-¡Que no me casaré! -le dije a mis tíos y dos primos detestables con los que vivía.
-entonces... será mejor que te vayas de la casa
-¡¿Qué?! -no esperaba esa petición en mi propio tío
-lo sabia -opina la esposa -sabía que no iba a aceptarlo. No te preocupes cariño, ya hice tu valija con las pocas cosas que tienes
-entonces... ¡¿Es verdad?! -miré los ojos de mi tío -¿Me enviaras a la calle?... No tengo más familia que tu ¿Olvidaste eso?
-Jaejoong, te he mantenido estos últimos cinco años y necesito de vuelta todo lo que gaste en ti. Ese noble iba a pagar mucho más de lo que esperábamos por la unión y aun así no quieres aceptar... Cásate con él y te perdonamos tu poco agradecimiento con esta familia -no dije nada. Fui a lo que se podía llamar mi dormitorio y tomé la valija que ya habían preparado. Me fui de casa sin saber a dónde ir o donde vivir el resto de los días.
Decidí caminar hacia otra ciudad. Aquí pronto conocerían la historia de mi rechazo a ese noble que la sola presencia era irritante. Mi supuesta familia se encargaría de pedirles a todos que no me ayudaran. Solo tenía cinco monedas de oro, había gastado mis ahorros en comprarme un traje elegante. Nunca tuve uno y me prometí verme como alguien normal y no grasiento ni extremadamente pobre.
Seguramente me tardaría toda la noche caminando y compre comida con las únicas monedas que tenia. Emprendí mi viaje y todos me miraban con preocupación al ver que iría dentro del bosque para acortar camino a la ciudad más cercana. Nadie me decía nada pero tampoco esperaba eso.
He caminado mucho tiempo, el sol ha cambiado su semblante, es menos fuerte y menos amarillo. Mis ropas no serán suficientes para el frío de la noche y eso me preocupaba. Vi unas frutas recogidas y apiladas sobre un saco y me fijé si alguien podía estar cerca. No era ladrón pero una manzana que tome no le hará daño a la persona que las haya reunido.
Caminé haciendo el menor ruido posible y me perdí observando esos colores tan intensos en las naranjas, fresas, manzanas, no sabía cual tomar pero debía ser una sola. Escogí la manzana y me giré para seguir mi camino. Algo pesado golpea mi cabeza y me toco para aminorar el dolor
-¡Ladrón! -escuché y otra fruta dura golpea mi espalda obligándome a caer boca abajo sobre el pasto. Me gire de inmediato y vi una persona horrible, de aspecto temible
-¡aaaahhh! ¡Eres un espectro! -grité, tenía dos cicatrices visibles en su rostro. Una en la frente y otra en la mejilla izquierda. Los ojos estaban hinchados y sus dientes no tenían orden en absoluto. El mismo me coloca una espada en mi cuello y me tensioné
-te mataré ahora mismo ladrón
-¡No soy ladrón! Lo juro... -cerré mis ojos esperando lo peor y solté la manzana
-¿¡ehh?!... ¿Te harás matar por una fruta?... ¡idiota! Pudiste haberla pedido -él retiro su espada y la guarda en la vaina. Recogió sus frutas y se fue
-espera... ¿A dónde vas? -me fui tras él
-¡No me sigas! -me gritó
-solo quiero... -el camino se volvió complicado y me tuve que concentrar para no caerme. Me quedé en silencio caminando detrás de sus pasos y pronto llegamos a una casa en medio de esa vegetación oscura y llena de lodo -¿Vives ahí?
-¡Te dije que no me siguieras! -él se enojó y me tomo por mi camisón y me acercó su feo rostro. Es un poco más alto que yo y de contextura gruesa -¡Lárgate! O juro que esta vez no me importara matarte
-no tengo donde quedarme -le di una sonrisa llena de temor -por favor. Por favor
-¡No!
-solo una noche
-¡No! -ese deformado me lanzo al suelo haciendo que mi mano se llenara de lodo e ingresó rápido a su casa cerrando la puerta para que no entrara.
Me quedé allí sentado en la puerta de su casa. No tenía a donde ir y al menos él tenía comida que podía regalarme después. Por lo pronto me comeré el pan que compre horas antes. Saqué algunas ropas y me cubrí con ello para dormir. Me acosté con mucho frío y trate de dormirme.
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Algo pateaba mi espalda y cuando abrí mis ojos era el espectro
-¿Qué haces ahí? -me hablo
-prometo irme mañana -le dije aun con sueño
-entra ¡Rápido!
