Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Woodside high school por Mariana_yamiblood

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Historia orginal.

por favor respeten el copyright.

Espero y disfruten leerlo como yo disfruto escribirlo ^^

Notas del capitulo:

capitulo 1 :D

 

la verdad no sé cuanto va a durar xD

igualmente espero y les guste n.n dejen review 

Me quedé embobado mirando la cerca de herrería pintada de azul celeste de lo que ahora llamaría “nuevo trabajó”.

Admiré por un rato más el gran letrero negro de letras blancas cuyas resaltantes palabras eran: Woodside high school: el edificio estaba en colores apagados todavía más notorios por el cielo gris que hacía ese día, pero eso no me desanimó; hoy después de mucho tiempo alcancé mi meta y no me iba a dejar influenciar por el cambiante cielo que justamente hoy tuvo que mostrarse en un desesperante color gris. Respiré hondo y sonreí, finalmente ingresando por primera vez por la puerta que tantas veces habría de pasar de ahora en adelante, en mi nueva vida tal y como yo la había planeado.

Mi nombre es Matthew Smith: un exitoso hombre egresado de la carrera de literatura, con las notas más altas de mi clase y que ahora se dedicará a cultivar a las jóvenes y afortunadas mentes de los estudiantes de esta escuela. Todo un erudito caído del cielo…

…Bueno…en realidad no tanto…Si estudié literatura, aunque no me gradué con ningún honor, nunca he publicado trabajo  ¡Pero no porque sea yo un fracasado! Sino porque poco después de terminar mi grado me di cuenta que  mi más grande vocación era la enseñanza…No sé,  me parecía agradable enseñar a alguien más a hacer algo que a mí se me daba y, por otra parte, era una buena idea para que no se me olvidara lo que yo mismo había aprendido.

Tengo 26 años, y…jamás  había trabajado en esto…Ni como literato ni como profesor. Me he mantenido todo este tiempo a base de trabajos que nada tenían que ver con lo que había estudiado; aunque vivo solo, así que no es demasiado problema…sólo tengo que cuidar de mí.

Tuve mi oportunidad como profesor por una carta de recomendación de mi mejor amigo (gracias Freddie) cuya tía no era más ni menos que la misma directora: Joan McVittie, a quien estaba a punto de ver en la sobria oficina a la que acababa de ingresar.

La mujer era muy disciplinada y siempre veía por la escuela ¿Qué se podía esperar de la mujer que levantó la escuela, le brindó nuevos uniformes y con ellos una nueva reputación? De ser una escuela de dudosa calidad ahora, tras 7 años de diligencia de McVittie,  ahora entraba en el top de las 25 escuelas más mejoradas del país ¿Qué la podía hacer todavía mejor? La entrada de Matt Smith, profesor de literatura ¡Qué bien sonaba!

La directora me despachó rápidamente y me dio una corta introducción de los aspectos más esenciales que debía de tomar en cuenta como nuevo maestro, y después de eso una agradable y joven secretaria, de ojos azules y cabello castaño  perfectamente recogido en un moño, me dio mi horario y un lugar en la sala de profesores…Era bonita y grande, nada que ver con lo que había visto en mis amadas caricaturas sobre comedias escolares.

Repasé mi horario para ver que habría de hacer la primera hora y logré ver a algunos de mis nuevos compañeros que ya me daba una idea de cómo eran. Una señora de mediana edad de ropa abultada que conversaba con otra sobre quien sabe cuántas cosas de hacía unos sesenta años…algo me decía que ambas eran de ciencias sociales,  una mujer que apuntaba rápidamente en una libreta un respaldo de la lista de asistencia, la bata de laboratorio en el respaldo de su silla me indicaba que  pertenecía a un área de ciencias y tecnología…y un hombre mayor, de unos sesenta años, que cargaba con grandes lienzos y vestía informalmente bohemio…De artes plásticas seguramente…Su lugar en la sala de profesores era el más desordenado y revoltoso de todos.

Ninguno en particular me habló, yo tampoco lo hice, nunca se me ha dado hablar con gente nueva…pero no tenían cara de ser demasiado crueles…ya hubieran metido mi cabeza al retrete para darme la “iniciación”, así como en la universidad…no es tan horrible como suena… ¡Maldición! ¡Sigo pensando como un estudiante! Pero ahora soy yo el profesor ¡y debo actuar como tal!

