En una calurosa noche de verano se encontraba caminando en completo silencio un joven de delgados y carnosos labios, el joven de nombre Sasuke llevaba puesta una yukata que cubría parte de su delicada y deliciosa figura. Durante todo el trayecto que llevaba el joven pelinegro no pudo evitar sentirse observado por lo que en voz alta se dijo:
-No seas paranoico Sasuke, nadie más que tu esta en este bosque ¿Quién podría estarte viendo?.- Lo que Sasuke no sabía es que entre la maleza de ese espeso bosque si había alguien que lo observaba maravillado y fascinado por la aura de pureza que emanaba de su cuerpo que lo llamaba a corromperlo y tenerlo con él por toda la eternidad.
Al ir caminando por el sendero del bosque solitario sus ojos observaron alzarse con elegancia y majestuosidad una planta que contenía en sus ramas un exótico y delicioso fruto, él se acercó a la exótica planta y tomo uno de esos frutos, el azabache no sabía que estaba siendo observado desde las tinieblas por un par de ojos azules cual zafiro refulgente, que al verlo darle una mordida al fruto, sonrieron de manera burlona y macabra.
Sasuke al momento de morder y tragar el fruto sintió su sangre hervir en deseo de que cada una de las piezas de sus más oscuras y diabólicas tentaciones se vieran cumplidas, al salir de su perfecto mundo de avaricia y seducción logro divisar a lo lejos una sombra borrosa que al irse acercando a donde él se encontraba fue tomando forma humana, una vez estuvo lo suficientemente cerca le dijo:
-Te ha gustado el fruto prohibido del infierno; desde este momento tu alma y cuerpo son míos.-
-A que te refieres con eso.- Cuestiono intrigado y asustado Sasuke
-Elige quedarte en el mundo de los vivos a vivir tu vida como un ser insignificante e infeliz o venir conmigo al infierno y cumplir con todos y cada uno de tus deseos.- Sentencio el demonio a un muy confundido e hipnotizado muchacho por el hombre fuerte y musculoso que tenía enfrente, por lo que no sabía si aceptar o no. El sádico demonio esperaba impaciente la tan ansiada respuesta.
Mientras Sasu se debatía mentalmente sobre lo que debería hacer hasta que en un momento de debilidad su pobre e ingenua mente le jugo una broma casi deliciosa y delirante de todo lo que podía y se dejaría hacer si accedía a irse con el ser tan tenebroso que lo cuestionaba, el viendo y creyendo lo que su mente le enseñaba tomo una precipitada y excitante decisión, por lo que muy seguro de lo que iba hacer respondió:
-Acepto me voy a ir contigo al infierno para cumplir todo lo que deseo.- Concluyo el pobre y desdichado joven sin saber que a partir de ese momento se convertiría en un ser sin mente ni alma que tan solo viviría y existiría por la eternidad con el único propósito de revivir una y otra vez todos y cada uno de sus deseos en un ciclo sin fin.
Después de obtener una respuesta tan satisfactoria ambos desaparecieron sin dejar rastro y el pecaminoso y juguetón ser de la oscuridad solo volverá aparecer hasta que otro joven ingenuo y desolado vuelva a cruzar su camino con la extraña planta que te conducirá al infierno.
Porque nadie es capaz de ver que no todo lo que brilla es oro y que una simple y hermosa planta en un sendero solitario puede ser nuestra perdición o bendición después de todo las tentaciones de los humanos es algo con lo que a los demonios les gusta jugar.