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El salvador que necesita ser salvado. por christalchii268

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Notas del capitulo:

Solo... siento mucho la tardanza ;-;

Disfruten de este capitulo algo... extraño .-.

 

Dedicado a la dulce Alicia que... bueno, le debo mucho *^*

Y a Denisse. ¡Felicidades por entrar a la universidad!

Y a todos ustedes, hermosas personas <3

Capítulo 25: “…mi valioso tesoro que desesperadamente quiero proteger…”

La noticia de la muerte de una vampiresa enlazada enfrente de los Príncipes Vampiros, y en brazos del nuevo Príncipe Consorte, dio vueltas por todo Azelleb, e incluso sorprendentemente en Celes, según Inoue se enteró de voz de su familia.

Cansado, triste y simplemente ahorrándose situaciones incomodas, Inoue decidió no salir del perímetro del Palacio en un tiempo hasta que la noticia se calmara.

Él esperaba que cuando tuvieran noticias de Brian, Inoue estuviera lo suficientemente recuperado para salir.

Los Príncipes y el Rey mismo entendieron rápidamente que de esa manera era su luto, así que no presionaron absolutamente nada. Ellos de hecho hicieron todo en su capacidad para acompañarlo y distraerlo, cosa que Inoue valoro de corazón más de lo que podía demostrar.

Pero, aunque contaba con el apoyo de mucha gente importante para él, y el tiempo para recuperarse de la experiencia, Inoue aun tenía un pesado sentimiento al acudir en las mañanas al comedor y esperar noticias de aquel vampiro.

Matsumoto Brian solo había enterrado el cuerpo de su compañera en el espacio compartido de ambas familias, él desapareció sin dejar huella. Nadie sabía nada y todos estaban preocupados, pero nadie como Inoue que temía enterarse de que el chico fuera encontrado muerto por la falta de alimentación.

Y es que al ser un vampiro enlazado, el sujeto en cuestión no podía beber de otra persona que no fuera su pareja. Tras la muerte de uno de los integrantes, el que permanecía con vida siempre podía beber un suplemento u otra sangre, pero ninguno le daría mucho tiempo de vida. La gran mayoría al estar enamorados y comprometidos con esa persona que partió, si antes no enloquecieron del dolor, se dejaban morir por inanición.

Inoue sabía que Brian elegiría eso, pero anhelaba antes hablar con el hombre… disculparse.

La comunicación con Sakurai después de esa ocasión termino siendo fundamental para Inoue. Él encontró que hablar con su pareja vampiro lo salvaba de sumergirse en recuerdos dolorosos que no podía manejar a plenitud lejos de todo lo que conocía, de las personas con las que vivió mucho de sus más vitales encrucijadas.

Sin embargo Sakurai fue distinto.

Él no insistió en hacerle cambiar de idea cuando Inoue se culpó por no hacer gran cosa ese día. El vampiro solo estuvo ahí, siempre, a su lado. Sonriendo, hablando, continuando… no como si nada hubiese pasado, solo atento para sostenerlo cuando cayera.

Inoue estaba terminando por ser engañado en el hermoso sueño que ese hombre creo en poco tiempo para él…

Estar dentro del castillo y en sus terrenos no fue tiempo desperdiciado. Inoue encontró fascinante cada cosa que exploro solo y en compañía. Desde las miles de habitaciones y caminos, puertas y pasillos secretos, hasta la enorme y completa biblioteca que Inoue se propuso conocer a plenitud.

Él también conoció mejor a sus cuñados. Más íntimamente conectados con todos, Inoue no encontró incomodo que con solo pocos días después del incidente, todos ya lo trataran tan familiar y protectoramente.

Y un día en la mañana, encontrándose solo en una de las habitaciones de descanso leyendo un libro, Inoue se encontró completamente cómodo, relajado y feliz. ¿Cómo había pasado eso?

La habitación era grande, acogedora y cálida. Una gran chimenea prendida era la única iluminación, haciendo que la noche avanzada de Azelleb no impidiera que Inoue leyera en solitario.

Una de sus doncellas le había traído un postre y café, así que él estaba acurrucado en uno de los sillones, con la capa envuelta casi como una sábana.

Un suspiro lo abandono y se perdió mirando las llamas amarillas y rojas, danzando y lanzando chispas.

¿Verdaderamente cómo es que su vida tomo ese camino tan… increíble? De un solitario y atormentado Protector a un mimado y tranquilo Príncipe Consorte…

Inoue sonrió imaginando que cara pondría Miyagi.

Su amigo aun estaba irritado con él. Era más simple impotencia de no hacer nada.

Con todo lo pasado con Shinobu y en general, cuando ellos empezaron a ser familia, Inoue no culpaba al profesor de estar desesperado por cuidar de cualquier mal a todos, pero él sabía que en caso de Azelleb, su amigo no podía hacer nada, tanto como Inoue no podía evitar pasar por todo el proceso relativamente solo, sin la ayuda de su familia.

Miyagi debía aceptarlo e Inoue igual. Aunque eso no evitaba que alguna que otra vez, Inoue cerrara los ojos y se centrara en ellos, sobre todo en Miyagi para tranquilizarse con sus sentimientos.

Era estúpido y desesperado, pero eso ayudo a que todos se tranquilizaran y no fueran a buscar a Inoue de inmediato.

-Parezco el hijo menor… -susurro Inoue a sus pensamientos, riendo solo.

>>¿Chéri, todo bien? ¿Dónde estás?<< Pregunto Sakurai inesperadamente en su mente, sobresaltándolo un poco.

>>Estoy bien. Leo un libro y mi escolta esta en la puerta. No te preocupes…<< Rio él, girando los ojos aun sabiendo que su compañero no lo veía.

>>¿Te hago compañía?<< Gruño juguetonamente el vampiro, solo logrando que Inoue riera más alto.

>>No…<< Sonrió Inoue acomodándose mejor. >>Tiene trabajo, Príncipe. Encárguese de eso y después ya veremos…<< Susurro, esmerándose mucho porque su tono trasmitiera exactamente la idea que tenia en la cabeza.

>>Mmm… me agrada como piensas, chéri. Solo una hora más y te buscare<<

>>Estaré aquí…<<

Sakurai se fue de su mente e Inoue de nuevo suspiro, preguntándose lejanamente si esos momentos tranquilos los seguirían a Celes y en futuros años, siglos, quizá milenios juntos viviendo de todo.

-Juntos… ¿eh?

Inoue parpadeo sorprendido cuando en la puerta tocaron suavemente, casi con temor. Su guardia usualmente tocaba diferente o solo entraban, a petición de Inoue que odiaba levantarse ya estando acomodado. Y él podría haber jurado que nadie sabía dónde estaba, para que alguien externo lo fuera a buscar.

-Adelante… -pidió, elevando su voz para que lo escucharan desde el sillón. Sus cejas se juntaron cuando vio a Rio en la puerta, sin entrar y apenas viéndolo. -¿Rio-kun? ¿Qué pasa?

-Él esta aquí… Quiere verte, Onii-sama…

-Oh… -susurro Inoue quieto, sintiendo un pequeño escalofrió. Reincorporándose mejor, tomo una necesaria respiración antes de encarar al inquieto chico. -¿Co…? ¿Cómo esta él?

Rio exhalo triste y bajo su cabeza, negando. Inoue aparto su mirada y asintió, sabiendo que era imposible él estuviera bien. Nadie lo estaría al ser separado de la persona que más amaba.

-Si no quieres verle…

-¡Quiero!- exclamo Inoue con miedo, parándose de un salto. –Por favor, Rio-kun… Necesito verlo…

-Sakurai debería estar aquí… -susurro el Príncipe frotándose incomodo su brazo izquierdo. Inoue mordió un poco su labio inferior antes de negar, pensándolo mejor.

-No… Estaré bien… Por favor, Príncipe…

-Estaré afuera… Te ruego que si es demasiado me llames… -suplico el vampiro, en un parpadeo apareciendo enfrente de Inoue. Él acostumbrado a que los vampiros hicieran de vez en cuando eso, no se sorprendió.

-Te lo prometo… -sonrió Inoue conmovido, sabiendo que para él tampoco era fácil. –Gracias…

Rio dudo un momento antes de asentir, poner su mano en su hombro y retirarse. Unos segundos después, el chico que Inoue apenas conocía pero lo preocupó por días, apareció en el marco de la puerta.

