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Hilo de amor. [Oneshot] por NeechanAi

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Notas del fanfic:

Esta de mas saber que los personajes de naruto. NO SON MIOS... 

El fics lo base en las categorias de naruto y originales por que tanto las personalidades como un personaje (MEIKO) es obra mia. (Aceptenlo ni KIBA ni SHINO son asi) Gracias por leer y espero muy agradablemente sus comentarios.

Si les gusto les invito a leer otra de mis escrituras llamada EN TU CAMA. Gracias.

 

Cuidense ^-^ 

Si solo una vez… si solo una vez pueda hacer mis sueños realidad…

-          Meiko… ¿Qué haces?.... déjalo en paz, suéltalo.-Esos cabellos castaños, esos orbes marrones claros. ¿Por qué es lo único que veo?.

-          Lárgate Hinata. Esto es lo que puedo hacer por él. -¿el juego termino? ¿Por qué no puedo decir adiós y dejar de mirar aquellos orbes?.

-          Se lo contare todo a él… está sufriendo, Meiko déjalo en paz.- ¿Quién me protege? ¿Eres tú?

-          Hinata, te juro que si hablas te pasara lo mismo… y quizás peor. Corre y lárgate de aquí.

-          Per…

-          Lárgate.

Esas voces hacen que pierda la bonita imagen que tengo en mi mente.  

¿Me estoy muriendo? ¿Es hora de irme?... si solo una vez… solo una sola vez.

-          Shino… el tiempo pasó. Hay que salir al escenario. -¿Dónde estoy? – Mira toda esa gente…- es el muchacho como en mi sueño. Tenía el mismo color castaño en el pelo. Los mismos orbes claros y marrones. – Están esperando por nosotros, tenemos que salir. ¿Shino?...

-          ¿Por qué?... ¿Quién eres?... ¿Salir?, pero si aquí estoy bien. Yo no quiero salir. –El muchacho besos mis labios y me miro con una sonrisa en los labios.

-          Porque si no sales afuera…tus sueños no se cumplirán. ¿Quién soy dices?... pues soy tu novio, quien más debería ser.-El chico salió y después de aquella cortina se escucharon las voces gritar. Sentí que si no le seguía lo perdería, y dentro de mí, algo no lo quería perder.

Los gritos se callaron y detrás de las cortinas había sangre. Estaba una chica de apariencia tímida, un largo y lacio pelo, negro azulado. Ojos tan claros que ni el gris podía parecerse a ellos, estos eran unas bonitas perlas. Lloraba y me observaba casi alucinante.

-          ¿Hinata?- La recordaba, era mi amiga de infancia. Realmente era una chica linda y tímida.   Pero, ¿Por qué lloraba?.

-          ¿Shino?... ¿Estás bien?. –Se acercó poco a poco a mí y roso mis heridas. Aquella sangre era mía, ¿Por qué no sentía dolor? – No te preocupes, ya llega la ambulancia. Todo estará bien. No te muevas mucho por favor…- La pobre no dejaba de llorar y estaba asustada. ¿Me vería tan mal?. Intente asentir pero no puede, intente mover mis pies pero tampoco lo logre. No sentía dolor, pero no me podía mover. ¿Qué había ocurrido?. Pensé que había muerto.

Creo que la ambulancia llego, porque vi como unos médicos me alzaban a una camilla y entre a un lugar parecido a los hospitales. Empezaron a colocar aparatos en mí, y Hinata estaba sentada cerca, sin parar de llorar y asustada. Quería abrazarla y decirle que todo iba a estar bien. Pero ni yo mismo podía abrazarme, ¿Cómo abrazarla a ella, sin que yo mismo puedo darme fuerzas?, ¿Cómo decirle que todo irá bien? Sin que yo mismo pueda darme cuenta de que pasaba.

-          ¿Nos puedes oír? –Dijo uno de los paramédicos, pero sus palabras parecieron anestesia, porque me sentía tan cansado y quería cerrar mis ojos.

-          No te duermas. Sigue con nosotros. ¿Nos escuchas?- volví a escuchar sus voces, pero no las supe reconocer. Quise  escucharle y hacerle caso, quería que supieran que podía oír algunas que otras voces pero no todas. Que sentía los sollozos de Hinata. Pero que en mi conciencia estaba aquel chico, que me daba inseguridad y a la vez tranquilidad. Que me llevaba a hacer realidad mi sueño.

