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Tatto por KureijiKamo

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Notas del fanfic:

One shot. Sasuke x Naruto 

Notas del capitulo:

Bueno, es el primer Shot que bajo, este pequeño fic esta posteado tambien en Mundo Yaoi. Soy la misma autora. Espero que sea de su agrado n.n/

No había sido fácil sobrevivir en el extranjero, pero tenía un puesto de trabajo estable, y que mejor que haciendo lo que más le gustaba, tatuar.

Llevaba cinco años en Inglaterra, poco a poco ha ido acostumbrándose al tipo de vida que llevaban por allá, muy diferente con la cual se había criado en Japón, su país natal. Pasaron muchas cosas interesantes haciendo tatuajes permanentes, conoció a varias personas pero estaba convencido de que no consideraba a ninguno como a un amigo. Mantenía sus sentimientos muy ocultos desde que su familia le dio la espalda, adivinando su “desafortunado” futuro cuando un día llegó, excitado, con un tatuaje recién hecho -y el primero- en su antebrazo.

Cuando empezó en ese negocio, nunca encontró otra vez esa sonrisa sincera de su familia, porque desde el primer momento lo consideraron la oveja negra de la familia por el hobby que desarrolló en su adolescencia, y que con el tiempo se convirtió en un trabajo más que en un simple pasatiempo, del cual tenía un don.

Suspiró. Su mirada estaba perdida.

Había pasado mucho tiempo desde que se independizó.

-          Uno de calavera te quedaría genial.

-          Por ahí debe ver uno.

-          Busca, busca.

-          No se emocionen que el que se hará el tatuaje seré yo.

-          Que cruel eres, se cree machito porque se hará un tatuaaajeee.

-          Se cree Chuck Norris, pero tendrías que hacértelos en los huevos para creértelo.

-          Jajajajaaa.

-          Mejor no, porque si no el amigo se quedaría sin máquina para trabajar, ja ja ja.

-          Que gracioso…

Aquella conversación lo distrajo de su mar de pensamientos sobre el pasado. No supo porque de pronto recordaba eso, simplemente se había concentrado mucho mientras veía como su cliente elegía junto a unos amigos que tatuaje hacerse; diseño que buscaba en un pequeño libro de fotos de trabajos que había hecho en el pasado.

-          ¿Ya se decidieron?- preguntó, poniéndose de pie, notando que en el exterior el cielo recién se estaba oscureciendo.

-          Un momento amigo, elige rápido- le susurró el más alto al animoso joven que pronto tendría un primer tatuaje permanente. Calculó unos 17 años al protagonista, aun se preguntaba porque permitía a menores en su tienda, pero era cierto que necesitaba el dinero y ahí la juventud era muy curiosa y decidida.

-          ¡ya, amigo!, esteeee- y otro acompañante le señaló la fotografía.

-          Vale, prepararé la maquina, quiero que te sientes en…

Y sin que lo dejen continuar, los entusiasmados estudiantes iban preparando al  valeroso amigo en la camilla, de cuero, donde todos se esforzaron para caber.

Suspiro nuevamente, tenía que aguantar esas actitudes todo el tiempo. Preparó la infaltable tinta, la máquina, el tubo, la aguja correcta, lo conecto al transformador y estaba listo para tatuar.

-          Lo siento amigos, pero solo necesito al chico que se hará el famoso tatuaje- comunicó al grupo, haciendo ruido con la maquina al encenderla.

-          Vale, vale- y uno por uno con cara de decepción fueron desfilando a la otra habitación. El lugar era pequeño, solo contaba con dos pequeños cuartos.

-           Bueno, déjame marcarte el dibujo, y luego procederé a aplicarte la tinta- indicó, tomando asiento frente a él. Apagó la máquina y la dejó en una mesa cercana donde estaba  todo lo que necesitaría.

-          ¿Cuánto d-demorará?

-          Por el dibujo, tamaño y el sombreado, creo que una media hora.

-          No es mucho.

-          No, pero dependerá si no huyes frecuentemente de la aguja.

El menor sonrió. Le había dado en el punto a la conversación. El chico rio nerviosamente y trato de distraerse con los cuadros de increíbles tatuajes colgados por toda la habitación, quizás autoría del azabache frente suyo.

-          ¿Dónde lo quieres?

-          Aquí…

-          ¿Seguro? ¿No se enojarán tus padres?- preguntó, siempre con un tono burlesco.

-          No creo que se den cuenta, soy bueno en eso, jeje.

-          Oh, ya veo- y sin algo más que decir colocó la pequeña figura en el antebrazo, cerca a la muñeca, para marcar lo que sería el futuro tatuaje.

-          Bien…, comenzaré.

El reconocible ruido de la máquina se escuchó nuevamente encendida.

 

 

Pasaron un par de horas desde el último trabajo que tuvo. Estaba muy tranquilo, fumando ya el tercer cigarrillo del día. No tenía muchas distracciones en su puesto de trabajo, solo un pequeño equipo de música que utilizaba para concentrarse en sus tatuajes.

Se recostó en la camilla y observo el exterior por la entrada de vidrio. La gente siempre iba deprisa, estaba ya acostumbrado trabajando años en una calle tan transitada como esa. Vio que se acercaba otro grupo de chicos y apagó pacientemente su cigarrillo.

-          ¿A cuánto el tatto?- preguntó informalmente uno de los chicos. Eran más jóvenes que el grupo anterior.