-Príncipe Consorte, un honor verle… de nuevo… -reverencio tensamente él, evitando verlo a los ojos por respeto.

-Matsumoto-san… Es bueno verte de nuevo… -susurro Inoue sin saber que más decir.

El vampiro asintió y se reincorporo, viéndolo directamente con decisión. Con la acción, Inoue por fin podía ver en realidad cuan mal estaba su aspecto y corazón.

La luz del fuego no era demasiada, pero aun eran visibles las marcas debajo de los ojos del vampiro demacrado. Pálido en exceso incluso para su raza, sus labios partidos y resecos, su cabello despeinado y sin vida, al igual que sus apagados ojos del que cualquier calidez le abandono. Su ropa era la misma de aquel día, solo que más sucia e incluso rota, pero toda sangre que pudiera estar ahí no estaba.

Inoue cerró los ojos con fuerza después de ver el collar que el chico traía, que después de que los Príncipes regresaran del funeral que hicieron a la vampiresa, le comunicaron que aquel dije ella se lo regalo a él. Y al parecer era lo único que Brian conservaba y valoraba. Lo último…

-Yo… solo quería verlo… antes de… irme… -empezó el chico con complicación, su cuerpo tenso.

-¿Irte a dónde?- jadeo Inoue confundido.

-Nosotros… Nosotros nos conocimos en los Bosques Nevados… Coincidimos justo cuando ambos hicimos un viaje de conocimiento… Me gustaría volver justo a ese lugar… -Brian abrió la boca para continuar pero nada salió de sus labios, que al cerrarse temblaron un poco.

Inoue apretó sus puños y camino hasta estar enfrente de él. Justo ahí, Inoue percibió la poca fuerza que aun tenia el vampiro, su muy lenta respiración, casi sin ganas siquiera de tomar aire.

-Lo siento… por todo… -susurro Inoue sin verlo.

-Oh, Príncipe, por favor, no… Usted… yo… Nadie pudo hacer nada… ¡No culpo a nadie!… Para serle sincero… a nadie… -El chico sonrió tensamente y negó, mirándole con tristeza. –Ya no… Pase cincuenta maravillosos años con ella… Me honro de saber que la conocí lo mejor que pude… y se, con absoluta certeza que… ella no hubiese querido esto…

Inoue se odio profundamente de hacer hablar a una desamparada alma que sufría por la muerte de su amada precisamente de ella, sin embargo el vampiro solo lucio casi aliviado de poder compartir algo de lo que aún conservaba con cariño.

-Nadie pudo hacer nada… No seré hipócrita y le mentiré, Príncipe… Me costó llegar a esta conclusión… pero no quiero pasar estos últimos momentos con sentimientos desagradables. Le prometí al conocerla que la amaría incluso después de mi muerte, y quiero cumplir mi promesa. No involucrar cosas malas… solo amarla hasta el final…

-Estoy seguro que tomas la decisión correcta… -susurro Inoue a través de sus lágrimas. El chico solo sonrió mirando el piso, negando con tranquilidad.

-Usted es el único que piensa así, mi señor… Todos me dicen que sea fuerte, que no piense así… pero no puedo ser algo que no soy… Solo sé que mi amor por ella no se ira incluso aunque ella no esta aquí… y que los dioses me entregaron esos maravillosos años y felicidad, que quiero atesorar… Aunque lamento que mi decisión lastime a otros… A mi familia, amigos… pero no puedo evitar ser egoísta con esto…

-Ellos entenderán… Tal vez no pronto… incluso puede y te guarden rencor, lo siento… pero créeme… en el fondo entienden… Solo… -Inoue suspiro y lo miro a los ojos honestamente. –Como tú sufres en este momento y nadie siente exactamente lo mismo, ellos también lamentan la perdida… Sin embargo en esto no tienen palabra. Y lo saben, están frustrados y quieren desesperadamente intervenir… pero… no pueden… No lamentes hacer aquello a lo que tienes derecho, Brian…

-Príncipe… -susurro el vampiro sorprendido.

Inoue había pensado tanto en ese argumento. Imaginando un triste momento donde esa situación sucediera en su caso y como ocurriría. Hizo del dolor de aquellas dos familias suyo. Poniéndose en sus zapatos para ser honesto con el hombre enfrente de él.

Porque sabía que Brian al final no podría hablar con su familia, Inoue quería otorgarle un poco de paz…

El chico rio sollozando un poco. Él tomo con fuerza el collar en su cuello y asintió vehemente, luciendo ante la aliviada mirada de Inoue casi liberado.

-Gracias Príncipe… Le deberé eternamente por estar ahí para ella y para mí… Me perdonara por no devolver… pero mi tiempo se agota…

-Lo entiendo… No preocupes… -Inoue le sonrió con un poco de complicación. –Estamos a mano. Saber que no me odias por no poder hacer nada es ya un gran alivio… Saber que estas bien y lo estarás… Eso es mi pago… Aunque no hice gran cosa…

-¡Lo hizo, Príncipe! Por favor, no piense de forma diferente… -exclamo angustiado el vampiro. –Quiero decir… Maite… fue herida por una daga maldita… Ni dándole mi sangre hubiese podido hacer nada cuando la daga estuvo en contacto con su interior… Pero usted trato desesperadamente de hacer algo… incluso sin conocernos… Y esta aquí, preocupándose por mi… ¿Cómo puede usted pensar diferente, mi señor? Es una maravillosa persona… No ensucie su pureza de esa manera, se lo suplico…

Inoue no supo que decir frente al convencido chico que lo miraba preocupado. Él solo pudo asentir ausente, aturdido.

-Ruego disculpe mi arrebato, Príncipe Consorte… -gimió un poco Brian bajando su cabeza. –Es solo que… le debo tanto… No me gustaría que alguien tan valioso sufra así… incluso menos si yo puedo hacer algo… Usted para mí fue… mi luz. No enloquecí en ese momento sabiendo que estaba con ella… No lo sé… lo vi y supe que de alguna manera no me perdería… Quiero con mi partida causar el más pequeño dolor, así que no me gustaría que el conocerme le perjudique, Príncipe… no cuando usted para mí fue alguien tan… preciado…

-Basta por favor… -gimió Inoue llorando, retrocediendo unos pasos alterado.

-Lo siento… -susurro el chico. Él aun viéndolo, con lentitud, se desabrocho su collar y lo dejo en el brazo del sillón donde antes Inoue se había sentado. –Solo quería verlo una última vez… Agradecerle… Lamento tanto haberlo conocido en estas circunstancias… y mi único alivio es saber que usted vivirá en plenitud… Gracias…

Brian le reverencio y se dio la vuelta para irse, pero Inoue asustado le detuvo por su muñeca, viéndolo evitarle.

-No tienes que renunciar a lo que ella te entrego… -susurro apremiante, refiriéndose al collar. El vampiro solo sonrió.

-Lo se… pero quiero que esa reliquia que presencio lo mejor de ella y yo no se vaya al olvido con nosotros… Haga lo que desee con él… Se en el fondo de mi corazón que hará lo correcto…

-¿Cómo puedes tenerme tan grande aprecio? ¡No te ayude en nada!- gimió Inoue atormentado.

-Lo hizo como no tiene una idea, Príncipe. Porque al entregármela, vi en sus ojos el consuelo que me salvo… En nadie más lo he encontrado, y eso me es muy valioso… Confió en usted tanto para dejarla en su encargo, y que usted no me fallara… Mi Kypher od mi Sjol siempre fue y será mi valioso tesoro que desesperadamente quiero proteger… Usted lo entendió y me ayudo… sin pensar, sin querer algo a cambio… Por eso le tengo tan grande aprecio y confianza…

Olvidando toda etiqueta, Brian se adelantó y abrazo suavemente a Inoue, tan delicadamente que Inoue lo sintió como el más grato y maravilloso sentimiento que alguien en mucho tiempo le ofreció.

-Gracias… muchas gracias por sus sentimientos, Príncipe Consorte… Ella nunca temió, y sé que en parte fue por usted… Tenga una vida grata, se lo suplico. Cuide de ese tesoro que se le entrego, y solo espero sea tan feliz como yo lo fui en compañía de mi dulce alma…

Inoue perdió algo de equilibrio cuando el vampiro le soltó. Su honesta sonrisa se grabó con fuego en su memoria, al igual que el verlo irse libre, tranquilo, en paz, recibiendo la muerte con dulzura, siempre cuidando del recuerdo de la persona que más amo, y cuidando respetar la promesa de quererla incluso en el último segundo.

