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Encuentro Con Un Vampiro por Dionisa Luki

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Notas del fanfic:

Bueno, aqui un fic original con el pj de una amiga y el mio~ espero que les guste y comenten y... eso~

 

¡Disfruten!

Notas del capitulo:

Espero que que lo disfruten~

Entre los alrededores, yacía una gran estructura de madera ya podrida y comida por los insectos, en su interior, adornados de cuadros famosos y costosos con lujosos pero polvorosos muebles. Aquel lugar lleno de cosas invaluables, yacía un cuerpo joven, dormido en un gran pero lujosos ataúd de negro esmalte y relucientes joyas rojas como la sangre misma. Aquel cuerpo vigilado por una mujer, que ya muerta aun protegiendo a su amado hermano que por siglos, décadas y años ha estado con sus ojos cerrados.

Los jóvenes con sus vistas posadas en aquella casa – más grande que las ajenas –, sus ojos reflejando el miedo que es provocado por aquel lugar. Ningún niño, adulto o viejo a podido entrar sin antes de rezarle a Dios que lo protegieran al momento de sucumbir al miedo mismo. Pocos afortunados han salido con vida, muchos ya muertos aun desaparecidos, y sus cuerpos en aquel lugar. Nadie sabe el por que de las desapariciones que ocurren adentro de aquella casa, nadie sabe quien es el fantasma que ronda por los largos pasillos del edificio. Pero todos saben que aquel fantasma, es el responsable de las muchas desapariciones de la ciudad de Rusia; Samara.

Los jóvenes estudiantes en sus días libres se posaban en las viejas rejas de aquella casa, unos valientes se adentraban al horrible ante jardín del lugar, pero sin llegar a la entrada de la vivienda. Por los enormes ventanales se distinguía una figura no muy visible, los jóvenes asustados yacían corriendo por sus vidas, gritando y algunas sollozando. La joven fantasma, con seriedad, posaba sus muertas y transparentes manos por la fría y pálida mejilla del joven durmiente. Los ojos verdes de la joven, se abrieron con sorpresa al sentir un pequeño pero audible suspiro salido de los pálidos labios del muchacho. Sus ojos, nublados por las lágrimas. Un susurro inaudible ni entendible salió de los labios muertos de la mujer. Sonriendo levemente, comienza a cantar, cuya canción es escuchada  por todas las calles y casas de aquel vecindario. Todos al escuchar aquella melodía, asustados se convocaron al frente de la casa abandonada. La dulce voz ceso un desgarrador grito apareció. Los presentes con miedo se miraban incesantes, algunos decididos comenzaron a caminar dentro de aquel terreno horriblemente mal cuidado. Los valientes, se adentraron al hogar. Todo oscuro, eso le trae grande problemas. Los chicos con cuidado se encaminan al centro de la casa, encontrándose con el ataúd negro, la chica en aquel grupo, sorprendida y sonrojada, veía el rostro del joven dormido. Como si fuese controlada, susurra un nombre, besando los labios fríos y pálidos del muchacho. Un frío recorrió por los pasillos de la vivienda, los chicos asustados observan a la mujer fantasma, las puertas y ventanas se cerraron de golpe. La única mujer del grupo, besando el pálido cuello del dormido. La mujer fantasma ya enojada, con un movimiento de mano, las sillas polvorientas, comenzaron a levitar, golpeando a la muchacha. Esta cayendo muerta. Los ojos del dormido se abrieron, una sonrisa sádica apareció en sus labios y unos filosos colmillos hicieron acto de presencia. Los presentes con miedo trataron de arrancar pero fue inútil. En sus ojos yacía el miedo, viendo al cuerpo que antes estaba inerte. El fantasma sorprendido trato de moverse, cosa imposible, ya que su cuerpo transparente ya no se movía y unas gruesas cadenas blancas le rodeaban con fuerza. Los desdichados con horror gritaban, los demás que afuera esperaban le escucharon. Las madres de las pobres victimas, comenzaron a sucumbir por la preocupación, pidiendo auxilio para sus hijos, los oficiales ya arto de las desapariciones, tomaron carta en el asunto, abriendo con fuera las puertas, encontrando los cinco cadáveres en la sala de estar, el piso lleno de sangre ajena, y el ataúd, el joven con sangre en su ropa, y en la comisura de sus labios. Extrañados, salieron de la casa, llamando a los demás oficiales. Las madres, en sollozos entran al lugar, encontrando solamente el ataúd de madera de esmalte negro. Mas que extrañados y sorprendidos, los oficiales veían el piso y el joven cuerpo limpio, sin sangre, ningún rastro de ello.

