SUNLIGHT
Era invierno nuevamente. La gente no había salido de sus hogares, más que para las cosas necesarias. La lluvia tampoco ayudaba mucho, así las personas caminaban apresuradas para llegar a sus casas, con la esperanza de una cama confortable, tal vez un chocolate caliente y una frazada. Exactamente el tipo de cosas que había hecho un muchacho, en ese entonces de 17 años. Ahora él tenía 19 años y estaba a punto de ingresar a la Universidad.
¡Oh! Lo olvidaba. Hoy era San Valentín.
También había cambiado el hecho de que ya no huía a esconderse de la lluvia, más bien salía más a menudo en esa época. Paseaba con un paraguas, admirando la cuidad siendo purificada por el agua. A veces también solía caminar sin paraguas alguno, sin temor a enfermarse. Con los pies descalzos tocando la tierra húmeda, atrapando entre sus dedos las escurridizas gotas.
Y el día de hoy no estaba solo. Regresó a mirar a la persona que estaba a su lado, ambos bajo un paraguas en la lluviosa tarde de un domingo. Bajo su mirada a sus manos entrelazadas y una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Seunghyun sostenía el paraguas para taparle tanto a él como a Jiyong. Caminaban sin prisa bajo la lluvia, no hablaban. No tenían nada que decirse más que disfrutar la compañía del otro. La relación de ambos desde el día que Seung cargó a Ji en su espalda, había fluido como el océano. Con tormentas que hubieran hecho decaer al más fuerte, con periodos de calma que podrían pensarse aburridos para las mentes más simples. Pero cada período de su noviazgo solo había hecho que su unión fuese más fuerte.
¿En qué piensas tanto? –Seunghyun le preguntó
En cómo nos conocimos–dijo Jiyong y una sonrisa se extendió por el rostro de ambos.
Pocas veces podían estar solos charlando y últimamente habían estado ocupados con los exámenes de ingreso a la Universidad e incluso con todo el ajetreo del último año en el instituto.
Seunghyun asintió para sí mismo.
A pesar de que mucha gente caminaba a su lado, la mayoría lo hacían apresurados. Nadie quería mojarse o peor aún enfermarse por el frío y el viento helado que corría. Así que el mayor soltó la mano de Jiyong, la sorpresa de este no se hizo esperar pero Seung le sonrió calmado.
Se giró hacia el menor, tomó entre su dedo índice y el pulgar su barbilla y le besó en los labios.
A pesar de que estaban parados en mitad de la calle, pocas personas se habían detenido a observarles. Muchos otros continuaban con su rutina y otros tantos con su apuro. Ellos apenas y se dieron cuenta de este hecho, porque para ellos se había detenido el tiempo. Ahí, besándose bajo la lluvia.
…..
Habían estado viendo una película durante una hora. Seunghyun mantenía a Jiyong abrazado por la espalda, ambos acostados en el sillón. La respiración del mayor era tranquila y sentía a Jiyong demasiado callado. Por lo general estaría riéndose o resoplando a todo lo que sucedía. Pero no lo estaba haciendo, Seung se acomodó para mirarle el rostro y se encontró con que estaba dormitando. Se río para sus adentros. Si ese niño supiera cuan encantador era, sería peligroso.
Hey Ji –le sacudió el hombro –Despierta ¿No dijiste que habías esperado todo el verano para esta película?
Eh? Lo siento –dijo bostezando –Es tu culpa Hyunnie
Seung sonrió por el apodo cariñoso que le había puesto su novio.
¿Por qué es mi culpa? Te compré la película –fingió estar ofendido
Ji se dio la vuelta con una sonrisa, quedó frente a Seung. Todavía recostados en el sillón. Envolvió sus brazos alrededor del cuello del otro.
Eso es porque eres muy cálido –Abrazo al mayor –Me gusta dormir así
¿En el sillón? –preguntó con inocencia
No. En tus brazos babo –Le abrazó más fuerte –Hyung quedémonos así siempre.