Ya solo, Inoue cayó de rodillas sin fuerzas, sin poder llorar más.

Brian tenía razón. Él al igual que Sakurai vivían. Su hermosa familia en Celes, Moonless y Azelleb. Sus amigos, conocidos, e incluso alumnos… Tenia que vivir plenamente, como el Rey dijo, por los que les fue arrebatado ese privilegio.

Y él también debía cuidar respetar la promesa que en ese momento le dio a él. Cuidar del tesoro que los dioses le otorgaron hasta que ellos mismos se lo arrebataran.

Inoue sonrió con dulzura cuando sintió como lo abrazaron aun arrodillado en el suelo.

-Un trato… Si yo no me culpo, tú tampoco, Rio-kun… -susurro lentamente, con gentileza. Sintió a su cuñado reír con hipo, asintiendo después para abrazarlo más fuerte y necesitado.

Ellos pasaron varios minutos en esa posición, dándose mutuo confort, sin saberlo, estrechando también lazos.

 

 

Después de lograr que el Cuarto Príncipe y él mismo se tranquilizaran, y también aliviar a la guardia que no sucedía gran cosa y por supuesto no debían dar caza a Brian, Inoue por fin pudo ir a buscar a su compañero.

En ese tiempo Inoue ya se había acostumbrado en lo básico al Palacio, así que no le tomo mucho llegar a sus habitaciones compartidas, en donde Sakurai mantenía su estudio especial que podía ponerse en contacto por tecnología con otros mundos.

Al llegar él tenía una estúpida y grande sonrisa, la cual desapareció al ser asaltado por el furioso y fuerte tono de voz con el que Sakurai vociferaba.

-¡¡No me importa escuchar los por menores de tu incompetencia!! ¡Limítate a resolver algo del problema y haz adecuadamente tu maldito trabajo!- grito colérico Sakurai cerrando de un golpe brusco la llamada. El recién establecido enlace entre ambos se llenó del enojo de Sakurai, e Inoue podía percibirlo como épico, sin precedentes.

Algo grave debió suceder.

Inoue trato de dejarlo solo y no molestarlo, sin embargo Sakurai logro localizarlo y verlo por varios minutos en silencio. Al final el vampiro suspiro cansado y se dejó caer en el sillón en medio de la estancia.

-Uno de mis empleados nos hizo perder un contrato de varios millones solo por olvidar hacer una simple llamada. -Sakurai gruño aun irritado y se pasó una mano por el cabello, teniendo cuidado con su corona de Príncipe. -No soy un empresario cruel y despiadado, ni siquiera soy prepotente o cretino, aunque tengo todo el derecho para serlo... Es solo... -él volvió a suspirar y miro al atento Inoue reunirse a su lado en el sillón.

-¿Que?- animo Inoue gentil, acariciando su brazo suavemente.

-Todos decían que era una pérdida de tiempo y dinero expandir mis negocios a *Toriumi. El mundo es relativamente pobre. Yo los ignore y logre sacar adelante varios negocios sin ayuda extra. Soy muy consiente que gracias a mí, miles de familias comen y sobreviven dignamente. ¡Demonios, por mí el maldito mundo se estabilizo económicamente! Incluso tengo un bendito premio y título por parte del gobierno de ese mundo. Un error como el de hoy seria increíblemente desastroso en Toriumi; todas esas personas serian perjudicadas. Créeme que yo no estaría solo gritando si esa fuera la situación. Afortunadamente fue en Claridad, y aun así, no dudo que para mí trabaje alguien que necesite el empleo desesperadamente ahí. Debo solucionar siempre las cosas pensando en esas personas que dependen de mí...

Inoue exhalo abrumado y atrajo hacia si a Sakurai, abrazando gentilmente al estresado hombre lleno de obligaciones e inseguridades.

-Estoy muy orgulloso de ti, Mon amour... -le susurro Inoue, sintiendo tras sus palabras como inmediatamente toda la tensión, preocupación y enojo de su compañero se fueron.

Inoue no pudo evitar sonreír por eso. Él quería ayudar a su pareja, aliviarlo y cuidar de él como Sakurai siempre hacia por Inoue. Devolverle algo de lo mucho que otorgaba día a día.

Y aunque Inoue sabía que no pronto estaría a mano con él, mínimo podía comenzar en ese momento con un pequeño acto, que esperaba lo ayudara un poco.

Tenia que proteger el valioso tesoro que le fue ofrecido.

Ambos permanecieron en silencio por bastante tiempo. Sakurai se acomodó mejor y sonrió divertido, dejándose mimar mientras miraba de reojo a Inoue. Él sabía que su compañero sospechaba por su actitud, ya fuera por su peculiar enlace de pareja, o porque simplemente se estaba haciendo muy bueno en descifrarlo con el tiempo. Cual fuera, él no dijo nada para alivio de Inoue.

Lo único que hizo Sakurai fue verlo con una serena sonrisa. Sus ojos rubíes fijos en él de alguna manera ya no lo intimidaban. Aunque al comienzo eso lo hizo literalmente correr, ahora solo lo inundaba de sentimientos buenos y tranquilizantes. Quizá un poco de vergüenza y travesura, pero aprendió de su familia que eso era normal al entrar en una relación correspondida y profunda, como la que ellos tenían.

-¿Q-que?- pregunto Inoue incomodo cuando Sakurai solo rio mirándolo.

-Nada, es solo que… eres maravilloso, Inoue… -suspiro divertido el vampiro sonriendo levemente.

-¿Qué quiere decir eso? ¡Por supuesto que soy estupendo, pero no te entiendo!- gruño Inoue algo enfurruñado, aumentando su puchero cuando el hombre solo rio más. -¡Para!

-¡Ya, lo siento!- rio él, reincorporándose para evitar ser golpeado por Inoue. –No volveré a decir que eres tierno…

-¡No soy tierno!- gruño Inoue cayendo en la trampa, pero planeando internamente su propia treta. –Y te demostrare que no me gusta que digan eso… -susurro apresurado, moviéndose igual de rápido para sentarse en el regazo del sorprendido e interesado Sakurai.

-Ya veo… ¿Y supongo que pretendes que en cierto momento pida perdón?- molesto, pero lo vio con cariño. Inoue solo gimió interiormente y lo callo con un beso avergonzado y rápido.

-Lo que hagas a partir de ahora depende de ti, Mon amour… -musito Inoue muy lentamente.

-Me encanta que me llames así… -rio un poco Sakurai poniendo ambas manos en su cintura.

Inoue lo sabía, también que él disfrutaba de que Inoue tomara iniciativa. No podía aun entender varias de las actitudes de su compañero, pero en ese preciso instante no quería cuestionárselo, solo disfrutar.

Él ya no quería volver a pensar en nada.

Sakurai le volvió a sonreír de esa especial manera e Inoue se permitió por primera vez en mucho tiempo dejarse ir sin más, haciendo exactamente lo que su corazón anhelaba sin cuestionarse en nada.

Lo rodeo con sus brazos por el cuello, pegando un poco su frente con la de él cerrando los ojos. Sus alientos chocaron por la cercanía. Podía sentir su calidez a través de toda aquella vestimenta de ambos, la respiración solo un poco alterada, su curiosidad y un poco de timidez por las acciones de Inoue. Incluso podía sentir su corazón latir, su cuerpo temblar un poco y un suspiro empezando a formarse mientras lo estrechaba entre sus brazos. Fuerte, amable, casi como si no quisiera que Inoue se fuera.

Él correspondió besándolo, enredando sus dedos en su sedoso cabello oscuro. Sus labios correspondiéndole con un poco de aturdimiento. Eran suaves, cálidos, un poco húmedos, y el solo toque de su boca con la suya lo estremecía.

Sakurai apretó un poco su agarre antes de profundizar el beso. En un instante ambos se encontraron besándose con pasión y entrega, sin respiración y tan cerca que era casi abrumador, pero ninguno hizo nada por separarse incluso cuando la respiración comenzó a faltar.

Un hilo de saliva aun los unía cuando se miraron a los ojos aturdidos. Los dos respiraban pesado e Inoue solo pudo reír nerviosamente escondiéndose después en su cuello para que no notara sus mejillas colorearse de rojo.

Ese íntimo momento era el primero tan intenso y crudo que vivía con alguien en una situación similar.