-          Depende…- respondió, clavando su mirada tan negra a los menores para imponer respeto y mandato en su lugar de trabajo.

-          Solo queremos unas palabras a nuestro amigo- y abrazó bruscamente por el cuello a un chico delgado, uno mucho más rubio que todos allí- ¿no, Naruto? quieres un tatuaje- y rio mientras los demás lo seguían en cadena, complicidad se veía en su mirada cuando se dirigió a sus amigos. El ojiazul parecía asustado, pero también sonrió.

Empujaron a Naruto a la camilla, donde el rubio velozmente trató de recuperar la postura para no verse inofensivo ante un extraño. El pelinegro solo mantenía su expresión serena, pero comprendía  la situación del ojiazul, era obvio, también había pasado por eso antes de entrar a la pubertad, donde uno para evitar la soledad prefería estar mal acompañado con niños que no habían recibido cariño alguno; y que disfrutaban haciendo la vida imposible a chicos que se mostraban inocentes, felices, manipulándolos con amenazas, como él  fue víctima alguna vez.

Aquel rubio no pasaría de 15 años y se veía tan frágil, pero él no era nadie para sacar conclusiones tan fácilmente, no sabía si la vida estudiantil en ese país era como lo había vivido en el suyo. Y aquellos ojos azules se avergonzaron cuando notaron su mirada interesado en su persona, lo veía inconscientemente como otro peligro decidido en mandar en su vida por conveniencia o pura diversión.

-          ¿Qué quieren que escriba?- preguntó el moreno, suspirando y extrayendo otro cigarrillo mágicamente de sus manos.

-          Mmm, ¿Qué cosa?- preguntó el mayor a sus amigos, divertidísimos- ¡Ya lo sé! ZO-RRI-TA, porque es nuestra mascota y te cae de lujo, ja ja ja- y los demás le siguieron la risa. El azabache fingió otra risa, viendo como Naruto miraba el suelo, con esos ojos siempre tristes, pero dibujando- como era ya una costumbre- una sonrisa en sus labios.

-          ¿en qué lugar?

-          ¡aquí!- y el chico acarició sus clavículas, fuertemente.

-          …- volteó a ver al rubio para confirmar el lugar, pero esta vez esos ojos azules se clavaban en él, pero no decían nada, no dijo nada en ningún momento-. Bien… prepararé todo, esperen un momento- y entró al cuarto continuo, escuchando las risas de los menores que, adivinando la escena, estarían burlándose del rubio por su debilidad.

Cuando volvió con todos los materiales, el grupo revolvía bruscamente el cabello puntiagudo de Naruto, que sonreía, sonreía, siempre sonreía, siempre tristemente.

-          Creo que quedaría mejor que estuviera en otro idioma- comentó, con algo en mente.

-          ¿eh? ¿En qué idioma? ¡ya se! ¡Chino!, te quedaría genial Naruto ja ja ja- y volvieron a reír.

-          Se japonés.

-          Se nota en tu cara, ja ja ja

-          …

-          Fue un mal chiste… ¡Vale! Que sea en japonés. Mira Naruto, soy bueno contigo ja ja ja

-          …  

-          Bueno, el chico que se quede conmigo, pueden sentarse por allá.

-          ¿eh? ¿No nos podemos quedar?

-          No, son mis reglas- contestó fríamente.

-          Vale, que pena, quería ver la cara de Naruto llorando, ja ja ja

Y riendo se retiraron, quedando solamente el azabache y el rubio solos en la habitación.

-          …

-          …

Se colocó frente al chico.

-          Para comenzar, necesito que te quites tu polera…

-          …

No respondió, simplemente obedeció. Se quitó la prenda lentamente, con frío,  llamando la atención del azabache por su torso bronceado, como si hubiera nacido así.

-          Bien…, siéntate, quiero que quedes más arriba que yo.

Obedeció siempre sin palabras, con la mirada perdida en los instrumentos que el moreno utilizaría en su cuerpo.

-          Dolerá un poco más que en cualquier parte, el hueso aquí está más cerca- le explicó, acariciando la clavícula del menor, provocándole más escalofríos. Sus miradas chocaron.

-          ¿estás seguro de hacerte el tatuaje ahí?

-          …

-          tus padres podrían enojarse- volvió a tocar el tema, tratando de poner un ambiente menos tenso en la habitación.

-          …

-          ¿hm?

-          No tengo padres…

Sorprendió con su respuesta al pelinegro, no solo por la información, sino porque era primera vez que escuchaba la voz del rubio.

-          Oh…- susurró, subiendo nuevamente la mirada a la azulina- ¿de verdad piensas dejarte tatuar zorrita?

-          No tengo opción…

-          …

Examinó la zona y la limpió con un algodón húmedo.

-          Preferiría estar solo que acompañado de imbéciles como ellos- le habló, seriamente-. ¿Quieres escoger el tipo de letra?

Naruto negó con la cabeza, ignorando su comentario anterior.

-          Entonces la escogeré yo, o… ¿prefieres que lo hagan tus “amigos”?- se ganó una mirada rápida del ojiazul, avergonzado, cansado, y eso le divirtió la situación.

No dijeron nada más, el azabache sonriente dibujó las letras dichas en forma de arco por debajo del cuello, desfilando por el medio de las clavículas. Pensó en encender el equipo de música para hacer más amena la “conversación”, pero prefirió que no, porque de pronto deseaba silencio y más tiempo para conocer al kitzune con la mirada triste, pero con ojos tan profundos como los suyos. Al terminar y sintiéndose satisfecho por su nueva creación, se colocó un nuevo par de guantes de látex y decidió empezar el proceso para inmortalizar la palabra en el cuerpo acanelado de Naruto.

