Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El salvador que necesita ser salvado. por christalchii268

[Reviews - 92]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Wua, muy, muy tarde *^*

Ruego me disculpen, pero entre el cansado trabajo, preparar el capitulo de Kanou/Ayase y otro proyecto personal e independiente, yo solo no acababa este capitulo ;^;

Espero les guste y asi ^^U

A disfrutar~

 

Capítulo 22: “Su vida apenas está comenzando”

Sakurai no podía borrar la estúpida y amplia sonrisa al caminar de la mano con su compañero. Él también sabía que Inoue se encontraba un poco incómodo y abrumado, y por supuesto que todos con quienes se encontraban los observaban con una pequeña sonrisa.

Todo estaba bien por el momento para él, así que no dejaría que nada interrumpiera su paz. Pero por supuesto, sus deseos y las demás personas nunca estaban de acuerdo.

Inoue paro sus pasos con una muy traviesa sonrisa, viendo varios metros lejos a los Príncipes Muldor, Rio y Keigo entrenando con algunos de los soldados. Sakurai podía decir que estaba pensando Inoue incluso sin recurrir a su lazo mental, y riendo en voz baja, lo guio hacia sus hermanos y los varios hombres armados que estaban formados.

-Justo el principito que estaba buscando- canto Inoue llamando la atención de todos. Sakurai hizo un gesto distraído para desestimar la reverencia a un mismo tiempo de los soldados mientras Inoue solo tenía atención para los otros.

-Vaya, vaya. Pero si es nuestro Príncipe Consorte recién estrenado en el arte de avergonzarse estando tomado- rio Muldor. Sakurai rio y sostuvo mas fuerte a Inoue que hizo un mínimo ademan de atacar al Heredero.

-¡Estoy bien!- le exclamo en un jadeo Inoue, mirándole feo. Sakurai solo asintió y le soltó, deslindándose de cualquier cosa. Además, sería divertido ver el trasero pateado de sus hermanos por su pareja. Les enseñaría a no volverlo a emborrachar y ponerlo en peligro.

Los soldados comenzaron a incomodarse por el tenso ambiente que creo Inoue al fulminar a Muldor. El Príncipe lucia calmado y seguro, pero Sakurai conociéndolo mejor podía ver el pequeño nerviosismo en su mano que apoyaba en su cadera. Rio y Keigo no eran tan diestros en ocultar su miedo y comenzaron a retroceder.

Inoue solo lo miraba, intimidándolo con sus intensos ojos. Sakurai logro ver que Inoue estaba formulando un plan en silencio, disfrutando de tener el control y poder demostrar de que estaba hecho. Sakurai evidentemente lo ayudaría.

-Entendido. Inoue quiere sangre y Muldor claramente no quiere ser derrotado. Propongo una salida sin muchas repercusiones… -llamo, levantando las manos y mirando de reojo con complicidad a su profesor. -¿Qué les parece una batalla de demostración? Así Inoue vence al Heredero, Muldor aprende a no meterse con mi compañero y ustedes aprenden un poco sobre una nueva forma de lucha… -termino, mirando a todos y cada uno de los presentes.

-¡Espera, Tercer Príncipe…!- empezó alterado Rio, pero Inoue aplaudió con sus manos enfrente de él sonriendo.

-¡Perfecto, Mon amour! Así tendré público cuando descuartice a tu hermano~

-Solo por favor ten cuidado, chéri. Molesto, creído y prepotente, pero es el Heredero al trono- jugó Sakurai manteniendo una expresión seria y preocupada.

-Bah, no te preocupes. Todavía quedan siete Príncipes y Princesas- guiño Inoue y rio.

Muldor miraba con los ojos en blanco, pretendiendo estar ofendido, pero simplemente no pudo soportar por mucho tiempo y comenzó a reír, caminando y abrazando a Inoue por sus hombros. El profesor miro con una ceja alzada al Príncipe antes de sonreír tiernamente, un pequeño sonrojo adornando sus blancas mejillas.

-Kazuhiko-chan, eres estupendo. Me alegro tanto de que te unieras a nuestra familia… -negó Muldor sonriendo honestamente. Los otros dos Príncipes de igual manera siendo cálidos al mirar a Inoue. Este solo rio.

-Basta. Decir cosas dulces no te salvara de esta, principito- bufo en un pequeño berrinche, queriendo escapar.

-¿Eh? ¿Pero quién dijo que yo escaparía? ¡Yo solo no puedo luchar contigo por ahora! Sin embargo, él si… -señalo totalmente tranquilo al sorprendido Cuarto Príncipe.

-¡¡¿Yo?!!

-¿Él?- preguntaron a la vez todos al mismo tiempo que el chico gemía aterrorizado.

-Rio-chan es el mejor de nosotros en espada, Kazuhiko-chan. Quieres una batalla digna, ¿cierto? Pues ten un combate con el mejor. ¡Vamos, veamos cuan fuerte eres, cuñado!

-¡Pero yo quería golpearte a ti!- replico Inoue enojado, logrando separarse del sonriente Heredero.

-Vences a uno de nosotros y lo haces con todos, Príncipe Consorte- dijo traviesamente Muldor.

-¡¡Dai!!- se quejó Inoue en protesta. Sakurai solo se alzó de hombros, recordando que prometió no involucrarse. -¡Demonios, ya entendí! ¡Vamos, Rio-kun!

-¿Eh? ¡Pero yo…!

-Denles un perímetro de combate, chicos- interrumpió Muldor el pánico del pobre Príncipe. –También denle al Príncipe Consorte una espada buena. Entre más simple mejor.

-Ja, ja, olvídalo- mascullo entre dientes Inoue molesto. Apartándose un pequeño mechón de cabello suspiro. –Yo ya tengo mi arma… -comunico y cambio el profundo azul de su mirada a un blanco perlado brillante, su cabello aclarándose aun más hasta ser también de ese color. Enfrente de él, y ante la consternación de casi todos, una hermosa, detallada y fina espada de hielo trasparente apareció.

-¿Listo, Cuarto Príncipe?- pregunto Sakurai burlándose. Rio le frunció el ceño y desvaino la espada que siempre traía en su costado. Esta mas pesada, letal y especial con un hechizo de empuje. Sakurai no se preocupó en lo absoluto.

Ambos combatientes se prepararon sin dejar de mirarse. Muldor se encargó de presionar más la importancia del enfrentamiento alegando enfrente de los atentos soldados. Sirvientes que pasaban se detuvieron con sorpresa y emoción al ver a Inoue por primera vez demostrando sus habilidades. Sakurai solo pudo cruzar sus brazos y sonreír, recordando vagamente la manera de luchar de Inoue, solo que en esa ocasión él podría disfrutar del espectáculo.

Ambos hombres levantaron sus espadas en diferentes y muy diestras maneras, permaneciendo un segundo mirándose. A un mismo tiempo, ambos se movieron, corriendo para acercarse al contrario, los dos con expresiones concentradas, serias y decididas. Sus espadas chocaron e Inoue dejo libre una ventisca de fresco frio.

Sus espadas eran solo borrones muy pronto. Rio se confió al principio y fue lento, Inoue aprovechando eso y tomando una muy rápida delantera. Para cuando el Cuarto Príncipe dio en su error, ya era demasiado tarde, él ya se encontraba retrocediendo, defendiéndose de los agiles movimientos. Su respiración se agito, comenzó a tomar decisiones tontas y pronto Inoue lo desarmo. Moviendo circularmente su arma, tomo el control y apunto su espada al cuello del Príncipe. Su rostro tranquilo y letal, sin estar agitado.

