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Battle por HaNeul

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Notas del fanfic:

Un pequeño oneshot que se me ocurrio ayer, resultado de ver demasiado Games of Thrones .___. Pero espero que les guste! 

Analizo el campo que se extiende bajo mis pies, la sangre mancha el pasto verde del valle, las aves revolotean alrededor de los cuerpos que mis hombres apilan al centro, para encenderles fuego después.


Hemos ganado otra batalla, pero no la guerra, el camino que continúa por delante es largo y en este momento, parece que no tiene final, que continua entre hileras de cadáveres que parecen observar cada paso que doy. Han comenzado el fuego, la hilera de humo se alza hacia el cielo, espantando a las pocas aves carroñeras que aun volaban esperando tomar algo del botín que otras aves ya habían masacrado. 


Siento algo gotear y agacho la mirada, mi espada aun manchada de sangre gotea, tomo un pedazo de mi capa y la limpio. Me da igual un poco más de sangre sobre mi ropa. Ordeno a mis hombres regresar al campamento que se encuentra oculto y no muy lejos del lugar de batalla, todos marchan arrastrando los pies, no esperábamos que la batalla se alargara tanto y en especial que fueran tantos, pero al final ganamos, parecía algo imposible pero lo logramos.


Caminamos sin mirar atrás, es una especie de ley que se ha establecido a pesar de que nadie la haya mencionado en voz alta, es mejor marchar sin regresar una sola vez la mirada, los demonios que salen a flote mientras empuñas una espada deben quedarse atrás, junto a los muertos y a la sangre derramada.


Nos adentramos en la montaña, rodeando veredas hasta escuchar el rumor que produce el agua del rio al chocar contra las piedras, algunos sueltan suspiros de alivio. El sonido del agua, la tibieza del sol, los colores vivos y el olor de la hierba fresca parecen cosas increíbles después de estar frente a frente con la muerte, con su olor fétido sobre ti.


Cuando por fin llegamos al campamento los murmullos de alivio comienzan a escucharse, una que otra persona se acerca a felicitarnos y yo solo puedo sonreír, mi mirada lo busca pero él no se encuentra entre la multitud, agradezco las felicitaciones y me alejo, nadie se extraña de que no permanezca demasiado tiempo con ellos, saben a quién busco.


—Está en el rio, mi señor— me giro al escuchar la voz de Key, quien ya se encuentra fuertemente apresado en los brazos de Jonghyun (y es probable que Onew también ya se encuentre buscando a Luna).


—Gracias—le respondo y comienzo a caminar en dirección hacia el rio, conforme me acerco las risas melodiosas de algunos niños comienzan a llenar el ambiente, el chapoteo del agua y la conversación de los adultos se combinan de manera tan melodiosa que por un momento me atrevo a llamar a aquel lugar solitario en la montaña, hogar.


Aunque intente acercarme de manera callada, los niños comienzan a llamar mi nombre, emocionados, incluso algunos saltan fuera del agua para saludarme; no me importa que mis ropas se mojen cuando me abrazan, pero los aparto porque no quiero que ellos se manchen de sangre, su inocente piel no debería conocer aún la crudeza de la sangre.


Y es ahí donde lo veo, de espaldas y de pie a la orilla del rio, su túnica se moja ligeramente pero él no parece prestar atención a otra cosa que no sea el pequeño bebé que ríe en sus brazos. Se gira siguiendo con su mirada a los niños que se acercaron a abrazarme; su cabello color miel parece brillar aún más contra el sol, una cascada dorada que baja hasta un poco más allá de sus hombros.


Su sonrisa crece y sin pensarlo entrega el bebé a su madre y corre a mis brazos, que ya lo esperan abiertos.


—Regresaste, estas aquí— susurra contra mi cuello, su cuerpo tiembla ante los sollozos que escapan de su garganta, y siento lo helado de sus lágrimas contra mi piel.


—Shh, no llores, por favor— le suplico, aprieto su pequeño cuerpo contra el mío esperando calmar el temblor.


—Lo siento, es solo que…estoy tan feliz de que estés aquí— por fin saca su cabeza del escondite en mi cuello y me besa en los labios suavemente, escuchamos como unos niños ríen y comienzan a burlarse de nosotros, Taemin solo se ruboriza y hunde su rostro en mi pecho.


—¿Qué te parece si vamos a descansar un poco? — le pregunto, Taemin solo asiente y yo lo tomo en brazos, cargándolo como una princesa, y aunque en otras situaciones se hubiera molestado, hoy solo enreda sus brazos en mi cuello para no caer.