 

Naruto temblaba, pero trataba de controlar sus emociones. Escuchó la maquinilla de trabajo del azabache y temió más, pero sin embargo no huyó.

-          Tranquilízate, necesito que estés relajado- le dijo, acercando el tubo al torso del rubio.

-          …

Cerró los ojos y pensó en su comida favorita, pero no fue suficiente para calmarlo, especialmente  cuando sintió finalmente la aguja en su piel.

 

El mayor estaba concentrado en su trabajo marcando la tinta en la piel del chico, su rostro estaba muy cerca y el rubio sentía su respiración tranquila. Dolía, empezaba a doler pero podía aun soportarlo. Inexplicablemente y sin que pudiera evitarlo lagrimeó un poco, pero se controló y observó por toda la habitación para encontrar una distracción. El recorrido terminó en la cabeza azabache con peinado llamativo, fue bajando la vista, encontrando sus brazos fuertes, ambos llenos de tatuajes, de cada tipo, dibujos y letras. Fijó la mirada en el tatuaje, la primera letra japonesa tomaba su forma, una de tres que serían en total.

-          Las letras son simples- habló el mayor, limpiando y entintando una y otra vez-. Se dice Kitsune, sea zorro, zorra o zorrito.

Explicaba y Naruto siempre en silencio, observando fijamente los ojos negrísimos y concentrados del chico, su piel clara, la forma en que movía la maquina en su piel, y finalmente veía otra vez los tatuajes que adornaban sus brazos. El dolor iba disminuyendo.

-          ¿Por qué dejas que te traten así?- saco nuevamente el tema, subiendo la vista y topándose nuevamente con la mirada del ojiazul.

-          …

-          ¿no quieres hablar sobre eso?

-          No…

Seguían mirándose, y el moreno se dio cuenta que era difícil para el rubio; además de tener una aguja encima. Su mirada se perdió nuevamente. Siguió entintando, estaba ya en el segundo símbolo. Mientras lo hacía miró nuevamente al niño, quería ver su expresión mientras lo tatuaba, cosa que consiguió; este cerraba fuertemente los ojos y tenía la expresión más triste que había visto en su joven vida.

-          ¿duele mucho?

Y Naruto respondió moviendo rápidamente la cabeza de forma negativa, no quería verse frágil, no ante una presencia tan dominante.

Podía olerlo. El temor se iba apoderando de él, cada vez más.

-          Naruto… ¿te llamas así?- le preguntó, porque en su cuello notaba la tensión que iba aumentando mientras más avanzaba en el tatto- ¿Sabías que tu nombre en Japón es un ingrediente para una comida?

-          ¿eh? ¿d-de verdad?

-          Si, para el ramen…

-          ¿…?

-          Hm…

-          ¿Y el tuyo…?

-          ¿Mi nombre?- asintió-. Mi nombre es Sasuke, viene de un ninja que se supone que existió en Japón.

-          Oh…

 Y Sasuke sonrió, el rubio se iba abriendo para la conversación.

La piel del chico se iba tornando rojiza a causa de la aguja, pero se iba acostumbrando de que pronto tendría luciendo un tatuaje, por suerte estaba en otro idioma- pensaba positivamente el menor. Otra vez miró al azabache, este había fruncido el ceño, debería estar en una parte dificultosa para ponerse tan serio, pensó, porque quería ver otra vez su mirada clavada en los suyos.

-          ¿tienes hermanos, Naruto?- preguntó de repente.

-          No…, no tengo.

-          ¿con quién vives?- mientras limpiaba y hundía la aguja en mas tinta.

-          Vivo solo, el estado me cuida. No tengo familiares.

-          Entonces si has conocido a tus padres- Naruto asintió, mientras con ambas manos apretaba fuertemente la camilla para controlar el dolor-. ¿Cuántos años llevas viviendo solo?

-          Es mi primer año... aun no me adapto.

-          Entiendo- se detuvo  y levanto la vista- ¿no has pensado vivir con una familia?

-          No quiero a otra familia, siento que puedo sobrevivir…

-          ¿así?

-          ¿eh?

-          Con este tatuaje…

Se quedaron callados. Sasuke tenía razón, ¿Cómo podría vivir con ese tatuaje, que figuraba una cadena entre los chicos y el, que lo manipulaban aprovechándose de su falta de autoestima? Apretó más el asiento, lagrimeando, y no por el dolor del tatuaje que el mayor había retomado, si no porque se daba cuenta de lo que hacía con su vida, o con lo que hacían con su vida.

Gimoteó.

-          ¿Duele tanto?- pero los jadeos continuaban y volvió a fijarse en Naruto. Su torso temblaba y no podía continuar de ese modo.

Quería llorar. Las mejillas del rubio estaban sonrojadas y aunque apretaba fuertemente sus párpados, lágrimas podían escaparse. Lo miró, lo miró con tristeza pero no dijo nada, no pensó en nada.

Solo dejó que llorara…

 

 

-          ¿Listo?- preguntaba el chico, corriendo al lado de Naruto para poder admirar el tatuaje que ahora adornaba sus clavículas- ¡Quedó genial! Ahora nuestro rubio luce bien.