Un silencio asombrado reino. Rio jadeaba sin control mirando a Inoue con los ojos muy abiertos. Incluso Sakurai sorprendido de la rapidez y habilidad con la que Inoue venció al más eficaz en espada de todos los Príncipes.

Todos lograron sobresaltarse cuando Inoue se dio la vuelta bruscamente y paro el ataque aéreo de Muldor que sorpresivamente empezó a luchar con él. Sakurai y los demás retrocedieron viéndolos moverse a plenitud por todo el circulo que les dejaron para pelear.

El Heredero no menosprecio a Inoue y casi parecía dispuesto a matarlo. Más de una vez sus ataques estuvieron muy cerca de herir a Inoue, pero este se las arregló para defenderse y devolver el peligro. Sus ojos se endurecieron y comenzó a realizar acciones complicadas, haciendo retroceder con sorpresa a Muldor. Inoue no era gentil, hiriendo tres veces seguidas de una manera tan rápida que nadie se dio cuenta que el Heredero estaba lastimado hasta varios movimientos después de ambos.

Muldor pareció cansarse y molestarse, enseñando sus colmillos y haciendo uso de su velocidad superior. Inoue también gruño y se separó de Muldor, moviendo en el aire su espada y girando, volviendo a atacarlo y desarmarlo en un muy impresionante acto.

-¡Nii-san!- grito Rio y le aventó su espada de nacimiento con habilidades únicas. Sakurai gruño por la trampa.

-¡Chéri!- llamo Sakurai a cambio y convoco su espada correspondiente, entregándosela a Inoue. Su compañero ni siquiera lo miro y atrapo en el aire la espada, sonriendo y cubriendo de escarcha toda el arma, soltando la otra.

Y entonces Sakurai y Rio se arrepintieron de su decisión. El suelo tembló con los truenos que salieron del arma de Rio en manos de Muldor, Inoue en cambio manejando como experto la espada de Sakurai desatando su poder, haciendo que pareciera el doble de grande y más letal con sus rápidos movimientos que engañaban con el real peso de la espada.

Ahora fuertes y violentas ventiscas de nieve hacían retroceder a los demás. Rio y Sakurai se miraron preocupados preguntándose en silencio si debían intervenir. Muldor haciendo uso de toda técnica aprendida en el campo de batalla, Inoue defendiéndose magistralmente mientras desarrollaba muy peculiares estilos de lucha que lograban sorprender a Muldor y obtener una ventaja enorme.

El Heredero elevo la espada por encima de su cabeza y el cielo se aclaró por completo encima de él. Un rayo impresionante cayó en el arma mientras Muldor cerraba los ojos manejando la energía. Inoue rio y con una facilidad casi ridícula puso una barrera de hielo que lo protegió del fenómeno cuando el Príncipe dirigió el rayo hacia él.

Sakurai supo que su compañero había ganado después de eso. Los vampiros poseían elegancia, rapidez e inteligencia, los Príncipes Herederos canalizando todo ese poder a través de las espadas de nacimiento que se le eran encargadas desde pequeños y estas se adaptaban a su naturaleza.

La espada que manejaba Muldor no era suya, así que la energía que normalmente se gastaba en manejarlas era mayor a la ya enorme requerida. Inoue poseía sus habilidades de otra fuente, así que sin esfuerzo desistió de manejar las características de la espada de Sakurai y uso su propio Poder que parecía más fuerte e inacabable por el ambiente de Azelleb.

En un parpadeo Inoue estuvo enfrente del jadeante Heredero y le sonrió, empujándolo con la punta de sus dedos. Muldor rio y cayó en su culo, totalmente acabado, dejando caer la espada que cayó con todo su enorme peso.

-Y eso te sucede por ser un pretencioso, Nii-san- negó Inoue suspirando algo cansado.

Sakurai aplaudió entusiasmado como un niño, riendo en voz alta cuando todos le siguieron. Inoue giro los ojos pero no borro la enorme sonrisa de satisfacción mientras se agachaba para ayudar al Príncipe. Aprovechando tomo la espada de Rio y se la dio al chico que lucía avergonzado por sus acciones.

-No lo olvidare, Rio-kun- guiño Inoue juguetonamente y choco su mano con la del risueño Keigo cuando paso junto a él camino hacia Sakurai. –Gracias, no fue necesaria en realidad, pero aun así… -rio Inoue entregándole su arma a él.

-Cuando quieras, Kypher od mi Sjol… -rio Sakurai y le beso apasionadamente, excitado por la demostración sin precedentes de su amante. Completamente orgulloso de que Inoue fuera tan poderoso sin tener que vivir bajo la supuesta gran sombra de Sakurai. Él solo era impresionante.

-¡Demonios, no puedo creer que esa miniatura me haya ganado!- gimoteo en berrinche verdaderamente perfecto Muldor. Él se apoyaba en el rendido Rio tratando de recuperarse de la energía gastada.

-Admítelo, principito. Soy más poderoso que tú… -pico Inoue sonriente y orgulloso. Todos rieron apoyándolo.

-¡No admito nada!- negó Muldor irritado. –Quiero verte manejando algo más que espada. Eres muy cretino con eso, pero dudo que te compares a Keigo con el arco… -molesto, viendo a su entretenido hermano menor.

-¡A mí no me metas, Heredero!- rio este, negando con una mano.

-¿Arco?- pregunto Inoue alzando una ceja. -¿Me ayudas a humillar aún más a Nii-san, Kei-chan?- pregunto coquetamente Inoue al Octavo Príncipe. Keigo sin poder hablar por su ataque de risa solo asintió energéticamente.

-¿Príncipe?- llamo con respeto uno de los soldados extendiéndole un arco y flechas. Sakurai se sorprendió de que tuvieran preparado uno tan rápido, sin embargo Inoue le sonrió amablemente y negó, separándose de Sakurai para volver a invocar su Poder de Hielo, apareciendo un hermoso y detallado arco y flechas del mismo elemento. Por supuesto.

Keigo aun soltaba risitas al aceptar el arco de manos de Inoue. Soldados también emocionados se apresuraron a poner a varios metros objetivos para que el Príncipe disparara. Muldor solo refunfuñaba de la traición de Keigo.

-¡Por favor, apuren! Esta cosa esta fría… -se quejó Keigo pasando de una mano a otra el arco. Inoue giro los ojos.

-Es hielo, Kei-chan. ¿Qué esperabas?- sonrió. Keigo solo negó.

Sakurai ladeo la cabeza todo lo que su corona de Príncipe le permitía. Él conocía la habilidad impresionante de Keigo con el arco. El Príncipe podía ser algo delicado y femenino, muy dulce y tierno, siendo el menor de todos, pero su poder de lucha no era de juego, sobresaliendo con el arco, teniendo una vista privilegiada.

Todos lo confirmaron cuando Keigo dio en el centro de todas las tablas puestas a diferentes y complicadas distancias. El Príncipe lucia incluso aburrido de disparar en solo un par de segundos y acertar en todo.

Inoue aplaudió con todos y sonrió impresionado. Mirando de reojo a Sakurai con diversión, Inoue acepto el arco y se preparó, jalando el delgado e inusualmente elástico hilo con sus dedos. Todos miraron extrañados, ya que Inoue no tenia flecha, pero Sakurai espero hasta que efectivamente según sus pensamientos, Inoue creo segundos antes de soltar una delgada flecha de hielo.

