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De Sangre por RAMSIN

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Notas del capitulo:

Eren descubrira que no debe beber de mas, jean tendra una segunda oportunidad y mas cosas se empiezan a revelar de las vidas de todos...

 


 


De Sangre


Capitulo 2


Cena bajo las estrellas


 


El camino le pareció realmente interminable bajo el sol del medio día, mientras andaban Eren se hacía muchas preguntas internamente, desde cuantos kilómetros cuadrados tendría la finca rose, si la veterinaria Hanji se molestaría por no encontrarlos donde les dejo, si hallaría al engreído de Jean roncando bajo el árbol, y hasta pensó en como excusarse de que regresara todo mojado, sucio y acompañado por ese hombre llamado Rivaille, en ese instante alzo la mirada hacia el mismo, estaba unos 2 metros delante de él, andando casi que al trote sin misericordia alguna, parecía que estuviese jugando  a probar su resistencia física en largas distancias, claro, como el andaba a caballo.


-debió ofrecerse a llevarme… - la imagen de él a lomos del caballo, abrazando la cintura del moreno para evitar caerse lo dejo frio – no, esa no sería una buena idea.


Renegó unas cuantas veces con su cabeza, aun pensativo hasta que el relincho del caballo lo devolvió a la realidad, al fin se encontraba en donde todo comenzó,  en el picadero descubierto. Suspiro agotado, buscando donde sentarse para sobar sus pobres pies, le dolían horrores, esas botas no eran las más adecuadas para andar largas distancias.


-gracias por no dejarme abandonado señor Rivaille. – Miro como el moreno ataba  su caballo cerca del picadero y bajaba del mismo en un salto limpio y suave –


-ven conmigo. – paso de largo delante de Eren, caminando hacia la enorme casa donde seguramente vivía el rubio dueño de la finca –


- ¡sí! – Ni pregunto para qué, solo le siguió fielmente, como un cachorro recién rescatado de la calle –


-no eres nada desconfiado, mocoso. – Medio le miro mientras seguían ya dentro de la casa –


-eh… ¿por qué debería serlo?, usted parece ser un hombre serio. – su rostro se mostro dudoso, una duda tierna con las expresiones indicadas –


-serio. – curvo sus labios en una extraña mueca de risa –


Rivaille no dijo más nada y le dejo con la respuesta en la boca. Eren no tuvo más remedio que  concentrarse en su nuevo entorno, el moreno lo llevo a través de un par de pasillos,  descubriendo una enorme estancia que se abría a su paso tras unas grandes puertas de madera pulida, con paredes blancas, muchos adornos, muebles antiguos de la clase que jamás lograría comprar el, así juntara  muchos sueldos por años, era un lujo total, todo a su paso expedía derroche y suntuosidad.


-la esposa del señor Erwin debe ser muy refinada.


-Erwin no es casado. – respondió tajantemente Rivaille –


-oh… – sintió que había hablado de más –


-quédate allí.


Rivaille desapareció por una puerta pequeña, dejándole abandonado en el salón lleno de libros y unos cuantos muebles bien ubicados, al menos estaba cómodo, no hacía calor y podía esperar sentado a que el moreno regresara con quien sabe quién. Dio unos pasos por el lugar, prácticamente curioseando las pinturas de las paredes, los incontables diplomas y fotos, sin prisa se detuvo frente a una fotografía reciente, dentro de un hermoso marco de plata, estaba solitaria sobre una mesita de ébano oscuro, como discordante del resto del mobiliario. En ella se apreciaban dos personas, una era la simpática chica que les recibió en la entrada cuando bajaron del transporte, y la otra persona era Rivaille, ambos de pie, con premios en sus manos y vestidos como para una competencia de equitación, instantáneamente le pareció llamativo que la chica sujetaba tiernamente la mano del moreno, pero este aun ante el agarre mantenía una cara de frialdad total.


