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Quisiera que entendieras mis sentimientos por Alexis Elric

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Notas del fanfic:

Este fanfic lo había subido hace mucho tiempo, pero después de tener que respaldar mis Fanfic decidir meterle mano (violarlo) porque era un desastre. Es de mis primeros pero tenía demasiados errores como para hacerme de la vista gorda, este fanfic (el original) tenía 4831 palabras y después de editarlo quedo con 9181, porque me toco arreglarle unas cosas. La verdad solo pensaba corregir la narrativa; pero la trama era un desastre total no se entendía.


Así que lo viole, solo he hecho con dos fanfic más, lo cuales son los más largo y creo que deben ser sometidos al ultraje, de esta forma pienso cerrar el ciclo. De mala narración en mi vida.


Espero que disfruten esta versión, la otra no la deja, será guardada solo en mi disco duro. Para recordarme como no debo narrar una historia.  

Notas del capitulo:

Bueno, mejora aumentado y editado. Espero les agrade.

Arthur  se encontraba dormido en la cama de Alfred, abrió los ojos y al notar que él no estaba a su lado se mordió el labio inferior. Se incorporó y salió de la habitación.

—¿Ya estás listo?— exclamo con sorpresa al ver arreglado a Alfred para la reunión.

—Sí— afirmó cortante, mientras seguía haciendo el nudo de su corbata—, Si me esperas un momento podremos salir juntos —propuso con anhelo.

—Que eres tonto sabes que no podemos salir juntos si nos llegaran a ver algunos de mis superiores estaría en serio problemas.

Arthur agacho la mirada ante esa repuesta —Si, tienes razón—comentó desmoralizado. Sin decir más se dirigió al baño, cuando el agua fría toco su piel se tranquilizó un poco; Alfred siempre conseguía alterarlo cuando lo trataba de esa forma tan desconsiderada.

Al salir de la habitación, el americano estaba listo para irse —¿Ya te vas?

 —Sí —afirmo, mientras observaba la hora en su reloj.

—Yo creo que no asistiré, no me siento muy bien.

Alfred se dirigió a la puerta “voy bien” murmuro.

—Haz lo que te dé la gana, cuando salgas deja cerrado— Dijo mientras salía; Arthur se quedó de pie viendo como la puerta se cerraba.

—Alfred te amo —murmuro, después de eso suspiro profundamente, “me he vuelto alguien patético”. Se dijo mientras se dirigía a la habitación, iba a dormir un poco más y luego se marcharía.

—¡Abre maldito!— Inglaterra se despertó al escuchar los gritos, la forma en que tocaban la puerta lo altero un poco, quizás era uno de los supervisores de Alfred, quizás estaba molesto por algo. Dudo si abrir la puerta o no pero con la insistencia que era golpeada pensó que lo mejor sería darle la cara a quien sea que estuviera golpeando.

Cuando la puerta se abrió, lamento haberlo hecho.

—Turquía—exclamo sorprendido, su cuerpo tembló.

Turquía entro empujando a Inglaterra. —¡¿Dónde está él?!— pregunto violentamente el hombre.

—¿A quién te refieres?— respondió asustado.

—No te hágase él estúpido Inglaterra; sabes muy bien a quien busco— Inglaterra retrocedió hacia atrás, sabía que la situación entre América y Turquía no era la mejor en ese momento y el hecho de que él estuviera en su apartamento no le daba una buena sensación.

—Él no está aquí —respondió, quería que Turquía se vaya. Pero sabía que ese panorama era un poco idílico, el hombre era conocido por ser muy violento.

—¡Maldita sea!— grito, Inglaterra se estremeció.

Él hombre lo miro, y sonrió; Inglaterra retrocedió dos pasos más —No está él pero estas aquí, eso solo significa que los rumores son ciertos.

Alfred abrió los ojos —No sé qué esté pensando, pero por favor retírese.

—¡Irme! —Exclamo lleno de ira—, esa no es una opción. Hice un viaje muy largo no puedo regresar con las manos limpias.

—Yo no tengo nada que ver con usted. Lo que sea que tenga pendiente con Alfred debe arreglarlo con él.

El hombre sonrió —“Alfred” —remarco, mientras se acercaba al rubio—, vaya que son íntimos para llamarme por sus nombres.

—No sé a qué se refiere —Arthur sintió que el aire le faltaba. 

—Entonces vas a seguir fingiendo que son amantes.

Los ojos de Arthur se abrieron y se quedó sin palabras ¿Cómo se había enterado? Fue lo único que pensó. Turquía se acercó a él rubio.

—Vaya que expresión más sincera, me pregunto ¿Cómo reaccionara “Alfred” si te pasa algo?

Arthur sintió que el miedo se apoderaba de él.

*-*-*-*

“Maldita sea, porque no responde el teléfono llevo más de quince veces llamando” Alfred guardo el celular en el bolsillo de su chaqueta, quería hablar con Arthur para preguntarle donde dejo la llave de su departamento, pero el muy imbécil no respondía.