Caminé con paso decidido hacía el aula en la cual me tocaba mi primera clase, ¡estaba que me derretía del miedo! Aunque trate de fingirlo caminado (según yo) como un hombre imponente; no pareció funcionar…porque sólo logré la risa de unos cuantos chicos de unos doce años, y para rematar me tropecé en la escalera golpeando en la cabeza con una viga y tirando todo el material que cargaba...seguí avanzando perdido de no encontrar el salón incluso cuando no era la primera vez que visitaba la escuela, sin embargo los nervios me provocaban ataques de amnesia más severos de los esperaba.

Deambulé unos 10 minutos más hasta encontrar mi respectiva aula, percatándome del insistente ruido de los chicos de 14 años haciendo de las suyas en un salón libre de maestro. Entré mirando de un lado a otro el aula y por un minuto los chicos me miraron en silencio al sentir mi presencia desconocida e invasora. El impacto no les duró mucho, ya que pasado ese minuto volvió su improvisada fiesta.

Comienzo a creer que esto de imponer respeto no se me da para nada…Pedí silencio unas cuantas veces y sólo obtuve ser ignorado y quizás insultado, aunque no sé, no escuché bien por el ruido.

Me senté en la silla del escritorio algo nervioso…En sí no tenía gran cosa planeada hoy, sólo explicar mi mecánica y presentarme…no hay gran problema que unos chicos se diviertan un poco ¿no?, pensé para animarme…pero en fondo me preocupaba el hecho de como haría esto el resto del año; no debía ser muy exigente…después de todo era mi primer día…obtendría experiencia, de eso estaba seguro, más no sé en cuanto tiempo…Sin embargo cada clase a lo largo de mi día fue igual de desastrosa que la anterior.

Algo que DETESTABA enserio era obligar a las personas a hacer algo que no querían, por lo que quería llevar una clase ligera con los chicos y sólo atender a aquellos que estuvieran interesados en la literatura, aunque al final estaba seguro de que a todos les terminaría agradando. Eso era lo que yo más ambicionaba… Algo demasiado idealista quizás, pero que esperaba conseguir.

Ya era, para mí, la última clase y gracias a algunas chicas de 16 años que fueron demasiado amables tuve la oportunidad de presentarme. “Mr. Matt Smith” o mejor dicho “Mr. Smith” ya había logrado tener un logro…más fue mínimo, porque simplemente se grabaron mi nombre y comenzaron su desastre como el resto de los grados. Hice lo mismo que en las otras clases y me quedé haciendo tonterías con mi móvil para no aburrirme…hasta que 3 uniformes femeninos negros con sus desordenadas corbatas azules sobre blusas blancas rodearon el escritorio desviando mi atención.

-Ser el nuevo nunca es fácil ¿verdad?- me preguntó una chica de risos castaños recargando su brazo en mi hombro.

-Eh…no, amm… pu-pueden pasar a sus lugares, hoy no trabajaremos hasta la prox…-intenté responder.

-¡Ah no seas aburrido! Eres más joven que los vejestorios que sólo fastidian con tarea.-  me interrumpió otra chica de pelo rubio que de no ser por sus medias negras luciría bastante vulgar con esa cortísima falda…

-Nuevo, pero sigo siendo su profesor.- me sentí orgulloso de “hacer valer mi autoridad” sin titubear tontamente, hasta que la tercera, una pelirroja de sonrisa traviesa, se medio subió al escritorio quedando sus piernas muy cerca de mi cara, lo que hizo enrojecer y sudar.

-A nosotras no se nos dan los estudios… ¿Te das cuenta?-dijo sin borrar su sonrisa tirando de mi corbata purpura.

Yo no podía hacer nada más que berrear y tartamudear sin decir nada…

No me malentiendan, no soy un pervertido, mucho menos un pederasta, pero honestamente las mujeres siempre han tenido algo que me da miedo; no es misoginia ni nada parecido, más simplemente nunca he podido estar cerca de una…Entenderán que  ser “Casanova” no entraba ni un poco en mi lista de cualidades.

Mi torpe reacción hizo reír a carcajadas a las chicas; ellas no reían conmigo… reían de mí. Parecían haber hecho todo eso sólo para ver qué tan ridículo me podían hacer quedar…y lo lograron…

Estaba a punto de deprimirme…Hasta que vi a las tres adolescentes calladas y pálidas, cuando “volvieron en sí” rápidamente, y chocando unas con otras, se fueron a sus lugares. Ya sin ellas bloqueándome la vista, miré al resto de la clase igual de quietos, con la espalda derecha, el pecho fuera, con expresión seria y ligeramente asustados.  No entendía el porqué de su reacción hasta que el fuerte sonido de un lustroso portafolio negro puesto con firmeza sobre el escritorio me espantó.