-como no sonreír con una novia tan bonita. – Hablo en un medio susurro para sí mismo, analizando la foto más de lo que imaginaba, como si le importara mucho y a la vez no –


-no es mi novia mocoso curioso. –la voz de Rivaille resonó tras el pobre Eren –


-¡wwaaaaaaaaa! – del susto y la sorpresa dio dos pasos atrás tropezando otra mesa que hacia esquina con la pared y tumbando un jarrón “sospechosamente muy costoso” –


-¡MOCOSO TORPE! – por pura suerte el amargado moreno logro atajar el jarrón a centímetros del suelo, devolviéndolo a su sitio con una cara de coraje 10 veces peor que la que traía cuando lo pateo dentro del abrevadero –


- ¡PERDONEME! – sus mejillas ardían de vergüenza, estaba con la cabeza gacha, y los ojos fuertemente cerrados, se había quedado esperando el sonido del cristal reventándose en el suelo, gracias al cielo eso no ocurrió –


- no seas tan animal con el pobre chico. – la voz conocida de Hanji distrajo la discusión –


- Hanji. – Rivaille se alejo gruñendo bajito y tomando asiento en uno de los sofás del salón, como tomando distancia de lo que sucedería de aquí en adelante –


- yo…. Lamento lo del jarrón, lo de no estar en el lugar donde nos dejo, de no recoger más muestras… ¡Perdóneme señorita Hanji! – miro casi que atragantado en lagrimas a la veterinaria –


-cálmate, no estoy molesta por nada de eso, son cosas que suceden. – simpáticamente le dio unas cuantas palmaditas en la cabeza a Eren – toma asiento.


- ……. – sus orbes verdes miraron todo el salón buscando donde sentarse, preferiblemente lejos de Rivaille, ese hombre le helaba la sangre – yo…


- siéntate. – Rivaille hablo fastidiado y con autoridad –


- ¡sí! – mecánicamente Eren se ubico en la otra esquina del sofá donde estaba el moreno –


- caramba, ¿ya lo entrenaste Rivaille? – la castaña soltó una risa ruidosa y que enfadaba al nombrado –


-…………… - desvió la mirada incomodo, esa mujer le buscaba siempre la vuelta para cabrearlo –


- bueno, evidentemente estas aquí gracias a Rivaille, por eso no me molesto que no estuvieses en los corrales, tampoco me molesta lo de las muestras, aun cargas la bolsa contigo – miro como sobresalía de entre uno de los bolsillos de su braga de trabajo – y del jarrón, rómpelo si gustas, aquí entre tú y yo, detesto todo esta decoración.


Eren se quedo atontado con las declaraciones, esa mujer parecía loca, muy amigable pero loca, riendo a cada dos por tres, mirándolo con análisis y también atreviéndose a hacerle mofas a Rivaille, verdaderamente debía conocerlo muy bien, estar completamente desquiciada o disfrutaba de ser gritada o insultada.


-¡Estas contratado! – paro de reír en seco, volviendo su mirada seria y afilada, como sacudiéndose la locura y entrando a un estado de alerta total – estarás en un periodo de prueba de 3 meses, si cumples con todos mis requerimientos, los de Erwin o los de Rivaille, estas seguramente contratado.


- eso… es bueno. – sonrió algo sorprendido, esperaba muchas cosas pero no el obtener el trabajo con todo lo que vivió en media mañana –


-necesito que te quedes hasta tarde, debo mostrarte todas las instalaciones, el personal de la finca, mi oficina… - paseo de un lado al otro del salón con su dedo en el mentón, recordando su ruta de actividades para Eren – después Rivaille te llevara amablemente a tu casa.


- ¡que yo que! – cambio de posición bruscamente en el sofá, como sofocando las ganas enormes de asesinar a Hanji con sus propias manos –


- estas asustando a Eren, que pensara de ti, que eres un enano gruñón. – volvió a reír abiertamente, ruidosa y escandalosa, así era ella –


- me largo. – se levanto súbitamente de su sitio, murmurando maldiciones “por segunda vez en el día”, y dejando al dueto con un rostro perplejo –


-adiós. – movió su manos efusivamente hacia la puerta por donde salió Rivaille -


- se… señorita Hanji, que sucedió con en otro chico, Jean. – la curiosidad mataba a Eren y necesitaba saberlo –


-no me gusta la gente floja, ¡lo conseguí durmiendo plácidamente bajo un árbol! – renegó con su cabeza unas cuantas veces –


- ya veo.


Debía ser sincero con el mismo, no le agrado que el otro chico perdiera una buena oportunidad, pero así es la vida, unas se ganan y otras se pierden, pero a pesar de ello, se le vino una idea a la cabeza, quizás podría solucionar otro problemita que tenía pendiente.


-señorita Hanji, podría hacerme un favor.


- ¿de qué se tratara?


- es sobre la oportunidad que perdió el tonto de Jean, creo tenerle el trabajo perfecto para un tipo como él.