Abrió la puerta del departamento y al ver el desastre que era; se enojó.

— Maldito desgraciado —dijo mientras se abría paso entre el desastre —Arthur ¿Estas aquí? —llamo con enojo.

Si él era responsable de ese desastre estaría en serios problemas. Entro en su habitación, iba a sacar el celular para marcar al inglés y entonces noto que la luz del baño estaba encendida.

“Como una mierda” —murmuro molesto. Se acercó a la puerta y al girar las perillas esta no cedió.

—Arthur ¿estás aquí? —Pregunto en un tono brusco, no hubo repuesta. —Como un demonio, responde de una puta vez.

Agrego mientras tocaba la puerta con fuerza.

—¿Qué sucede? —la voz de Arthur era débil, Alfred no lo noto.

—Deja las estupideces, acaso viste como esta mi departamento. Esa pregunta debería hacerla yo, no tú. Podrías tan solo abrir la maldita puerta y explicarme que sucedió.

Hubo otro silencio prolongado sin respuesta, Alfred sintió como la paciencia lo abandonaba.

—¿Abre la puerta?—su voz era amenazante, Arthur sabía que estaba molesto.

—Si no la abres te juro que la tumbare.

Arthur dudo, sabía que abrir la puerta no era la mejor opción pero eso haría que Alfred se enojara y él no tenía quería ser maltratado nuevamente.

—¿Que paso?—pregunto al ver el estado deplorable en el que estaba el inglés.

Arthur bajo la mirada, estaba sentado en el piso.

—¡Respóndeme maldita sea!— grito.

Él cuerpo de Arthur se estremeció —Turquía—respondió arrastrando las palabras. —Él te estaba buscando a ti y como no te encontró…

—¡Pero acaso eres estúpido porque abriste la puerta!— gritó, estaba realmente molesto. Arthur se atrevió a mirarlo a los ojos, mientras apretaba las manos.

Su cuerpo tembló.  

—Lo siento yo nunca vi quien era, solo abrí la puerta…

—Eres imbécil, mira como quedaste. Acaso no te he dicho que no abras la puerta si no estoy.

—Yo solo…

—Deja las escusas, te mereces lo que te paso. A ver si así dejas de ser tan idiota.

 

Arthur bajo la mirada, el pecho le dolía. En ese momento su brazo punzo, estaba roto y dolía.

—Lamento lo de tu departamento —agregó con voz gruesa, de repente su garganta dolía.

—Eso ya no tiene importancia ahora Turquía va a saber de lo que soy capaz— Alfred se dispuso a irse.

—¿Te vas?—pregunto, sin poder creerlo.

—Sí —afirmo. Y sin más se marchó.

Arthur miro el lugar que antes había ocupado Alfred, unas lágrimas mojaron su rostro, él estaba tirado en el baño de la persona que supuestamente era su pareja y él ni siquiera se había molestado en preguntarle cómo estaba o en ayudarlo.

“En verdad soy alguien patético” pensó mientras se secaba las lágrimas.

—Vaya día que he tenido, esto si es mala suerte—murmuro mientras se ponía de pie. Dolía, todo le dolía. Necesitaba ir a un hospital.

Pero antes de hacer eso, busco algo en él abrigo que había traído la noche anterior y lo guardo en una caja que había en la parte de abajo del closet, hay había tres regalos más en perfecto estado.

Llamo un taxi y dejo el lugar. Ya no pensaba volver hay; Alfred le había dejado claro cuánto importaba

*-*-*

Alfred llego tarde a la casa y muy mal humorado; no había podido tomar represalias contra Turquía porque no había podido decirle a su superior que él había lastimado a Arthur, “las cosas materiales valen menos que una guerra”. Había dicho el superior y no pudo refutar.

América entro en la casa al ver todo oscuro supuso que Arthur se había ido. No le dio importancia.

Se encamino a su habitación, en la mañana alguien vendría a arreglar el departamento no debía preocuparse por eso. En ese momento cuando la quietud lo lleno y la ira ya se había ido, pensó si Arthur estaba bien; saco su teléfono para llamarlo.

Entonces lo vio, un mensaje de voz de Arthur. Lo escucho.

“Hoy en comprendido la realidad que había decidido no ver, es doloroso sentirme como me siento. Estuve durante mucho tiempo ignorando lo poco que valgo para ti, porque tenía falsas ilusiones, porque creí ilusamente que tú me mirabas de la misma forma en que lo hago yo; pero no es así. Te agradezco por lo poco que me diste y espero que nunca encuentres a alguien que te haga sentir tan miserable como me hiciste sentir a mí. Solo quiero que sepas que te amo”.

 

“Esto es tan estúpido” pensó Alfred mientras apartaba el celular. Él no iba a correr a buscarlo,  no importaba si el digiera que lo amaba o no. Cuando empezaron a salir su objetivo siempre fue uno, entretenerse.

A  decir verdad a él mismo le había sorprendido que durara tanto.

