El reloj de la pared azul celeste marcaba las 9:30 pm, ZiTao suspiró con algo de decepción pues sabía que aquella acogedora cafetería cerraría en cuestión de minutos. Un mohín de disgusto se formo en su rostro al reconocer a la chica rubia que llegaba cada noche a esa misma hora y se sentaba en la mesa frente a la caja, el mesero rubio dirigió su bien formado cuerpo hasta ella para tomar su orden que muy probablemente conocía ya que siempre como casi todos, todo el tiempo ordenaba lo mismo. No era como si el mismísimo ZiTao no lo hiciera, porque para ser honestos, la mayoría de las personas lo hacían, hasta él mismo iban ahí a pedir exactamente lo mismo. No iban precisamente porque los alimentos o el café tengan un agradable sabor (aunque en realidad si lo tenían). No. Aquel hombre alto, rubio, guapo, de voz profunda y cuerpo indescriptiblemente perfecto, era el responsable de la numerosa clientela, ZiTao incluso creía que la mayoría de los chicos que acudían al lugar se habían vuelto gays por él. Estúpido y sensual mesero.
La chica rubia terminó de ingerir su orden y el mesero retiró la loza sucia que ella había dejado, la chica abandonó el lugar y el joven de melena oscura sintió algo extraño parecido al alivio.
-¡¡ZiTao!!- una estrepitosa voz invadió sus oídos sacándolo de sus pensamientos
-¡Joder SeHun-ah ,no hagas eso! !!Me vas a dejar sordo!!- desvió su mirada hasta su castaño amigo mientras imitaba un mohín
-Pues hazme caso cuando te hablo bien- Sehun sonrió y supo que tal vez (y solo tal vez) le habían estado hablando desde hacía ya un buen rato, mientras él admiraba a su amor platónico atender a las que serían las últimas clientas de la cafetería, por lo que inevitablemente se sonrojó.
-¿Qué quieres Sehun-ah?-
-¿Ya nos podemos ir? Ya no hay nadie. Mierda él también tiene que descansar, sabes?- el menor susurró para guardarle el secreto a su amigo
-No, aún no nos corren-
-¿Es necesario?-
-Quiero oír su voz-
-Tonto-
-Solo estás así porque Gege no pudo venir-
-Sigues siendo tonto-
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El reloj de la pared azul celeste marcó las 9:58 pm, ZiTao suspiró pesadamente porque en 2 minutos sería hora de cerrar. El mesero rubio pasó una mano por su sedoso cabello y la mandíbula del morocho casi toca el suelo, sus mejillas se colorearon de un adorable color carmesí cuando el mesero guapo se aproximó a ellos, Sehun soltó una risilla culposa al notarlo nuevamente sonrojado, ya era parte de su rutina. El joven de uniforme blanco y negro sonrió mostrando una hilera de blancos y perfectamente blancos dientes, sus labios rosas curveados quisieron derretir al joven de ojeras.
Su voz grave y profunda resonó en la -casi- vacía habitación, Tao vio los labios de Sehun moverse mientras asentía de manera -usualmente- inexpresiva, sus oídos se habían bloqueado cuando él sonrió. Sus pensamientos se nublaron cuando el mesero y su amigo sonrieron, sintió un escalofrío correr por su cuerpo, Sehun no solía sonreír a la gente (solo a su novio y a Tao), por lo que eso no era una buena señal.
-Hyung ya vuelvo- las grandes manos del menor acariciaron suavemente la espalda de ZiTao al ponerse de pie y seguirle los pasos al mesero hacia la caja.
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El reloj de la pared azul celeste marcaba las 10:35 pm cuando ZiTao y Sehun cruzan la puertade vidrio y el mesero guapo les despide con una amplia y cálida sonrisa en los labios mientras agita su mano en señal de despedida.
-Es Kris- murmura Sehun acariciando cada letra en el nombre pronunciado. Tao palidece al instante temiéndose lo peor. -Y le gustas- la extraña sonrisa de su amigo le dice que tal vez no debería volver en un largo tiempo si quería mantener algo de orgullo.
El móvil del pelinegro suena y sus ojos se engrandecen al ver "Número Desconocido" en la pantalla, para su buena o mala suerte no llega a ver la sonrisa torcida en los finos labios de su amigo.
"En verdad eres muy lindo. Gracias por acompañarme diariamente en la cafetería, es muy agradable. ¡¡Te espero mañana!!Buenas noches y Descansa Cariño ♥
Atte: Kris ♥ "
Sus mejillas parecen querer explotar de tan rojas que están. Sehun conduce su bello auto azul eléctrico hasta la casa de los Huang para asegurarse de que ZiTao llegue sano y salvo; el morocho que se había estado debatiendo entre agradecerle por hablar con él o matarlo, ignoró por completo sus dos opciones, simplemente le dedica un "Gracias... Hasta mañana en el colegio", Sehun sabe que Tao aún está en Shock.
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El reloj de la pared rosa en la pared de ZiTao marca las 7:15 am, Sehun toca la bocina del auto y el joven de cabellos oscuros corre con todas sus pertenencias en las manos porque ya es suficientemente tarde. El morocho reconoce a su amigo que va en el asiento del conductor, y al chico de piel blanca que va a su lado tomado de su mano, sin embargo el auto sabe que no es el del menor y eso le causa mala espina.
