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Turn off the light (TaoRis) por Yasmine

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Notas del capitulo:

Espero no infartar a nadie con este capítulo... ok, mejor no lo lean... ¿A verdad? ¿Que dijeron? Pues lean jejejeje n.n

 ¿Por que actualicé al día siguiente? Primero... por que me dio la gana... ya  enserio.Pensé esperar una semana a inspirarme, pero... hoy me pasó algo interesante saliendo del instituto y me dejó mucha inspiración, literal corrí a escribir, aprovechen que mi mente anda fresca muajajajaja ._.  Ademas de que me gustaron los rew, ¡Arriba el Taoris!

 

 

-Espabilemos nuestros sentidos, extasiémonos de un nuevo día, embriaguémonos de distintos olores, descubramos una nueva sonrisa.-

 

Con ese lema me levantaba cada día, estirando mis brazos hacia arriba. Genial, otro aburrido día en la universidad.

Llegué sin miramientos a la sala de conferencias. Entré y como de costumbre, siempre era el ultimo en llegar al lugar. Jongin me saludó, me indicó a lo lejos que me había apartado un lugar. Subí las escaleras medio muerto, aun tenia sueño. Me tallé los ojos sentándome a su lado. Luego un escalofrió recorrió mis venas.

Alguien me estaba mirando.

Alguien.

Pero no se quien. Había demasiada gente en el lugar. ¿Sería una chica linda? ¿Seria mi día de suerte? ¿Le habré pegado al gordo? Lo último sonaba aun mas tentador, de no ser que nunca juego en la lotería nacional, así que quedaba descartada esa idea.

Miré nervioso a todos lados, me sentía cohibido por alguien a quien no conocía.

Mis ojos se posaron ante un flequillo que cubría una mirada inexorable sacándome estragos ineludibles. Su escrutadora mirada me intimidaba. Mantuvo el contacto visual relativamente corto, para volverse hacia el profesor.

¿Lo conozco?

Cuando se acabó la conferencia. Bajé a todo galope, buscando una charola en la cafetería, no había desayunado. Pero alguien mas abusado que yo, me arrebató la ultima que estaba limpia.

-Mia.-Rio inapetente. Lo volteé a ver, era el mismo chico que me miraba hace algún rato.

-Deja de acosarme.-Bramé disgustado.

-Pero si yo disfruto haciendolo.-Rió mientras yo le echaba una mirada furibunda, se hiso el flequillo hacia atrás, y lo descubrí, disipando todo disgusto.-Soy Kris.

-Y-yo.-Pestañeé numerables veces.-T-tu.

-¿Quieres completar alguna palabra sin tartamudear?- Me ofreció la charola.-Tómala, iré por otra. Búscame en la barra, Tao. –Me tensé, ¿Cómo supo mi nombre?

Se alejó. Pero como era de esperarse, fui tras el, tenía muchas dudas en mente, tan carroñeras como un buitre, me terminaría volviendo loco si no las contestaba, y calmaba su hambre.

-Espera.-Me miró tomando otra charola de un lugar que descarté cuando llegué a la cafetería.

-¿Mande?

-Tu…

-Yo…-Se tomó del pecho.-Tu.-Me señaló con el índice.-El.-Señaló a un sujeto detrás.-Ella. -Señaló a quien le acompañaba al tipo.-Nosotros.-Giró su muñeca hacia arriba.-Todos…jajajaja.- Soltó una risa burlona.

-No te burles.-Acusé a regañadientes.-Se que tu eres el de ayer.

-Oh, así que para ti solo soy el chico de ayer.-Me miró a manera de reproche.

-No, yo, digo, ah.-No sabia como expresarme correctamente.

-Descuida, no me afecta, no será así eternamente.-Me guiñó el ojo, dejándome cohibido como ya se hacia costumbre.-Como estoy grande, soy difícil de olvidar.

-Se que soy promedio, pero me gustan las cosas grandes.-Le guiñé un ojo, devolviéndole la jugada.

