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Twins Trouble por Suzuki Sakamoto

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Notas del fanfic:

Espero disfruten esta idea. La verdad creo que no soy la única que lo ha imaginado. Luego de ver algunas imágenes de Saga fue como surgió la idea. No diré más, espero disfruten. Me hubiera gustado que fuera un ToraxSaga -Mi pareja favorita.-

 

 

Este fic una vez más es para mi gemela c: Geme, sabes cuanto te quiero, lo importante que eres y lo que significas para mí, de ello hemos hablado en ocasiones, más de una docena puedo asegurar.

Tengo claro cuanto es lo que te gusta Saga, por eso quería que este one-shot fuera para ti, no podía ser para nadie más si te soy sincera.

Nuevamente intenté darte una sorpresa, por falta de tiempo no pude mencionar mucho. Te quiero demasiado.

No tengo mucho que decirt por este medio, sin dejar de lado que de todo tienes conocimiento, te lo hago saber constantemente aunque quizá no ha sido siempre de la manera correcta; juro que no es mi culpa (?) No siempre puedo hacerlo bien, te adoro, geme.

Él se encontraba recostado en su cama. Frente a ella, una cama similar, con una manta en color rojo que la cubría; sonrió antes de mencionar un «Buenos días»

Su persona era considerada por muchos como «un ser angelical» ya que su físico era algo verdaderamente atrayente ante los ojos de todos, no existía persona hasta ese momento que no fuera cautivada por su presencia, a tal grado que parecía que sus miradas y aquella sonrisa ligera que en ocasiones era dibujada en su rostro, pudieran embelesar. Capturaban de tal manera los sentidos de sus cercanos; pero las miradas no se concentraban solamente en Saga.



Souta… Buenos días. — Masculló Saga. 


Al no tener respuesta se puso de pie de manera perezosa, sino fuera por el claro motivo que tenía para salir de la cama, no hubiera dejado aquel cálido mueble. Se estremeció. El cambió de temperatura era evidente, claro, a las 5:00 am, el clima no es favorable sin depender la estación en la que se encontrara. Unos segundos, sólo unos segundos se distrajo frente al espejo. La luz artificial del pasillo se colaba por un pequeño espacio que brindaba la puerta la abierta. Analizó su reflejo: Su torso se encontraba descubierto al igual que sus piernas, sólo una delgada y oscura tela azul cubrían sus partes íntimas, un short era la única prenda que llevaba. Dio algunos pasos para cerrar aquella puerta de madera de pino. La cerró, procurando no hacer algún ruido molesto. La casa que  habitaban era algo vieja, pero una herencia de sus abuelos paternos.

La  lámpara de focos rojos se encendió en la habitación, no brindaba demasiada luz en realidad. Una sonrisa ladina apareció en su rostro, por unos segundos simplemente. El curvar de sus labios tenía motivo, y ello era aquel delgado cuerpo similar al suyo, por el contrario, él portaba  pijama que era conformaba por un uniforme de fútbol muy conocido, Arsenal. Dejó de admirar su delgada figura y regresó a aquella cama individual en la que poco se podía hacer. 


¿Puedo dormir contigo, Saga?  Hace bastante frío. — Preguntó en claro tono provocativo, el sentido de aquella oración justo era desviado por la entonación empleada, dejando el claro mensaje de que no planeaba dormir a lado del rubio. Saga negó lento, pero no como respuesta, sino con diversión a las acciones del que se encontraba sentando en una de las orillas de su cama, mostrando sus escuálidas pero no por ello dejaban de ser unas excitantes piernas.

 

  Puedes hacerlo, Souta, siempre y cuando sea dormir. — Aclaró con seguridad, misma que ni él se creía. Lo deseaba como el otro a él; sus miradas profundas eran completamente delatoras.



¡Ven aquí, no me hagas esperar! — Exclamó Souta en un tono bajo. Tenía claro que su voz debía limitarse a susurros, nada de sonidos fuertes que pudiesen despertar a los que dormían en las habitaciones contiguas.
 


¿Cómo lo haces? — Masculló Saga al preguntar. Su mirada en ningún segundo dejó de clavarse a las orbes ajenas, incluso cuando le dejó entre sus brazos. Souta reaccionó y sin dudar se recostó sobre aquella cama.



¿Hacer? ¿Hacer, qué? — Respondió, usó  por unos segundos aquel tono de incredulidad que no  le iba para nada. Por dentro sonreía al lograr su cometido. Tenía claro como y cuando provocar al de ojos claros. — Ponerte tan rápido. — Dijo el menor  aún cuando Saga no brindaba respuesta.


