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Cosas que pasan. por Lizali12

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Notas del capitulo:

¡Eh! ¿Qué decían que no actualizaría? ¡Pues se equivocan! xD 

 

Okey, ya :3 aquí el cap.

Gumball

Subí a mi cuarto corriendo, no me detuve a saludar a mi hermana y a Mentita que platicaban animadamente en la cocina, haciendo la cena imagine.

En mi casa al llegar de donde sea que hubieras estado, tenías que saludar con un “ya llegue” no es que se hiciera antes y de hecho mi hermana lo impuso cuando yo tenía doce años, la razón fue porque una vez al regresar de un mal día escolar me había ido directamente a mi cuarto y no le había saludado (para ese entonces el saludo no estaba impuesto aún) mi hermana se preocupó mucho al ver que no llegaba de la escuela así que llamo a esta preguntando por mí, y como era obvio la directora le había dicho que hacia un buen rato que había salido y que ese día no teníamos talleres por lo tanto en la escuela yo no estaba. Mi hermana se puso como loca; hablo a mis amigos, a sus madres, incluso pregunto a sus amigas, y nada. Yo simplemente no aparecía.

A lo último Mentita me encontró dormido en mi cuarto, mi hermana subió tan rápida como nunca lo había sido (según Mentita, quien me contaría tiempo después sobre el porqué de la imposición del saludo) y me despertó. Me levante sobresaltado, pues me habían interrumpido a medio sueño y ver a mi hermana con los ojos rojos de tanto llorar y, además, ella llorando no hizo sino más que empeorarlo.

Tengo muy bien grabado esa tarde en mi mente, mi hermana me dio una cachetada. La cachetada no fue severa ni dejo marca, pero llore. Bubblegum nunca antes me había pegado, mi hermana era más de reprimendas, regaños y consejos (digo, por eso estudia para psicóloga), así que el que hiciera eso me dolió mucho. Ese mismo día ambos lloramos, yo porque Bubblegum me había pegado y mi hermana de la alegría porque yo estaba bien.

Al día siguiente en la mañana mi hermana me dijo que cada que llegara debía decir “ya llegue” estuviera quien estuviera, ella no quería volver a pasar por lo mismo.

─ Joven ¿Está bien? ─. Pregunto Mentita, no entro. Sólo toco la puerta y pregunto.

─ Estoy bien ─. Respondí.

─ Pues no se oye bien ─.

─ Mentita, sólo déjame un rato, necesito pensar  ─.

─ Como quiera joven ─.

Una vez hube escuchado a Mentita bajar las escaleras me senté en el suelo de mi cuarto y deje salir a Ciencia. Necesitaba entretenerme, no quería pensar.

Pero pareciera que no iba a poder.

─ Gumbal, habré ─. Esta vez fue la voz de mi hermana la que sonó al otro lado de la puerta.

─ No quiero ─.

─ No te estoy preguntando ─.

─ Es mi cuarto ─.

─ Soy tu hermana ─.

─ No te estoy diciendo que no ─.

─ Sabes a lo que me refiero ─. Ella se refería a que era la mayor y por lo tanto yo debía hacerle caso, pero no quería, simplemente no quería hablar con nadie.

─ Sólo quiero estar solo, necesito pensar algunas cosas ─. Respodí.

─ Gumball Bubba Candy, juro que si no me dejas entrar ahora soy capaz de castigarte ─. Por su tono supe que mi hermana no bromeaba, así que a regañadientes abrí la puerta y la deje pasar. ─ ¿Y bien? ─. Pregunto mi hermana una vez estuvo dentro de mi cuarto sentada en la esquina de la cama.

─ ¿Y bien qué? ─. Pregunte, pues no entendía a dónde quería llegar.

─ ¿Y bien, por qué llegaste y corriste a tu cuarto a encerrarte sin siquiera pararte a saludar, a pesar que desde que impuse esa ley jamás te la habías saltado? ─. Concreto Bubblegum.

─ Por nada en especial ─. Conteste cargando a Ciencia para ponerla en su bolita de plástico para que pudiera hacer un poco de ejercicio.

─ Cielo, sabes que puedes confiar en mí ─. Enfatizo mi hermana.

─ No quiero hablar de eso ─.

