Pierde y morirás.
Sangre, la sangre lo rodeaba por completo, ahí, en su hogar, junto a sus padres, solo podía ver sangre.
Y esos hombres que lo miraban como un predador a su presa, se le acercaron con sorda violencia.
Gritos, golpes, reclamos.
“era ella a quien necesitábamos” “A quien vamos a vender ahora?!” Toma al muchacho” “Lo venderemos…y si no, su carne servirá para alimentarnos”
El hacha sangraba, y él no se podía mover. El cuchillo brillaba, la sangre caía a sus pies. Su mirada era puro odio cuando lo levanto del suelo, cual bulto vació, cual cuerpo sin alma, sin vida.
“Ni una palabra mocoso, o terminaras como tus padres”
Muertos, golpeados, desangrados, con cortes profundos que le arrebataron la vida en décimas de segundos.
Un golpe en la sien. La oscuridad le envolvió. Los murmullos se apagaron, pero nunca dejo de oír los gritos de su madre antes de morir.
“Corre Kyuhyun, corre!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!”
Pero era demasiado tarde, estaba atrapado. Estaba muerto sin necesidad de que su sangre se mezclara con la tierra.
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Conciencia. Recuerdos. Imágenes. Respirar. Movimiento. Vida.
Hacia frió, tenia frió. Sus manos estaban atadas y el suelo era tosco. La lluvia caía incesante en las afueras del bosque. Y la sangre ya no estaba en todas partes.
Su corazón latía, tranquilo, sin apuros ni sobresaltos, sin embargo rezaba por que se detuviera. Las lágrimas no acudían a sus pupilas, sus ojos apenas se abrían.
Ruidos lejanos, que se acercaban con nefastos resultados. Ahí estaban, las mismas caras, las mismas ropas manchadas. Esos ojos perdidos que le observaban con repudio, con fastidio.
“Corre Kyuhyun, corre…”
Una patada en su estomago le hizo dar la vuelta, sus manos se retorcieron contra su espalda, sin dolor que su cuerpo se permitiera sentir.
Y las voces llenaron sus oídos, su conciencia, sus recuerdos.
- Su piel es pálida y su descendencia oriental servirán…
- No es sangre pura.
- Su madre lo era. Ella era nuestro objetivo, pero tú la mataste!
- Opuso resistencia!
- Ya no importa. Algo nos darán por el chiquillo en los suburbios de la ciudad. Abundan los pervertidos deseosos de cuerpos infantiles.
Patético cuerpo el suyo. Inmóvil, sin vida, apenas respirando. Vidas perdidas por una existencia a medio terminar.
Sangre, la sangre seguía en su memoria. Su padre cayendo, su madre gritando, siempre gritando.
Solo quería partir, donde fuese que esos hombres le quisieran llevar. Muerte, muerte prematura a su alma adolorida.
Gana y sobrevivirás
Golpes en la puerta.
<< ¿Muerte, has venido por mi? >>
Los hombres se mueven presurosos. Uno corre, el otro le mira desde la silla que esta a sus pies.
Tengo frió…
La puerta se abre. Un chico. Su corazón palpitante menguo su tonada que retumbaba en el silencio de la estancia.
- Señor…estoy perdido, ayúdeme por favor.
Un gesto del hombre que esta a sus pies. El otro tipo lo lee desde la lejanía y en un acto de falsa ternura se arrodilla ante el joven que lo mira con ojos brillantes.
- Niño, no entres al bosque tú solo. Pero no te preocupes, puedes quedarte con noso…
Sangre.
La hoja del cuchillo se retuerce en la carne del asesino. Y nuevamente el frio lo invade ante la leve mueca que el joven desconocido le dedico.
“Kyuhyun…corre, por favor…”
La puerta se cierra, sus ojos también. Esta cansado de que la muerte le ignore y solo lo bañe en sangre ajena.
El hombre se levanta, corre. No hay tiempo, no hay aviso, una silueta salta desde las sombras. El cuchillo brilla con gracia, cortando el aire, cortando la carne, destruyendo la vida, acabando con su desgracia.
“ Muere, muere, muere, muere!!!”
No se mueve. No puede. Los cadáveres se agolpan en su memoria. Unos sobre otros, como si su propia cabeza resultara una fosa común.
Respira. Se mueve. Le mira. Sonríe.
<< Oh…Tu sonrisa es bonita, pero la mía esta perdida, puedes tirar ese cuchillo? >>
Despego los parpados en un silencioso batir de alas de mariposa. Tu sonrisa persiste, mas el cuchillo no cae al suelo hasta que desatas mis manos.
- No te preocupes, soy Siwon. Solo quiero ayudarte.
Uno, dos. Solo dos de ellos están tiñendo la madera que recubre la tierra, falta uno.
Te miro, me miras. Respiro. Busco mi voz en mi garganta. Duele, pero por fin recuerdo como era eso de hablar.
- Tres, ellos eran tres…
Un gruñido. Los pasos retumba. El cuchillo esta lejos. Miedo. Muerte.
Ya no estas a mi lado. Tu cuello cruje bajo las manos del hombre que en su ausencia ha perdido a sus compañeros.
No hay sangre. No hay nada. Y no me puedo mover. Tengo miedo, tengo frio.
“Corre Kyuhyun, corre!”
Tus labios apenas se abren. Sé que es lo que me pides. Pero la sangre me detiene. No hay tiempo. Tu vida se apaga.
- Si no peleas…no podrás ganar…si no ganas, no vives…
- Cállate mocoso!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Pelear. Vivir. Sobrevivir. Vida. Muerte. Control.
No de nuevo. No más. Lavar la sangre, perder el miedo, dejar el frió atrás. Matar por sobrevivir.
- Pelea…pelea…vivir…PELEAR!!!!!
El cuchillo en sus manos. Los ojos vendados por la ira, el valor, la vida. La hoja todo lo atraviesa, la sangre escurre en mis dedos.
“Corre Kyuhyun, corre…”
No. Sin huir, sin escapar. Atrás la cobardía. No más debilidad. Este mundo es de los fuertes y él se convertiría en uno.
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Tomas mi mano, me sonríes. Siempre sonríes. Aun con las marcas a fuego en tu cuello.
- Tienes frió?
- Kyuhyun, me llamo Kyuhyun…
No dices nada. Tomas un abrigo, lo pones sobre mis hombros y me abrazas. Tu calor me envuelve.
- Siwon…
- Kyuhyun?
- No tengo a donde ir…
- Quien dice que no?
- Pero…
Tomas mi mano, enlazas nuestros dedos bañados en sangre. Me llevas al exterior y la suciedad se lava bajo la lluvia.
Sonríes.
- Vamos Kyuhyun, vamos a nuestra casa…
Un lugar donde solo sobrevive el vencedor. Un mundo cruel. Pero, en este mundo he encontrado un hogar.
<< Siempre que estés conmigo, mi hogar jamás desaparecerá >>