-¡¿De verdad?! -me levanté de inmediato y tomé mis cosas para ingresar a la sala. Adentro todo era un desorden y el color que resaltaba era el negro de la suciedad, pero estaba bajo techo que era lo más importante -¡Gracias! ¡Gracias! -baje mi cabeza varias veces
-solo esta noche ¿De acuerdo?
-sí, si -esperaba que no fuese cierto y le miré a los hinchados ojos fijamente
-¡¿Qué?! –responde a mi contemplación
-tendrás.... algo de comer -él me odió con su mirada pero buscó un tazón y me sirvió una avena que no tenia buen aspecto. Le agradecí y lo probé conteniéndome de vomitar
-si no te gusta... -él iba a reprenderme y le interrumpí
-¿Puedo cocinar yo? -le sugerí y el no esperaba la pregunta. Incluso sin él mismo aprobarlo asiente y se deja caer en las sillas que tenia de madera dándome el tiempo y el espacio para empezar.
Él tenia buenas provisiones pero todas estaban medio dañadas, claramente el es un desastre en la cocina. Preparé la avena a mi estilo y le serví un tazón. Él estaba fascinado con el olor, le pude interpretar su feo rostro
-espera -le dije antes de que el metiera su cuchara a la boca -si te gusta... ¿Podría quedarme un día más?
-¡No!
-¿No te enseñaron la palabra si? -él deforme llevo la avena a su boca y me quedé esperando su respuesta -¿Y?...
-tiene buen sabor -él reconoció. Yo probé de mi tazón y realmente estaba delicioso
-sabes... Podría cocinar lo que quieras, ¿Cuál es tu plato preferido? -él me ignoró todo el tiempo y solo se dedicó a comer de su plato. Le miré haciendo un puchero por su silencio y terminé de comer.
Le vi subir una escalera en forma de caracol para llegar a un segundo piso donde imagino será su dormitorio. Yo ubiqué las sillas de madera para obtener algo parecido a una cama. Me cubrí con mis ropas y me quedé profundo al instante.
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El espectro me dejó quedar a cambio de que le cocinara. Su compañía no era la mejor pero al menos tenia donde protegerme de la lluvia y el frío de la noche.
Él me esperaba en la mesa todos los días para que le llevara el tazón de comida para almorzar y empezar una nueva tarde de tareas
-hice tu plato favorito -le dije acercándome a su espacio y ubicando el tazón
-wow... Huele muy bien -tenía intención de conocer más sobre él. Ni siquiera su nombre me había dicho
-ehh ¿Cómo te llamas?
-Yun… sólo Yun –yo asentí -y... ¿Vivías solo? ¿No tienes familia?
-no tengo familia -me responde mientras disfrutaba del guiso que le preparé, él sí que lo comía con ganas
-¿Tuviste... un accidente? -quería llegar a su apariencia
-no -él chupa su dedo pulgar y me mira -¿Por qué tantas preguntas?
-puedes hacerme las que quieras -le sugerí
-¿Que paso con tu familia?
-bueno... Yo vivía con mi tío, su esposa e hijos. Me obligaron a casarme con un hombre detestable pero muy rico. Yo no iba a permitir eso y le rechacé delante de todos. Me odiaron y me echaron de casa. Ese mismo día me encontré contigo. Querías matarme ¿Recuerdas?
-sí recuerdo. No sé porque no te maté –yo tragué saliva –tu…
-Jaejoong, me llamo Jaejoong, no es difícil recordarlo -comenté
-como sea -él termina con la última porción de su tazón y se retira de la mesa. Lava sus manos y se deja caer sobre las sillas de madera que yo armé como cama mientras yo limpiaba algunas ollas
-esto es cómodo -él comenta y yo le miré de inmediato
-¡claro que no! Aun me despierto con dolor de espalda -le sentí subir las escaleras e ir a su habitacion regresando minutos después
-toma -el me entrega una bolsa con monedas de oro, le pregunte con mi mirada que era eso -me dijiste que faltaban alimentos -yo asentí -ve al mercado y compra lo que necesites
-¡¿De verdad?! -me hacia feliz que tomara en cuenta mis peticiones -tu... ¿No vendrás conmigo?
-no. Yo no voy al pueblo
-¿No? Pero... ¿Cómo vendes las frutas que recoges? -pregunté de inmediato
-le vendo a una persona que veo cada dos días. Él se encarga de llevarlo al pueblo. Yo NUNCA voy al pueblo -él lo quiso dejar muy claro y me quedé callado deseándole una buena tarde. Me vestí decente con mi único traje y caminé en dirección al pueblo para comprar las verduras y carnes que necesitábamos.
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No me fijé que había comprado tantos productos y estaba muy cansado. Tarde mucho tiempo para regresar pero afortunadamente aun había sol y podía ver claramente el camino.
