Cap. 2: negro y azul se encuentran
—Tus ojos son hermosos—Susurro acariciando con delicadeza su mejilla, secando a la vez las lágrimas que caían por estas—Tranquilo, no te hare daño—Observo un momento las cadenas, chasqueo su lengua molesto al ver el grosor de estas—Te sacare de aquí—Se levanto con cuidado bajo la atenta mirada del rubio.
Naruto asustado miro al chico levantarse. Comprendió que el chico era mas alto que el, analizándolo con la mirada se asustó al ver que en la cintura de este se encontraba una espada. Por más que quiso, no pudo despegar su mirada de aquella imponerte arma.
Su cuerpo tembló al ver como esta era extraída de su vaina y cerro sus ojos esperado lo peor, mientras las cadenas vibraban a su alrededor. Se protegió con sus brazos por instinto
"Me va a matar"
—¿Cuál es tu nombre? —Pregunto mientras examinaba las cadenas tomando una por una en sus manos, mirando el punto más débil de estas—Oye...
—N-Na...naru..to —Susurro bajito, asustado sin moverse de su lugar. Sintió como lo jalo logrando que sus brazos golpearan el suelo seguido de su cuerpo—...arg...t-tu diji...
—Lo siento Naruto—Interrumpió mirando al chico, pero al ver que este no se levantaba lo tomo de los brazos y con un poco de fuerza logro sentar al chico nuevamente—No era mi intención, tire sin querer—Sonrió levemente, en realidad tiro de la cadena para ver que reacción tendría el rubio—Esto te puede asustar—Dijo inclinándose frente al chico a la vez que le mostraba las cadenas—Las voy a romper
—¿......? —Miro las gruesas cadenas y pensó que era inútil, si el no pudo ni con una de esas enormes rocas, menos podría él. Pero de todas formas asintió.
Sasuke al ver que chico comprendía se incorporó tomando la cadena de la mano izquierda—Cierra los ojos, no los abras hasta que yo te lo indique—Le indico levantando su espada, dejándola caer sobre la parte más débil de esta que se encontraba a unos sesenta centímetros de cada extremidad. El rompimiento de estas provoco un estruendo que recorrió la habitación, prosiguió con la cadena de la pierna izquierda, derecha, mano y así hasta llegar al cuello.
Se detuvo un poco al ver como el muchacho se echaba a llorar en silencio apoyando su cara en el piso. Era la más difícil de romper y la peor situación para el pequeño, tanto por la postura como en el estado que su cuerpo se encontraba, desnudo y mal herido. Con tres fuertes golpes logro romper la suso dicha, pero su espada estaba pagando las consecuencias, con un golpe más y de seguro esta se rompería.
Suspiro y se inclino nuevamente para posar su mano en los cabellos del chico y revolverlos, de paso su mano tocaba aquellas peludas orejas que casi no se podían distinguir.
—Puedes abrir tus ojos—Se incorporo sacudiendo sus ropas. Solo quedaban los grilletes que se hallaban en sus tobillos, muñecas y cuello.
Miro la espalda del rubio por unos segundos y cerrando levemente sus ojos desvió su mirada buscando alguna manta o algo parecido para cubrirlo, al no encontrar nada, desabrocho su capa y la coloco sobe los hombros del menor que no se percató de aquel acto.
Aun asustado abrió sus ojos para encontrar una mano extendida frente a él, sorprendido dirigió su vista al mayor. Apretó sus labios y bajo rápidamente su mirada al suelo, sus ojos se humedecieron; sabia que esa mano le estaba ofreciendo libertad, pero no podía, no debía.
—No te hare daño— Inclinado tomo el rostro del chico para secar las lagrimas y mirarlo directamente a los ojos—Puedes confiar en mi.
—Y-Yo...y-yo—No podía distinguir al chico, pero de algo esta seguro, sus ojos eran completamente negros como una noche sin estrellas ni luna.
Unos apresurados pasos se escucharon por el pasillo con dirección a la habitación donde ellos se encontraban. Naruto al distinguirlos empujo al azabache y como pudo se fue a una esquina, la mas oscura posible para que no se dieran cuenta que las cadenas habían sido cortadas.
—¡V-Vete! —Grito tanto para el azabache que aturdido por el repentino golpe logro esconderse detrás de unos barriles, como para aquel hombre que segundos antes de una patada había derribado la puerta.
—¿Qué dijiste pequeña mierda? —Pregunto el nuevo intruso fastidiado produciendo un molesto sonido con el látigo que traía en sus manos.
Enojado, miro a su alrededor buscando las cadenas hasta encontrar una cerca de la pared. Ni tonto ni perezoso la tomo en sus manos y jalo con fuerza de esta.
Naruto tembló en su lugar al ver la cara del hombre que segundos antes había lanzado la cadena al otro extremo de la habitación.
—¡Rompiste las cadenas! —Rugió furioso el hombre acercando al rubio. Tomándolo de los cabellos lo lanzo contra una pared.
—¡ahg! —Gimió adolorido y rápidamente se cubrió con sus brazos para soportar las patadas de aquel hombre a la vez que lo escuchaba maldecir e insultarlo. Sus brazos adoloridos ya no podían más—¡arg! ¡Ahh! —Se encogió de dolor a la vez que intentaba mantener sus ojos abiertos. No sabía con qué lo había golpeado, pero de seguro no había sido un látigo. Sin poder contener las lágrimas, dejo que estas surgieran, podía escuchar las burlas de este, pero de un segundo a otro todo quedo en silencio y sintió un líquido cálido que le recorrió tanto la espalda como sus brazos. Como pudo elevo su mirada para encontrar a hombre que momentos antes se burlaba de él, atravesado por una espada.
—¿Estas bien? —Pregunto sacando la espada del hombre y tirando el cuerpo de este a un lado junto con la espada rota. Miro al chico con lastima y se agacho a su altura para acomodar la capa sobre su espalda tendió su mano para el chico la tomara y sonrió al ver como una mano temblorosa tomaba la suya mientras que con la otra mano se aferraba a la capa.
—G-gracias—Susurro conteniendo las lagrimas a la vez apretaba la mano del chico. Su cuerpo temblaba sin parar por la enorme posa de sangre que había bajo sus pies.
—Vayámonos de aquí—De un tirón tomo al chico entre sus brazos cuidando su cuerpo y sonriendo levemente por la cola que se ganaba entre las piernas del rubio.
Se aferro con fuerzas a la gabardina y sollozo en silencio al ver como salían de aquella habitación y pasaban por el largo pasillo hasta las escaleras. Sentía su cuerpo agotado, sus parpados poco a poco se fueron cerrando. Lo ultimo que alcanzo a ver fue al azabache mover sus labios dedicándole algunas palabras para finalmente verlo sonreír.
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Continuara...