Me gustaría, pero tus padres pueden llegar en cualquier momento Ji… -intentó zafarse de los brazos contarios –Piensan que somos amigos, no creo que los amigos se abracen de este modo.
¿No te lo dije? –Dijo con una sonrisa traviesa –Salieron de viaje con los padres de Young Bae, regresan en dos días. Tal vez es como una cita doble y este día no ayuda mucho.
Oh… -la voz de Seung sonaba decepcionada –Que mal
Ji frunció el ceño. Se deshizo del abrazo para mirar los ojos de su Hyung. “¿Qué mal?” ¿Dónde estaba lo malo en que no hubiera padres que los controlaran? De verdad que ese hombre era impredecible. Cualquier otro hubiera estado completamente emocionado. Ya estarían haciendo planes, probablemente no estaría en ese sillón sino… en una cama. Bueno, si lo ponía así en su mente, parecía un pervertido. Pero lo que quería era aprovechar el tiempo con él.
No entendía la decepción de su voz.
¿No estás contento Hyung? –preguntó –
Lo estoy. Pero quería hablar con tus padres. –Seung parecía perdido en sus pensamientos
¿Acerca de qué?
¿Sabes? Tengo un regalo para ti –Seung cambió de tema.
Ji suspiró, le preguntaría más tarde.
¡Espera! –Ji le detuvo –Iré a buscar algo
Jiyong caminó presuroso a su dormitorio, abrió su armario y sacó una caja mediana. La envoltura era roja y los lazos alrededor de un color rosa brillante. Inhaló y exhaló profundamente, entonces salió de su dormitorio con la caja entre sus manos.
Se sentó nuevamente a lado de Seunghyun, se sintió nervioso por la mirada atenta del otro en él.
Quisiera entregarte mi regalo primero –le entregó la cajita
Todos sus miedos y nervios infundados desaparecieron cuando vio como Seunghyun sonreía al abrir la caja, respiró tranquilo nuevamente mientras éste sostenía entre sus manos un “bearbrick”. Jiyong había tenido algunos problemas en conseguirlo, sobre todo del modelo que había querido. No había sido nada fácil, pero se daba por satisfecho solo con ver esa sonrisa. Los hoyuelos que se formaban en su rostro y los ojos brillantes como los de un niño.
También hay una tarjeta –Seung se inclinó a cogerla.
De pronto Ji recordó lo que había escrito en ella y la vergüenza vino nuevamente. No quería que la vea. Se apresuró hacía la caja, no podía permitir que la lea su Hyung. Ni siquiera recordaba porque la había puesto ahí.
¡Ah! Ya recordaba
FLASHBACK
Jiyong tenía la expresión aburrida. Otro día de clases. Taeyang le había saludado y se había sentado frente a él. Ahora Ji compartía su asiento con Seunghyun.
Había algo positivo en eso, además de estar con su novio. Eso había ayudado a Bae con Seungri, los dos siempre habían tenido la excusa de que Jiyong se quedaría solo si alguno no lo acompañaba y por lo tanto se evitaban mutuamente con aquello. Ahora no había ninguna razón por la cual estar alejados y Ji se había divertido un poco por la torpeza de sus amigos. Todos podían ver que Bae estaba loco por Seungri y que este le correspondía.
Y Daesung se sentaba atrás de Ji y Seung, con una chica con la que salía hace unos meses.
¿Hyung? –le llamó Seungri. Young Bae se había levantado a charlar con sus compañeros de baile
¿Qué pasa Seungri? –
El menor se acercó a él, para susurrarle en el oído.
¿Qué le vas a regalar a Seunghyun Hyung por San Valentín? –dijo, alzando las cejas pícaramente –
No te lo diré maknae –replicó Ji –El otro San Valentín le contaste que iba a regalarle
Hyung~ él me lo preguntó, si hubieras visto su cara –se justificó –Esta bien, prometo no decir nada
No te creo –Jiyong volteó el rostro, resentido –También me lo prometiste antes.
