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Oh my baby...
El pequeño Kouyou era algo tímido al principio así que su mamá sólo lo dejó allí con una sonrisa y un ‘volveré pronto’. Igual y su amiguito debía estar por ahí, pensó.
Kouyou observó todo lo que lo rodeaba con sus ojos completamente abiertos después de la siesta en el auto.
Todo era desconocido y grande. Tuvo miedo.
Esa era su primera vez en una guardería.
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Yutaka entrecerró los ojos en cuanto vio que lo que ese otro niño quería era su Bunny-baby-chan. Se giró y con apresurados pasos se alejó.
Su peluche no lo tendría nadie más que él.
Iba a entrar al pequeño parque cuando su atención se fue hasta donde podía escuchar suaves gimoteos. Se acercó y se encontró con un niño a punto de llorar mientras otro se limpiaba las lágrimas de sus rosaditos cachetes mientras rechazaba los juguetes que el otro le ofrecía.
“Kou-chan no llores” El puchero de Yuu aumentó.
Yutaka se acercó curioso.
El pequeño se sorbió la nariz y levantó la vista cuando vio que había alguien más.
Alguien más, con algo más.
Kouyou instantáneamente extendió sus bracitos hacia el lindo peluche que Yutaka sostenía.
“¡¿Ese?!” Yuu se animo rápidamente y volteó hacia el otro niño señalando el peluche.
El menor asintió.
“No.” Yutaka se llevó el dedo gordo a la boca. “Mío”
Las lágrimas se hicieron ver otra vez en los claros ojitos de Kouyou.
Yuu frunció los labios. “Que malo…”
¿Malo? Yutaka había escuchado eso muchas veces ya así que…no le importaba en lo absoluto.
“-…sagi! Usagi!” Kouyou balbuceó.
Yutaka apretó más el muñeco. “M…mío” Bunny-chan era suyo. Sólo Yutaka podía jugar con él.
Kou torció su boquita en un puchero, sus ojos enfocados en el rostro de Yutaka.
Suyo. De nadie más. “Pero es mío….” Yutaka susurró.
“¡Un ratito!” Yuu le habló.
“M-…”
“-negai!” Kou habló.
Yutaka miró entre su peluche y el niño, apretó los labios…y se lo pasó.
La carita de Kouyou se iluminó en un segundo.
Yuu sonrió también. Ahora podría jugar con todos los juguetes que le había ofrecido a su amigo.
Yutaka se sentó y volteó cuando notó a alguien más.
Con pasitos cortos pero rápidos, Takanori se acercó.
Yutaka rió en cuanto vio los lentes gigantescos que llevaba puestos.
“¿Y donde esta Aki-chan?” Una de las cuidadoras se les acercó.
“¡Aki-chan está durmiendo!” A Yuu era al que mejor se le daba eso de hablar.
“Mh, Aki-chan siempre duerme ¿No?”
“¡Sí!”
La mujer les dio un cartoncito de jugo a cada uno, algo extrañada cuando vio el juguete de Yutaka en manos de Kouyou.
Takanori probó el suyo e hizo un gesto de disgusto. Le habían vuelto a dar el de fresas. Yutaka se lo intercambió felizmente por el de uva.
“¡Yuu-chan!” El pelinegro se señaló y luego señaló a los otros dos.
“Yutaka” Respondió suspirando, viendo como Kouyou sonriente casi rodaba con su Bunny-chan.
“Taka-sama.”
Yuu pestañeó. Al parecer el otro hablaba en serio. “¡Bua! ¡Hahaha!”
Y fue el turno de Yutaka de reír cuando Takanori frunció los labios y se fue con un cojín rosado sobre Yuu.
La risa del pelinegro sólo aumento al verse ‘atacado’ por alguien la mitad de grande que él.
Yutaka se acercó a Kouyou. El menor le sonrió en cuanto le vio.
“A Kou-chan le gusta Usagi-chan” Yuu ya estaba a su lado.
Takanori un poco más allá, observaba con estrellas en los ojos los lentes plateados que Yuu le había dado.
Kai no dijo nada. Pensando en una palabra, en su no muy amplio diccionario que fuera con el menor.
No fue hasta el siguiente día que dio con ella.
Kouyou fue dejado por su madre otra vez con otro ‘volveré pronto’
Esta vez, Yuu no estaría.
Kouyou miró a su alrededor. Sus ojos se cristalizaron.
“No llores”
Kai llegó a su lado y le pasó su peluche.
Kouyou sonrió en seguida.
Yutaka también
“Kawaii…”
Kouyou era mucho más kawaii que su bunny-chan.
Y Kouyou también había llegado ese día con un nuevo conocimiento luego de ver televisión con su hermana mayor,
“Gracias” Yutaka recibió seguido un beso en la mejilla.
Nunca pensó que compartir fuera tan…kawaii.
Kou era kawaii.
Mucho.
Kouyou miró curioso cuando el otro le ofreció entonces la galleta que tenía en la otra mano. Por supuesto que la aceptó.
Yutaka mostró todos los dientes que tenía luego del primer mordisco.
“¡Aquí!”
Señaló su otra mejilla.
Y recibió lo que esperaba.
Kyaaa….que compartir era lo mejor del mundo.
Con Kouyou, claro.
Eso lo tuvo claro cuando Akira se fue llorando luego que le negara de su jugo.
Tsk…el de uva era su favorito.
“¡Yuta!”
Ese fue el saludo de Kouyou los siguientes días.
Ya no lloraba, simplemente le buscaba. (Yuu parecía algo celoso por eso, murmurando siempre a un desinteresado Takanori o a un dormilón Aki)
“Kou-chan kawaii….”
Yutaka jamás cambiaría de parecer.
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Grezz