─ Está bien ─. Dijo ella, pero no salió de mi cuarto.

Después de unos minutos en los que ninguno hablaba el silencio empezó a hacérseme pesado y termine hablando yo.

─ Se me declararon… ─. Fue lo que dije, y mi hermana volteó a verme tan rápido que no me sorprendería si se hubiera quejado.

─ ¿Quién? ¿Le conozco? ─. Pregunto ella.

─ Le conoces, sí ─. Respondí, pero evite decir el nombre.

─ ¿Y qué contestaste? ¿Respondiste? ─.

─ Aún no, no sé qué decir ─. Mencione. Pues esa era la razón por la cual quería estar en mi cuarto, no quería pensar pero no es como si pudiera evitarlo estando solo, así que terminaría pensando en el tema.

─ O sea que no has respondido ─. Concluyo mi hermana y yo asentí algo inquieto. ─ ¿No te gusta la persona? ─. Pregunto.

─ N-no es eso, me gusta, sí, pero creo que no de la forma en la que espera ─.

─ ¿Amistad nada más? ─.

─ Creo, sí ─.

─ ¿Te lo has pensado bien, Cielo? ─

─ Eso pensaba hacer hasta que Mentita y tú empezaron a molestar con que les abriera la puerta ─. Refute.

─ Ya, y dime Cielo ¿Quién es la persona? ─.

Lo cierto es que no sabía si decirle a mí hermana, estaba seguro de que no cuestionaría a Marshall, pero tampoco era como si yo le quisiera decir.

─ Alguien ─. Conteste.

─ Sé que es alguien, pero quiero saber quién es ese alguien ─.

─ Hermana, no te quiero decir ─.

─ Vale pues ─.

Y nos volvimos sumergir en un silencio algo incómodo, incómodo porque yo quería decir que había sido Marshall.

─ Marshall, fue Marshall ─. Dije, otra vez era yo quien se delataba. Pero mi hermana en vez de actuar sorprendida puso una enorme sonrisa en su rostro, algo olía raro aquí.

─ Ya veo. Y dime ¿No te gusta Marshall acaso? ─.

─ No de esa forma… bueno eso creo ─.

─ ¿Crees? Uff pobre Marshall mira que declarársele a alguien tan indeciso como tú, eso debió requerir valor ─. Brome mi hermana.

─ ¿Qué crees que debo hacer?, es decir, me agrada Marshall y no se me hace mala persona, pero nos acabamos de conocer, no llevamos ni dos semanas ─.

─ Lo que a ti te preocupa es el tiempo entonces ─. Menciono mi hermana, y la verdad es que no lo iba a negar. Me preocupara porque ¿Qué tal si él sólo estaba confuso? Él mismo me lo había dicho, “al principio creí que era por tu aspecto, ya sabes tienes facciones finas” sino mal recuerdo, eso fue lo que menciono. Mi hermana al verme darle vueltas al asunto prosiguió. ─ Mira Cielo, hay veces que pasan cosas así. Ya sabes los tan mencionados “Amor a primera vista” no deberías preocuparte por esas cosas, tú y Marshall son jóvenes pueden darse esta oportunidad y luego si las cosas no van bien pueden terminarla, aunque si lo que te preocupa también es tu amistad con él, piensa que si le dices que no, Marshall será el más afectado ya que el estar contigo se volverá doloroso ─.

─ No creo que Marshall esté enamorado de mí, es más bien atracción. Pero gracias por el consejo hermana, sé que le diré ─.

─ De acuerdo, me alegra haber sido de ayuda ─.

Una vez me encontré solo en mi cuarto, me acosté en mi cama con brazos y piernas extendidos.

Sabría qué le diría a Marshall.

 

Marshall

Entre a mi casa con una risa tonta, y no es porque yo supiera que la traía sino porque Marceline se encargó de hacerme notarla.

─ Iuh, qué asco ─. Menciono mi hermana.

─ ¿Qué? ─

─ La sonrisa que te cargas ─.

─ Tenemos la misma sonrisa boba ─.

─ No es cierto, la mía es diferente porque es sonrisa de mujer ─.

─ Como digas ─.

─ Bueno ¿Qué de bueno sucedió? ─. Pregunto mi hermana.

