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De otro mundo por MoonDrop

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Notas del capitulo:

Un algo cortito de los dos deformes, que me nació de la nada~

Minho nunca se lo haría saber a alguien, pero la noche anterior le fue casi imposible dormir a causa de la brillante idea de ver una película sobre alienígenas a las dos de la mañana. Era el único en su departamento; Onew había ido a pasar el fin de semana con su familia y Taemin salió con sus amigos, y por la sola razón de tener un poco de insomnio y querer corroborar su identidad de macho-sin-miedo-a-nada, se instaló en el living a ver el dichoso filme que relataba sobre seres de otro mundo, sobre abducciones y lenguas arcaicas. Y entonces al otro día las horas de no sueño pesaban sobre sus párpados, sobre su cuerpo entero.

 

Le avergonzaba admitir el que las escenas acribillaban una y otra vez en su pantalla visual, le avergonzaba montones el que no había logrado dormir bien debido a que se alteraba ante cualquier indicio de alguna presencia cerca del edificio. Y la espinita de esa noche horrorosa continuaba ahí, vigente, recordándole flashbacks sucesivos y temerarios.

 

 

- ¿Crees en los extraterrestres?

 

 

Jonghyun iba a su lado, chocando brazo con brazo, mientras tatareaba una canción cualquiera en un falsetto dulce y armónico que hubiese anhelado escuchar la noche anterior para conciliar el sueño. Caminaban por el parque oeste de la ciudad, aquel extenso y frondoso que tintaba de verde al gris monótono de las calles, eran cerca de las cinco de la tarde de una primavera incipiente, con los primeros brotes, los primeros aires a libertad, paz, alegría.

 

 

- Claro que creo.

 

 

Minho, muy en el fondo, necesitaba que Jonghyun le dijera un no, no creo para lograr dormir la próxima noche. Pero no tuvo ese tipo de suerte.

 

 

- ¿Por qué tan seguro?

 

 

Lo último que faltaba era que el mayor narrara una súper experiencia en donde hubiera ejercido contacto con los dichosos alienígenas. Ahí sí que se despedía de sus noches serenas bajo el manto de Morfeo.

 

 

- Porque tú eres uno, alien.

 

 

Jonghyun rió fuerte, abriendo bien la boca, mientras Minho mantenía su estampa seria y preocupada. Recordó que Jonghyun alguna vez le mencionó que se parecía a E.T., ése de la película gringa; ojón, cabeza pequeña, cuello anormalmente largo, manos deformes, lo único que le faltaba era cerca de un metro y medio de estatura, pero sólo eso. En lo demás era “idéntico”.

 

Aflojó su postura y se dio tiempo para reír un poco junto al mayor, junto con esa risa estentórea y enferma que el otro tenía. De pronto vio venir una mano cerca de su rostro, y no tardó en asociar el índice estirado con la típica conexión entre los dedos del alien y el chiquillo de la película. Se estaba burlando de él de la mejor forma. Le miró con fuego en los ojos, pero el otro se apresuró en acercarse a él estampando un beso en la comisura de sus labios aún riendo como enfermo con la boca abierta. Antes de bufar al viento, antes de golpear al más pequeño, se fijó en la señora que venía en sentido contrario a ellos, la cual se alejó rápidamente con un rostro indignado al presenciar la escena anterior. Minho se perdió en aquel contexto y permaneció con la mirada inestable por unos segundos, hasta que el mayor comprendió lo que había ocurrido, y entonces se le acercó por el costado, para abrazarle.

 

 

- Modera tus ojos, Keroro.

 

 

Y entonces el suelo arenoso regresó a los pies de Minho, y éste reaccionó rápido cambiando drásticamente de actitud al comenzar una persecución tras el pelo platinado. Sabía perfectamente la intención del mayor, y desde muy dentro le agradecía el que siempre le distrajera de las miradas frías, de los comentarios hirientes y las cruzadas de calle, porque era él el más susceptible a aquellas agujas que se clavaban profundo. En cierta forma, Jonghyun llevaba un pensamiento más liberal, más despreocupado, que hacía parecer que no le afectaran esas situaciones. Pero claro que lo hacía.

