Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cosas que pasan. por Lizali12

[Reviews - 314]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda, aquí está el capítulo.

 

Tambiénn he de decirles que he conseguido trabajo pero no tienen que preocuparse por la continuidad del fic porque pienso seguirlo.

 

Gumball.

Esa mañana me levanté con más frío del que suele hacer siempre por las mañanas, me queje con mi hermana y ella sólo me dijo: “Aquí así es el tiempo, algunas veces hace calor otras frío. Incluso nieva sin que las personas lo esperen ¿No es maravilloso?”

Yo sólo pensé “¿Cómo puede creer que un clima tan inestable es bueno?”, me hermana a veces es extraña.

Contuve un estornudo que amenazó con salir y me enfunde en mi (exageradamente) enorme polera.

—   No me digas que eres débil con el frío ¿Eh?

¡Aah maldición como odio a Marshall, él va muy campante con solo una sudadera negra y unos pantalones de mezclilla! Mientras que yo… yo llevaba una camisa manga larga debajo de una polera que siempre usaba debido al cuello que tenía pues me cubría hasta los pómulos.

—   ¡Waah, cállate! ¿Cómo puedes no tener frío?

 

—    Es que no lo hace.

 

—   Sí hace. Pero pareciera que tú no lo sientes.

 

—   No es que no lo sienta. —Marshall metió sus manos en la bolsa delantera de su sudadera en lo que decía eso, parecía buscar algo pero luego simplemente las dejo ahí. —  Soy una persona de alma fría.

Hundí mi rosto hasta la nariz en el cuello de la polera y metí ambas manos en las mangas de la otra. Aah… calentito.

—   Oh, se me olvidó que eres un vampiro. Grandioso Marshall rey de la Nocheosfera.

 

—   Jajajajaja ¿Vampiro? Jajaja ¿Por qué un vampiro?

 

 

—   Porque son helados, como tu alma, y no sienten frío. Por eso.

 

—   Pero no tienen alma.

 

—   Tú eres un nuevo concepto de vampiro. Así que no te quejes.

 

—   Como digas.

 

Al llegar a nuestro salón me di cuenta de que la primera clase le pertenecía a Filosofía, o sea que era Petrikov quien nos iba a enseñar. Rápidamente saque ambas manos de las mangas y tomé a Marshall por los codos cuando se estaba escapando, lo arrastre hasta su pupitre y seguidamente me senté yo; Marshall dejo caer flácidos los largos brazos a sus costados y empezó a… ¿Está azotando su cabeza?... digámosle dar leves golpes al pupitre.

—   Voy a morir de aburrimiento. Morir a manos de una espada sería menos doloroso. —Y siguió azo… dándose de golpes en el pupitre.

 

—   No dramatices, sus clases son interesantes. No entiendo porqué no te gustan.

 

—   ¿Interesantes? ¡Ja! El mito de la caverna de Platón es interesante. Petrikov me da sueño.

 

—   Me alegra mucho que por lo menos sepa de Platón, joven Marshall.

 

Marshall en lugar de helarse, entrar en pánico, cohibirse o algo, le lanzó una sonrisita sarcástica al profesor Simon que justo, iba entrando al aula.

 

—   Hablando del diablo... — Canturreo Mashall.

—   ¡Marshall! — Le chiste, pero como era de esperase, ni se inmuto.

El profesor Petrikov, pese al agravio cometido por Marshall, le ignoro y comenzó a anotar en el pintarrón.

—   No deberías preocuparte Gumball, los profesores de la universidad difícilmente se sentirán agraviados u ofendidos por lo que un niñato recién salido de prepa tenga que decirles.

La clase siguió normal después de eso; el profesor dio la clase, Marshall se durmió y yo tomé apuntes por él.

Marshall.

Después de las clases de Filosofía hubo una más:

Semiología.

Es una disciplina que estudia el significado y coherencia de las palabras, aunque no me sonaba muy agradable la clase, la profesora hizo que me resultara entretenida. Era  una joven alta y delgada, rubia y de ojos castaños. Muy bonita, pero no tanto como Gumball con ese suéter dos tallas más grandes que él. Resulto que ya nos había dado clase con anterioridad pero como siempre las da después de Petrikov yo no la había conocido hasta ahora porque siempre me encontraba dormido.

Se presento otra vez para mí y yo me presente para ella. Quizá sería una más de las profesoras que me agradaría ese año

 

Al salir al receso lo primero que hice fue tomar de las manos a Gumball y salir corriendo hacia el bloque que sabía yo, era de arquitectura.