-¿Ah si? Pues a mi también.-Espetó triunfal cruzándose de brazos, mirándome despectivamente.

-¿Me estas diciendo flacucho?

-Si te queda el saco, póntelo, si no, dáselo a Sehun.-Señaló al chico que llegaba justo a su lado.

-¡Oye! -Se escuchó su quejido rechazando la idea de dirigirle la palabra.

-Genial, tu super poder es el de insultar a la gente.-Concluí chasqueando los dedos.

-Y tengo otros que te gustaría descubrir.-Se relamió los labios, jalándome lejos de la multitud, donde nadie pudiese ser testigo de las barbaridades que comenzaba a maquinar su desquiciada mente de maniaco.

-¿A dónde vamos?

-Al laboratorio.-Genial, como lo supuse, un futuro científico loco, yupi.

Tomo una bata, se puso unos lentes especiales, y comenzó a mezclar sustancias extrañas, que desprendían olores extraños. Me señaló un microscópico, me paré frente al aparato, me extendió una lamina de vidrio, indicándome ponerla ahí dentro.

-Cuando los alquinos se someten a  este proceso, se producen ácidos
carboxílicos. –
Señaló una hoja que decía en grande “Ozonolísis”

-¿Qué es un ácido carboxílico? –Me hice el estúpido para que se desquiciara y me terminara explicando, aunque ya lo sabía.

-Lo que estas analizando bajo el microscopio, tarado.

-Pero yo no vine a jugar a ser científico…-Torcí los labios adusto, ¿Cómo no se da cuenta?

-¿A que viniste entonces?-Enarcó ambas cejas, con ambas palmas puestas sobre la mesa, como si quisiera apostarlo todo en un juego de póquer. ¡Pero si el fue quien me trajo! ¡Yo no le rogué! Pero era mi turno de hacerlo sentir cohibido con mi impasible presencia…

-A jugar que tu y yo nos atacamos por las piernas, al igual que una cetona.-Sonreí lascivamente. Ni yo entendí que carajos acababa de decir, ni de si tenía sentido. Estúpidos chistes químicos que decía el profesor a diario, realmente no son graciosos. Y entonces el estúpido era yo, por recordarlos.

-Espera, ¿Seguimos hablando de química?-Preguntó con una risilla escapándose entre tu mano derecha, al mismo tiempo que se encorvaba.

-No, yo estoy hablando de matemáticas; tu, yo, el muro de allá atrás, tu cierras la puerta, no se, piénsalo. –Le guiñé un ojo regocijándome de su cambio de actitud conmigo.

-Estúpido, no estarás pensando en lo que creo que estas pensando.-Se pasó una mano por el cabello.-Por que nunca seré tu pasivo. ¡Mierda!

Procesando, procesando, procesando…. ¡¿Acaso el me trae ganas?!

-Entonces olvídalo, me voy.-Me asusté con su declaración, aunque viéndole de otro modo, ¡El macho soy yo, carajo!

-Ah no, no me dejaras con las ganas.-Escuché como se bajaba el cierre del pantalón.

-Esp-espera.-Comencé a titubear, mientras sentía el tintineo de su cierre tambalearse mientras se aproximaba hacia mis huesos.-Q-que, ¿Que haces?

-¿Qué crees que hago? Te enseñaré anatomía.

-¡Vine aquí a aprender química!

-No soy médico, no hago milagros.-Se encogió de hombros. Su presencia me abatía, la incomodidad surgía en mis pantalones de solo pensar en tenerlo mas cerca. Bajó su mirada a mi entrepierna y sonrió.-Así que, yo cause eso.

-¡Cl-claro que no!

-No fue una pregunta. – Tragó saliva, estirando su manos hasta mi rostro, acariciando mis mejillas con parsimoniosa sutileza. Su actitud inteligible, me causaba miedo a flor de piel, aflorando pavor quizá, no era aun peor.

