-You know the man you truly are, Remus! This heart is where you truly live! This heart! Here! This flesh is only flesh… - Sirius Black, Harry Potter and the Prisoner of Azkaban.
Y así, apenas había llegado y sólo lo dejaron intercambiar unas palabras y unas miradas. No le costó entender que Tonks tenía dobles intenciones con Remus, pero eso no le importaba. Realmente. Sabía que el problema era si su prima era correspondida. En ese caso…
And I’d give up forever to touch you
Cause I know that you feel me somehow
Es que no podía explicarse cómo otra persona podría entender a Remus como él. Se había convertido en animago para acompañarlo en las noches de luna llena, habían sangrado juntos, se habían herido mutuamente y se habían recuperado juntos. Sabía todo de él. Desde su primera cicatriz hasta la última. Sus peores pesadillas de la niñez. Sus malos humores. Sus libros preferidos. El chocolate escondido dentro de la funda de la almohada.
You’re the closest to heaven that I’ll ever be
And all I can taste is this moment
And all I can breathe is your life
And sooner or later it’s over
I just don’t wanna miss you tonight
Era apabullante la sensación de que Remus estuviera ahí. Podía hablarle de cualquier cosa, a Sirius siempre le parecería que estaba diciendo algo interesante. No quería volver a perderlo, no quería perder más tiempo. Tuvo que esperar un año después de escapar de Azkaban para poder estar mas de un cuarto de hora en la misma habitación. Y lo necesitaba tanto.
Un grito lo sacó de sus cavilaciones. Era Molly, llamándolo a una reunión de la Orden en la cocina. Levantó el peluche de perro del suelo, donde había caído después de golpear a Remus. Antes de bajar hacia la cocina, dejo el peluche en su habitación, sobre su cama. Una vez abajo, notó que todos lo esperaban a él y a esta altura no tenía muchas ganas de hablar de nada, así que se sentó silenciosamente a escuchar a los demás. Su mirada se desvió, como siempre, hacia el hombre lobo. Tonks estaba sentada a su lado y le sonreía, pero eso no importaba. No, porque Sirius sólo quería mirarlo. Había cambiado un poco desde que se hubieran visto hacía un año. Se había cortado el pelo y las cicatrices de la cara parecían estar desapareciendo poco a poco. Estaba un poco más flaco y, si bien no vestía ropa costosa, se notaba nueva y cuidada. No pudo evitar pensar q, tal vez, en ese año algo había pasado con Tonks y que a eso se debían todos estos cambios. Remus no lo miraba, pero tampoco la miraba a ella. Estaba concentrado, siempre tan en su mundo como para no darse cuenta lo que generaba en los demás. Siempre tan humilde. Sirius sonrió internamente. Siempre tan hermoso.
Con ese último pensamiento, se dio cuenta de que la reunión había terminado y, poco a poco, todos se estaban levantando. Afortunadamente, su prima salió de la cocina con los demás y sólo quedaron él, Molly y Remus. La pelirroja le sonrió con picardía al hombre lobo, que la miró totalmente desorientado.
-No es que sea de mi incumbencia, querido.. pero ya va siendo hora de que tengas a alguien, alguien con quien casarte y tener una familia. Y se nota que es una buena chica.
Remus se ruborizó instantáneamente. Trató de decir algo pero tartamudeó tanto que no pudo formular ninguna idea.
-No te pongas así, hombre. Te gusta una chica, es normal! También sería bastante normal que pronto le digas – Molly le guiño un ojo y salió de la cocina. Remus giró para darse cuenta de que Sirius nunca se había ido y que estaba sentado a la cabecera de la mesa con una mirada absolutamente indescifrable.
-Sirius..
-Nada como ser normal, ¿verdad? – Soltó de repente el animago, con una sonrisa totalmente falsa.
-No lo malinterpretes. Tiene razón, es hora de tener una vida normal…
Sirius bajó la cabeza con una sonrisa triste y suspiró. –No puedo creer que digas esa palabra tan a la ligera cuando TÚ sabes muy bien lo mal que nos ha hecho. No somos “normales”. Nunca lo fuimos y nunca lo seremos.
-No es el momento, ni el lugar. Ni sabes nada de lo que ha sido mi vida los últimos trece años…
-¿te has olvidado de quien realmente eres?
-No se por qué me sorprende que no hayas dejado de pensar que siempre sabes todo
Sirius se levantó. Un sabor amargo en la boca le decía que, si no se iba, se echaría a llorar ahí mismo. Era tan difícil. Abrió la puerta de la cocina y sintió que se lo devoraba un agujero negro, como si afuera lo hubiera estado esperando un dementor.
I know you think that I shouldn’t still love you
Or tell you that
¿Qué se suponía que hiciera? ¿Pretender que no había soñado con Remus todas las malditas noches que había estado encerrado? ¿Hacer de cuenta que no se había memorizado todos y cada uno de sus besos, desde que tenían 17 años hasta aquel día que se había derrumbado todo? ¿Cómo podía Remus pedirle eso?. Todo menos eso.
And when we meet
Which I’m sure we will
All that was there
Will be there still
I’ll let it pass
And hold my tongue
And you will think
That I’ve moved on
Le parecía imposible pensar que él había mantenido sus sentimientos tan intactos, como si no hubiera pasado un día, y que la persona más dulce que jamás había conocido lo mirara de esta manera. Le dijera que ahora quería ser “normal”. Vamos, Remus ni siquiera era “normal” antes de besarlo en la nieve en Hogsmeade, o hacer el amor en la sala de requerimientos. Y esa palabra.. le recordaba tanto a su madre. ¿Qué es normal?. ¿Qué le estaba pidiendo Remus?. Si él quería revolcarse con Tonks delante de sus narices, que lo hiciera. Pero él no dejaría de amarlo, nunca le concedería ese deseo. Se escondió en el estudio de su padre. Prefería pensar que había ido a meditar, a relajarse. Pero no, sabía muy bien que se estaba escondiendo. No quería enfrentar una realidad que, si bien era posible, nunca se había detenido a observarla. Siempre fue un idiota que pensaba que iban a estar juntos para siempre y que nada podría separarlos.
-Dime idiota o dime que soy la persona que más te ama en todo el puto mundo…- Susurró.
Una hora después salió del estudio. Comprobó que Remus no estuviera cerca y subió las escaleras. Entró a su habitación y comenzando a desvestirse, posó la mirada sobre la cama. El perro de peluche ya no estaba.