—   Debe ser por aquí, pero no la veo.

Había descubierto (por  boca de Ethan) que los arquitectos eran posiblemente los únicos que compartían horarios de receso con los de primer año de Bellas Artes. Nuestra escuela tenía un programa en el que los recesos no chocaban con el de ninguna otra área sin importar que se estudiara lo mismo, debido a que se quería que las diferentes especialidades pudieran gozar del campus completo sin temor a sufrir abuso por parte de los de mayor grado. Pero ese año había dos horarios que chocaban, el de Bellas Artes y el de los prospectos a arquitectos el director o la secretaria (quien se encargara de acomodar horarios) no había dado señas de cambiar alguno de los dos recesos y algo me decía que no lo haría pues eran primer año de Bellas Artes y segundo de Arquitectura. Dos estudios distintos y en diferentes áreas.

—   ¿Ver, qué?

 

—   En serio tú… iremos a hablar con Lily. La estoy buscando, deberías ayudarme.

Gumball pareció acordarse después de mencionar a Lily. Se puso rojo, o al menos eso imaginé debido a que escondió su rostro en el cuello de esa polera beige que andaba.

—   Sobre eso… ya no es necesario… es decir ya me explicaste…

 

—   Si las cosas se solucionaras así de fácil y fuera así de sencillo no habría guerras ni gente muriendo de hambre.

 

—   Umm, si, tienes razón…

 

Me sentí un tanto culpable después de haberle dicho eso a Gumball. No era en si las palabras sino más bien el tono usado, fue como si le hubiera llamado cobarde.

Seguimos buscando por un rato más, pero en lugar de estar cien por ciento concentrado en la búsqueda una parte de mí estaba pensando en que debía voltearme y pedirle disculpas a Gumball.

Cuando me arme de valor para hacerlo este se detuvo y me jalo de las mangas de la sudadera.

—   ¡Ahí! Creo que es ella. ¿Es ella, Marshall? —. Preguntó, yo seguí con la vista hasta donde su índice izquierdo señalaba, y sí. Era Lily — Se ve como ella, pero no estoy seguro. Solamente la he visto una vez.

 

—   Es ella y no apuntes. Es de mala educación. — Baje la mano de Gumball con el peso de la mía al decir esto. — Anda vamos.

Lily estaba parada en el marco de la puerta de su salón platicando alegremente con un joven que de seguro y era algún compañero de clases, llevaba un suéter blanco y una falda tableada, debajo de esta llevaba puestos unos mayones negros. Cuando estábamos a unos cuantos pasos de llegar con ellos oí como este le decía algo sobre que ya no lo entretuviera más porque de verdad le urgía ir al baño, ella le dio unas palmadas en el hombro y le dijo que era libre.

 

—   Hey. — Saludo cuando me vio. Yo simplemente incline la cabeza. — ¿Qué te trae por aquí? Ah, no… no me digas. -pronuncio al ver a Gumball detrás de mí- Ya me imagino qué es.

 

—   No la verdad no creo.

 

Ella paso campalmente de mí y poso sus ojos en Gumball, no era la típica examinación que le había visto hacer a otros de mis amigos. Era como cuando alguien ve un examen para el cual estudio y se sabe las respuestas, lo veía con curiosidad.

Gumball le mantuvo la mirada y en ningún momento hizo intento alguno de quitársela.

—   Es un bonito compañero el que traes por aquí, eh. Es muy lindo… ¡Ups! Perdón, a los hombres no les gusta que les digan lindos, lo siento.

Pequeña zorra. Quería decirle, pero Gumball hablo antes de que yo pudiera siquiera abrir la boca.

—   No te preocupes, no me molesta. Eh oído eso de Marshall varias veces, y seguramente lo seguiré oyendo.

¿Acaso no tengo un novio súper adorable?

Vi claramente como Lily hacia puños sus diminutas manos y la sonrisa que antes se le notaba natural se le tornó rígida.

—   Ajaja, este Marshall — No sé porqué pero su tono de voz me sonó al que usan algunos personajes de las series japonesas que tanto veía antes. A esos en los que las mujeres se cubren la boca mientras ríen. — Siempre tan encantador con sus amigos.

 

—   ¿A sí? No sabía que fuera de esa forma con sus amigos.

 

—   Pues lo es -y la risa farsa siguió- ¿Acaso no es así contigo? Me imagino que no te quiere como amigo.