Más lento, elegante y pretencioso, pero Inoue también dio en el blanco de todo. Muldor comenzó a maldecir.

-¡¡Eso no es justo, Kazuhiko-chan!!- exclamo. Inoue rio y se apartó el cabello sin complicación, luciéndose.

Muldor, Rio y Keigo quedaron estáticos con la acción, preocupando a Sakurai. Él miro más detenidamente a Inoue, viendo que con su acción el collar que Sakurai minutos antes le entregara quedaba al descubierto de todos.

Los soldados miraron y comenzaron a susurrar ente ellos. Sakurai les entrego una amenazadora mirada callándolos antes de mirar a sus hermanos. Por un momento pensó que ellos reaccionaran mal, pero sus ojos eran tranquilos, cálidos y felices, olvidando rápidamente el tema y acercándose a Inoue, halagándolo por su habilidad.

¡¿Quién entendía a esos malditos caprichosos hermanos suyos?! Solo preocupaban inútilmente a Sakurai.

-A ver… intenta darle a esto… -propuso después de un rato Muldor, enseñando una manzana que traía entre sus ropas. Inoue puso los ojos en blanco y sonrió con lastima.

-¿No has aprendido nada, principito? ¡Solo lánzala!- gruño divertido. Muldor lo hizo rápidamente, sobresaltando a Inoue tomándolo por sorpresa, dándole solo un par de segundos antes de apuntar y lanzar. Sakurai exhalo rendido cuando la bendita fruta y flecha se fueron rápidamente, perdiéndose de vista. Todos quedaron en silencio.

-Yo voy por ella… -se propuso Sakurai elevando una mano.

-Ni hablar, Dai. Eres capaz de hacer trampa por tu compañero. Voy yo… -refunfuño Muldor. –Dudo que lo haya logrado.

-¡Si no lo habría hecho la manzana estaría aquí!- replico Inoue corriendo al lado de Muldor para recuperar la fecha. Ambos compitiendo para ver quien la encontrara más rápido.

Sakurai no supo si estar feliz de la relación que estaban desarrollando sus hermanos y pareja.

 

 

-Tratándome como un niño… ¡Es por eso que no me gusta la realeza!- gruño por lo bajo Inoue buscando entre la maleza. Él no había medido su disparo al soltar la flecha, así que mando la manzana bastante lejos. Podía sentir el resto de su Poder cercar, aunque había terminado bastante lejos del perímetro del Castillo.

Tres soldados estaban atrás de él buscando también; Muldor, Rio, Keigo y Sakurai cerca, pero ninguno se acercaba a donde Inoue sabía estaba la flecha. O al menos sospechaba.

Suspirando se separó y se internó más en el pequeño espacio lleno de vegetación y árboles. Su mirada se posó en su escolta y cuidando de que no vieran que se alejaba, Inoue corrió hacia su flecha.

No era nada contra los soldados, era solo que Inoue no quería tener niñeras. Lo hacía sentir incomodo. ¿Solo que cosas le podían suceder buscando una molesta y pequeña flecha estando tan cerca del Castillo?

La respuesta vino a él cuando llego a un hermoso claro con su propio estanque. Inoue quedo encantado con la imagen y bajo sus defensas, muy tarde dándose cuenta que alguien se acercaba y terminaba tirándolo al suelo.

-Lo siento… -susurro sin pensar Inoue, quejándose y reincorporándose un poco en la hierba.

-No… Olvídelo… -gimió una voz femenina. Inoue se tensó, su corazón latió mas fuerte y su naturaleza de Protector le gritaron que tuviera mucho cuidado.

Enfrente de él, acomodando su cabello y suspirando enojada, una hermosa chica se levantaba del suelo. Su largo y blanco cabello con partes negras estaba amarrado por una simple tira de cuero en la altura de su nuca, su cuerpo era bien proporcionado, lucido por una pequeña y pegada playera con saco a juego sin cerrar. Sus pantalones le recordaban a los que solía usar el Chaton Gabriel; pegados, de piel gruesa negra y con algunos detalles metálicos.

Ella llevaba espadas gemelas de metal azul y blanco unidas por una cadena, y su aura completa era de un inusual calor contrarrestando con frio. Todo descolocaba a Inoue y logro asustarlo. Su aliento literalmente se atascó cuando ella lo vio.

Sus ojos eran azul profundo, con un claro sentimiento de miedo, sorpresa… maldad.

Inoue recordó a su madre. Ella tenía idéntica mirada, casi la misma aura. Ella estaba muerta pero estaba enfrente de él… No había duda. Su esencia era idéntica, aunque no eran iguales.

-¿Tú…?- gimió ella con auténtico pánico.

Y como habría sido con su progenitora, Inoue y ella comenzaron a pelear inconscientemente.

Contrario con la anterior pelea con los Príncipes, que en todo momento ambas partes supieron que solo era una batalla de demostración, esta vez de alguna manera ambos trataban de matar al otro. Inoue no sabía que lo inclinaba a eso, pero un sentimiento anormal en su interior le decía que debía desarmar a esa chica antes de que todo empeorara, pero ella era tan buena en su lucha que eso no era fácil.

La mujer se movía ágilmente, no mostraba expresión incluso si Inoue la lastimo varias veces. Su modo de pelea era bastante peculiar, Inoue no podía reconocer aquella magia y poder que fluía de ella y que de alguna manera nunca utilizo. Ella solo usaba su habilidad con las espadas.

Su corazón comenzó a doler cuando ella fue ganando terreno. Podía ver el sentimiento primitivo de conservación en sus ojos tan familiares. Ella estaba sufriendo al atacar pero no podía parar, al igual que Inoue.

Cuando ella lastimo severo su hombro, Inoue siseo y trastabillo. Algo dentro de él grito y no pudo soportar más. Soltó la espada, cayo de rodillas y empezó a jadear con dolor. A solo un metro de distancia, la chica pareció tan afectada como él y apretó sus labios y puños, evitando derrumbarse.

Los dos se miraron con sorpresa, entonces aquellos ojos fríos, malditos y con odio se trasformaron a sufrimiento, valentía y un brillo inusual que solo había visto en Mitsu.

-Tú… -dijo Inoue estirando una mano mientras ella también lo hacía.

-¡Chéri, ¿dónde estás?!- grito cerca la voz de Sakurai, seguido de varias voces indescifrables.

Inoue jadeo y miro un segundo a la chica, sintiendo un lazo particular con ella. Sabía que la conocía, sabía que era especial. Ella era…

Un sonido de pasos sonó cerca de ellos, sobresaltándolos. La chica trasformo sus ojos en dos bolas de fuego, Inoue reincorporándose poniéndose en frente de la chica. Algo lo guiaba a protegerla. Su corazón decía que la mujer merecía eso de él aunque fuera extraña y era probable lo quisiera matar.

-¿A esto se refería mi visión acerca de estar aquí?- susurro una voz infantil. Inoue se sorprendió cuando una niña de tal vez cinco años apareció entre los matorrales, su belleza era etérea mientras un aura de luz la rodeaba.

Inoue desesperado volteo donde protegía a la otra extraña, pero ella ya se había ido.

¿Qué demonios estaba sucediendo?

-Ella ya está lejos de aquí, Príncipe Consorte… -hablo con voz suave y gentil la niña, acercándose y sonriéndole, extendiéndole una mano para ayudarlo a levantarse por completo. –No la volverá a ver de la misma manera nunca más. Pero alivie, ella no le hará daño de ninguna manera… Igual a quien viene ya…

-¡Chéri!- gimió Sakurai apareciendo. Inoue lo vio y gimió, corriendo para estar con él.