Su impetuosa atención me hacia tambalear, terminé tropezando con mi propio pie, mientras el caía encima de mi. Me acariciaba el brazo con suscitada inocencia, que no pude evitar estremecerme y liberar un jadeo. Me sentí estúpido por dejarme intimidar por un hombre, mas no fui capaz de reaccionar demás.

-Eres hermoso.-Comentó efusivo, rompiendo la tensión del momento, y destrozándome los nervios.

 

 

La mano que se había quedado fija en mis mejillas, comenzó a movilizarse de nuevo, y la otra que hasta ahora había guardado distancia apareció para colaborar. Las unió en la tarea de desvestirme, genial, comenzaba a hacer calor…

No esperen, no, no, no y ¡No! ¡¿Qué le pasa?!

Para mi  propia sorpresa, no hice nada por detenerlas. Fue como si me hubiese hechizado. De hecho hasta terminé ayudándole. El levantó sus caderas para deslizar mis  pantalones y alzó mis brazos para ser despojado mi camisa.

Cerré los ojos, no queriendo admitir la vergüenza que estaba pasando en ese momento, pero no resistí y terminé abriéndolos de nueva cuenta.

En menos de un minuto se hallaba desnudo frente a mi, quien estaba haciendo todo menos lo que se suponía que debía hacer. Comer.

Sin embargo no fui capaz de emitir palabra, mi voz se había apagado, desparecido.

Decir que no me agradaba la sensación de su mano contra mi mejilla sería una atroz mentira. Desprevenido, sentí unos suaves y delicados labios acariciar mis clavículas demasiado entusiastas. Mi cerebro se desgastó, llegó a su límite, esto era irracional, mas mis pensamientos se nublaban con cada toque, con cada roce. No veía claramente.

-Por favor, no me hagas tuyo.-Alcancé a pedir en tono balbuceante, consiguiendo no soltar alguna incoherencia.

-Tu no me dirás que hacer, este es nuestro momento.-Con esa respuesta, perdí los estribos, comencé a sentir espasmos, y ya no podía hacer nada para impedirle proseguir.

Sentí retorcerme desde dentro, mi garganta se cerraba. Fue como si el lo hubiese percibido, y deseara abrir de nuevo ese paso de aire, besándome sin discreción, yo…

¡Me estaba besando!

El continuo explorando lo más profundo que pudo, empujando y abrazando a una lengua que no parecía decidir si responder o rechazarlo, pero que, finalmente, como todo era de imaginarme, era dominada y obligada a brindar el tributo de su dulzura.

Pensando que esto no llegaría a mas, sentí su peso completamente sobre de mi. Sentí su miembro rozar con mis boxers. Me estremecí nuevamente, y sonrió mientras me besaba, lo sentí.

Intenté quejarme, cuando descendió su toque a mis piernas, pero no quería emitir palabra alguna que no fuese en forma de gemidos. Esto parecía un sueño mojado de los que solía tener Chanyeol y luego me contaba, pero esta vez, el no estaba en el sueño, mala suerte para el.

Sin alejarse demasiado, se incoó entre mis piernas separadas.

Como si mi consiente me quisiera jugar una mala pasada, la realidad se me hizo más palpable, innegable, cuando un largo y delgado objeto se deslizó aceitoso en mi estrecho interior, causando un respingo en mi.

Dentro de mi sobresalto, escuché que Kris rezaba, o susurraba; ininteligibles siseos simplemente con el objeto de relajarme. El suelo que anteriormente estaba helado, ahora se sentía casi tan cálido como un rayo de sol acariciar tu piel con lentitud.

No podía entenderlo, es como si hablase en otro idioma. Sentí lo que ahora había tenido tiempo de determinar como un dedo, moviéndose cautelosamente dentro de… Auch. Comencé a sudar de manera poco saludable.

 

Abrumantes instantes llegaron y el numero de intrusos se duplicó, de apoco, enloqueciéndome con la abochornante búsqueda sin fin que llevaba a cabo. La situación era completamente inverosímil.

