Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El salvador que necesita ser salvado. por christalchii268

[Reviews - 92]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Yey, hola .w./

Yo no he dormido por acabar este capitulo y en dos horas mas debo ir a mi nuevo trabajo ya formal. Yo solo no aprendo xDD

Este capitulo es de mis favoritos. Espero y ustedes tambien lo disfruten~

Les dejo el enlace de la cancion donde, en cierta parte Sakurai e Inoue bailan solos. Cuando la escuche por primera vez yo ya tenia en mi cabeza esta escena en particular :P

https://www.youtube.com/watch?v=aE2GCa-_nyU

Rica lectura, personitas :3

Capítulo 20: “…incluso si la vida entera se extinguía…”

El cielo de Azelleb había hechizado a Inoue desde que lo vio saliendo de los aposentos de Sakurai. Según este le explico, los días en Azelleb se dividía en cuarenta y ocho horas, veintiuno de “día” y las restantes veintisiete de “noche”. Inoue no había entendido a que se refería, teniendo en cuenta que el mundo no contaba con sol, hasta esa “mañana”.

El cielo, que a su arribo era completamente negro, salpicada de millones de estrellas brillantes y claras constelaciones a simple vista, al salir a desayunar era de un lindo color azul rey muy imponente y claro, las tres lunas parecían siempre estar en medio del cielo, una detrás de otra, iluminando casi como lámparas. Todo era más luminoso y distinguible. Inoue en su mente asociaba el tiempo en ese momento como un día cargado y apunto de llover como en los viejos y pacíficos días en Imi-nashi.

Estando montado en un grande y lindo caballo, Inoue tenía una vista más amplia de lo que era el reino de su pareja.

El paisaje grade y extenso, solitario y simplemente bello que rodeaba el inmenso Castillo Inicial. Al frente era casi desértico, solo el largo camino de rocas que llevaba al “Aquelarre”, custodiado de árboles y un terreno con flores diminutas que Inoue en un principio confundió con pasto. Detrás del recinto estaba un grande y diverso estanque que Inoue solo alcanzo a ver de reojo. Un poco más lejos, después de varias caballerizas, casitas y varias construcciones parecidas a quioscos, empezaba el bosque que era frecuentado solo por habitantes del Castillo. Sakurai lo había tachado de pequeño, pero Inoue desde el balcón afuera de sus habitaciones, y que dejaba mirar todo el panorama, no creía que fuera chico en lo mas mínimo. Ese bosque no tenía fin.

El camino a donde habitaba el Aquelarre Principal del Rey solo les llevo un par de minutos. Sakurai aprovechaba y contaba historias sobre acontecimientos que sucedieron en determinado lugar. A Inoue le había dado escalofríos cuando pasaron por el “lugar con mayor muertes en la última guerra”.

-¿No tienes historias más agradables?- mascullo nervioso Inoue cuando acabo el vampiro con indiferencia. –No sé, por ejemplo donde es tu lugar favorito, donde frecuenta tu familia visitar… Donde besaste a tu primera novia… -termino desviando la mirada, incluso aunque no quería saber eso último.

-¿De qué hablas, chéri? Tú eres mi primera relación formal- rio divertido Sakurai, guiando a su caballo por un camino secundario hacia la derecha, ignorando la sorpresa y sonrojo de Inoue.

La raza de vampiros se extendía por todo Azelleb, pero los aquelarres estaban relativamente cerca uno de otro, todos gobernados por los Príncipes correspondientes, excepto Sakurai y Keigo, el primero porque nunca estaba en el mundo, y por consiguiente no podía cuidar de su gente, y el ultimo porque era aún muy joven y estaba en entrenamiento, todavía experimentando y tratando de descubrir lo que haría en su vida sin presiones para que se encargara de alguno de los aquelarres. Los demás Príncipes ya tenían todo controlado.

El más poderoso aquelarre era por supuesto en donde estaba el Palacio Original, y por consiguiente vivía y mandaba el Rey. También era donde mas vampiros y otros seres sobrenaturales vivían bajo la codiciada protección del líder.

Pequeñas casas tipo cabañas le sorprendieron cuando por fin llegaron a donde habitaban todos los vampiros. Sakurai montando le explicaba por telepatía sobre la forma de vivir, indicándole que en cada casa normalmente vivían familias pequeñas, conformadas solo por padres e hijos, ocasionalmente también por otro integrante de la familia, pero eso era raro. Al cumplir los treinta y cinco años, los vampiros se independizaban de sus progenitores y buscaban una casa aparte, muchas veces viviendo solos. Así que básicamente en las pequeñas y lindas casas góticas solo vivían de uno a cinco integrantes solamente.

Los vampiros se apartaban cuando ellos pasaban, mirándolos sorprendidos un poco antes de reverenciar con sus cabezas y seguir su camino. Todos eran de cabello negro y complexión delgada, pero Inoue se extrañó que ninguno tuviera los ojos de color rojo, como había visto en el Castillo con los demás vampiros.

>>Solo los integrantes de la Familia Real tienen los ojos rojos…<< Explico Sakurai con una suave sonrisa, mirándole de reojo. >>Mientras más profundo sea el color de ojos, mas fuerte es el poder que poseen. Aunque evidentemente, el rojo gana al negro o un color parecido…<<

Inoue rio un poco y negó, siguiendo de cerca a su amante mientras más se internaban en el aquelarre. La pequeña escolta que los siguió desde el principio permanecía en una agradable distancia que les permitía ir a donde Sakurai quería. Él parecía más que feliz en contarle de todo sobre su gente, desde características clásicas de su forma de pensar y vivir, hasta que comerciaban, con quienes y cuál era su relación con otras razas.

Él solo podía asentir y maravillarse, aunque entre tantas personas de vestimenta oscura y cabello negro, Inoue resaltaba tan incómodamente, haciéndole un poco difícil en cierto momento disfrutar del paseo.

Inoue había visto que los Príncipes Consortes también habían vestido de colores claros, solo que por la capa y la reunión de la noche pasada todos permanecieron sentados, él no pudo ver a totalidad su vestimenta.

Sin embargo Inoue seguía un poco irritado por el maldito vestido que Sakurai había llamado túnica. Él sabía que eso era, después de todo Mitsu solía vestir de manera básicamente parecida, diciendo que era cómodo y fácil moverse con ese tipo de ropa, sobre todo cuando usaba de magia. Pero Inoue acostumbrado a pantalones y ropa entallada, le era un tanto complicado acostumbrarse a la tela suave y liviana, de maldito blanco y la pesada capa.

Él era un Maestro de Hielo, y la capa lo estaba acalorando. El corsé le apretaba un poco y los guantes eran incomodos. Su cabello era levantado en una complicada trenza que dejaba caer parte del cabello de manera hermosa, pero rara, y en su frente constantemente sentía la coqueta y discreta corona que parecía casi hecha a medida, incluso si decía Sakurai que no había sido así. Él solo dijo que esa corona era temporal y todos los Príncipes y Princesas Consortes la solían llevar al comienzo hasta que la corona especialmente personalizada llegara del encargo con los enanos. Inoue la recibiría hasta la Fiesta de Presentación y Compromiso… lo que fuera que sea.

Inoue solo podía reír por su apariencia en completo blanco, como su Poder. Él destacaba por ser el nuevo integrante de la Familia Real, su magia evidente y aumentada por el ambiente de Azelleb, y por ir totalmente de blanco. Era simplemente perfecto.

-¿Todo bien, amor?- llamo Sakurai sobresaltándolo. Su caballo aleteo y lo desestabilizo de su lugar, justo antes de extender las enormes alas. El caballo estaba a punto de elevarse.

Inoue entro en pánico solo sujetándose como pudo. Sakurai grito algo pero él solo pudo quedarse quieto con miedo.

-Tranquilo, chico… Tranquilo… Tu no quieres tirar al Príncipe Consorte… -susurro un vampiro que apareció repentinamente enfrente del animal. Inoue jadeo sin palabras, viendo al joven tranquilizar al caballo.

-¡Andrew!- grito alguien alterado, haciendo que todos voltearan a sus espaldas.

Los Príncipes, Muldor y Haruka venían a galope hacia ellos, varios tantos guardias detrás igual en caballos idénticos y con emblemas reales. La escolta de Inoue y Sakurai también se acercó, todos luciendo preocupados por el bienestar del sorprendido Inoue.

-¡¿Estas bien chéri?! ¿No te hiciste daño?- pregunto Sakurai mas asustado que Inoue mismo. Él desmonto rápidamente y fue hacia él, ayudándolo también a bajar.

-Estoy bien… tranquilo. Solo fue un susto. Yo no sabía que con un pequeño brinco Miel querría irse… -rio nerviosamente, viendo la expresión de Sakurai relajarse lentamente.

-Gracias a los Dioses. Creo que debí decirte eso antes… -rio él también, acercándolo a un reconfortante abrazo que Inoue disfruto plenamente, acomodando su cabeza en su cuello y respirando su rico aroma natural. Ser abrazado por su compañero era algo muy especial.

-¡Andrew! ¡Demonios, ¿te encuentras bien?! ¡¡¿Qué maldita sea estabas pensando que hacías?!! ¡¡Pudiste salir gravemente lesionado!!- grito alterado Muldor al llegar ante el salvador de Inoue. El pequeño y lindo vampiro solo reverencio pausadamente, manteniendo su cabeza baja mientras se disculpaba. Su voz temerosa y arrepentida.

-Príncipe, ¿se encuentra usted bien?- preguntaron varios de sus guardianes. Inoue levanto sus manos tranquilizándolos, aun viendo de reojo como Muldor continuaba con su regaño, claramente temeroso por el chico.