-Vale, tú ganas, chéri. Lo siento… -susurro lentamente Sakurai, haciendo reír a Inoue.

No había sido su intensión que se disculpara. Más que eso, a esas alturas ya no entendía que había planeado al subirse a sus piernas, pero ahora no podía alejarse encontrándose cómodo y cálido siendo abrazado y tan cerca de su fuerte y amable cuerpo.

Lo único que hizo Inoue fue suspirar y besar suavemente la expuesta piel que veía por encima del cuello del uniforme militar. En una lejana, realmente lejana parte de su mente se preguntó sobre la educación disciplinaria que evidentemente todos los Príncipes Herederos recibían para portar el uniforme; y porque Haruka, siendo quien era, no lo hacía y Muldor no decía nada, cuando con Sakurai era casi una obsesión.

Quizá después se acordara de preguntarle, ahora era su momento juntos.

Sakurai se tensó solo un segundo por sus acciones antes de sonreír y besar su sien. Inoue podía sentir que él también estaba a gusto y relajado en esa posición… y excitado, el maldito.

Inoue rio y se reincorporo mejor, viéndolo desde su privilegiada elevada posición. Podía ver sus ojos encendidos y divertidos, su sonrisa dejando ver parte de sus filosos colmillos, su disposición y disfrute. Su atractivo rostro tenuemente iluminado con las miles de velas y candelabros de la habitación.

Inesperadamente Inoue se sintió travieso.  

Sonriendo y moviéndose lentamente, él se levantó de encima de Sakurai y se arrodillo enfrente de él, dejándole unos segundos de entendimiento antes de llegar a sus finos y gruesos pantalones. Agraciadamente estos no eran complejos de entender y fácil pudo desabrocharlos.

El vampiro entendió y solo lo miro expectante, quieto, interesado. Sus labios se apretaron un poco cuando Inoue sin el mayor problema se llevó la llena erección a su boca y comenzó el hábil asalto.

Usando todo en su experiencia, Inoue fácil logro tener en poco tiempo a su pareja perdido. Él se sujetaba del cabello de Inoue, despeinando el complejo nudo que las doncellas hicieran en él en la mañana, pero que en ese momento no le podía importar menos. Lo único que quería era que su compañero se perdiera.

Uso su lengua más persistentemente, viendo de reojo como Sakurai cerraba los ojos, dejando caer un poco su cabeza. Ahora sus colmillos eran plenamente visibles en su boca entre abierta, y la imagen y pensamientos de lo que esos dos afilados dientes podían hacer en él lo entusiasmaron aún más.

Llevo todo el órgano hasta su garganta, tragando y otorgándole placer a su pareja que lo demostró apretando su agarre en su cabello. Inoue sonrió y continuo subiendo y bajando, respirando lentamente para no ahogarse.

-E-espera, chéri- gimió Sakurai al parecer llegando al límite. Inoue le miro encaprichado y como pudo negó, succionando y hundiendo sus mejillas. -¡Demonios!- gruño el vampiro, siseando y tomando con ambas manos su rostro, guiándolo a un ritmo más rápido y diestro que Inoue sin complicación siguió.

Sus labios comenzaron a doler junto con su cuello, pero la visión del sereno y poderoso vampiro tensándose y gimiendo entrecortadamente, llegando al clímax por absoluta acción de Inoue, valió la pena por completo. No tanto que por su descuido él no pusiera atención y terminara manchándose, enredando aparte su preciado collar con uno de los botones de las botas del hombre.

Sakurai no le puso atención mientras él luchaba por desenredarse, e incluso cuando Inoue complacido volvió a subirse en él, Sakurai continuaba respirando profundamente, sus ojos cerrados y su cuerpo completamente relajado.

-Ahora entiendo que debemos tener cuidado contigo… Eres bueno en el tema de la tortura…

Inoue rio y lo beso suavemente, feliz y sintiéndose de nueva cuenta libre y cuidado.

 

 

-Me encantaría ir con ustedes, chicas… Sería un sueño hecho realidad el poder montar un unicornio… -rio Inoue realmente triste, viendo que las Princesas no sabían si creerle o no.

-Siempre puede venir en la próxima oportunidad, Profesor. Las Hadas del Prado siempre están dispuestas a conocer a la realeza de cualquier raza. Seguro caerá instantáneamente bien y le dejaran un unicornio solo para usted… -guiño Taki sujetándose de su pareja cuando en su risa tropezó. Inoue solo negó.

-No entiendo por qué mi aspecto llama tanto la atención a la gente de la Primer Luna… -se lamentó negando.

-¡Por favor, Kazuhiko! ¿Me dirás que no lo sabes?- rio Aarón, tan travieso y carismático como termino comportándose con Inoue. Era el único de los Consortes que lo trataba tan amigablemente sin etiqueta.

Inoue quiso negar la pregunta sarcástica del vampiro, pero lamentablemente sabia porque resaltaba tanto.

-Solo porque mi elemento es de color claro y por consiguiente mi apariencia es igual… -gruño para si avanzando con todas las Princesas y sus parejas, los seis apunto de regresar a sus respectivos aquelarres. Inoue solo los estaba acompañando a sus carrozas.

Ellos continuaron bromeando y riendo hasta que llegaron a la entrada del Palacio. Inoue los despidió prometiendo visitarlos a su tiempo en sus hogares, todos en silencio esperando que su visita no trajera más tragedias.

Inoue permaneció en los límites de su escolta y los vio marcharse, quedándose largo tiempo viendo el amplio paisaje del camino que en ese momento estaba vacío, en silencio, misterioso y llamativo.

¿Realmente que habitaba más allá del aquelarre, de la Segunda Luna, de lo conocido y tranquilo?

Azelleb eran un hermoso mundo complejo y mágico, e Inoue quería explorarlo, pero en parte tenía miedo. No quería presenciar otra cosa triste, sabiendo claramente que eso era común en una sociedad como la paranormal.

Pero era tan estúpido solo estar ahí, viendo sin participar. ¿Solo de cuanto se estaba perdiendo?

Inoue despertó de su ensoñación al mirar a la Comitiva Real paseando con el Rey. Este en ropas largas, rojas y lujosas, que se movían al viento mientras el regente caminaba tranquilamente hablando con los siete hombres en estricto uniforme militar y miradas seriamente atemorizantes.

La expresión serena y amable del Rey le contagio de la tranquilidad del hombre. Su presencia y clase eran tan visibles que no necesitaba de más presentación para saber claramente quien era y que habilidades poseía.

Era casi un sueño y privilegio verlo en silencio como Inoue lo estaba haciendo. Y luego el Rey le regreso la mirada.

-Príncipe Consorte… que bien. Justo iba a mandar por usted… -sonrió Christian dirigiéndose a él, y evidentemente guiando a los demás hombres que mostraban sus respetos, evitando verlo a los ojos. Inoue los ignoro.

-Rey… -reverencio Inoue y le miro educadamente, algo nervioso. -¿En que puedo servirle, mi señor?

-Quería entregarle algo, Príncipe, sin embargo… -El Rey miro de reojo a sus acompañantes, que con miradas avergonzadas entendieron y volvieron a reverenciarlos, retirándose varios metros dejándolos solos.

Inoue los miro algo divertido, su mirada temerosa tratando de evitar que Inoue o el Rey se enojaran con ellos.

Para él, había pasado bastante tiempo desde una escena similar.

Christian se aclaró la garganta llamando su atención. Al mirarlo, sus lindos y apasionados ojos brillaban divertidos, su sonrisa era paternal, y su cabeza levemente ladeada. Su completa atención en Inoue, haciéndolo sentir raro.

-¿R-Rey?- jadeo Inoue nervioso.

-Un día… -se lamentó el hombre con un fingido suspiro, seguro haciendo referencia a que Inoue debía relajarse.

Al parecer dejando eso de lado, el Rey tomo con cuidado su mano, en especial su muñeca y la elevo, sujetándola con cuidado sin dejar de mirarlo.

-¿Y el Tercer Príncipe?- pregunto Christian sonriendo y buscando algo en su vestimenta. Inoue gimió.

-No… se… Dijo que tenía que ver al Heredero, mi señor…

Oh, la sonrisa del Rey era todo menos inocente. Inoue comenzó a inquietarse y sonrojarse. No le gustaba ser visto tan descaradamente por el Rey, menos por el que se suponía era su suegro… ¡Dioses!

