La nieve comienza a caer en todas las calles de la ciudad dejando a su paso calles pintadas de blanca fantasía. Los jóvenes y no tan jóvenes salen a pasear en parejas o en solitario solo para disfrutar un poco de este paisaje invernal.
En el "Dojo Tendo" solo se escuchan los alaridos de un joven que entrena arduamente. Su frente se encuentra perlada por gotas de sudor que salen volando al aire cada que realiza un movimiento rápido, una patada o un golpe al aire. Su mirada detona seguridad y enfado. Sus golpes tienen una carga de energía sorprendente que aunque no tiene rival alguno intimidan incluso a su soledad. A mitad de su entrenamiento una chica se para en el marco de la entrada sin producir sonido alguno, lo mira con detenimiento mostrando admiración en su mirada.
- Ranma la cena esta lista.
Sin embargo el muchacho de cabellos oscuros no le presta la menor atención y continua con su arduo entrenamiento. La chica sabe que es imposible sacarlo de su concentración y se marcha sin decir nada más. Los golpes comienzan a debilitarse. Su cuerpo parece comenzar a quejarse de tanto esfuerzo y se desploma golpeando su cuerpo contra el frio suelo de madera. Deja salir su respiración sin control. Pequeñas borlas de vapor salen de su boca desapareciendo tan solo a unos centímetros de sus labios.
- No… no puedo seguir así. Tengo… tengo que hacer … algo -
Su rostro muestra verdadero cansancio. El entrenamiento duro no ha conseguido cansarlo lo suficiente como para impedirle soñar y su subconsciente controla cada sueño que le impide descansar en realidad. Sus ojos están enmarcados por una ojeras purpuras, su piel comienza a replegarse en los huesos de su cara dándole un aspecto completamente devastador. Aprieta los ojos y se levanta de golpe, comienza a caminar hacia el interior de la casa que se encuentra mucho más tibio que el dojo. En la cocina se encuentra casi toda la familia a excepción de Nabiki y Kasumi que se están en la cocina terminado de servir la comida. Ranma se acerca un poco más y es cuando comienza a escuchar la conversación que ambas mantienen.
- ¿Y por qué no se lo dices tú? - dice con enfado la más pequeña.
- Hay Nabiki ¡Pero qué cosas dices! El doctor Tofu es un hombre serio y no puedo decirle que lo quiero si no estoy realmente segura de que así es.
- ¿Cómo no vas a estar segura? Se conocen de toda la vida y además te la pasa todo el tiempo visitándolo y llevándole de comer -
- Pues sí. La verdad lo quiero mucho. Pero, no sé si es realmente amor lo que siento por él- confieza la mas grande con un tono de vergüenza.
- Si no sabes lo que sientes solo es cuestion de descubrirlo ¿No? y en realidad es fácil resolver esa duda-
Por alguna extraña razón esta última afirmación llama especial atención de parte de Ranma, que se acerca en silencio para escuchar el resto de la conversación.
- ¿Ah sí?¿ Y qué debo hacer exactamente?-
- Darme 500 yenes para que te confiese mi secreto para conocer los verdaderos sentimientos hacia alguien - Dice la chica codiciosa al tiempo que le guiñe un ojo su hermana mayor
- Hay Nabiki eres tan graciosa- la mayor sale de la cocina sin mucho interés y con dos cacerolas en las manos.
"El secreto para conocer los verdaderos sentimientos hacia alguien" repite para sí mismo Ranma envuelto por la curiosidad. Entra al comedor con la cabeza agachada y con sus pensamientos concentrados en esas palabras. Pensando a que se refería Nabiki con ese secreto. La cena transcurrió sin novedades, con las típicas discusiones entre Happosai y sus discípulos. Al terminar su cena el chico pensativo se dirigió sin decir ni una palabra a su habitación. Al pensar en descubrir sus sentimientos hacia alguien solo podía imaginarse el torpe rostro de Ryoga. Los ojos. La boca. El cuerpo de aquella persona. Sabía que no podía continuar así, se levantó en silencio para evitar despertar al enorme panda que dormía a su lado. Y se dirigió a una de las habitaciones, abrió la puerta sin hacer ruido y se escabullo lentamente.
- ¡Hey! Nabiki… tss…. Nabiki -
Trató de despertar a la chica que dormía profundamente, pero su voz era tan baja que no lo conseguía. Trato de moverla pero su mano se colocó sobre uno de los senos de la chica la sensación suave lo puso tan nervioso que se quedó tieso en esa posición. La joven comenzó a abrir los ojos y se encontró con la mano intrusa sobre su cuerpo y el rostro completamente sonrojado de aquel muchacho.