Un hombre joven, de unos 30 años, delgado y alto, de cabello negro, tez blanca y de resaltantes ojos verdes estaba parado a mi lado repasando, con su fría mirada al grupo de chicos. ¡¿En qué momento había entrado?!

-Buenas tardes- saludó con una voz tan obscura que más fue una amenaza que un saludo.

-Buenas tardes Mr. Anniston.- Escuché venir de los chicos en perfecta sincronía.

¡Jamás había visto un grupo más ordenado en mi vida!

Casi podría decir que no era el mismo grupo con el que había tratado antes…

Ese profesor que vestía un traje azul marino clavó su mirada en mí, no pude soportar lo pesada que era y casi cayéndome del asiento tomé mis cosas e intenté pararme enredándome con mis propias piernas.

-Largo-dijo sin dejar de mirarme, aunque yo no podía devolverle la mirada… ¡No podía ni durar 2 segundos intentando mirarlo sin que me asustara! De mi propia torpeza accidentalmente tropecé con él… raspando sus, hasta entonces, impecables zapatos negros  y manchando su camisa blanca con la tinta del bolígrafo que llevaba en la mano, el cual se me había olvidado guardarlo porque quería irme lo más rápido posible.

Sentí que se me congelaba la sangre de la mirada furiosa que me dirigió.

-Anniston lo va a matar.- dijo un chico a otro que tenía al lado, lo dijo en un susurro pero gracias al silencio tanto ese profesor “Anniston” como yo fuimos totalmente capaces de escuchar. Sin embargo este lo señaló a penas y con un movimiento de muñeca y el pobre adolescente se quedó petrificado y mudo. De no ser por la distorsionada visión que yo tenía a causa de mis nervios juraría que el pobre chico estaba temblando.

-Roberts-lo llamó el profesor recién llegado.

-Si señor…-respondió este nerviosamente desde su lugar, a todos nos sorprendía que pudiera hablar.

Anniston caminó con paso decidido hacía él y lo observó un rato…Nunca olvidaré lo que hizo después…

Lo tomó por la corbata, casi arrastrándolo, para que se levantara del asiento y le siguiera, yo creía que lo iba a asfixiar de lo fuerte que lo apretaba; Volvió al lugar donde estaba al lado de mí sin soltar al muchacho de su uniforme y me arrebató el bolígrafo con el que yo había ensuciado su prenda.

Destapó el cuerpo de la pluma hasta llegar al cartucho de la tinta, le arrebató el cuaderno al chico con la misma brusquedad que a mí, cuaderno que seguramente pertenecía a su asignatura. Sin dudarlo ni un poco comenzó a empaparlo violentamente de tinta negra…hoja por hoja…mientras hacía un salpicadero bajo sus pies…terminado de arruinar toda la evidencia de su trabajo, le devolvió la libreta casi de golpe y usó el resto de la tinta para arruinar su corbata mientras se limpiaba la mano con el cuello de la camisa de su uniforme.

-Tu uniforme, lávalo.- ordenó al terminar de restregarle su manchada mano en la ropa.- tus anotaciones y resultados, los quiero completamente transcritos para mañana si no quieres que te reprueba de una vez.- agregó mientras yo miraba las pupilas totalmente contraídas del miedo.- y limpia el suelo.- finalizó con frialdad indicando con la punta de su zapato las manchas de tinta que él mismo había provocado.

El estudiante seguía paralizado…

-¡Ahora mismo!- gritó con tal fuerza que todos ahí nos sobresaltamos y ese desgraciado chico de apellido “Roberts” corrió despavorido a por material de limpieza y a intentar deshacerse de las manchas mínimo de las de su corbata…aunque tanto él como nosotros sabíamos que estas jamás se iban a quitar…

-¿No te dije que salieras?- se dirigió hacia mí mientras yo, por inercia, me hacía para atrás.

-Eh…esta, esta es mi clase…amm…literatura-intenté defenderme pues después de todo este profesor había salido de la nada.

Anniston me tomó de los cabellos de la nuca sin nada de delicadeza y yo totalmente tensó de dejé guiar por su mano, hizo mi cabeza mirar al suelo…que en realidad lo que tenía enfrente era su otra mano con su reloj.

-¿Qué hora es?- me preguntó en su sequedad.

-Las 12:25…- respondí nervioso al leer su reloj.