-          ¡No te duermas!- volví a escuchar, pero no logre hacerle caso. Entre de nuevo en aquel sueño.

El aire era tan agradable. Había un bonito mar entre montañas y de nuevo aquellos orbes cada vez más claros.

-          ¡Shino!... ¡Ai!.. ¡Ai!... –Empezó a gritar el joven. Emocionado me abrazo y se acercó a mis oídos. –Daisuki. –Susurro y llevo su rostro al mío, frente a frente. ¿Quién era? ¿Por qué decía aquello?

-          Tu…

-          Si, ya sé que tú también. Solo eres mío, solo eres mi Shino. De nadie más.-Termino de decir y empezó a correr. ¿realmente era un sueño? ¿Por qué me sentía tan feliz y malo? ¿Por qué no recuerdo aquel joven?

En una de esas corridas se acercó a mí y me tomo de la mano para que le siguiera en sus alegres risas y saltos. En sus pequeñas corridas. ¿Quién es?

-          ¿Quién eres?

-          Quien más…  obvio que tu novio y tu mi Shino. –Respondió con la misma sonrisa de antes,  La que tenía en aquel escenario. ¿Novio?. –¡TE AMO! Shino antisocial.-Grito al viento volviéndolo en ecos. En sus ojos me refleje y me sentí mejor que cualquier otro hombre.

Una fuerza de otro lugar me hizo salir de aquel mundo… ¿Por qué?... Si solo fuera una vez. Una sola vez que mis sueños se hicieran realidad.

Sentí algo que me calentaba el cuerpo. Un peso cerca de mí. Cuando abrí los ojos vi todos aquellos raros aparatos cerca de mí. ¿Estaba en un hospital?. Cuando volví a moverme sentí de nuevo aquello cálido. ¿Una persona?... pero, ¿Quién?.

-          ¿Ya despertaste?... –Hablaron, no pude reconocer la voz, ¿Quién era?. No me dejaba mover, me tenía completamente abrazado. Tenía un poco de dolor en el cuerpo pero no me queje. -¿Te duele algo?- no respondí, solo me quedaba callado. No sabía que responder. - ¿Sabes?, realmente me distes un susto… por dios Shino… No vuelvas hacer aquello. ¿Qué hare sin ti?... Eres mi Shino, no tienes permiso de morir. – Cuando escuche su última frase, creí que era aquel muchacho del sueño. Ese era el único que recordaba que me dijera así.  - ¿Por qué no me respondes?.- Se separó rápido y trato de colocarse frente de mí, saliendo de la camilla. - ¿Quieres que llame a la enfermera?... ¿Te duele algo?. –No dejaba de hacer preguntas y cuando por fin se calló para escuchar mis respuestas. Intente hablar.

-          ¿Q-quién… e-e…eres?- Mi voz temblaba.

-          Pues quien más podría ser… tu novio, y tu mi Shino. –Sonrió al terminar. Era lo mismo que hacía en mi sueño.

-          ¿Quién eres?- Volví a preguntar. Vi cómo se sorprendió, empezó a llevarse las manos a sus cabellos castaños y termino llorando. Después empezó a gritar y zarandearme repitiendo la misma frase. “tu novio, y tu mi Shino”. En ello apareció Hinata y lo separo de mí. La miro como un cachorro sin dueño.

-          ¿Qué te pasa?, ¿Te has vuelto loco?... ¿Estás viendo lo que acabas de hacer?

-          No me recuerda… no me recuerda… no me recuerda.-No sé cuántas veces lo dijo, pero lloraba. No entendía nada, y me dolía la cabeza. Y empecé a llorar igual.

No sabía que hacer o decir, solo deje que mis lágrimas reflejaran mis miedos. Me dolía horriblemente la cabeza que a la vez gritaba, que olvidaba algo importante. Me gritaba que me estaba traicionando a mí mismo. Verle llorar me rompía en pedazos y no entendía la razón.

-          Cálmate Kiba…- Volví a escuchar sus voces, era Hinata. – Mira cómo has colocado a Shino.- ¿su nombre era Kiba? ¿Quién era realmente?