-          Ja ja ja

-          ¿Qué tal, Naruto? ¿te gusta?

-          Si, si…

Volvía el grupo a reír, y Sasuke se quedaba en una esquina, contando el dinero por su trabajo terminado.  Observó al ojiazul, sus ojos estaban un poco hinchados por las lágrimas pero seguía sonriendo y luciendo su torso desnudo, los tres perfectos símbolos japoneses relucían en su brillante piel.

-          ¿Tanto dolió Naruto? tus ojos están rojos Jajaja- y seguía sonriendo, sentado en la camilla, buscando su polera con la vista.

-          Ya vámonos, tenemos que llegar para la película- decía otro chico, avanzando a la salida.

-          Claro, claro, fuimos a comprar entradas mientras estabas aquí. Es una de terror, uuuuh- canturreaba, abrazando bruscamente a otro compañero por el cuello-. Vístete rápido Naruto, nos adelantamos.

-          Si…

-          Gracias amigo, quedó de lu-jo, vendré a hacerme uno más adelante- se despedía, estrechando las manos con el mayor.

-          Claro, claro…

Se retiraron, entre risas y golpes mal intencionados.

Naruto agarró su polera y se concentró a colocársela. El azabache se quitó sus guantes y comenzó a limpiar sus instrumentos de trabajo, le había entrado sueño y quería llegar a su cuarto pronto, uno pequeño donde recientemente se había mudado.

-          Supongo que no es tan feo tener tatuado el nombre de un animal- hablo el rubio, admirando nuevamente el tatuaje en el espejo más cercano que encontró.

-          No te tatué eso…

-          ¿eh?

Sasuke volteó a verlo, sonriente.

-          Tatué “libre”

-          …

-          Cuídate “kitsune”, espero verte de nuevo- y aun con esa sonrisa arrojó sus guantes de látex, los algodones sucios con tinta y entró al baño, dejando mudo al menor.

Naruto no dijo nada más, se terminó de acomodar y salió, pero otra vez sus ojos se llenaban de lágrimas.

 

 

 

Al día siguiente, al atardecer, Sasuke estaba tranquilamente fumando y escuchando música en su equipo. Vestía ropa más negra, pantalones que encajaban perfectamente a sus piernas, y una polera más cómoda y floja que la del día anterior. Estaba recostado en su camilla observando el techo y pensaba en muchas cosas, otra vez en el pasado. No tenía ganas de trabajar ese día, sin embargo estaba ahí, pero las puertas del lugar aun estaban cerradas. Había estado limpiando su cuarto durante dos horas luego de dos semanas llegando solo a dormir, levantándose por la mañana y salir, siempre estaba fuera.

Fue un atardecer raramente soleado. Era agradable de vez en cuando sentir los rayos del sol- sea débiles o no- en el rostro mientras te diriges al trabajo. 

Mientras sus pensamientos salían de una cosa para entrar a otra, y de esa a otra analogía, se dio cuenta que una cabeza rubia trataba de ver por el vidrio al interior, era Naruto. El chico se dio cuenta que estaba cerrado, pero Sasuke al verse aburrido y solo, apagó su cigarro y corrió a la puerta para evitar que desapareciera.

-          ¡Kitsune…!

-          ¡! Hola…

-          Pasa, ya iba a abrir- le dijo, dibujando una privilegiada sonrisa, ingresando primero.

-          Ah, no… yo solo pasaba a-

-          A nada, pasa y hablamos, estoy aburrido- y tomó asiento, mirando directamente al ojiazul.

El menor no estaba igual que ayer, y de eso había una enorme diferencia. Notó su enorme cansancio cuando se dio cuenta que su vista fallaba, pues no pudo ver el rostro del menor completamente como el día anterior, no pudo ver la vergüenza en sus ojos.

Estaba golpeado.

Había vendajes envolviendo cada una de sus manos y gran variedad de curitas adornaban su mentón y pómulos; sus ojos azules estaban libres de moreteados y a salvo. La mirada de Naruto estaba perdida, y a la vez avergonzada, entrando lenta y tristemente al lugar.

-          ¿Y eso?

-          …

-          ¿fueron tus “amigos”?- Sasuke se puso de pie y sostuvo delicadamente la cabeza de Naruto, obligándole a subir la vista- ¿quieres hablar de ello, rubito?

Ambos tomaron asiento.

-          Yo… quería darte las gracias. Esto…- acarició su torso donde la mitad del tatuaje podía verse gracias al diseño de la polera que llevaba puesta -, esto me hizo pensar mucho, así que ayer, antes d-de entrar al cine, pensé en lo que me dijiste y m-me detuve.

-          …- el azabache escuchaba atentamente, observando como la mano de naruto descendía a su pecho, siempre con la mirada baja.

Sonreía, sonreía de verdad.

-          M-me detuve y me miraron furiosos, pero, aun así… hablé, hablé con ellos- bajo la mano y levanto la vista. Sus ojos estaban brillosos.

-          Hacía tanto tiempo que no decía lo que pensaba…-observó sus manos heridas-, y aunque me golpearon, no borré esta sonrisa. Y nunca lo haré, Sasuke- sus miradas chocaron, había mucho orgullo en la mirada azulina-. Nunca dejaré esta sonrisa, y es que…

¡Soy libre!

