Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Satania por Konosuke

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Me sentí tan malvado escribiendolo.

Notas del capitulo:

¿Al final de las cuentas, J.K. lo iba a matar, no?

Me tomé el permiso de que el Avada fuera mas... Gráfico.

Satania, ferventum, impuruse servento

 

Cientos de hechizos chocaban entre sí, haciendo que surgieran chispas y estas incendiaran los arboles cercanos. Los muros caían derrumbados ante el bombardeo insistente. Era el infierno en vida si es que se le podía denominar así. El sacrificio de muchos de los que había considerado compañeros y hasta amigos, lo atormentaba al grado de sentirse asfixiado. Y de repente, la grave y asquerosa voz de aquel hibrido entre serpiente y humano hablándole a todos, prometiendo una paz que a nadie convencía, solo con la entrega de aquel al que había proclamado como su mortal enemigo. Entonces, supuso que no habría mejor alternativa que esa.

Las decisiones siempre son importantes. Hacer una cosa o no, siempre conlleva a un futuro incierto ante el cual el humano indefenso debe luchar.

Caminaba con paso decidido, atravesando aquel oscuro bosque. ¿La locura, el estrés, una ilusión, o un milagro de la magia? Sus padres, sus mentores, caminaban a su lado, iluminando su camino. Ya había tomado su elección y la consideraba como la mejor. Si, era la única. Pero ir tan absorto, no puede ser bueno, y es que nunca considero que sus amigos sí que se darían cuenta de su ausencia. Así como tampoco considero que tras tantos años, lo conocían muy bien y lo iban siguiendo a una distancia prudente. El león piensa que todos son de su condición, pequeño defecto Gryffindor.

Y entonces, llego el encuentro con tan temido enemigo. Su boca emitiendo aquel asqueroso vahído, cuyo vapor al frio se hacía visible, emitió una sonrisa tétrica que traspasaba a las almas más débiles al ver al aparentemente frágil Potter. Un intercambio breve de palabras. Un escenario repleto de ojos vidriosos que acechaban al momento decisivo. Y entonces, justo cuando la varita se alzo para cumplir la orden de su amo, aparecieron ellos.

Por un momento no podía creer lo que veía: Tanto Ron como Hermione salieron de entre los arbustos, gritando maldiciones y lanzando hechizos aturdidores o paralizantes. Le sorprendía que a pesar de la situación, tuvieran el suficiente temple como para evitar recurrir a las imperdonables.

Su enemigo palideció por un instante y luego, con el rostro claramente ardiendo de ira, descargo con todo su poder su tan temible ataque.

—¡¡Avada kedavra!! — y entonces, salió el verde rayo dispuesto a despedazar al niño que vivió.

Pero a pesar de todo lo que planeó y tramó con el paso del tiempo, nada pudo impedir que el siempre amigable, fiel y estúpido mejor amigo de Harry corriera para enfrentar tal ataque. Y con ojos casi desorbitados, ambos bandos contemplaban como la carne era desgarrada, mutilada y evaporada, no sin antes ambos camaradas verse a los ojos, uno, creyendo que tal vez era un sueño… y el otro, con lagrimas sinceras, con una sonrisa que se quedaría plasmada por siempre como una lacerante herida abierta por toda la eternidad en el corazón del elegido.

Ni un millón de años bastaría para saciar el dolor de Harry Potter. El niño querido por todos, alabado por hipócritas e imbéciles que ni un ápice de la realidad conocían… decidió seguir aquella lógica de que el mal, con mal se combate y destruyó su corazón.

—¡¡Efussio!!—Lejos de querer desintegrar al causante de su desgracia, decidió darle años de tortura. Y con un movimiento diestro que nunca demostró en clases, lo arrastró hacia sí mismo, haciendo que perdiera su cuerpo y solo el inestable espíritu quedara, absorbiéndolo hasta los confines de su propio ser.

El silencio que produjo aquel encuentro inesperado, solo podría asimilarse al de la nada, el caos en su estado primigenio. Mortifagos cayeron de rodillas, unos llorando, otros, solo parecían haber sido petrificados. Hermione gritaba, se tallaba contra la sangre del que amó en vida. Y los ojos verde esmeralda, con un tono apagado que una muerte en vida producía, la buscaron. ¿Intentando consolarla, o tratar de encontrar paz? Nunca comprendió que fue.

¡El mundo mágico estaba en paz, el demonio encarnado había sido acabado! Curiosa frase que periódicos sensacionalistas usarían… pero las cosas buenas, en la realidad, son más difíciles de lograr. Cayó con todo su peso de rodillas. No, no era cansancio por más que lo deseara. Hubiera sido mejor. Una arcada, tan intensa como una daga atravesando el vientre, le hizo vomitar considerable sangre. Y un grito rasgó la muda noche. Tomó su cuello y lo intento romper. Arañó su pecho hasta quedar con su propia piel bajo las uñas.

Bellatrix lo vio, dentro de todo su lamento. Lo supo, en cuanto observó su rostro, aquel mocoso, estaba perdiendo terreno. Y sonrió, justo como la demencia misma debe hacerlo.

— ¡Hagrid!—el mencionado, se hallaba ya liberado por la fuerza que solo la desesperación genera, y ya estaba a un lado de Granger, socorriéndola— ¡Largo los dos, llévatela!

Ni siquiera el gigantón pensó en la réplica. Le bastó el imperativo para inconscientemente entenderlo todo. Huyeron con la fortuna de saber que el enemigo no se concentraría en ellos para nada.

— ¡Démosle la bienvenida a nuestro renovado señor! — Rugió Lestrange, haciendo surgir los vítores de los fieles.

Y es que el niño de la leyenda, no recordó, que por mas fuerza de voluntad que tuviera, ya se había deshecho de su bondad, de su mismo ser. Y al adquirir a tan diabólico ente en sí mismo, siempre tan astuto, poseyó su interior, dotándole de inconmensurable ira y odio. Se levantó lentamente y con pupilas viperinas, observo a los espectadores.

—Es momento de demostrarle a este mundo el verdadero terror… ¡¿Quién conmigo?!

Nunca un nuevo líder se había hecho de la lealtad de unos esbirros tan inmundos en tan poco tiempo y sin embargo, lo logró. Desde entonces, la tierra se tiñó de sangre y el cielo se volvió rojo como el mismo fuego. Arrasaron sin importar edad, género o condición social. No querían gobernar ahora, eso era cierto. Lo único que motivaba a “Harry” era un inmenso placer por destruir. Pero una cosa son los sentimientos, y otra, los deseos carnales. Ahora que tenía tanto poder en sus manos, podía tomar las decisiones que fueran sin importar el riesgo. Y ya se había fijado en un objetivo que desde siempre lo hacía dudar, soñar, desear. ¿Qué mejor manera de tenerlo tan incondicional?

—Tu hijo— Señaló con una mano emergiendo de la capucha.

— ¿M-mi señor? — exclamó aterrorizado Lucius Malfoy.

Notas finales:

Es corto por ser el principio. No se porque~ me gustara el siguiente capítulo... si les agrada la idea, un rev basta para saber <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).