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Cosas que pasan. por Lizali12

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Notas del capitulo:

Bien, este capítulo ya lo tenía desde el miércoles pero no quedaba conforme así que lo volví a reescribir.

Me agrado como quedo, pero ya saben la crítica la dan ustedes -w-)

Gumball

Ese día me levante más temprano de lo normal puesto que Marshall pasaría por mí, aunque después de lo sucedido el día anterior en el callejón yo le había dicho que no era necesario que pasara por mí sino se sentía en condiciones él insistió en que estaba bien y ya que él había rogado por pasarme a buscar no podía no hacerlo. Terco como había aprendido que él era acepte pues sabía que si no lo hacia seguiría insistiendo.

Fue debido a eso que ese día me levante más temprano de lo normal (treinta minutos más temprano) me bañe, me aliste, prepare mis útiles y baje a la cocina, para eso mi hermana ya estaba haciendo el desayuno.

─ Cielo, levantaste más temprano de lo normal, apenas voy a empezar el desayuno ─. Menciono mi hermana, puesto que yo siempre levantaba cuando ya estaba listo el desayuno.

─ Oh, eso. Es que van a pasar a buscarme ─.

─ Ya veo, se puede saber ¿Quién te pasara a buscar? ─.

─ Marshall ─. Mi hermana se giró en el instante y me vio con una sonrisita que no supe describir  ─. ¿Pasa algo? ─.

─No, nada. Sólo pienso que Marshall es un buen chico ─. Mi hermana no era la única que pensaba eso, a mí Marshall igual me parece muy buena persona.

Es decir no cualquier persona defendía  a un desconocido el primer día de clase y a su vez no cualquiera se agarraba a golpes por defender a ese desconocido… y con respecto al vagón… no cualquiera hubiera reaccionado como lo hizo él. “Novio”… supongo que eso es algo que tampoco haría cualquiera, es decir nadie gritaría en un vagón con un montón de gente algo como lo que él dijo. Pero bueno supongo que esas cosas inesperadas son las pequeñas piezas que conforman al rompecabezas Marshall.

─  ¡Bubba!  ─. La sola mensión de mi segundo nombre me saco de mis pensamientos.  

─ Hermana, no me digas así, sabes que no me gusta ─.

─ Pues te estaba hablando y no me contestabas ─. Bubba era mi segundo nombre, y aunque Gumball no me desagradaba se podría decir que con Bubba yo era más remilgoso. En lo que estuve en la prepa muy pocos conocieron mi segundo nombre y eso era porque cada que me presentaba sólo usaba a Gumball.

De hecho, cuando me presente con Marshall sólo le mencione mi primer nombre. Si con escuchar Gumball le daban ganas de morderme no quería ni imaginar que pasaría cuando escuchara mi segundo nombre.

─ Hermana ¿Por qué estás haciendo tú el desayuno? ¿Dónde está mentita? ─ Mentita era nuestra ama de llaves y aunque en realidad ese no era su nombre nosotros le decíamos así debido a su peculiar gusto por estos dulces.

─ Oh, eso. Le di el turno de la tarde, debido a que anda enferma. Ya sabes cuidarnos a nosotros dos le es muy cansado ─. Sonreí antelo dicho, no es que nosotros fuéramos unos traviesos o algo parecido sino que éramos muy… hmm ¿cómo decirlo?, bueno no sé. Pero el caso es que éramos de esas personas que cuando no querían algo pues no querían y ya.

Mentita había tenido que correr varias veces tras nosotros sólo para vestirnos, o darnos de comer y había tenido que desistir otras tantas de hacerlo. Todavía recuerdo la vez que me regalaron a mi rata Ciencia, mentita había pegado un brinco en el que termino sobre la mesa de la cocina con tal de escapar de Ciencia, donde que mi ratita estaba dentro de su jaula y nada podía hacer, pero Mentita no se iba a bajar hasta que le alejáramos a Ciencia. Después de un buen rato en el que le estuvimos diciendo Bubblegum y yo que la ratita no le haría nada y que estaba en su jaula ella asintió y con temor se fue bajando de la mesa. Después de eso cada que sacaba a Ciencia de mi cuarto para que pudiera andar por la casa tenía que asegurarme de que Mentita no estuviera y de que Ciencia no escapara de su bolita de juguete.

─ Ya veo, más al rato la veré entonces ─.

Estaba ensimismado en la plática con mi hermana cuando sentí que mi celular vibro, lo abrí para ver quién era

Nuevo mensaje de: Marshall

‘Gumball, estoy saliendo de mi casa, voy en camino

Lo cierto es que no lo esperaba sino hasta un poco más tarde, y si iba así de temprano eso quería decir que posiblemente no había desayunado.

‘Está bien, te espero ¿Ya desayunaste?’

En lo que Marshall contestaba el mensaje, le pedí a mi hermana que nos hiciera unos sándwich para que comiéramos, algo me decía que él no había desayunado.