Finalmente llegué a la puerta y toqué con mis manos dos veces. Mi acompañante abre y yo le susurré hola cayéndome al suelo, quedándome allí boca arriba recuperando el aliento
-¡¿Estás bien?! -me pude levantar solo y me senté sobre las sillas de madera
-traje muchas bolsas. Mis manos duelen mucho -comenté y él tomo cuatro bolsas de una sola vez llevándolas a la cocina e hizo lo mismo con las seis que faltaban. Me quedé sorprendido con su fuerza
-eres un debilucho -me gritó riéndose de mí. Era la primera vez que le veía reír y mis ojos se quedaron fijos en su rostro. Él lo noto y volvió a su expresión seria.
Él me trajo una taza con agua y le agradecí. Luego se ubicó frente a mí
-pensé que no regresarías -él me dice
-¿Me estabas probando? -comprendí todo -¿me diste esas monedas porque pensaste que iba a huir?
-sí. ¿Tú quieres vivir aquí? -yo me quedé en silencio y mire hacia abajo. Luego volví a sus ojos y asentí
-Jaejoong no te quedaras conmigo para siempre. Lee esto -él me entregó un papel
Todas las personas están invitadas a celebrar el día de los colores este sábado, todos vistámonos de blanco y compremos polvos de colores.
-¿Quieres ir? -le pregunté -¿Quieres ir conmigo?
-no Jaejoong. Quiero que vayas, que conozcas a alguien, que te propongan matrimonio y te lleven lejos de mi casa
-¡ohh! Pero… ¿Me darás tiempo de encontrar a esa persona?
-si
-está bien. Iré a ese festival, pero puede que no encuentre a nadie -estoy aprendiendo a leer su rostro. Le veo sentirse más tranquilo ahora.
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Decidí ir de compras dos veces en la semana para no traer bolsas muy pesadas. He regresado a casa y veo una nota sobre la mesa "llegaré tarde esta noche" no le di mucha importancia al asunto y ubico las bolsas en la cocina. Fui hasta mi dormitorio y... ¡es una frazada!... Hay dos cobijas suaves y gruesas... Sonreía de felicidad. Dormiría muy cómodo y eso lo había hecho Yun para mí... Ese espectro se ha conmovido conmigo. Con muchas más ganas hice la cena y dejé su tazón servido en la mesa. Lo cubrí con una tela y me acosté sobre mi nueva cama. Cubrí mi cuerpo con la cobija gruesa acurrucándome y sintiendo calorcito.
Una lluvia fuerte empieza y mi mente pensaba en Yun. Aun no llegaba a casa y me preocupaba por él. Hacía mucho frío y eso me impedía dormir con tranquilidad. Me levanté y calenté un poco de agua para hacer té.
Escucho la puerta abrirse y corrí para saludar a Yun
-¿Qué haces despierto? -fueron sus primeras palabras
-estás mojado -él me ignora y sigue a su habitacion -¿Ya comiste?... ¿Quieres té? -él estaba muy extraño pero le di su espacio a solas.
-buen día Yun -le dije dándole la primera comida del día -iré de compras hoy -él me escucha pero no dice nada y eso era extraño en él -Ehhh... Gracias por la cama y las cobijas -Él solo comió en silencio y me despedí para ir por los alimentos que necesitaba.
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Antes de comprar las carnes y verduras fui a ver trajes de color blanco para mí. Yun me pidió que fuera al festival de colores y eso haré. Le había prometido eso. Entré a una tienda y me probé algunos pantalones y camisones, uno me agrado, lo compré y agradecí a las personas de la tienda. Estaba sediento y fui por agua a la plaza principal. Vi uno de mis familiares caminando cerca del lugar y empiezo a correr para que su mirada no me encontrara, eso era lo último que quería que pasara.
Me metí por un callejón que se veía solo y me quedé allí por un tiempo. A unos cuantos pasos una mujer, con aspecto de familia rica sale de una tienda llorando y se encontraba tan débil que cayó al suelo. De inmediato corrí hacia ella
-¿Se siente bien?
