Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El salvador que necesita ser salvado. por christalchii268

[Reviews - 92]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este capitulo... ¡Dioses, este capitulo! *0*

Espero les guste. Personalmente me gusto mucho el final 1313

Capítulo 17: “¿C-crees que algún día Inoue llegue a corresponderme?”

Estando por fin solo y con un momento para poder respirar, Inoue dejo reposar su frente en la fría superficie de su escritorio en su oficina en la Universidad Central.

Todo el maldito día estuvo de un lado para otro, entre clases y juntas con directivos y padres que a esas alturas no veían bien que Inoue se tomara descansos sin previo aviso. Afortunadamente el director lo defendió y Miyagi respaldo como siempre, argumentando que de cualquier manera los alumnos no dejaron de tener clases.

Su cuerpo y mente estaba cansada, más porque, aunque estuviera atestado de cosas por hacer, solo un hombre dominaba sus pensamientos. Y el sujeto en cuestión no estaba cerca de Inoue.

Inoue soplo un mechón de su cabello que se ponía en sus ojos y miro la pared, sintiéndose caído, sin ganas y con muchos más anhelos que los que pudo satisfacer en ese corto tiempo con Sakurai.

Sin lugar a dudas, el enlazarse con el vampiro solo empeoraría el tiempo separado de él.

Inoue suspiro mitad fastidiado, mitad divertido, cuando su brazalete sonó insistentemente en la tranquila habitación. Él se levantó, camino hacia el sillón doble y se recostó, dejando que el maldito objeto se quejara todo lo que quisiera, Inoue no lo contestaría. Necesitaba un par de minutos de sueño y así se repondría, lo sabía.

Su brazalete dejo de sonar y él por fin pudo dormir. Sus sueños plagados de extrañas personas que lo rodeaban, arboles gigantes y fuego por todos lados.

-¡Inoue!- alguien grito y él se sobresaltó, despertando agitado y viendo a todos lados. -¡Despierta! Te están llamando desde hace tiempo y el sonido me esta estresando.

-Miyagi… -se quejó Inoue, exhalando. Su amigo noto su alteración y ladeo su cabeza.

-¿Todo bien? ¿Tuviste una pesadilla?

-No… -O al menos no lo creía así.

Inoue se desperezo y estuvo cerca de deshacerse de su brazalete. Tratando de tranquilizarse contesto la llamada, relajándose definitivamente al ver a Mitsu… Al muy inconforme y enfurruñado Mitsu.

-Oh, vaya. ¡Vive!

-Oh, vaya. ¡No actúa como a su edad!- se burló Inoue con una amplia sonrisa. Mitsu solo hizo un puchero.

-¡No me vengas con eso, Kazu! ¿Por qué no me contactaste inmediatamente después de regresar?

-Perdón, Mitsu-chan. Ayer todo fue muy… raro- dijo, sin saber cómo definir el día anterior. Mitsu solo rio infantilmente y negó, moviendo su cabello sujeto en un moño.

-Me las cobrare, torpe. Créeme.

-Si sigo así, yo nunca terminare de pagarle a la gente… -se lamentó dramáticamente Inoue antes de reí con su amigo. –Bien, ya me tienes. ¿Ahora qué?

-¿Hablas en serio, Kazu-chan? ¡Cuéntame todo!- exclamo travieso el hombre, sus ojos brillando con diversión.

-No tú también, Mitsu. No sucedió nada…

-Aparte de sexo, supongo…

Inoue se sonrojo furiosamente y parto su mirada, escuchando con resentimiento a Mitsu y Miyagi reír a carcajadas.

-¡¿No tienes clases que atender?!- le grito abochornado a su colega, que desestimo con un gesto.

-Aunque preferirá verte molestado… -dijo el profesor antes de retirarse. Inoue gruño.

-¡Mitsu!- se quejó ya a solas, viendo que su amigo continuaba riendo.

-Lo siento, cariño. Es solo que eres tan serio y tranquilo que es refrescante verte así. Agradezco profundamente que Sakurai-san en este tiempo lograra eso… -susurro dulcemente el chico, poniendo su mano en forma de puño en su pecho, cerrando sus ojos, realmente agradecido. Inoue sonrió un poco.

-Mitsu…

-Nee, Inoue… ¿Qué es lo que continuara?

Inoue miro la vacía oficina y suspiro, considerando la pregunta mientras trataba de ser honesto consigo mismo.

-Yo… no lo sé, Mitsu. Aun no lo sé…

-Odio decirlo, debes saberlo, pero debo. Ahora que Sakurai-san ha probado tu sangre… el tiempo de espera…

-Ya lo sé- le interrumpió Inoue, totalmente nervioso y confundido. –No lo digas…

-No dudo que él te vaya a esperar… -trato de tranquilizar Mitsu, sin embargo solo logro que Inoue se sintiera peor.

Sakurai lo esperaba, cuidaba y daba todo por él… y ahí estaba Inoue, titubeando, miedoso y sin nada que ofrecer que no fuera la disposición a hacerlo, incluso si eso lo lastimaba.

Mitsu pareció entender su estado y no presiono más. Él en cambio le pregunto sobre las reacciones de su familia. Inoue aprecio el esfuerzo de Mitsu, pero en realidad él ya no quería hablar más. Sentía un dolor agudo el solo pensar en Sakurai y todo lo asociado, en el hecho de que no le pudiera dar una respuesta o una promesa.

-Tengo que irme, Mitsu. Aun tengo clases que atender y más cosas que hacer… -despidió Inoue. Mitsu pareció querer decir algo en contra, pero al final asintió.

-Para lo que necesites, aquí estoy, ¿sí?

-Lo sé, y gracias por eso, dulzura- sonrió Inoue y cortó la llamada.

Él de verdad apreciaba al hombre, pero Sakurai se estaba convirtiendo en algo tan valioso que no encontraba la fuerza para hablar profundamente de él con nadie. Ni su familia ni sus mejores amigos.

 

 

Mitsu al terminar la llamada solo pudo suspirar. La premonición que tuviera poco después de conocer a Inoue continuaba su curso, esta vez más clara.

Siempre era la misma escena. Inoue llegando a su lado, cubierto de sangre por haber intentad matarse, sin poder continuar con el dolor de haber perdido a Sakurai justo cuando empezaba a considerarlo. Él sin embargo no podía renunciar y a su vez eso le lastimaba. Su familia y Mitsu tomando una decisión que incluso en ese momento él no podía saber, pues su poder hasta ese límite le mostraba.

Solo una cosa era segura, aquello se acercaba con una rapidez de vértigo, y Mitsu estaba desesperado por intervenir, incluso sabiendo las consecuencias de eso.

Él logro sobresaltarse cuando una vez más ese familiar sentimiento acudió a su mente y el solo negó algo divertido.

Levantándose, Mitsu prepara su mejor té de hierbas, reunió sus más ricos bocadillos y arreglo el poco desorden de su sala, viendo agradecido que el lugar era acogedor y tranquilizaba.