 

Gumball pestañeó lentamente ante lo dicho por Lily. Hubo un movimiento sutil por parte de sus manos y en cuestión de segundos estaba entrelazándolas con las mías.

—   Es que no somos amigos. — Y afianzo el agarre. Se veía tan varonil mientras hablaba que no noté su temblor. Sus finas y tibias manos temblaban, levemente, pero lo hacían. Pese a todo le siguió la pelea verbal a Lily. —Marshall es mi novio.

La razón por la que él me gusta tanto como lo hace es simple. No sé qué puedo esperarme de su persona. Es como estar en un mar en el que sabes vendrá una ola enorme pero no sabes cuándo lo hará, ese es el sentimiento que me causa Gumball.

No sé qué dirá si le contara la forma en la que me siento respecto a él. Posiblemente no se pelearía conmigo como lo está haciendo con Lily.

—   Como dije -hablo Lily- no puedes ser novio de Marshall porque él jamás ha tenido preferencias homosexuales. Y aunque te veas como una mujer eso no quiere decir que lo seas.

 

—   ¿Por qué eres tan reticente? ¡Te estoy diciendo la verdad!

Gumball había soltado mi mano y se encontraba peleando apasionadamente con Lily para cuando deje de andar en las nubes. Lily no le creía y Gumball no dejaba de decirle que era cierto.

Parecía una pelea de novios en la que el novio defiende su honor y la novia lo trata de incriminar. Ciertamente era divertido.

Lo sorprendente fue que a pesar del escándalo que estaba armando este par nadie dijo nada. Los de arquitectura pasaban, los rodeaban y seguían su camino.

Qué amargados.

—   No te creo. — Dijo finalmente Lily, y se cruzo de brazos en una pose defensiva.

 

—   Pues deberías creerle.

Ambos, Lily y Gumball voltearon a verme pero yo moví las manos en gesto negativo.

—   Yo no lo dije. —Mencione.

 

—   Jaja fui yo.

En ese momento Ethan apareció, iba vestido con pantalones de mezclilla negros y una polo del mismo color, un cinturón marrón al cual la punta le salía pues no estaba acomodado en las trabillas del pantalón, el pantalón estaba atravesado por cadenas finas y brillaban con los rayos del sol. Llevaba sus típicas botas café que parecían de trabajador (o eran).

—   Tío, que manía la tuya de vestir de negro. — Di un suspiro al decir esto y apoye mi izquierda en su hombro. — Y también sin suéter. ¿No tienes frío acaso?

 

—   Habla el rey de lo rojo. El que, por cierto, siempre lleva una camisa roja de cuadros. — Contraatacó y de igual manera puso su mano en mi hombro, pero antes de suspirar, posó su dedo índice y el pulgar (de la mano libre) en su tabique. Y dijo: — Yo no soy tan friolento como tú, debilucho.

 

—   ¡Oye! No soy ningún debilucho y a mí me encanta esa camisa. Es más, la amo con locura.

 

—   Viejo, no deberías decir eso con una cara tan seria. Te creerán.

Ambos reímos después de esas palabras.

—   Ajam, ajam. -carraspeó Lily- Ethan, no deberías entrometerte en pláticas ajenas.

 

—   Aah, Lily. No eres quién para decírmelo. —Lily, aún en la pose en la que estaba con anterioridad, inflo las mejillas y le mostro la lengua a mi rubio amigo. Este la ignoro y volteo a ver a Gumball. — Así que… tú eres el novio de Marshall, eh. 

Ethan era una persona alta, yo era alto pero no medía casi dos metros como él. Se podría decir que su atractivo principal era eso, eso y el cabello rubio con los ojos grises además de que el maldito era esbelto y tenía un bello rostro.

Por la forma en la que trataba a Lily me di cuenta de que eran compañeros de clase, después de todo ambos estudiaban lo mismo y tenían la misma edad.

—   Tú sabes de mí, pero yo no de ti. — Hablo Gumball.

 

—   Oh, sí. Me lo imagine. El mequetrefe de Marshall es un completo olvidadizo.

 

—   No hay razón alguna para que le hable de ti, pelmazo.