Avanzamos a través del campamento hasta llegar a la casa de campaña, la más grande y la que se encuentra ligeramente alejada del resto del campamento, siempre me ha gustado que se respete mi privacidad. Entro y dejo caer a Taemin sobre la cama, e inmediatamente me encuentro sobre él, ente sus piernas, besándolo con fuerza pero sin llegar a lastimarlo.


Nos separamos un poco y Taemin une nuestros labios un par de segundos más, para después retirarse y poner su mano en mi pecho, obligándome a erguirme y sentarme en la cama, él se pone de pie.


—Vamos quítate la armadura, no escapas de mi Choi, no puedo permitir que alguna herida se te infecte— habla mientras toma un pedazo de tela y lo hunde en un bote que tenía agua.  Le obedezco, porque a pesar de afuera sea uno de los más importantes generales de guerra, aquí con él soy simplemente Choi Minho.


Mi armadura cae al suelo y Taemin comienza a limpiar mi piel con el paño húmedo, la sangre comienza a ser lavada poco a poco, de vez en cuando suelto un siseo de dolor cuando, por accidente, Taemin toca uno de los pocos cortes que el enemigo logro hacerme, y solo murmura “Lo siento” aunque no tenga por qué disculparse.


Ambos nos mantenemos en silencio, Taemin solo se dedica a limpiar mi cuerpo herido y yo solo lo observo. Admiro sus pestañas largas que descansan contra sus pómulos cuando parpadea, su cabello suave que se mueve junto con él, sus manos delicadas y delgadas que se manchan ligeramente de sangre pero no parece importarle.


Cuando acaba solo retira un poco el bote y se acerca nuevamente a mí, lo tomo por las caderas y ahora se encuentra a horcajadas sobre mí, repartiendo besos sobre mis hombros descubiertos hasta llegar a mis labios, los cuales el no tarda en devorar.


Lo recuesto sobre la cama y sin dejar de besarlo, mis manos comienzan a desabrochar los complicados nudos de su túnica, repaso las marcas que deje la noche anterior y hago unas nuevas. La piel pálida es como un lienzo blanco para mí, un lienzo perfecto que espera el momento de ser pintado.


Disfruto ver esas marcas moradas en sus muslos, en su cuello, la forma de mis dientes impresa en su piel. Marco lo que es solamente mío y que nadie más tiene el derecho a ver.


La túnica ya se encuentra en el suelo junto a mi armadura, sus labios gruesos liberan gemidos y su cuerpo se estremece cada vez que mis labios tocan su cuerpo. Mi erección roza continuamente la piel de su muslo, y aunque este tan dura que roce el dolor, no me importa, quiero disfrutar a Taemin entre mis brazos, quiero memorizar cada parte de su cuerpo; su olor, su suavidad, su cabello, sus labios, sus ojos cafés que parecen guardar todos los secretos del universo, el palpitar de su corazón y hasta los dedos de sus pies.


Lo amo tanto que daría mi vida por él, lo que me pide, lo tiene. Si quiere un país, una nación entera, yo se la entregaría a sus pies.


Mis labios vuelven a encontrarse con los suyos, y lo penetro. Sus uñas se clavan en mi espalda dejando furiosas marcas rojizas, y ahora sus gemidos se encuentran junto a mi oído,  mis caderas no se detienen, continúan moviéndose, buscando tocar ese punto sensible dentro de él.


Es tan estrecho que no tardo en correrme, mi mano busca su erección hinchada y comienzo a masturbarlo, llevándolo al orgasmo.


No nos movemos, no salgo de su cuerpo y sus piernas continúan enredadas en mi cintura. Dejo que esta vez sea él quien me abrace, a veces lo necesito, sé que aparento ser un hombre fuerte e invencible, pero hay ciertas ocasiones en que los demonios no parecen querer dejarme en paz, vuelven a atormentarme.


Y él solo me abraza, porque sabe que lo necesito.


Y yo no lo suelto porque sé que también lo necesita.


No sabemos que pasara mañana, si tendré que volver a luchar y saldré victorioso, aunque siempre le prometa que volveré, yo no controlo mi destino. Las posibilidades de que viva o muera son las mismas.


Por eso cada noche dormimos así, porque quiero que los últimos recuerdos que él tenga de mí, sean los mejores.


—Te amo— le susurro


—Te amo— repite

Notas finales:

¡Gracias por leer!


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