-no -puede responderme aun sollozando
-¿Puedo ayudarle en algo? -ella me mira y quería decirme tantas cosas que le pedí que me contara su tristeza
-realmente quiero hablar con alguien -asentí. Le ayudé para que se sentara en un lugar mejor y se calma -soy la princesa Jung Hye
-¡¿Princesa?! -iba a mostrar mis respetos pero ella me detiene con su mano
-mi hermano... Él ha caído bajo un hechizo -abrí mi boca de sorpresa, había escuchado historias de conjuros pero ninguna que haya sido cierta -él se caso con una mujer muy mala -sus ojos mostraban enojo -Ella enfermo y él con la intensión de salvarla fue con una bruja, la mujer le dijo que curaba a la esposa si él le entregaba su belleza, mi hermano era muy guapo, todos los reyes querían casarlo con sus hijas pero él se enamoro de esta mujer mala -la princesa hace una pausa -la esposa se curó pero dijo que ya no amaba a mi hermano. Pues ella le encontraba horrible, hecho un monstruo y le engaño con otro -yo no podía creer la historia, realmente ¿podía existir una mujer tan desagradecida?
-¿Y qué pasó con tu hermano? -ella llora de nuevo
-eso es lo que vine a preguntarle a esta adivina pero... me dice que no puede encontrarlo. Él está vivo pero no sabemos dónde buscarlo. Ayer celebramos su cumpleaños.
-prometo princesa... Que si llego a tener noticias del príncipe te diré de inmediato
-¡¿Lo harías?! Si conoces algo de Jung Yunho te compensaré con lo que desees
-¡Gracias! -me alegraba que su rostro había albergado alguna esperanza y ahora sonreía. No me fijé lo tarde que era y me fui a hacer las compras
Llegué a tiempo a casa, Yun aun no había entrado y preparé la cena. Le abrí la puerta en cuanto llegó y serví la mesa para disfrutar de la comida
-ayer... siento mucho que te haya ignorado -me dice
-¿Por que estabas de mal humor Yun?
-yo... odio el día de mi cumpleaños
-¡¿Ayer fue tu cumpleaños?! -algo me hizo relacionar la historia de la princesa con Yun pero no estaba seguro de eso... Este hombre ¿tal vez fue príncipe de esta región?
-¿Que me miras?
-nada -le regalé una sonrisa -mañana iré al festival... -le vi asentir y subió a su habitación.
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Me vestí de blanco y esperé que Yun llegara de recoger las frutas que cosechaba. No quería irme a pie y le pediría prestado el caballo. Espero que no se enoje por mi petición
-¡Yun, llegaste! -él se quedó en la puerta mirándome en silencio -¿Que, qué pasa?
-nada -él desvía su mirada y sigue a la sala
-ehh… me preguntaba si… ¿Podría usar tu caballo?
-¡No!
-pero... Regresaré muy tarde -me ubiqué frente a él y uní mis manos en mi pecho pidiéndole nuevamente -por favor -le hice una mirada tierna -¡¿Sí?!
-ya vete rápido -eso lo entendía como un sí y fui por el animal que me llevara al pueblo
Todas las personas se ubicaron en las calles y se tiraban polvos de colores, mucho se enojaban y otros se divertían. Algunos tocaban los tambores y alegría se podía sentir
-¡está muy limpio! -escuché que alguien grito y en segundos me vi bañado de pies a cabeza seguido de polvos que me lanzaban. Me uní también mojándolos a todos
-¿Estás bien? -un chico se me acercó y se disculpa de haber ordenado que me bañaran por completo
-¡Fuiste tú! -le dije con una sonrisa. No le conocía pero concluí que le gusté a primera vista.
-¿Que hago para que me perdones? -él hace un puchero y yo me sonrojaba. Miré a una pequeña y le pedí del polvo de colores y manché su rostro sin ninguna compasión. Yo reía en voz alta y así nos divertimos las siguientes horas.
-espera, espera -le vi al chico alejarse de mí para ir con una niña sentada sobre un rincón llorando. Le seguí
-Seo Ni ¿Qué pasa?
-mi mamá dijo que me enviará al bosque con el malo -la niña respondió y él la abraza, la calma y tiempo después la hace olvidar su tristeza
-y... ¿Quién es el malo del bosque? -me causó curiosidad
-¡No lo sabes! -negué con mi rostro y él me regala una sonrisa malvada -dicen las personas que hace poco tiempo, un príncipe le regalo su belleza a una bruja para salvar a su esposa y se convirtió en un hombre horrible, despreciable y asesino -algo de la historia empezaba a disgustarme -se ha internado en una casa en medio del bosque y por eso nadie se atreve a viajar por la calle del sur. Es hacia ese lado que vive... -él le da un poco mas de misterio a su relato -el espectro del pantano
-¡¿Qué?!
-algunos han escuchado que se llama Yun -me quedé congelando y no podía respirar. ¿Vivía con una persona así de peligrosa? Pero ¡no es así! Él no me ha hecho daño… la forma en que menciono su apelativo hizo que mi corazón se arrugara.
Era por eso que él NUNCA venia al pueblo.
-yo... debo irme –le dije al joven y me giré para correr en busca del caballo.r33;