Aishh –se quejó el maknae –Muy bien, no me lo digas. Igual te voy a ayudar a que tu regalo sea especial
Jiyong regresó a mirarle, mientras Seungri abría su mochila y sacaba una tarjeta de ella.
Ten, esto debes entregarle con tu regalo –la sonrisa de Seungri le hizo dudar de coger la tarjeta -¡Hyung! Tómala, no te va a morder.
Jiyong hizo una mueca antes de tomar la tarjeta, pronto sus ojos se agrandaron y regreso a mirar a Seungri con incredulidad, éste le guiño un ojo. Sintió como su cara comenzaba a arder de la vergüenza. ¿Sólo él se imaginaba todo lo que implicaba la tarjeta?
Hyung no seas cobarde, dime como te fue ¿ok? –En ese instante Seungri se levantó y fue donde Bae para abrazarlo.
Se guardó la tarjeta en la chaqueta del instituto y se quedó mirando en un punto fijo.
La tarjeta tenía escrito;
“Tómame, soy tuyo”
…..
¡No! No la veas –Jiyong prácticamente estaba encima de Seung para quitarle la tarjeta
¿Qué sucede? La has puesto ahí, déjame verla –Seung se hizo para atrás y apartó la mano de Jiyong que tapaba la tarjeta
No, es que…
Seunghyun se estaba molestando, pero luego, al ver la expresión torturada de Ji, se río un poco. Se levantó, dejando a Jiyong en el sillón y alzó la tarjeta a la altura de sus ojos. Ambos se quedaron sin palabras. Eso había sido algo atrevido considerando que hasta hace poco Jiyong era muy tímido con respecto a su relación.
Aún no te he dado mi regalo –Murmuró Seunghyun perdido aún, mirando la tarjeta.
Caminó lentamente, de nuevo al sillón mientras Ji bajaba la mirada. ¿Su Hyung se había molestado? ¿Fue demasiado? Golpearía a Seungri cuando le viera. Sintió una especie de rechazo por parte del mayor, al no comentar nada, absolutamente nada de lo que decía en la tarjeta. Seunghyun se sentó nuevamente, dejó la tarjeta en la mesa de centro y sacó algo de su bolsillo.
Dame tu mano –Pidió Seunghyun, Ji alzó la mirada y miró un brazalete rojo en las manos de su Hyung.
Lentamente deslizó en la muñeca de Jiyong el brazalete, tenía una placa dorada en la parte de arriba y Ji sintió alivio al ver lo que decía.
“You´re my sunlight“
El menor sonrió.
Y con respecto a tu tarjeta… -continuó Seunghyun, susurrándole en el oído–
Jiyong se percató de la cercanía de su Hyung, alzó el rostro y sus labios se encontraron. Sus labios temblaron al sentir el aliento ajeno. Sus ojos se cerraron mientras el contacto se volvía más profundo, sintió las caricias de Seunghyun en su mejilla. La pequeña inseguridad que sintió en el corazón ya no era nada, solo aquellas palabras que estaban gravadas en ese brazalete le recordarían lo que representaba para Seung.
Se recostaron en el sillón, ambos se separaron del beso para mirarse a los ojos.
Pronto Seunghyun retomó los besos, pero llevo su boca al cuello del otro y fue repartiendo besos castos hasta perderse en las infinitas sensaciones que recorrían su cuerpo. La piel desnuda se estremecía ante los roces.
A pesar de la lluvia de afuera, que se escuchaba caer más fuerte a medida que pasaba el tiempo, ellos disfrutaron ese momento. Disfrutaron uno del otro. Moviendo grácilmente sus cuerpos, envueltos en ese instante, que podía ser infinito.
Y sus corazones una vez más, latieron al unísono, los sentían resonar por encima del agua fluyendo a través de la ciudad, mientras hacían el amor.