—  Para nada. Llevar puesto para dormir el  uniforme que usaré más tarde, de ello hablo. — Una risa apenas burlona escapó de sus delgados labios, negaba para sí internamente, aunque sus palabras hubieran sido una broma el castaño se encontraba en lo cierto, la erección de Saga no necesitaba demasiados estímulos, con lo visual había bastado. Souta rió y le acercó con aquellas hermosas piernas al sujetar al otro de las caderas. El movimiento era lento, buscando provocarlo aún más.

 

 

No digas más, Kagami… — Imploró Souta. El deseo lo consumía y su entrada anal necesitaba tanta atención como su cuerpo.

 

 

 

Los juegos pre-coitales no hacían falta, aquellos mimos generalmente iban luego de hacerlo y por escasos minutos para no ser descubiertos. El encontrarse uno frente al otro era lo que denotaba aquella necesidad que saciaban sin importar el lugar –No siempre consumando el acto.-  Aunque por supuesto, preferían la intimidad de aquella habitación que compartían.

Aquel uniforme fue retirado del cuerpo que se mantenía recostado sobre la cama, retirando ambas prendas de color blanco y rojo. No eran simples acciones para deshacerse de la ropa que a ambos le estorba, Saga lo besó, en un inicio con parsimonia, pero como en todo, hay cambios, el beso se volvía intenso mediante avanzaban las caricias entre sus labioscomo en sus lengua que se acoplaban la una con la otra.

Aquella delgada tela oscura bajo las caderas de Saga fue retirada por el mismo, no podía esperar con aquel cuerpo que se frotaba contra el suyo. Ambas pieles desnudas iniciarían un recorrido que no estaba marcado.



—… Quiero que intentemos algo. — Susurró el menor en el cuello ajeno. No tardó en cambiar de posición, sacándole una baja a risa al rubio que se sorprendió un poco.

 


Era algo verdaderamente excitante el poder observar a aquellos gemelos que se amaban con intensidad aquella fresca mañana. Las caricias iniciaron, siendo besos repletos de pasión los que se encargaran de enrojecer e hinchar sus labios que no se separaban más que para tomar bocanadas de aire.

El calor de sus cuerpos como la adrenalina en ellos aumentaba desbordantemente. Saga optó por colocar a Souta sobre su hombría erecta y este no tardó en estimularla. Lo penetró sin tomarse el tiempo para prepararlo, pero ello en aquel momento venía de sobra, no obstante se tomó el cuidado para no lastimarlo, se adentró con suavidad a su cuerpo, yendo lento hasta que su miembro entro por completo; se quejó en un gemido por la deliciosa presión. Las piernas delgadas de Souta flaquearon, recién iniciaban y sus piernas temblantes se hacían presentes, mordió una comisura propia y le incitó a continuar, pidiendo que fuera violento como siempre, pero Saga no lo haría, al menos no conscientemente. Partió con un movimiento lento que a los pocos segundos cambió por un movimiento con maestría a  la vez que dejaba marcas en el blanco del cuello del castaño. Gemidos, gemidos bajos y placenteros chocaban y callaban entre sus bocas y pieles. El juego continuó por unos minutos más pero Souta aún no llevaba acabo aquella idea. En realidad ello no era algo original.  Entre vídeos y los comentarios de los mismos en una página muy conocida encontró una posición que antes no había llevado acabo, esta que prometía una mayor penetración. Las sensaciones aumentarían y los orgasmos, al menos podían tener dos de ellos en poco tiempo.

Sin tardar más logró que aquella erección saliera de su cuerpo, nuevamente cambiaban de posiciones debido a Souta. En esta nueva ocasión fue una posición similar: Saga boca arriba y el contrario a horcajadas sobre su cuerpo, aunque dándole la espalda. La piel de ambos era hermosa, cubierta, por una ligera capa de sudor que mojaba también apenas el inicio de sus cabellos.

 

 —… Sigue, Kagami… — Exigió Souta y Saga lo penetró por segunda ocasión. Aquella forma en que lo llamaba la usaba desde hacía unos meses, justo cuando aquellos encuentros entre ellos surgieron. Lo veía como a un espejo y era de esperarse siendo gemelos idénticos, la única diferencia entre ellos era que de aquel lunar en el cuello del que Souta carecía.