-¡Prométeme que no volverás a hacer una estupidez igual! ¡La próxima vez deja que Sakurai se encargue de su Destinado o la guardia, que para eso están! ¡¡No quiero que vuelvas a ponerte enfrente de un caballo alterado, ¿me escuchaste?!! ¡¡¡Prométemelo, Andrew!!!

-Lo hare. Lo siento mucho, Minzhe. No volverá a suceder. Discúlpeme… -susurro tristemente el jovencito, viéndolo de reojo a través de su fleco que tapaba gran parte de sus ojos.

-¡Eres un idiota!- gimió Muldor antes de abrazarlo fuertemente. –No sabes cuánto me preocupe por ti.

-Lo lamento tanto… -sollozo el vampiro aferrándose a la espalda de Muldor, más específicamente a su gran y pesada capa rojo sangre.

Inoue mientras los miraba sintió que invadía algo privado. Él conocía medianamente la personalidad del Heredero, y sabía claramente que no se preocupaba mucho, dado que tenía la seguridad y poder para solucionar todo.

Ese chico tenía que ser muy importante para que el Príncipe reaccionara así.

-Joven Andrew… -llamo Sakurai solemnemente cuando Muldor por fin lo soltó. –Te debo mi vida. Has salvado a mi Kypher od mi Sjol… Ruego y consideres mi más sincero agradecimiento…

-Oh, Tercer Príncipe… Por favor, no. Era mi deber hacerlo. No me debe nada…

-Por mi parte eso no se incluye. Gracias, chico… -sonrió Inoue amablemente, viendo a los lindos ojos azul claro. El vampiro se sonrojo un poco al devolverle la mirada antes de reverenciar nervioso.

-N-no preocupe, Príncipe Consorte… Repito, nadie me debe nada…

-¡No digas eso! De no ser por ti quien sabe que sucedería. Déjame agradecerte de cualquier manera, por favor… -pidió Inoue honestamente, caminando hasta estar enfrente del chico. El vampiro volvió a sonrojarse nervioso, llevando una mano a su largo cabello hasta medio brazo, enredando en uno de sus dedos un mechón negro.

-E-es verdad, Príncipe… N-no me debe nada…

-Insisto… por mi honor… -dijo como último pensamiento, viendo la preocupación en el vampiro. Viendo de reojo a Muldor, quien asintió con una dulce sonrisa, el chico le evito mientras se movía de un pie al otro.

-N-no creo que… usted deba… pero… si usted insiste… Y-yo iba al Comercio… Si hace el honor… de comprar un poco de fruta… creo que estaremos… a mano…

¿Fruta a cambio de salvarlo de caer de varios metros de alto? Inoue puso los ojos en blanco viendo que Sakurai y los otros Príncipes tragaban su risa.

Evidentemente Andrew estaba tratando con todas sus fuerzas deshacerse de la situación lo mejor posible, incluso si no lo estaba haciendo de una buena manera.

Ahora podía ver lo que Muldor seguro apreciaba del vampiro menor. Él era un encanto de chico.

-Bueno, genial. Es un trato. Solo tendrás que decirme donde esta ese supuesto Comercio. Como sospecharas, soy nuevo por aquí… -sonrió, viendo que el chico parecía más calmado con su aceptación. –Por cierto, soy Kazuhiko Inoue. Encantado de conocerte, jovencito…

-Lauper Andrew… Hijo único de los Lauper, panaderos. Un honor, Príncipe Consorte… -se presentó rápidamente, volviendo a hacer una reverencia nerviosa. Inoue rio un poco tapando su sonrisa con su mano.

-Panaderos, ¿eh? Me encantaría probar un poco de pan de vampiros… -sonrió, pero se arrepintió cuando la expresión del lindo chico cayo y sus ojos se apagaron un poco.

-Cuando usted desee, señor. Yo puedo preparar para su gusto…

>>Sus padres murieron al servicio de Muldor. He ahí el enlace entre ambos. Es Protegido de mi hermano, y un favorito de todos. <<Aclaro un poco triste Sakurai, mirando al Heredero ponerse inmediatamente al lado del vampiro.

-Bueno, luego puedes darle una presente a Kazuhiko-chan. Vamos al Comercio… Tengo apetito de unas cuantas cosas… -intervino Muldor, rodeado con un brazo los hombros del sorprendido y sonrojado chico.

-Espera, principito. ¿Cómo que “chan”?- exclamo Inoue caminando para alcanzarlos, interiormente aliviado de que Muldor cambiara todo a bromas entre ambos. Por un momento temió que le recriminara poner en riesgo a su lindo Protegido, que Inoue sospechaba Muldor quería de diferente manera.

-¿Eh? ¿No te gusta? Es lindo… -sonrió con malicia el Heredero, sus ojos brillando con travesura.

-Oh, Príncipe… Tú no quieres provocarme de esa manera… -negó Inoue con su voz amenazadora. Andrew se estremeció un poco, pero Muldor fue inmune.

-Ahora, eso yo quiero averiguarlo. Suena muy interesante…

¡No había jodida manera con la Familia Real, todos decían lo mismo con respecto a Inoue!

Él refunfuño un poco y solo siguió a la pareja. Sakurai sonriendo tomo su mano y juntos dejaron a los caballos con su escolta. Ya habían tenido suficiente de cabalgata.

El Comercio resulto ser algo parecido a una enorme reunión donde diversas personas, entre vampiros y otros seres, ponían a disposición del público su mercancía que trabajaban y vendían, a cambio de otras cosas.

Los pequeños puestos solo consistían en lonas en el suelo donde estaban los productos a vender, desde comida, objetos diversos, hasta animales y todo tipo de artefactos para la magia y otras artes.

Inoue no podía dejar de pensar que estaba de vuelta en Celes, e incluso tal vez Imi, donde habían estado, incluso en época de guerra, lugares similares de mercadeo.

Después de todo, los vampiros no eran tan drásticamente diferentes a los demás seres. Su única diferencia era que bebían sangre, tenían una que otra singularidad paranormal y no toleraban ciertos rayos en algunos soles del universo. Nada mas, los vampiros solo buscaban una vida tranquila, amor y salud, como cualquier otra criatura.

Andrew guio a la procesión de varios soldados y los tres Príncipes, Inoue incluido. Una vez más la gente se apartaba inmediatamente con respeto, reverenciando de cabeza y luciendo sorprendidos y curiosos, viendo mayoritariamente a Inoue, predeciblemente.

Inoue logro ver que Andrew también recibía atención, pero las reacciones de la gente no eran como Inoue, de curiosidad, sorpresa y respeto, eran casi hostiles y de asco, muchos susurrando entre si mirando al jovencito.

Era evidente los demás también lo notaron, pues Muldor lucia enojado, Haruka decepcionado con su gente, y Sakurai tenso. Andrew solo parecía triste y miraba muchas veces a Muldor, quien nunca lo soltó. Lo reclamaba con el simple gesto de rodearlo con su brazo y cubrirlo un poco con su capa.

Inoue no pudo más con eso. Él conocía ese sentimiento de ser visto de reojo con desaprobación, y nunca le puso mucha atención en Imi pues no le importaba, pero la limpia mirada de Andrew señalaba que el vampiro no merecía esa reacción de nadie. La Familia Real no protegería de alguien malo.

-Y dime, Andrew-kun… ¿Qué tipo de fruta te gustaría? Yo no conozco mucho de aquí… -sonrió Inoue acercándose al joven que se sobresaltó y sonrió nervioso, viéndolo.

-Depende de gustos, me supongo, Príncipe… Pero personalmente me gusta el durazno…

-El durazno es rico… el de Celes, al menos. No sé cómo sea aquí…

-Negro y peludo… -susurro Muldor sin verlo.

-¿En serio?- se sorprendió Inoue antes de ver el brillo divertido en los ojos de Andrew. –Oh, ya veo… -mascullo Inoue un poco irritado por la broma. –Es parecido a cierto fruto que había en Imi-nashi que mordía a quien lo sujetaba. Era un lio comerlo, pero sabía bien…

-¿Imi-nashi?- pregunto muy bajito Andrew para sí. Inoue le sonrió.

-Mi mundo natal era Imi-nashi, aunque hace mucho que fue destruido.

-Lamento escuchar eso, mi señor… -hizo una mueca triste el chico antes de parar y mirarle sorprendido. -¿Pero es cierto lo que dijo? Sobre el fruto…

-Oh, sí. De hecho Celes lo reprodujo, aunque por evidentes motivos no es muy solicitado… -rio Inoue, recordando un día años atrás que Miyagi feliz consiguió la porquería y Shinobu grito no muy masculinamente.

La plática que comenzó como distracción termino en amena y divertida. Andrew era una dulzura de vampiro, rompiendo con el estereotipo de oscuros y peligrosos que tenia la raza. El chico era todo lo contrario, muy nervioso y tímido, pero relajándose con la amabilidad y soltura de Inoue.

Cuando llegaron al puesto donde compararon la fruta del joven, Inoue ya había logrado que el chico no le llamara con tanto respeto. Aunque la batalla le costó lo suyo.

-¿Ahora dónde quieren ir?- pregunto animado Haruka, sonriendo y moviendo su mano con pulseras y anillos.

-Preguntas porque ya tienes una idea de dónde quieres ir tú… -dijo medianamente divertido Sakurai. Haruka rio divertido, volviendo a hacer ese gesto con su mano y todo su cuerpo que lo hacia lucir femenino como el demonio.