Justo cuando él logro cambiarse a algo más elegante, siempre cuidando su elaborado peinado por su esposo, la puerta sonó y Mitsu sonrió, tomando fuerzas y valor.

-Bienvenido. Por favor, pasa… -saludo gentil e hizo un gesto al interior de su casa.

-Me esperaba… -sonrió el vampiro, tomando la invitación y entrando.

-Por supuesto. Por favor, siéntate.

El hombre lucia tan nervioso como él, pero ambos se las arreglaron para pasar por la visita de formal a simplemente una charla.

Él con diversión vio que el hombre se resistía al té, pero poco después pedía otra taza. Debía agradecerle de manera favorable a Misaki-kun por enseñarle esas hierbas y como prepararlas a la antigua y deliciosa manera.

-¿Su esposo no se encuentra?- pregunto por educación Sakurai, viéndolo por encima de su taza.

-No, él trabaja en la editorial- aclaro, sintiéndose todo cálido por dentro al mencionarlo. -¿Y tú? ¿Todo bien con el trabajo? Debe ser bueno ser el jefe… -rio, tratando de relajar el ambiente.

-Lo es. Así puedo reunirme con usted después de poco más de una semana de relevar mis deberes.

Mitsu rio tapando su sonrisa con su mano y alcanzo a ver al chico mirarlo intensamente.

-Disculpa, no quise burlarme, ni nada- se apresuró a decir. Sakurai negó suavemente y se inclinó un poco.

-No es eso… Es… ¿Seguros que ustedes no son familiares? Tienen… muy parecida atmosfera ambos…

-No lo somos- negó gentilmente, más que acostumbrado a que los confundieran por hermanos. –Si lo fuéramos, podría lograr que me dejaras de tratar con tanto respeto. Eres el Kypher od mi Sjol de Inoue, ¿cierto? Y él es un muy querido amigo para mí…

-Lo trato con tanta educación porque lo merece, Mitsu-san. Todo lo que ha hecho por Inoue, lo que ha vivido y su poder… Son solo algunas de las cosas por las cuales merece mi respeto… -desestimo, haciendo un gesto distraído.

-Vaya… -susurro abochornado, desviando la mirada. –Pero incluso así…

-¿Y si solo me otorga más tiempo a acostumbrarme? Yo aún estoy lidiando con todo esto de cortejar a alguien y tratar con su familia y amigos… -rio Sakurai nervioso, llamando la atención de Mitsu.

-Debes saber que yo no opongo nada. De hecho aliento en lo más que puedo a Inoue…

-¿Por qué? Todos parecen pensar que tomare a Inoue y no dejare que lo vean. Más que temer que le haga cualquier daño, siento que lo anterior es verdad…

Mitsu sonrió sin poder evitarlo y miro su sala, tan silenciosa y hogareña como siempre.

-Inoue… Él es especial, ya debes saberlo con toda claridad. Leo en ti lo que me permites acceder, y sé que visión de Inoue tienes. Básicamente es eso, pero él es una persona tan… diversa en emociones reprimidas. Incluso la alegría, placer y enojo… todo tuvo que guardar para ahorrarse dolor. Él me lo ha dicho miles de veces. Celes fue su nuevo comienzo, tanto como el mío, el tuyo o el de cualquiera cuando terminan una etapa… sin embargo, Inoue incluso aquí se restringió, ya no tanto, pero aun en el presente lo hace. Contigo es diferente. Son varias ya las veces que llega a mí en busca de claridad o solo desahogarse. Sabe que es débil y lo acepta, pero lo más importante es que permite que alguien más lo cuide. Se está dando una oportunidad para vivir.

>>Que tú estés dispuesto a aceptarlo, no porque una fuerza superior lo indicara, sino porque quieres eso… Bueno, querido. Bienvenido sea.

-¿Entonces no teme que lo dañe?- susurro Sakurai, tratando de entender a plenitud la opinión que Mitsu tenia de él.

-Claro que lo lastimaras. Es inevitable. Sus personalidades son distintas, pasados, e incluso pensamientos son diferentes. Pero sé que nunca le lastimaras con la intensión de hacerlo. Ese tipo de situaciones suceden en cualquier relación de seres. –Mitsu sonrió y entrelazo sus manos encima de su regazo. –Además, deja agregar que si hicieras eso, no habría mundo donde esconderse de quienes lo amamos. Nosotros lo sabemos, que no lo dañaras, así que estamos más tranquilos.

>>Tu suposición es parcialmente cierta. Su familia teme perderlo. Es tu deber y el de Inoue mostrarles que nada cambiara entre ellos, simplemente tú aparecerás y lo harás feliz. No se trata de alardear darle todo lo que nosotros no podemos, simplemente hazles ver que trabajaras en conjunto con ellos para traer al verdadero Inoue sin restricciones con nosotros. Diles que cometerás errores y en algún momento ambos pelearan, diles que encuentras cosas en él que detestas y otras que te enamoran… Recuérdales que no eres perfecto pero lo amas y actuaras en consecuencia.

Sakurai perdió el color de su rostro de por si pálido y su respiración se atoro. Mitsu sabiendo porque era su reacción solo rio bajo y negó, sintiéndose un poco amargo.

-Por supuesto sé que lo amas. El destino dio el camino, facilito en términos prácticos la unión… Tú decidiste aceptarlo y arriesgarte, incluso si sabes que él teme.

El vampiro se alteró, moviéndose nerviosamente, evitando mirarlo, sus pensamientos tan diversos que empezó a marear el poder tan fuerte de Mitsu que no podía controlar a veces. Pero aun así permitió que el chico digiriera la noticia y decidiera que hacer con eso.

Mitsu estaría eternamente agradecido de lo que Sakurai eligió hacer. Sincerarse en él.

-Inoue no puede saberlo. Le haría daño, así que no se lo he dicho… -susurro derrotado, viéndose tan desamparado que Mitsu no pudo evitar ir a su lado y tomar suavemente su brazo.

-Eso no será eterno. Inoue… Él necesita simplemente acostumbrarse y hacerse a la idea. Hace solo un par de años simplemente eran Miyagi-san y él… Ahora, solo de su familia, son siete. Personas que están dispuestas a dar su vida por él en cualquier momento. ¿Puedes imaginar su aturdimiento? Inoue se hizo de una familia en menos de un año… ¡Rayos, de hecho fue en menos de un mes!

>>Debes saberlo, ¿cierto? Su madre, padre… Ni siquiera tuvo hermanos o alguien en quien confiar hasta Miyagi-san… E incluso entonces, siempre se restringió. Ahora tiene cientos de personas que nos preocupamos y para bien o mal no ocultamos nuestro cariño hacia él. Pero Inoue aunque aturdido, se relaja con nosotros. No fue de un día para el otro, costo mucho a su corazón, sin embargo él lucha por aceptar y olvidar…

-¿Cómo un Chaton?- sonrió Sakurai con amargura y Mitsu no pudo hacer otra cosa que reír.