-Buen día, Luhan-ge- saluda con la voz insegura
-Buen día pequeño Taozi- la sonrisa limpia del chino causan escalofríos en el menor
-¡Dios mío Tao! Entra de una maldita vez que vamos tarde-
-¡¿De quién carajos es ese auto Oh Sehun?!-
-Solo sube, ya te explico- sonrió sombríamente, y el mal presentimiento creció en las entrañas del pelinegro.
ZiTao abre la puerta trasera del auto y una radiante sonrisa le da la bienvenida. La melena rubia cayendo sobre el rostro del joven ahí dentro lo perturban en sobremanera y lo dejan inmóvil, había sido testigo de como esos perfectos dientes se asomaban entre sus hermosos labios durante más de un semestre después de clases, pero por alguna razón, esta vez era diferente. Siente unos largos y fuertes dedos tomarle de la mano introduciéndolo al vehículo, un fuerte y agitado pecho choca contra su temblorosa espalda y unos suaves y cálidos labios susurran contra su sensible mejilla un "Buenos días Cariño". Su cerebro no reacciona, la suave risa del mesero sin su uniforme le hacen estremecer y sentirse estúpido por no saber responderle de manera decente y apropiada.
-Feliz Navidad- Sehun les susurra burlón y Luhan lo hace callar con un dulce beso en los labios.
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Han pasado algunas semanas, el reloj de la pared azul celeste marca las 9:35 pm y ZiTao comienza a impacientarse, SeHun le acaricia la muñeca para calmarlo. Ambos reconocen a la chica rubia de cada noche entrar con un escote demasiado insinuante, Kris se acerca a su mesa y toma su pedido, más por reglamento que por cortesía, ya que probablemente sabe de memoria lo que ella pedirá. El morocho gruñe desde la mesa del centro y es esta vez el novio de su amigo quién le ríe amablemente transmitiéndole un "Tranquilo, todo está bien". El mesero rubio alza la mirada y ambos sienten una corriente eléctrica recorrer sus columnas al encontrarse con la vista, sus sonrisas florecen y sus corazones laten a un mismo ritmo, tan fuerte que a pesar de los metros de distancia, tal vez todos pueden oírlo.
Los minutos pasan y en un abrir y cerrar de ojos, Kris se encuentra abrazando al -ahora- rubio ZiTao por la espalda mientras respira pacíficamente sobre el cuello del mismo. Tao siente que su cuerpo se derrite con el tacto, Kris cree que va a enloquecer con el aroma. Sehun y Luhan sonríen ante la escena, por lo que deciden retirarse sin avisar. Kris reparte besos cortos sobre la piel sensible del menor erizándolo por completo. Sus manos y sus dedos se entrelazan, y se miran a los ojos cuando parecen estar satisfechos.
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El reloj de la pared azul celeste marca las 10:22 pm cuando por fin Kris y Tao se dan cuenta que están solos en el lugar, se habían perdido en besos y caricias puras y cariñosas que nunca se dieron cuenta el momento en el que sus amigos los habían abandonado, aunque sinceramente no les importaba.
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La noche era larga y la distancia entre sus cuerpos era corta. El calor era acogedor y confortante, las sábanas revueltas eran testigos del amor que se entregaban, mientras la luz de la luna acariciaba sus almas sus cuerpos se unían como uno solo. Los besos se llenaban de amor a pesar de la intensidad, sus manos se aferraban a sus sudorosos cuerpos, sus miradas se perdían en el ser ajeno, sus labios se sofocaban y ahogaban exclamaciones de placer. Todo parecía tan irreal que Tao creía que todo se desmoronaría al despertar, Kris besó sus ojos secando las lágrimas de alegría que amenazaban con brotar, sus manos divagan en el cuerpo ajeno trazando figuras amorfas, hasta que sus cuerpos y sus corazones llegan a su cúspide inundándose de sentimientos nubosos e indescriptibles.
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El reloj de la pared blanca con franjas azules marcaba las 8:15 am. Tao siente unos cálidos brazos rodearle protectoramente, sonríe al saber de quién son, Tao se gira lentamente para quedar de frente a su novio y mirarle dormir, besa sus labios degustando el ya conocido sabor y sintiendo su confortable textura . Kris sonríe al notar que por primera vez en todo el tiempo de su relación, ZiTao le ha robado un beso, este se sonroja furiosamente y Kris cree que es el ser más adorable del mundo, por lo que no se resiste a corresponderle con otro beso.
Es suave y lleno de emociones que solo pueden ser expresadas de esa manera. Ambos sonríen inevitablemente en el beso, mientras pasean sus manos en los rostros contrarios. -Sabes una cosa Tao?- Kris habla dejando que su aliento choque contra el cuello del menor al abrazarse a su pecho
-Hm- Tao no tiene la necesidad de hablar porque aún si son monosílabos, sabe que Kris le sabrá entender
-Tu eres mi único estilo- Tao sonríe porque sus palabras le reconfortan, hacía muchos años que nadie era el estilo de Kris (o eso le había contado el rubio). -Feliz San Valentín Cariño!- Algo en su interior vibra con ímpetu casi rompiendo su caja torácica.
De pronto Tao no recuerda que es la Universidad y Kris no sabe que es el trabajo, solo sienten sus corazones latir diciéndoles que no importa nada a su alrededor... Porque su amor es lo único que importa y lo único que vale.
:::::::::::::::::: FIN :::::::::::::::