-Me conoces bien, hermanito. Vamos, los *Gitanos están cerca… He visto a muchas y lindas damas dispuestas a una pieza conmigo… -rio travieso, cerrándole un ojo por alguna razón a Inoue y Andrew.

-¿Gitanos? ¿Pieza?- repitió curioso Inoue, viendo a Sakurai.

-Son algunos hombres con conocimiento diverso y procedimientos únicos… Una raza compleja de entender y explicar, la verdad- rio Sakurai. –Básicamente serian como una comunidad que estudia y recolecta información de todas las razas en Azelleb sin establecerse en algún lugar por mucho tiempo. Viajan por todo el mundo y a donde van llevan su cultura y forma de vivir. Son conocidos por sus remedios y bailes tradicionales… A eso se refiere el Segundo Príncipe… ¿Quieres ir?

-¡Claro!- exclamo emocionado Inoue. –Mitsu moriría por esto. A él y su esposo le encantan los bailes tradicionales…

-¿Y a ti, chéri?

-Soy buen bailarín… -desestimo Inoue levantándose de hombros.

-Mmm… entonces hoy lo descubriremos… -molesto de reojo Muldor, sonriendo de lado. Inoue le gruño juguetonamente. Le gustaba bromear con su cuñado.

Todos llegaron después de unos minutos ante una sección particular del Comercio, un poco alejado de los demás puestos y evidentemente con su esencia propia.

La mercancía era muy típica, su ropa muy colorida, pero sencilla y hermosa. Las mujeres eran atractivas y orgullosas, con largos vestidos simples y un manto cubriendo sus hombros y parte de sus brazos. Los hombres eran animados y atraían a la gente, gritando todo tipo de cosas y luciendo agradables, sin embargo tenían una mirada aguda y desconfiada en cierto grado.

Al caminar por cierto lugar, Inoue se vio guiado a un medio círculo donde algunos vampiros platicaban felices con los gitanos. Un poco mas allá, unos cinco hombres y una mujer con instrumentos de todo tipo, desconocidos por Inoue y que parecían complejos de tocar. Supuso que eran instrumentos musicales para sus danzas especiales.

Inmediatamente llegaron, todos se apartaron rápidamente y reverenciaron a un mismo tiempo, excepto los gitanos que fueron tomados por sorpresa. Una sonrisa amplia en uno de ellos, el más adulto, imponente y con más collares.

-¡Príncipes, que honor!- exclamo la mar de feliz, haciendo una reverencia casi exagerada. Sus compañeros miraron de reojo a Inoue con sorpresa y sospecha, reverenciando con su cabeza tensamente, casi ninguno sin apartar la mirada. Inoue solo les dio una cabezada de respuesta.

-Vida plena tenga, señor. Por favor, no se detengan por nosotros. Solo venimos a disfrutar… -sonrió Muldor, viendo a todos con amabilidad y un poco de aviso. Al momento todos dejaron de ver a Inoue.

-¡Vida plena tenga, Heredero!- saludo como era costumbre el líder antes de llegar ante Inoue. –Magnifico día el encontrarme con usted, Príncipe Consorte. Ruego tenga en consideración su bendición para mi pueblo y su grata fidelidad a cambio… -dijo y reverencio, mas formal y fluidamente.

>>¿Qué cosa?<< Le pregunto nervioso Inoue a Sakurai, viendo que el hombre esperaba respuesta.

>>Creo que te creen hechicero por tu Poder, amor<< Rio Sakurai, permaneciendo tranquilo en apariencia. >>Te piden respeto y bendición, a cambio de respeto y fidelidad… Solo di que sí… << Termino, mirándolo de reojo divertido.

-Agradezco sus deseos y son bienvenidos, aceptados y correspondidos. Vida plena tenga, lord… -sonrió Inoue. Todos volvieron a reverenciar y volvieron a lo suyo, excepto el líder que se involucró en una alegre conversación con Muldor, ignorando a Inoue.

>>Vaya…<< Suspiro Inoue en su mente, apoyándose un poco en su amante que rio ahora con su voz normal.

>>Te acostumbraras a todo esto, chéri…<< Dijo tranquilizante, acariciando un poco su hombro a través de su capa.

>>El punto es, Mon amour, que no se si quiero acostumbrarme…<<

Sakurai volvió a reír y le otorgo un sutil beso en su mejilla, tomando de su mano y guiándolo al centro del circulo que se volvió a formar, ahora todos curiosos sobre la participación de los Príncipes.

-Vamos, chéri… Concédeme esta pieza… -sonrió su amante, atrayéndolo a su cuerpo, escuchando como la música comenzaba lenta, una singular melodía que provocaba un extraño sentimiento nostálgico.

-¿Si sabes que yo no tengo idea de cómo bailar esta música?- rio Inoue siendo guiado en algo parecido a un vals.

-Solo déjate guiar por mí… -susurro seductoramente Sakurai, besándolo un poco y sujetándolo fuertemente por su espalda, por debajo de la capa y pegándolo más a su cuerpo.

El calor corporal de Sakurai, la música que se convirtió en erótica, y el fuego en los ojos rojos solo excitaron a Inoue. Él repentinamente no quería estar bailando a la vista de varios vampiros curiosos, solo estar a solas con su amante, disfrutando de aquel tiempo especial de cortejo que pasaban todas las parejas que se enlazaban en la raza vampírica. De esa atracción inevitable por unir sus cuerpos y compartir sangre.

La música drásticamente cambio, y con ella los movimientos de Sakurai. Inoue se vio inclinado hacia atrás, sostenido de no caer por el vampiro que sonreía encantador, haciendo un muy sensual movimiento con sus manos en su cintura entallada por el corsé.

-Después, chéri. Cuando lleguemos a la habitación. Mientras te recomiendo concentrarte en esto…

Haruka logro conseguir enseguida una pareja de baile, una mujer bella, seductora y claramente halagada. Muldor y Andrew permanecieron entre el público, hablando en susurros mientras sonreían a gusto. Tres parejas más se les unieron, pero ninguna se acercó a ellos, dejando que Inoue tropezara y tratara de calmar su lujuria.

La canción termino e Inoue logro entender básicamente como bailar, al final dando en la cuenta de que fácilmente podía haber leído la mente de su compañero para predecir sus movimientos.

Una breve pausa por los músicos y todos se fueron del círculo. Inoue ladeo la cabeza y junto con Sakurai vio al divertido Haruka que hablaba con los hombres y la mujer, susurrándoles algo y señalando a ambos. Después, y con picardía, les cerro un ojo e hizo una seña hacia Sakurai, quien solo exhalo.

-Esta muy dañado el Segundo Príncipe… -se lamentó antes de que una música diferente diera comienzo.

Era ahora vocal, con solo un par de instrumentos. Seguía produciendo un escalofrió y comenzaba algo lento.

Sakurai le sonrió y también le guiño, guiándolo en el baile acompasado, armónico y rítmico. Inoue rio un poco y esta vez predijo a la perfección cada movimiento, improvisando en el momento en que Sakurai lo soltaba y bailaba a su alrededor, luciéndose, riendo y pasándosela genial dejando que Inoue sintiera la música.

Sus partes favoritas eran cuando inevitablemente ellos tenían que bailar muy cerca, sus cuerpos moviéndose a un mismo tiempo, casi seductoramente. Sakurai tomándolo de la mano y haciendo que diera una enorme vuelta a su alrededor, Inoue como última ocurrencia jugando con su capa hacia el público que celebraba y alentaba.

Los músicos cantaban con alegría y entrega. Todos los miraban solo a ellos. Sakurai haciendo uso de todos sus conocimientos en la danza, levantándolo, girándolo, haciendo que Inoue solo se moviera y luego él le siguiera.

Lo complejo y rápido de todo estaba cansando a Inoue, pero aun así no quiso que acabara nunca. Cuando llego una parte muy lenta él suspiro, dejando caer un poco su cabeza en el pecho de su vampiro, deslizándose con él y mirándolo a los ojos cuando una sonrisa traviesa se apodero de Sakurai.

En un movimiento lento tomando poco a poco rapidez, él lo separo de su cuerpo y agarro su mano, sin soltar su cintura hasta que la música también aumento en ritmo. Rápido y sin tregua giro a Inoue casi descontroladamente, todo rápido hasta que la música paro, al igual que Sakurai. Inoue rio a carcajadas y siguió la danza, moviéndose y solo disfrutando de complacer en su capricho al vampiro risueño.

La canción poco después termino. Inoue se separó de Sakurai y dejo caer un poco su cuerpo, agitado, riendo y agradeciendo vagamente los aplausos de todos los reunidos.

¡No había hecho tanto ejercicio en años! Y en una sola canción…

La algarabía paro drásticamente. Inoue con tensión levanto su mirada para ver a los Príncipes amenazados con cuchillas obscenamente grandes. Andrew lucia aterrorizado mientras miraba como Muldor era rodeado por dos desconocidos encapuchados, uno más atrás del Heredero, apuntando la cuchilla a su cuello y un arma parecida a una pistola apuntando a Andrew.

Haruka solo sonreía amenazadoramente con su respectivo agresor atrás de él, la que fuera su pareja de baile también amenazada con un arma.

Sakurai rápidamente puso atrás de él a Inoue, siseándole a los siete hombres que se acercaban a ellos, varios tantos rodeando a la gente que había estado reunida y que parecía asustada a muerte, muchos niños y mujeres entre ellos, protegidos por los hombres jóvenes que lentamente formaban un circulo protegiendo a quienes no se podían defender eficazmente.