-En realidad, en cierta medida… sí. Inoue es como un Chaton. Se educó con personas que constantemente le dijeron que debía olvidar su auto conciencia, sus sentimientos y anhelos, todo para cuidar de Miyagi-san. Cuando se le dio la libertad entre comillas aquí en Celes, Inoue pasó un largo camino hasta por fin aceptar esa libertad de ya no tener que ser un Protector, sino un amigo y familiar.

>>Los Chaton en este momento luchan por acostumbrarse a la libertad… Inoue a poder sentir y aceptar los sentimientos de los demás. Quizás es por eso que él entiende y puede ser tan empático con Johnny-kun y Shinobu-kun. Porque al final fue tan entregado en darles derechos a toda la raza…

Ambos considerando la idea permanecieron en silencio.

Mitsu estaba un poco resentido consigo mismo por reír con la imagen mental de Inoue con orejitas y cola, cuando Sakurai le saco de pensamientos tontos.

-¿Mitsu-san?

-¿Si?

-Usted… ¿C-crees que algún día Inoue llegue a corresponderme?

Mitsu quedo en shock, sin respiración y sin moverse. El Príncipe solo miraba al frente sin expresión y su ansiedad era tan profunda que él solo pudo jadear.

Era muy importante la respuesta que Mitsu podía dar. No podía decir cualquier cosa en algo tan… importante.

Él se tomó su tiempo, cuestionando a su mente, corazón e incluso poder, pero aunque él deseaba que la respuesta fuera afirmativa, y tal vez la era, al final, Sakurai y él sabían que no importaba, era lo que Inoue hiciera con el sentimiento lo que era relevante.

Sakurai Daisuke era una persona de hermosos y entregados sentimientos. Lo que Inoue, el hombre y la mente de este le dijeron era exactamente eso. Un vampiro que solo deseaba dejar de sentirse solo y compartir todo lo bueno en su vida con alguien importante. Anhelaba cuidar, amar y pasar una eternidad junto a Inoue, enamorándose de su complejidad, encanto y dulzura. Él simplemente temía salir herido con la duda de Inoue, y aunque estaba desesperado por encerrar sus sentimientos y no presionarlo, el miedo a perderlo y quedar solo lo lastimaba.

Mitsu entonces supo que cualquier cosa, un mínimo mal entendido derivaría en que Sakurai simplemente concluyera en dejar solo a Inoue, sin molestarlo más, pensando que si seguía a su lado solo haría que Inoue se mortificara y dañara más por su culpa.

Y entonces, Inoue se castigaría por no haber podido deshacerse de sus demonios para aceptarlo… cumpliendo en ese momento la predicción de Mitsu.

Él comenzó a desesperarse y sollozo, sin saber qué hacer con la información. El hombre de negocios se sorprendió de su arrebato y trato de tranquilizarlo, asegurándole que su pregunta fue tonta y no necesitaba una respuesta. Eso causo en Mitsu más impotencia.

-Debes de dejar de hacer eso… -negó Mitsu aun llorando, evitando verlo.

-¿El que?- se sorprendió Sakurai.

-También debes decir tu opinión. Si dejas que solo Inoue tome la decisión, el estúpido se tomara toda la eternidad dudando. Presiónalo, enciérralo en la maldita habitación y muéstrale que no lo dañaras y que esta bien que se entregue a ti, porque lo amaras, cuidaras y le serás fiel. ¡Que esta vez no sea solo una semana! ¡¡Ese idiota necesita dejar de pensar todo por su cuenta y tomar decisiones por todos pensando que eso es lo mejor, sacrificándose a sí mismo en el proceso!!- termino gritando su frustración Mitsu. Sakurai sorprendentemente rio.

-Eso hace él, ¿cierto? Es frustrante, pero algo me dice que esa es su naturaleza… -susurro ensoñado. Mitsu le vio entre sus manos que intentaban alejar su llanto.

-Naturaleza de un tonto… -dijo en berrinche.

-Usted lo dijo, él fue educado para sacrificarse a sí mismo para proteger a Miyagi-san. Siento que a estas alturas, Inoue no sabe qué hacer con ese instinto protector que ese hombre ya no necesita, así que lo reparte entre su familia. Él me dijo que su mayor temor es perder a cualquiera de ellos, y actuando en consecuencia, deja todo de si por cuidarlos y buscar su felicidad…

-¡Pero es que no piensa el tonto! ¡¡Todos quedaríamos devastados con su perdida!!- exclamo Mitsu, completamente asustado de solo pensar en ese desenlace.

Inoue para él era tan precioso. Era su hermano, el único con el que podía sentir ese peculiar enlace que ni siquiera con su esposo tenia. Claro que Akihiko y Sumi eran sus mejores amigos, pero Inoue… ¡Él era especial y sin su presencia Mitsu nunca podría seguir adelante!

Sakurai pareció entenderlo y lo rodeo familiarmente con su brazo, otorgándole tranquilidad casi distraída y natural.

-Por supuesto que Inoue necesita conocer su valor en nuestras vidas. Él necesita entender que muchos podemos quedar hechizados por su amabilidad, entrega, dedicación y pasión…

-De verdad lo amas… -sonrió Mitsu completamente calmado, viendo el pequeño sonrojo de Sakurai.

-Ya sé que es estúpido teniendo en cuenta el corto tiempo de convivencia… -empezó él, pero Mitsu le detuvo mientras negaba suavemente, limpiando el resto de su llanto.

-El amor no es algo que podamos controlar. Se da en el momento que sea necesario, no cuando nosotros lo encontremos adecuado. ¡Yo me enamore de mi esposo tras un pequeño baile de tal vez cinco minutos!- rio, levantando una mano. –No me sorprende que hayas caído ante Inoue a estas alturas. Sin que él lo sepa, es lo que ocasiona su personalidad. Yo supe que sería alguien especial para mí desde el primer momento en que lo vi. Mira a todos los involucrados en el anterior juicio. Estuvimos juntos quizás dos semanas, y todos ahora pueden decir con orgullo y certeza que pueden confiar en Inoue…

Sin que ninguno de los dos lo supiera, ambos se preguntaron lo mismo: ¿Cómo alguien como Inoue podía caer en la errónea suposición de no creerse valioso?

Después de otro lapso de reflexión y silencio, Sakurai volvió a hablar.

-Ahora entiendo lo que Inoue dijo de usted. Es fácil confiar también en su persona, Mitsu-san. Siento como si estar a su lado me tranquilizara y alentara a desahogarme- rio el chico, haciendo ver a Mitsu que a pesar de todo, el vampiro aún mantenía consigo una actitud juvenil y libre de todas esas espantosas experiencias que Inoue, e incluso Mitsu mismo pasaron.

-Y tú dices las cosas más vergonzosas e inesperadas posibles- sonrió, poniendo una mano en su hombro.