Hinata me sonrió, ya estaba más calmada. Se acercó y me acomodo en la camilla, seguía sonriendo. Cuando busque con la mirada el paradero de aquel chico estaba sentado y acurrucado en una esquina llorando. Tenía un gesto de terror, me sentía mal por aquello. Pero pare de llorar. Eso no sería lo mejor.

-          Todo estará bien…- Los brazos de Hinata me rodearon. Me fue cálida aquella posición, pero con aquel joven me sentía mejor. –Todo saldrá bien, yo estoy aquí.- Me consolaba, pero la realidad era otra. Sabía que en mi había un hueco muy profundo, una página borrada… - ¡Kiba!... sal de la habitación. Sera mejor que vayas a comer un poco. No has comido ni movido de este sitio, desde que llegaste.  Yo hablare con el doctor. – ¿Por qué a Hinata si la recordaba?

-          ¿Cuánto tiempo llevo aquí?.- Pregunte, un tanto dudoso por saber la respuesta.

-          Tres días… tres días en cama. – Dijo Kiba, para después marcharse. ¿Por qué no le recordaba?

-          Relájate, poco a poco recordaras.- Pronuncio Hinata, me quede observándole como respuesta. - Debes tener hambre... traeré algo de comer. Aprovechare y buscare al doctor…-Volvió a decir, termine respondiendo con un movimiento afirmativo de cabeza. Ella me vio y sonrió.- ¿Seguro?... te puedo dejar unos minutos solos.

-          Si, ve… no te preocupes. – Salió por la puerta y le hice caso. Empecé a relajarme.

…l es excelente y extraordinario, como un sueño. ¿Por qué no te haces realidad?... déjame recordarte… solo una vez… Una vez.

-          ¿Kiba?.-pronuncie, era el de nuevo. En el lugar llovía a cantaros. ¿Qué le había pasado?. Se veía menor que antes, como de unos 10 a 12 años.

-          ¿Ah?... ¿Shino?- Estaba agachado en el piso mojado, por completo empapado. Había volteado a verme después de que yo había llegado.- ¡Ah!...lo siento, yo pensé que ya no me querías… si quieres, no te vuelvo a hablar. No seremos amigos más… no de nuev…

-          NO…-Me miro atónito. Yo también me había sorprendido de mí mismo. Pero, eso no quería decir que me arrepintiera. Estaba feliz, por haber detenido aquellas palabras.

-          Pero tú me gustas… eso nunca va a cambiar.

-          Pero, y si tu…

-          ¿Yo también te gusto?.-No espero mi respuesta, se paró de aquel piso mojado y encharcado se lanzó sobre mi.- ¿Yo también?... yo también…- Me abrazaba y se aferraba a mi dejándome sin aire. Pero no quería parar ahora, solo lo dejaba abrazarme.

Abrí los ojos y lo encontré de nuevo a mi lado. No pude evitar sonreír, pero después me detalle que agarraba mi mano dormido cerca de la camilla. Que novio tan tierno.

-          Gracias. –Dije bajito, mas para mí que para otro.

-          De nada…- Balbuceo.

-          ¿Estabas despierto?

-          No, estoy hablando sonámbulo. – Se estrego el pelo y soltó su mano de la mía. Se quedó mirándome.

-          Perdón.-Pronuncie.

-          ¿Por qué debería perdonarte?

-          Por olvidarte. Pero te recordare.-Vi su pequeña sonrisa. Pero se arruino cuando empezó a acercarse a mí. ¿Pensaba besarme? No creo poder aceptar algo como eso todavía. -Eh… yo.

-          Lo siento.-Giro su rostro y se apartó.

-          No, no, no…no es eso. Es que yo….- Me observo confuso. –Creo que tengo hambre.- Termine suspirando.

-          Ah… ah, ya... Déjame buscar… Creo que Hinata dejo algo.- Se paró de la silla y fue a unos estantes. Cuando vino de vuelta traía una bandeja con él. ¿Comida de casa?. Le observe cuando me ofreció la bandeja. Después para tratar de decirle sin palabras. Mire mis manos enyesadas. Casi se le cae la bandeja al darse cuenta.