‘No, aún no. Veré qué compro en la escuela’

Y no, no había desayunado. Mi hermana acepto y empezó a hacerlos.

‘Preparare algo para que comamos en el camino’

‘No tienes que hacerlo’

‘Lo haré, no rechistes’

‘Está bien’

Después de que Marshall me trajera a mi casa el día anterior me había pedido mi número “Por si acaso” fue lo que menciono. Me alegro de habérselo dado, no pensé que la primera plática que tendríamos sería sobre si había desayunado o no. En cierta forma me dio gracia.

─ Los jovencitos hoy en día ─. Menciono mi hermana mientras envolvía los sándwich y los metía en unas bolsitas de papel.

─ ¿Por qué lo dices? ─.

─ No se preocupan por el desayuno, el desayuno es la comida más importante de día ─. Mi hermana inflo las mejillas mientras me pasaba la bolsita con los desayunos.

─ ¿Sabes? Con esos comentarios pienso que debes cambiar de profesión e ir directamente a nutrióloga ─.

─ Uff, ni me digas que lo he pensado ─.

***

Minutos después de la alegre plática matutina que había tenido con Bubblegum sonó el timbre, me imagine que era Marshall, así que me despedí de Bubbline y salí.

─ Hey llegaste, creí que te perderías ─. Dije, Marshall me alzó su mano en señal de que esperara un momento se encorvo y puso sus manos sobre sus rodillas e inhalo.

─ Estuve cerca, un perro me dio una carrera de muerte desde que salí de mi casa ─. Empezó a decir. ─ Cuando llegue a la -inhalo de nuevo- calle en la que debía doblar para llegar a tú casa doble en sentido contrario. ¡Joder! Creo que le di la vuelta a la manzana con ese perro tras de mí ─. Marshall estaba sudando a montones tenía el cabello revuelto. Ese día iba vestido en jean negros con una camisa manga larga a cuadros rojos y bueno, los Converse que ya le había visto con anterioridad.

El sudor caía de su cuello como si estuviera saliendo de la ducha, una gotita se abrió camino desde su cuello y se perdió cuando Marshall alzó su camisa (dejándome ver su abdomen) para limpiarse el sudor.

Marshall tenía el abdomen marcado, no tanto pero si lo suficiente para hacerse una idea de que hacia alguna clase de ejercicio físico. Me avergoncé de solo verlo; principalmente porque  yo no tenía ni una ligera marca de musculatura.

Volteé la vista hacia otra parte.

─ No lo dudo, estás sudado ¿Y el perro, cómo lo perdiste? ─.

─ Me salte la barda de una casa, y espere a que el perro pasara corriendo en dirección a no sé dónde. Pero me libre de él ─. Marshall se irguió  sobre sí  y con un movimiento de cabeza acomodo su flequillo (tenía el cabello algo largo de una parte y grafilado. Se le veía bien).

─ Ya veo, bueno veo que estás bien así que ten ─. Le extendí la bolsita con el desayuno y pareció sorprenderse.

─ Gra- gracias, pensé que bromeabas con lo de “Haré algo” ─.

─ Jajaja yo no bromeo y de nada, ahora vamos rápido porque hay que llegar a la escuela ─.

Y diciendo eso empezamos a caminar. Marshall saco el sándwich de la bolsita y empezó a comerlo.

Marshall

Debido al suceso anterior en el metro le propuse a Gumball ir esa mañana en autobús, al parecer él también estaba pensando en eso así que acepto la idea cuando se la propuse.

Lo cierto era que ir en metro era más rápido pero… con mi descubrimiento nocturno que envolvía sentimientos impuros hacia Gumball sinceramente sabía que si volvía pasar algo como la mañana anterior no me iba a contener y muy posiblemente golpearía a quien le tocara, y bueno, no quería verme envuelto en una pelea tan temprano en la mañana además de que, me enfurecería mucho ver a alguien hacer algo que yo no podía.

Debido a que habíamos salido temprano esa mañana el ir en autobús no nos afectó en nada y pudimos llegar temprano a la escuela. La plática en el bus había sido de lo más ligera y Gumball había evitado hablar sobre el día anterior, cosa que me vino de maravilla.

***

─ Eh, miren. Los perdidos ─. Mencionaron dos de nuestros compañeros cuando abrimos la puerta del salón para entrar… ¿Cuáles eran sus nombres? Uff definitivamente debía hacer algo con mi memoria.

─ ¿Los perdidos? ─. Repitió Gumball.

─ Sí, los perdidos ─.

─ ¿Por qué los perdidos? ─. Pregunte

─ Pues por ayer tío, ni tú ni Gumball vinieron a la escuela ¿Qué pasó? ─.

─ Aah, es por eso. Se nos hizo tarde ─.

─ ¿Se nos? ─.