- ¡Aaaah! Na… Nabiki, esto… no… no es lo que tú crees… yo…-
- Ranma eres un cretino. Te voy a acusar con Akane - respondió la castaña con una voz picara.
- Pero… no … no-
- Bien si quitas tu mano de mi pecho no diré nada- Ranma retiro rápidamente la mano y se sentó sobre el piso - Y ¿A que debo tu encantadora visita?
- Yo… veras. ¡Ejem! Necesito pedirte un favor. Bueno. Más bien es un consejo.
- ¿Un consejo? - El rostro de la chica se llenó de sorpresa - Claro Ranma dime ¿En qué te puedo ayudar?-
- Esta tarde… tú estabas hablando con Kasumi. Y…- Agacho su rostro, pues sabía que espiar no era de buena educación - Y ustedes dijeron algo de…
- ¡De como descubrir si amas a alguien o no! ¡Cierto!- dijo mientras daba un golpe con su puño derecho sobre su otra mano - ¡Y tú quieres saber mi "secreto"! ¿Verdad?- Afilo su mirada tratando demostrando que estaba de acuerdo sobre compartir su "secreto"
- Si…. Algo así- consiguió decir con el rostro mas colorado que nunca.
- No puede ser Ranma ¿Aún no sabes si amas a Akane?
- ¿Akane?- Ese nombre.
De pronto la realidad calló encima de él con tanto peso que lo hizo pensar por un momento que era imposible obtener ese secreto ¿Cómo podía ser tan tonto? Acudir por ayuda con la hermana mayor de su "prometida". Que imbécil había sido.
- Eres muy tierno Ranma- la chica dio luz verde a revelar la respuesta - Claro que te lo diré. Pero… - Un tono frio oscureció la voz de Nabiki - Deberás darme 1000 Yenes- Soltó con una sonrisa perversa
- ¿Qué? 1000 Yenes pero si a Kasumi le pediste 500 Yenes….
-Si pero Kasumi no se escurrió en mi habitación a media noche y me manoseo por todas partes- Dijo mientras un par de pequeñas lagrimas brotaban de sus ojos llenos de miedo y ternura.
- Espera… espera Ok te daré 1000 Yenes-
- ¡Bien! El secreto es simple. Solo debes… Besar a la persona que crees Amar. En el momento que estés a su lado y sus labios se rocen, sabrás que lo que sientes es real o solo es producto de tu imaginación. Además es posible que incluso averigües si tu amor es correspondido o no - Dijo la chica con alegría - Organiza un encuentro entre ustedes, ya sabes una cita romántica y cuando estén a punto de despedirse "bésala". Solo así sabrás si es real-
- ¡Besarlo!.... Ok - Se dijo a sí mismo Ranma si atención a la chica que lo miraba con poco interés
- ¡Y Ranma …!
- ¿Si?
- Sal de mi habitación antes de que grite.
Ranma se volvió a acomodar entre las sabanas pero esta vez la duda no lo comía por dentro, en esta ocasión una extraña mezcla de seguridad y decisión lo invadió completamente. Sabía lo que tenía que hacer para por fin deshacerse de esta sensación tan extraña que habitaba en él, para que por fin esos estúpidos sueños dejaran de invadir sus noches. Lo haría lo más pronto posible, mañana por la mañana echaría su plana a andar. Esa noche durmió como ninguna otra recientemente.
****
La luz del sol entro insistente para despertar a los Saotome, pero el único que recibió los rayos sobre su cara fue el mayor. Ranma se había levantado mucho antes de que el sol saliera. Una energía increíble le llenaba todo su cuerpo. Dio un par de vueltas a por varias calles y regreso a la casa Tendo. El sudor escurría por su pecho, mismo que se inflaba aceleradamente. Cuando regreso ya no había nadie en casa. Todos se habían dirigido a realizar sus labores correspondientes. Entro a la casa y se metió al baño. Ese día ameritaba una buena ducha de agua helada para comenzar. ¡Sí! De agua helada.
Inhalo la mayor cantidad de aire posible y de un solo golpe se introdujo en la tina de agua hasta cubrir todo su cuerpo. Un escalofrió rozo su espalda que lo hizo sentirse revitalizado. Rápidamente su espalda redujo consideradamente de tamaño y grosor. Sus caderas se hicieron más anchas en comparación a su cintura que se contrajo lentamente, sus brazos se tornaron más delgados y sus piernas se delinearon delicadamente hasta unirse a sus caderas formando un trasero voluminoso y hermoso. Sobre su pecho se dibujaron un par de senos firmes y redondeados. Las facciones en su rostro se hicieron finas y delicadas sus labios se contornearon de un tono más rosado al habitual y sus ojos fueron enmarcados por unas pestañas completamente tupidas que les daban un toque infantil e inocente. Finalmente su cabellera adquirió un tono rojizo como el fuego mismo consiguiendo definir los detalles perfectos en su rostro.