Inoue no podía entender que demonios había sucedido, pero sentía su corazón doler con angustia y miedo. No sabía de donde venía ese sentimiento, solo que necesitaba de su compañero para que se alejara el sufrimiento.

-¿Princesa Aisha?- pregunto Sakurai viendo a la niña por encima de la cabeza de Inoue.

-¡Señora!

-¡Nee-sama!

-¡Príncipe Consorte!

Mucha gente comenzó a rodearlos. Inoue solo los vio de reojo, aun temblando y nervioso. No podía dejar a Sakurai ni olvidar aquella chica. Sus ojos… ese lazo que lo unía a ella.

-Heredero, busque a esa maldita que ataco a Inoue. ¡¡Ahora!!- grito Sakurai más que enojado. Muldor asintió furioso.

-No hace falta, mis señores… -hablo la niña en medio de un circulo de personas que balbucean preocupados. Tal vez los sirvientes de ella.

-¿A que se refiere, Señora?- pregunto Sakurai entre dientes, aun colérico. -¿Usted diviso acerca de ella?

-Ella ha venido a matar a un ser, terminando con su tarea se ha marchado… Su destino era encontrarse con el Príncipe Consorte… Nadie pudo intervenir y se cumplió. Debe ser feliz porque todo salió según el Destino.

-¡Y una mierda! ¡Esa hija de perra pudo haber matado a mi compañero!- exploto Sakurai. Inoue solo gimió en voz baja al ver a los sirvientes de la niña reincorporarse en toda su altura y tomar poses defensivas.

-Basta, mon amour… -pidió Inoue tomando con gentileza su rostro, guiándolo a que lo mirara. Él trato de ser honesto al verlo y sonreírle. –Estoy bien… Nada me ha sucedido ni lo hará. Ella solo… me sorprendió…

-¿Por qué te separaste de tu escolta, chéri?- gimió Sakurai tocando su mano que permanecía en su mejilla.

-No puedes pedirme que deje mi seguridad en manos de alguien aparte de ti, amor. Lo siento, pero no puedo concederte eso. Sabes quienes son los únicos con los que me siento cómodo en esa situación… -Inoue beso sus aturdidos labios y rodeo su cuello con sus brazos, viéndolo aun más cerca. –No te puedo prometer no meterme en problemas. ¡Ellos son parte de mí! Pero te juro que nunca me rendiré… Siempre luchare por volver a ti, Daisuke…

-Kypher od mi Sjol… -suspiro Sakurai abrazándolo con toda la fuerza de su miedo.

Inoue dejo que él se tranquilizara acerca de su bienestar. Sabía personal e íntimamente ese feo sentimiento de pánico cuando alguien querido había estado en peligro, e Inoue se odiaba por producir eso en su compañero.

Tan pronto ellos se vieron rodeados de personas, todos se fueron y al final solo quedo con ellos Muldor y una muy linda, delgada y nerviosa chica de apariencia delicada. Inoue la identifico como una de las chicas que había llegado corriendo hacia la niña que se fue con los demás. Según recordaba, ella había llamado “hermana mayor” a la niña.

Sakurai logro controlarse y se separó de Inoue. Su postura aun seguía tensa y lo demostraba en como tomaba firmemente la mano de Inoue entre la suya, sin embargo aun sonrió a la chica que estaba enfrente de él.

-Inoue, quiero presentarte a mi mejor amiga de infancia, la Tercera Princesa, Naya…

La chica sonrió hermosamente y tomo sus manos enfrente de ella, reverenciando y dejando que su cabello cubriera su rostro, pero Inoue la vio. Sus ojos ámbar estaban tristes, ahogaban un fuerte sufrimiento mientras su sonrisa dudaba un poco por el temblar de sus labios. Sus manos estaban tensas e Inoue podía percibir su nerviosismo.

Cuando ella se reincorporo, su sonrisa casi hizo que Inoue se odiara.

-Un placer verdadero que nuestros Destinos dictaran conocerlo hoy, Príncipe Consorte. Mi Nombre es Naya, Tercera Princesa Hada de Luz, tercera hija de los Antiguos, Reyes de nuestra gente. Un honor…

-Kazuhiko Inoue… -solo devolvió, evitando mirarla.

-Regresemos a casa, Dai. Padre ha preparado algo por la llegada de las Princesas… -apuro Muldor viendo de reojo curioso la actitud de Inoue.

-Vamos, chéri, Naya-chan. Aunque fue de improvisto, el Rey seguro preparo algo bueno…

-Lamento venir sin anuncio, Daisuke-kun… -se disculpó la chica sonrojándose un poco al mirarlo. Sakurai solo negó y guio a Inoue enfrente de él para que comenzara a caminar.

-No preocupes, pequeña. Esta bien. Eres siempre bienvenida… -sonrió y camino.

Inoue con precaución dejo que Sakurai se acercara a Muldor y descuidara un poco su vigilancia en él para acercarse a la chica que se entretuvo unos pasos atrás. Ella miraba la espalda del distraído Sakurai y apretaba dolorosamente sus manos, su atención tan concentrada en el vampiro que no vio a Inoue.

-Yo… Lo siento tanto… -solo dijo Inoue y reverencio, viéndola a los ojos sinceramente. Ella abrió mucho los ojos con sorpresa y horror al ser descubierta. –Cuidare de él… -aseguro Inoue.

-¡Chéri, vamos!- llamo Sakurai viéndolos ahí de pie mirándose.

-¡Ya voy, señor impaciente!- respondió Inoue pretendiendo que nada había pasado, dejando a la destrozada chica.

Mientras tomaba la mano de su compañero, Inoue se preguntó con pesar cuantos corazones mas rompería Sakurai sin ser consiente, feliz de haber encontrado a Inoue cuando habían miles de personas enamoradas de él mejores.

Solo una decisión diferente de ese hombre que en determinado momento pensó en juntarse con cualquier persona solo por no estar más solo. Si la situación lo guiara a Azelleb en lugar de Celes, Sakurai habría elegido a su amiga de infancia y los caminos de él e Inoue nunca se hubiesen cruzado. Ella lo amaba y con el tiempo Sakurai también.

Una parte desconocida para Inoue y a la cual le tuvo mucho miedo, le dio satisfacción de que incluso si no era el correcto o mejor, Sakurai estuviera enlazado a él y fuera su compañero.

 

 

-¿Una lectura especial para Inoue?- pregunto Sakurai increíblemente asombrado, viendo a la pequeña Segunda Princesa Hada de Luz sonreír pacíficamente y con aire maduro. Él sin importar el tiempo, no podía asimilar que esa pequeña niña no creciera en físico y aun así fuera mayor que él.

-La noticia por su unión ha viajado por todo el mundo, me temo. No somos las únicas que deseamos darle un presente de bienvenida, Príncipe, Príncipe Consorte… -asintió ella mirando plenamente a Inoue. Sus ojos azul oscuro muy fijos y misteriosos, varias veces desviándose a su cuello.

-Yo… No entiendo. ¿Lectura especial?- llamo Inoue, sin precaución alguna y sintiéndose incomodo, escondió con su capa el collar que le diera Sakurai en la mañana, pero la Princesa siguió mirando su cuello. No el collar, su cuello.