- te escucho. – sonrió atenta, estaba absolutamente segura que no había errado en su decisión de escoger a Eren, este chico seria una completa cajita de pandora para ella, un entretenimiento nuevo para su mente hiperactiva –


Y el pobre de Jean, ya estaba de vuelta a la ciudad, con el honor hecho pedazos por ser descubierto durmiendo a pierna suelta bajo el árbol, se reganaba a sí mismo una y mil veces, pensando en la grandiosa oportunidad que se le escapo de las manos, sus manos, las manos que prometieron salir adelante muchas veces, que trataron de aferrarse a una vida buena, pero era tan difícil, tan doloroso portarse bien y seguir el camino correcto, era mucho más fácil torcerlo, ir girando poco a poco hasta quedar en el lado contrario de la calle escogida, tan solo debía olvidar las promesas hechas en el pasado cercano, tan si quiera olvidar un poquito el dolor que guardaba recelosamente dentro, pero no podía, era muy tonto y aun débil para ir contra la corriente de los juramentos hechos en un momento de dolor agudo.


-soy un imbécil… un completo imbécil, debes estar riéndote de mí, burlándote por lo animal que fui hoy. – Suspiro pesado, vaciando los pulmones de ese aire viciado de resignación – no tendré más oportunidades…


Se acurruco en el asiento trasero del vehículo que estaba sacándolo de la finca, mirando decaído por la ventanilla, aguantando el llanto amargo hasta que escucho como su celular repicaba guardado en el bolsillo de sus pantalones, sinceramente le daba fastidio contestar, pero lo hizo, bajo su mano y saco el aparato abriendo la llamada sin ver quién era.


-diga.


-¿quieres una segunda oportunidad Jean?


- señorita Hanji… - se enderezo en el asiento de inmediato – ¡me… volverá a dar otra oportunidad!


- yo no, pero tienes una especie de ángel guardián, porque podrías conseguir otro trabajo hoy, si quieres claro está.


-por supuesto que quiero, lo necesito.


-escucha atentamente, te dirigirás a esta dirección que te daré y preguntaras por…


 


Jean memorizo una a una las palabras de Hanji, emocionado, con la vida medio regresándole al cuerpo, era un ofrecimiento un tanto diferente al del inicio, no sería una finca, no sería lejos de su hogar, pero si seguiría estando en la rama de su carrera, si, tenía un ángel guardián y el sabia como se llamaba perfectamente.  Sin quererlo tropezaría con un nuevo camino, otro que si tenía las fuerzas y el coraje, lograría recorrerlo enteramente, pero de él dependerá hacerlo, si logra ubicar sus sentimientos en el tiempo correcto.


Eren sintió que había hecho una buena obra por ese día, ya dependía del engreído de Jean aceptar o no su ofrecimiento, lo único que le pidió a Hanji que no le dijera que ese trabajo lo estaba ofreciendo su contraparte en la entrevista, que esa sorpresa quedara para el final, como una guinda en la torta de la vida. A la castaña le pareció curioso que el mismo Eren no tomara el puesto que ofrecía, pero no se lo reprocho, el chico tendría sus razones para no aceptarlo y venir aquí.


Después de discutir algunas cosas más salieron otra vez de la casa, caminando por el segundo sendero tras ella, otro recorrido que emociono a Eren, ese lugar cada vez lo envolvía mas en emociones curiosas, hasta infantiles, esta vez su destino fue una casa hecha totalmente de piedra, rustica desde las bases al techo de tejas de barro cocido, con una entrada amplia de madera oscurecida por el tiempo y una chimenea de boca ancha  en un costado que lanzaba un humo blanquecino y suave.


-¿es… una herrería? – estaba visiblemente sorprendido, nunca había estado en una, solo había leído que aun existían en algunos sitios, el arte de hacer herraduras a mano ya no era común –


-la finca roses tiene al mejor herrero del país, es joven pero aprendió este arte con una pasión impresionante - Hanji hablo solemnemente, con una dulzura que estremecía, se notaba la pasión que ella sentía por todo el mundo de los caballos –


La veterinaria emprendió el camino a la herrería, sin prisas comenzó a silbar ruidosamente, como llamando la atención, dio unos pasos largo y lentos, como preparándose para entrar, se detuvo otra vez y miro tímidamente cerca de la gran entrada, al sentirse cómoda dio un enorme grito como saludo, Eren le seguía tras ella, mirando atento a todo lo que se presentara ante él, era increíble, un aroma a madera quemada fue lo primero que llego a sus sentidos, un calor sofocante y el sonido rítmico de un martillo, era como regresar 500 años atrás en la historia, cuando los herreros eran hábiles artesanos del metal, cuando todo se forjaba en unos enormes y candentes fogones, con el metal al rojo vivo, suave y moldeable para volverlo algo único y útil al hombre.