-¡Buenas tardes!- gruño alguien ajeno a ellos, sobresaltándolos.

Mitsu se llevó un susto de muerte al ver a su compañero mirarlo con los brazos cruzados, luciendo enfadado como el demonio.

-K-Kaoru, volviste. Que sorpresa… -jadeo, sin saber que más decir con la actitud inesperada de su esposo.

-Sakurai Daisuke… -se presentó nerviosamente el vampiro a su lado cuando Kaoru le miro ceñudo.

-Kazamiya Kaoru, esposo de Mitsu- devolvió bruscamente, mirando de malas formas al tenso empresario.

Así que de eso se trataba… ¡Kaoru estaba celoso!

Mitsu se ahorró sus comentarios y risa mientras ignoraba a propósito a su esposo.

-Y bueno, Sakurai, querido. Ya llego mi marido, ya no podemos hacer nada- se lamentó haciendo lo posible por sonar convincente. Él supo que no lo logro cuando el vampiro sonrió de lado.

-Que mal. Yo ya tenía varias ideas en la cabeza… -dijo el hombre cerrando traviesamente un ojo. Sin poder evitarlo, ambos empezaron a reír sin control ante la mirada malhumorada del editor aun de pie viéndolos.

La puerta sonó y Mitsu se levantó para atender, dando un gesto con su mano al sillón enfrente del vampiro.

-Yo atiendo, mi amor. ¿Por qué no platicas con el Kypher od mi Sjol de Kazu-chan?- recalco. Kaoru giro los ojos.

Atendiendo cosas, conversando, y al final que Sakurai demostrara ser un buen tipo sin malas intenciones, el hombre se tuvo que retirar, mencionando que su trabajo debía atenderse antes de que se juntara más.

Mitsu lo acompaño a la puerta y lo detuvo un poco, mostrándose lo más sincero que pudo.

-No sé al final que vaya hacer Inoue, pero te puedo asegurar que solo esta confundido. No mentía cuando dije que solo debes mostrarle como es una relación contigo. Simplemente eso y un poco más de paciencia es lo necesario. Después, el destino se encargara de lo demás…

Sakurai sonrió y se despidió. Mitsu permaneció viendo el lugar vacío cuando el hombre desapareció y decidió actuar, esperando que su decisión no afectara para mal.

 

 

Terminando con una jaqueca Inoue por fin pudo derribarse en su escritorio y suspirar cansado.

Su respiro quedo olvidado cuando Miyagi regreso a la oficina y se sentó a su lado, en su silla, mirándolo intensamente.

-¿Qué?- pregunto, algo asustado. Miyagi se acercó más y toco su frente.

-¿Qué piensas?

-¿Disculpa?- rio Inoue, completamente atónito.

-Simplemente dime- insistió el hombre. Inoue volvió a reír por lo absurdo de todo.

-Pienso que eres un loco. ¿Sirve?

Miyagi bufo y le dio un suave golpe en su hombro. Su mirada lucia molesta y rendida en una mezcla tan perfecta que causo la curiosidad de Inoue.

-De acuerdo, devuélveme la respuesta. ¿Qué piensas tú?- cuestiono un poco preocupado. Miyagi suspiro.

-Que no me gusta Sakurai, que no estoy feliz de que pases tanto tiempo confundido por él… Y que aun así tengo que decirte que te vayas por hoy y lo veas. Yo me encargo de lo último…

-Miyagi… -susurro Inoue mas sorprendido aun.

-Kazamiya tiene razón en lo que me dijo hace rato- se lamentó para sí Miyagi levantándose de la silla. –Anda, ve, antes de que cambie de opinión.

-Espera. ¿Qué te dijo Mitsu-chan?- intento Inoue, pero el necio hombre solo negó.

-Anda. Primero ve a casa y cámbiate- señalo la ropa formal de Inoue que usualmente usaba en la universidad.

-¡Miyagi!- insistió. Su amigo lo tomo por los hombros con fuerza y lo volvió a ver con seriedad.

-Hablo en serio, Inoue. No me agrada ese tipo, pero detesto más verte tan perdido y distraído. Lo único que ha cambiado es ese hombre, así que algún lado tiene que ceder. Prefiero tragarme mi orgullo a verte dañado, Protector. Así que anda, ve y ten una cita con él o lo que sea. Oficialmente salimos de vacaciones, así que tomate un tiempo para ti. ¡Solo avisa antes de algo a largo plazo!- amenazo. Inoue jadeo su risa.

-¿Qué fue lo que te dijo Mitsu para que actúes así?- dijo Inoue vagamente suspirando. Miyagi solo negó y lo abrazo suavemente, separándose del sorprendido Inoue lo empujo a la puerta.

-¡Anda! Y no olvides recordarle todo esto a ese tipo.

-¡Sakurai!- recordó divertido Inoue saliendo, escuchando el gruñido de su amigo.

Inoue no sabía que demonios había pasado, pero realmente no quería desaprovechar la oportunidad. Era cierto que todo el día estuvo distraído, y todo por culpa de aquel hombre.

Llego a su departamento más rápido que de costumbre y se arregló mejor, incluso sujeto su cabello con el ultimo presente de Sakurai, dejándose un pequeño fleco. Su ropa nueva y los más pretenciosos zapatos que poseía, usando colonia que Inoue nunca utilizaba pero que ese día fue la excepción.

Para cuando salió la tarde estaba por acabar e Inoue se sentía estúpido y nervioso, actuando como un adolecente.

Tratando de no sobre analizar la situación, él se subió a su lindo automóvil y condujo hasta la oficina de Sakurai, pensando que por fin era el momento de visitarlo en su territorio. Y de hecho era la primera vez que Inoue lo buscaba a él de esa manera.

Llego, estaciono en uno de los inmensos lugares para visitas y entro al enorme y poderoso edificio de vidrios polarizados, colores negros y rojos y aire lujoso.

La recepción era un desperdicio de espacio a esas horas de la noche temprana. De alto techo y piso impecable de mármol, el único llamativo era el enorme candelabro y el aún más grande escritorio de las cinco mujeres que manejaban sus pantallas de vidrio con una rapidez antinatural.

Todas las chicas eran rubias, de ojos verdes y actitud superior. Su cabello estaba sujeto firmemente en un alto peinado y ni un cabello se asomaba. Ellas usaban un uniforme de camisa azul y traje pegado gris. Una gorra idéntica y una serie de discretos botones en la solapa izquierda.

Inoue se preguntó cómo ellas manejaban su trabajo con manicura perfecta, maquillaje cargado y tacones altísimos, siempre de pie en perfecta posición recta. Quizás eran robots.

Él negó y avanzo. El silencio era tan penetrante que incluso se sintió incomodo al caminar.

-Buenas noches… -llamo, atrayendo la atención de las cinco al mismo tiempo. Miedo…

-Buenas noches tenga usted, y bienvenido. Mi nombre es Annie. ¿En que puedo ayudarle?- dijo la chica inmediatamente enfrente de él con frialdad y profesionalismo.