Acerco la silla más a la camilla y empezó a abrir el betón que tenía en mano. Era tan tierno verle que hasta risa daba. Comenzó a darme la comida en la boca y empezamos a reírnos.

-          Kiba… ¿desde cuándo somos novio?.

-          Desde hace mucho.

-          ¿Hace cuánto?..

-          El doctor dijo que no podíamos contarte nada.-Se levantó del asiento. Llevo el plato al estante y volvió a la silla.

-          Por favor.

-          Más de siete años.- Su mirada se perdió entre el techo.

-          Creo que te quiero.-Volvió rápidamente su mirada a mí y yo baje el rostro.- Tengo sueños contigo…

-          ¿Húmedos?.-Abrió sus ojos llenos de impresión

-          ¡No!... creo que son momentos que ya hemos pasado juntos.

-          ¿Pero no son húmedo?.-Me seguía mirando fijo. Como creí que no tomaba en cuenta nuestra conversación en serio. Empecé a ignorarlo. -¿Quieres que te diga si de verdad pasaron?- pregunto.

-          Si…

-          Vale. Pero me pagaras con un beso.-Sonrió

Antes de que continuara hablando el doctor llego e interrumpió.  Me enoje pero no lo mostré. Kiba se separó de mí y dejo al médico hacer lo que debía.

-          Hola. ¿Cómo te siente hoy?.

-          Bien. Pero deseo salir.-El hombre colocaba otras cosas raras en mi cuerpo. Solo le observe colocando cada una.

-          Creo que tendrás que esperar más para poder caminar.

-          Puedo salir en sillas de rueda.

-          No tienes quien te lleve y siente cada vez que quieras.

-          Puede prestarme a una enferme…

-          Yo puedo.-Interrumpió Kiba y le observe sin entender.

-          Bueno. Le diré a una enfermera que busque una silla de rueda. Pero por ahora descansa. –Dijo el médico mientras terminaba de hacerme todo lo que tenía que hacer. Sentía la mirada de Kiba en mí, llena de odio. Pero no entendí la razón.  Cuando el hombre se marchó. Kiba se acercó a mí y me abrazo.

-          Haber… creo que tienes que entender una cosa. Aunque estés sin memoria o no te acuerdes de nada. Sigo siendo tu novio. –Dijo apretando cada vez más el abrazo.

-          Vale, entiendo. Pero… ¿a qué viene esto?.

-          ¡Eres mi Shino! De nadie más. ¿Quedo claro?.-Subió su tono de voz. Me asuste un poco pero a la vez me agrado. – Conchales hombre… me vuelves un celo-pata sin remedio. Yo no soy así…- Sonreí, no podía evitarlo. –Shino te amo.-Me sonroje y separe un poco para verle el rostro que escondió con sus manos. El hombre que estaba delante de mí era un tomate.

-          Kiba…

-          No, no lo digas. No hasta que entiendas que me amas de verdad.

-          Kiba, yo…-Volvió a ocultar su rostro. Acerque mi cara y bese delicadamente sus manos y las aparto. Tenía los ojos llorosos. Pero su rostro era de sorpresa. –Kiba… yo… yo también te quiero. Aunque no me acuerde de nuestros momentos. Yo siento algo más. Creo que es mi cuerpo el que lo siente. Pero cuando sueño contigo. Es prácticamente diferente y pienso que es mi mente. Siento que me he vuelto a enamorar de ti.- sus reacciones fueron inexplicables, primero sonrió y después de sus ojos salían lágrimas. Para empezar a gritar te amos, de locura. –Kiba… Kiba, cállate. Te van a escuchar.

-          Que me escuche. Que se enteren que soy la persona más feliz del mundo. Que mi Shino me ama. –Seguía gritando desesperado. ¿Realmente tan feliz estaba?.- Shino… empecemos de nuevo. Desde cero. Volvamos a tener nuestra relación. Desde un principio. – Me sonroje al escuchar sus palabras. ¿Una relación?, ¿ser novios desde el principio?... …l sonrió  como ganador. Pero cuando volví a ver que se acercaba para besarme gire mi cara y cambie de tema.

-          Me gustaría salir. Puedes revisar si la enfermera ya trajo la silla de ruedas. –Abrió los ojos sorprendido. Creo que ya me estoy acostumbrando a esa expresión.