Inoue apretó fuerte el brazo de Sakurai que rodeaba su cintura. Quería calmarlo y decirle que le dejara todo a él, pero sabía que eso era imposible. Era el elemento de su amante, su honor y deber cuidar de su gente como Príncipe que era. Cualquier cosa que Inoue propusiera probablemente estropearía las cosas porque Inoue mismo estaba involucrado, y con el calor del enlace recién establecido, Sakurai solo enloquecería.

Era algo de solo ver y quedarse quieto, incluso si su naturaleza le reprochaba eso.

-¿Quiénes demonios son y que quieren?… -gruño Muldor a nadie en particular, viendo solo al asustado Andrew.

-Eso no debería importarte, ¿cierto, Heredero? Solo queríamos dar nuestros saludos como todos al nuevo Príncipe… -rio el sujeto que estaba atrás del hombre.

Inoue se estremeció de pensar que todo era culpa suya. Sakurai solo lo acerco más y gruño mas amenazadoramente a los sonrientes sujetos que los rodeaban.

La escolta desvaino sus espadas, algunos bajaron sus alargadas uñas, mientras que todos enseñaban sus colmillos. La guardia los doblaban en número, pero no podían hacer mucho con los Príncipes inmovilizados y los civiles involucrados. La situación empeoraba con cada segundo que pasaba.

-De cualquier modo pagaran. Les aconsejo bajen sus armas en este preciso momento y su castigo no empeorara… -susurro Haruka tranquilamente, poco a poco tomando su apariencia de digno Príncipe.

Los agresores parecieron dudar un poco, pero los que sujetaban a Muldor y Haruka no lo hicieron. Presionando un poco la cuchilla, la sangre de Haruka se derramo y entonces el infierno se desato. El amable, seductor y juguetón Príncipe se convirtió en un ser temible que termino en un segundo con sus enemigos, desmembrándolos y luciendo una escalofriante sonrisa mientras miraba a los demás.

-Última advertencia… -bufo de forma animal, señalando con su mano llena de sangre. –Suelten a mis tres hermanos y mi gente… y no los matare…

Muldor aprovecho y se deshizo de su rival, jalando a Andrew y colocándolo atrás de él, justo como Sakurai hacia. Fue en ese momento en que los soldados hicieron su trabajo, todos los civiles cayeron al suelo, protegiéndose unos a otros mientras los Príncipes mantenían el cerco, matando a cualquiera que se acercara a su pueblo.

Inoue fue empujado junto con Andrew con los demás, pero solo logro que él se enojara. Mirando a Sakurai, levanto una mano y mando una serie de estalagmitas de hielo a los cinco sujetos más cercanos, haciendo que desde la herida de entrada una escarcha se esparciera e inmediatamente cayeran inmovilizados, aun vivos.

Gritos, susurros y asombro, todo en unos escasos minutos que el barullo duro. En solo un momento una masacre estaba a los pies de todos y solo quedaban los tres líderes que luchaban ferozmente, amordazados por la espalda.

-¡Que el Rey se encargue de ellos!- grito Muldor enojado, adelantándose a todos. –Recálquenle que amenazaron no solo al Príncipe Consorte específicamente, sino que fue a mi nuevo hermano. ¡¡Llévenselos fuera de mi vista!!

Aun en su impresión por la reclamación, Inoue lo vio. El maldito que antes había sangrado a Haruka se libró una mano de los guardias que lo sujetaban y la levanto hacia Inoue. Una cuchilla pequeña y negra fue lanzada hacia él con rapidez, tomándole algunos vitales segundos para reaccionar y poner una protección. En su lugar, Sakurai se puso delante de él inesperadamente, recibiendo el impacto por Inoue y siseando al momento.

Inoue permaneció en shock, mirando como Sakurai en un abrir y cerrar de ojos destruía dolorosamente al agresor, empujando a los soldados, totalmente fuera de sí. Su ropa se manchó de sangre y su voz era feroz, totalmente diferente al dulce y entregado amante que solo minutos antes había estado bailando con él.

Solo el ver caer a Sakurai al piso lo despertó. Inoue grito en pánico mientras trataba de ir hacia su pareja, pero Muldor lo evito preocupado por su bienestar, solo logrando que Inoue colérico se soltara y le gruñera con su Poder en la superficie.

-¡¡No te atrevas a tocarme!!- le grito con fuerza y corrió hacia Sakurai, llamándolo continuamente, temblando de miedo mientras veía una grande herida en su brazo cerrarse lentamente.

-Tranquilo, chéri. Estoy bien. Esto no es nada… -sonrió Sakurai acariciando su mejilla. Inoue exploto.

-¡¿Eres imbécil?! ¡¡No vuelvas a hacer algo así!!- sollozo débilmente, terminando por abrazarlo con toda la fuerza de su dolor. –Yo solo puedo defenderme, idiota… ¿No entiendes que no te puedo perder? ¡No a ti!… Por favor, Mon amour… No me castigues así… Te lo suplico…

Sakurai solo se quedó quieto, en silencio, intoxicado por el sufrimiento que sentía venir de su mitad.

Él había sabido con anterioridad que Inoue no tenía un feliz pasado, sino todo lo contrario. Su amado sufrió mucho más que una persona común, todo por un propósito externo y después como un castigo propio. Sakurai había sabido claramente que tipo de torturas y situaciones vivió, y siempre tuvo una idea de cuánto dolor tuvo que soportar en silencio, manteniéndose cuerdo, tranquilo y muchas veces sonriente por el bien de otros.

Nunca pensó ni se acercó a tal nivel de sufrimiento que revivía Inoue en ese momento.

Sin poderlo evitar él también lloro un poco, con el miedo de Inoue haciéndole daño. No podía ni siquiera lograr intentar entender cuanto sufriría su amado siendo que él era el que sentía el dolor, no lo percibía a través de su enlace recién construido.

Por primera vez en su vida, a Sakurai no le importo ver quien salió herido de su aquelarre, sobre su hermano mayor, o incluso saber que había pasado con los agresores y pedir retribución. Él solo tuvo un pensamiento, y ese fue ir a su habitación llevándose consigo a Inoue y tratar de calmarlo.

Al instante Inoue advirtió que ellos ya no estaban en el Centro. Separándose y luciendo demacrado, Inoue firmemente invoco una pequeña cuchilla de hielo y se cortó su muñeca, permitiendo que su sangre corriera antes de ofrecérsela con una expresión que no toleraba réplica.

-Bebe. Lo necesitaras para curarte… -solo dijo, presionando más su herida en su boca. Sakurai de verdad quiso decir algo, pero el olor de su sangre y el natural sentimiento de querer reclamarlo lo sobrepasaron.

Tomando a Inoue por su cintura, rápidamente lo sentó en su regazo y bebió rápido de su muñeca sin dejar de mirarlo. Su profesor solo lucia triste y serio, sin dejarse influir por la inevitable reacción de la alimentación de Sakurai. Él solo sollozo en silencio, mirándolo y poco después dejando caer su rostro en su hombro, temblando incontrolablemente y volviéndose a sujetar de él dolorosamente.

>>Estoy bien, amor. Sigo contigo, Inoue. No iré a ningún lado… <<

Él no le respondió y Sakurai no lo espero. Cuando sintió que había tomado lo suficiente cerró la herida con su lengua, provocándole el esperado gemido que planeo a su lindo atormentado.

Ellos pasaron largos minutos abrazados. Inoue al cabo de un momento se tranquilizó, pero nunca lo dejo ir. Ambos se aferraron a la paz mental de estar juntos.

Sakurai no pudo esperar más por calmarlo y distraerlo, así que lo beso. Inoue se sobresaltó un poco, perdido en recuerdos antes de corresponderle con un poco de hipo. Sus labios fríos al igual que todo su cuerpo, más de lo normal. Su rostro aun estaba mojado con lágrimas negras, manchando su tez pálida y suave. Sus ojos de intenso azul lucían desesperados y brillosos.

Sakurai lo tomo por ambos lados de su rosto y beso todo su cara, deteniéndose varias veces dejando que Inoue sintiera el gesto entregado y cariñoso que nadie le había dado antes de Sakurai.

Inoue suspiraba y ya estaba mejor. Él cerró los ojos y se derritió en los brazos de Sakurai mientras él jugaba con su lengua dentro de su boca, guiándolo en un beso lento, erótico, reconfortante.

Conforme Inoue lograba volver a ser él mismo, su excitación creció y la desesperación por estar con él lo domino.

Sin dudar rodeo con sus brazos el cuello de Sakurai, devolviéndole el beso de manera más frenética y desesperada. Sakurai tomado por sorpresa solo pudo tratar de corresponder, gimiendo cuando Inoue comenzó a moverse encima de él, tan seductoramente que solo en segundos lo tuvo también deseoso.

El profesor con parsimonia acaricio su rostro, cuello y hombros, tocando todo su cuerpo que podía alcanzar en su posición. Cuando la ropa comenzó a estorbar él lucho con la corbata de Sakurai, haciéndolo reír por su prisa y torpeza, al final él encargándose sin dejar de besarlo. Inoue con los ojos entre abiertos solo le miro y se inclinó a besar su cuello, recorriendo con su lengua toda su piel, haciéndolo estremecer.

Sin palabras vio como Inoue tomo el absoluto control.

Sakurai aturdido se dejó caer de espaldas cuando Inoue lo empujo suavemente. Con su bello ángel montado arriba de él, Sakurai tuvo la mejor vista de sus lentos movimientos, desnudándolo y haciendo lo que podía con su ropa. Sakurai ayudándolo cuando Inoue simplemente se desesperaba con los nudos y otros accesorios de su túnica.