-Vengo a ver a Sakurai Daisuke… -susurro lentamente Inoue, considerándola.

-¿Tiene cita?- pregunto ella ya sin verlo, solo a la amplia pantalla enfrente suyo.

-No, pero…

-Lo lamento, el señor Sakurai no lo puede recibir sin previo conocimiento. Que tenga buena noche… -despidió sin más la mujer y continuo su trabajo altaneramente, igual que las demás.

Inoue rio un poco y negó, retirándose a los elevadores en la parte izquierda. Sin saber a dónde rayos ir, solo subió y apretó el botón superior a todos, suponiendo que como cualquier empresa de tal magnitud como la de Sakurai, su oficina estaría en el piso más alto.

La tecnología de Celes le llevo al piso setenta y siete en menos de un minuto y ante él se extendió una habitación amplia, de paredes blancas, exceptuando la pared de enfrente del elevador que en realidad era enteramente de cristal reforzado. Avanzando en la esterilizada recepción, dio con que las otras paredes también eran de cristal, solo que opaco para no abrumar con el paisaje a tan elevada altura.

Sakurai debía tener algún tipo de obsesión con el cristal, pues incluso el escritorio de su secretaria era de ese material. Este parecía más acrílico, sin embargo el distraído movimiento de la mujer castaña y de ojos verdes causaba el singular sonido del cristal.

La chica era mona y parecía más accesible que las zorras de abajo. Ella y otra chica, quien Inoue se sorprendió al identificarla como Chaton, eran las únicas en el lugar. Ambas de uniforme y con el cabello sujeto casi dolorosamente.

El escritorio tenía un sinfín de documentos y cinco pantallas que rodeaban a ambas mujeres que compartían el escritorio, dándole la espalda al claro paisaje de Celes oscureciendo lentamente. El lugar tiñéndose de amarillo claro, pintando todo el lugar de ese color, incluso la sala de espera blanca con sillones de piel y pisos de un material que Inoue no pudo identificar, pero que al pasar por el tampoco hizo ruido como el mármol de abajo.

Inoue llamo la atención de las chicas solo dio un paso fuera del asesor que se cerró. Él vio el lugar a su plenitud y por un momento creyó estar equivocado. No se parecía mucho a una ostentosa y poderosa ante sala a la oficina del grande Sakurai, Príncipe vampiro multimillonario.

-Buenas noches. Lo lamento, el señor Sakurai no está recibiendo a nadie en este momento… -dijo la chica castaña parecida en físico a la Chaton a su lado, que tras ver a Inoue, volvió a su trabajo escribiendo en el teclado.

-Lamento eso, pero ¿puede avisarle que estoy aquí? Si esta muy ocupado me retirare… -prometió Inoue, incomodo de ser despedido tan bruscamente de todos lados.

Ambas secretarias se miraron de reojo casi imperceptiblemente. La Chaton se encogió de hombros y alzo su linda mirada verde esmeralda a Inoue.

-¿Le molesto con su nombre, sir?- pregunto en un tono muy calmado y dulce.

-Kazuhiko Inoue.

-¡Oh, diosa!- gimieron ambas al mismo tiempo y se levantaron, reverenciando rápidamente a Inoue.

-P-por favor, espere un momento mientras lo anunciamos enseguida… -dijo una de ellas mientras la otra se separaba del escritorio y le sonreía nerviosamente.

-¿Desea algo de beber?- ofreció, temblando levemente al estirar una mano para que Inoue entregara su chamarra de piel negra.

-No, gracias… -sonrió Inoue confundido, negando a ambas cosas. –No estaré mucho tiempo.

El lugar le ponía nervioso. Esperaba que Sakurai estuviera atestado en trabajo y no lo pudiera recibir. ¡Ni siquiera sabía porque estaba ahí!

Lamentablemente solo paso unos segundos que la Chaton lo anunciara para que Sakurai abriera una puerta a la izquierda y saliera, luciendo un traje negro increíblemente caro con corbata roja que curiosamente le iba bien.

-¡Chéri! ¡Que sorpresa!- exclamo, notoriamente impresionado. Inoue trato de sonreír ignorando las miradas curiosas e incomodas de las empleadas.

-H-Hey… Lamento si te interrumpí en algo. Yo ya me iba… -logro decir Inoue, caminando para atrás.

-Espera… ¿Qué?- se extrañó Sakurai, sin tiempo de nada antes de que Inoue entrara apresurado al elevador y apretara el botón para irse.

Inoue se encontró golpeando su frente en uno de los lados del elevador, agitado y sonrojado, murmurándose insultos por su estupidez.

Se sentía como meses atrás, escapando idiotamente de Sakurai en aquel bar donde comenzó todo.

Y es que ver al gran empresario, rodeado de lujos, eficacia y mujeres profesionales y guapas le dio un golpe mental para por fin darse cuenta de quien lo pretendía y el destino señalo como su alma gemela.

¡Era uno de los hombres más ricos y poderosos de Celes, maldita sea!

Para llegar a las enormes y altas puerta de jodido vidrio reforzado, para variar, Inoue paso por las cinco mujeres que lo miraron de reojo con su misma frialdad. Él se distrajo con eso y no sintió a Sakurai alcanzarlo, tomando de sorpresa su brazo y volteándolo.

-¡Inoue! ¿Qué pasa?- pregunto preocupado, acercándolo. -¿Por qué huyes?

-¡Por nada!- gimió él, luchando por zafarse del hombre. –Tienes mucho trabajo, ¿cierto? Perdón por interrumpirte. Me iré…

-¿Quién demonios te dijo eso, chéri? Siempre te puedo recibir…

Inoue sin poderlo evitar le miro feo al sorprendido vampiro. Las mujeres que los miraban palidecieron y bajaron sumisamente la cabeza, incluso si solo Inoue alcanzo a verlas. Él se hubiese vanagloriado de no ser porque se sentía demasiado nervioso y abochornado ante Sakurai.

-Mira, solo ya déjalo, ¿vale? Fue una estupidez venir.

-Basta… -pidió cansado Sakurai, llevándolo con él al elevador.

-¡Daisuke!- se quejó, pero el hombre no atendió.

-Solo deja término unas pequeñas cosas y nos podemos ir. Vayamos a mi departamento.

-Te puedo esperar aquí- se ofreció desesperado Inoue, sin poderlo evitar, entrando con Sakurai al reducido espacio.

-¿Y que huyas de mí? No lo creo, mon ame- rio Sakurai y le levanto el rostro, mirándolo con deseo y algo que Inoue quiso ver como cariño.

-Dai… -suspiro, ya a completa merced.

Sakurai sonrió complacido y se acercó peligrosamente a él, sin embargo el elevador llego a su destino, interrumpiendo el gesto. Sakurai gruño.