-          S-Si…ya voy.-Salió rápido de la habitación. Creo que me tendré que  acostumbras a esto sí quiero estar con él.

Los días pasaron y llego el bonito otoño. Me entere que era lo que me había pasado, no fue fácil recordar. Un tal chico llamado Meiko había terminado moliéndome a golpes por celos. Era un cantante y tenía una carrera bastante cómoda.  Algunas fracturas necesitaron terapia. Pero en todo momento estaba Kiba y pues claro Hinata. Ya podía caminar, un poco pero lograba llegar de la camilla a la silla de ruedas. Me escapaba del hospital para observar las bonitas combinaciones del cielo. La relación con Kiba mejoro, recordaba varios sucesos pero no eran importantes. Quizás veía sus rostros o escuchaba pocas palabras.

Teníamos un mes de novios… mis sueños se estaban realizando. A veces pienso que perder la memoria me hizo bien. Para empezar de cero.

-          ¡Buenos días, dormilón!.-Me despertaron, con esa voz más que conocida para mí. Me estruje los ojos y mire a mí alrededor para verle y no equivocarme. Era mi chico con los orbes en mí, cada día más claros. Antes fueron un marrón tan oscuro que parecía negro y ahora se veían como un marrón amarilloso.

-          Hola.-Sonreí.

-          ¿Qué haremos hoy?.

-          ¿Quién eres?.- Había entendido el por qué siempre le preguntaba quién era. El me explico que era una forma de querernos. De aclarar nuestras dudas en los sentimientos.

-          Jeje. ¿Quién soy?. Pues tu novio y tu mi Shino.- Nos reímos al mismo tiempo.

-          ¿Kiba… por que la iris de tu ojo se aclara?.-Me miro asombrado, pero no pronuncio palabra. Cuando volví a preguntar lo mismo el desvió su rosto para la puerta. Yo intente pararme y abrazarlo pero antes de eso llego Hinata. ¿Por qué siempre nos interrumpían en momentos como estos?- Hola.-Sonreí.

-          Hola Shino. ¿Interrumpo algo?.- Dijo Hinata sonriente.

-          Pues si.- Respondió Kiba. ¿Se abra enojado?. Hinata lo miro con reproche.

-          Mentira Hinata. ¿Qué paso?.- Después desvió su mirada a mí.

-          Vine a recoger a Kiba. Me entere que se escapó de sus cuidados.-Llevo su rostro en dirección de Kiba.- ¿Por qué no vas al doctor?... Es tu salud. Deberías decirle todo a Shino. …l ya está consiente de muchas cosas. Expliquémosle juntos.

-          Cállate.-Respondió Kiba. Ahora si estaba enojado.-Te dejo con Hinata amor.-dijo después pero mirando hacia mí.

-          ¿Para dónde vas Kiba?.-Pregunte.

-          Iré con mi amigo el doctor.- Resulta que con el tiempo, Kiba desarrollo una forma de celos hacia el doctor. Se llamaba Naruto. Resulta que era gay, pero tenía pareja.  A veces me contaba de su vida cuando me atendía. Era simpático. A Hinata le atraía pero cuando le conté sus gustos desistió.

-          Kiba…

-          ¿Dime Shino?

-          Nada, solo… te quiero.

-          Dejen la cursilería y tu ve a lo que debes.-Hablo Hinata. Kiba salió del lugar. ¿Por qué no debo ser yo el que tenga celos?

¿Sabían ellos que yo también ciento inseguridad?

-          Presiento que me mienten en algo.-Dije, sacando mis pensamientos al aire. Hinata escucho aunque lo haya dicho muy bajo.-No me dejaran solo. ¿Qué me está ocultando Kiba?.-Volví a callar para proseguir de nuevo.- ¿Dime Hinata?, ¿Por qué Kiba necesita ver al doctor?

-          Shino, no deberías preocuparte tanto. Debes esperar que él te lo diga.

Volvieron a pasar los días y los sueños me abandonaron. Ya no sabía cómo recordar. Mis dolores de cabeza aumentaron y Kiba ya no iba a menudo a verme. Hinata me mentía que era por la banda. Obvio que no era eso. La idea del médico me aterraba. ¿Kiba estaba enfermo?. No, era suficiente conmigo. Ya podía salir del hospital y empezar de nuevo mi trabajo. Me acordaba de ello, lo que hacía. Pero mis canciones se olvidaron. Solo recordaba la melodía.