El Rey rio completamente a sus expensas, antes de negar y comenzar a rodear su muñeca con una tira delgada de algún material esponjoso y peludo que a Inoue le recordaba las colitas de los Chaton, solo que menos gruesa.

Era de color dorado, largo y de temperatura cálida… Y de golpe Inoue recordó de donde le era familiar la forma.

-Anastasia Break se siente muy mal por lo que le causo hace poco, Príncipe. Ella ha estado preocupada, distraída, realmente arrepentida. Y cuando se enteró del atentado en el Aquelarre Principal, solo el temor a enfrentar al Tercer Príncipe le detuvo de acudir con usted… Pero es de mi creencia que cualquier ser debe tener una sola oportunidad para redimirse y ser perdonado. La última decisión es suya, Príncipe Consorte…

-Yo nunca me enoje… -sonrió Inoue acariciando levemente la cabeza triangular que se elevó en su brazo, ya todo su delgado cuerpo enredado en su muñeca.

-Pido y la lleve con usted, Príncipe. Su error la hace su protectora, y la lealtad de una Kitsune es muy valiosa. Lo protegerá en su estadía y apoyara sus decisiones, las que sean. Es ahora suya… -sonrió Christian y dio un paso atrás, justo cuando la pulsera-extraña de Inoue dio un paranormal sonido brillando.

-¡¿Mía?!- jadeo Inoue viendo al risueño regente.

-No le molestara, se lo aseguro, Príncipe. Ella, yo… todo Obscurité Alleb somos conscientes de su poder… pero nunca está de más ser precavidos. Permita que ella se disculpe poniéndose a su servicio…

Inoue solo suspiro exhausto. ¿Ahora cómo explicaría eso a Sakurai?

Los dos puntitos de la Kitsune le miraron atentamente, quieta. Inoue solo se quejó con un infantil sonido dándose por vencido, acariciando en medio de las puntiagudas orejitas.

-Solo porque soy débil a las cosas lindas… Cuento contigo, ¿si, A.B?- El pequeño ser brillo más, volvió a hacer ese peculiar sonido y se movió enrollándose en la muñeca de Inoue. Él solo negó sonriendo junto con el Rey.

-Me alegro mucho… Ahora, si me disculpan, debo atender algo… Hasta la cena, Kazuhiko-sama… -se despidió el Rey.

-Ah… sí… Tenga buen camino, mi señor… -reverencio Inoue apresurado, viéndolo volver a reunirse con su comitiva.

Inoue ya solo no se abstuvo de exhalar irritado cuando a un par de metros, los muchos acompañantes se despidieron de Inoue desde ahí, sin atreverse a acercarse, temerosos.

La noticia sobre su altercado con el General Primero Yered se esparció tan rápido que le dio vértigo a Inoue. A partir de ese momento, nadie lo cuestionaba en realidad y todos tuvieron mucho cuidado a su alrededor, tanto que empezaba a molestarlo.

O al menos la gran mayoría se comportaba así… Había un sujeto que no parecía importarle en lo menos posible. La actual pareja sentimental del Octavo Príncipe, Keigo, que por cierto Inoue podía ver ahora caminar petulante.

-Vamos a comprobar tu poder, querida… -susurro Inoue hacia la Kitsune, dirigiéndose hacia el maldito vampiro. Era hora de poner también con él las cosas claras.

Dispuesto a eso, él camino seguro hacia el chico que parecía dueño del pasillo por donde se desplazaba con esa gran y molesta sonrisa. Inoue podía ver que no era el único que estaba irritado, pues aunque el vampiro podía caminar sin contratiempos, muchos de los sirvientes le miraban de reojo con desagrado.

Inoue sabía el cariño que la realeza tenia de su gente. No era de extrañarse con la entrega que estos ponían en cuidarlos y darles la oportunidad de vidas plenas y felices.

Así que no eran solo imaginaciones suyas y aquel chico era evidente no era bueno para el más pequeño de los Príncipes. Lamentablemente, susodicho Príncipe al parecer no se daba cuenta.

Al menos eso pensó Inoue mientras caminaba de prisa, deteniéndose al ver que exactamente Keigo estaba a un par de metros, apoyado en uno de los pilares, su expresión cada vez más triste y solitaria viendo al que se suponer era su momentánea pareja. Y Saúl Black sin complicación alguna coqueteaba en medio del pasillo con una de las estúpidas doncellas que le seguía el juego aun sabiendo quien era.

Ambos permanecieron en las sombras mirando sin expresión a ambos vampiros hablarse, reírse y al final desaparecer en una de las miles de puertas, en sus ojos claramente se leía lo que los dos harían juntos.

>>¿Por qué, Kei-chan?<< Pregunto Inoue tristemente, por primera vez usando su enlace débil que tenia con su nueva familia vampiro.   

El Príncipe solo negó mirando el suelo, rodeando su vientre con un brazo, luciendo tan desolado.

Inoue cerró los ojos y permitió que su Poder lo trasportara hasta su cuñado. Ya estando enfrente de él lo tomo con cuidado y los desapareció a ambos más lejos aún, en un pequeño quiosco que Inoue descubrió días atrás y se convirtió de sus favoritos por la vista y privacidad.

Solos a varios kilómetros, Keigo se derrumbó y comenzó a llorar aferrándose a Inoue sin palabra.

-¡Soy tan idiota!- se lamentaba con complicación, todo su cuerpo temblando. -¡Deshonro a mi familia! ¡¡No merezco ser llamado Príncipe Heredero!!

-No, no, no, Kei-chan… -gimió Inoue herido. –No digas eso, pequeño… Es ese bastardo que no merece perdón… Vamos, cariño. No llores por un imbécil como ese… ¡No merece ni besar el piso por donde caminas!

El Príncipe no quiso escuchar nada de lo que Inoue tenía que decir. Él continuaba llorando tan lastimosamente que Inoue no pudo evitar compararlo con Johnny.

Su aspecto, personalidad, su mentalidad… De alguna manera sospechaba que ambos llegarían a llevarse muy bien, aunque ese por el momento no era el problema. Primero tenia que abrirle los ojos al vampiro incluso si eso le lastimaba.

-En verdad... ya basta, Octavo Príncipe- suspiro Inoue soltándolo, pero permitiendo que aquel Poder tranquilizante que aprendió de Miyagi llegara a él, tratando de calmarlo.

-¿Onii-sama?- pregunto el chico sorprendido, por fin mirándolo. Sus grandes y bellos ojos rojos parecían derretirse, pues sus lágrimas eran del mismo color, manchando su linda piel pálida y suave.

Él era muy apuesto, pero en el sentido dulce y delicado.

-¡Eres un Príncipe, Kei-chan!- exclamo con energía Inoue recuperándose. -Te puedo dar una lista interminable de personas que desearían tu posición, y tú la desperdicias por un ser que no lo vale...

-Kazuhiko-san... -susurro el Príncipe aun confundido.

-¿Sabes? Incluso yo lo anhelo en parte... -rio Inoue mirando a la lejanía. -No la posición, sino nacer en tal valiosa familia… Pero bueno, eso ya no importa. Ahora tengo una muy grande familia que se preocupa por mí, y por ellos… Solo por ellos sigo y hago lo mejor para su bien. ¡Eso incluye cuidarme para no preocuparlos! –Inoue le miro seriamente, frunciendo un poco sus cejas. –Keigo, no permitas que te hagan daño así.

El pequeño Príncipe le miro en silencio por varios segundos antes de asentir, luciendo perdido. Inoue solo pudo suspirar antes de volverlo a abrazar gentilmente.

-¿Qué fue lo que te orillo a esto, Kei-chan? ¿Por qué ese inferior por sobre todos?

-No lo sé- gimió el chico agudamente, negando desesperado. –Él era tan gentil y caballeroso. Pensé que… No se… -Keigo se separó de él y cubrió su rostro con sus manos respirando agitadamente entre ellas. –No soy como mis demás hermanos, Profesor. No soy fuerte, alto, dominante… No importa lo que haga, siempre seré visto como el más pequeño y débil. ¡Y siempre tendré que luchar por demostrar que merezco el título! Pero ya estoy muy cansado…

-Por supuesto… Hay un límite para lo que una persona puede recibir… -susurro Inoue mirando al frente, sabiendo exactamente de lo que hablaba.

-Por sobre todas las cosas, deseaba comprensión y amor... Supongo que fue de eso a lo que él se aferró... -rio amargamente Keigo, su cuerpo una vez más temblando. -Pero ya no más, Onii-sama. ¡Ya estoy cansado!... Yo... solo me asegurare de una última cosa para poder renunciar y... no se... buscare de nuevo, aunque duela...

