Después de que terminara la 23ª edición del Torneo de las Artes Marciales y Son Goku saliera vencedor, la próxima batalla que se avecinaba no era por demás menor. Se trataba de su boda.
Aquella niña de ahora prominentes caderas llamada Chi-Chi se obstinó en lograr que aquel muchacho cumpliera su promesa, y lo logró. A mitad del Torneo él le propuso matrimonio, el problema es que el inocente nieto de Son Gohan no tenía idea de la camisa de once varas que se estaba poniendo.
Sí. Se lo tuvieron que explicar: El matrimonio NO es comida. Es el compromiso de dos personas para estar juntas, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la felicidad y la tristeza. O al menos eso dijo el sacerdote que ofició la misa.
Hijos… ¡Los que Kamisama mande por supuesto! Obviamente ya sabía que los niños nacían del vientre de una mujer con la cooperación de un hombre, pero el método era desconocido. De Muten Roshi aprendió además de artes marciales que a las mujeres les molesta que las “toquen” sin su consentimiento. Aunque a decir verdad no sabía por qué Oolong casi arriesgaba su vida con tal de hacerlo.
– Se siente bien – Le decía su cerdo amigo – Un día deberías de intentarlo – Aunque la verdad es que no le interesó el tema… hasta que su esposa le exigió el cumplimiento de su deber.
En la tan sonada Noche de Bodas ella se sentó en la cama y con la mano le indicó que se colocara junto a ella. Él la obedeció, se puso a su lado… ella esperó… y esperó… y esperó…. Hasta que la desesperación se apoderó de su ser:
– G-goku… ¿No piensas acercarte más? – Preguntó la mujer algo sonrojada y ya muy incómoda por el encaje del salvaguardado vestido de novia (que estuvo a tres minutos de hacerse carbón por sí lo habían olvidado).
– ¿Para qué quieres que me acerque más? Hace mucho calor… – Contestó enfadado el apenas joven de 18 años y es que era verdad, ese día en particular el termómetro alcanzó los 40º centígrados y la noche no era muy refrescante.
– Mejor voy a bañarme, estoy muy sudado… – En seguida se levantó y comenzó a quitarse la ropa. Comenzó por sacarse el moño, la camisa, la faja y justo cuando iba a desabotonarse el pantalón recordó que ella estaba ahí y por lo que había vivido con Bulma, debía de desnudarse en privado.
Se metió al cuarto de baño y Chi-Chi se quedó sentada esperándolo. Tardó poco tiempo, cerca de diez minutos, pero fue suficiente para que ella se sacara también el vestido quedando en ropa interior. Total, ya estaban casados.
Cuando él salió y la descubrió acostada en la cama, semidesnuda y fingiendo un dormir muy placentero, no supo que hacer. Desvió la mirada pues es incorrecto mirar a una mujer sin ropa y lo más rápido que pudo salió de la habitación para ir directo al sillón. Ese sería su refugio durante las próximas dos semanas.
Fueron las dos semanas más agónicas para el joven Son. Su linda esposa se acercaba más de lo que nadie nunca se le había acercado antes, salvo claro en las batallas. Esa situación le resultaba incomoda, no porque no le gustara, de hecho el instinto le decía que estaba bien. La cuestión es que no sabía “cómo” debía de tocarla.
Sí, sí, sí, de acuerdo. Quería tocarla. Ya lo había decidido. Pero como todo hombre de pelea una cuestión así no podía dejarse a la ligera, al “ahí se va”. Esto necesitaba ser algo aprendido, algo estudiado, algo entendido, algo practicado.
Evidentemente no iba a seguir los consejos de un cerdo depravado que cada vez que se acercaba a una chica era recompensado con un tortazo que lo mandaba 20 metros a lo lejos. ¿Tal vez Tien Shin Han? Obvio que no, él es un monje célibe, cero experiencias. ¡Por supuesto! ¿Cómo no lo pensó antes? Nadie mejor que su mejor amigo para aclarar estas dudas: Krillín…. Esperen un momento, Krillín ni siquiera ha tenido una novia… que va a saber él de mujeres.
Y la respuesta a sus plegarias vino como una luz al final del túnel. El único hombre al que conocía, que había estado con una mujer (o varias según otras versiones), que le tenía confianza y que no le mentiría ni trataría de verle la cara, era nada más, ni nada menos que: Yamcha.
Buscó su Ki y lo ubicó en su modesto apartamento muy cerca de Capsule Corp. Yamcha sí bien cuando lo conoció era ambicioso y algo salvaje, para estos días su carácter se había vuelto muy amable y modesto, pero al mismo tiempo orgulloso. Por esa razón no permitía que Bulma le proveyera de bienes o dinero, él solo podía resolver sus necesidades.
Llegó a la puerta y tocó el timbre de interfono para que le abriera la reja de la calle:
– ¿Sí? ¿Quién es? –
– ¡Hola Yamcha, soy yo Goku! ¿Puedo hablar contigo un momento? –
– ¡Holaaaaaa Goku! ¡Por supuesto amigo, pasa… abre la reja cuando suene el timbre! –
Subió al tercer piso y su viejo camarada lo esperaba al pie de las escaleras. Era un edificio no muy nuevo pero bastante cómodo. Se saludaron como antaño y platicando acerca de sus nuevas vidas entraron al apartamento.