-          ¡BIENVENIDO!.-Cuando entre al departamento donde vivía los gritos me atacaron. Sentí los abrazos de todos. Pero después escuche la voz de Kiba. El hombre que me dejo solo por días.

-          ¡Hey!. Aléjense de mi Shino.- Sonreí inevitablemente.-Hola amor. ¿Cómo te sientes?.- Su caminar era en mi dirección, Me sonroje un poco, se veía descaradamente sexy. Con aquel estilo roquero, de chaqueta de cuero y pantalones pegados. Camisa de huequitos de hilo negro.

-          Mejor. Tu ausencia me ayudo a pensar.

-          Perdón. Prepare esta fiesta por esa misma razón.-¿La fiesta era su disculpa?

 

Pues por mi parte la recibió. Bebieron, bailaron, volvieron a beber y cayeron rendidos. De eso trato esa fiesta de bienvenida, pero yo no bebí. No me quería perder ningún momento, quería grabarlos todos. Kiba después que todos se durmieron desapareció de la fiesta. Lo busque y lo encontré en su cuarto. Al parecer vivía con él y Hinata.

-          ¿Kiba?.- estaba despierto, al parecer él tampoco había bebido nada. Estaba preocupado. ¿Por qué?

-          ¿Ah?.-exclamo para no tener que hablar.

-          ¿Puedo acostarme contigo hoy?...

-          Ven.- Me señalo con las manos.

Me aproxime a él y me eche encima de él. Me abrazo y se quedó observándome. Ahora que me acuerdo, desde que conozco a Kiba nunca lo he besado en los labios por miedo. Ya llevábamos días, meses saliendo. No habíamos hecho ningún avance.

-          Shino. Te amo.-Dijo y yo trate de verle la cara. Me tenía fuertemente abrazado contra su pecho.

-          Kiba. ¿Qué te pasa?. Estas, muy raro. ¿Es por mí?.- Pregunte y él sonrió.

-          No… solo te quería recordar que te quiero más que el oxígeno.

-          Bueno soy tu Shino. ¿No?

-          Shino. Necesito hablar muy seriamente contigo. Pero no creo que sea el momento.

-          No me importa. Por qué no respondiste. ¿Quién eres?

-          Shino…-Me asusto, no respondió. ¿Se estaba olvidando de mí? ¿Ya no me amaba?

-          Eres mi novio y yo tu Shino.- Las lágrimas acariciaron mis mejillas. ¿Por qué no me respondió? Ahora si se quedara callado.

-          No llores.-Cuando pude llevar mi mirada a su rostro vi que el también lloraba. Era el momento. El segundo pasaba lento.

Acaricie sus mejillas con mis manos. Solo observaba sus labios. Algo me decía que si no lo besaba ahora. Lo perdería para siempre. La palabra “siempre” era muy larga. El siempre protesto por la contradicción de siempre y eterno. “Nada dura para siempre” “Las cosas como el amor es eterno”. ¿No es una contradicción?.

Le quiero… él es mi sueño.

Acerque nuestros rostros, mis lágrimas pararon. Pero las suyas seguían saliendo. Cuando Kiba lloraba nunca paraba hasta que algo le alegrara. Nuestros labios se acercaban y nuestras miradas se saludaban de cerca. Tan cerca que nuestro corazones hacían fiesta. Sonaban en ritmo. Su voz salió dejando que mi mirada se separara de la suya y apuntaran a sus labios. Cada movimiento lo memorice.