-Adona, Mei, me voy por hoy. Preparen todo y ustedes también retírense… -dijo de pasada Sakurai sin verlas, jalando consigo a Inoue. Él vio que ambas se levantaron, reverenciaron y comenzaron a recoger los muchos papeles en su escritorio con rapidez.

-Dai, en serio, esto no… -Inoue comenzó entrando en la oficina del vampiro, pero Sakurai simplemente lo callo al besarlo rápidamente, devorándolo y robándole la respiración.

Él arrincono a Inoue y lo pego a su caliente cuerpo, succionando su lengua y derritiendo todo su ser. Sus manos parecían estar en todo su cuerpo mientras lo apoyaba en la pared e Inoue lo único que podía hacer era corresponder y evitar caer en un charco de baba pegajosa.

Solo cuando se quedaron sin aliento Sakurai se separó de él, pero incluso entonces solo fueron unos centímetros. Su mirada se suavizo en Inoue y le acaricio con delicadeza su mejilla, causando que él suspirara y cerrara los ojos.

-Te extrañe, amor- susurro Sakurai, besando la punta de su nariz. Inoue entre abrió los ojos avergonzado.

-Ayer nos vimos… -le recordó con un pequeño enojo.

-Eso no quite que te extrañara.

Inoue solo aparto la mirada, sintiendo el aliento de Sakurai golpear su piel, haciéndolo estremecer.

-No me seduzcas así, chéri. Ahorita mismo, lo que más quiero con locura es hacerte el amor en mi escritorio… -jadeo Sakurai, solo excitando a Inoue que se atrevió a mirar la lujuria en los ojos rubí.

-¿Y por qué no lo haces?

-Porque en mi oficina hay tanta privacidad como en… Bueno, dudo que haya un lugar comparable- jugó el chico con una seductora sonrisa que hizo que Inoue quisiera probar lo dicho.

Sin embargo la ocasión se presentó sola cuando entraron las empleadas de afuera, pidiéndole como último a Sakurai que firmara quien-sabe-que y otras cosas que Inoue aun con su alto conocimiento, no entendió.

Tan abrumado por el beso y la visión de Sakurai, Inoue solo se quedó en la pared donde Sakurai lo dejo, viendo fijamente cada cosa que hacía con rapidez y profesionalismo, robándole a su vez miradas a Inoue, sonrojándole y encendiéndolo aún más.

Solo fueron un par de minutos, pero la espera para dejar la oficina que Inoue ni siquiera vio, se hizo eterna.

-Vamos, tomemos mi auto, provisiones, y pasemos el fin de semana en mi casa.

-¿Y tu trabajo?- cuestiono, sin en realidad querer recordarlo, pero con el deber de hacerlo.

-Ya arregle todo lo urgente, lo demás lo puedo manejar desde casa, en los descansos después de poseerte.

-¡Tonto!- rio Inoue, golpeando suavemente su frente. Sakurai rio y rodeo su cintura, justo cuando salieron del elevador, rumbo a la salida.

Ya más tranquilo, emocionado y travieso, Inoue se volteo antes de que lo olvidara y saludo a la chica que anteriormente fue una maldita con él al no saber quién era.

-¡Buenas noches, Annie-chan!

Sakurai levanto una ceja ya en el estacionamiento especial y privilegiado del jefe.

-Tienes empleadas muy… rubias… -termino diciendo, sin poder continuar con su queja. Con el susto bastaba.

-Oh, sí. Es un requisito para el puesto- desestimo Sakurai sin más, abriéndole la puerta del pasajero.

-No hablas en serio… -jadeo Inoue escandalizado. Sakurai giro los ojos.

-¡Por supuesto que no, chéri! Vamos…

-Ah, pero mi bebé… -se quejó, buscando desde su lugar a su choche.

-¿Tu bebé?- pregunto Sakurai sorprendido y algo temeroso. Fue el turno de Inoue de rodar sus ojos.

-¡Mi auto! Yo vine en él y no lo puedo dejar en cualquier lado. ¡Es mi precioso y lindo bebé, Daisuke!- exclamo.

-¿Pero por qué lo llamas…? Bueno, no importa- desistió derrotado. –Este lugar es extremadamente vigilado, amor. Antes de irnos mandare un anuncio a la seguridad para que ponga especial cuidado en tu automóvil, ¿vale?

-Si le sucede algo tendrás que cubrir los gastos, ¿eh? Me costó mucho para tener repararlo ahora… -dijo Inoue su advertencia antes de entrar al BMW gris de Sakurai.

-¿Qué modelo es?- pregunto Sakurai al subir y sacarlos de ahí, cumpliendo su promesa y escribiendo una nota electrónica a su seguridad del estacionamiento.

-Ferrari- solo dijo Inoue, sabiendo que eso lo decía todo. Efectivamente, Sakurai dejo que el Conductor Automático se hiciera cargo cuando lo miro.

-¿Cuánto es lo que ganas enseñando?- jadeo sorprendido. Inoue rio.

-Me tomo años ahorrar para comprarlo. Yo solo espere a que mi anterior auto dejara de funcionar para hacerme de mi bebé, y la oportunidad vino hace un par de años. No en las mejores circunstancias- acepto en una cabezada.

Sakurai solo negó y cambio el tema para preguntarle sobre su día y lo que haría ahora con vacaciones en su trabajo.

El corto camino para comprar la cena y todo lo necesario para su velada improvista continuo sin altercados. Ambos trataron de calmar su libido en el camino y lo lograron cuando regresaban al choche después de *mandar las comparas al departamento de Sakurai.

La fresca noche y el lugar pusieron en parte a Inoue melancólico, y en contra de sus mejores deseos jalo a Sakurai para un paseo en un parque cercano y completamente vacío. El vampiro se resistió un momento, pero al ver a Inoue tan emocionado cedió con una enorme sonrisa.

La idea le pareció más perfecta a Inoue cuando encontraron al poco rato a un solitario hombre que empezaba a recoger su lugar de trabajo. El señor de avanzada edad vendía dulces y antojos, entre ellos manzanas con caramelo.

-¿Quieres una?- rio Sakurai, viendo como Inoue paraba para verlas.

Inoue le sonrió agradecido, y justo cuando el señor le ofrecía su dulce una fuerte ráfaga de viento sacudió todo el lugar.

-¡¡Cuidado!!- advirtió el vendedor jalando a Inoue por la muñeca y apartándolo de una rama de árbol que por el fenómeno se desprendió. Inoue levanto la mirada para agradecer solo para ver a tres altos y amenazadores hombres avanzar hacia ellos.

-Váyase… ¡Ahora!- apresuro Inoue viendo el peligro. El amable hombre pareció dudar antes de que Sakurai se colocara ante Inoue, protegiéndolo, siseando en voz baja. Solo entonces el viejecito se fue corriendo.

-Tu tiempo en Celes te ha ablandado, Sakurai… -dijo burlonamente uno, levemente adelantados a los otros. Inoue inmediatamente lo identifico como el líder y más fuerte.