 

 

Rozó con mucha delicadeza su tatuaje una y otra vez ya que dolía. Estaba feliz de tener esos símbolos adornando sus clavículas, era increíble como unas pocas palabras podían cambiar tantas cosas, después de todo ninguno de los dos hablaba mucho. Sasuke fumaba otro cigarrillo, sonriente, sintiendo la calidez que desprendía el menor.

-          Me has caído bien, Naruto- se puso de pie y aspiró profundamente de su cigarro-. Te haré un tatuaje, gratis.

Mientras decía eso, el humo se esparcía desesperadamente por la habitación, sacando de su mundo a un rubio que respiraba el aroma de su segundo cigarro. Lo apagó casi completo mientras se levantaba ansiosamente.

-          ¿eh? No es necesario…

-          Recuéstate ahí, tengo un dibujo perfecto para ti- ignoraba a Naruto, entrando a la habitación continua.   

Era cierto que se liberó de algo que lo hacía infeliz, pero también era cierto que al salir de una situación estaba el temor de entrar a otra, y aun tenía miedo del moreno tan activo - razón por la cual le costó mucho volver sólo para agradecerle-, y que ahora, después de tanto dolor físico y mental, tenía que enfrentarse a más dolor y hecho por otro tatuaje, uno gratis –el segundo que no le dolería a su bolsillo-.

Eso era bueno… trataba de pensar.

-          No es necesario…- decía, estirando su cuello para lograr ver a un Sasuke preparando rápidamente todo para el famoso tatuaje. El mayor no respondió, apareció con todo listo.

-          Tómalo como un “felicitaciones”, porque es algo de lo que sentirse orgulloso- y le sonrió, enseñándole un libro con muchas fotografías-. Este es lo que quiero hacerte.

Era un tatuaje grande. Se trataba de un zorro, pero no era uno cualquiera, el animal tenía nueve colas y el diseño era inexplicablemente asombroso.

-          ¿tú has hecho eso?

-          No, aun no lo hago, es un tatuaje que un compañero me pasó y siempre he querido hacerle a alguien ¿Qué te parece? Estupendo ¿no?

Naruto sonrio y asintió, admirando de cerca la fotografía.

-          Es grande… y es rojo, con solo verlo también siento el dolor.

-          Eso sí, pero valdrá la pena, te lo prometo. Sera en la espalda ¿Qué te parece?

-          … ¿no se p-puede un lugar más oculto?

-          ¿Cómo donde? Hm, tengo una idea, puede ser todo esto- y señalo en su propio cuerpo desde su cadera hasta la mitad de un muslo, en todo un extremo-. No cualquiera lo verá, aun si te pones ropa de baño solo se verá una corta parte.

-          Ooh, es un buen lugar.

-          ¿comenzamos?

-          ¿eh? Ah…- miró al azabache y nuevamente se rindió ante su presencia-. D-de acuerdo.

-          Bien, solo necesito dos cosas; la primera, que te recuestes completamente; y la segunda, que bajes tu pantalón, no pienso hacer el tatuaje en la tela.

-          ¡¿eh?!

Se sonrojó pero lamentablemente el moreno tenía razón. Sus manos temblaron y volvió a recapitular su decisión, quizás debería ser en la espalda, pensó, pero sería muy problemático para él. Suspiro y esas mismas manos ahora sudorosas se dirigían a su correa. La desabrochó lentamente, observando con sus ojos avergonzados de vez en cuando al pelinegro. Este no lo observaba, iba preparando su máquina y la aguja que le haría temblar por un largo tiempo estaba ya instalada. Se quitó un zapato para sacar la pierna izquierda del pantalón y dejarla descubierta, pero al hacerlo surgió otro problema.

Su ropa interior.

Se ruborizó más y miró al mayor, este sonreía, se daba cuenta de la situación en la que estaba y rio. Fue a la siguiente habitación, y cuando volvió Naruto estaba con la parte inferior desnuda, eso sí, su ropa interior y pantalón cubría su entrepierna, también parte de su polera lo cubría –siendo esta grande para el- y su rostro se escondía, como era ya frecuente.

-          Bien…- el rubio escuchó como el tatuador tomaba asiento cerca de su cintura. Sintió su respiración.  

-          Naruto, voltea mas, necesito ver el costado de tu cuerpo completamente.

Pero el ojiazul no quería, porque obviamente al hacerlo el azabache vería parte de su glúteo.

-          Sé que es vergonzoso, pero hay peores sitios donde la gente se hace tatuajes, créeme- y con una carcajada pequeña palmeó suavemente el muslo del menor-. Vamos… o ¿prefieres estar de pie? Mejor para mí.

Naruto lo miro y negó rotundamente, rojísimo,  moviendo su posición de inmediato.

-          ¿así?- preguntó, casi en un susurro.

-          Si, está bien.

Comenzaré…

 

 

Jadeaba por el dolor, pero eso no impidió ver la cara concentrada de Sasuke, aquella mirada clavada en su cadera, desnuda, que acariciaba con frecuencia por el tatuaje que empezaba a formarse, del cual aun faltaba mucho. Los minutos pasaban, y Naruto sentía adormecido el lugar, pero estaba cálido, su pecho se mantenía cálido viendo al moreno hacer su trabajo, tan cerca de él, tan bello y misterioso, daría todo para saber lo que pasaba por su cabeza porque desde que comenzó el dibujo no dijo nada, solo el sonido de la máquina se escuchaba.

Ese fastidioso sonido para sus oídos.