-Somos muy diestras en el arte de la adivinación, Príncipe Consorte… -musito la chica mirándolo de nuevo a sus ojos, incomodando a Sakurai por la intensidad con que lo miraba. –Muchos seres acuden a nosotras por guía. Nosotras en particular debemos pagar algo para otorgar ese consejo. Damos energía y los invitados nos dan algo más. Somos como un negocio normal…

-Solo que ponen en peligro constante su vida… -dijo sin rastro de diversión el Rey cerrando los ojos. –Una sola cosa que ustedes vean y no tengan pago para divulgar, eso podría asesinarlas, Hadas de Luz…

-Usted mi Rey no es indiferente de lo que muchos tenemos que sacrificar por el bien general.

Christian endureció su mirada viéndola. De no ser por el pequeño asentimiento gentil, todos habrían pensado que estaba resentido con la Segunda Princesa.

-¿Aceptara, Tercer Príncipe Vampiro?- llamo uno de los criados de las Princesas, incluso si en ese momento no estaba su amiga por ningún lado visible. Sakurai suspiro viendo a Inoue.

-La lectura no es para mí… ¿Chéri?

Inoue aparto la mirada y la dejo vagar por la estancia. Su mano apretando la de Sakurai, su mente muy lejos.

>>No me gusta. Me trae malos recuerdos de mi mayoría de edad… << Confeso solo para él, su voz sonando indefensa mientras compartía un poco de aquella lectura especial que mostro lo peor de su vida en aquel momento.

>>No será igual, Inoue. Ellas pueden mostrar lo que tú quieras saber. Puede ser tan banal como adivinar que habrá mañana en la cena o que estudiante te tocara en el próximo semestre…<<

>>Haces sonar a las Hadas como todo menos profesionales<< Rio Inoue sintiéndose mejor.

Sakurai de verdad lamento mostrar así a la especial raza. Ellas eran muy poderosas y hermosas, pero era exactamente lo que hacían, leyendo y comunicando lo que la gente pedía. Siempre con un límite y muy pocas veces diciendo las cosas claras… Pero… ¡Demonios, ahora se sentía culpable con su amiga!

Hablando de eso, Naya apareció con la cara pálida y un poco mojada por agua. Ella lucia tambaleante mientras reverenciaba al Rey y desestimaba las preocupaciones de su hermana.

Sakurai noto que Inoue lucia muy preocupada por la hada, mirándola y mordiendo sus labios como si detuviera las palabras. Él no entendió que fue lo que su compañero le dijo a su amiga cuando se quedaron solos, pero sospecho que sus deseos de que ambos se conocieran no podían realizarse.

Una real pena. Naya era una muy linda chica que fue inseparable y siempre su confidente. La quería mucho.

-Iremos… -comunico Inoue al Rey y sonrió, sobresaltando a Sakurai.

-¿Seguro, chéri?- pregunto sorprendido por su inesperada respuesta. Él sonrió y miro de soslayo a Naya.

-Mencionaste que hoy no tenías nada realmente importante que hacer. Podemos ir y así la Princesa puede descansar.

-Son bienvenidos… -reverencio Naya, luciendo por alguna razón aliviada de regresar con su gente.

-Hace mucho que no viajo a la Primera Luna. ¿Puedo ir yo también? Solo acompañándolos… -señalo Muldor a Inoue y Sakurai. Keigo, Remi y Sebastián también presentes pidieron lo mismo.

-Serán recibidos y bienvenidos, Príncipes y Princesa. Le otorgaremos un presente al regreso, Rey…

-Y yo les ofreceré una tertulia digna, Segunda Princesa. Ruego acepte mi escolta para acompañarlos…

-Un placer y agradecimiento mayor, Rey. ¿Partimos en un cuarto?- cuestiono a los demás. Inoue no entendió, así que dejo que Sakurai contestara por él.

-En un medio, si no le molesta. Debo atender unos mensajes… -reverencio y miro a Inoue. >>¿Quieres quedarte o me acompañas a la habitación para llamar a mi asistente?<< Pregunto en privado.  

-Si nos disculpan… -se apuró a decir Inoue, negando estar ahí solo. Reverencio y se fue de la mano con Sakurai.

-¿Todo bien con Naya? Me dio la impresión de que se evitan… -menciono Sakurai haciendo ver que no era gran cosa. Inoue sonrió tristemente.

-La acabo de conocer, Dai. Danos un par de semanas y te diré si me cae bien o no… -bromeo, pero era amargo.

Sakurai decidió no intervenir más. Concentrándose en su trabajo y acabándolo rápidamente, él podía ver a Inoue medio acostado en el sillón, mirando al techo murmurándose en su mente. Por respeto a su privacidad no leyó sus pensamientos, aunque estaba bastante curioso por la mirada perdida de Inoue.

Esperaba no se estuviera arrepintiendo de ir a la Primera Luna.

 

 

Inoue no podía creer que estaba en Azelleb, un mundo sin sol. Justo donde él estaba, la luz era casi cegadora, y eso habría sido suficiente sorpresa si aparte no estuviera ese monstruoso tramo de tierra en el cielo. ¡¡Flotando!!

-Adoro este mundo… -solo pudo susurrarse a sí mismo, dado que sus acompañantes estaban hablando entre ellos.

Sakurai le había explicado que Azelleb se dividía básicamente en tres partes. “La Primera Luna” que era el “territorio” de las criaturas de luz como Hadas, Ninfas, ciertas sub razas de Elfos, Enanos, Centauros y varias otras razas, la mayoría con enormes alas en sus espaldas e incluso en su cabeza. Toda criatura de “Luz”.

“La Segunda Luna” era donde los Vampiros y Cambia-formas vivan acompañados de otras varias razas como Demonios, Duendes, Brujas y la mayoría de las razas de Elfos. Las criaturas Cambiantes o que se adaptaban a cualquier entorno.

“La Tercera Luna” estaba bastante lejana y apartada, habitando solo seres bastante peligrosos, mas fieles a instintos primitivos de supervivencia y disfrutando su privacidad. Inoue casi se quedó sin respiración cuando Sakurai menciono que vivían allí Dragones, Gigantes, Ogros y todo tipo de criaturas de ese tipo. Los seres de “Oscuridad”

El significado de nombrarlos así era bastante simple en realidad. Los seres de Luz evidentemente necesitaban de más iluminación. La primera luna de Azelleb de alguna manera otorgaba eso, funcionando solo en sus tierras como un sol. En el castillo del Rey donde Inoue había estado se veían las tres lunas, pero no podía haber imaginado que al llegar a las tierras de las Hadas todo brillaría casi como si siempre fuera medio día.

Precisamente en la Segunda Luna era la luz mas baja, cambiando conforme avanzaba el día pero sin nunca llegar a dañar los sensibles ojos de aquellos seres. Sakurai refiriéndose a su raza y las que compartían territorio en aquella sección, que ellos podían aprovechar toda circunstancia de los días en Azelleb sin ningún impedimento.

Los seres de Luz no podían moverse en la oscuridad, los de la Oscuridad no toleraban la mínima luz. Los de la Segunda Luna podían manejarse en todo el territorio de Azelleb sin problema.

E incluso si Inoue quedó fascinado por todo, Sakurai advirtió que tal vez nunca visitaran la Tercer Luna por lo peligroso que era. No solo serían recios invitados, si no que habitaba una raza especial que nunca había sido vista fuera de sus dominios y no permitían forasteros. “Las Sombras”, seres invencibles y de imparable poder de oscuridad. Y ellos de verdad no toleraban a extraños cerca de sus tierras.