Nos encontrábamos platicando en la sala de estar, ella en el sofá grande y yo en el individual. Hacia un rato que no platicábamos tranquilamente.

─ ¿Por qué crees que sucedió algo? ─. Indague.

─ Por la sonrisa de estúpido que traes desde que entraste a esta casa, ahora deja de andar de subnormal y dime qué pasó ¿Te le declarase al niñito, no? ─. ¡Vaya con mi hermana! Esta mujer era muy perspicaz. Pero le diría, me sentía lo suficientemente feliz como para contárselo.

─ ¡Sep, me le declare! Y me dijo que lo pensaría. No fui rechazado a la primera y él dijo que esto no afectaría nuestra amistad ─. Conté alegremente a mi hermana, quien me miro estupefacta, creo que ella pensaba que sería rechazado.

─Bueno… no era exactamente lo que me esperaba, pero me alegro por ti hermanito ─.

─ ¿Estamos teniendo una plática cursi de hermanos? ─. Pregunte, pues era muy raro de mi hermana llamarme “hermanito”, de hecho era muy raro de mi hermana referirse a mí como “hermano” sino me estaba llamando “Marshall” me estaba llamando “Estúpido” o “Marshy” ¡Cómo odiaba ese apodo! y mi hermana lo sabía, por eso lo usaba para conmigo.

─ Si, creo. En fin acabemos con esto antes de que profundicemos, sube a tu cuarto, ya es tarde ─. Menciono mi hermana cuando ya se había levantado del sofá y se estiraba.

─ No es tan tarde… ─. Bueno, sí lo era. Una vez visto el reloj de la encimera me di cuenta de que Marceline y yo habíamos estado hablando un buen rato, pero no es como si importara, ya era el quinto día (casi el sexto) y los próximos dos días eran días de descanso.

Marceline se despidió de mí y subió a su cuarto a dormir, yo tenía que bañarme antes de dormir o sino no podría aventarme al sueño profundo.

***

 

Una vez hube terminado de bañar fui directo a mi cuarto, no tenía sueño pero ya era algo tarde, así que lo mejor era dormir.

Estaba a punto de dormir cuando vi que algo resplandecía desde mi escritorio (que más bien era el lugar donde ponía las cosas apenas llegar, porque de cosas para la escuela sólo la laptop) me imagine que era el celular (algún mensaje de seguro) y decidí ignorarlo… trate, pero bueno soy joven nosotros somos la “generación de la tecnología” según nuestro profesores de avanzada edad (el rey helado) así que me vi levantado por la curiosidad y me dirigí al escritorio.

La pantalla brillaba y sí, era un mensaje, el nombre de Gumball aparecía arriba de una carpetita que simbolizaba a los mensajes. Lo abrí, el mensaje era breve pero específico.

“Marshall, llámame cuando puedas, hay algo que debo decirte.”

¿Algo que decirme? ¿Ya tenía su decisión? ¡¿Tan rápido iba a ser rechazado?!... no, cálmate Marshall, no pienses en negativo.

Ya era tarde, pero después de leer ese mensaje difícilmente dormiría algo. Mire la hora que daba el celular… pasada la una de la mañana ¿Gumball estaría despierto aún? de seguro y no, pero no perdía nada con intentar, así que busque en la agenda del teléfono su número y llame

Hubo por lo menos dos minutos de angustia hasta que escuche que al otro lado de la línea contestaban.

─ ¿Sí? ─. La voz de Gumball se oía tenuemente, casi ronca, estaba durmiendo.

─Ah, Gumball. Soy yo, Marshall ─.

─ Marshall… hum.-Oí un ruido por medio del celular y me imagine que era Gumball levantándose a verificar qué hora era- ¿Sabes qué hora es, no? ─. Dijo, sospeche que ya él la sabía.

─ Sí ─.

─ ¿Por qué hablas a esta hora? ─. Susurro. No estaba enojado, sólo cansado (quiero creer).

─ Leí tu mensaje, decía que cuando pudiera te llamara, así que eso hice ─.

─ Sí, sé qué dice el mensaje yo lo envíe. Pero no tenías que tomártelo tan literal ─. Escuche como se movía, me imagine que se estaba acomodando en su cama… hmmm ¿Sería una cama? Sí.