-Todos cometen errores... no es nada de qué avergonzarse no dejes que este error se desperdicie... se capaz de caminar mientras sonríes si, aspiro un poco del silencioso aire y levanto mi cabeza hacia el cielo y salto hacia el cuando llueve, tomo un descanso dejo que el viento decida a donde voy llevo conmigo muchos lamentos.-Empezó a cantar Alive. ¿Me estaba dedicando esa canción?. No quise seguir escuchado. Con mis manos agarre sus mejillas y termine de completar el espacio. Lo bese. Solo tacaba sus labios y acariciaba sus cabellos. Abrí los ojos pare ver sus expresiones. Pero nunca conté con que él también me viera. Sus orbes se veían amarillos, cada día siguieron aclarándose. Sus labios ya no eran roses, ahora los saboreaba. Sus salivas se mezclaban con las mías y volví a cerrar mis ojos. Su lengua empezó a moverse entre mi boca y yo solo quería tocarla con la mía. El sabor de ese beso era salado. Era el sabor de las lágrimas de Kiba. No podía, lloraba y encontraba que él también se derrumbaba en mí. El dejaba ver sus temores. Dejo que yo besara sus temores. Sus manos me acariciaron y yo solo seguí besando sus labios. ¿Para que un sueño? ¿Qué guarda la vida para mí? ¿Qué me animo? ¿Que era un siguiente paso? Todos los humanos tenemos pregunta dentro de nosotros. Mi pregunta era. ¿Quién era realmente Kiba?. Por su culpa el valor de las cosas no me importaban. La oscuridad no era mi miedo. El miedo era perderlo.

Ya no quiero que sea un sueño. No quiero una ilusión. No quiero esto. Yo quiero a Kiba y una realidad con él. Soy un ser insatisfecho. Un ser que no merece a Kiba. Un ser que no puede estar solo.

Un ser que llorar con su amado era la forma de desahogarse.

Yo no le quiero perder…

-          Shino…-Se separó por la falta de aire.-No quiero esto para ti.- ¿Cuál eran sus temores?

-           Aprenderé algo de esta herida o soy estúpido inscribe una medalla en tu pecho y lamentos ya que la vida se vuelve un espectáculo... después de esto todos cometen errores... no es nada de qué avergonzarse no dejes que este error se desperdicie... se capaz de caminar mientras sonríes transforma tu tristeza en viento y continua caminando hacia adelante firmemente.-Termine de cantar la canción y Kiba lloro más. Lo recode, esa era la melodía de una canción para nosotros. Esa canción era solo para mi Kiba y yo.

-          Te amo…-Dijo entre sus sollozos.

-          Te amor…-Respondí yo.

Volvimos a besarnos y nos dormimos. Dejamos que el sueño nos ganara. Cuando desperté ya no estaba a mi lado. Me preocupe pero cuando escuche los ruido de la puerta sonreí.

-          ¡Buenos días dormilón!. Sabes qué horas son. Ya todos se fueron. Hasta Hinata, dijo que tenía una sección de foto.-Me sonrió. Como estaba acostado en la cama boca arriba levante mis manos señalando que me abrazara. Pero lo entendió mal y lo que hizo fue cargarme. Me llevo para la cocina protestando y me robo unos que otros besos. Me sentó en la silla del comedor y trajo unos almuerzos.-Como es muy tarde decidí que lo mejor era pedir comida. No era hora para desayunar y no podemos salir por problemas de “Fans”.-dijo

-          Gracias.-Sonreí. Después de comer nos pusimos a ver una película con palomitas. Lastimosamente no le paramos porque para mí eran más interesantes los labios de Kiba. Pasaron las horas y volvimos a la cama. El me llevo cargado y yo volví a protestar diciendo que también tenía pies. Pero el siguiente día no fue igual. No sabía que lo iba a perder.

Cuando desperté la imagen que lleno mis ojos en lágrimas fue al ver a mi Kiba caer delante de mis ojos. Desmayado, pegue un grito de dolor y con la rapidez que pude llegue hacia él. Coloque su cabeza en mi regazo y acaricie sus cabellos marrones.

-Kiba…Kiba… por favor. Por favor despiertas… Me estas asustando.-Sollozaba, dolía mi pecho. El miedo se apodero de mí. Pero gano mis ganas de abrazarle. Ahí estaba, agarrándole en brazos y pidiendo que vuelva. Que dejara de asustarme, que abriera sus ojitos amarillos. Que no me abandonara.

Pero no funcionaba nada y volví a gritar desesperado. Veía borroso por las lágrimas.

El dolor detrás de tu sonrisa. La razón detrás de tu silencio. El amor detrás de tu rabia, ¿era esto?. Tú forma de ser.