Independiente de todo, Inoue ahora podía entender el amor de Sakurai por el basto mundo de fantasía. También entendía porque Mitsu parecía tan emocionado. Todo lucia como que solo años de estudio lograría aprender solo lo superficial de las cientos de especies únicas.

La duda ahora era como llegar a la tierra de las Hadas que era un pequeño pueblo en el cielo.

-A nuestro Rey le habría encantado volver a verlo, Tercer Príncipe- guiño una de las acompañantes de las Princesas. Inoue giro los ojos cuando ella continuo coqueteando incluso si Sakurai no la miraba y estaba tomando de la mano a Inoue, quien oficialmente era su compañero.

-A mí también me hubiera gustado platicar una vez más con el Rey… Es lamentable su muerte. –Sakurai miro de reojo a su mejor amiga que al darse cuenta de ello solo negó y sonrió.

-Él ya estaba en esa época y todos lo vimos tiempo atrás. Aun así Padre experimento lo máximo que pudo y se fue en paz. Solo nos corresponde seguir en tranquilidad… -ella lo miro con tanta tranquilidad de tal manera que logro calmar a Sakurai fácilmente. Inoue no sabía cómo reaccionar, así que llamo a Muldor con un pequeño gesto.

-¿Y cómo llegaremos? Dime que no a través de tele-trasporte. Soporto en tierra, pero no se allá arriba… -se quejó, señalando el lugar donde solo las Hadas mujeres habitaban. En un pueblo idéntico al de los cielos vivían solo los hombres de la raza.

-Dime que tienes miedo a las alturas, Kazuhiko-chan- molesto Muldor con una insoportable sonrisa. Él aun estaba irritable por la paliza que le dio Inoue horas antes.

-Sí, claro- desestimo Inoue, girando una vez más los ojos. -¿Si sabes que yo incluso puedo volar?

Todos sin excepción pararon en seco y le miraron. Inoue logro intimidarse con la mirada de sorpresa y escepticismo de Sakurai incluso mas que la que le daban las Hadas.

Molesto por ser tomado por charlatán, Inoue hizo un giro con su mano, se separó de todos y libero su Poder. A él en ese momento no le importo no usar sus habilidades de vuelo en mucho tiempo y que era probable le faltara un poco para acostumbrarse a volver a usarlas. Inoue solo invoco su Hielo, se concentró lo mejor que pudo con los varios espectadores observándolo y comenzó a elevarse. Solo para impresionar más, él creo una silla extravagante de Hielo, se sentó y siguió flotando unos metros del suelo.

Remi y Keigo no paraban de reír y aplaudir emocionados mientras los demás lo miraban más horrorizados aun. Al final, todos también aplaudieron y Sakurai solo negó con un pequeño suspiro.

-¡Ya baja, chéri, antes de que tu acto también te canse como al Heredero!

Inoue rio por la mirada resentida del Príncipe mencionado y bajo en un ágil salto, elevando las manos y sonriendo ampliamente, manteniendo perfectamente el equilibrio a pesar de haber estado tan alto.

-Pero a diferencia del principito, yo soy mas poderoso, Sakurai. Algo como esto no me afecta- sonrió pretensioso, volviendo a mover su mano y formar una pequeña nevada en su palma, demostrando su punto.

-¡¡Eso fue maravilloso, Príncipe Consorte!!- exclamo una de las Hadas.

-¡Impresionante magia!- apoyaron otras tantas.

Inoue fue rodeado por varias de las hermosas chicas de largos y complicados peinados. Todas ellas en túnicas ligeras y cortas, mostrando mucha de su piel y cubriendo con recato otras partes.

Aceptando halagos y desestimando otros, Inoue no podía dejar de estar feliz por las felicitaciones. Él sabía que era débil a ese tipo de atenciones, añadido con el hecho de que en verdad Inoue vio un cambio en su Poder estando en Azelleb. Era mas diestro, se cansaba menos y podía explotar sus habilidades al máximo.

Tal vez era por la magia en el aire o por el nuevo enlace con Sakurai, pero Inoue podía sentir que su Poder no se acabó en lo mínimo ni siquiera por su anterior demostración. Era parecido a utilizar cierta cantidad de energía e inmediatamente recibir lo mismo conforme lo gastaba.

Ahora Inoue sabía que tendría una conversación con Sakurai pidiéndole lo guiara a una zona donde él pudiera practicar y descubrir que nuevas cosas podía hacer. Estaba ansioso por ello.

Tanto como Mitsu con la magia, Inoue era un experto en el Poder. Su conocimiento se basaba mucho en la batalla al ser Protector, y ayudado con su Poder Inoue podía manejarse perfectamente en todos aspectos. Tanto con una simple espada de hierro sin armadura como en la batalla mas diestra solo con magia. Inoue estaba orgulloso de eso.

Entre tantos pensamientos y satisfacción personal, Inoue no dio en la cuenta que Sakurai se acercó hasta estar a su lado. Él vampiro simplemente lo tomo por la cintura y lo acerco hasta hablarle al oído.

-No puedo evitarte que muestres tu Poder, chéri, pero es mejor que pares. Me gustaría que solo yo sepa cuan maravilloso eres. Si sigues así, yo tendré muy mal carácter porque muchas personas te querrán para ellos solos…

Inoue no lo pudo soportar y empezó a reír en voz baja, tapando su sonrisa, su compañero solo mirándolo enfurruñado.

-¿Y lo dice el grande, fuerte y atractivo Tercer Príncipe?- ironizo con un ademan de su mano. -¿No has pensado que eso funciona en ambos lados, cariño?

-Lo sé. Aun así tienes mi palabra de que cualquiera puede ver, pero nadie aparte de ti, tocar.

-¿Qué tipo de tontería…?- Inoue paro en su risa cuando Sakurai lo jalo de donde caminaba, su mirada divertida. -¿Ahora qué?- exclamo, algo agitado por las bruscas maneras del hombre.

-Si pisas eso te elevas- rio Sakurai señalando unas rocas particularmente brillantes. Inoue no las había visto antes.

Su duda de cómo funcionaba eso fue resuelta por Sebastián y Remi, ambos tomados de la mano saltando en esas cosas y en un instante elevándose. Inoue gimió impactado y las Hadas detrás de él rieron.

-Vamos nosotros, ¿si, si?- pidió Inoue emocionado, jalando al risueño Sakurai. A Inoue no le pudo importar menos. ¡¡Eso era increíble!!

Efectivamente al ponerse ambos fueron impulsados arriba, la distancia exacta hasta llegar al pueblo en los cielos. Inoue evito ver los varios cientos de metros de distancia del piso, más interesado en cómo demonios esas benditas piedras podían hacer eso. ¿Era siquiera lógico? Posible evidente, pues lo acababa de comprobar, pero… ¡Vaya!

Inoue era como un niño en una fiesta, mirando impresionado todo lo que le mostraba el extraordinario mundo.

Verdaderamente como si un sol gigantesco y funcional solo iluminara esa parte del mundo, Inoue podía ver alumbrado por todo la edificación donde estaba. El suelo de tierra color violeta oscuro, flores de todos los colores por todos lados, sin embargo estas se movían de vez en cuando, mayoritariamente en su lugar, luciendo como pequeños animales mientras se balanceaban de izquierda a derecha.

Arboles pequeños y de lindo color naranja fuerte, aunque las hojas eran de diversas figuras. Las casas eran pequeñas y modestas, en forma de triángulo perfecto. En la cima puntiaguda, humo de diferente color salía, algo diciéndole a Inoue que indicaba quien habitaba ahí.