-Hanji. – El saludo provino de un hombre alto, fornido y de cabellos rubios cortos – buenas tardes.


- Reiner… te presento a mi nuevo ayudante, Eren Jaeger. – Empujo al chico frente a ella sin pena alguna –


-mucho gusto. – no pudo evitar centrar su mirada en el mazo que recargaba el rubio contra su hombro, como si no pesase nada –


- te daría la mano, pero te ensuciaras. – mostro su mano enguantada en una gruesa tela de cuero curtido y ennegrecido por los años de uso –


-no se preocupe – sus ojos no dejaban escapar ni un solo detalle de aquel ser, era como si se hubiese formado para eso, con unos brazos gruesos y fuertes, el aspecto perfecto de alguien que trabaja duro desde muy joven – es admirable lo que haces.


-¿estás muy ocupada con él, Hanji? – El rubio miro a la chica con una media sonrisa – si quieres ver como se hierra un caballo, este es el momento perfecto.


- ¿se podrá?- Eren espero impaciente a la respuesta de la veterinaria –


-tu ayudante fue por los caballos nuevos. – desvió la mirada hacia el camino de donde vinieron ellos antes –


- sí, debe estar por regresar.


Vería algo sumamente interesante, el arte de herrar no se lo mostraban en la carrera, esto debía ser aprendido por él, considerando que trataría lesiones relacionadas con ello, siempre existía algún accidente o mal relacionado al herrado de los caballos. Y la espera no fue mucha, luego de unos minutos apareció por el camino otro joven, delgado pero considerablemente alto, que caminaba a paso rápido trayendo dos caballos de las riendas, Eren se aparto para darles espacio mientras Hanji saludaba al otro chico con mucha familiaridad.


-buenas tardes Bertholdt – en un segundo la castaña tomo las riendas de uno de los caballos llevándolo al fondo del lugar –


- hola señorita Hanji. – sonrió tímidamente al tiempo que noto la presencia de Eren en la entrada de la herrería – ¿su nuevo ayudante?


- ¡así es! – mostro orgullosa su nueva adquisición – lo tendrán por aquí de vez en cuando.


Los saludos y la presentación fue corta, Eren estaba más interesado en ver el trabajo en vivo de Reiner, como moldeaba una pieza fina de metal dándole golpes suaves y firmes en un yunque grande, volviendo a calentarla una y otra vez hasta tener el tamaño deseado, luego de ello su ayudante tomaba la pata del caballo alzándola para ayudarle a medir la herradura que pondría sobre el casco del caballo, para Eren esa fue la parte medio traumática porque apenas hizo contacto con la piel del animal, esta comenzó a echar humo blanco, la herradura aun estaba al rojo vivo y suave, perfecta para amoldarla a la forma del casco. Fue increíble verlo todo, los detalles, el trabajo delicado a pesar de la rudeza del metal, luego del espectáculo educativo, se fueron dejando al herrero y su ayudante con la curiosidad en los labios.


-¿qué te pareció? – el rubio hizo la pregunta en tono serio, como pensando en algún detalle –


-esperemos que resista a las locuras de Hanji.


-ah, y ella volvió a anunciarse antes de entrar. – desvió la mirada cómplice hacia el moreno –


- te lo dije Reiner, sabe más de lo aparenta, ella sabe. – sus labios temblaron delicadamente, con aire nervioso y angustiado –


-quizás. – Volvió a su trabajo tomando otra larga barra de metal con sus largas tenazas – terminemos esto, quiero la tarde libre para ir a buscar a mi hermana, llega hoy.


- ¡REINER PORQUE NO ME LO DIJSITE ANTES!, ¡ERA HOY! – Grito asustado más aun, llevando sus manos a la cabeza con angustia –


- te lo dije anoche, pero no me escuchaste.


-no se vale decirme cosas mientras estamos… - sus mejillas se tiñeron de un leve color rosado –


-te lo dije, vendría hoy, se quedara con nosotros hasta que consiga un departamento.