Al final todo se resumía al inquietante y desesperado sentimiento que todos los paranormales sentían por encontrar a su otra mitad y sentirse en paz y felices…

Keigo era un vampiro, peor aún, un Príncipe Heredero; su desespero y frustración, añadido a sus ya complicados sentimientos… Inoue solo podía imaginar el infierno interior que el chico debía estar pasando. Tan grande que incluso se conformaría con un idiota vampiro oportunista y poca cosa.

Inoue no sabía que más decir. En realidad nunca sintió esa abrasiva sensación de querer encontrar al Elegido. Para él siempre fue claro que no debía involucrar a nadie, y así fue hasta que Sakurai insistió repetidamente.

-¿Tan grande es tu necesidad que traicionas tan vilmente a tu verdadera pareja?- susurro cruelmente una voz. Keigo salto asustado, pero Inoue en realidad no se sorprendió demasiado. De alguna manera él ya sabía dónde estaba su compañero, incluso si no podía verlo.

Sakurai solo estaba ahí, al lado de su hermano, de pie y con los brazos cruzados sin verlo. Inoue lo encontraba encantador por la postura de padre estricto, pero por dentro él estaba muy preocupado por su pequeño hermano.

El Octavo Príncipe solo bajo la cabeza sin que decir. Sus manos formaron dos puños encima de su uniforme.

-Siendo sincero, me siento verdaderamente insultado. Hablando por todos, en ningún momento nosotros te hemos tratado inferiormente. Antes que Príncipe, eres nuestro hermano. Sí, el más pequeño, pero eso solo quiere decir que nosotros debemos guiarte adecuadamente por el complicado camino que nosotros recorrimos, sin tantos hermanos mayores que nos aconsejaran…

Sakurai en un fluido movimiento se arrodillo enfrente del pequeño vampiro, levantándole el rostro con cuidado. Su mirada por completo trasmitía cariño y comprensión por encima del pequeño regaño severo que pronunciaba.

-Nosotros te entendemos, Tristán. Todos nosotros… Pero aprendimos a manejarlo como nuestra sed de sangre. Y no lo hicimos solos. Debes dejar de encerrarte y solo sonreír. Estamos aquí para apoyarte, cuidarte, quererte. ¿Crees que somos felices viéndote sufrir de esta manera por alguien que ni siquiera es el correcto?… Honestamente, te preferimos solo, con nosotros… Anhelante, pero a salvo… ¿Es mucho pedir que te valores, hermano?

-Daisuke…

-Además… ¿Qué tipo de actitud le vas a entregar a tu Destinado? Él o ella esta ahí, esperándote. Tal vez ni siquiera sepa que alguien fue elegido, pero en el fondo espera. ¿Crees que haces lo correcto, jovencito? Míranos a todos. Nosotros esperamos aunque fue duro… Yo casi me di por vencido, pero el Destino intervino y ahora soy muy feliz, y con toda la certeza te puedo decir que la espera valió completamente la pena… -sonrió Sakurai honestamente.

Inoue no pudo evitar sonrojarse por la verdad tan simplemente dicha. Para él parecía no importar mucho, pero Inoue estaba por completo aturdido… y feliz.

Noto que las palabras de su pareja surtían mejor efecto en Keigo que lo que él pudiera decir. Era evidente, pues Sakurai podía hablar desde la experiencia.

Decirle que valdría la pena porque así fue en su situación no era lo mejor, pensaba Inoue, pero si lo ayudaba…

El Octavo Príncipe le miro de reojo, como preguntándole si lo que decía su hermano era verdad. Él callo y desvió la mirada, preguntándose seriamente si lo fue.

-No será fácil, Kei-chan… Dolerá… pero uno de mis mejores amigos siempre dice que todo debe un equilibrio. Si sufriste mucho, solo se te entregara ese sufrimiento en felicidad… Creo que tiene algo de razón. ¡Pero no por eso quieras ser víctima y hacer cosas estúpidas, por favor!- bromeo a medias Inoue, sintiéndose tranquilo cuando el Príncipe logro soltar pequeñas risitas dulces.

-Tu pareja será muy afortunado, Tristán. No desperdicies tal hermoso regalo con el equivocado…

Keigo bajo la cabeza pero aun así asintió un poco. Inoue y Sakurai sonrieron aliviados, viéndolo ya más tranquilo.

-Ahora… ¿Quieres que estemos presentes, o tú te encargas solo?- pregunto Inoue vacilante. El pequeño negó y se recuperó, levantándose y sonriendo completamente triste.

-Tengo que hacerlo solo. Gracias…

Sakurai también se levantó y en un gesto cariñoso lo abrazo suavemente, susurrándole en su oído algo que Inoue no escucho, pero supo a plenitud por la reacción del chico.

>>Estoy orgulloso de ti…<<

-…Los dos serán muy buenos padres… -susurro Keigo abrumado antes de correr con toda su velocidad sobrenatural.

-Y él lo dijo… -rio Sakurai mirando al pasmado Inoue.

-Oh, cállate- gruño incomodo Inoue, sin aun considerar  del todo hijos en un futuro cercano. Sakurai sabiéndolo no presiono más y se sentó a su lado, viendo el hermoso paisaje vacío y sereno enfrente de ambos.

-Cuando me dijiste que eras un Protector, y después lo asociaste con muchos otros términos, yo de hecho no termine por entender exactamente, ¿sabes?- susurro Sakurai después de un tiempo. –Pero después vino todo lo demás y yo solo pensé que cuidabas físicamente a Miyagi-san… No entendí a plenitud los otros aspectos con él y toda tu familia.

-¿Y ahora si?- pregunto curiosos Inoue, sospechando que por algo lo mencionaba ahora.

-A plenitud- sonrió Sakurai acomodándose en el asiento para encararlo. –Lo he descubierto en estos días, Inoue. Ciertamente eres un hermoso y sorprendente ser. No solo eres amable, cariñoso y entregado por naturaleza, sino que también te arriesgas y proteges a quienes lo necesitas, sin importar quienes sean o lo que necesiten. Tu solo los proteges y aconsejas… incluso culpándote de no poder hacer nada…

Inoue solo pudo desviar su mirada sin saber que responder.

Era la verdad. Miyagi y Shinobu en realidad ya no lo necesitaban en lo absoluto, y todos lo entendieron cuando el juicio se ganó y todos los enemigos fueron vencidos. Pero su naturaleza no entiende argumentos, solo siendo tranquilizada por su familia que siempre en algún momento podía necesitarlo, después su trabajo con energéticos y lindos alumnos en busca de guía y conocimiento… Y por supuesto, ahora tenía toda una raza de vampiros…

Sakurai sonrió condescendiente y le abrazo con suavidad, tranquilizándolo.

-Nos tienes a nosotros, chéri… y no mentía cuando te pedí fueras tú mismo sin dudar, porque nosotros, yo te protegeré… Puedes cuidarnos también…

En su muñeca, su nueva compañera se enredaba con suavidad, casi una caricia con su suave pelaje, apoyando en sus palabras al ignorante Sakurai.

Inoue rio y suspiro, abrazándose al vampiro con rapidez cuando él quiso soltarlo.

-¿Puedo quedarme así?- pregunto Inoue sonando inocente y necesitado. Sakurai se sorprendió solo un poco antes de sonreír suavemente, sin palabras rodeando al que tenia consigo la mitad de su alma y corazón.

El silencio, clima acogedor y la oscuridad cubriendo con gentileza todo a su paso. Ambos permanecieron así por un muy largo tiempo, Sakurai abrazándolo mientras Inoue se relajaba perdido en pensamientos tranquilos y dulces.

Cuando él levanto la cabeza para mirarlo, Sakurai se tentó y probo una vez más sus suaves y dulces labios, que al simple contacto con los suyos se contagiaron de calor y un muy lindo color rubí.

Sus alientos chocaron, sus cuerpos inevitablemente se acercaron y su beso se profundizo, los dos jugando un travieso juego húmedo al que Inoue pronto y satisfecho se rindió. Su cuerpo derritiéndose mientras se rozaba alguna que otra vez, otorgando con la acción que ambos experimentaran un pequeño estremecimiento.