 

Corrieron por un buen rato, hasta que las piernas largas de Choi atraparon a las ágiles de Kim, haciéndoles desfallecer a ambos en el prado verde intenso. Jonghyun se posicionó de inmediato sobre el menor, recostando su pecho agitado sobre el otro en iguales condiciones, provocando un hilo de electricidad en Minho cuando la respiración chocó cerca de su cuello. Jonghyun rió en su rostro, y de pronto alargó una mano para acariciar su mejilla, su pómulo... sus ojos. Se miraron y rieron en silencio, sabiendo que estaba haciendo alusión al mismo chiste de antes. El mayor se balanceó un poco, bajando medio cuerpo al prado, sosteniendo el peso sobre su codo izquierdo. Se mantuvieron en esa posición unos momentos. Ambos a ojos cerrados, el mayor acariciando los cabellos de la nuca, el menor deslizando sus dedos por el brazo extendido. La brisa floral, graznidos de algunas aves, gritos de pequeños jugando en algún lugar, era perfecto, ese momento, sólo ellos dos.

 

 

- ¿Y por qué me preguntabas sobre extraterrestres? ¿Acaso has visto alguno? ¿Les tienes miedo?

 

 

No. Nunca le contaría que por culpa de aquello no había logrado juntar párpados la noche anterior. Se mantuvo en silencio, aún con los ojos cerrados, sintiendo que le tironeaban un mechón de su cabello al no expresar algún tipo de respuesta hacia el otro.

 

 

- Pues si has visto alguno, no te asustes, quizás es sólo tu familia viene por ti –comentó despreocupado, haciendo una mueca extraña que retenía la risa soberbia.

 

- Bueno, entonces al ver un montón de enanos recordaré avisarte que tu raza hobbit te está buscando.

 

 

Recibió un golpe sonoro en el estómago, mientras él reía y Jonghyun abría la boca con indignación. Alzó un brazo para remover los cabellos plateados, moviendo los ‘deformes’ dedos entre el cabello brillante. Luego de un segundo el mayor simulaba querer comer la diestra del menor, dando mordiscos aleatorios al aire, aún con la sonrisa plasmada bajo la nariz. Minho volvió a anotar en su agenda mental el que Jonghyun siempre reía, siempre sonreía hermosamente de una manera que lo derretía sin remedios. Supuso que era feliz, que todos sus días eran felices, y entonces pensó que él también lo era, especialmente cuando se encontraba junto al mayor compartiendo cualquier cosa, incluso aire.

 

 

- Somos una pareja bastante extraña, ¿no? –le tomó desprevenido la frase de la voz musical.

 

- ¿Por qué lo dices?

 

- Un alienígena y un hobbit. Insólito, ¿cierto? –Minho rió.

 

- Somos como de otro mundo.

 

- Lo somos, y por lo mismo muchos no nos comprenderán jamás –Minho lo miró con atención, ya sabía el camino que llevaban esas palabras- Pero, ¿qué nos importa aquello?

 

- Nada –respondió al instante.

 

 

Minho alargó el cuello hasta llegar a los labios del mayor, depositando un beso corto y dulce. Fue Jonghyun quien se acercó luego a él, comenzando con beso lento, sincero, significativo.

 

Era un sabor dulce, un aroma frutal, un color cálido, el tinte que adquirían los movimientos de sus labios mientras éstos se humedecían entre gemidos, entre caricias en el cuello, entre suspiros cortos y respiraciones retenidas. Minho amaba juguetear excesivamente con el labio inferior del mayor, porque era tan acolchonado y suave, que le era increíblemente tentador el morderlo cuando tenía posibilidad, y amaba aún más cuando la lengua cálida formaba camino hasta su boca, entrando y removiendo cada célula de la cavidad. Era un baile único, del cual nunca se cansaba, el cual siempre le provocaba un algo que le removía las entrañas más recónditas.

 

Se acomodaron con una mejor posición, ambos sentados de frente en el prado, caderas casi uniéndose y las piernas largas de Choi rodeando la cintura pequeña del mayor. Se separaron sólo un par de segundos, para mirarse fugazmente, conocerse las expresiones de perdición y cambiar el ángulo de sus cabezas. Se unieron de nuevo, conectando las lenguas en el primer acercamiento, juntando un poco más los cuerpos en un arrebato de necesitar abarcar todo el otro. Estaban insaciables, siempre lo estarían.

 

 

- Sabes que te amo, ¿cierto?

 

- Si tú sabes que yo también lo hago.

 

 

Se sonrieron cálidamente, y entonces se recostaron ambos en el pasto, decidiendo permanecer un momento más ahí, uno junto al otro.

 

Quizás la gente siempre los miraría como cosas extrañas, como si estuvieran presenciando ciertos seres fantásticos de alguna película maravillosa. Quizás nunca los comprenderían en esa sociedad de pensamientos anacrónicos y retrógrados. Pero, ¿cuándo fue necesario entender un sentimiento?

 

Sólo importaban ellos. Ellos en su propio mundo, que en realidad era un universo entero.

Notas finales:

Yo amo tanto el JongHo.

Tanto;;;;


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