-ella… ¿con nosotros dos?, acaso tu le has hablado de… tu sabes, nosotros… nuestra “amistad”


- solo le dije que comparto casa con un buen amigo. – se encogió de hombros desinteresadamente –


- ¡DIOS REINER! ¡NO SABE NADA ENTONCES! – volvió a restregar sus cabellos negros con las manos –


- se lo diremos en el momento justo.


-¿justo cuando?, ¿cuándo nos consiga durmiendo en la misma cama?


Bertholdt dio varias vueltas al lugar, con la mente llena de nervios y preguntas, no conocía a la hermana de Reiner, salvo en una que otra foto de su infancia, según el rubio, tenían muchos años sin verse ya que ella prácticamente huyo de la casa muy joven,  los problemas familiares eran demasiados para traerlos ahora mismo a la realidad, y más aun que él no quiso inmiscuirse en los dolorosos recuerdos de su amante, Reiner le contaba lo que quería, como quería y cuando quería, ese era el trato, su vida era la actual, sin preguntas molestas o averiguaciones pasadas.


-no te pongas paranoico, ella comprenderá. – súbitamente jalo al moreno de la ropa hasta hacerlo agacharse para besar sus labios, un beso súbito y rudo, al más puro estilo de Reiner –


- si tu lo dices – suspiro quedito, aun con los labios del otro jugando en su mejilla –


Otra historia más, una que tendrá un matiz único en la vida de ellos y de la misma finca roses, pero fuera de este lugar. Ahora en la ciudad, Jean había llegado a la dirección que le dio Hanji, se bajo del transporte algo inseguro, mirando a todos lados en la calle, frente a el estaba una pequeña clínica veterinaria, el sitio era realmente lindo, con una fachada alta de color crema, adornos alusivos a animales en la entrada y un sinfín de afiches referentes a los servicios que ofrecían, Jean ladeo su cabeza medio resignado, esto no era ni la cuarta parte de la finca roses, pero no podía quejarse, había perdido la oportunidad por flojo, así que se apretó los pantalones, alzo la mirada y decidió que este trabajo si seria suyo a como diera lugar.


Cruzo la puerta con aplomo, escuchando como le recibía el sonido de una campanilla, de esas que cuelgan tras las puertas para saber quién entra y quién sale, de súbito fue atacado por un enorme perro lanudo, un labrador dorado que meneaba la cola alegre, alzándose en sus dos patas para casi tumbar a Jean contra el suelo, el animal estaba notablemente excitado, brincándole y tratando de lamerle el rostro, entre quejas el pobre castaño logro zafarse al animal de encima, sujetándole del collar y alejándolo con molestia de él.


-condenado saco de pulgas, ¡no me babees! – le miraba iracundo, siendo aun lamido frenéticamente por el perro –


-¡Shina! – una voz suave llamo al perro varias veces desde un largo pasillo, una y otra vez hasta que decidió salir para buscar al animal – Shina déjale en paz.


Jean vio curioso al joven que había salido, vestido de azul cielo y con un estetoscopio sobre su cuello, era por obvias razones un veterinario, muy joven a simple vista, quizás un aprendiz que se le escapo el paciente, y vaya paciente que parecía estar loco de remate lamiéndole aun.


-disculpa, ella es un tanto amorosa con los desconocidos. – trato de tomar a la perra del collar, pero parecía aun empecinada en darle cariño a Jean –


-tengo ese efecto siempre. – sonrió pretencioso, otra vez sus malos hábitos de ser el centro del universo –


-diablos, donde estará metida Sasha, la deje aquí hace un segundo, cuidando la recepción… - el pobre chico dio un suspiro de resignación, la ayudante había escapado de su puesto una vez más – deja que la encierre en el jardín y te atiendo.


- está bien. – sin prisas tomo asiento en la pequeña salita de la veterinaria, el sitio estaba solitario, seguramente por ser medio día –


Jean se tomo su tiempo para detallar el lugar, era simple, fresco y pequeño, realmente no abría mucha complicación de trabajar allí, un sitio cómodo y seguro, sintió que esto era pan comido, cruzo sus brazos y se reclino en el asiento, sonriendo bobamente para él solo, espero hasta que el joven regreso secando el sudor de su frente y dando un suspiro de cansancio, la perra no era nada fácil de controlar.


-disculpa nuevamente, Shina es algo alegre. – Miro a Jean con curiosidad – ¿vienes por?


