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The Invisible Wall por Gazettencia

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Notas del fanfic:

Ah, los párrafos entre comillas y en cursiva, son la letra de la canción.

Notas del capitulo:

Gazettencia reportándose.


http://www.youtube.com/watch?v=Ez6NJ2BfP78

Todos la conocen... ¿verdad? xD Dudo que alguien no.
Pues, la letra de esta genialisima canción me inspiró a escribir esto.
Leía y leía, y esto es lo que YO ENTENDÍ.
Cuando comencé a escribirlo, tuve muchas historias en mente... pero creo que esta es un poco mas decente que las otras xD.


Todos pueden tener un punto de vista diferente ~

Si tiene horrores(?) ortográficos, por milésima vez, discúlpenme, no tengo word -w-


Espero que les guste :'D

A leer.

Oscuro océano, océano lleno de enfermos como él...

«La pared que me impide y a la vez da paso al toque de queda de mis victimas. La pared que solo yo puedo ver y es invisible para el resto. La pared que no desaparecerá hasta que deje de respirar...» habló inconscientemente.

"La pared invisible..."


Laberinto infinito... aún no ha encontrado al niño que el deseaba, al niño perfecto... Aún no se sabe de su existencia entre este laberinto infinito... 
¿O tal vez si? 

Laberinto infinito que se reduce, a causa de su enfermedad...
¿O tal vez ya se detuvo?













The Invisible Wall.


-¡Aléjese de mí! -el pequeño se revolvió con todas sus fuerzas del agarre de ese viejo loco.

-No, no lo entiendes, pequeño... Yo te amo, puedo darte todo lo que desees, por favor, no me hagas esto mas difícil -Kouyou comenzaba a perder la paciencia con Takanori.

-¡Usted es malo, déjeme ir! -aterrorizado, el menor quiso escapar por una puerta que se divisaba al fondo. Cuando el pequeño corrió, el mayor instantáneamente lo atrapó, tirándolo en el suelo y dándole una tremenda bofetada.

-HARÁS LO QUE YO TE DIGA, ¿ENTIENDES? ¡AHORA QUÍTATE TODA LA ROPA Y TÚMBATE SOBRE ESE COLCHÓN! -definitivamente estaba dando lo mejor de sí, no quería mostrarse como un animal frente a su niño, pero es que ya le había inflado mucho las pelotas con sus ineficaces intentos de escapar. Bien, si no lo hacía por las buenas, lo haría por las malas.

Observó como gruesas lagrimas adornaban los preciosos iris de Takanori, recorrían sus mejillas y su cuello, para posteriormente morir en su camiseta.

Éste se quitó sus prendas con prisa y se tumbó sobre el colchón, temeroso. Kouyou sintió que explotaba de jubilo. Por fin, después de tanto tiempo observando a SU preciado chiquillo, sería suyo. De un tirón bajó sus pantalones junto con sus boxers y se posiciono entre las piernas del pequeño. Las abrió tanto como pudo.

-Duele... ¿Señor, que me va a hacer? -sollozó.

El mayor no respondió, empujó sus caderas hacia adelante y entro en el menor. Ni siquiera escuchó el desgarrador alarido que éste emitió, no escucho nada. Solo pensaba en él y en su sueño, uno de sus muchos sueños, realizado.


Después de dar por terminada su placentera tarea, llevó el, ahora cadáver del infante, a un lago muy lejano de la ciudad. Lo arrojó y se encamino tranquilamente a su auto, a por su próxima victima.


"Puerco empapado en la sopa del crimen. 
Es el dolor del niño al que asesinaste. 
Ódiate. 

En el laberinto infinito… 
¿Por qué sigues respirando?"


Despertó, su cuerpo entero estaba empapado en sudor.

Estaba empalmado.

-Joder, que sueño mas lindo he tenido -musitó. -Ya es hora -se levantó de la cama y se dirigió al baño. Giró la llave de la bañera, se desnudó y entro en ella. Una vez dentro de la tina, con cuidado de no mojarlo, tomó su móvil y se dedicó a pasar de una en una las fotos que el mismo le había tomado a Takanori a lo lejos.


