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Despues de la boda. por BlAnWhiDe

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Notas del capitulo:

Mi segundo Fan fic finalizado y en un sitio web :'D...

 

Que felicidad. XD

 

Bueno, Shaman King no me pertenece. Es propiedad de Hiroyokei Takei - espero este bien escrito nwnU -

 

Sin mas, espero disfruten leyendo :D.

 

Al levantarme me encontré con dos personas más en mi cama. Tengo que decir que no me percaté de ese hecho hasta pasados unos 5 minutos, en los que me di cuenta de que estaba siendo abrazo por dos pares de brazos. Los reconocí de inmediato, y eso no me hizo nada feliz. Por solo un par en particular.

Yo estaba en el medio de la cama, la cual era grande por obvias razones. A mi derecha, mi recién esposo, Yoh Asakura, y a mi izquierda, el inútil de Horo Horo.

En ese momento tres cosas pasaron por mi mente.

  1. ¿Qué rayos hacia el ainu ahí?
  2. ¿Por qué me abrazaba de la misma forma en la que lo hacia mí cónyuge? Y
  3. Alejarlo lo antes posible.

Pero antes de nada decidí despertar a Yoh, como mis brazos estaban libres, acerqué mis manos a su rostro y le di pequeñas palmaditas en los cachetes. En ese momento no quería despertarlo con estrépito, más que nada porque no tenía conocimiento de que tanto habían bebido en la fiesta.

En cuanto conseguí que comenzara a abrir los ojos, me pareció suficiente. Y sin esperar ni un segundo más, boté a la persona que no tenía NADA que hacer en la cama.

Horo Horo calló con un golpe seco, y, por los gritos que comenzó a lanzar a diestra y siniestra era muy obvio que bastó para despertarlo por completo.

El repentino ajetreo alertó de igual forma a mi esposo, yo esperaba que me soltara por la sorpresa, pero ocurrió lo contrario. Enrolló más sus brazos en mí y me acercó mucho a él. Solo en ese momento me percaté de que no traía pantalones, ropa interior, sí, pero pantalones, no.

-¡¿Qué diablos te sucede?! - le oí gritar al recién expulsado.

*Humph* solté mí típico sonido de molestia y le respondí como lo que era, lo más obvio que se podía decir. –Nada, pero por lo que veo a ustedes dos les debió haber sucedió algo anoche como para que hayan olvidado el hecho de que en una habitación, y siendo más específico, cama matrimonial solo deben entrar dos personas, no más. - cuando termine de hablar, le lancé una mirada seria.

Observé la expresión de Horo cambiar completamente, de una mirada de furia a una avergonzada, y con justa razón.

Se disculpó, (eso me extrañó bastante) yo iba a regañarlo una última vez para luego ordenarle que saliera, pero la risa serena tan característica de Yoh me lo impidió.

-No te preocupes- le dijo como si hubiera sido cualquier cosa el asunto.

Extendí mi brazo y le indiqué con un dedo, al intruso, la puerta, él entendió a la perfección lo que quería y sin más, se retiró.

-Buenos días- me susurró Yoh, se había acercado con bastante rapidez a mi oído.

-Umh… Buenos días – le correspondí el saludo, con una expresión neutral.

-¿Te molestó mucho el que Horo Horo estuviera aquí?- me preguntó, supuse que era para iniciar conversación.

-Por supuesto, de otro modo no lo habría arrojado de la cama – le respondí, sin cambiar mi expresión.

-Hehehe… es un buen punto- me dijo, apretando un poco mi cuerpo contra el suyo.

-¿Por qué estaba aquí?- le pregunté, necesitaba que me aclarara esa duda.

-Oh, bueno… - lo escuché dudar, al instante noté que no lo recordaba, era eso o no me lo quería decir. Pero conociéndolo, era lo primero, sin duda.

-Hahhh… – suspiré de forma cansina, -Dime, ¿A qué hora termino la celebración?- inquirí, ligeramente enfadado. 