- ¡Bien! Esto lo hará más sencillo- Su voz en esta ocasión sonaba aguda y tintineante como el de cualquier señorita.
Aprovechando que no había nadie en casa se escabullo a la habitación de Akane y busco en sus cajones hurtando algunas prendas de vestir. Algo con encajes y moños. Algunas piezas en tonos azulados y amarillos. Finalmente se detuvo dudoso en el último cajón, pero si quería que las cosas salieran bien tenía que hacerlo bien desde el principio, introdujo su mano y tomo unas pantaletas rosadas y un sostén a juego. Un poco sonrojado comenzó a vestirse con estas ropas. Al terminar dirigió una mirada a la chica del espejo, se sorprendió de lo hermosa que podía ser. Tomo un poco de pinturas del tocador de su prometida y se delineo los ojos, se pintó los labios e incluso se colocó perfume. Estaba completamente decidido a obtener lo que quería y para ello sabía que debía esforzarse al máximo.
- ¡Vamos Saotome! Es la única manera…
Se dijo a si mismo mientras soltaba una bocanada de aire impregnado de nerviosismo. Comenzó a avanzar en dirección a la escuela Furinkan. En cuanto llego se dirigió al patio trasero donde sabía Ryoga iba a descansar en las horas libres que no compartía con Akane. Justo al rodear el último segmento de árboles encontró la silueta de aquel chico recostado sobre el pasto. Tenía los ojos cerrados y sus respiración bastante tranquila, seguramente estaba dormido. Se acercó muy despacio y lo observo con detenimiento ¿Que había en ese chico que lo ponía tan nervioso? Hacia tanto que lo conocía y nunca había tenido esa sensación en su pecho por el simple hecho de verlo. Era el momento adecuado. Necesitaba dar el siguiente paso o el ritual realizado en casa no habría tenido sentido. Una punzada golpeo su pecho y le lleno de nervios cada parte de su pequeño cuerpo.
- Disculpa- dijo endulzando un poco más su voz
Los ojos de Ryoga temblaron un poco antes de abrirse torpemente. Al ver que era observado por una chica de inmediato se puso de pie y todo su cuerpo comenzó a temblarle. Su rostro se sonrojo y agacho la mirada lleno de nervios, esto sin duda hizo que el interior de Ranma se desorganizará por completo.
- ¡Dis… disculpa! - Ahora era él quien estaba completamente inundado por los nervios - Tu eres Ryoga Hibiki ¿Cierto?-
El chico apenas pudo contestar con un movimiento de su cabeza. Se sorprendió tanto de que aquella linda niña supiera quién era él. Y que estuviera ahí buscándolo. Este comenzó a lanzar golpes con su dedo enterrándolo en la corteza de un árbol cercano. Su rostro reflejaba ingenuidad y torpeza, un detalle que Ranma aprecio de inmediato y que sin duda solo consiguio complicarle un poco más que las cosas fluyeran de acuerdo a su plan.
- Mucho gusto- Dijo la chica mientras hacia un reverencia - Yo soy Ranko Sao…. - No podía usar su apellido o todo se vendría abajo - Sansuki- completo bastante nervioso.
- Mucho Gusto - devolvió la reverencia más tieso que una roca
- Sabes Ryoga, hace tiempo que te he observado y hay cosas en ti que me inquietan - dijo con total honestidad la pelirroja - y me gustaría tener una cita contigo.
- ¿Queeee? ¿Una… una… cita conmigo? - Grito el chico completamente sorprendido.
- ¡Claro que contigo tonto! - La voz de Ranma comenzaba a notarse un poco molesta - es decir claro tontito- y acompaño esto último de una sonrisa arrebatadora.
- Yo… yo no… no sé qué decir… -
- Solo di que si- se auto respondió Ranma mientras cogía por el brazo a Ryoga.
A pesar de que era consciente de que él no era "el" en ese momento se sintió bastante extraño al tomar de esa manera tan atrevida a su amigo. Por su parte el otro chico estaba completamente paralizado y simplemente se dejaba llevar por la joven a su lado.
<< ¿Quién es esta chica? ¿De donde salió?>> penso el chico de amarillo <<¿por que me buscaba especialmente a mi? Cielos ¡Es tan hermosa! y tiene un aroma bastante agradable. Su rostro es perfecto, parece un lindo angelito>> se decia a si mismo mientras era literarmente arrastrado por la pelirroja, comenzo a recorrer su mirada por la imagen de Ranma y se detuvo en su rostro << Hay algo en ella que ... me resulta muy familia ¿Que sera?>> se pregunto sin obtener respuesta.