"Bajo los escombros de la imagen en la cual la verdad se refleja 
más profunda que cualquier cosa. 
[La pared invisible]" 

Tenía muchísimas fotos de el. En algunas aparecía con su familia, en otras con personas que se le acercaban para hacerle algún cumplido, maestros, compañeros, etc. Se preguntaba... ¿como un niño de 7 años podía tener lo que el nunca tuvo? No denotaba relaciones complejas con ninguna persona, completamente lo opuesto a él. Sin contar que ese niño era precioso, una joya, sin duda. Todo su alrededor lo amaba... ¿Qué pasaría si desapareciese? Por supuesto que lo notarían, era el centro de atención. Así que, si quería llevar a cabo su plan, tendría que ser muy cauteloso.

"Soledad, odio, celos, inseguridad, inexpresión; floreciendo en la 
nada misma, pensando en esto por sobre todo lo demás 
[La pared invisible]"


Miércoles por la tarde, por alguna razón los miércoles regresaba solo del colegio a su casa. Tenía todo planeado. Incluso un punto a su favor poseía. ¿Cuál? Era un día con bruma.

"Cubriendo una escena de desastre, irrazonablemente el cielo 
azul parece reír."

Los compañeros de clase del infante comenzaban a hacer acto de presencia. Kouyou se percató de esto y se escondió, tenía que esperar a su niño.

En cuestión de minutos apareció, caminaba a paso lento, observando todo a su alrededor como de costumbre, venia solo. El mayor esbozó una sonrisa ladina. Cuando Takanori pasó frente a Kouyou, éste saltó hacía el y le colocó un pedazo de tela con cloroformo en la boca y nariz. Segundos después, el pequeño cayó desmayado. Fue arrastrado al automóvil del castaño y desapareció en la difuminada neblina.

"En el laberinto infinito… Ahógate en tus errores. En el laberinto infinito...
¿Por qué sigues respirando?"


El menor despertó muy confundido, estaba afianzado de pies y manos, desnudo. Pudo adivinar que se encontraba en una casa abandonada, retirada de la ciudad, ya que no se atendían autos, solo silencio, absoluto silencio.

-¿Donde estoy? ¡¿Hay alguien aquí?! -exclamó.

-Hola -saludo amablemente Kouyou, ocultando tras su falsa sonrisa sus verdaderas intenciones.

-Hey, ¿tu sabes que hago aquí? Por favor, ayúdame a desatarme -suplicó el mas bajito. Estaba mas que claro que no tenia ni idea de quien era el hombre que tenía frente a él.

-Temo que no puedo, pequeño.

-¿Por qué no?

-No puedo dejar que te vayas. Después de todo... ¿Para que quieres salir si de todas manera morirás? -explicó con simpleza el otro. El rostro suplicante de Takanori se tornó instantáneamente a uno de terror.

-¿QUÉ? N-no puedo morir... ¿Por qué me dice eso? ¡¿Quién es usted?! -Kouyou ensancho aún más su sonrisa.

-Soy tu acosador...

Takanori percibió un escalofrío recorrerle la columna.

-¿A-acosador...? Yo nunca lo había visto. Suélteme, por favor -murmuró cabizbajo.

-Ponme atención, podemos hacer esto por las buenas, o podemos hacerlo por las malas. ¿Qué prefieres? -acarició sutilmente uno de los mofletes del pequeño. Éste se sacudió.

-De ninguna. Si no me va a dejar salir y moriré, entonces ¿que espera? Máteme de una vez -Kouyou enarco ambas cejas, sorprendido. Ese niño estaba loco, le encantaba. Estaba temblando y aun así tiene las bolas para actuar de aquella manera tan retadora, simplemente descomunal.

-¿No crees que este no es el momento de hacerte el fuertecito? ¿Sabes lo que significa ser violado? ¿Asesinado?

-Violado no, pero solo le pido que no me haga daño... Y si me va a asesinar que sea rápido. No quiero sufrir, por favor -sollozó desesperado.


Se la puso dura.