Al estar plenamente desnudos ambos, ellos suspiraron, viéndose aturdidos. Inoue le dijo todo con su mirada intensa y entregada. Acariciando su pecho con sus frescas manos, calmado muy poco el calor que lo recorría producto de sus atenciones. De su mirada decidida y de sus sentimientos determinados a mostrarle cuán importante era para Inoue no perderlo.

No era una confesión de amor eterno… Sakurai tuvo que recordárselo varias veces. Inoue aun estaba confundido y debía darle espacio, pero solo por ese momento, él se permitiría pensar que Inoue lo hacia suyo, reclamándolo.

Los suaves labios ya algo tibios besaron su cuerpo. Inoue sin detenerse en ningún momento lo toco, beso y lo complació de todas las formas posibles. Sakurai hechizado sin dejar de verlo, un tanto sonrojado y completamente feliz, excitado y deseoso de volverse uno con su Destinado.

Inoue leyó sus pensamientos sin recurrir a su enlace mental y sonrió avergonzado. Elevándose hasta volverlo a besar, él tomo su mano y la guio a su entrada, diciéndole sin palabras que lo preparara mientras Inoue tomaba su excitación entre sus hábiles manos, acariciándolo, volviéndolo loco.

Los dos gimieron en su beso. Como pudieron siguieron cada uno con su tarea, Inoue moviéndose impaciente, una mano apoyándose en su pecho mientras su otra ocupada mano estaba por llevarlo al orgasmo.

Sakurai no pudo más y lo volteo bruscamente, poniéndolo bajo él y embistiéndolo en un salvaje movimiento. Inoue solo jadeo sorprendido antes de tomarlo por los hombros, trasformando su expresión en placentera, gimiendo débilmente con sus húmedos labios separados.

Los empujes fueron lentos. Sakurai deseaba tan ferozmente reclamarlo, recordarle que le pertenecía y siempre estarían juntos, que se detuvo en determinado momento. Su desesperación por hacerle saber a Inoue que lo amaba sin decirle en realidad las palabras para no abrumarlo y confundirlo más de lo que ya estaba.

Su compañero pareció entenderlo al abrir sus ojos y mirarle con ese especial brillo misterioso. Jalándolo por su cuello lo volvió a besar lentamente, animándolo a volverse a mover al mismo tiempo que se hacía de una de sus manos, sujetándola fuertemente mientras Sakurai le hacia el amor acompasadamente.

Que ese acto tan honesto le confesara la verdad de sus sentimientos.

Moviéndose al mismo tiempo, jadeando y gimiendo entre besos, caricias y miradas. El calor derretía a Inoue y el placer le puso la mente en blanco una vez más. Él solo exclamo su disfrute cuando Sakurai le mordió una vez más, sin poderlo evitar al verlo encorvarse y mostrar su elegante cuello.

Inoue ensucio el escaso espacio que los separaba, pero Sakurai no se detuvo, conteniéndose, dispuesto a hacerlo disfrutar y olvidar. Recordarle que incluso si la vida entera se extinguía, Sakurai nunca lo abandonaría. Sus almas eran una sola y ellos ya estaban unidos para siempre, incluso en su muerte.

Sakurai tuvo que parar un poco sus movimientos cuando Inoue se aferró a él llorando. Por un momento creyó que lo lastimo y estuvo cerca de salirse de su interior hasta que su pareja lo sujeto fuertemente con una de sus manos en su cuello, la otra tomando con suavidad y cuidado su brazo antes herido y ya sano.

Con sorpresa lo noto besar la carne levemente cicatrizada mientras cerraba los ojos temblando.

-Nunca más... ¿Me escuchas?- gimió, lágrimas de sangre escapando de sus ojos otra vez antes de abrirlos y mirarlo con sufrimiento. -¡¿Me escuchaste, Sakurai Daisuke?! ¡¡Nunca más vuelvas a hacer lo de hoy!! ¡Tú no!

-Chéri... -jadeo Sakurai antes de abrazarlo fuertemente, haciéndole saber con toda certeza que él continuaba vivo.

-Eres mío... No hagas algo que te aleje de mí. No lo soportaría...

-Lo lamento tanto. Nunca más...

-¡Prométemelo!

-Lo juro, amor. ¡Lo juro!

-¡¡Me enojare mucho si no cumples tu promesa!! ¡¿Estamos?!

-Claro, Inoue. Por supuesto, mi Kypher od mi Sjol…

Inoue suspiro aliviado y tranquilo. El término tan especial e íntimo relajándolo. Tanto Sakurai logro encariñarse con la demostración distraída de Inoue al llamarlo “Mi amor” en su idioma natal, con todo lo que llevaba a cuestas, Inoue también se enamoró de esa manera tan hermosa en cómo se dirigía el vampiro hacia él.

Él solo lo abrazo fuertemente, rodeándolo con sus brazos y piernas, acercándolo lo máximo que pudo a su cuerpo, susurrando entrecortadamente por su placer en su oído, aquel termino que le producía a él mismo tranquilidad.

Cuando Sakurai por fin alcanzo su clímax, llevándose con él a Inoue una segunda vez, el profesor se prometió cuidar de aquel ser tan precioso que el destino le había otorgado, y aunque no merecía, protegería y amaría.

 

 

Sin saber cómo, lo que quedaba de aquel día en Azelleb se fue sin que la recién pareja se diera cuenta. Entre todas las veces que tuvieron sexo y sus siestas de solo un par de horas, un nuevo día les alcanzo.

Inoue moría de hambre y Sakurai lucia más feliz que nunca por alguna desconocida razón, que Inoue por vergüenza no quería examinar mucho, aunque sospechaba.

Toda la tarde anterior le estuvieron trayendo comida a Inoue, dejándola en la habitación antes de la recamara propiamente dicha de Sakurai, y ahora también de él. Pero incluso así, al aclararse el cielo y escucharse cerca a los sirvientes del Castillo hacer su rutina de trabajo, Inoue tuvo que admitir que tenía que ir a desayunar, a pesar de que deseaba quedarse en la habitación por más tiempo.

La pena por sus acciones con Muldor y su preocupación era una de las razones para que no quisiera salir, sin embargo Sakurai, siempre atento a sus sentimientos y miedos, le calmo rápidamente.

Un baño juntos, una nueva pelea con las Doncellas que amarraron victoriosas el cabello de Inoue, y un nueva túnica junto con otro par de guantes, y ambos caminaron de la mano al comedor secundario, donde para sorpresa de los dos, todos los Príncipes, Princesas y el Rey mismo estaban reunidos, solo unos pocos comiendo, la mayoría bebiendo de copas con jugos, vinos y solo Keigo con sangre.

El silencio reino mientras ambos avanzaban. Inoue temió lo peor hasta que el Heredero se levantó de la mesa y corrió a abrazarlo, paralizándolo inmediatamente mientras gracias a su Poder sentía el alivio del hombre.

-Estoy tan feliz de que te encuentre bien, Kazuhiko. Por un segundo temí que el nuevo enlace con Sakurai te afectara.

-Inoue es más poderoso y fuerte que eso… -susurro casi molesto Sakurai, a su lado, dejando que su hermano lo abrazara. Inoue no entendió nada, pero en su cabeza solo estaba el aturdimiento por el cariño que expresaba el Príncipe, añadido a las miradas de todos los demás que eran similares al Heredero.

El Rey se levantó y fue hacia Sakurai, tomando suavemente y con los ojos un poco entrecerrados el brazo antes herido de su hijo. Ambos se miraron y en silencio hablaron por su mente, seguro Sakurai aliviando la preocupación del regente, porque solo minutos después Christian asintió con una gentil sonrisa, otorgando paternales palmadas en el hombro del vampiro para dirigirse después a Inoue.

-Vuestros agresores se encuentran cumpliendo castigo… ¿O deseas otro medio, Príncipe Consorte?

Inoue se separó de Muldor y negó, apartando la mirada y tomando una respiración profunda.

-Si no le molesta, mi Rey… No me interesa saber nada sobre eso. Solo quiero olvidar lo de ayer… -susurro, viendo de reojo a su incomoda pareja.

-Lo juro, Tercer Príncipe… -suspiro Haruka verdaderamente triste. –Te pateare el culo si vuelves a preocuparnos de ese modo…

-Y lo dices tú… -bufo Sakurai mirando a su hermano preocupado. -¿Cómo te encuentras, Nii-san?

-¿Yo? Genial- desestimo cretinamente. Levantándose y en un parpadeo estando enfrente de Sakurai, le apunto con un dedo en su pecho, empujándolo solo un poco. –Por tu parte, tienes una pareja por quien preocuparte, demonios. Piensa mejor en tus acciones, ¿quieres? Fue muy duro ver esa expresión en Kazuhiko-san…

-¡Bien, ya basta!- aplaudió Taki algo aprensiva, viendo como el ambiente decaía. –Estamos de acuerdo con que lo pasado fue triste, pero eso ya paso. Por favor, hermano, Profesor, únanse a nosotros y aliméntense. Olvidemos por un momento, ¿sí?

-Gracias, Sexta Princesa… -sonrió Sakurai agradecido, mirando a Inoue y calmándolo con el simple gesto. Muldor, Haruka y el Rey también sonrieron y volvieron a sus lugares, acompañados de Sakurai e Inoue, el primero tomándolo de la mano y guiándolo a su lugar habitual en la enorme mesa, en la cual una nueva elegante y pesada silla fue agregada oficial y exclusivamente para Inoue.