─ Sep, se nos. Marshall y yo vivimos en la misma colonia así que nos topamos y decidimos venir juntos, pero bueno como ya dijo él se nos hizo tarde ─. Dijo Gumball, en cierta forma era verdad, claro obviando cosas como el vagón, Reno y el helado todo era cierto.

─ Oh, bueno ─.

─ ¡Chicos! ─. Betty se apareció (digo se apareció porque no la había visto) y se encamino hacia Gumball. ─ ¡Qué alegría que llegaran! Tenemos que decirles algo ─.

─ Bueno ya estamos aquí Betty, ¿Qué nos tienes que decir? ─. Gumball sonrió mientras se le acercaba a la chica  y está acorto la distancia que había entre ellos con un abrazo.

Lo cierto es que Betty era muy bajita para Gumball por al menos dos cabezas y por lo tanto su cara quedaba hundida en el abdomen de Gumball.

¿Qué si me moleste? ¡Por supuesto que sí! Atrevido como solo yo podía ser, me acerque a estos dos y jale a Gumball hacia mí rompiendo el abrazo que mantenían.

─ ¿Qué… ─. Soltó Betty

Mierda, la regué.

Los demás del salón se me quedaron viendo entre sorprendidos y divertidos, debía hacer algo para salir de está.

─ Es cruel de tú parte el querer a Gumball para ti sola Betty, recuerda que no sólo es tú mimado es el de todos ─. Dije, de alguna manera alguien como yo que no podía ni recordar el nombre de sus compañeros era capaz de recordar cosas de hacia tres días con tal de salvarse en situaciones de aprieto.

─ ¡Jo! -resoplo Betty mientras inflaba las mejillas- pero ayer no vino, debo compensar todos los mimos perdidos ─. Exclamo.

─ Ya, ya. Luego se pelean por quién mima o no a Gumball ─. Dijo uno de mis compañeros… a quien tampoco le recordaba el nombre.

─ Jeje, gracias Lio ─Menciono Gumball. ─ Me has salvado de… bueno de lo que sea que me pudieras hacer estos dos ─. Solté a Gumball y me cruce de brazos, en cierta forma el tal Lio me había sacado del problema. Por otro lado Betty simplemente había corrido hacia una de nuestras compañeras, Heidi, a ella la recordaba porque era la única rubia de nuestra clase.

─ De nada, Betty déjate los rodeos y háblales ya de lo que tenemos planeado ─. Hablo Lio.

─ ¿Qué tienen planeado? ─. Pregunte.

─ Oh, cierto –Menciono Betty mientras aplaudía- bueno verán, se nos ocurrió hacer una fiesta para que todos nos conozcamos mejor. Ustedes están invitados ─.

─ ¿Una-una fiesta? ¿No es muy pronto para eso? ─. Pregunto Gumball.

─ Sep ─. Respondió Heidi.

─ ¿Y entonces? ─ Pregunte.

─ Pues como ya dije, es para que nos conozcamos, así que creo que está bien que sea pronto ─. Bueno en cierta forma Betty tenía razón, si era para conocernos mejor yo estaba interesado.

Conocer mejor a Gumball.

─ ¿Cuándo será? ─. Pregunte, debido a que nadie decía nada.

─ Oh, jeje. Perdón se me olvido decirles. Es hoy en mi casa a las siete ─. Menciono Betty.

─ ¡¿Qué?! ─. Grito Gumball. ─ Eso sí es muy pronto, es decir apenas llevamos do- tres días de clase ¿Cuándo lo planearon? ─.

─ Ayer cuando ustedes no vinieron se nos ocurrió. El pensamiento vino así; estábamos hablando cálidamente Heidi y yo -Menciono Betty-  cuando dije “No vino Gumball, ojalá conociera donde vive para irle a visitar” y luego Heidi dijo “Marshall tampoco vino” y ahí fue cuando grite “¡Vamos a hacer una fiesta para conocernos mejor!” y así mi querido Gumball fue como llego la idea ─. Betty uso una voz algo chillona para decir eso y había hecho una mini obra de teatro para explicarnos sobre cómo había llegado la idea.

─ ¡Mientras más pronto nos conozcamos mejor! ─. Gritaron al unísono los demás. Todos estaban contentos con la idea, y bueno creo que no me haría mal ir.

─ ¿Iras? ─. Pregunto Gumball mientras me jalaba de la puntita de mi camisa.

─ No sé. ¿Tú iras? ─.

─ Creo que sí, es decir, yo también quiero conocerlos ─.

─ Entonces creo que iré, así como lo dices suena bien ─.

El profesor entro minutos después de que Betty nos pasara la dirección de su casa y la hora en la que iniciaría la fiesta, para ese entonces yo ya me había puesto de acuerdo con Gumball para pasar a buscarle e ir juntos a la fiesta.

Notas finales:

¿Qué pasará en la fiesta? O:


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