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Cosas que pasan. por Lizali12

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Notas del capitulo:

Halo, halo~ sólo vengo a subir el cap :v

Gumball

 

—  Nos vemos mañana, duérmete ya.

Al salir de la casa de Marshall el frío golpeo mi cara como si fuera invierno, aunque estábamos a mitad del mes más caluroso del año. El clima aquí es de locos.

 

Marshall quien iba aún sin camisa se cubrió el torso con ambas manos y soltó un pequeño estornudo

 

—  Prrr que cojonudo frío de mierda.

 

—  Aah, te dije que no era necesario que me acompañaras a la puerta.

 

—  Es igual, ya estoy aquí. No me enfermare por una leve briza.

 

—  No sé de dónde sacas que este frío invernal sea una leve briza pero no tengo tiempo para decirte lo que sí es una leve briza porque me tengo que ir ya a mi casa.

 

Apenas y di dos pasos hacia el frente cuando Marshall creyó oportuno jalarme el brazo. Tengo que hablar seriamente con él respecto a que diga todo cuando me tiene de frente.

 

—  ¡Alto ahí! — Menciono ya cuando me apresaba por el brazo.

 

—   Marshall que hay frío. — Carraspee. — Habla rápido o me haré una paleta de hielo aquí, frente a tu puerta.

 

—  No suena mal, yo te lamería para descongelarte.

 

—  Eso suena asqueroso. — La sola imagen provocó un gesto de terror-asco en mi rostro.

 

—  Bueno, ahora que lo dices… que tal si mi lengua se queda pegada a ti en tu versión ‘paleta de hielo’.

 

—  Bueno no me convertiría en una paleta si me soltaras y me dejaras ir.

 

—  Oh cierto. — Hubiera sido grandioso que me soltara, pero era Marshall y obviamente no lo hizo.

 

—  ¿Qu-qué quieres? — Tartamudee, no tanto por el frío sino por el pensamiento fugaz de que quizá Marshall si quería verme convertido en una paleta de hielo. — T-te advierto que si yo me convierto en un cubo de hielo tú también. — Moví frenéticamente la mano que permanecía sujeta por Marshall. — ¡Suelta, suelta!

 

Marshall soltó mi mano en el momento en que yo me propuse soltar lágrimas, de ninguna manera iba a dejarle hacerme una paleta de hielo.

 

—  No seas tonto Gumball. — Me tomó de las mejillas, sus manos estaban heladas. — No te detuve para que mueras congelado enfrente de mi puerta.

 

—  ¿Ah no?

 

 

—  Noo… admito que sonaba interesante eso del cubo de hielo. No hagas esa cara, no te voy a dejar morir de hipotermia. No es bonito.

 

—  ¿Entonces para qué me detuviste?

 

 

—  Te estabas yendo.

 

—  Bueno sí, no puedo quedarme a dormir en tu casa. Además siempre que vengo a tu casa me voy. — Cerré los ojos un momento. — No me digas que te estás volviendo de ese tipo de parejas que no puede estar ni un segundo sin el otro. Porque te advierto que yo puedo estar perfectamente sin ti.

 

—  ¡¿Qué?! No, absolutamente no. Es decir no me veo siendo de esos.

 

—  ¡¿Entonces?! ¡Que hay frío y lo que más quiero es llegar a mi casa!

 

—  ¡No me grites!

 

—  ¡Marshall Lee te prohíbo alzarme la voz!

 

—  ¡Entonces no me la alces tú!

 

 

Y ahí estábamos los dos, frente a su puerta, muriendo de frío, posiblemente a punto de enfermarnos y riendo. Porque así era mi noviazgo con él, ninguno de los dos decía o hacia algo que de verdad pudiera herir al otro.

 

Junte mi mano con la suya, estábamos helados, no sé si él más que yo o yo más que él.

 

—  Eres un idiota Marshall… y estás helado.

 

—  Tú también.

 

—  No lo estaría si me dejaras ir a mi casa.

 

—  Detalles, detalles.