Cada vez le despreocupaba mas estar semidesnudo ante un extraño, pero que dejaba ya de serlo. Miraba sus ojos negros,  sintiendo más que nunca su mano sujetándole fuertemente la cadera, y así observándolo fue cerrando los ojos, aun con el dolor, pero recordando siempre al azabache.

 

 

Cuando acabó, luego de casi dos horas, Sasuke levantó la vista y se dio cuenta que el rubio estaba profundamente dormido. Tenía muchas interrogantes en la cabeza sabiendo que el zorro con sus nueve colas fue un gran esfuerzo llego de contratiempos y dolor, pero que aun así fue capaz de dejarlo dormir. Se puso de pie en silencio y observó mucho mejor el tatuaje, sin duda una de sus mejores obras.

-          Está muy dormido…- susurró, pero dibujó una sonrisa y saco una cámara de fotos entre sus cosas. Fue una rápida fotografía a escondidas del zorro, la cual guardó y admiró en el cuerpo de Naruto donde el animal estaba inmortalizado.

 

 

Naruto despertó poco después.  Había oscurecido totalmente y lo primero que vio fue la habitación silenciosa, con solo una lámpara alumbrando. Le costó reconocer donde estaba. Parpadeó varias veces y luego de varias imágenes poniéndose en orden en su cabeza se acordó de un par de ojos negros haciéndole un tatuaje. Revisó de inmediato su cuerpo, pero más le avergonzó saber que estaba totalmente vestido.

Estaba rojo, casi no le dolía la zona, pero era increíble como una persona podía hacer algo tan bello con una mano. Aun le costaba creer que tenía el zorro verdaderamente en su piel, rojo, con esas nueve colas tan largas y peligrosas. Nuevamente se vistió y se puso de pie aun soñoliento para asomarse al otro cuarto, pero mientras más se acercaba, más notaba el olor a cigarro que venía embriagándolo desde el día anterior.

Sasuke estaba de pie en la puerta, siempre fumando y ganándose las miradas de cada persona. Notó la presencia del ojiazul.

-          Ya despertaste…

-          Lo siento…

-          Descuida. Me preguntaba si te dormiste de sueño o por el dolor.

Ambos esbozaron una sonrisa.

-          No… no recuerdo, creo que fue de sueño.

-          Ya veo, me estaba asustando, aunque es muy raro- inhaló bien de su cigarrillo y expulsó todo el humo por la nariz. Se acercó a Naruto.

-          ¿viste el tatuaje?

-          Si, un poco.

-          Ven para verlo mejor.

Siguió al moreno a la habitación de adentro, este prendió la luz y arrojó su cigarro al suelo, pisándolo de inmediato. Acercó la lámpara al cuerpo del menor.

-          …

-          ¿Qué esperas? Bájate el pantalón…

-          Jejeje.

Le hizo caso.

Quizás debió decirle que lo vio claramente, pensó, pero era demasiado tarde y no quería verse más nervioso ante el mayor.

Se bajó lentamente el pantalón, la diferencia ahora era que estaba de pie y solo tenía una mano para ocultar su entrepierna; además le ponía los nervios de punta al notar que el pelinegro se había arrodillado.

-          ¿Hmmm? ¿Qué te parece?- y sujetó con una mano el muslo del rubio para acercarlo a la luz de la lámpara.

-          Wo… esta genial- y tembló al sentir nuevamente las manos grandes y calientes del azabache.

-          Si…- apagó la luz y levanto la vista. Vio a Naruto ruborizado, desesperado por escucharlo decir que se suba el pantalón. Bajó la mirada nuevamente al tatuaje, al Kitsune tatuado en su cadera, y subió a admirar los símbolos japoneses en las clavículas del chico.

Soltó el muslo y de inmediato Naruto se subió el pantalón, nerviosísimo, sin saber cómo despedirse.

-          ¿t-tienes hora?

-          Aun es temprano, recién son las 7.

-          Debo regresar…

-          …

-          Aunque no haya nadie esperándome, jeje…

Sasuke sonrió y extrajo otro cigarro de sus bolsillos.

-          Si quieres irte solo vete, no te sientas obligado de agradecerme toda la vida- y lo encendió, aspirando de él inmediatamente.

El rubio se quedo callado. Bajó la vista, triste, apretando fuertemente sus puños. El olor del cigarro nuevamente llegaba a sus fosas nasales.

-          ¿Te molesta el humo?- le preguntó.

-          No… m-me gusta.

-          Oh…- y se quedó quieto mirando al menor, inmóvil, adivinando muchas cosas con tan solo verlo- ¿Quieres quedarte un poco más?

Y como si hubiera acertado en los pensamientos de Naruto, este le miró sorprendido, con ojos asustados a la soledad. Asintió, y tomo asiento en la camilla donde había dormido por un par de horas. El moreno también tomo asiento, al lado de él, sin saber que decirle a un rubio con problemas de autoestima.

-          Etto…

-          …

-          …

El cigarro se iba consumiendo y Naruto solo se concentraba en oler, en oler profundamente el humo que exhalada Sasuke por la boca.

-          ¿quieres probar?

-          ¿eh?

-          El cigarro- y lo quitó de sus labios para ofrecerle.

-          N-no, no se fumar.

-          Es fácil.

-          …

Otra vez esa mirada negra clavándole el alma. No estaba convencido, pero sujetó torpemente el cigarrillo y dio una gran bocanada de él.

-          Retenlo…- le susurraba el azabache, sujetando también el cigarro.