-Eso depende de ti -se lanzó a besar los labios del pequeño. El menor se quedo paralizado. La lengua de Kouyou quería penetrar la boca contraria, su objetivo se vio imposibilitado, Takanori no se lo permitía.

-Abre la boca -el pequeño negó frenéticamente. -¡Ábrela!

Tiró bruscamente de los cabellos del otro. El menor chilló, abriendo su boca a duras penas.

Kouyou introdujo su lengua y exploró esa cavidad que tanto deseo de lejos. ¿Cuando la había anhelado? Seis meses. ¿Por qué no la había saboreado antes? No podía, 'la señal' no se había presentado durante ese lapso de tiempo.

El mas bajo lloraba, le daba nauseas lo que el otro hacía con su persona. ¿Por qué siempre él? se reprochó.

El mayor dio descanso a los labios de Takanori. Observó, embelesado, la carita empapada en llanto de su niño, sus ojitos suplicantes y temerosos, anegados en lagrimas, sus labios rojos e inchados por el trato anterior, su cuerpo desnudo y tembloroso, tan a su enferma disposición. ¡Ah! No existía ser mas hermoso.

En aquella habitación, una persona suplicaba por que aquello acabase pronto...

"Naciste de la pena, 
en el centro del oscuro océano. 
Naciste de la pena, 
compensaras... y morirás."

-Mal niño, muy mal niño... ¡Chupala bien, joder!

El pequeño tenía la polla de Kouyou en su boca. Había vomitado dos veces y, si el otro continuaba ordenándole mas porquerías, lo haría hasta que se quedase seco.

-¡Vamos! -le espetó.

El menor sollozó aún mas fuerte. Comenzó a mover su cabeza de arriba a abajo, reprimiendo las arcadas que le sobrevenían.

-Así... muy bien, pequeño...

El mayor marcó un ritmo, frenético y violento. Avisó que no aguantaría, pronto se correría. Cuando lo hizo, percibió algo mas en la boca del otro, un liquido aparte de su semen envolvió su polla. Frunció el ceño, asqueado.

Cuando Takanori sintió el semen del otro ocupar su boca, se sintió morir, y sin poderse contener, vomitó. Dando como resultado a un furiosísimo Kouyou.

"Puerco empapado en la sopa del crimen…"

-Comenzabas a portarte tan bien...

El castaño se dirigió a una pequeña mesita que se posaba en la pequeña esquina de la muy deteriorada habitación en donde ambos de encontraban. Sacó de un cajón una pistola, la cual apunto directamente a Takanori.

-No fuiste lo que esperaba, lo siento.

El menor cerro los ojos, esperando ese disparo que le dormiría de por vida.

"En el laberinto infinito… [Ódiate] Ahógate en tus errores 
en el laberinto infinito… [Ódiate] ¿Por qué aun respiras?"

 

No lo disfruto, para nada. ¿Por qué? El sueño claramente le condenaba a violar a Takanori. No lo había hecho, supuso que no fue merecedor en su debido tiempo.

Como todos los demás, no fue lo que esperaba.

Estaba frustrado, esperó seis putos meses por nada, y ahora tenía que desechar el cuerpo.

Como antes lo había presenciado en su subconsciente, tiró el cuerpo de Takanori en aquel lago que se encontraba a pocos minutos de aquella casa, ambos alejados de la ciudad. No le preocupaba en lo mas mínimo, apenas si el sabía que existía ese terreno, nadie, absolutamente nadie, ademas de él, sabia de esto.

"Naciste de la pena, 
en el centro del oscuro océano, 
naciste de la pena."

 

 

 

 

 

Se encontraba en el supermercado, comprando los víveres necesarios.

Entonces, lo vio.

Un pequeño de diez años aproximadamente, jugaba con dos pepinos, utilizándolos como baquetas o algo parecido. Venía acompañado por un hombre, al parecer su padre. Éste se denotaba un tanto fastidiado por la presencia del mas pequeño.

