-Eso significa que estas enamorado de Rin- el pelinegro dejó de escribir y miró sorprendido a su amigo castaño, que se golpeaba suavemente la nariz con la parte de atrás de un lápiz. Ambos chicos estaban estudiando en el cuarto del castaño.
-¿Qué tontería estás diciendo?-
El castaño lo miró -¿No es la conclusión mas lógica?- dejó el lápiz en la mesa –Tu mente está llena solo de él. Cuando ríe o cuando llora, siempre te afecta…-
-Pero eso es porque es mi amigo- suspiró el pelinegro.
-Pero… cuando estas con Rin ¿No sientes lo mismo que cuando estás en el agua?-
El pelinegro se asombró –Para nada. Cuando estoy en el agua, me siento tranquilo y relajado…- desvió la mirada y puso una mano en su pecho -… Cuando estoy con Rin… mi corazón se acelera, me siento nervioso y las palabras que realmente quiero decir, no salen-
El castaño sonrió –Eso se llama amor-
-Estas equivocado- el pelinegro lo volvió a mirar –Eso es porque tengo miedo de volverlo a herir-
-Entonces dime…- el castaño lo miró fijamente -… cuando te abraza y sus rostros se acercan ¿No te quedas mirando sus labios?- el pelinegro se ruborizó -¿No sientes deseos de tocar su cuerpo y ver su rostro sonrojado?-
-E… eso…- desvió la mirada y mordió su labio inferior. El castaño había leído sus pensamientos -… eso es porque quedamos muy cerca-
-¿Sientes lo mismo cuando yo estoy cerca?- el pelinegro negó con la cabeza -¿Y con Rei, Nagisa o Gou?- volvió a negar y el castaño sonrió –Ves, Rin siempre ha sido especial. Solo hace falta que lo mencionemos, para que tus ojos brillen tanto como cuando piensas en nadar-
-¿De verdad…- volvió a mirar al castaño -… la respuesta a todos mis sentimientos es tan simple?-
-Si aun tienes dudas… te haré una última pregunta- el pelinegro escuchaba atento -¿Qué prefieres? ¿Ir a nadar o estar con Rin?-
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-¿Por qué me llamaste tan de repente?- el pelirojo entraba a la casa del pelinegro –El capitán me regaño por salir a esta hora- chasqueó la lengua y fue al cuarto para dejar su bolso.
-“¿Qué prefieres? ¿Ir a nadar o estar con Rin?”- no saber la respuesta de aquella pregunta lo impactó tanto, que llamó al pelirojo para que viniera a su casa mientras salía de la del castaño.
El pelirojo volvía del cuarto -¿Y que era tan urgente?- se cruzó de brazos frente al pelinegro.
-Rin… desnúdate- habló con su cara inexpresiva.
-¡¿Que?!- el pelirojo se ruborizó mientras el pelinegro se desvestía -¡¿Qué haces?! ¡¿Quieres nadar ahora?!-
-Te ayudaré- quedó solo con el traje de baño puesto y se acercó al pelirojo para intentar quitarle la polera.
-Espe… ¡Haru!- opuso resistencia y el pelinegro hizo un puchero -¿Qué te pasa hoy?- al ver que no podía ganar, se fue a la cocina.
Después de un rato, volvió con un jarro con agua y lo vertió sobre el pelirojo que además de quedar empapado, quedó en shock –Ahora te la debes quitar- dejó el jarro en el piso y cruzó los brazos.
Después de un momento de silencio, el pelirojo salió del impacto -¡¿Qué demonios?!- se quitó la polera, los calcetines y el pantalón -¡Yo no ando con el traje de baño puesto como tú!- su bóxer negro también estaba húmedo, pero no le sacó.
El pelinegro miraba detalladamente aquel marcado y sexy cuerpo –“¿No sientes deseos de tocar su cuerpo y ver su rostro sonrojado?”- las palabras del castaño seguían dando vueltas en su mente –“Sí… lo deseo…”-
-¡Oye! ¡Haru!- salió de su ensoñación y miró el rostro molesto del pelirojo -¿Para qué diablos querías que me sacara la ropa?-
-Vamos a bañarnos- el pelirojo se volvió a ruborizar y antes de que protestara, el pelinegro lo tomó de la mano y lo arrastró al baño -¿Prefieres el agua caliente?-
-Sabes Haru…- hablaba desde la puerta mientras el pelinegro abría la llave para llenar la tina -… no tengo idea de lo que estas pensando, pero no crees que ya estamos muy grandes para bañarnos juntos-
-Si nos acercamos, entramos en la tina-
-¡No me refiero a eso!-
El pelinegro cerró la llave y miró al pelirojo –Quítate los bóxer- el pelirojo dio un saltito nervioso -¿Qué pasa? ¿Tienes alguna mancha o tatuaje extraño?-
-¡Claro que no!- se rascó la nuca -¡Mierda!- se acercó a la tina y se quitó la ropa interior. Los ojos azules del pelinegro, fueron directo al firme trasero que quedó a la vista por un corto tiempo. El pelirojo se sentó en la tina y el agua tibia lo cubrió hasta el pecho -¡Ya! Estas contento-
El pelinegro se quitó el traje de baño –Rin… ponte un poco más adelante-
-¿Para qué?- el pelinegro se sentó detrás del pelirojo que se ruborizó al instante -¡¡¿Po… por que…?!!-
Se iba a levantar, pero el pelinegro lo abrazó –No salgas- paseó las manos por el torso del pelirojo –Tu piel es tan suave- susurró en su cuello y pudo sentir como se estremecía.
-Ha… Haru…- su bella voz temblaba -… no… no hagas eso…- el pelinegro, bajó su mano derecha hasta la entre pierna del pelirojo y se encontró con una gran erección -¡¿Dónde crees que estas tocando?!-
-Es obvio donde- le lamió el cuello y lo comenzó a masturbar. El pelirojo gemía ante las caricias.
-Ha… mmmmghh… Haru…- su mano izquierda, subió por el cuello del pelirojo hasta llegar a su mentón, el cual tomó delicadamente con los dedos y obligó a que moviera su rostro para poder besarlo.
Aquel beso les dejó la mente en blanco. Sus lenguas jugaban entre ellas. El pelinegro soltó el falo del pelirojo para tomarlo de la cintura y hacer que volteara su cuerpo para que se sentara en sus piernas –Rin…- jadeaba su nombre entre sus labios.
El pelirojo lo abrazó y pegó sus caderas. Con sus dos manos, el pelinegro juntó ambas erecciones y las frotó. Primero lento y después subió la velocidad –Haru… me voy a…- al sentir próximo el clímax, mordió el hombro del pelirojo que gimió roncamente cerca de su oído. Ambos habían terminado.
Los restos de la esencia de ambos chicos, se desvanecían en el agua mientras ellos seguían abrazados en la misma posición –“Makoto tenía razón…”- el pelinegro le acarició el cabello y susurro gentilmente en su oído –Te amo…-
El pelirojo lo abrazó más fuerte y tímidamente respondió –Yo… yo también…-
El pelinegro sonrió y le dio unos besitos en el cuello.
Fin.