El desayuno era bastante variado, rico y abundante para los pocos que comieron. Sakurai satisfecho con la sangre que tuvo de Inoue solo lo acompaño y platico relajado con sus hermanos, al igual que el Rey, quien en su mayoría permanecía callado y miraba pensativo a sus hijos.

Inoue de alguna manera se encontró relajado, en ambiente y aceptado sin darse cuenta. El atentado a muerte solo horas atrás quedo olvidado mientras los Príncipes platicaban de diversas cosas y anécdotas como cualquier otra familia que se reunía a comer.

En ese momento no parecían gente poderosa de la realeza vampírica… exceptuando la vestimenta y coronas.

Muldor dando con la peculiar actitud del Rey le llamo respetuosamente, haciendo que el hombre le sonriera cariñosamente, agradeciendo la preocupación y dirigiéndose a todos en general, aprovechando el silencio que prosiguió.

-Estaba pensando, y ya que es una ocasión especial... ¿Qué les parece presentar a Kazuhiko-sama con la bella Charlotte?- sonrió el Rey ladeando un poco su cabeza. Inoue trago su jugo y miro curiosamente a Sakurai.

-¿Charlotte?

-Mi madre- comunico Sakurai con una dulce sonrisa.

-Oh...

Inoue incomodo miro de soslayo como el Rey dudaba solo un poco en su sonrisa, notándose nostálgico pero seguro de su proposición. Sus hijos lucían del mismo modo, sin embargo era... casi una sensación de emoción y entusiasmo.

-Eso es una buena idea- salto Remi feliz, mirando alrededor a sus hermanos. -También podemos mostrarle los alrededores a Kazuhiko-sama. Ayer no vieron mucho por el contratiempo...

-Seguro encontrara interesante el aquelarre- intervino sonriente y amable Rio.

-Hace mucho que no vamos todos juntos allí. Sera bueno... -suspiro otra de las hermanas de Sakurai.

Alrededor de la mesa abundaron las pláticas animadas. Inoue no sabía que decir, así que solo bajo la mirada nervioso.

¿Estaba bien acompañar a la familia ante la tumba de su ser querido? Era algo tan íntimo que Inoue se sentía un intruso. ¡Vamos, que básicamente era un extraño que entro repentinamente en la familia y en sus vidas sin anunciarse!

-Para eso... -susurro Sakurai a su lado, poniendo una mano encima de las suyas en su regazo. Inoue levanto la mirada apenado, mordiéndose el labio.

-Pero...

-Eres nuestra excusa, chéri- rio Sakurai y miro de reojo a sus hermanos que continuaban ajenos. -Somos nobles, chéri. Todos por igual tenemos obligaciones con nuestra gente y metas individuales. Padre mismo tuvo que dictar una ley para convivir con nosotros por una hora diaria porque antes no tenía tiempo ni siquiera para eso. El que estés aquí es una excusa perfecta para juntarnos más tiempo y convivir como la familia que somos. Además... -Sakurai tomo su mejilla y le miro intensamente. -De verdad me gustaría visitar después de años a Mamá y presentarte ante ella. Sé que me bendijo desde el principio, pero llevarte ahí será tangible y especial, Inoue...

¡El maldito hombre lo tenia ahora!

-¡Bueno, esta decidido!- se hizo escuchar el Rey feliz. -Iremos con la bella Charlotte este día. Por favor, si tienen cosas apremiantes, trátenlas en la próxima hora. Nos reuniremos trascurrido ese tiempo en la entrada. No olviden sus presentes...

-¿Esta bien eso, mi Rey?- susurro inseguro Muldor. -¿No debe algo importante?

-Nada como esto, hijo... -sonrió Christian e inmediatamente el Heredero se relajó.

-Entonces genial. Si me disculpan, debo tratar exactamente algo antes de acompañarlos. -Haruka se levantó, sonrió y reverencio, retirándose con elegancia solo propia de él.

-Oh, yo igual debo algunas cosas...

-Y yo...

-Nos vemos en un momento...

Cuatro de los Príncipes se retiraron apresurados de la mesa no sin antes mostrar respetos a los demás. Los que quedaron terminaron con parsimonia y poco después dejaron solos a el Rey, Muldor, Sakurai e Inoue, los dos primeros hablando sobre un tratado que Inoue no entiendo en lo absoluto, pero se veía algo importante y llevadero a la vez. Ambos luciendo responsables y dignos. Inoue quedo hechizado.

-Con su permiso... -hablo Sakurai levantándose, llamando también a Inoue. -Vamos, chéri. Tengo que hacer una llamada y conseguir un regalo para Mamá...

-¡P-por supuesto!- exclamo Inoue y se levantó, reverenciando por puro instinto. El Rey y su hijo sonrieron gentiles y dieron suaves cabezadas.

-En cuarenta minutos, Sakurai... -recordó el Rey con mirada suave.

-Estaremos ahí, Padre... -dijo y tomo la mano de Inoue, llevándoselo con él.

Recorriendo los pasillos largos, de alto techo y exquisita decoración, Inoue moría de nervios por visitar la tumba. Sakurai solo suspiro exasperado por la actitud de Inoue incluso cuando constantemente lo tranquilizaba. Al final, solo negó y dejo que se hiciera enredos mientras hablaba brevemente con un par de personas de su trabajo.

Ellos en la enorme estancia que contaba con chimenea, sala y un pequeño comedor, tenían un pequeño cuarto apartado donde, a través de magia, protecciones, y varias cosas más, lograron establecer un pizarrón electrónico de Celes con línea directa y completamente funcional para cualquier acción que quisieran del aparato y este pudiera ofrecer, como llamadas, trabajo de Sakurai e incluso manejar algunas cosas de sus departamentos.

Inoue solo llevaba dos días en Azelleb. El tiempo fluía desordenadamente entre Celes y ese mundo, así que era un poco difícil saber cuánto tiempo había pasado para su familia, de manera que decidió esperar a su semana de estadía para ponerse en contacto con una llamada, la cual prometió para alivio de sus amigos.

Aunque en ese momento, un consejo del comprensible Johnny o de la inteligente en detalles Risako, no le venía mal.

Sakurai cambio de capa y con una hermosa caja de cristal con rosas especiales, pequeñas y moviéndose como pequeños animales, lo guio poco después. Su sonrisa de la mañana no desapareció y lucio mas emocionado que antes. Él conversaba con Inoue y efectivamente lo distrajo todo el camino hasta las carrozas que los esperaban en las puertas del Castillo, en donde todos los Príncipes ya estaban.

Ambos subieron con las Princesas y los Príncipes Consortes. El Rey algo irritado con sus Consejeros llego unos minutos tarde, despidiéndolos casi bruscamente mientras montaba en su imponente y rojo caballo alado.

-Creo confiar en que pueden manejarse sin mí por unas horas, jóvenes vampiros… -dijo tomando las riendas y haciendo una seña para que los demás conductores comenzaran el camino con sus hijos sentados y ajenos la mayoría. –Si no les molesta, tengo una cita importante…

Inoue rio un poco viendo por la pequeña ventana de su asiento como los vampiros suspiraban derrotados. El Rey luciendo libre montado y guiando el camino con su innumerable escolta. Por el anterior ataque, muchísimos más soldados los acompañaron en el largo camino hacia las tumbas reales, que era una mazmorra aislada, en secciones determinadas donde toda una generación de líderes eran enterrados juntos.

Los Consortes fácilmente le hicieron plática a Inoue en el camino. Las Princesas aburridas por “platicas de hombres” hablaron entre ellas, incluyendo a Sakurai cuando pregunto sobre que habían hecho sus hermanas en su larga ausencia. Gracias a ello, Inoue se enteró que para los Príncipes, Sakurai había pasado casi treinta años sin visitarlos más que un par de horas por su trabajo. Ahora entendía sobre Inoue siendo una excusa.

Al llegar todos permanecieron aun sentados y a la espera de que los soldados revisaran la zona. Largos minutos pasaron y por fin ellos pudieron entrar, solos los pertenecientes a la Realeza, incluido Inoue, quien por nervios mal infundados, nunca soltó la mano de Sakurai.

El sitio era frio, pero nada que Inoue no soportara por su Poder y la estorbosa capa. Las paredes eran doradas, para asombro de Inoue, y grandes y pesadas puertas cerradas con encantamientos en su mayoría, resguardaban los restos de antiguos miembros de los nobles vampiros.

Hokuto le paso el dato nerviosa de que no solo vampiros habían sido enterrados ahí, también todo tipo de Consortes y familia relacionada pero no estrictamente líderes de algún aquelarre o título. Ella parecía querer decirle a Inoue que era posible él mismo terminara en ese sitio al debido tiempo, pero el ambiente cargado, la idea inevitable de la muerte, y la presencia sobrenatural del sitio la ponían temblorosa. Tan poderosa y seria, aun se afectaba con eso.

Todos permanecieron pasos atrás mientras el Rey abría la correspondiente puerta en donde la Reina descansaba solamente. Según Sakurai le había dicho anterior a venir al mundo, el Rey Christian era el único de su generación y por consiguiente, en esa sección de las mazmorras solo descansarían la Reina y él, a no ser que el regente encontrara otra compañera, aunque todos sabían que eso era imposible.

Solo al entrar todo era de mármol blanco, limpio, pero solitario. Un impresionante cuadro enfrente de la única puerta les dio la bienvenida, paralizando a Inoue.

La mujer joven, bella y de lindos ojos verde oliva sonreía. El retrato solo plasmaba la mitad de su cuerpo, así que su largo cabello negro debía haber llegado más lejos que su cintura. Ella no lucia de más de unos veinte años, y su expresión maternal, amorosa y comprensiva desarmó a Inoue.

