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Turn off the light (TaoRis) por Yasmine

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Notas del capitulo:

Bueno, si el capítulo anterior les gustó, prepárense para odiarme entonces…  Mejor solo no diga nada y huyo a criar caribúes….

Me encantaron sus comentarios, gracias a : Elfa, QianMeiAurora Boreal y a Kim. Muchas gracias :D

Dejé pasar el día mientras me sumía en mi mullida cama, no me levantaría a menos que fuese por necesidad, mi cadera no merecía menos.

Al día siguiente, caminaba ya normal, aunque aun con molestia. Seguía sin recordar que me pasó, seguramente caí de una moto, o algo parecido… Yo no tengo moto…Me volveré loco si no lo descubro.

 

En cuanto llegué a la entrada, noté a Jongin ligando con una chava, sonreí, mas la envidia no me corroyó, no, no esta vez. Extraño.

-Ey.-Se alejó de ella, viniendo hacia mi.-¿Dónde te metiste? ¡¿Por que no contestaste?!

-Si no fueras mi amigo, diría que estas celoso.-Espeté, tocándole la nariz.

-Idiota.-Me golpeó el hombro.-Por tu culpa me quedé sin crédito.

-Ah mira.-Sonreí, luego, detrás de el, un chico con una mochila cruzada, caminaba a paso tardío. Volvió su rostro hacia mi, frunciendo el ceño, ¿Cuál era su problema?-Espera.

Me alejé de Jongin, para ir a encararlo.

-¿Tienes algún problema conmigo?-Inflé mi pecho para no parecer inofensivo.

-Si.-Su mirada se veía triste, traía un mal semblante, me preocupé.

-¿Estas bien?-Le toqué la frente, todo parecía normal.

-No. –Se mordió los labios y me abrazó.

-Oye, deberías soltarme.-Le palmeé la espalda, me sentí nervioso con toda la confianza que se descargaba conmigo.

-Si lo hago, después no recordaré como se siente ternarte entre mis brazos, dame un segundo mas.-Me aferró mas hacia el, y yo me sentí como un muñeco al cual zarandeaba a su antojo.

-Espera.-Intenté alejarme, pero una inminente lagrima surcó sus mejillas y murió en sus labios cuando lo separé de mi, ¿Qué hice mal? ¿El malo soy yo? -Me estas asustando, ¿Qué te pasa?

-Debo volver a China.-Soltó sin mas. ¿Volver? ¿Es o era chino?

-Pues, felicidades, mucha suerte.-Le sobé el hombro, pero sentí que eso no fue lo mas correcto.

-Entonces no te importa.-Casi parecía enojado. No, desilusionado, desconsolado, ¿Frustrado?

-¿Por qué habría de importarme?

-Eres el peor, te odio.-Me golpeó tan fuerte, que lo que me dolió no fue el golpe en si, si no el impacto que causó en mi. Me quedé estoicó.

Toda la mañana me mantuve pensando en el, ¿Por qué debería importarme? No es que yo deba recordarlo, pero en si su imagen me era borrosa. Comenzaba a tener ciertos mareos. Era usual, la última vez que fui al doctor me dijo que estaba anémico, lo cual me resultó imposible, por que soy un tragón de lo peor, que si no tomaba mas agua incubaría piedras en los riñones, que si no comía mas frutas y lácteos, adiós mi lindo metabolismo, me dijo que dejará la salsa… Yo odio la salsa, por lo tanto, también lo odio a el.

Cuando se acabaron las clases, miré a la entrada, buscándolo fugazmente, recorrí escudriñando todo el lugar como si mi vida dependiese de ello y lo encontré.

Al principio me sentí cohibido, quise ensayar lo que le iba a decir, ¿Qué le iba a decir? Maldición, las palabras no llegaban, justo cuando junté un atisbo de mis pensares, estos se esfumaron sin excusa ni pretexto, tartamudeé, menos mal estaba solo… Me vi en la penosa necesidad de acosarlo.

Necesitaba saber que estuviera bien, de que no se fuera a suicidar, ¿Saben lo horrible que sería que seas la última persona que vio con vida a alguien que se quitó la vida? Sin mencionar que serías el primer sospechoso. Lo seguí hasta su hogar. Sigilosamente, con suma cautela, mis pies se movían ágilmente con precisa quietud, como si estuviesen educados para adaptarse a cada una de sus respiraciones, y así coincidir al mismo tiempo y no lo notara…

En cuanto sacó las llaves, estampé mi mano contra el marco de su puerta, haciéndolo voltearse a mirarme y darme la cara.

-Quiero saber que fue lo que ocurrió esta mañana.-Amenacé asequiblemente.

-Ayer tu y yo…-No alcanzó a terminar. Lo tomé de la barbilla en cuanto mencionó la palabra –--AYER--- Realmente cualquier recuerdo del día anterior me era ajeno.

-Dilo.-Estaba por perder la cordura. Aunque era extraño hacerle eso a alguien mas alto que tu, me gustaría mirarlo hacia abajo, no hacia arriba.

-Te hice mío.-Bufé con tal confesión.

-No bromees con eso.