El pequeño en si, era una ternura para Kouyou. El menor al sentirse observado, giró su cabeza a todos lados, encontrándose con los ojos color miel de un adulto joven. Cuando el pequeño le miró, por inercia le sonrió dulcemente. Acto que, por la reacción del otro, no le agrado del todo. Pudo divisar que en sus ojos, se palpaba a la perfección el pánico, el miedo. Eso, le envolvió.

 

Tres meses habían pasado desde aquel encuentro en el supermercado. Uke Tanabe Yutaka, vivía con su padre y tenía diez años, era un niño callado, solitario, pero irremediablemente lindo. No sonreía, casi nunca lo hacía. Le había visto una que otra sonrisa falsa, pero el sabía que no era sincera. El sabia que, detrás de esa falsedad, se encontraba un niño totalmente diferente al que mostraba constantemente.

Cuando se daba alguna vuelta por casa del menor, se escuchaban gritos, gritos suplicantes y gritos demandantes. Al parecer lo maltrataban. ¿Y si le hacía un favor al secuestrarle?


Podría ser.

 

Un sueño, fue el que lo embargó la noche anterior. 'La señal' se hizo presente...

 


-Mi nombre es Shiroyama Yuu, y yo atenderé a su pequeño -hizo una reverencia.

-Dile al doctor lo que tienes, Kai -le mandó su progenitor. El nombrado se estremeció al escuchar la voz de su padre.

-Me duele mucho el pecho y... no puedo respirar muy bien -comentó afligido, deslizando su mano por su pecho.

-Ya veo... Voy a escucharte -se dirigió al menor con su estetoscopio en manos, lo colocó en el pecho contrario y le pidió que respirase profundamente.

-¿Su hijo es asmático, cierto?

El padre del menor asintió. Un tosido resonó en la habitación.

-Necesita un inhalador de broncodilatador. Sus bronquios están inflamados, el inhalador relajara el músculo que los rodea y disminuirá la producción de secreciones bronquiales. Kai ¿cierto? Acompáñame, tal vez necesites de antihistaminicos. -Tenía alguna idea de que decir en casos como este, ya había supuesto que el pequeño padecía de esto, igual que el cuando pequeño. Lo que los otros dos no sabían, es que el no era doctor, ni se llamaba Shiroyama Yuu. ¿Tanto se había preparado para este momento? Tal vez. Nadie se había dado cuenta de su corta estancia en aquella negligente clínica. Lamentable...

El menor obedeció. Se levanto de su silla y siguió al mayor. Mientras tanto el padre del menor se dedicó a esperar.

Lo que no sabía, es que ya no volverían.

El pequeño observó curioso como el otro se quitaba la típica bata blanca que cualquier doctor portaba, por un abrigo largo y negro. Sus miradas chocaron.

-Ah, lo olvidaba, no soy doctor y no me llamo Shiroyama Yuu. Soy tu acosador y te llevare conmigo ¿entiendes?

El menor se encogió de hombros.

-¿Tu no eres malo, verdad? No creo que puedas hacerme mas daño de lo él me hace. Si me llevas contigo... ¿me alejaras de ese hombre?

-Por supuesto -aseguró Kouyou, tomándolo de las manos.

-Aléjame de él, por favor, ya no lo soporto -suplicó abrazando los muslos del castaño.

-No lo hará mas si vienes conmigo, pequeño... -correspondió al abrazo y acaricio sus oscuros cabellos con dulzura.

"Naciste de la pena, 
una solitaria marcha sin conocimiento alguno del amor. 
Naciste de la pena, 
en el laberinto infinito… ¿Por qué sigues respirando?"




»Llévame contigo y sálvame, acosador...

 

 


Sálvalo y húndelo en un sufrimiento mayor. El laberinto es infinito...

En el centro del oscuro océano, ahí estas tú...

La pared invisible, que seguirás presenciando...

Notas finales:

¿Fome? lol.
Quería escribir la violación "completa" pero... -huye gheimente-
No sirvo para el drama...
¿Le entendieron? Lástima. (?)


Compartan su opinión, vamos, no sean timid@s QwQ



Gazettencia se retira.

Cuídense.

Bye bye nwn/


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