¿Qué ha pasado? – se pregunto el oficial mas viejo

Pero no hubo respuesta, todos los habitantes con decisión, demolieron aquella casa, dejando al pobre ataúd en medio de los escombros. Ya han pasado cinco años de lo sucedido. Los habitantes aun con temor, observan aquel ataúd negro que a pesar de ser de madera, es muy pesado para una grúa. Una familia extranjera, yacía en aquel vecindario, mirando aquel ataúd, con intriga. Un joven azabache de ojos rojos, se encamino al lugar, posando una mano en el pedazo de madera negro, sus ojos se iluminaron al ver el hermoso rostro dormido, sin darse cuenta sus dedos se posaron en los pálidos y carnosos labios del ‘cadáver’. La voz de su padre lo despertó, dándose cuenta que tenía solo cinco centímetros lejos del rostro pálido. Suspirando, se encamino hacia su familia. Extrañado y con un presentimiento extraño.

- hermano – susurro un joven – ¿estás bien?

… si… – solo respondió, seco

El de baja estatura, extrañado con calma se encamino al terreno que antes yacía la casa. Viendo al joven que descansa en aquel pedazo de madera de negro esmalte. Sus mejillas sonrosadas, y sus ojos brillosos, mirando aquel rostro pasivo. Sorprendido y con algo de miedo, escucho como un suspiro salía en los entreabiertos labios fríos. Un dedo el cadáver movió, haciendo que el joven llegado cayera por el miedo que fue causado. Un gemido se oyó, el joven con temor pero decidido se acerco con cautela al cadáver, sorprendiéndose al ver los carmesíes ojos del que dormía placidamente. Los ojos descolorados del extranjero no se despejaban de aquellos ojos tan rojos, más que rojos que los de su hermano. Unos ojos escalofriantes pero extrañamente seductores, un escalofríos le recorrió el pequeño cuerpo. Sus mejillas mas que sonrojadas sintiendo algo frío, la mano fría del cadáver con sutileza acaricia la delicada y suave mejilla ajena. Sonriendo levemente, levantándose con delicadeza y sutileza. Dejando a la vista una ropa del siglo XVII todo negro pero elegante. Los transeúntes sorprendidos y con una mirada de terror observaban al joven recién despierto. El joven azabache, mirando con sorpresa aquella belleza del joven que minutos antes le acariciaba los labios. Sin poder más, se encamina al lado de su hermano que este miraba con algo de vergüenza. El dormido con mirada seria y con sonrisa preponte dejando a la vista dos filosos comillos puntiagudos, sus ojos se posaban en los habitantes, uno por uno era examinado por aquella rojiza y escalofriante mirada del pálido joven. Los pobres vecinos corren y gritan, pidiendo auxilio. El joven azabache, sin despegar su rojiza mirada en la rojiza del contrario, este con mirada seria y fría con un rastro de seducción. Caminando con elegancia hacia el bosque que comenzaba detrás de su casa o lo que queda de ella. Su cabello bailando al compás del viento. El pequeño sin saber el por que, comenzó a correr, siguiendo al chico de escarlata mirada.

¡Setsuna! – grito el de cabello azabache

Con aquel grito se puso en marcha, siguiendo, así, a su hermano, encontrándolo, tiempo después entre los brazos del joven. Con rapidez, aleja a su hermano, viéndole en su cuello dos marcas con hilillos de sangre. Intrigado observa el cuerpo ya desmayado del joven. Abrazando al pequeño Setsuna.

hermanito… ¿te…? ¿te encuentras bien? – pregunto preocupado

Pero no obtuvo respuesta alguna. El pequeño ya se encontraba desmayado. Los días pasaron y la familia del pequeño Setsuna, preocupados, se preguntan el por que de su largo sueño. Kyo el padre, con seriedad va a preguntarles a los vecinos sobre aquel cuerpo que descansa en el ataúd.

