Era una fría y lluviosa mañana. Mir despertó cuando sintió algo húmedo en su rostro. Se frotó los ojos y miró al cielo. Estaba pintado de gris, cubierto con nubladas nubes. Todo a su alrededor estaba mojado y no había gente en la calle.
Todos ellos estaban probablemente durmiendo en sus camas calientes, ya que el sol acababa de salir. Mir sentía que el frío se deslizó por su espalda.
- "Aish, es demasiado frío y no tengo ni idea de a dónde ir ... Tal vez debería volver a Seungho hyung-No, me golpeará de nuevo y me tirara hacia fuera hasta que consiga algo de dinero. Pero aun así... Tal vez debería intentar. No puedo hablar con él y... Si yo le ruego, entonces... podría ser que me deje quedarme "-... Mir se mintió a sí mismo.
Seungho era todo, pero no una buena persona. Dejaría que Mir se muera de hambre si no tiene el dinero. Pero, cuando uno es pobre y está solo en este mundo cruel, lo único que sigue es la esperanza. Incluso si es falsa. Y Mir lo sabía muy bien. Se puso de pie, estirando la espalda.
- "Bueno, la casa de Seungho hyung no está muy lejos de aquí, Si corro lo suficientemente rápido, no me mojaré mucho. ..." - Pensó Mir.
Apretó los dientes y comenzó a correr. El agua corría por sus mejillas y el cuello, sus pobres pulmones dolían como el infierno, y parecía como que va a derrumbarse por cada segundo que pasaba. Pero de alguna manera, el muchacho lo hizo. Llegó a la puerta, respirando con dificultad.
No estaba seguro de si tocar, por lo que sólo agarró la manija y la empujó hacia abajo. Abrió la puerta y Mir entró felizmente. Corrió a su pequeña habitación en la planta baja, cerrando lentamente la puerta detrás de él. El chico se quitó sus zapatos mojados y los puso en una toalla para secarse. Él se dejó caer en la cama, tirando de una pequeña manta sobre su cuerpo. Puesto que él estaba agotado y cansado hasta la muerte, no pasó mucho tiempo para que se durmiese.
Seungho despertó, mirando su reloj.
- "¿Las diez y media?" - Exclamó.
Bajó a la cocina, tomando una barra de pan de su alacena, cortándolo.
- "¡Aish!, ahora ¿dónde diablos está ese mocoso? Se supone que me hará un poco de té", se quejó-Seungho.
Pero se acordó de lo que pasó. Echó a Mir. Ahora, no había nadie que hiciera su té. La casa se veía tan tranquila y vacía sin Mir. Seungho no podía gritarle como solía hacer. De repente, oyó los pasos de alguien viniendo a la cocina. Se levantó de la mesa, dispuesto a matar si era necesario. Entonces, Mir apareció en la puerta. Los ojos de Seungho se abrieron, al ver a Mir de pie delante de él.
- "¡Buenos días, hyung! ¿Has dormido bien?"
- "¿Qué estás haciendo aquí? ¡¿¡¿Cómo diablos has entrado?!?!" - Seungho gritó. Pero Mir no le hizo caso.
- "Oh, tienes este hermoso pan para el desayuno ¿Quieres compartirlo conmigo? Es un poco aburrido comer solo, ¿sabes? ..." –el chico habló más para sí mismo que para Seungho.
Mir tomó una rebanada de pan y lo puso en su boca lentamente.
- "¡Es delicioso, hyung!" - Mir dijo alegremente.
- "¿Qué estás haciendo? ¡Deja eso ahora!"
- "Deberías tomar algo, hyung" - Mir lo ignoró, como siempre.
Esta vez, Seungho lo agarró del cuello, apretando el puño para golpear al chico.
- "¿Tienes el dinero?"
- "Hyung, por favor, déjame comer, tengo hambre...”
- "¿Lo tienes? ¡¡Respóndeme!!"
- "Por favor, tengo hambre, hyung..." - Mir dijo con los ojos llenos de lágrimas ahora.
- "No te pregunte si tienes hambre. No me trajiste mi dinero otra vez, ¿verdad?" - Seungho gritó.
Golpeó al chico y escupió en su cuerpo sin vida en el suelo. Se limpió la mano de la sangre del menor.
- "Levántate."
- "Hyung... Por favor comparte tu comida conmigo... tengo hambre." – Mir suplicó, levantando lentamente su cuerpo del suelo.
Se tambaleó a Seungho, agarrando sus hombros y tirando de él en un abrazo.
- "Sólo te tengo a ti, hyung... Por favor, no me rechaces te traeré el dinero, sólo quiero comer favor, comparte tu pan conmigo. ...". - Mir suplicó.
El mayor lo apartó, dejando la cocina.