Souta controlaba la profundidad de las penetraciones, aunque no era la primera vez que estaba con el rubio de aquella manera, sus paredes internas llegaban a lastimar provocando una sensación de mordida; ello se lo susurraba constantemente Saga, diciendo entre jadeos que deseaba que lo mordiera aún más. Él en verdad era demasiado estrecho. Aquellas palabras aunque fueran en susurro era inevitable que salieran de sus labios que a instantes humedecía con su hábil lengua. El castaño no sólo llevaba el control aquella mañana, sino también regalaba una perfecta vista al ser penetrado, lo hacía cada vez más excitante. Aquella erección, entraba y salía casi por completo de aquel estrecho cuerpo. Contraía y el otro arremetía con mayor brusquedad.

 

La posición les favorecía a ambos. De ninguno podíaexistir algún tipo de queja, ya que Souta se movía con habilidad sobre el miembro punzante del mayor,  evitando en cada momento algún tipo de salida intempestiva, por nada quería que aquella erección saliera de su cuerpo, sabía como provocarle en aquellos  instantes, justo cuando parte de esas timidez tan propia partía, dejando a un chico castaño sin inhibiciones, tal vez no un verdadero experto en dicho arte, pero sí, alguien que conseguiría de cualquier forma el clímax de ambos. Así era el menor: Alguien sumamente complaciente del cual es pudor no hacía aparición en su persona.

El ángulo solamente permitía que el rubio brindara generosas caricias a la nívea espalda ajena, la palidez de la misma poco duró, Saga no perdería aquella oportunidad de marcar aquello que le pertenecía, o al menos por los minutos en los que el placer les invadía nublándole los pensamientos, debido a las sensaciones que ocasionaban sus cuerpos. Una vez que se reincorporó inició con lamidas, mordía grácil y dejaba hematomas en aquella espalda y cuello. En ese instante poco le importaba como el menor fuera a cubrirlas, en parte era su culpa, como según él en bromas se defendía. El mover de las caderas de ambos no cesó hasta llegar al debido orgasmo de cada uno.

El rubio terminó dentro de su hermano y el menor de ambos hizo lo mismo sobre las piernas propias, parte de su esencia fue directo al suelo, al contacto con el aire aquel tibio líquido adoptó es color blanquizco como olor aclorado.

Bien, hermanito, tienes que dormir. Te hará falta. — Soltó Saga como si lo sucedido fuera algo de lo más normal. Su voz era jadeante y sumamente entre cortado. Sus respiraciones como sus pechos se encontraban  agitados.


No sólo a mí. Se te nota agotado. — Respondió Souta con audacia. Después de todo ellos mantenían aquel lazo que los gemelos comprenden a la perfección, un lazo único. Pero existía algo que Saga resguardaba para sí, dejando de lado aquella empatía con su hermano que hacía tiempo estaba pasando en segundo lugar en los pensamientos del rubio – ¿Quién ocupada el primer puesto? – Un chico con ojos de color como las aceitunas, unos ojos avellana y atigrados que generaban una mirada demasiado intensa que Saga no podía sostener más que por segundo; Shinji, ese era su nombre, mismo con el que había iniciado una relación el día anterior, al menos ello era lo que creía. Aún se preguntaba como aquella mañana había podido resistir a cada pedido de su hermano, justo cuando se encontraba agotado del día anterior, día en el que la había pasado con aquel chico rubio igual que él,  no precisamente hablando.  Después de todo eran hermanos, y aquello que existía entre ellos tarde o temprano había de terminar, siendo un excitante y degenerado recuerdo de su adolescencia.

 

No siempre uno puede encontrarse con gemelos idénticos, aun más, que se amen de manera inadecuada, demostrándolo con sus cuerpos, que era lo que atraían al uno como al otro, un simple espejo como así llamaba Souta a Saga: Kagami-chan.

Saga tomó a su pequeño hermano de las caderas y salió con delicadeza de su cuerpo. Su respirar se mantenía agitado, agotado se recostó sobre la cama nuevamente, dejando caer su cuerpo.


Duerme, Souta. — Concluyó con una sonrisa calma que adornaba su rostro. No tardó en abrazarse a aquel perfecto cuerpo. Souta se mantenía débilmente de pie cuando fue atraído por aquel rubio que no tenía tanta consideración en ese instante, al menos un llamado al chico hubiera sido lo correcto, rió y cubrió a ambos con la manta color azul. Así fue como conciliaron el sueño en unos cuantos minutos antes de comenzar su mañana en el instituto.

 

Notas finales:

Agradecería muchos sus comentarios, son bien recibidos; siempre son para mejorar y me motivan mucho. Gracias.

En esta ocasión, Jeri nuevamente fue mi Beta.

(° 3 °)/ ¡Cuídense bien!


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