 

—   ¿A no? — Ethan tenía por lo menos cuatro formas de dirigirse a las personas, con sorna cuando quería burlarse, con indiferencia cuando le caías mal, con normalidad si le agradabas y con tranquilidad si te veía como a un hermano. A mí siempre me hablo con sorna pues yo siempre le había hablado con sarcasmo. Pero eso no importaba pues sabíamos lo que queríamos decir. — ¿Y qué tal de hablarle de las veces que salve tu estúpido trasero de palizas? ¿O de la vez en la que casi te ahogas por idiota en un chapoteadero? ¡Ah! También de esa en la que te salve de caer en un pozo de drenaje.

 

—   ¡Ah!— Grite, antes de que siguiera hablando. — ¡Todas esas veces fueron por tú culpa! Las veces que me “salvaste” de que patearan mi trasero fue porque yo me había metido a defenderte y me usabas de carnada, lo del chapoteadero fue porque te estaba mostrando cómo flotaba boca abajo y tú te subiste encima de mí y  no te quitabas ¡Casi muero esa vez! Y la del pozo de drenaje fue porque estaba cargando unas cajas que eran tuyas. Tú viste que esa cosa no estaba tapado pero en lugar de decirme hiciste que caminara todo recto hasta que estuve a un paso de caer. — Ethan tenía una sonrisita burlesca en su rostro ante lo que decía. — Solamente me salvaste porque te acordaste de que lo que llevaba en las cajas te era valioso. Maldito subnormal.

 

—   Mi querido Marshall, debes aprender a perdonar el pasado. — Dijo mientras me daba unas palmaditas en el hombro. — Pero no estoy aquí para hablar de tan memorables recuerdos. —otra vez su vista se poso en Gumball quien se reía de las desgracias que había vivido con Ethan. Cuando mi novio notó que mi amigo lo observaba dejo de reír y bajo la mirada al suelo, apenado por haber sido pescado carcajeándose. — Vi que trajiste a este lindo niño y decidí venir a verlo antes de que la enana de Lily lo hiciera enojar.

Lily, que de igual manera se estaba riendo de mis desgracias, dejo de hacerlo cuando escucho el adjetivo con el cual se había referido a ella Ethan.

—   ¡No soy ninguna enana!

 

—   Cierto — Dijo Ethan, y Lily sonrió ante esto. Pues no le gustaba que le dijeran enana… pero Ethan no era tan piadoso. — Eres un Gnomo.

 

—   ¡Tú! ¡Maldito gigantón! — Vociferó Lily, y en cuestión de segundos estaba enfrente de Ethan pegándole con sus diminutos puños. — ¡La semana pasada te la pasaste diciéndome Umpa Lumpa! Y el año anterior era un Hobbit. Yo estaba tan feliz porque ya había crecido… ya que antes de Hobbit era liliputiense.

Lily fingió llorar pero Ethan no le creyó. Agarro sus manos para que esta dejara de golpearlo, Lily alzó la vista ante tan inesperado acto y mi amigo le dio una de esas sonrisas, de esas que presagian que él se seguiría riendo.

—   Oh, lo cual me recuerda. ¿Regresaste a tu comarca en estas vacaciones? ¿O acaso el agujero-Hobbit es demasiado grande para ti? Pequeña liliputiense.

Ethan pensaba seguirla molestando pero antes de que hablara se escucharon unas carcajadas. No era necesario que yo volteara para saber a quién le pertenecían.

Por el contrario Ethan y Lily se voltearon.

Gumball estaba riendo a todo pulmón ante la pelea de mis amigos, se agarraba el estómago y limpiaba las lágrimas que le salían de tanto reír.

—   Jajaja, todo… todas las formas en las que se refiere a ti son… son… diminutas… pequeñas jajajaja.

Él se reía y no importaba, Gumball era alguien muy alto para sus dieciséis años. Yo dudaba de que supiera lo que significaba ser bajito de estatura.

—   Tu novio me agrada — Me dijo Ethan, en ese momento soltaba a Lily de las manos para acercársele a Gumball. — Es lindo y no le da pena decir lo que piensa… me imagino que no sabe mentir.

Y ahí iba de nuevo. Las asquerosas pero acertadas deducciones.

—   No hagas eso hombre. Lo asustaras.

 

—   No lo haré. — Ethan dejo de mirar a Gumball al decir esto y luego poso su vista en mí. —Ansiaba conocerlo después de que descubriera que alguien te gustaba pero no imagine que lo harías  tu pareja tan rápido…

 

—   Si te soy sincero yo tampoco, pero no puedo evitarlo. Me gusta lo que me gusta.