-Exactamente.-dijo sin soltarme la nuca, pues me hizo ver ahora el horario que tenía guardado en su bolsillo.

-¿Qué lecciones, se supone, está recibiendo esta aula?...No veo literatura por ahí- agregó sarcástico, pues precisamente  en el horario la hora de literatura ya había pasado y ahora estaban en química.

-Están recibiendo lecciones de química…-respondí de nuevo.

-Aun impartiendo literatura no sabes leer un simple horario… ¡Fuera de mi vista!- terminó conmigo poniéndome en ridículo con todos los estudiantes y haciéndome huir asustado chocando contra la puerta.

Una vez fuera de esa aula me calmé un poco…aunque seguía teniendo taquicardias, ¡¿Quién se había creído?! ¡Puso en duda mis conocimientos y se atrevió a maltratar física y psicológicamente a un estudiante! Ni siquiera en mis años de estudiantes había visto a un profesor tan ruin como ese a excepción de en las películas.

Miré indeciso hacía el salón y veía a que anotaba formular de elementos en la pizarra mientras ni un solo alumno desviaba su atención de él, el tipo era un químico… asignatura que requería de mucha disciplina ¡Pero este se pasaba! Por Dios…jamás creí que un ser humano me hubiese dado tanto miedo.

-¿Qué tal tu primer día?- me preguntó una animada voz que me sacó de mis pensamientos. Era ese anciano profesor de artes plásticas de peculiar estilo y calvicie pronunciada, pero aun así lucía alegre.

-Ah…-Yo la verdad no sabía que responder, no me esperaba que me dirigiera la palabra de un momento a otro, aparte que no estaba en condiciones de hablar.

-Lo siento, se me olvida que hay que presentarse primero, en fin debe de ser la edad… ¡Soy Caleb Tisdale y doy artes platicas! Bueno…aunque todos aquí me llaman Mr. Tisdale…pero eso me suena demasiado serio…más es probable que sea mucho mejor que “abuelo” y…- a ese sujeto no le paraba la boca.- ¡Como sea! ¡Encantado compañero!- dijo estrechando mi mando y manchándola de pintura de agua roja que se entremezclo con unas pocas manchas de tinta que me habían salpicado del anterior conflicto.

-Es un placer…soy Matthew Smith…- respondí, ya no estaba tan nervioso…era agradable ver que tenía de menos un compañero profesor con una cara sonriente. Instintivamente me vi la palma de la mano para revisar que tanto me había ensuciado con la pintura.

-Oh lo siento- se disculpó por la mancha de pintura roja sobre mi mano- ¿Te gusta dibujar?- preguntó al percatarse de las salpicaduras de tinta negra en mi brazo.

-¿Eh? ¿Esto? Ah…pues yo…- tal vez era demasiado pronto para comenzar a quejarme, pero simplemente me era imposible contener más lo que había pasado- Un profesor, bueno…parece ser muy bueno para imponer disciplina pero, sus medidas me parecen un poco “extremas” y arruinó mi bolígrafo… ¡como si siendo químico no supiera lo toxica que podía ser la tinta!- me quejé hablando más de lo que debería.

El anciano se echó a reír.

-¿¡Conociste a Leo!? ¿Tan pronto? Jajaja-seguía riendo sin parar.

Leo Anniston...creo que ya tenía el nombre de mi nueva fobia.

-Mira, Leo es algo difícil pero mientras no te metas con él…pues, te prometo que no necesitaras seguro médico.-bromeó guiñándome un ojo bajo sus gafas - hubieras visto cuando interrumpí su clase ¡Casi me arroja por la ventana! Literalmente.- seguía riendo como si fuera lo más gracioso del mundo. Este viejo estaba algo loco…

-Agrede físicamente y humilla a los estudiantes…-respondí serio apagando la risa de Caleb.

-Si…no es el tipo con más paciencia del mundo.-

-¡¿Cómo pueden permitirle dar clases?!-

-Bueno…es un experto en su materia, pero…no te negaré que todos los estudiantes y hasta sus padres se quejan de él. ¿Por qué no lo despiden? No tengo idea…-

Me dio un retortijón en el estómago al escuchar eso…de sólo pensar que tendría que verlo todos los días y el hecho de que pese a las quejas por alguna razón no le expulsaban me hacía  estremecer…En ese corto tiempo que estuve así realmente sentí miedo…así no iba del todo mi plan, y si de por sí mi día iba cada vez más decepcionante esto se llevaba el premio...

¡¿Qué voy a hacer mañana?!

Notas finales:

asdfghjkll :33


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).