamos! Eres el puto amo cuando se trata de armas de fuego, fácilmente podrías reemplazar a Ebe y su katana,- sonrió entusiasmado Andrea recordando la última vez que vio a Dangelo manejar un par de pistolas.

- Soy un ser en paz que se niega a ir,- le dijo de forma tranquila con una sonrisa.

- Ponle precio a tu estado pacífico-.

- Que vayas con él pobre Ebe y le expliques sobre tu tonto plan de protección-.

- Bah, eres un fastidio,- hizo una mueca de fastidio Andrea.

- Después de todo soy tu hermano mayor, debo protegerte,- le sonrió divertido Dangelo, el no tenía esa represión de demostrar sus sentimientos y preocupación hacia Ebe y Andrea, su única familia a parte de Jovan.

- Ya bueno se lo diré, no seas cursi,- lo detuvo con tono autoritario Andrea.

- Mañana tengo mucho que hacer, así que me retiro "señor Napoli",- le dijo en burla.

Dangelo salió por la puerta de la habitación dejando a Andrea solo en su frío cuarto, la calefacción no funcionaba bien y el invierno se aproximaba, había olvidado mandar a reparar la calefacción y no pensaba dormir esa noche con el frío que sentía.

Salio de su habitación directo a ir con Ebe y entro sin decir nada y haciendo el mínimo ruido, como si estuviera entrando a escondidas, o bueno era algo así. Por las grandes ventanas entraba la suficiente luz de luna como para distinguir la figura durmiente de Ebe.

Andrea se metió entre las sábanas con delicadeza quedando del lado hacia el que Ebe volteaba. Para sorpresa de Andrea una vez que se recostó por completo en la cama y volteó hacia su fiel sirviente este se encontraba con los ojos abiertos hacia él haciendo que Andrea se sobresaltara un poco.

- Hace mucho que no entrabas a hurtadillas a mi cuarto en mitad de la noche,- le dijo Ebe inexpresivamente.

- ¿Y que lo extrañabas?-.

Ebe se encogió de hombros sin querer contestarle, la verdad es que aún seguía enojado por el asunto de la misión.

- En mi cuarto hace mucho frío, no quería dormir ahí,- le dijo Andrea tratando de sacar algún tema y hacer menos tenso el ambiente.

- Mi querido señor,- paso Ebe una mano por la mejilla de Andrea,- no existe un frío más grande que el de tu alma-.

Andrea sentía la mano de Ebe por la piel de su rostro y no le importaba nada más que sentir ese gentil tacto, cerró los ojos para poder disfrutar mejor de esa arrulladora caricia, pero a los segundos reacciono y quito con brusquedad la mano de Ebe de su rostro.

- Es el mismo frío del cual tu tampoco puedes escapar-.

- Es cruel que lo menciones siendo que yo he matado a mi propia familia con tal de satisfacer tus ordenes-.

- ¿Me odias?,- Le pregunto Andrea siendo esta vez él quien paso su mano con delicadeza por el rostro de Ebe.

- Odio, es la única palabra que se nos tiene permitida a nosotros para demostrar lo que sentimos, incluso si lo que yo siento hacia ti es otro sentimiento desconocido para seres tan terribles como tu y yo, solo podría seguir diciendo que te odio o no decir nada-.

- ¿Dices que sientes algo muy distinto al odio hacia mi?-.

- No, en realidad es un sentimiento muy similar al odio, pero si, es eso a lo que tu tratas de referirte-.

- Entonces ya lo sabía, me lo has dicho antes, pero este mundo en el que tu y yo vivimos es una palabra que firma una sentencia de muerte-.

- Cada día que pasa eres más parecido a tu padre-.

Ambos rieron ante el comentario, aunque a ninguno de los dos en realidad les hacia en realidad mucha gracia.

- Traté de darle tu puesto a Dangelo y lo rechazó-.

- Era obvio, ¿Por qué no me quieres enviar a esa misión?-.

- Tengo miedo Ebe,- le confeso Andrea sin dejar de mirarlo en ningún instante,- tengo miedo de algún día regresar de una misión sin ti-.