Me soltó, llevando su brazo izquierdo a su cabeza, rascándosela.

-… Alrededor de las 2 o 3 de la madrugada- confesó.

-¡Yoh!- exclamé, ahora sí que estaba molesto.

-Lo siento, cuando nos anunciaste que te retirabas a descansar quise seguirte,...- comenzó a explicarme, con una mirada de cachorrito mojado, -pero, me fue imposible convencer a tu padre, al mío y en especial a Horo Horo de que me lo permitieran.-

-¡Es increíble!- dije. Sintiendo como una vena me palpitaba en la frente. Y la punta de mi cabello crecía.

-Pero no es-- - iba a excusarse, pero lo interrumpí.

-¿Cómo es posible que los mismos progenitores den pie a ese tipo de comportamiento vulgar? ¡Es el colmo!- hablé, furioso.

Yoh se soltó a reír al cabo de verme por unos segundos, no entendí su reacción, por lo que no la interprete como buena o mala.

-Puede que tengas razón….- me dijo cuando paró de carcajearse.

-¡Pero claro que la tengo! El festejar sin pensar en lo que se hace, emborracharse hasta caer rendido, son unas de las actitudes humanas más patéticas. Sobre todo porque muchas veces al día siguiente la persona que participó termina o con recuerdos inexistentes sobre lo que se hizo o con una terrible resaca producto del abuso del alcohol, y, en ocasiones, con ambos. – di un corto monologo sobre mi punto de vista, mi ahora esposo no pronunció ni un sonido durante el tiempo que duraron mis palabras.

Me sonrió.

Y en un dos por tres se abalanzó en mi contra. Por lo inmensamente repentino de ese acto no alcancé mas que a gritar la pregunta: ‘¡Qué estas haciendo!?’ a medias. Y digo a medias porque toda posible palabra de reclamo que estuviera dispuesto a dar contra el castaño desapareció al sentirme debajo de él, completamente a su merced. ¿Por qué lo digo? Pues porque él había sujetado con bastante fuerza mis dos brazos, los mismos que ahora descansaban sobre una de las almohadas que estaban un poco alejadas de mi cabeza.

-¡S-suéltame!- le ordené, tartamudeando por lo incomodo que me sentía.

-No quiero- me contestó.

El cuerpo se me escarapeló. De la misma manera en que me sucedió años atrás, la primera vez que me enfrente al Asakura, como cuando le di la opción de que me entregara a su espíritu acompañante por las buenas y así evitarse el ser lastimado. La misma respuesta. Circunstancias muy diferentes.

-¡No bromeo, Yoh, déjame ya!- amenacé, tratando de sonar lo más intimidante que pude, a pesar de cómo me encontraba.

-Pero eres mi esposo ahora, tengo derecho a hacerte esto y mucho más- me dijo con total atrevimiento.

-¡¿Q…qué has querido decir con eso?!- le pregunté, poniendo me rojo de vergüenza.

- Puedo explicártelo… o mejor puedo mostrártelo – su respuesta fue rápida.

Tal y como me ofreció, me dio una ´pequeña´ demostración sobre a qué se refería, sin esperar siquiera a que le respondiera.

Maldición, no debí haber preguntado, yo ya sabía que había querido decir con eso.

Maldije también mi ´brillante´ idea de haberlo dejado sin opciones por aquel mes y medio, pero ya había sido suficiente.

Pude notar con facilidad que el tiempo de abstinencia no le había hecho nada bien al castaño, y hablo sobre todo por lo que ocurrió aquella mañana.

Asakura Yoh, él, fue una completa bestia. Un descontrol total.

Intente negarme a que fuera hasta el final pero sus argumentos pudieron más que los míos.