El rubio no evitó toser, tosía mucho y le arrancó otra sonrisa al mayor. Se avergonzó, pero resultó un reto para él.

-          Otra vez… retenlo… así- y Naruto inhalaba, nerviosamente-. Ahora bótalo- y lo hizo, tosiendo más.

-          Jaja...

Ambos rieron, y el ojiazul admiró al pelinegro, que lograba mostrar completamente sus dientes en una simple risa.

-          Necesitas practicar más…

-          De alguna manera relaja.

-          Si… pero no abuses como yo, es mi noveno cigarrillo de hoy.

-          Wo…

-          Mas demoro en comprarlos que en acabarlos.

-          Vi apagados cigarros completos…

-          Ya es un hábito, por eso gasto mucho en ellos. Creo… que soy un mal ejemplo para un chico como tú.

-          Jeje, no, está bien…

Se sonrieron y el azabache apagaba el cigarrillo.

-          Eso.

-          ¿hm?

-          Ni siquiera estaba a la mitad…

-          Dije que es otro mal hábito- y rio, sacando encendedor y otro cigarrillo para ofrecerle al menor.

-           No, gracias. Creo que prefiero olerlo…

-          Oh… pero hacerlo te daña mas.

-          Solo será un momento…

Vio como el ojinoche encendía profesionalmente el tabaco. Vio como sus delgados labios disfrutaban el contacto y como también se curvaban para dejar al humo salir. Lo miraba fijamente, admirando a un “chico malo”.

-          ¿De verdad no quieres uno? Te siento demasiado cerca.

-          ¡lo siento! El olor es exquisito.

-          ¿así?- asintió.

Dio una gran bocanada del cigarro y soltó el humo en todo el rostro del chico, haciéndole toser un poco, pero igualmente este disfruto con los ojos cerrados de toda la ola de humo invadiendo sus sentidos. Sasuke lo miró, sus vendajes, su tatuaje diciendo “libre” y que supuestamente decía Kitsune, su piel acanelada, mismo color de su cadera donde trabajó; pómulos morados, labios entre abiertos para recibir el humo que lo emocionaba, el mismo que dañó su garganta un momento. Ahí estaba Naruto, un chico que lucía tan inocente al lado suyo.

Frunció el ceño. Antes que el menor vuelva a abrir los ojos aspiró nuevamente de su cigarrillo y contuvo lo más que pudo el humo. Sujetó fuertemente de la nuca al menor y acercó su rostro a la de él, deteniéndose en escasos centímetros de su boca. Naruto lo miraba, con sus ojos bien abiertos, sorprendidos y asustados. Sintió como el mayor dejaba salir lentamente el humo en sus labios, pero inconscientemente fue inhalando el mismo aire contaminado, entrecerrando sus ojos, disfrutando de la calidez que los separaba.

El cigarro nuevamente se alojó en los labios del azabache, aspiró más y Naruto no intento escapar, esperó, y otra vez el humo aparecía, esta vez en su nariz, disfrutando el olor tan relajante que se infiltraba en su organismo y que con seguridad dañaría sus pulmones.

Ninguno de los dos sabía lo que pasaba, pero no se separaban. Sasuke aspiraba más y más del cigarro y lo expulsaba en el rostro del rubio, manipulado con su presencia, con sus labios que se acercaban más y más a los suyos. Se movió, pero fue para acercarse más al chico. Lo iba recostando en la camilla, cegado por el humo, sordo por el silencio; y el cigarrillo seguía prendido, casi por acabarse por primera vez.

El humo se disipó, y solo quedaron ellos, oliendo de la boca del otro, solo un pequeño roce de bocas los separaba unidos por un fino hilo de humo. Abrieron los ojos, pero ya no sabían que pensar. Se separaron un poco, siempre mirando al otro. Olieron, olieron el humo aun en la habitación, y Naruto, asustado por la situación tan inesperada e inexplicable se encontraba inmóvil, situación que aprovechó el moreno, que ni dudoso y perezoso sujetó la cadera tatuada del menor y decidió ir por la boca de este…

Otra vez el olor a cigarro.

Y una voz desconocida que interrumpía…

-          ¿hay alguien? ¡Queremos un tatto!

Se separaron de inmediato. Sasuke botó el cigarro y lo pisoteó para encaminarse a la otra habitación, había una pareja curioseando el lugar por atención.

-          ¿si puedes?- preguntó la mujer, con muchos piercing en la oreja al igual que el novio, un chico más pequeño que ella.

-          Bueno…

Naruto cruzó el cuarto, con el rostro oculto.

-          Me voy… gracias por el tatuaje- susurro y salió.

-          Eh ¡Kitsune!

-          ¡…!- Naruto volteó, ya fuera del lugar.

-          Vuelve pronto- soltó el azabache, despidiéndose con lo que sería una sonrisa.

El menor también sonrió, asintiendo. Siguió caminando lentamente, aun oliendo el cigarro, acompañados de escenas donde el azabache tenía espacio y protagonismo. Se ruborizó completamente, y siguió caminando, siempre lentamente.

El mayor no le quitaba la vista de encima, pero se dio cuenta que lo esperaban. Volteó, desanimado para atenderlos.

-          ¿Dónde quieres el tatuaje?- preguntó, mirando en el exterior una cabeza rubia que seguía alejándose.

-          Pues…- el chico se rio con complicidad en la mirada de su pareja-, lo quiero en el pene.