 

—   ¿Él ya sabía que yo te gustaba…? — La voz de Gumball se escucho  sutilmente, y entro en la conversación con la misma.

 

—   Más bien, lo adivine. — Hablo Ethan.

 

—   ¿Lo adivinaste? ¿Cómo?

 

—   Ah, pues-

 

—   No lo adivino. -irrumpí- esta persona — Señalé a Ethan quien frunció el ceño. No le gustaba que hicieran eso. Apuntar, señalar, indicar. Le molestaba, decía que era mal educado. Y lo era, pero a mí siempre me gusto molestarle. — Es muy buena para percatarse de cosas que uno simplemente no nota.

 

—   Como S.H. ¿No?

 

—   Sí como él. — Hablamos ambos al mismo tiempo.

 

—   ¿Quiénes es S.H? — Preguntó Lily quien no había perdido el hilo de la conversación.

Ethan puso su mano en la cabeza de Lily y esta se quejo cuando empezó a apretársela.

—   Sherlock Holmes. ¿Acaso no lo sabías? ¿O es que ese cerebro de liliput no te sirve?

 

—   Ay, ay, ay, ay… me duele. — Se quejo Lily, pero Ethan no dejo de apretarle la cabeza.

 

—   Bueno, creo que Gumball y yo tenemos que irnos. Otro día se los presentaré con más calma.

 

—   ¡Ah! —Medio gritó Lily, parecía haberse dado cuenta de algo. — a todo esto ¿Por qué viniste?

 

—   En serio ese cerebro no te sirve de nada. — Por la contracción de los dedos de Ethan y el gesto de dolor de Lily me di cuenta de que se había intensificado el agarre en la cabeza.

 

—   Vine — Hable, Gumball, quien noté, se estaba escabullendo del rumbo de esa conversación, se detuvo al sentir mis manos agarrarle de los brazos. Lo jalé hacia mí y lo puse enfrente mío, lo abrace por detrás y seguí hablando mientras aprovechaba para posar mi cabeza en la suya. Una vez hecho esto, seguí hablando. — para cortar todo tipo de lazo que no sea de amistad contigo Lily. Como verás me conseguí pareja y no quiero que tus… ¿Cómo llamarlo? Ataques sorpresivos continúen. Así que por favor deja de hacerlos o me veré en la necesidad de terminar nuestra amistad.

Lily bajo la vista. Cuando hice que mi cuerpo (y el de Gumball) se volteará, ella hablo. Pensé que me chillaría, pero no lo hizo.

—   ¿Sabes? Siempre supe que esto sería así, tú siempre me has dicho que solamente me ves como una amiga. Yo sabía que cuando hubiera alguien que de verdad te interesará vendrías y me dirías que ya no te atacara porque ahora tenías pareja… yo siempre lo he sabido, y por eso siempre rogaba porque no llegara nadie que te gustara. — Alzó la vista y fijo sus ojos en Gumball. — También esperaba que fuera una mujer. Pero está bien, lo acepto. Gumball es lindo, así que está bien si es él quien te sedujo.

 

—   De hecho… -hable- fui yo quien le dijo que fuera mi novio… Gumball era perfectamente heterosexual hasta que lo seduje… se podría decir.

 

—   No me sedujiste. En todo caso me atacaste. —Repuso mi novio, tomó mis brazos que en ese momento lo rodeaban.

 

—   Estoy de acuerdo con Gumball. Marshall es muy estúpido para seducir.

 

—   ¿Tú qué sabes animal?

 

—   ¿Cómo me dijiste, bestia?

 

—   Ya chicos, tranquilos. ¿Por qué no son más como Gumball? ¡Mírenlo, está bien tranquilo! Qué vergüenza Marshall, se supone que tienes la misma edad que él y aún te comportas como uno de dieciséis.

Después de escuchar esas palabras de Lily no hice más que reír.

—   De hecho… yo tengo dieciséis… — Repuso Gumball, apenado por la situación de que me compararan con alguien de su edad.

 

—   ¡¿Qué?! — Gritó Lily, y justo en ese momento Ethan gritaba un ¡Lo sabía! — ¿Cómo que dieciséis?

 

Fue un largo rato en el que le explicábamos a Lily el porqué de que Gumball estuviera ahí, después de llamarme asalta cunas y decirme pedófilo Ethan le dijo que se callara y no criticara pues Gumball era lo suficientemente inteligente como para saber lo que hacía.