Estando abajo el pedazo de tierra flotando parecía grande, pero estando ya arriba, era una pequeña cuidad, aunque no demasiado abarrotada o con mucho ruido. Lejanamente solo se escuchan curiosos cantos, sonido de algo parecido a tambores y algún instrumento de cuerda. Algunas risas, platicas y murmullos, pero en la mayoría solo el delicado sonido del viento al pasar entre los arboles era lo único que se escuchaba.

El lugar donde ellos estaban parecía algo semejante a un área restringida y especial para recibir visitas. Nada lo rodeaba, e Inoue no podía si no suponer que era para que los que llegaran en las piedras-trampolines no se chocaran con algo alrededor.

Un pequeño comité de bienvenida estaba a unos metros, viéndose sonrientes y nerviosos salvo por dos mujeres de aspecto serio y algo seco. La primera Inoue inmediatamente la identifico como la Heredera y a semanas de convertirse en Reina. Su cabello largo hasta el suelo estaba sujeto varias veces por trenzas muy elaboradas, sus ojos grandes, misteriosos e inusualmente oscuros para su raza, de color verde intenso como el más llamativo bosque.

La segunda chica también podía adivinar era de la realeza por la pequeña tiara en su frente. Ella parecía más accesible pero de alguna manera triste. Sus ojos ámbar, su corto cabello rubio. Era un poco baja y poca cosa, pero algo hacia que brillara añadido a sus alas grades, delgadas y casi trasparentes que lucía en su espalda. Era la única que se mostraba así mientras las demás solo estaban en su forma normal.

Atrás de ellos comenzaron a subir los demás, pero Inoue no podía dejar de ver a la futura Reina. Sus ojos parecían examinarlo a profundidad con algo parecido a la emoción solo trasmitida por sus ojos. Sus manos estaban unidas tranquilamente enfrente de ella, sin embargo ya fijándose en ello, estaban demasiado tensas para estar calmada.

Los Príncipes Vampiros hablaron con las Princesas Hadas, todo tan irreal en su contraste brilloso y delicado con la elegancia y poder de los hombres. Ninguno parecía incomodo por lo contrario, pero la líder no dejaba de ver a Inoue.

-Por aquí… -gesticulo sin voz ella solo para Inoue, dándose la vuelta y dirigiéndose unos pasos lejos antes de empezar a flotar.

-Vamos… -apuro Sakurai que al parecer había visto el mensaje. Inoue nervioso vio a sus cuñados que continuaban hablando, pero era imposible no se dieran por aludidos. Al parecer era la etiqueta o algo por el estilo. Lo que fuera lo ponía algo inquieto solo ser acompañado por su pareja.

Sakurai lo tomo por su cintura y lo acerco más a su cuerpo caliente. Inoue suspiro y se dejó guiar, siguiendo el camino silencioso, notando una vez más que solo ellos transitaban el camino que crujía con sus pasos.

La Heredera llego a una casa particularmente grande, de algo que Inoue asocio su parecido a paja de color verde. No tenía puerta o ventana alguna, solo luciendo como un cucurucho volteado y amarrado cerca de la punta con algo similar a alambres de colores. Inoue no podía decir que eran esos materiales extraños.

La mujer entro e inmediatamente las sombras del interior la escondieron. Sakurai e Inoue se miraron un segundo antes de entrar. Les dio la bienvenida calor gentil, un aroma delicioso de especias, la luz de una fogata inmensa que dominaba la mayoría de la estancia principal, de un color turquesa que Inoue con desgracia identifico.

-Ruego y no tema, Príncipe Consorte. Puede pararme en cualquier momento… -hablo por primera vez la mujer, sentándose en el suelo encima de sus talones. Su mano parecía pasar por encima del fuego para calentarlas, pero al movimiento el color del fuego cambio a dorado intenso, altas llamas antes de volver al anterior.

-¿Dorado?- pregunto Sakurai confundido, contagiando a Inoue del sentimiento. La chica rio inocentemente.

-¿Qué color esperaba, Tercer Príncipe?- pregunto, luciendo mas dulce, amable y… no como la chica de unos minutos antes. ¡Incluso lucia nerviosa!

-¡Blanco, por supuesto!- exclamo Sakurai aireado. –Inoue es color blanco.

-Su físico puede y lo sea, pero su alma es dorada. No veo su descontento, mi señor. Es de hecho más poderoso que el blanco… más especial y escaso.

Inoue solo miro el fuego. Se sentía aturdido, mareado y débil. Tal vez era el calor, los olores, o…

-Esta preocupado por algo, Tercer Príncipe… -dijo ella con cuidado. –Temo que es innecesario que lo este.

-¿Por qué lo dice?- respondió Inoue viéndola un poco resentido.

-Porque de nada servirá que se preocupe. Sus destinos aun no esta escrito se crucen. No… hasta dentro de mucho tiempo, cuando usted logre olvidarla.

-¿Olvidarla?- cuestiono Sakurai confuso. Inoue solo aparto la mirada.

-Soy consciente que son pareja Kypher od mi Sjol, pero lamento decirle que manifieste precaución y se abstenga, Tercer Príncipe… -dijo la Heredera mirando a Sakurai algo molesta. Él solo miro al fuego algo avergonzado. Inoue rio un poco encontrándolo tierno y tomo su mano. -¿Desea empezar por algún lado, Príncipe Consorte?

Inoue miro también el fuego y negó, esmerándose en dejar su mente en blanco.

-De acuerdo… Mi pacto me permite solo cierta cantidad que anteriormente ya considere. ¿Puedo empezar?

Ella espero a que Inoue asintiera antes de cerrar los ojos y exhalar en una serie de veces cortas y largas. Un curioso y paranormal viento se hizo presente, agitando un poco del cabello suelto de Inoue y la Heredera.

-Son cinco los elementos que usted tendrá que manejar. Cuidado con el fuego, el primero, pues puede tanto salvar vidas como quitarlas. Ella necesitara mucha compresión y que tome el control. Veo mucha desgracia, llanto… Usted es un Protector, debe seguir haciéndolo. Su deuda ha sido pagada, pero los Dioses no desean que usted renuncie simplemente. Su corazón también lo sabe, es por eso que usted, aunque aturdido y confundido, siente ese nuevo sentimiento. No lo guarde, resienta o se avergüence. La mayoría de lo que piensa es erróneo, lamentablemente en algunas ocasiones.

¿En que tantas cosas Inoue estaría equivocado creyendo que tenía razón? ¿Estaba bien que protegiera de tal manera entregada a seres que recién conocía? Eso ultimo lo alegraba, pero lo primero…

-Su balanza poco a poco se equilibra. Aún faltan pocas pruebas, pero es seguro ya todo ha terminado. La última gran barrera no le pertenece ni a su alma gemela, así que no preocupe. Ambos solo son observadores aunque resientan eso. Lamentablemente solo pueden estar ahí y apoyar, pero tienen prohibido intervenir. La oportunidad nunca aparecerá, pues las consecuencias son terribles…

-¿Estará en peligro Daisuke?- gimió Inoue con pánico. Los ojos ahora más oscuros de ella en las sombras le miraron con tal intensidad que le dio un escalofrió.

-El alma y corazón se dividen en muchos pedazos en nuestra vida. Somos poseedores de todo ello, pero en realidad en nuestro curso de existencia lo repartimos incluso si nos equivocamos. Son siete las partes, usted ya ha cubierto las partes más importantes aunque no lo note… -La Hada sonrió y señalo su cuello. –Falta una gran parte. Temo que no puedo ver que desenlace exista. Ruego porque no se cobre a usted…

Inoue toco su cuello confundido. Ella no se refería al collar que Sakurai le dio, este estaba mas abajo en su pecho.