-Y la posición te ha dado falsas ideas, Muldor- gruño Sakurai, enfrentando a sus tres hermanos. Inoue gimió.

Ellos tres eran muy parecidos a Sakurai en cabello, ojos y fisonomía, pero su actuar, expresiones y en general, atmosfera, eran diferentes.

Muldor, el mayor, Príncipe Heredero y con poder superior era más alto, robusto y de una altanería insoportable. Llevaba una pesada capa roja de tela gruesa, y su mano posicionada en su cadera estaba adornada con saturación en anillos y pulseras de plata y piedras preciosas.

Haruka, Segundo Príncipe, y según Sakurai, el más sensato, era lo que Inoue consideraba en físico “diva”. Su ropa era de reconocidos diseñadores universalmente. Lucia más como un modelo prestigiado, joven y rico, a un Príncipe rodeado de burocracia. Su cabello era largo hasta los hombros, sus labios tenían brillo y usaba delineador perfecto.

Rio, el Cuarto Príncipe era evidentemente el “seguidor”, haciendo lo que sus hermanos decían y siempre temiendo las consecuencias de eso. Su ropa sin embargo señalaba que seguía un código estricto, pues era el uniforme de los soldados y guerreros de Azelleb de color rojo sangre, llena de botones de plata. Su cabello corto y perfectamente peinado. Él también usaba capa, solo que más sencilla que su hermano mayor, y era el único que parecía lamentar estar en Celes, delante del muy enojado Sakurai.

Inoue fue retrocediendo sin poder evitarlo gracias al empuje de Sakurai. Si él no lo conociera, diría que temía fuera herido o que sus hermanos se fijaran en él, algo estúpido, considerando que los tres lo miraban directamente.

-¿No nos presentaras hermano? ¡Que malos modales!- molesto Haruka, sonriendo con picardía.

-Oh, lo lamento, pero yo no trato de improvisto con las cosas. Vuelvan otro día y anúnciense. Tenemos planes, si nos disculpan… -susurro enfadado el vampiro, tomando suavemente a Inoue y dando unos pasos alejándose.

Inoue actuó con rapidez, desatando su poder de hielo e invocando una espada larga al ver como Muldor atacaba por la espalda a Sakurai, quien se quedó estático al ver al serio y controlado Inoue.

-Si quiere jugar, Heredero, solo dígalo. Ahórrese la deshonra de ser llamado cobarde bastardo… -gruño entre dientes, empujando con la espada al anonado chico. -¡Mi nombre es Kazuhiko Inoue Maximilien de Béthune, y de una vez les advierto que solo de ocho personas acepto estupideces! Métanse conmigo y probaran porque fui el mejor Protector de Imi-nashi en cientos de generaciones.

Inoue manejo profesionalmente su espada y la desapareció, aun mostrando sus ojos y cabello en blanco.

Atrás de él escucho a Sakurai jadear y reír, negando divertido viendo el horror y sorpresa de sus hermanos.

Ambos sabían que no era muy lejana la ocasión en que esos tres vinieran a buscar problemas, y aunque Inoue se propuso caer bien y mostrarse digno, como había dicho, no aceptaría tonterías de nadie. Ya mucho tiempo paso aguantando mierda de su anterior Rey y todo lo relacionado con los Chaton.

Haruka fue el primero en ceder y también rio, haciendo un gesto por demás femenino.

-Me agrada. No mencionaste que fuera un hechicero, Sakurai…

-Porque no lo es.

Inoue lo miro y levanto una ceja. Sakurai se alzó de hombros desestimando, logrando lo imposible en Inoue al hacerlo sonreír en un momento como ese.

-Soy un Guerrero Negro… -aclaro Inoue, mirando fijamente al callado Muldor.

-¿De Imi-nashi?- se sorprendió Rio. -¡Esa raza es increíblemente fuerte!

-E Inoue era el guardián del Príncipe Heredero de ese mundo… -intervino con travesura Sakurai, casi alardeando. Inoue quiso burlarse o reaccionar, pero no confiaba en la mirada neutral de Muldor, quien no dejaba tampoco de verlo.

-Sexy, poderoso y con una destreza favorable. Yo le doy el visto bueno- asintió Haruka recorriendo casi incómodamente todo el cuerpo de Inoue.

-Te lo agradezco… -dijo sarcásticamente Sakurai, poniéndose un poco brusco.

-¿Príncipe Heredero?- llamo Rio, notándose nervioso también por la actitud del chico.

-¿Por este hombre cambiaste a tu prometida, Tercer Príncipe?- murmuro con asco este, mirando a Inoue tan ferozmente que lo hizo retroceder. Más por la mirada, la información.

-¿Prometida?- preguntaron Sakurai e Inoue a la vez.

-¿No te lo dijo? La Princesa Naya. ¿O es que acaso la olvida, Príncipe?- escupió rencorosamente, por fin mirando al sorprendido Sakurai.

-¿Naya-chan? ¿Hablas en serio?- jadeo Sakurai dando un paso más amenazadoramente hacia su hermano.

-Eres patético, Daisuke. ¿De verdad creíste que este…?- miro a Inoue y se quedó sin insulto suficiente. –Nuestra raza es pura, orgullosa y poderosa. Dejando que tal vulgar hombre entre…

Inoue tuvo suficiente cuando Sakurai quiso defenderlo. Sin importar quién era el sujeto lo tomo por su estorbosa capa y lo empujo con fuerza y velocidad desarrollada hasta una farola. Con su otra mano apunto una daga de hielo a su cuello y se aseguró de que su tono de voz fuera amenazadora.

-No me preocupa escuchar mierda y estupideces escapar de tu boca, pero te recuerdo que ante mí me respetas, principito. No somos iguales, no creas tal tontería. No me cuesta nada matarte por menospreciarme, pero solo mi enlace con Sakurai me lo impide. Sigue presionando los límites y no respondo, sucio e infantil inferior… -gruño Inoue y lo dejo caer, haciendo que cayera con todo su peso al suelo.

Inmediatamente después los otros dos fueron a él, coléricos de como trato al Heredero. Inoue no tuvo reparo y antes de que cualquiera reaccionara apareció dagas filosas y delgadas de hielo ante la cara de los Príncipes, deteniendo su amenaza a Inoue rápidamente para evitar lesionarse.

-¡Basta!- grito Sakurai y expuso sus colmillos. -¡Inoue es mi Kypher od mi Sjol, y lo respetaran como tal!

Y ahí estaba lo peor que Sakurai pudo decir. Sin excepción los tres chicos miraron lívidos a Sakurai, tan sorprendidos que parecían a punto de desmayarse.

Inoue cedió un poco y desapareció su poder, relajando un poco su posición y desatando su cabello, solo por simple gesto nervioso que desarrollaba en situaciones que requerían mucha de su concentración.

-P-p-pero dijiste… ¡Dijiste que él no era tu elegido!- exclamo agitado Rio, viéndolo horrorizado.