-por el trabajo, soy Jean Kirschtein. – Se levanto de su asiento extendiendo la mano hacia el jovencito frente a él –


- ¿trabajo?- arqueo una ceja curiosamente, como pensando en las palabras de Jean, el solo había comentado con su mejor amigo que necesitaba ayuda en la veterinaria pero jamás había puesto un aviso en el periódico para buscar a alguien, en ese instante dio rápidamente con la respuesta – fue Eren.


-¿Eren?- Jean se quedo mudo ante el nombre que salió de los labios del joven –


- Eren te dijo que necesitaba ayuda en la veterinaria, ¿correcto?


- no conozco a ningún Er… me lleva el infierno, Eren Jaeger, ¡el imbécil que me quito el trabajo!


- ese imbécil es mi mejor amigo. – Armin le miro serio, con el seño fruncido


-eh…. – Jean hizo silencio súbitamente, tratando de entender como demonios la loca de los excrementos le había mandado a esa dirección y resultaba que Eren conocía de ello – ok, no empecé con buen pie esto, quiero el trabajo, lo necesito y no me importa quién me lo haya recomendado, solo quiero trabajar, entendido.


-entiendo.


-y…


-pasa, hablemos en mi consultorio. – el pequeño rubio lo llevo dentro, con la misma confusión en mente como la que tenia Jean, los dos solo eran las víctimas perfectas de las ideas de Eren -


La mesa está servida una vez más, Jean quiere trabajo, Armin necesita ayuda y Eren fue el cable conductor de ambos sucesos,  recordaran que Eren no se lleva del todo bien con los animales pequeños, por eso rechazo el ofrecimiento de Armin, que era el heredero de una veterinaria que fue de su fallecido abuelo, su único familiar en el mundo, hacia 2 años que había muerto y este chico quedo con la responsabilidad de mantener el lugar y no dejarlo perder. Hasta ahora había hecho un grandioso trabajo, Eren siempre decía que en las manos de Armin todo florecía, era muy inteligente y que nada lo detenía, tenía una magistral intuición para  los negocios, un animal básico de las ideas, por eso quiso ayudarlo cuando Jean se quedo sin trabajo, aseguraba que mataría dos pájaros de un solo tiro, pero ahora esperemos que esa “astuta ayuda” no se vuelva un lio seguro para el pobre rubio. Regresando a la finca roses, ya la tarde desaparecía en el cielo silvestre del lugar, Eren había pasado un día magnifico de conocimientos y exploración, Hanji le estuvo dando vueltas por todos lados, conociendo la herrería, las caballerizas, el campo de entrenamiento para jinetes, la finca era casi que infinita a ojos de Eren, con terreno inexplorado ya que la misma veterinaria le comento que aun Erwin tenía planes de comprar la finca vecina para hacer un pequeño centro de equitación, pero aun estaba en discusión, el dueño de la finca no estaba muy dispuesto a venderla, y había sido todo un engorroso proceso que había traído sus consecuencias, pero ese es otro tema que Hanji no quiso tocar, primero porque Eren no necesitaba enterarse de eso y porque a ella no le repercutía directamente.


-bueno, esto es todo por hoy, ya es tarde. – Hanji freno nuevamente frente a la enorme casa de la entrada –


-sí, estoy muy emocionado por comenzar mañana temprano.


-un trasporte te recogerá todos los días a las 5 am, está listo y se puntual. – Bajo del jeep en un salto – otra cosa Eren.


- dígame.


-estas cordialmente invitado a cenar con nosotros, para darte la bienvenida. – Paso súbitamente su brazo por la espalda del chico – no puedes rechazarlo.


-claro que acepto.


-perfecto, entonces vamos dentro.


Para cuando entraron, ya estaban todos reunidos en el comedor, un amplio salón con ventanales enormes que abarcaban  desde el techo hasta el suelo, dejando al descubierto un jardín interno hermoso y la noche solo traía la mejor de las vistas, el cielo nocturno de un lugar limpio, con centenares de estrellas en el firmamento, cuando Eren entro se sintió como si fueran a comer al aire libre, sin puertas o paredes que detuve su vista infinita.


-llegamos. – Hanji saludo a los presentes en la mesa – invite a Eren, será divertido saber más de él.