Disculpen, ¿Quién es ese joven? Y ¿Por qué le tienen miedo? – pregunto serio pero sereno

- Nosotros… no sabemos nada – dijo una joven rubia

- Ya basta. Irina hay que decirle, para que tenga cuidado y proteja a sus hijos – dijo la hermana de la primera – señor… aquel joven, es el ultimo… vampiro. Se que suena extraño pero, hace mucho, mucho tiempo, cuatro siglos antes, en este lugar, había una familia muy rica, adinerada, con mucho poder político. Aquella familia tenia dieciséis hijos, todos, menos la madre, eran vampiros. Los hijos solo tomaban sangre de mujeres. Y las hijas solo de hombres, pero… había uno que solo deseaba la sangre de un doncel. No probaba la sangre ni de mujeres, ni de hombres, solo de un doncel. El vampiro el décimo hermano. Siempre tuvo una ‘enfermedad’… él…

- Ya basta, hermana… no debemos hablar ya. Solo le diré una cosa, tenga cuidado y es mejor que proteja a sus hijos, ya que aquel sujeto es muy peligroso. Cuide muy a su hijo menor, es una presa fácil para un chupa sangre como ese fenómeno – dijo antes de irse con su hermana

El joven padre, extrañado y mas confundido que antes, posa sus descolorados ojos en aquel ataúd, con decisión, se encamina al lugar ya dicho. Una ira se apodero de su cuerpo. Tomando entre sus manos el pálido y frío cuello del joven, notando que no hay pulso alguno. ¿En verdad es un vampiro? Pero, si hace días el joven yacía despierto ¿Cómo es que el esta muerto? Es imposible, los vampiros no existen, esto es un muñeco, si eso debe ser un sucio muñeco. Esos son los pensamientos del padre quien se sobresalta al escuchar un pequeño gemido en aquel supuesto muñeco. Sin mas, le sigue observando con determinación, esperando a que el mal nacido ese le explique el por que el sueño aparentemente eterno de su amado hijo. Pero no fue así, el joven vampiro siguió con su largo letargo, enfurecido, comenzó ha apretar el cuello del joven. Sintiendo un estremecimiento por parte de este. Sonriendo con satisfacción, aumentando mas aquel agarre, otro gemido más fue escuchado. El joven vampiro con cuidado abre sus ojos escarlatas, sorprendiendo al joven padre. Las frías manos se posan en las tibias ajenas, enterrando sus filosas uñas en aquella suave piel y deliciosa carne del sujeto mortal. Este soltando un quejido de dolor fue soltando el agarre de apoco. El recién despierto comenzó a levantarse poco a poco, sonriendo levemente, mostrado sus colmillos, sintiendo aquel olor metálico del líquido rojizo. Dejando de enterrarles las uñas comienza a caminar en dirección a la vivienda del joven padre, este cobrando la compostura corre detrás de él. Sorprendiéndose al no verlo de pronto. Imaginándose lo peor, subiendo las escaleras con rapidez, encontrando a su hijo desmayado al pie de la puerta del cuarto de su querido hijo menor. Gritando, entra al lugar ya dicho. Encontrado al vampiro que entre sus brazos yace el pequeño e inconciente niño adolescente. El padre con ira se abalanza al vampiro, pero este con rapidez desaparece, dejando a un concertado padre.

Shiki – le llamo – Shiki, vamos hijo despierta, maldición, ¡Despierta!

P-padre… – susurro adolorido – Set-Setsuna… ¿Dónde esta?

No lo se… ese maldito se lo ha llevado

Y con esa preocupación, ambos se dirigieron al ataúd, grande fue su sorpresa al encontrarlo vacío, maldiciendo, se encaminan al bosque, encontrando una vieja pero elegante iglesia. Entrando con cuidado, encontrando al pequeño Setsuna, vistiendo un hermoso vestido de novia blanco, y con un largo velo. Shiki, con calma se encamina al altar, siendo detenido por una fuerza invisible pero levemente maligna. Apareciendo aquel vampiro. Ambos con serenidad se observan, sus miradas de pronto reflejaron un brillo sádico, rojo contra rojo, la sonrisa prepotente del vampiro y la expresión fría del mortal. Ambos decididos en enfrentarse por la libertad del peli azulado. Ambos con distintas formas de combatir, uno con armas y otro con poderes sobrenaturales.

dejaras a mi hermano. Y no nos molestaras nunca más – dijo el azabache, sacando su revolver – ¡¿Acaso no entiendes?! ¡Aléjate de mi hermano!