-Nosotros no nos enteramos hasta hace una semana… -negó Sakurai, viéndose derrotado y tenso.

-¡Una semana! ¿Y cuándo pretendías decirlo, Tercer Príncipe? ¡¡¿Siquiera Padre lo sabe?!!- grito alterado Haruka, dando un peligroso paso hacia delante.

-¡El Consejo debe saber esto también!- recordó Rio igualmente enojado, nada acorde a su sumisa actitud.

-¿Lo has reclamado?- se hizo escuchar Muldor, paralizando a todos.

Inoue sin pensar dio un paso atrás, viendo todo el poder con el que contaba el Heredero. Sus ojos brillaban, sus colmillos eran el doble de largos y un aura cruel lo rodeaba. Incluso su cabello se movía con aquel aire siniestro que Inoue solo había presenciado en Sakurai.

Por alguna razón Inoue comenzó a sentir pánico y quiso llegar ante Sakurai, que solo permaneció ahí, mirando al suelo y luciendo vencido.

-No… -contesto a la pregunta en un suave susurro.

-Correcto. Ahora sabes lo que debe continuar. Yo, como tu hermano mayor y Heredero al Trono vampírico te tomo como responsabilidad. Haz cometido una grave falta, Sakurai Daisuke…

-E-espera… -jadeo Inoue con miedo, pero el vampiro solo le siseo y apunto con una alargada uña.

-¡No interfieras, forastero! Que el destino haya decidido su unión no quiere decir que nosotros lo aceptemos. Esto va más allá de que seas digno o poderoso, este hombre desafío las leyes del Rey y debe pagar- gruño con rabia Muldor, señalando a su hermano como si nada lo uniera a él y Sakurai fuera cualquier otro infractor a pena de muerte.

Inoue se alteró aun más sin poder moverse.

-¿Pero de que hablas? ¿Qué leyes?

-Nuestro padre dicto que si cualquier miembro real encontraba a su elegido debía presentarlo ante él. Inmediatamente. Sakurai ignoro a propósito la orden, y eso añade gravedad- gruño Rio con la misma actitud que su hermano mayor.

-Debes volver a Azelleb, Tercer Príncipe- susurro Haruka, luciendo triste. Mirando a Inoue con impotencia agrego. –Tendrán suerte si el Rey da su bendición y les permite la unión. Lo siento, hermoso…

Inoue vio como los tres se acercaron a Sakurai y le tomaron por su ropa.

-Esta bien, chéri. Hablare con mi padre y aclarare todo. No preocupes- calmo Sakurai tratando de tranquilizarlo, pero su angustia y nervios no ayudaban.

-¿Y si no vuelves?- susurro con miedo. Sakurai no dijo nada.

Si el Rey Christian se oponía, nada se podría hacer. Azelleb era conocido por su dureza a la hora de impartir justicia.

Ante sus ojos, Inoue sabía que de no hacer nada le seria arrebatado para siempre Sakurai sin una oportunidad de volver a verlo. Incluso era probable que lo terminaran uniendo a esa prometida desconocida como simple castigo por desafiar las leyes.

Inoue entro en pánico y sin saber que hacia ataco a los príncipes. Uno por uno se defendieron, pero Inoue estaba tan asustado que su Poder no se midió y se desato con todo su potencial, hiriendo e incapacitando a los tres vampiros alejándolos de Sakurai.

-¡Inoue!- solo pudo decir este, asombrado de sus acciones.

Con un poco de más claridad Inoue solo lo vio. Busco en lo más profundo de su cabeza una solución para el problema, pero él sabía que había solo una ruta si no quería ser separado de Sakurai.

Y él no quería alejarse de Sakurai ahora que era tan importante y lo aceptaba tal y como era. Cuando lo conocía tan profundamente y no lo juzgaba por sus acciones del pasado; cuando lo trataba tan gentilmente y con cariño, procurándolo y siendo paciente con él, sin presionarlo y solo entregándose.

Sakurai era su última oportunidad para ser feliz e Inoue no quería renunciar a él.

Sin más palabras y ante la mirada atónita de todos, Inoue volvió aparecer una daga de hielo, esta vez más pequeña y se cortó un poco el cuello, dejando que su sangre fluyera. Sakurai inmediatamente reacciono y se resistió al instinto natural de alimentarse de Inoue, pero esos no eran los planes de él.

Inoue sonrió con pesar a Sakurai, como única advertencia antes de correr hacia él y jalarlo para que bebiera. Él aguanto expresión y la inminente reacción a Sakurai probándolo, tratando de mantener su cabeza clara. Rodeo con un brazo a Sakurai para evitar que se alejara y con su mano libre tomo el brazo de Sakurai, que absorto en beber, no opuso resistencia. Inoue en un rápido movimiento lo corto con la misma daga en la palma y se la llevó a la boca.

La reacción y consecuencias fueron inmediatas. Fuertes ráfagas gentiles los rodearon en un capullo visible de color dorado, el Poder de Inoue se mostró sin resistencia y algo parecido a alas negras se extendieron en la espalda de Sakurai.

Los derrotados Príncipes reincorporados a medias en el suelo gimieron viendo el íntimo abrazo de la pareja que se enlazaba ante sus ojos. Inoue por ser la primera vez en probar la sangre de su destinado estaba absorto, perdido y en éxtasis, en igual de condición Sakurai, al sentir más claramente como el lazo se formalizaba. Así que los únicos que vieron las cadenas de extraños hilos de humo de colores entrelazarse rodeándolos fueron los Príncipes.

-¿Qué demonios…?- susurro asustado Muldor.

Figuras en miniatura de la pareja tomaron forma y danzaron, abrazándose como Inoue y Sakurai lo hacían. La de Inoue fue hacia la espalda de Sakurai y desapareció al entrar en su cuerpo, igualmente la de Sakurai en Inoue. Un soplido más fuerte, de soportable frio y todo volvió a la normalidad.

Sakurai cerró la herida en el cuello de Inoue y lo abrazo fuertemente, escondiendo su rostro ahí y temblando incontrolablemente, riendo, feliz como nunca. Inoue por su parte solo aparto la herida mano y empezó a sollozar, aferrándose a su ahora esposo.

¿Qué demonios había hecho en su arrebato?

Continuara…

 

 

 

 

Notas finales:

Y si, damas, caballeros. Inoue y Sakurai formalmente ya son un matrimonio ante las leyes y costumbres de Azelleb~

Ahora Sakurai solo puede beber sangre y vivir por Inoue. Solo la muerte los puede separar, e Inoue se convierte en el Principe Consorte, obligandolo a varias cosas y una futura reunion con el Rey Christian que ustedes veran en el proximo capitulo ;)

¡Tambien las reacciones de los otros, que tambien se convirtieron en la familia de Inoue!

Nos leemos pronto. No olviden dejar su comentario que es mi forma de saber si les gustan mis locuras :3

Cuidense mucho y... No se, coman chocolate (?) .-.

Christal PM.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).