*-*-*

Había pasado un mes desde que la relación entre Alfred y Arthur se terminó, aunque esto no fue notorio para nadie; por la sencilla razón de que era algo secreto. Ahora lo único que los unía era la burocracia y las reuniones.

Arthur evadía cualquier situación que lo hiciera enfrentarse con Alfred, intentaba no llevarle la contra y se mantenía a distancia. Después de todo él tenía que seguir con su vida.

—¡Francia espérame!— grito Inglaterra mientras dejaba la sala para alcanzar al aludido.—Maldito te dije que esperaras— reclamo Inglaterra al momento que lo alcanzo el otro no hizo más que reír.

—Es difícil correr con el brazo así —se burló Francia haciendo referencia al yeso que llevaba Inglaterra en la mano. El rubio rodo los ojos.

—Me sacan esto en unos días y lo primero que voy a hacer será golpearte.

Francio volvió a reír, recordaba que Alfred le había explicado que se lastimo el brazo en un accidente aunque no quiso dar más detalles. Él sabía que era mentira.

—¿Cuándo lo vas a hacer?— pregunto a Inglaterra, después de unos minutos de caminar en silencio.

 

—Mañana te mando las invitaciones, solo debes hacer las cosas como se ha planeado.

 

—Lo sé, no arruinaría esto de ninguna manera.

 

—Eso espero, cuento contigo para que esto salga bien. Quiero ver a “my love” feliz.

Inglaterra sonrió. —Creo que si va a hacer feliz, lo que piensas hacer es un bonito detalle.

—Eso espero, aunque tengo mis dudas.

 —¿Dudas? Y eso, me sorprende viniendo de ti. Ya que siempre eres tan fanfarrón.

—Es solo que no sé si se sienta cómodo.

—Creo que sí, sé que él es tímido  y todo. Pero aun así lo que piensas hacer es un gran detalle no creo que lo moleste.

—¿Por qué tan seguro de eso?

—Le estas dando un lugar importante en tu vida y no solo eso. El vas a decir a los demás “¡Hey miren! esta es la persona a la que amo y con quien voy a casarme”. A las personas les gusta que le demuestren lo importante que es en la vida de alguien.

 

Francia miro a Inglaterra, aunque el tinte de  tristeza con el que hablo lo hizo sentir mal. En los últimos meses ello se había unido bastante, Francia estaba seguro de que Inglaterra le escondía algo importante, pero no pregunto. Si alguien se guarda un secreto es por alguna razón. Aun así no dejaba de preocuparle la situación de su amigo sabía que algo anda mal.

Por ahora decidió darle espacio. Iba a esperar, si veía que las cosas empeoraban iba a tomar cartas en el asunto.

*-*-*

Inglaterra tenía la misión de entregar las invitaciones para la fiesta de Francia, sin duda que su amigo le confiara eso le demostraba la confianza que había depositado en él; sine embargo saber que tenía que darle una de esas invitaciones a Alfred lo perturbaba un poco.

A la mañana siguiente tuvieron una reunión sería la última; y no se volverían a ver en tres meses, decidió que la primera invitación en entregar fue la de Canadá, después de todo era el invitado de honor. Cuando la reunión termino; espero a que todos salieran para quedarse con Canadá a solas pero él se había quedado hablando con su  hermano.

—Disculpen la interrupción— dijo evitando la mirada de América, mientras se acercaba.

—Canadá tienes un momento hay algo que quiero darte— el muchacho asintió y se acercó a Inglaterra.

—¿Qué es?— pregunto con gran curiosidad, Inglaterra le entrego el sobre y le explico que debía seguir las intrusiones al pie de la letra. El muchacho lo miro con duda pero después de que Inglaterra le asegurara que todo estaría bien, asintió y le dedico una gran sonrisa. Después le prometió que haría todo lo que estaba en el sobre.

Arthur pensó que Canadá era inocente, lo opuesto a su hermano.

—Canadá podría venir necesito hablarte —Alemania había aparecido en el lugar.

El muchacho asintió y luego de una disculpa se retiró de la habitación.

Arthur pensó en irse, pero a pesar de que huyera debía entregarle la invitación a Alfred. Lo mejor era acabar con eso de una vez.

—Es para ti—dijo entregándole el sobre, América lo tomo sin mucho interés.

En ese momento Alfred observo el yeso en el brazo de Arthur ya lo había visto; pero por alguna razón su mirada se dijo en ese punto. —Sería muy bueno que asistieras. —comento tranquilamente.

—No pienso ir —dijo si más, no me interesa estar cerca tuyo o asistir a algo que tenga que ver contigo.

—Te equivocas —dijo mientras desviaba la mirada—, no es mío. La invitación va de parte de Francia.

El americano miro la invitación con desinterés. —Ya veré.

Y sin decir nada más dejo la sala de juntas. Arthur se quedó unos minutos más, por alguna razón que no entendía se sentido perturbado.

  

Notas finales:

Nos leemos~


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