Ebe sonrió enternecido, eran esos los momentos donde Andrea era él, no un intento de su padre o algo parecido, cuando era aquella persona con la que vivio la mayor parte de su vida siendo niños y adolescentes.

- Pero para eso es que yo voy, para asegurarme de que tu regreses sin importar lo que a mi me pase-.

Andrea decidió ya no decir más, el camino que iban tomando las palabras de ambos eran arriesgadas, algo prohibido que ni ellos se atrevían a infringir. Perdiéndose el los ojos azules de Ebe, Andrea cayó dormido bajo su mirada. Ebe simplemente no podía odiar a quien dormía a su lado en ese momento, a pesar de todo, a pesar de el destino al que lo había condenado Andrea, Ebe no podía sentir otra cosa más que...
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Ya no podía más, era golpe tras golpe en aquel cruel entrenamiento al que lo había enviado Andrea, los entrenaban por separado siempre y Ebe sabía que no recibían el mismo entrenamiento, ¿Por qué? Porque Andrea siempre regresaba ileso a casa, uno o dos raspones y algún moretón, mientras a Ebe se le desgarraba la piel y el cansancio era tal hasta el punto de querer morir.

- Solo piensa en que en un futuro todos estos golpes los recibirás para proteger a tu amo, todo esto es por él,- le dijo su maestro al final del entrenamiento.

"Todo esto es por él", repitió en su mente Ebe mientras seguía tumbado en el piso incapaz de moverse, se sentía bien al saber que el entrenamiento había terminado, pero había algo en su interior, un sentimiento que lo hacia querer destruir todo lo que se encontraba a su paso, no era un simple enojo, era algo más, algo que no se sacaba de la mente desde el primer día que había empezado esos estúpidos entrenamientos.

Después de un largo camino llego a la mansión, ese día Andrea no había ido a entrenar porque estaba enfermo, y eso hacia enfurecer aún más a Ebe, si él estuviera enfermo, no importaba lo grave que estuviera lo obligarían a ir de cualquier forma. Entro a su habitación, la cual ahora compartía con Andrea debido a un capricho de este, todo su vida giraba al rededor de los caprichos de Andrea, y ahora comprendía las palabras de Dangelo. No era más que el perro de la mansión Napoli.

- Tardaste en llegar,- le dijo Andrea débilmente desde su cama al verlo entrar.

Ebe no le hizo mucho caso y empezó a cambiarse de ropa enfrente de Andrea, la verdad es que no le importaba a ninguno de los dos. Andrea le vio la espalda llena de llagas y moretones, sabía que era culpable el culpable del daño que recibía la persona más importante para él.

- Lo siento,- le dijo Andrea mientras que con gran esfuerzo se había levantado de su cama para ir a abraza a Ebe por la espalda.

Ebe sintió un poco de dolor cuando Andrea paso sus brazos por su adolorido cuerpo, era la primera vez que Andrea le daba un abrazo, Ebe se giro para cargarlo con su adolorido cuerpo de vuelta a su cama.

- Todo esto es por ti,- le dijo Ebe sonriendo.

Ya no importaba más el dolor, el dolor era algo temporal, algo que demostraría su lealtad. El debía aprender a proteger de su amo.

- Si quieres en cualquier momento podría pedirle a mi padre que te saque del entrenamiento-.

- No quiero,- le sonrió Ebe a pesar de que aún le producía algo de dolor tener los brazos de su amigo rodeándolo sobre sus heridas,- quiero poder protegerte con mis propias manos-.

Notas finales:

Ojala les haya gustado este capítulo a las emh... ¿3... 4 personas que lo leyeron? x'D Ay no, que feo es subir recién un fic xOx! xD

 

En el siguiente sha veremos a Ebe y Andrea un poco más grandes ouo! Ya no seran unos niños, y ya tendran una conciencia más grande sobre el amor.  Y la historia en la actualidad ps habrá lemon -w- see, jugozo lemon y moar acción.

 

Dejen review C:! Y sobre todo, gracias por leer.


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