Por primera vez en su vida, él vio lo que se suponía debía haber sido una madre en toda palabra.

El Rey susurro algo y se arrodillo enfrente de la pintura. Sus demás hijos hicieron lo mismo, tomando desprevenido a Inoue antes de seguirlos, sin poder alejar su vista de la tierna mirada casi viva.

Sakurai físicamente era muy parecido a su padre, al igual que los otros dos primeros Príncipes, pero esa mirada y sonrisa que lucía el retrato de su madre seguro él la heredo. Siempre se la entregaba a Inoue, así que verla en la mujer lo tenía seriamente conmovido y afectado.

-Mi amada Charlotte… Mi compañera… -musito el Rey levantándose y sonriendo triste a la imagen. Él suspiro y se recuperó, limpiando innecesariamente con su mano la pintura a tamaño real. –Hemos venido a verte, bella Reina. Espero que desde tu merecida recompensa y descanso escuches nuestras palabras y aceptes nuestros gestos. Que sientas el amor que aun te tenemos y nunca desaparecerá, mi dulce amor…

Inoue apretó distraídamente la mano que tomaba de Sakurai. Ver al Rey tan afectado y triste por la pérdida de su compañera era demasiado en el gentil y amoroso hombre. Casi sentía su dolor por perderla y estar solo sin su Destinada.

Ella no había sido su Kypher od mi Sjol, solo una bella mujer que logró cautivar al Rey. Él se enamoró de ella y la hizo su Reina, amándola y lamentando no tener el especial y único lazo que solo el destino les podía haber concedido. Por respeto a sus Destinados que no encontraron en el momento, ninguno se enlazo al otro, y solo hicieron su vida y familia juntos, hasta la muerte prematura y por enfermedad desconocida en la Reina.

Christian sufrió mucho su perdida. Muchos de sus hijos no tuvieron derecho a derrumbarse por aliviar la carga al Rey y tomar en sus manos sus obligaciones mientras el hombre lamentaba su dolor a solas.

Nadie había visto así al Rey y nunca lo volvieron a presenciar. Solo le tomo una semana, pero el Rey volvió a la vida y siguió por sus hijos y la promesa a permitirse vivir por ella. Su sonrisa nunca fue la misma y todo el tiempo un aire anhelante lo rodeaba, muchas veces los Príncipes lo descubrían viendo a la nada, melancólico y solitario.

Inoue se disculpó un poco cuando comenzó a sollozar, inundado por los recuerdos que sin querer tomo de Sakurai y los sentimientos que leyó del Rey con su Poder. Nadie le detuvo y solo Sakurai lo acompaño afuera, abrazándolo.

-Lo siento… Olvide nuestro enlace por un segundo y recordé todo eso…

-No te preocupes… -susurro Inoue, disfrutando de las suaves caricias en su cabello con media coleta.

-Ella era una estupenda madre, chéri. Habría disfrutado mucho de conocer a los Destinados de sus hijos. –Sakurai rio un poco y lo sujeto más cerca, trasmitiéndole ahora imágenes más cálidas y dulces. –Cuando cualquiera de nosotros nos dirigíamos a ella por su título, Mamá nos golpeaba y sermoneaba. Para ella nunca fuimos los Príncipes, solo sus hijos. Solía decir que para esa etiqueta ya estaba Padre…

Inoue rio un poco disfrutando del recuerdo de Sakurai en donde estaba él de niño jugando con sus dos hermanos mayores y su madre, quien aunque tenia un grande y enorme vestido amplio, pateaba una pelota hacia ellos.

-Ahora que lo pienso, Mitsu-san me recuerda mucho a ella. Siempre dulce, amable y comprensiva. Escuchaba con cuidado y una sonrisa hasta el final, y siempre tenía algo que decir ante cualquier cosa que nosotros le preguntáramos. Era del tipo de persona que si no tenia la respuesta no la daba, investigaba y después te aconsejaba. Cocinaba delicioso y ella misma preparaba nuestro desayuno una vez cada semana. Hizo a Padre el hombre más feliz que he visto, relajándolo incluso en los peores momentos. Su sonrisa siempre era contagiosa, y sus desplantes, caprichos y antojos cuando esperaba a mis hermanos fueron legendarios…

-Suena como la mejor mujer del mundo… -sonrió Inoue besando a Sakurai, tratando de alejar su tristeza. Él le miro con los ojos algo brillosos y asintió, sonriendo y besando su frente con un pequeño suspiro.

-Lo era. No puedo negar que hay veces que la echo mucho de menos, pero siempre tengo todas esas vivencias a su lado, todo lo que me enseño y el amor sin límites que me otorgo. Solo lamento que mis hermanos más pequeños tengan menos de eso, pero siempre fue el mismo sentimiento, sin duda…

Ciertamente, era así como una madre debía ser. Inoue solo podía sentir tristeza por no tener el honor de conocerla, pero nunca envidia por lo que le fue negado. Lo único era una impotencia por el dolor de su pareja tras su partida.

Inoue se calmó al igual que la melancolía de Sakurai. Ambos entraron y los Príncipes ya habían acabado la limpieza general de la tumba, colocando presentes, flores especiales en su mayoría, las favoritas de la Reina.

No solo Inoue fue el afectado por los sentimientos. Todos lucían de la misma manera y Taki era consolada por su pareja que solo sonreía agradecido hacia el retrato, casi dándole las gracias a la mujer por traer al mundo a su amada. Inoue se sentía del mismo modo.

El Rey los vio llegar y sonrió, estirando una mano hacia Inoue. Él tomo una necesaria respiración y sonrió nervioso, caminando de la mano con Sakurai y aceptando al Rey que le dio un pequeño apretón para calmarlo. Funciono.

-Mi Reina… Permíteme presentarte al nuevo integrante de nuestra familia, quien hace feliz a nuestro Sakurai y es más que bienvenido. Cuídalo desde tu descanso y te pido lo aprecies tanto como nosotros.

Inoue sin palabras solo reverencio solemnemente, deseando honestamente que si la mujer podía leer su corazón, sabría exactamente lo que sentía sin que él lo dijera. En ese momento no podía aturdido por los sentimientos.

-Hola, mamá… -sonrió Sakurai por Inoue y puso su presente junto con los otros de sus hermanos. –Me encuentro bien y he encontrado a mi Destinado. No puede irme mejor bajo tu cuidado. Te pido no abandones mi corazón y acompañes a mi chéri. Él es mi otra mitad, después de todo… -rio, viendo de reojo el sonrojo de Inoue. –Te quiero, mamá. Gracias por todo…

Sakurai reverencio con una pacífica sonrisa y vio a su padre, quien le dio una lenta cabezada. Él tomo la mano de Inoue para irse, pero él le pidió un minuto mientras entrelazaba sus manos encima de su pecho.

Los Príncipes, e incluso el Rey mismo exclamaron con sorpresa cuando Inoue con su Poder de Hielo creo rosas de su elemento, colocando toda una docena enfrente de la tumba, adornando especialmente toda la caja que Sakurai dejo.

El fenómeno era el mismo que le regalo a Risako la primera vez que la vio y la estrella que le dio a Johnny en la clínica. En palabras simples, esas figuras nunca se destruirían o derretirían bajo ningún medio o fuego. Solo la muerte de Inoue las desaparecerían, haciendo del gesto algo muy especial y que sintió debía a la Reina.

-Solo su bendición es lo que pido. El cuidado y entrega a su hijo ya está asegurado… -susurro Inoue a la imagen y sonrió, reverenciando por última vez y retirándose con cuidado y respeto.

El Rey solo le miro asombrado antes de sonreír amorosamente. Acariciando un poco la mejilla pintada de su compañera, él se retiró también, manteniendo su sonrisa mientras todos se despedían a la vez y se iban, en silencio sereno y tranquilo.

Una vez más, y ya en camino a las carrozas, Taki los distrajo a todos proponiendo una ruta para dar un paseo y presentar a Inoue con algunos miembros del aquelarre. Tan conmovido aun, Inoue no objeto nada y se dejó guiar.

El paseo duro bastante y la tristeza se alejó rápidamente. A Inoue le fueron presentados cientos de personas, pero todos estuvieron de acuerdo en que él no lograría aprender todos los nombres y caras. Solo la convivencia y años lo lograrían, e Inoue se vio impactado con la idea evidente de que esas personas también eran su ‘gente’.

De regreso al Castillo y con los ánimos ya al tope, Inoue reafirmo porqué le agradaban Haruka, Taki y Aarón en especial entre todos. De alguna desconocida y embaucadora manera, ellos tres planearon e involucraron a los demás en una “Fiesta para celebrar el segundo día del Príncipe Consorte en el Reino”.

Ellos no quisieron saber que algunos tuvieran compromisos, Sakurai trabajo o que Inoue no quería causar problemas. Simple y sencillamente hicieron los arreglos, respaldados por el sonriente y travieso Rey.

-Una excepción en un millón, Príncipes. Tómense el día libre… -dijo cerrándole un ojo a sus sonrientes hijos y yerno.

Sakurai aun refunfuñaba sobre lo imprevisto de todo ya estando en el íntimo y elegante salón preparado para la ocasión. Inoue reía y solo cuando su compañero le pregunto sobre eso, Inoue le conto sobre sus “fiestas imprevistas” con su familia. Fue entonces que Sakurai le encontró gracia a lo que sus hermanos hicieron.

El lugar no era ostentoso ni abrumador. El salón era utilizado muy raramente para reuniones o bailes más privados cuando más de cinco líderes y sus escoltas de alguna raza visitaban el Palacio, cosa que en siglos no había sucedido.