-Besas delicioso… -susurro Sakurai seductoramente, acariciando su mejilla al separarse agitado. Inoue se sonrojo hasta lo imposible, golpeando débilmente el pecho del risueño vampiro. Sakurai trato de tomar sus manos, pero Inoue lo evito rápidamente y se dio vuelta.

Terriblemente abochornado, temblando y apretando sus manos juntas delante de él, Inoue se armó de valor y se dirigió a su compañero.

-Tú tienes la culpa de eso, eres mi maestro. Antes de ti, yo nunca había besado a nadie más- confeso apresurado antes de correr para alejarse avergonzado.

Sakurai permaneció quieto y aturdido largo rato antes de darle sentido a lo que él dijo, y cuando entro en razón, ya era muy tarde para hacer algo al respecto.

 

 

Inoue no podía negar que se encontraba muy aburrido. Su compañero había ido con Haruka a un evento en su aquelarre. No era importante y él no tardaría en regresar, pero mientras estaba ahí sentado sin nada que hacer.

Un par de guardias estaban en turno uno metros delante de él, paseando y sonriendo viendo a un par de doncellas de Sakurai sonrojadas y risueñas. Inoue las conocía inevitablemente, y sabía que ellas no harían en realidad nada, pero era divertido mirarlas tontear como cualquier ser en Celes.

Saliendo de cavilaciones tontas vio un par de jinetes dirigirse hacia él, entre ellos a Muldor.

-¿Te puedo ayudar?- paro Inoue con una sonrisa amable y divertida. El Heredero ya enfrente de él bajo de su caballo, se aclaró la garganta y sonrió de la misma manera.

-*Estoy buscando a alguien que quiera una aventura... -anuncio con un lindo tono. Inoue no se pudo controlar y rio histéricamente, llamando la atención de varias personas alrededor.

-Oh, cuñado... Eres guapo y poderoso, pero con el único que mantengo una aventura es con tu hermano. Ya sabes, Sakurai Daisuke... -pudo decir entre risitas. El joven se convirtió en un punto rojo cuando dio en el doble sentido de su declaración. Inoue rio incluso más.

-¿Me nombraste, chéri?- pregunto Sakurai llegando a ellos en su caballo. Inoue respiro consecutivamente, tranquilizándose mientras el Príncipe mayor solo cerraba los ojos, como esperando que Inoue mencionara su mal uso de palabras.

-¡Nada, nada! Aquí mi cuñado que me propone acompañarlo a una excursión. ¿Cierto, Príncipe? ¿A eso se refería?- presiono divertido Inoue aun con una amplia sonrisa.

-Sí, a eso me refería- gruño irritado por lo demasiado a gusto que estaba el hombre.

-¡Entonces vayamos!- grito feliz el profesor montando ágilmente con Sakurai, el último extrañado por la conversación. -¿Todo bien en tu viaje, cariño?- pregunto Inoue a su compañero para que no cuestionara más.

-Mejor de lo que esperaba. Me encontré con Keigo en nuestro camino y tuve una charla muy interesante con él…

Inoue solo puso sus ojos en blanco cuando el maldito vampiro dejo sus palabras en suspenso, esperando que Inoue le pidiera continuar. Él de hecho paso varios minutos así hasta que Inoue perdió paciencia.

-¡Ya dilo, hombre!- exclamo Inoue irritado, golpeando su cabeza tratando al mismo tiempo de no caer del caballo.

-Keigo ira con nosotros a Celes. Empezara a trabajar en mi empresa cuando yo me mude permanentemente a Celes. Él se encargara de mi compañía principal en Claridad…

-¿En serio?- jadeo Inoue asombrado. -¿Él sabe sobre eso?

-Claro. Además sospecho, necesita un tiempo alejado de todo Azelleb. En Claridad no tendrá tiempo para desperdiciar. Y es en realidad muy bueno. Cuando comencé mi empresa, él fue quien estuvo ayudándome. Aunque aún me pregunto de donde tenía tanta información valiosa.

Así que el pequeño vampiro era un genio empresario… ¿Quién lo diría?

Mientras Inoue trataba de pensar en cómo se vería el Príncipe detrás de un escritorio con traje, ellos llegaron a un pequeño claro en un bosque cercano. Él no había visto cuando se internaron ahí, así que le sorprendió bastante cuando todos bajaron de sus caballos y comenzaron a discutir con la guardia que los acompañaba.

-¡No podemos ir todos así!- exclamaba Muldor molesto, fulminando a su jefe de guardia. –O proponen una ruta alterna o nos dejan a nosotros tres ir primero…

-¡Eso no es posible, mi señor! Estas tierras no son de nadie. No podemos arriesgar su seguridad- replico el vampiro nervioso, reverenciando consecutivamente.

-Es solo un bosque… Y estamos muy cerca del Palacio. Nada sucederá.

Inoue se distancio de la plática de los Príncipes y volteo su cabeza curioso. Solo él puso atención en ciertos árboles que, cubiertos por una peculiar corteza, parecían llevar a un claro del que provenían voces, risas y un lindo color verde. Era atrayente y parecía casi invocar a Inoue.

El brillo era tan hermoso, en forma de pequeñas motitas de solo unos cuantos centímetros.

Su cuerpo tomo mente propia e hizo que Inoue siguiera el llamado gentil que lo inundaba de paz, calidez y otros tantos buenos sentimientos.

Al llegar, como Inoue pensó, el pequeño pasadizo de árboles llevo a una extensa planicie, sin ningún árbol a la vista. Casi parecía un mundo diferente, claro, con la luz solar, pasto fino de color blanco puro y un viento suave que acariciaba a Inoue y lo rodeaba.

Las pequeñas lucecitas danzaban por todo el lugar. Eran cientos, miles, todas en constante movimiento, pero aun así sin tocar suelo o tocarse entre ellas, mucho menos a él.

Una particular luz, brillante y familiar se hizo su camino hasta estar enfrente de Inoue, justo a la altura de sus ojos. Mientras el circulo verde brillaba parpadeando ocasionalmente, casi saludándolo, Inoue por algún motivo recordó a Mitsu, pero no como siempre, sino rememoro el dichoso día en que el dulce hombre llegó feliz a él y extasiado, anunciando su embarazo, rogándole que lo ayudara en el momento del nacimiento.

La sonrisa plena y el nuevo brillo de su paternidad…

Inoue lentamente alzo una mano, queriendo tocar la pequeña luz. Sus ojos en ella, su mente en la mirada ilusionada de su hermano.

-¡Inoue, no! ¡¡No lo hagas, chéri!!

Sobresaltándose, Inoue volteo asustado a su espalda, justo cuando la luz huyo rápidamente, confundiéndose con las otras motitas danzantes.

Sakurai corría hacia él al igual que toda su escolta, Muldor y acompañantes. Todos ellos se veían asustados y alertas mientras envainaban sus espadas y miraban todo el paisaje. Solo su pareja lo miraba exclusivamente a él y se reunió a su lado, tomando fuerte su mano.

-No te muevas, chéri. Permanece lo mas inmóvil posible y no hagas ningún movimiento brusco… -le susurro el vampiro viendo las luces ahora agitadas con las nuevas personas.

Inoue miro de soslayo que sus acompañantes cumplían lo que Sakurai pidió y solo miraban agitados para todos lados. Él comenzó a asustarse y miro a su amante.

-Dime que estas hermosuras son malas y yo perderé fe en la vida… -gimió viéndolo. Sakurai rio y negó casi imperceptiblemente, mirando con una duce sonrisa los círculos de luz.

-Son almas, Inoue, de pequeños infantes o seres muy puros. Desaparecen para siempre si los tocamos…

-¡¿Y por qué no me lo dijiste antes?!- exclamo horrorizado, pensando en que casi comete un error fatal. Sakurai mostro dolor y volvió a negar suavemente.

-No sabíamos que estaban aquí. Ellas aparecen aleatoriamente por todas las zonas vírgenes de Azelleb y trasforman su entorno. Normalmente los próximos habitantes advierten a los demás, pero como este lugar esta muy interno en el bosque, no me sorprende que nadie supiera.

-De acuerdo… -susurro débilmente Inoue solo por decir algo.

Ambos fueron distraídos por la llegada de nueva cuenta de aquella especial luz. Sus movimientos eran casi inseguros, e Inoue no sabía cuál constancia tenia de que fuera la misma luz que se acercó antes, pues todas eran iguales, pero… era tan bella y atrayente que Inoue se relajó y le sonrió a la motita enfrente de él.