- Hermano… – hablo por fin él – solo… un hermano – susurro, encaminándose al altar

Sin basilar, el azabache le dispara, dejando al chico en el suelo, corriendo con rapidez, tomando en brazos al inconsciente muchachito. El padre con preocupación, se acerca a sus hijos, ya más aliviado al ver el ‘cadáver’ del vampiro.

Setsu, hijo… despierta, por favor despierta… ¡Maldición! ¡Setsuna, ya despierta! – grito el padre, ya más que preocupado

- Él… – se escucho la gruesa voz del vampiro – él… solo despertara… si… bebe mi sangre… - dijo con dificultad, poniéndose de pie

Ambos desconfiados, observan a aquel cuerpo no muerto. Sus vistas rojiza y plateada, se posan en la sangre del vampiro, notando con sorpresa que aquel líquido se evapora de a poco.

- ¿Tomar tu sangre? – pregunta el mayor de los hermanos

- D-da… si no quieren perderlo… tendrá que hacerlo…

Ambos sujetos, aun con desconfianza observaron el inerte cuerpo del niño. Suspirando, el padre se dirigió al vampiro que aun trataba de curarse.

Si… Setsuna… no bebe tu sangre… ¿Qué le va a suceder? – pregunto con temor

- No… despertara… así de simple

Y con aquella respuesta fría. El padre del pequeño con ninguna gana, toma el cuerpo inerte de su hijo, llevándolo al altar de oro puro. Pidiéndole a Dios que nada le sucediera a su pequeño bebé. Suspirando voltea a ver a su hijo mayor que este tan solo se mantiene en silencio, dando algunas miradas discretas al vampiro. Este con su rojiza mirada posada en aquel cuerpo inerte de una chica desnuda de su misma apariencia. Sonriendo, con una agilidad inhumana se acerca aquel cuerpo, rompiendo aquel cristal que protegía a la muchacha.

Despierta, Yuuri – dijo con voz grave

La pequeña con delicadeza abre sus ojos, mostrando su escarlata mirada, su rostro de muñeca confundida, mirando el lugar.

Yuuri – dijo con dulce voz - ¿Qué ha pasado? Dime, mi amado yo, ¿Ya lo haz encontrado?

No es obvio princesa – se escucho una voz dulce no tanto como la de la mujer

- Oh, ya veo que estas aquí… pequeño Yuuri – ríe – al fin la tres almas están reunidas

Te pediré, princesa, ponte ropa – dijo el pequeño acercándose con sensualidad al altar

Ups… perdón – volvió a reír

Ambos mortales extrañados veían la escena, la mujer con tranquilidad se viste, la rojiza mirada de Shiki se posaron en el rostro angelical del recién llegado, este con inocencia posa sus ojos en el azabache, haciéndolo sonrojar levemente.

uh, el pequeño Yuuri esta coqueteando – dijo, burlona, la niña

eh? Deberías callarte, Yuuri, dile algo – se dirigió al vampiro

Este se mantenía callado, observando a sus dos almas. Suspirando con cansancio, golpeando la cabeza de ambas ‘personas’, caminando con tranquilidad hacia el altar, posándose frente del padre, que este le observa con desconfianza. Habla.

Le explicare todo

Mas te vale – amenazo

Vera, ya algunos de los habitantes de esta ciudad debieron de haberle contado sobre mi – pauso, mientras que el hombre afirmaba – debe de saber que yo soy el único vampiro existente… mi familia fue asesinada por los habitantes de este antiguo pueblo. Samara, era mi propiedad legal. Los mortales nos las dieron a cambio de no matarlos. – suspiro – Sin saber el por que mis padres me encerraron en esta iglesia, sacando mis almas…

Espera… ¿Tus almas?

Si, mis almas. Vera, un vampiro puede poseer máximo tres almas, y eso si, solo es un adolescente. Un adulto tiene siete. – suspiro nuevamente – Como vera. Al encerrarme aquí y de haberme sacado mis almas, no pude poseer nuevamente mi cuerpo. Yo solo soy un alma como ellos dos. Su hijo, al probar, yo, su sangre, lo elegí para que sea mi esposa

¡Me niego! ¡No dejare que mi hijo sea el o la ‘esposa’ de un maldito como tú!