─ Ya… pero después de leerlo no podría dormir hasta saber qué querías decirme, así que te llame─.

─ Oh, bueno sobre eso… ─.

─ Sí, ¿Qué querías hablar? ─. Pregunte, al ver que Gumball no seguía la conversación.

─ Acepto… ─. Fue lo que escuche, ¿Aceptar? ¿Qué aceptaba?

─ Disculpa la ignorancia Gumball, creo que el no dormir me está afectando ¿El qué  es lo que aceptas? ─

─ … ─. Gumball no hablo, pero podía escuchar su respiración por medio del celular… y algo hizo click en mí.

¡Aceptaba, maldición! ¡Él estaba aceptándome!  Y yo ahí de estúpido sin saber a qué se refería. Pobre Gumball de seguro y le había costado decirme eso ¡Y más a esta hora!

─ Gumball, perdón. Ya-ya sé a qué te refieres ¿Hablas en serio? ¡No quepo en la puta felicidad! ─. Escuche su risita y algunos movimientos de sabanas, para este momento estoy seguro de que tengo las mejillas rojas y quizá la respiración entrecortada… ¡Pero qué mierda importa, él me acepta!

─ Si Marshall, hablo en serio. Estoy aceptando ser tu- ser tu novio…─. Esto último lo dijo con la voz un poco bajita.

─ ¡Hey! ¿Estás ruborizado, no? Casi puedo ver tus mejillas ─.

─ ¡N-no estoy rojo! ¡Y no puedes ver nada!  ─.Gumball soltó un bufido.

─ Ya, me calmo ─.

─ Te escuchas raro ¿Estás bien? ─. Pregunto, supongo que por “raro” se refería a mi respiración. Pero es que ¿Cómo no estar agitado? ¡Me había aceptado! Yo iba a ser su primer novio, y aunque me le había declarado con la duda de que no me aceptara y con el temor de que me rechazara y nuestra amistad terminara ahí estaba él diciéndome que sí.

─ Es sólo que no quepo en la puta felicidad Gumball, ¡En serio! Sinceramente me veía siendo rechazado. Maldición, ya se me quito el sueño ─. No es como si lo hubiera tenido desde el principio, pero ahora menos lo tenía.

─ Jajajaja ya veo, pues a mí no se me ha quitado. Así que si me disculpas me voy a dormir. Tendremos mucho tiempo para hablar, además te quedarás sin crédito ─.

─ ¡A quién le importa el sueño y el crédito mientras te pueda seguir escuchando! ─.

─ Habrá tiempo, ya te lo dije ─. Gumball bostezo. Bueno mejor lo dejaba dormir.

─ Sí, tienes razón, duerme Gumball. Hablaremos luego ─.

─ Umju, hasta luego ─.

─ ¡Espera! ─. Pedí antes de que colgara

─ ¿Qué pasó ahora Marshall? ─. Pregunto Gumball soltando un leve bostezo.

─ Esto sonará estúpido –Gumball interrumpió con un “¿Más?” (Supongo que después de mi declaración ya nada podía sonarle estúpido o raro o incoherente, no mientras viniera de mí) ya, perdón ¿Sí? Dame la razón, no he dormido y hoy me declare ─.

─ Bueno, ya. Perdón, prosigue ─. Pidió.

─ Si bueno, es que no quiero despertar mañana y darme cuenta de que  esto sólo fue un sueño. No será bonito ─.

─No lo será ─. La voz de Gumball fue tranquila y pausada. Reconfortante. Y en ese momento juro que si me estuvieran apuntando con un arma y él me dijera “Todo estará bien” yo le creería.

─ De acuerdo, creo en ti ─. Fue lo que dije. Y no mentía.

Gumball colgó y yo me acosté con el celular en el pecho. Aún no salía de mi ensueño.

Un mensaje llego minutos después.

Mensaje nuevo: Gumball.

“Duerme bien cariño”

Y ahí estaba yo a las tres de la mañana leyendo ese mensaje. Que de seguro a Gumball le había costado envíar, pero lo había hecho para que yo me sintiera bien.

Hoy no intentaría dormir. No podría, la felicidad era mucha.

 

 

Notas finales:

e_e No se lo esperaban. 

La verdad quedé conforme con el capítulo, no le quise quitar ni poner nada más.


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