-permiso... – agacho la cabeza disculpándose por interrumpir su cena –


-tomen asiento – Erwin les sonrió amablemente desde su lugar a la cabecera de la larga mesa de 12 puestos donde cenaban –


Sin prisas Eren imito a su jefa, sentándose al lado de ella, justo frente a Rivaille y la otra chica que también estaba allí cenando, sus miradas se cruzaron fugazmente, Eren juraría que Rivaille le mataría lanzándole algún cubierto de la mesa, si, esa mirada indescifrable de animal estreñido con rabia, en un segundo se tuvo que tapar la boca para no reír de su pensamiento expuesto, y eso lo noto también el moreno, algo estaba pensando el mocoso y juraba que la cosa era con él.


-bueno Eren, ¡brindemos! – Erwin alzo su copa de vino tinto con elegancia, e inmediatamente el resto de los comensales le imito, tomado parte en esa nueva celebración, una bienvenida muy particular –


-gracias. – alzo la copa y después se quedo mirándola curioso, nunca había sido asiduo de las bebidas, ciertamente el alcohol no era muy bien tolerado por su organismo, pero debía ser cortes y beber  lo que le sirvieran, y en un segundo se tomo toda la copa ante la mirada algo atónita de Hanji –


-toma despacio. – rio un poco, observando atentamente con el rabillo del ojo hacia donde estaba su amigo Rivaille, estaba segura que el moreno estaba enfadado con el nuevo mocoso, no sabría porque exactamente, pero lo conocía tan bien que era evidente las chispas de molestia que se despedían de sus ojos –


- y Eren, cuéntanos un poco de ti, ¿vives con tu familia? – el rubio comenzó a hacer sus típicas preguntas con trampa, averiguando la mayor cantidad de información posible, siempre tenía esa costumbre con los invitados a su hogar –


-no señor, vivo con un amigo, soy independiente desde hace varios años. – miro su copa con melancolía, no quería recordar el pasado, eso dolía –


-ya veo. ¿Hermanos?


- una hermana menor, que vale por 20 padres. – de un solo sorbo volvió a tomarse el vino que Hanji le sirvió momentos antes –


La conversación siguió por ese camino, Eren sin querer ya llevaba 5 copas de vino entre conversaciones, tal parecía que Hanji estaba haciéndolo adrede, llenado su copa cada vez que este la vaciaba, ¿con que propósito?, ¿quién sabe?, pero al final el pobre chico no valía un céntimo, estaba mareado y se quedo sentado en la terraza después de la cena, embobado con el cielo estrellado y con la misma castaña sentada a su lado, como esperando algo en el tiempo.


-eres simpático Eren, muy simpático e inocente… - ella también ya tenía unas copitas de mas encima –


-me quiero… ir a mi casa. – hecho la cabeza hacia atrás en el asiento, tanto que logro ver cómo tras el pasaba la chica simpática junto a Rivaille – ella es muy linda… para ese enano.


-ja ja ja ja!! ¿Te refieres a Petra?- desvió la mirada hacia el mismo sitio – si, ella es muy linda para Rivaille.


-Ri…Rivaille es malas pulgas, los animales pequeños me detestan… ¡el me detesta! – gruño con las mejillas rojas, el alcohol lo hacía balbucear incoherencias –


-es su carácter, no te detesta, o eso creo. – suspiro acomodando sus manos en la barbilla, aun seguía viendo como Petra y Rivaille se iban a una esquina de la terraza, parecían discutir algo –


-ves… le esta gritando a ella… enano aprovechado. – Eren intento ponerse de pie pero falló cayendo de lado en su sitio – Hanji… lléveme a mi casa.


-creo que no podre conducir así… le diré al que no bebió nada esta noche – sin prisas se puso de pie, más firmemente que Eren, pero no tanto – ¡RIVAILLE, VEN ACA ENANO!


El mencionado alzo una ceja furioso, hoy Hanji había estado insoportable a un punto donde podría olvidar su amistad con ella, estaba de malas por culpa de una discusión con Petra, estaba pasando por una situación no muy alentadora, Petra Ral era la hija del dueño de la finca vecina, exactamente la misma que Erwin estaba intentado comprar por las buenas. Por alguna razón ella y Rivaille estaban en una relación nebulosa que no tenía un sentido lógico, habían sucedido muchas cosas entre ellos que habían acabado en un compromiso matrimonial, al enterarse, todos lo tomaron con sorpresa, especialmente Hanji y Erwin que aunque no le crean, no tuvo nada que ver con eso, el secreto de su compromiso se lo reservaban ambos, también el que el padre de Petra sospechara de Rivaille como un aprovechado que solo compraba con ese matrimonio un futuro título de propiedad, la realidad era muy cruda y personal, tan personal que nadie sería capaz de comprenderla como ellos dos.  Y Hanji vino a interrumpirlos bruscamente, como no le prestaban atención a sus gritos, llego de sopetón y arrastro a Rivaille lejos de Petra, hacia donde Eren estaba cabeceando del sueño y la borrachera.