Sorpresivamente la imagen de Mitsu llego a su mente. El joven era un mago muy poderoso, y en alguna ocasión menciono que el alma estaba en el cuello. Inoue había bromeado con él acerca de eso, pero Mitsu refunfuñando dijo que una parte muy importante del alma habitaba ahí, y pertenecía a la alma gemela. Inoue no entendió y siguió burlándose.

-¿En cuántas partes?- pregunto Inoue desesperado, inclinándose un poco. Sakurai le vio sorprendido y la Hada suspiro, elevando una mano y levantando un dedo según hablaba.

-Son cinco elementales. No son igual en cantidad, pero ocuparan toda su alma. Pareja, amigos, familia, hijos y un ser especial. Ese último siempre es solo uno… En su caso… su complemento, su reflejo… Aquel que debió estar con usted siempre y serán recompensados por el pecado.

Y tan pronto ella lo dijo, Inoue recordó a su madre, aquel día en que ella falleció y confeso su padre murió. Él tan concentrado en miles de cosas, que cuando ella dijo aquellas palabras tomo lo más evidente sin pensar.

 

>> Siempre solo, incluso la persona que por nacimiento debió estar contigo se te fue apartada. Tu obligación, incluso sacrificándote. Nunca serás feliz... <<

 

Sakurai lo tomo más fuerte de la mano recordándole que no estaba solo. Un sentimiento pareció recorrerlo tranquilizándolo antes de sonreír. Él sabía que estaba todo bien y lo estaría en el futuro. Solo lo sabía.

Inoue volvió a pasar su mano por su cuello, distraídamente recordando que Mitsu tenía su marca de matrimonio justo ahí. Cuando Inoue le pregunto, dijo que entrego gran parte de su alma sacrificando algunos otros trozos para dárselos a su pareja. Él feliz y solo un poco triste dijo que ahora solo se dividía en tres. Pareja, hijos… y el tercero dijo que no sabía de quien era porque no se le permitió ver. Ahora entendía algo Inoue.

Un impulso casi descuidado lo inclinaba a preguntar a la chica quien era esa persona para Mitsu, pero algo lo contuvo.

De nuevo de aquella distraída manera recordó a Gaby diciendo que el Chaton Ayase era su alma gemela. Quizás era así. Mitsu, Akihiko y Sumi; Inoue y Miyagi… Solo podía pensar en ello.

Sakurai a su lado solo suspiro algo cansado. Viendo a la Heredera ladeo su cabeza y le sonrió tensamente.

-Lamentaría que todo sean tragedias y cosas complicadas… ¿No puede decir algo feliz que me incluya en el futuro?

La Hada rio e hizo un movimiento extraño con sus manos cerca del fuego. Este se trasformó en algo parecido a un árbol de fuego. Entre las hojas imágenes diversas aparecían ante los ojos sorprendidos de ambos.

-Miren ahora el futuro juntos… -solo dijo ella antes de desaparecerlo.

Inoue alcanzo a ver dos chicas de largo cabello negro, ojos azules y vestidos cortos provocativos. Dos chicos de cabello blanco y ojos azules, uno más burlón que el otro en su mirada. Los cuatro sonriendo mostrando indicios de colmillos. Uno llevaba bata de médico, una de las chicas tenia el collar que Inoue ahora poseía.

También vio a Mitsu, Kaoru, Miyagi, Shinobu, Risako, William, Sumi, Johnny y el Rey. Todos en algo parecido a una fiesta mientras Mitsu sostenía a una hermosa niña muy parecida a él. Shinobu y Johnny riendo con otro niño que Inoue no conocía y no encontraba parecido a nadie. El Rey solo miraba hacia la lejanía luciendo divertido.

También habían estado sus cuñados y demás amigos de Inoue y otras personas que aun no conocía. Era algo como una fiesta diferente a la anterior, pero no parecía fuera en Azelleb pues los Príncipes no vestían como lo hacían en su reino.

Inoue se vio a si mismo con una enorme panza, girando riendo con una túnica muy parecida a la que tenia en ese momento, sin la capa ni corona. Sakurai estaba ahí, también riendo.

-No puedo creerlo… -negó Inoue soltando risas nerviosas. Sakurai a su lado aun miraba al fuego asustado.

¡¡Inoue se iba a embarazar, maldita sea!!

La Heredera espero que ambos digirieran la noticia que parecía lo había mostrado a propósito. Cuando ambos se miraron con una expresión que decía “Bueno, era evidente, pero que no sea pronto”, la chica intervino.

-Una sola cosa más, Príncipe Consorte…

Y ahí iba lo más importante. Él lo sabía e inmediatamente se sostuvo de Sakurai, asintiendo y preparándose.

-Muchas pruebas le esperan aquí, Príncipe… El destino de muchos cambiado por algunas ajenas decisiones. Usted ya no está siendo probado ni desafiado, así que lo que usted decida al final solo obtendrá de recompensa lo equivalente.

>>Veo mucho fuego, mucha muerte… Es doloroso y confió en que usted sabrá actuar. La razón para sus acciones en esa ocasión de destrucción, sin esperar recompensa, será el regalo y paz para su alma gemela. No pido lo tenga en cuenta, pero si lo recuerde en su debido momento.

>>Serán siete las personas que gracias a usted cambien su vida en Azelleb. Ellos le estaban esperando, así que no tema en no hacer lo correcto. Su destino ya ha sido plenamente escrito y nada intervendrá. Todo estará bien.

>>Por último, pero no menos importante… cuando dentro de algunos meses se encuentre de vuelta en su verdadero hogar, y no sepa que hacer, escuche y acepte el consejo de aquel que estará a su lado. Solo es un guía, pero ayudara a su corazón. Su mayor defecto es querer aceptar una carga imposible. Puede llevarla dignamente, pero ese ya no es su trabajo, Príncipe Consorte.

>>Le recuerdo, su balanza ya está siendo equilibrada, y sé que en determinado momento le dará miedo, pero tanto acepto el dolor, debe aceptar la felicidad. Su vida apenas está comenzando…

Un viento más fuerte volvió a soplar. Inoue cerró los ojos y de verdad sintió que estaba todo bien y en el futuro.

Si los dioses estaba pagándole todo lo que hizo en el pasado, él lo aceptaría siempre que no lastimara a otro ser. Su corazón anhelaba la recompensa, no podía negarlo. Esperaba esa alegría, tranquilidad y calidez.

Volteando, vio al sonriente Sakurai y no pudo abstenerse de besarlo.

Si, su vida iba por buen camino. Inoue se alegraba de que aquella lectura de su futuro fuera muy diferente a la primera que tuvo en su infancia.

¿Quién le diría años atrás?

Continuara…

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Y lo admito, algunas ideas de este capitulo fueron sacadas de Minecraft *corre a esconderse*

¿Les gusto? ¿Tienen tiempo para un comentario?

Me gustaria mucho saber su opinion, dudas o comentarios :3

Tambien por si no sabian, les dejo el link para el ultimo capitulo de la historia de Haruhiko/Gaby, que termine hace unas semanas xD ----> http://www.amor-yaoi.com/fanfic/viewstory.php?sid=112071&textsize=0&chapter=24

 

Y eso es todo por hoy. Muchas gracias por continuar leyendo >.<

Cuidense mucho y nos leemos pronto .w./

C.C.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).