-Vaya… -susurro Sakurai sorprendido, viendo la motita, embozando una sonrisa gentil en poco tiempo. -¿Fuiste llamado por ellas? Debes tener un lazo con alguna, supongo…

-Creo que con él en especial… -musito Inoue pensativo, viendo en maravillado la luz enfrente suyo, recordando a Mitsu una vez más.

Todos por igual lograron relajarse, pero aun así no se movieron en lo absoluto. La mano de Sakurai aflojo y ya no fue una advertencia, solo una caricia mientras lo miraba y le susurraba con voz suave y gentil.

-¿Sabes? Existe una leyenda de que estos pequeños van por todo Azelleb recolectando y guiando a nuevos integrantes. Ellos no sufren o tienen alguna prisa, solo eligen cuidadosamente una zona segura para asentarse por algunos días antes de volver a desaparecer. Toda esta clara luz que ves, la que ilumina todo, se dice que es la luz de pureza que ellas tienen.

Sakurai miro a las demás motitas, casi hablándoles a ellas con cariño.

-También cuenta una leyenda antigua acerca de una de estas almas. Ella fue atraída y se separó del grupo, sin saber, entrando en uno de los raros portales que aparecen aquí y te llevan a otros mundos al azar. Ella curiosa vago por días, sin rumbo y teniendo mucho cuidado de no ser tocada para no desaparecer. En su camino vio y convivio con lo más oscuro, inhumano y sucio que la vida inteligente podía ofrecer, pero también fue testigo del amor, cuidado y amabilidad que los seres pueden expresar, sentir y compartir. Hechizada por lo último, la pobre alma fue descuidada e inevitablemente logro ser atrapada sin posibilidad de salir intacta. Ella lloro, grito y rogo en el oscuro y frio espacio. No quería estar sola, quería experimentar por cuenta propia todo lo que vio, incluso aquello sucio si lograba el cariño después. Y la verdad es que esa alma era de tan solo un pequeño bebé que pereció en paz a tan solo unos días de su alumbramiento. Él no conocía nada de la vida, así que su deseo era natural.

>>Mientras la pequeña alma perdía brillo, cerca, otra alma paso. Nos sabe si era una habitante de ese mundo o solo fue transportada como él desde Azelleb, el punto fue que escucho sus suplicas desesperadas y rezo, pidiendo con todo su corazón que su anhelo fuera cumplido. Así mismo, en otra parte de ese mundo, una madre lloraba la pérdida de su hijo, rogando le fuera devuelta su ilusión y vida que le fue arrebatada tras la pérdida. Y en conjunto, el deseo de esa pequeña alma desesperada fue cumplido, y la otra alma desapareció para pagar el sueño. Ella se fue en paz y sin ningún remordimiento, incluso sonreía…

-¿Y la otra alma?- pregunto Inoue asombrado.

-Fue trasformado en un inocente y pequeño bebé de solo unos meses- contesto tranquilo Sakurai. –Solo que permaneció en aquel alejado sitio, aun atrapado y llorando. Él casi volvió a perecer, hasta que fue auxiliado por una señora de avanzada edad que fue llamada por los lamentos y lo tomo, desde ese momento cuidándolo y amándolo entregadamente, cumpliendo así el sueño de esa joven alma.

Inoue conmovido por la historia jadeo, viendo la pequeña motita que no se había alejado en todo el rato, aun flotando con calma enfrente de él.

Sakurai rio un poco y volvió a hablar.

-Aquí en Azelleb no es raro encontrar por el mundo pequeños bebés abandonados, solo que un cincuenta por ciento no sobrevive. Aquí… Azelleb es como una balanza, Inoue; tiene que convivir sanamente lo relativamente bueno con lo malo. Las zonas más oscuras y alejadas del mundo es donde viven los seres de la absoluta oscuridad. Y es ahí donde esos pequeños mantienen el equilibrio.

>>Para ajenos, eso es cruel e injusto, pero para nosotros… bueno, es normal. Triste y lamentablemente necesario para la vida.

>>No hay certeza de que esos bebés sean estas almas… -suspiro Sakurai. –Aquí conviven seres cuyas vidas y tradiciones son complejas y diversas, así que no sabemos si esos niños no son abandonados por ellos tras varias razones especiales. Solo… Esos pequeños cincuenta por ciento son acogidos por toda clase de seres. Tú has conocido a ocho de ellos en el Castillo, chéri- rio Sakurai.

-¿Quiénes?- gimió Inoue abriendo mucho los ojos.

-Tres guardias, cuatro doncellas y un aprendiz. Solo cinco son vampiros, pero sin ninguna otra característica de mi raza…

-No entiendo…

-Chéri, esos niños son descubiertos y reconocidos por una peculiaridad en especial. Ella evita que sean entregados a los líderes para que encuentren a sus padres. Los Bebés Únicos nunca tienen familia hasta que son acogidos por otros.

-¿Y que es esa peculiaridad?

-Ellos poseen solo una y extraordinaria característica. Ya sea belleza, rapidez, magia, conocimiento, habilidad… ya me sigues. En general, esa característica es muy poderosa y única, pero solo son poseedores de ella. Solo eso y nada más. Su magia también es especial y solo esos individuos la poseen, siendo muy escasos…

-… ¿Azuka?- pregunto Inoue refiriéndose a ese peculiar chico tan dulce que recién conoció. Sakurai sonrió y asintió.

-¿Recuerdas a esos gitanos de la otra vez? Una de las razones para que viajen sin un hogar fijo es que buscan a esos bebés y les dan acogida. Muchos de sus integrantes son esos niños precisamente. También, muchas de sus canciones son en realidad plegarias para ayudar, según las leyendas, a cumplir el anhelo de la vida de ellos… -señalo gentil con un gesto las tranquilas luces. –Un rezo hacia ellos por un ser amable y otro inevitablemente de los padres que perdieron a sus hijos y lloran su dolor. Es así como ellos cumplen su sueño.

Sakurai termino feliz e Inoue sonrió tranquilo. Justo después un aire cálido comenzó a soplar fuerte. Sakurai sostuvo a Inoue mientras ambos miraban con sorpresa como esas motitas verdes no se agitaban, solo permanecían estáticas y brillaban aún más, el alrededor poco a poco perdiendo luz hasta volver a ser el que Inoue ya había visto antes y era el normal. Lo único diferente eran esas pequeñas que lo iluminaban todo de un lindo verde antes de agitarse y, cada una a su propio ritmo y camino, se elevaban al cielo oscuro de Azelleb hasta desaparecer de la vista.

La única que no se movía era la que estaba justo enfrente de Inoue, a la altura de sus ojos y volvía a parpadear, esta vez más rápidamente.

-Tranquilo, ve. Todo está bien… -le susurro Inoue lo más suave y gentil que pudo, volviendo a levantar su mano sosteniéndola solo a escasos centímetros debajo de la lucecita sin tocarlo en lo absoluto. –Ve con tus compañeras y se feliz, querido Mitsuki…  

A sus palabras Inoue lloro en silencio el especial nombre que habría tenido ese hermoso niño.

La luz se agito al parecer feliz y rodeo con rapidez a todos, brillando y danzando. Inoue rio y la despidió con la mano cuando ella se elevó con las otras, todas desapareciendo lentamente llevándose su brillo.

-Todo está bien, cariño… -susurro Inoue recordando con amor al sonriente y feliz Mitsu.

Continuara…

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

*Toriumi: Mundo anteriormente mencionado ;)

*Aclaracion: No se si alguien dio con eso, pero esta parte esta inspirada en los comienzos de la película 'El Hobbit'. Quien ya haya visto la película entenderá xDDD

 

Y bueno, eso... Quedo raro, ¿no?

Este capitulo me dio muchos problemas, asi que de verdad apreciare que me comenten algo ;-;

Tambien una ultima cosa:

La estadia de Inoue en Azelleb es larga como la maldad en experiencias. Me tomaria cerca de cien paginas solo eso, asi que he decidido dejarlo asi y escribirlo aparte. Cuando acabe el fic les pasare el enlace para que puedan leer el escrito como un tipo libro :3

Mientras, en el proximo capitulo sera la ultima experiencia destacable de Inoue en el mundo. Ya habran pasado casi sus tres meses ahi .w.

Espero haberme aclarado Dx

 

Cuidense mucho. Espero verlos en la semana con el fic de Ayase~

Nos leemos .w./

 

Christal PM.


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