-llévalo a su casa, lo prometiste.


-¡tú lo prometiste! – se dio media vuelta zafándose del agarre de Hanji –


-óyeme, se que odias la pelea que tienes con Petra, aprovecha esta ocasión y retírate a tiempo. – Saco las llaves de su jeep depositándola en la mano de Rivaille – respira aire fresco, lo necesitas.


-maldición Hanji…


- no me agradezcas tanto, yo aplacare a Petra para cuando regreses. – sonrió bobamente –


-esta me las pagas.


-ok..ok… si, te pagare con un par de cervezas el sábado.


No podía decir que no, ya le parecía tentador dejar la pelea y liberar su cerebro de tanto problema, además, era la única persona que estaba en sus cabales para conducir 2 horas de regreso a la ciudad. Sin prisas espero a que Hanji ayudara a Eren a subir al jeep, lo dejo sentado en el asiento del copiloto y le puso el cinturón de seguridad, después le dio la dirección de la casa del chiquillo. En un segundo Rivaille subió y arranco rumbo a su destino, con Eren durmiendo de lo lindo en el asiento y obviando todo el recorrido que haría con el hombre iracundo.  El camino fue silencioso, Rivaille pudo pensar un poco en sus problemas, sin interrupciones, salvo los leves y molestos ronquidos que daba el mocoso de vez en vez, moviéndose en el asiento o susurrando incoherencias que no oía completamente.


-llegamos mocoso. – freno secamente frente a la casa de Eren, mirando otra vez la dirección dada no fuera a equivocares, aunque él nunca se equivocaba – vamos Eren despierta.


Con un gran fastidio bajo de jeep, dio la vuelta y se paro frente al puesto del copiloto, soltó el cinturón de seguridad de Eren causando que este se ladeara peligrosamente hacia el frente, si Rivaille no le hubiese tomado entre sus brazos a tiempo, de seguro el pobre castaño hubiese golpeado la cabeza brutalmente contra el panel del jeep.


-Maldición… ¡despierta! – le zarandeo un poco, con buenas intenciones al principio, con suavidad y calma –


-mmmm… - la única respuesta de Eren fue acurrucarse sobre el tibio pecho de Rivaille, como buscando el calor necesario para mitigar el frio que hacía a esas horas de la noche –


-esto es… estúpido. – miro por un segundo el rostro de Eren, suavizado por la luz la calle, con sus mejillas rojas y los labios entreabiertos, con una cara hasta angelical, ese pensamiento fue obviamente desechado por el moreno en un segundo, esas cosas no se pensaban de otro hombre – Eren.


No le quedaba de otra, aferro al nombrado entre sus brazos para alzarlo, le sacaría como un costal de papas, al final solo debía dejarlo en la puerta de su casa, se lo acomodo como mejor pudo, abrazándole fuertemente para que no callera al suelo, pero cuando intento levantarlo sintió algo metálico que apunto a su cabeza, un frio inexplicable que golpeo su sienes de un costado, su cuerpo se paralizo en un segundo, intentando ver qué era lo que lo tocaba, resulto una pistola, una reluciente y plateada pistola.


-¿qué demonios intentas hacer con mi hermano? – la voz fría y despiadada pertenecía a una mujer vestida de policía –


 


CONTINUARA….


 


JA JA JA!! ESTO SERA DEMASIADO GENIAL, me atraganto con lo que hare, será único XD, ya sabrán de quien se trata, así que solo puedo decirle al pobre de Rivaille ( run bith run ). Creo que a Rivaille lo confundirán con un secuestrador. Espero disfrutaran de este capítulo, a mí en lo personal me fascino, porque comienzo a mostrarles el abanico de historias enredadas que abra, y las que faltan madre mía, será de lo mejor. Bueno, espero poder subir otro el lunes a más tardar, estaré dándome latigazos para publicar semanalmente. Pues el mpreg, de eso se hablara pronto, ya verán.


 


Próximo Capitulo:


Conociendo a mí enemigo


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