– ¡Wooooaaaaooooo que bonita está tu casa! – Fue lo que mencionó Goku al mirar por dentro. La recepción era de un estilo minimalista con las paredes blancas, un sofá modular blanco también de una textura muy suave. Una alfombra gris con negro y una lámpara de pie hacían los accesorios. En vez de cuadros, fotos enmarcadas en color sepia de todos sus amigos eran la compañía que daba a la estancia el toque de hogar.
– ¿Tú lo crees? Bueno aún no tengo muchos muebles, apenas voy comenzando – Dijo el Lobo del Desierto. Su recién entrada en un equipo de beisbol apenas comenzaba a darle una buena posición económica.
Después de charlas largo rato acerca de sus pasadas aventuras, de sus amigos y de haber ordenado una buena cantidad de pizzas para cenar, Goku por fin le indicó el motivo real de su visita.
– Qué bien me la he pasado contigo amigo… pero en realidad lo que quiero preguntarte aún no te lo he dicho – Con algo de nerviosismo declaró el recién casado, observando al piso con la mirada un poco temerosa.
– No te preocupes, lo que sea dímelo, sabes que sí en mis manos está ayudarte no escatimaré en lo absoluto – Nada más que la verdad, Yamcha era un hombre de palabra.
– Pues… es que… el problema es que… el problema es que Chi-Chi… Chi-Chi y yo queremos “acercarnos”… pero… no sé cómo… – De dónde salieron las fuerzas para hacer semejantes preguntas era un misterio.
– “Acercarse” ¿No me digas que tan pronto tienen problemas? Pero Goku sí apenas van a cumplir un mes de casados… – Con bastante ingenuidad aseveró el hombre sin imaginar a lo que su amigo se refería.
– No, no me refiero a que tengamos problemas… no me entiendes… ella quiere que la toque pero no sé cómo… – El sonrojo en sus mejillas se hizo tan evidente que Yamcha estalló en una carcajada al entender de lo que se trataba la duda de Goku.
– Ja, ja, ja… lo siento amigo tienes razón… no te entendí… cof, cof… perdón… ya se me pasó la risa… ¿entonces estás hablando de sexo? – Los ojos del novato beisbolista brillaron con picardía.
– ¿Sexo? ¿Así se llama? – Abriendo las cuencas de sus ojos lo más grande que hubiera podido hacerlo jamás.
– Sí, se llama sexo. Es lo que comúnmente hacen los esposos… o bueno también los novios como Bulma y yo. – No era un secreto, de hecho ella hacía alarde con Launch de lo buen amante que era Yamcha.
– Pues eso es lo que quiero que me enseñes… quiero saber cómo se hace el sexo – La determinación en sus palabras y en su lenguaje corporal al ponerse de pie con un puño cerrado frente a su cara le dieron a Yamcha la certeza de que ese hombre no se iría de ahí sin su respuesta.
– Bueno, pues sí… te digo cómo. Mira para empezar tienes que… – y así pasó más de una hora en la que Yamcha trataba de explicarle a Goku como tenía que tocarla, abrazarla, besarla, tomarla, etc. El más joven escuchaba atento y no perdía detalle del movimiento de manos que el “especialista” amante hacía complementando su elucidación. – Y al final la abrazas fuerte, porque seguro que va a quedar exhausta y no te preocupes si crees que se va a desmayar, eso no pasa. Te lo dice el experto. –
Goku aún lo miraba algo perplejo. Se tomó unos segundos para meditar tal cantidad de nueva información que su cerebro intentaba procesar a mil por hora.
– ¿Sí me entendiste verdad? – Sonó más a una súplica que a una aseveración.
– La verdad… no mucho… – Al decir esto, Yamcha solo pudo caer de espaldas y al reincorporarse se puso de pie con los dedos pulgar e índice en su puente nasal.
– Escucha… hay otra manera de explicarte pero no estoy seguro de que tantos deseos de aprender tengas – Esa era la última, última, última opción que tenía en mente, pero al ver la cara de no entendimiento de Goku, no le quedó de otra.
– Dímela por favor – Yamcha no le contestó, solo se miraron a los ojos y con eso fue suficiente para que Goku entendiera de que iba la propuesta.
– Sabes que quiero decir. ¿Estás dispuesto? –
Goku asintió con una mirada parecida a la que mostraba en las batallas. Lo que venía era algo nuevo, algo prohibido, algo sucio…
Algo…
Algo…
Algo…
Cómo una película pornográfica heterosexual de las que el maestro Roshi le vendió a Yamcha cuando éste tenía las mismas dudas en la cabeza XD
De este modo, Goku aprendió las peores artes amatorias del mundo. En sus futuras ausencias Chi-Chi descubrió que el mejor amante, es uno mismo.
¿Fin?