Escuche los gritos caóticos de Hinata y después vi que un hombre me apartaba de él. No quería y me resistí. Gritaba que él era mío. Que no lo tocara. Me pertenecía. Pero mis ojos se cerraron y me dormir. Me introdujeron un calmante.

-          Es tu culpa. ¡Maldito!.- Decía una mujer. Gritaba y lloraba. Se acercaba a mí y tiraba todo lo que encontrara en su alrededor. ¿Quién eres?.- Por tu culpa… Kiba morirá.- Mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas. ¿Mi culpa?. ¿Qué era este lugar?. ¿es un sueño?, ¿Un recuerdo?.-Maldito, ¿Por qué no mueres tú?

-          Por qué no puedo… no es mi culpa. No… Cállate.-Me desesperaba. Yo no era el culpable. ¿No?. …l no iba a morir. No iba a morir.

-          ¿Callarme?... pero que dices. ¿Qué no es tu culpa?. …l te dio su vida. Tú le robaste su vida. Si no fuera porque tuviste ese accidente el no hubiera hecho aquel trato.- ¿Un trato? ¿De que hablaba?. No entiendo nada, me duele la cabeza. Kiba no morirá….  Kiba no morirá… no morirá. El seguirá conmigo.

Abrí mis ojos, mi corazón pesaba. Me sentía solo. Sentía soledad. Me estaba mostrado el olvido. Todo mí alrededor era blanco. Otra vez esos aparatos raros. Mi Kiba… ¿Dónde está mi Kiba?. Intente hablar pero la voz no me salió y recordé lo que pasaba. Kiba había caído delante de mí. Me Levante asustado. Tenía unas cosas en mi cuerpo y los arranques. Dolieron pero no tanto como la inseguridad, Salí de la habitación y corrí por aquel hospital. Abría todas las puertas que encontraba. Baje escalera y después encontré a Hinata llorando enfrente de una puerta. La observe intrigado y lleve mi mirada a la puerta. Me moría. Mi respiración me abandono y la única imagen que salía era la de Kiba cayendo. Siento el dolor en mi corazón y corro tan rápido llevándome las cosas por en medio ella se interpone y empieza a gritar palabras que no entendía. Pero la aparte y en el ínstate que abro la puerta, le veo. Sonreía y estaba despierto. Me percate que tenía todo el rostro mojado. ¿Tanto había llorado?

-          Shino.-Trato de mostrar una mejor sonrisa. Sentí que empezaron a llegar enfermeros e intentaron sacarme de la habitación. Pero me mantuve firme y trate de llegar a su camilla. Quería besarle. Cuando logre rozar mi mano en su cachete rojo vi los movimientos de sus labios.-Eres libre mi Shino… Eres libre.-Sus ojitos que eran amarillo cristal, casi transparentes se fueron cerrando poco a poco. Las manos de enfermeros me sacaba de la habitación. Todo pasaba en cámara lenta. Tanto las acciones de mi Kiba como las memorias que en algún momento había olvidado. Las lágrimas no bastaban para mostrar el dolor que sentía. Los gritos eran mudo y mi mundo se volvía gris. Ese sonido, el sonido de aquel pito de la maquina era el único que retumbaba en mi interior. Y el desapareció. Volví a caer.

-          ¡Kiba!.-Solo pude gritar. Volviendo a dormirme.

No conocemos a las personar por accidente, todas estaban destinadas encontrarse en algún momento de la vida y seguían los pasos guiados por los hilos del amor. Aquel hilo rojo que cuentan las historias.

Mi último despertar de esta historia fue en la tumba de la persona que ame. Nevaba y lloraba con la nieve. Los recuerdos que algún momento olvide fueron recordados al verle dormir eternamente. Con aquel traje negro que nunca me gustaba. Lo despedí con mis lágrimas.

Porque muchas veces se nos van las esperanzas y nos rendimos antes de poder cumplir nuestros objetivos. De nada sirve ver con los ojos si uno está ciego a la realidad. Quizás nuestros destinos se unieron por un enredo de hilos.

Porque la soledad no la da una ausencia sino un recuerdo…

-          Shino… ya es hora de volver al escenario. Mira ahí tanta gente afuera. Nos están esperando… mira es tu sueño. Tenemos que ir y hacer tus sueños realidad. ¿Quién soy dices? Pues tu novio, y tu mi Shino. 


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