-          …

-          Jeje…

-          Oh…- titubeó un poco y miró al par-. Pues si que puedo, pero necesito que el miembro este erecto.

-          Ooh, eso no es problema- hablo la chica, que se arrodilló frente a su novio y comenzó a abrirle la cremallera del pantalón juguetonamente.

Sasuke solo abrió los ojos mientras el chico le mostraba una sonrisa tonta y orgullosa a su enamorada. Sonrio y desvió la vista, concentrándose en solo ver un punto amarillo muy lejos, uno que le dejó con las ganas de más de un beso.

-          Creo que ya está- dijo la chica, terminando su felación sonriente y divertidísima, donde el azabache solo fingió otra sonrisa y preparó las cosas para el tatuaje. Ya escuchaba al chico delirar de dolor, mira que querer hacerse en un lugar tan delicado como la entrepierna.

Se divertiría, pero no sería tan agradable cogerle el sexo a un desconocido por trabajo, aunque prefirió ya no preocuparse por eso. Su mente viajó nuevamente en recuerdos, en esos roces de labios con aquel Kitsune y el olor a cigarro que fue testigo en la habitación; ambos recordaban ese olor.

 

 

Habían pasado varios días, pero después de largas noches con un lío de pensamientos en su pobre cabeza agotada- la cual no estaba acostumbrada-, finalmente decidió estar allí; a esa hora, ese día, con esa ropa, con ese miedo y emoción que mostraba su rostro al estar frente al conocido puesto de “Se hacen tattos”. Estaba ya abierto, pero no veía a nadie dentro. Se acercó un poco más, su corazón latía tan fuertemente que en un momento llego a asustarle.

Luego de haber salido corriendo de ese lugar a su pequeño cuarto que habitaba, lo primero que hizo fue tumbarse en su cama, emocionado y confundido,  pensando en los labios contaminados que por un momento lo hizo- en todo su significado- suyo con una nube de humo. Estuvo días y noches temblando al pensar que estaría enamorado de un hombre como aquel, que parecía tan inalcanzable para las chicas o para él, que era de su mismo género.  Tuvo miedo, mucho miedo, aun cuando sus antiguos “amigos” venían a fastidiarlo él seguía pensando en aquel moreno que le obsequió un zorro inmortalizado en su cadera.

Se sonrojó al recordar sus manos tocando su cuerpo, sus labios…

¿De verdad había empezado a interesarse en el mayor?

Fue pura casualidad, lo llevaron en contra su voluntad a hacerse un tatuaje, entonces aquel chico con aspecto llamativo de repente le aconsejaba sobre su situación. El azabache se dio cuenta en un parpadeo y se había sentido sometido a su persona, pero jamás había esperado de un desconocido una actitud tan amable. Tenía una necesidad tremenda de volverlo a ver y lo sorprendente es que lo había conocido solo dos días, porque ya no importaba si seguían fastidiándolo, era suficiente contar con alguien a quien hablarle, alguien que sea capaz de adivinar y comprender sus pensamientos.

Y aunque temblaba por descubrir si estaba enamorado de Sasuke, quería saberlo; más bien… quería enamorarse de aquel moreno del cual sabía solo su nombre, su marca de cigarro y la suavidad de sus manos al tocarlo.

Quería verlo… porque deseaba quedar hipnotizado nuevamente por sus labios.

Se quitó algunos curitas de sus pómulos y llegó a la entrada del lugar. No escuchaba nada, absolutamente nada, y volvió a dar otro paso, cautelosamente, fijándose en las fotografías de tatuajes de la entrada donde solo uno captó su atención, y se trataba de un dibujo de un zorro con nueve colas que resaltaba entre todos, uno tatuado, uno igual al suyo.

Era una foto de su cuerpo…

Solo de su cadera.

¿Cuándo le tomo la foto? Se preguntó, pero eso ya no importaba. Observaba el lugar como ladrón, procurando aun no ser visto por cualquiera que esté en el interior.

Empezaba a abrir sus fosas nasales, porque sentía ese olor embriagador, olía a peligro y se puso mucho más nervioso. Hace tres días que no lo había visto y sentía que regresaba luego de una guerra de 10 años.

¿Lo recordará? ¿Seguirá ahí? ¿Conservaría su amabilidad hacia él? ¿Le convencería en hacerse otro tatuaje? ¿Lograría sentir y saborear esos labios tan peligrosos?

Entonces esa emoción que sentía fue llenándose de temor. Dio más pasos, pero esta vez en retroceso, sintiendo que se quedaba más solo que nunca. Observó nuevamente las fotografías, vio otra vez la imagen de su cadera, acarició sus clavículas como si fuera la última vez y finalmente dio media vuelta. Sus piernas lograron moverse con rapidez, apresurando el paso porque una nube casi tangible parecía envolverlo.

El Olor se expandió…

-          ¡Kitsune!- escuchó alegremente de una voz varonil.

Y volteó, con los ojos brillosos, viendo tatuajes amontonados en una par de brazos y una sonrisa dedicada a él. Ahí estaba Sasuke, con un chaleco de cuero llamándole y con un cigarrillo nuevo en la mano, olor que llegó bailando hermosamente hacia su nariz.

El Olor se expandió… y la nube lo envolvió.

Culpable y testigo…

Notas finales:

¡Bueno! no tengo mucho que decir, nose que decir xDD espero que haya sido un lindo shot, es el ùltimo que he hecho... pero ya estoy trabajando en más! n.n 

Me despido

ATT: Kamo


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