La "cita" comenzó con una caminata por el parque en la que Ranko se desinhibió completamente dejando salir su lado "femenino" y caminando tomada del brazo de su acompañante. Conforme avanzaba el tiempo Ryoga iba soltandose un poco más y actuando con mayor naturalidad, mientras que la pelirroja dejaba de lado la parte de que ella no era en realidad una chica, si no que se trataba todo de un plan para saber qué era lo que sentía por su amigo. Extrañamente La chica se sentía más cómoda con la situación. Caminar al lado que aquel joven tan amable sin preocupaciones la lleno de un sentimiento de paz y felicidad.
Así transcurrió le resto del día. Hasta que cuando callo la tarde Ryoga se sintió de momento bastante preocupado. Miro fijamente a la jovencita a sus ojos. Sus miradas se cruzaron y ambos quedaron atrapados por los ojos del otro.
- ¡Ranko!-
- ¿Dime Ryoga?
- Hay algo en ti que… simplemente me resulta familiar- confesó el joven bastante avergonzado
- ¿Algo? - "Demonios" pensó Ranma creyendo que ya lo había descubierto.
- Tal vez pienses que estoy loco…. Pero en ti siento cierta familiaridad que… que me hace estar a gusto. Que me hace sentir que te conozco y…
- ¿Y…?- pregunto con inpaciensia la chica mietras trataba de tragarse una bola de "nada" que le obstruia la garganta.
- Que hace que me gustes Ranko-
Estas palabras llegaron rápidamente al corazón de Ranma que parecía que quería salirse de su propio pecho para irse con aquel chico que tenía frente a él.
- Tú… tú también … me gustas Ryoga- En ese momento era Ranma quien hablaba y no Ranko que actuaba para engatusar a su pareja.
Ryoga abrió los ojos de golpe y vio como el rostro de la pelirroja se ruborizaba de una forma muy tierna. La tomo de las manos y se acercó muy despacio hasta que sus cuerpos se juntaron. A pesar de que Ranko era realmente hermosa, aquello que había cautivado al chico no era su físico precisamente.
<<¿Qué linda eres Ranko? ¿Qué es lo que veo en ti? ¿Eso que me hace sentir en completa confianza, será acaso la forma en la que hablas, que me llena hasta lo más profundo de mi ser… ?¿O es que cuando estoy contigo siento que soy yo mismo como si fuésemos amigos de la infancia y tuviéramos una historia juntos? No sé qué será lo que me atrae tanto a ti … pero simplemente me vuelve loco esa pequeña luz en tus ojos que me hace saber que te conozco más allá de lo que ha pasado este día>>
Él sabía muy bien que esa chica no era quien decía ser, que ocultaba algo. Pero también sabía que no dejaría pasar esa oportunidad de tenerla ahí para él. Sabía que cualquier cosa que ella ocultará, seria ella misma quien se encargaría de decírselo algún día. Y no estaba equivocado, en nada.
La tarde comenzaba a caer y con ello el cielo se matizaba en tonos rojizos y amarillos dando un ambiente bastante romántico (NT. A: Típico cliché en las obras de la maestra Rumiko). Ryoga bajo una de sus manos rodeando la cintura de Ranko, la otra mano la dirigió a una de sus mejillas la cual acaricio con delicadeza. Fijó sus ojos en los de ella hipnotizándola al instante, le dirigió una sonrisa que hizo que Ranma callera completamente en sus manos. Lentamente acerco su rostro hasta sentir que sus alientos se mezclaban, era una sensacion nueva y conocida al mismo tiempo era un sabor familiar el que despedia el aliento de aquella mujer, esto lleno de deseo y seguridad a Ryoga, sus labios se posaron lentamente en los labios de aquella chica que en ningún momento titubeo o se alejó. Con cuidado la pego más a su cuerpo sintiendo como su pecho se apretaba sobre sus senos. Comenzó a besarla con dulzura la que se fue acelerando hasta cubrirlos a ambos por una enorme pasión. Parecían acoplarse a la perfección, ambos estaban en completa sincronía ambos sabían que era lo que quería el otro.
Nabiki tenía razón. Un beso era la única forma en la que Ranma descubriría que era lo que sentía en realidad por esa otra persona y al mismo tiempo sabría si era correspondido o no. Y en ese momento. En ese preciso instante lo supo, los movimientos de sus bocas y sus lenguas acoplándose en ese danzar tenían la respuesta a ambas preguntas y era sí. Sí era amor lo que sentía por Ryoga Hibiki y sí él también lo sentía por … por ¿Ranko? Un golpe muy duro llenó de dolor el corazón de Ranma mientras se entregaba en ese beso a su amor secreto.
CONTINUARA....