—   No puedo creer esto. — Escuche decir a Lily mientras ella y Ethan se alejaban. — Me dio hambre de tan solo pensar en que Marshall se ha vuelto un asalta cunas de niño inocentes... ah, Ethan cómprame un pastelillo.

 

—   Vas a engordar si sigues comiéndolos.

 

—   No importa quiero uno.

 

—   Está bien. Después de todo los Hobbit comen más de lo normal.

 

—   ¡No soy ningún Hobbit!

 

—   Sí, sí. Lo que digas.

Unos pasos después deje de escucharlos.

Mi novio iba por delante de mí, iba muy feliz y hasta creí escuchar que tarareaba una canción. El “creí” se volvió realidad cuando lo escuche decir “You make me go insane, gives so much pain”. No reconocí la canción pero tampoco pregunté por ella.

Metí mis manos en la bolsa delantera de mi sudadera y le seguí. Estábamos a unos pasos de salir del área perteneciente a arquitectura cuando él se volteó y me sonrío.

—   ¿Qué pasa? — Pregunté un tanto aturdido por el repentino gesto.

 

—   Ellos. — Dijo haciendo referencia a Lily y Ethan, según entendí.

 

—   ¿Si…?

 

—   Ellos se llevan bien.

 

—   Oh, sí. Ethan hace amigos fácilmente, tiene una personalidad retorcida pero por lo general no es malicioso.

 

—   Parece que se gustan.

 

—   ¿Por eso sonríes?

 

—   ¡Sep!

 

—   No entiendo.

 

—   Si, así de complicados somos nosotros los pequeños.

Gumball.

Infle las mejillas al decir esto. Marshall curveo la comisura derecha de su boca en una (casi) imperceptible sonrisa y pestañeó lentamente.

 

—   Los niños son difíciles. — Dijo por fin, después de un momento de silencio. — Y más los mimados.

 

—   No soy un mimado. Por si pensabas decir eso.

 

—   Jajaja, lo cierto es que sí lo iba a decir.

Caminamos hasta nuestra aula hablando sobre la posible y ligera esperanza de que Lily y Ethan se hicieran novios, a pesar de todas mis ideas, Marshall terminó diciéndome que su amigo en realidad era así con todas las mujeres y que muy difícilmente habría algo entre ellos.

—   Me gustan como pareja. — Concluí cuando ya estábamos en la puerta de nuestro salón.

 

—   Sí, pero a Ethan difícilmente le gustara alguien como Lily.

 

—   No lo conozco muy bien, pero no perderé las esperanzas.

 

—   ¿De cuándo acá quieres hacer de Cupido?

 

—   No quiero hacer de Cupido, solamente pienso que ellos serían felices si se dijeran sus sentimientos.

 

—   Escucha cielo, ellos son lo suficientemente grandes como para saber lo que sienten, si ellos se quieren se lo dirán. Ethan con mucha dificultad se queda callado cuando algo no le agrada o le agrada. Y Lily es igual.

 

Marshall estaba parado en el marco de la puerta de nuestro salón, tenía la vista en el techo al decir esto y la espalda estaba curveada hacia atrás, Tenía un aire pesaroso rodeándole y no tardo mucho en bostezar

Su amigo, Ethan, era atractivo por sí solo, sin necesidad de arreglarse. Pero Marshall tenía un atractivo desaliñado, no parecía vagabundo ni ratero. Simplemente era apuesto a su manera, floja, pero atractiva.

—   ¿Qué pasa? — Preguntó después de notar lo mucho que lo veía.

 

—   Nada, simplemente estaba pensando que eres muy atractivo, ya sabes… apuesto…

 

—   Así como lo dices no suenas muy convencido…

 

—   Um-um -negué- lo digo porque estoy convencido.

 

—   Me siento seducido.

 

Marshall rió al decir esto y yo no tardé en unírmele, luego de eso esperamos a que los demás regresaran y el profesor entrara a dar clases.

Nuestros compañeros tenías por manía comprar su desayuno en cafetería escolar, hasta donde yo sabía todos trabajaban de noche y por lo tanto no les daba tiempo de hacerse su desayuno. Por eso Marshall y yo casi siempre estábamos solos en el salón, excepto cuando alguno traía desayuno por suerte.

Me sentía mal por ellos, pero a veces, cuando tenía un momento lindo con Marshall sin que ellos estuvieran alrededor, me sentía muy agradecido.

Marshall en serio me gusta, no sé cómo o porqué, sólo sé que así es.

 

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).