Aun recuerdo a la perfección como empezó todo, un cálido y fugaz beso. Luego otro, y otro, cada vez más ardientes, profundos y lentos. Algunas sutiles caricias, al principio por sobre mi kimono (ya que me obligaron a usar uno para la ceremonia y el cansancio me había vencido la noche anterior, por lo que termine durmiéndome con eso puesto), sentí sus manos expertas despojándome de cuanto tenia puesto (dejándome llevar, yo me encargué de hacer lo mismo con él)  y luego la forma en la que recorrió mi cuerpo en su totalidad con las yemas de sus dedos, me hizo jadear de manera exagerada a mi parecer, claro que el reparar en ese hecho en esos momentos me fue imposible.

El muy pervertido me hizo mil y un cosas por delante y por detrás, como dije antes, yo estaba completamente a su merced. Incluso hubo un punto en el que se atrevió a amarrar mis manos con lo primero que encontró (que fue la funda de una de las almohadas), con la finalidad de que, según él, la ´demostración´ fuera más entretenida. Yo ya había tenido más que suficiente con aquella ´inofensiva´ muestra.

Traté de decírselo, empezaba a entrar en pánico.

Aunque admito que yo también tenía deseos de que continuara, de que hiciera conmigo lo que le diera la gana, él era mío y yo suyo al fin y al cabo. ¿Qué de malo podía haber en demostrarlo de esa manera?

Claro que es ahora que ya todo ha sucedido y no me arrepiento en lo absoluto de no haber logrado pararlo, que puedo decir que soy plenamente feliz con la persona que amo.

Pero mientras eso pasaba, no sabía a ciencia cierta que pensar, o cual era la manera adecuada en la que debía actuar para dejar de sentir aquel placer tan exquisito que aumentaba cada vez más.

Y llegó el momento de aquello, con preparación preliminar o no, el volver a sentir aquella prominente y rígida ´pieza´ en mi interior me hizo temblar, quizá más que la primera vez en la que me le entregué, pero ya estaba hecho. El dolor pasó con mucha rapidez y comenzó mí… Nuestra nirvana.

Gemidos de boca de ambos bandos llenaban la habitación, me sentía completo, nunca antes me había sobrevenido un sentimiento como ese. Y fui capaz de entenderlo a plenitud en el momento en el que de mis labios se escapo una furtiva exclamación.

´Te amo… demasiado… ´

Y esas aparentes simples palabras causaron en el Asakura locura, o por lo menos eso me pareció a mí.

Se ensañó tanto en el acto que hicimos, y más de una vez –por cierto- aquella tarde que me fue imposible poner un pie fuera de cama por unas 2 semanas =sin exagerar=.

Lo hicimos de muchas maneras, incluyendo en cuatro, sentados y hasta parados.

Vaya que aquella habitación fue testigo de mucha acción, y estoy más que seguro de que los golpes de mi cuerpo contra la pared por las constantes embestidas del Asakura no pasaron inadvertidas con facilidad.

Pero lo que recuerdo con más agrado es, sin duda, el término de la sesión.

Yo estaba realmente cansado, Yoh salió con lentitud de mi interior de forma definitiva por aquella vez, se recostó a mi lado, habíamos arrojado las sabanas pegajosas al suelo =habían muchas en la cama que estaban limpias y unas pocas no harían gran diferencia= lo que me dijo antes de caer rendido me hizo sonreír, sin importar el hecho de que estuve literalmente inválido por un largo tiempo por ese hombre.

´Sin ti no soy nada,… me has llenado completamente. Te amo con toda mi alma. Por favor,… quédate… siempre… a mi lado…´

Me sonrió y yo, por primera vez, le devolví aquel gesto sin contemplación alguna.

Sin dudar puedo decir que desde ese día, soy la persona más feliz que puede existir.

Amo y me aman. ¿Qué más se puede pedir?

 

FIN

Notas finales:

Espero hayan disfrutado el leer este pequenio escrito.

 

Agradezco que comenten, opiniones, correciones de gramatica XD.

Son bienvenidas nwn.

 

Me despido.

BlAnWhiDe


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