Entonces, todo se detuvo. Contuve mi respiración durante el único segundo que la nada duró. Y todo lo previo pareció insignificante, cuando me sentí completamente lleno Kris.

Gemí, lagrimeé, exhalé débiles y pequeños gritos.

Yo me envolví en un berrinche en medio de todo porque yo no había pedido esto. ¿O si? Ya no recordaba nada que no fuese su piel, con la mía.

El pareció  ignorar mi fingido arrebato y comenzó a embestir contra mi voluntad, cada arremetida acompañada de un grave sonido gutural que reflejaba su excitación. Nunca dejé de quejarme; sólo de manera vocal, pues mi cuerpo respondía más que agradado. Por instinto, mis piernas se aferraban alrededor de su cintura; mis manos, sin encontrar jamás un lugar definido de estancia, viajaban continuamente acariciando y arañando su pequeño cuello, hombros y espalda, seguramente el excitado estado de mi miembro era en demasía evidente…

Llevé mi mano a mi entrepierna. Esa sensación cremosa y pegajosa entre mis dedos me era increíblemente apreciada. Yo no podía mas, pero a el ya estaba sudando, gemía de manera ronca. Apretaba su mandíbula, como si le costara trabajo moverse.

Al parecer, yo no estaba presente, el si lo estaba. El agridulce dolor estaba presente. El indescriptible placer definitivamente también lo estaba. Pero yo me sentía tan lejano a todo eso, tan irreal. Tan vivo y también, al mismo tiempo tan inexistente.

-Oh…

-Dilo…-Gimoteó apenas audible.-Quiero que digas mi… nombre. Por favor, como solías hacerlo antes…

-Ngh.-Apreté mis ojos, ignorando sus últimas palabras.-Kris

Abrí mis  ojos de golpe y al máximo cuando me sentí por completo desvanecer, explotar, colapsar, podría expresarlo de mil maneras y jamás hacer justicia a la realidad; simultáneo al momento en que su esencia me invadía para aumentar la ya de por sí ardiente calidez en mis adentros.

Sonreí con ensoñación al momento de llegar al éxtasis, me sentía completo, realizado, regocijándome en un infinito placer que parecía tan irreal para mi.

Un segundo y demasiadas reacciones, interminables espasmos por mi cuerpo sobre el cual había perdido total control, no más respiración, y un brusco salto en el corazón.

Fallecí.

Luego respiré, casi como si apenas comenzara a vivir, necesitaba mucho, pero mucho aire.

Ese hombre cuyo corazón maquinaba bien un ritmo que no fuese escandaloso, y había hecho al suyo llegar al límite y reiniciar sin ambiciones, sólo con un necesario latir que no pasaba del nivel de fuerza y ritmo que lo mantendría vivo. Nada de escándalos ni arranques sin sentido.

Y yo, débil, como todo mi ser. Dulce y melódico, bajo pero totalmente audible para los oídos del rubio entre el sepulcral silencio que nos envolvía; el perfecto arrullo que diluyó los últimos brochazos de la conciencia.

Débil- Dulce- Y suyo.

Abrí los ojos cegándome por los rayos de la mañana. Los tallé intentando incorporarme en mi cama, mas un tremendo alarido ensordecedor salió de mi boca

-Maldición.-Llevé mis manos a mi cadera, la cual me dolía en sobremanera.-¿Pero que…?

No lo comprendía. Sonó mi celular llenó de varios mensajes.

--¿Dónde estas?--

---¿Por qué te fuiste?--

--¿Estas bien?--

---Responde---

Todos los mensajes eran de Jongin. Miré la fecha, eran del lunes, que locura, hoy es lunes… Miré el calendario, y era…¡Martes!

¡¿Cómo se me pasó el lunes tan rápido?! ¡¿Qué hice el lunes?!

Notas finales:

¿Les gustó? ¡Dejen comentarios! Necesito saber que opinan, especialmente por que no acostumbro a escribir algo así en los primeros capítulos su opinión es lo mas importante en este momento.

Abrazos y amor para todas xoxo :D


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