 

—  Ya en serio, suelta. Tengo que irme.

 

 

Marshall

 

—  Antes de que te vayas dame el beso de buenas noches.

 

—  ¿Qué soy, ah? ¿Tu nana?

 

—  No, pero eres mi novio y opino que deberías darme el beso de buenas noches.

 

—  Te daré un golpe de buenas noches, dormirás calientito.

 

—  Hmmm, dormiré caliente. Eso suena sexi.

 

—  Eres un… sabes qué, ni siquiera lo diré porque me tengo que ir.

 

Vi a Gumball girar sin siquiera pensárselo para irse a su casa, supuse que no lo haría, así que simplemente me revolví los cabellos y me voltee para entrar a mi casa.

 

Fue en el momento en el que estaba empujando la puerta de mi casa para entrar que le escuche gritar mi nombre.

 

Voltee en seco. Él venía corriendo hacia mí.

 

—  ¿Qué...?

Y de pronto todo pasó como en cámara lenta; Gumball corriendo hacia mí, Gumball llegando a mí, Gumball poniéndose de puntas para alcanzarme, los brazos de Gumball rodeándome y sus labios en los míos.

 

El beso me tomó tan de sorpresa que no me tome la molestia de abrir la boca cuando su lengua tocó mis labios.

 

Después de mi estado de Shock él desenredo sus brazos de mi cuello y se puso completamente de pie. El rubor estaba perceptible en sus mejillas, no sé si por el frío o por tan valeroso acto tan impropio de él.

 

Gumball se aclaró la garganta y hablo.

 

—  Bueno, buenas noches. — Un mechón rebelde le cayó por el lado izquierdo y Gumball pasó a acomodárselo con un deje de distracción. — Nos vemos mañana.

 

Y giro para irse.

 

Maldición no, ¡Yo quiero mi beso con lengua!

 

—  Hey — Hable.

 

—  Rayos Marshall, no puedo estar volteando a cada rato sólo porque tú quieres.

 

—  Bien, bien, yo iré a ti.

 

Camine con zancadas hasta llegar a él, lo rodee para quedar de frente.

 

—  ¿Qué? Ya te di el beso de buenas noches.

Antes de que siguiera hablando le tomé el rostro como minutos antes lo había hecho y me incline sobre él.

 

Gumball paseo sus manos por mis brazos hasta llegar a mis hombres donde inmediatamente las dejo.

 

Me está volviendo loco.

 

Antes había cierta reticencia cuando nuestras bocas se tocaban, notaba cierto tic de inseguridad y el hecho de querer hacerse hacia atrás, últimamente eso ha cambiado; se ha vuelto muy cooperativo, apega más nuestras bocas y hace todo lo posible porque nuestras lenguas se toquen más.

 

Al separarnos noté que ya no tenía frío, ironías.

 

—  Buenas noches. — Menciono y corrió con rumbo hacia su casa.

 

—  Buenas noches. — Pase las yemas de mis dedos por mis labios.

 

—  Buenas noches. — Y quien aparecía para arruinar el momento era mi hermana.

 

—  ¿Qué quieres Marceline?

 

—  Nada, les escuche gritar hace nada y decidí bajar a verles. No fuera que se estuvieran peleando.

 

—  Gracias por tu preocupación, pero no. Él es una persona muy tranquila.

 

—  Si lo he notado. Mira que te tiene en las nubes.

 

—  ¿Qué puedo decir? Es todo una caja de sorpresas.

 

—  Anda Romeo, hay que entrar. Hace frío.

 

—  Sí.

 

Después de haber entrado al calor de la casa y estando unos pasos por detrás le pregunte a mi hermana aquello de mi interés.

 

—  Hey, ¿tienes la foto que tomaste hace rato?

 

Mi hermana me sonrió con malicia, el celular posando en sus labios.

 

—  Por supuesto que sí, también un video.

 

—  Pásamelos.

 

 

Notas finales:

LOL Esos hermanitos xD.Bien ya saben hijos :) quejas, sugerencias,la caja de tomates :'v en review's UvU


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