Un enorme y bello candelabro de techo con cientos de velas se las arreglaba para iluminar el salón. Los pisos brillantes, dos mesas grandes con comida y bebida por los serviciales, emocionados y profesionales criados. Una pequeña orquesta en una tarima, la cual siempre estaba dispuesta en cualquier momento para ocasiones similares.

Dado que la noche volvió a caer en Azelleb, lo único que se alcanzaba a ver por los enormes ventanales custodiados por pesadas y largas cortinas, era el cielo estrellado y una pequeña luna turquesa directamente alumbrando, lentamente ascendiendo.

Los Príncipes de alguna manera se hicieron de acompañantes. Haruka de hecho tenía a dos de ellos, una chica y un chico apuestos, bailando diestramente con ambos al mismo tiempo. Inoue en ese momento enterándose por un entretenido Sebastián que el Príncipe era un mujeriego.

Muldor predeciblemente bailaba y reía con Andrew, quien también fue abordado por todos y preguntándole por su estado después del altercado. El joven luciendo sonrojado y agradecido por la preocupación y descartándola educadamente, quedando mudo cuando el Rey le sonrió.

Rio por su parte hablaba libre con una linda y tímida chica que casi huyo cuando fue presentada ante Inoue. Una perfecta pareja momentánea para el serio y lindo Príncipe que en el poco tiempo que Inoue paso en el Castillo casi nunca veía, o escuchaba hablar.

Sakurai e Inoue se alegraron mucho de que Keigo fuera acompañado de su amiga de infancia que fue invitada en último minuto cuando la encontraron en el Aquelarre en su anterior paseo.

Según ellos se enteraron, el Rey negó que el Octavo Príncipe invitara a su pretencioso novio, diciendo algo similar a que la reunión era íntima y familiar, solo aceptando a personas cercanas a la familia. El argumento sonaba lógico, ignorando que uno de los acompañantes de Haruka era desconocido para todos. Sin embargo el chico no era tan descarado como el otro vampiro y cayo inmediatamente bien.

A Inoue le dio la impresión de que la excusa del Rey alivio al Príncipe, pero prefirió no decir nada y hablar normal con él, una vez más en maravillándose de que fuera tan dulce, amable y delicado aun teniendo el poder de un Príncipe.

El Rey permaneció gran parte de la velada conviviendo con sus hijos y platicando con sus Consejeros, Guardianes y Acompañantes, todos ellos, al contrario de los Príncipes, tenían que ir hasta la solitaria e imponente silla al fondo, donde después de un rato el Rey se sentó y disfruto de la fiesta desde su asiento de regente.

Inoue se la paso genial, riendo, bromeando y conociendo mejor a los chicos. Incluso con los ajenos a la familia reinante, él paso un gran rato, sintiéndose siempre bienvenido y respetado.

La música cambiaba cada hora aproximadamente. Los Príncipes y Princesas a lo largo de la noche le pidieron una pieza, siendo el último Muldor. Ambos al bailar solo se molestaban y hablaban de banalidades, sin concentrarse en el baile y solo siendo instintivo.

Cuando ambos regresaron con sus compañeros, Inoue solo rio divertido, sujetándose de Sakurai ante su asombro.

-¿Qué?- pregunto Sakurai por su actitud. Inoue negó y señalo con su cabeza al Heredero.

-Me acabo de dar cuenta cuando me despedí de él, que ya lo llamo sin más “Principito” y él a mi “Kazuhiko-chan”. Es divertido… -dijo, viendo la confusión en su amante, solo haciendo que riera más.

-Creo que ha bebido demasiado, Profesor… -sonrió Taki aproximándose a ellos. Inoue riendo entre dientes, acepto el agua que la Princesa le entregaba y negó.

-Yo no puedo emborracharme. Mi naturaleza de Protector no me lo permite. Yo solo soy muy feliz de que hicieran esto por mí. Hace mucho que no me divertía tanto. Gracias, Taki-chan…

-Oh… No fue nada, Profesor… -se sonrojo ella lindamente, bajando la mirada. Inoue la encontró encantadora.

Sakurai a su lado suspiro de manera triste, llamándole la atención. Viendo donde él lo hacía, vio como Muldor platicaba tensamente con uno de los Consejeros del Rey y atrás de él estaba Andrew, luciendo una vez más resignado, triste, con ganas de irse.

Taki también suspiro y negó, dándole la espalda a la escena para sonreírle tensamente a Inoue.

-Nunca falta el inútil que se mete con Andrew… -susurro triste.

-No lo entiendo. ¿Por qué?

Sakurai tomo de su copa, viendo encima de ella a su hermano.

-¿Recuerdas que te mencione que los padre de Andrew murieron al servicio de Muldor? Bueno, todo eso fue un gran escándalo… -Inoue le miro confundido y Sakurai negó. –Andrew era solo un bebé. Muldor estaba acompañado en una misión al principio aparentemente fácil. Esta empeoro y él se enfrentó en una batalla que cobro muchas vidas. Las noticias llegaron a todos los aquelarres, pero eran preliminares. Lo que se supo fue que los padres de Andrew, quienes solo acompañaban por honor y no deber a mi hermano, huyeron para salvar egoístamente sus vidas y dejaron solo a Muldor a su suerte. Una grave traición en nuestro Reino, castigable con la muerte…

-¿Y la verdad?- pregunto Inoue, sabiendo que eso no era cierto. Sakurai rio amargamente.

-Muldor les ordeno irse. Sabía que si se quedaban ellos perecerían. No tenían conocimiento militar, solo eran parte de su aquelarre, acompañantes. Tenían que salvar a Andrew. Y lo hicieron hasta el final, muriendo en una emboscada y protegiendo con su cuerpo a su hijo. Muldor quedó destrozado…

-Gracias a eso la mala información no fue aclarada a tiempo… -intervino Taki mirando su copa en sus manos. –Todos quedaron con la idea de que ellos fueron traidores. Muldor se apresuró a aclarar todo en cuanto regreso, pero de nada sirvió. Todos pensaron que él solo quería que respetaran su muerte, que los perdonaba. Cuando nuestro hermano se hizo cargo de la educación de Andrew, la gente fue a peor. Hasta el momento, lo agreden y desprecian por la supuesta traición.

-Muldor hizo que Andrew creciera alejado de todo eso y dejo que se criara en una tribu alejada y a la cual informo de antemano. Solo que hace unos años Andrew regreso, pero el aquelarre no olvido. Y cosas como estas suceden siempre, sin importar el apoyo y protección de Muldor…

Inoue vio al Heredero sisear al Consejero, y a Rio, Hokuto y Edgar intervenir, advirtiéndole al servidor y después sacándolo, todo ante la mirada irritada del Rey que se retiró un momento, seguro teniendo unas palabras con el hombre. Muldor apartando a Andrew de todos también.

>>El Heredero esta enamorado de Andrew, ¿verdad?<< Inoue le pregunto a Sakurai íntimamente. Este le miro sorprendido antes de sonreír tristemente.

>>Creo que lo esta. No es fácil saberlo. Muldor es muy protector con él…<<

>>¿Crees que es por la actitud de todo que no hace algún avance? ¿O solo es porque Andrew es su Protegido?<<

>>Nada de eso le importaría, conociendo a mi hermano. Pero al regreso de Andrew este fue atacado. Muldor lo encontró herido, no de gravedad, pero sangraba. Me confeso que en ese momento esperaba descubrir, por el olor de la sangre, que Andrew era su Destinado, pero no fue así. Sospecho lo quiere, pero no desea involucrarse cuando ambos aun pueden encontrar a sus verdaderos compañeros…<<

Simplemente genial. ¿Cuántas parejas que se enamoraron independiente de lo que el Destino escribió, serian separadas por el simple hecho de no ser nombradas como las elegidas y únicas?

El Rey y la antigua Reina, Muldor y Andrew… Quizás alguna otra pareja en algún lugar del universo.

Christian regreso y llamo a Sakurai, Taki y Rio. Su compañero lo beso y le otorgo una mirada que decía que no pensara mucho sobre lo que le confeso. Inoue asintió en silencio y lo miro partir, deseando de verdad cumplirlo.

A solas, y mirando de soslayo a la pareja, Inoue bebió dos copas más de vino distraídamente, sumergido en pensamientos. Solo cuando Haruka llego fue que se dio cuenta que su copa de oro estaba llena de escarcha.

-¿Te diviertes, Príncipe?- sonrió este, cruzando los brazos.

-Menos que tú, supongo… -devolvió Inoue, viendo a las parejas del Príncipe bailando solos en la pista.

-No me sorprende. Escuche que no puedes embriagarte. Tengo la solución perfecta… -sonrió traviesamente, extendiéndole una copa con más vino. Inoue rio.

-No importa que cosa le agregaras, no lograras nada- sonrió.

-Solo bebe, Kazuhiko. Ya veremos…

Inoue levanto una ceja, reconociendo el desafío y aceptándolo. ¿Qué mal podía causar?

Continuara…

 

 

 

 

Notas finales:

*Gitanos: Definicion para la Tierra --> http://es.wikipedia.org/wiki/Pueblo_gitano
Basicamente seria igual en Azelleb, aunque mas complejo y asi. Quiero aclarar que me estoy guiando en lo que he investigado, añadido a mi imaginacion. En ningun momento quiero faltar al respeto.

 

Y yap :3

¿Que tal? Cualquier comentario o duda siempre son bienvenidas y respondidas ;)

Gracias por continuar leyendo mis biblias y asi xDD

Cuidense mucho, y nos leemos pronto .w./

C.C


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).