No hay otra opción, él debe encontrar mi cuerpo, él es el único que decide o no en convertirse en mi esposa – dijo serio, acariciando la mejilla colorada del pequeño – él… es el único que puede romper esta maldición… si bebe mi sangre… dejare de ser un vampiro pura sangre… todos creen que un vampiro no soporta la luz del sol. Todos creen que los ajos nos espanta, pero solo hay algo que nosotros, los vampiros, tememos, que tan solo una cosa, nos hacen… pasivos…

¿Qué es esa cosa?

El amor de un humano… tan simple como eso… señor

Ambos mortales con asombro observan al vampiro o más bien su alma. Sus ojos rojizos posados en el rostro durmiente del mortal. Las dos otras almas con algo de tristeza, observando aquellos azulejos marrones ya sin brillo de la iglesia.

- señor – hablo la chica – solo debe de entender… nosotros tres somos las almas de un cuerpo que yace escondido en algún lugar de esta iglesia. El único que puede hallar el cuerpo es… su hijo, señor. Por favor, debemos volver a nuestro cuerpo. Si no… nuestra dinastía desaparecerá. Se lo pido, cuando… cuando su hijo nos encuentre… lo dejaremos tranquilo – pidió desesperada la chica

- por favor, cumpliremos nuestra palabra… pero… déjenos volver a la vida… nosotros no beberemos sangre humana nunca más, pero se lo suplico… no… no nos deje así… por favor – esta vez pidió en sollozo el pequeño Yuuri

El padre sin saber que hacer, suspira, mirando a su hijo mayor. Este con serenidad y comprensión afirma. Diciéndole que lo haga. Este ya algo cansado, suspira, sin mas que aceptar. La ‘joven’ alma de la chica con alegría abraza al joven padre que este sonrojado corresponde el abrazo. El pequeño, aun con lágrimas en los ojos, abraza a un nervioso Shiki, que sin poder resistirse y maldiciéndose por ser un pervertido, besa el cuello y hombro descubierto del alma. El ‘verdadero’ Yuuri, tan solo sonríe levemente, observando el rostro en paz del que desea hacer su esposa, cosa que será imposible. Sin más que esperar, el alma con un leve susurro hace despertar al pequeño. Observando con sus descolorados y hermosos ojos aquel lugar. Su padre feliz, abrazando a su hijo, da gracias a Dios por aquel milagro. Shiki al igual que su padre lo abraza. Pero agradeciendo aquel vampiro con rostro frío y ojos melancólicos. Este tan solo suspira, alejándose levemente del pequeño, que le miraba confundido y extrañado

papá… ¿Qué ha pasado? – pregunto, mirando esta vez a su padre

Setsuna…. Este… chico, a dicho que debes encontrar su cuerpo… bebé, el es… un vampiro – dijo no muy convencido

¿Vampiro? Ah…

El chupa sangre tan solo se mantuvo en silencio, desviando la mirada, suspirando nuevamente, la chica lentamente se acerca al muchachito, pidiéndole y contándole lo sucedido. Las almas – menos el tercero – esperanzados a que el pequeño le ayudase con su problema. Pero el rostro del joven mostraba lo contrario. El pequeño Setsuna, negando aquella petición, se baja de aquel altar. Pidiéndole a su familia que volvieran a Italia, su país natal. Ambos hombres felices, aceptan. Dirigiéndose a la entrada de aquel edificio sagrado.

por favor – pidió el pequeño Yuuri – ayúdenos… se lo pido…

- no… - dijo secamente, Setsuna – no les ayudare. Ya basta…

El vampiro mayor y primera alma, con decepción y tranquilidad se acerca al pequeño, dando una reverencia en forma de disculpa.

está bien – dice – lamento… haberle hecho aquello. Debería buscarlo por mi cuenta – le mira – nuevamente, lo siento, no lo volveremos a molestar

Después de aquellas palabras la familia italiana se aleja de la iglesia, dejando al día después, Rusia. Dejando al vampiro y sus almas condenadas por la maldición. Los días se convirtieron en semanas, ellas en meses, y los meses en años. El cuerpo del vampiro ya lejos de Samara, lejos de su hogar; ya hace mucho esos humanos quemaron su ataúd. Su “cuerpo” ahora descansa en una de las tantas cuevas de su amada Rusia, cerca de su ciudad. Lobos y otros depredadores yacen con deseos de devorar ese “cuerpo”. La nevada ha comenzado, las almas sollozan, bueno dos de ellas. El tercero aun pensando en ese pequeño niño que lo cautivo por completo.

Yace hay, entre el crepúsculo, el silencio, el frío, su rostro pasivo, el peliazul en los brazos de un pelirrojo con castaños ojos. Tres años han pasado desde que el pequeño niño fue literalmente secuestrado por un vampiro, su vida ha dado un giro de 360º, no sabe el por que de esos sueños extraños; se ve a el, viendo la vida de ese vampiro, de cómo su familia lo abandono en esa iglesia, de cómo sus almas se separaron de su cuerpo. Algo esta pasando en él, algo malo, ¿Por qué sueña con ese vampiro? Hace tres años rechazo ayudarle ¿Entonces por que? Su padre con tranquilidad llevo a su hijo al museo, ambos peliazules caminaban con tranquilidad, platicando animadamente. Los platas del padre, con sorpresa, son posados en una gran vitrina que mostrando un cuerpo, que muy conservado es la principal atracción. El chico muerto, su cabello morado-azabache, su piel pálida, su vestimenta al igual que ese vampiro de hace muchos años atrás. Setsuna con sorpresa se acerca a esa vitrina.

es… él… papá… es él… no…

Decía sin más, con miedo, pero extrañamente con tristeza. Aun recuerda esos ojos que pedía ayuda en silencio, ese rostro serio que solo a él le mostró unas lágrimas. Ese día que lo vio, con sus almas, ese día que supo que jamás podría continuar con su vida normal, que gracias a él su vida no será la misma.

Lo hemos encontrado, Setsu… hemos encontrado el cuerpo de él… de ese vampiro

Las fuertes brisas heladas de Rusia, los animales dormidos, las almas desaparecen uno por uno, el único que queda es el del principio. Esa alma se siente cansada, débil, su cuerpo pierde energía vital, no sabe que hacer, su única esperanza se fue hace tres años, su único y verdadero amor.

El crepúsculo crudo y hostil, los ojos platas de Setsuna posados en la hermosa luna, que majestuosa, se alza en el negro cielo sin astros. Los pensamientos del chico en tormentosas preguntas, esas preguntas que no yacen respuestas para ellas. ¿Qué es lo que está sucediendo en Rusia? ¿Aun estarán esas almas sufriendo por su cuerpo? ¿Aun estarán preguntándose cuando volverá? ¿En verdad quiso negarse esa petición tan desesperada y llena de esperanza? ¡Maldición! ¡¿Por qué le suceden estas cosas a  él?!

Papá… yo… ¿estuve bien en negar mi ayuda a ese vampiro? – preguntó el pequeño algo triste

Pues…no lo se… es decir, si hubieses ayudado a ese vampiro encontrar su cuerpo, te hubieses convertido en su esposa y eso, Setsu, no quería que pasara

La conversación de padre e hijo se extendió en unas cuantas horas. Los días pasaron y la ultima alma comenzaba a desvanecerse, rezaba a sus padres que ese pequeño niño encontrara su cuerpo, pero también sabia él que ese niño, ese humano, no volvería. Su fin ya estaba cerca; el cuerpo del museo comenzó a volverse poco a poco polvo; esa alma, ya muy débil, observaba los últimos rayos de sol que extrañaría ver.

Esas noches frías, el joven peliazul se acercaba a ese cuerpo, cuidando de su largo letargo. Sorprendido y algo triste observa el rostro de ese ser volviéndose polvo. Susurrando palabras incoherentes, susurrando el nombre de ese ser, diciendo un leve y silencioso Adiós.

No se que es lo que me pasa, cada noche sueño con ese vampiro, pidiéndome ayuda, ese hombre, ¿Por qué me eligió? ¿Qué tengo de especial para que se fijara en mí? No se que hacer… tengo miedo de que mi relación con Castiel acabe, yo lo amo, es mi novio… ¿Qué haré? Solo tengo 18 años, solo quiero formar una familia con él… si no hubiéramos ido a Rusia, esto no hubiera pasad; pensaba Setsuna, siendo abrazado por su novio, por su único y verdadero amor, pero ¿será en verdad su verdadero amor? ¿Aquel vampiro de nombre Yuuri desapareció de la faz de la tierra?

¿Fin?

Notas finales:

Amm... ¿tomatazo? ¿quieren segunda temporada? XD


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