-No bromeo. –Aclaró su voz.-Para mi fue hermoso, pero para ti fue insignificante. –Me miró acusadoramente. Sus labios denotaban un ahogo inmenso en forma de suspiros interminables durante una larga noche frente a un ocaso suntuoso. Pero sus ojos, ellos eran otro tema… Era como si intentase clavarme una espada en el pecho, pero justo antes de tocarme se retractara y me mirara con todo el odio contenido, para romper en llanto después, y titubear… luego irse y odiarme interminables veces mas…

En ese mismo instante, las imágenes vinieron a mi mente, cada minuto, cada toque, cada roce. Cada caricia, acompañada de algún inquietante susurro.

Cuando volví en mi, el ya se había metido, y había cerrado la puerta. Algo extraño en mi pecho creció en mi, no se exactamente si fue el sentimiento de culpa por no recordarlo, pero, ¿Entonces? ¿Qué era? Realmente, ¿Qué significó para el? Aquí el ofendido debería ser yo… Sin embargo, aquí me tiene, buscándolo, el ni si quiera me llamó… Ni si quiera me llamó…

-Maldición. –Golpeé de nueva cuenta el marco de su puerta y me largué antes de perder el control frente a la nada. No podíamos dejarlo así, simplemente necesitaba respuestas, y sentía que me comería vivo a mi mismo con mis carroñeras dudas si no contemplaba irlas a saciar a primera hora de la mañana… No quería pensar, por que ciertamente era doloroso.

Al día siguiente, llegué a su casa, una hora antes de las seis, necesitaba respuestas, las necesitaba ya.

-Espera.-Musité para nosotros dos, en cuanto abrió la puerta y la cerró.

-¿Qué desea?-Su indiferencia comenzó a abrumarme. Parecía mas estoico de lo que yo podía imaginarme llegar a ser.

-No finjas, tenemos que hablar.

-Usted y yo no tenemos nada de que hablar.-Guardó sus llaves y me pasó de largo.

-No puedes pasar y fingir que nada pasó.-Acusé en voz alta, intentando no quebrarme la garganta y no encajarme las uñas en las manos que estaban conscientemente hirviendo al carbón.

-Pues a ti eso se te da muy bien.-Apretó sus puños con fuerza. Noté que llevaba arrastrando unas maletas. En su cuello, esos audífonos, maldita sea, le quedaban como anillo al dedo.

-No te entiendo, fuiste tu quien me obligó.-Intenté suavizar la calidad de la situación, pero…

-No recuerdo haberte apuntado con una pistola.

-Sabes a que me refiero.-Me giré a verlo molesto.

-Deja de hablarme, pierdo mi tiempo.-Aquellas palabras resultaron como una punzada en el pecho. ¿Cuál era su problema ahora? ¿Por que el cambio tan repentino de actitud? ¿Por que tanto rencor y resentimiento?

-¿Cómo puedes ser tan cínico? ¿Cómo puedes vivir tan tranquilo después de esto?

-Así es, así lo hago, no eres el primero que me lo dice.- Con esa afirmación, sentí calvarse en mi sus palabras como agujas al corazón. Algo no estaba bien, además de mi conciencia, algo mas se quebró…

-Te odio.-Gruñí inexpresivo, mi pecho me decía que debía disculparme, ¿Pero exactamente de que?

-Me vale.-Se dio la vuelta, pidiendo un taxi al aeropuerto.

Me quedé anclado al suelo, ¿Qué acababa de ocurrir? ¿Solo fui algo de una vez y ya? ¿Por qué parecía el día de ayer que iba a extrañarme? No tenia sentido, nada tenia sentido.

Un remolino se formaba en mi estomago, descendía por mi esófago, hasta llegar a mi boca.

Chisteé.

Jadeé.

Lloré.

¿Por qué me afectaba tanto? No es como que vaya a divulgar lo que pasó, ¿O si?

Sin embargo ahí estaba yo, sentado en la banqueta, lamentándome en actos desmesuradamente estúpidos, en vez de hacer algo productivo para mi o para alguien, solo me dedico a quejarme, que egoísta me sentí.

 

Me relamí los labios, limpiando mis lagrimas con mi manga. Devastado, pedí un taxi. Necesitaba ir, necesitaba verlo una vez mas.

Por suerte, su vuelo aun no salía, pero faltaban diez minutos para que lo abordara.

Y entonces lo vi. Sentado en una silla.

-Oye.-Me paré justo frente a el, sus ojos se ampliaron de la impresión, sus pupilas se dilataron de la sorpresa, me gustaría interpretarlo como algo mas profundo. Le dediqué una mirada furibunda.

-Viniste.-Susurró mirándome de manera idílica, indistinta a como me miró hace rato.

-¿Qué esperabas que hiciera?-Alardeé en forma de quejido.

-Que me dijeras que me extrañarás.-Confesó cabizbajo. Me quedé estático, ¿Que demonios con ese hombre? ¿Me ama o no me ama? Esperen… ¿Si quiera me quiere?- Por que yo lo haré como no tienes idea. –Me dedicó unas cuantas palabras cargadas de un intenso y efusivo sentimiento. Mis piernas temblaron, quería desmayarme, me miraba  de una manera desgarradora, que causaba espasmos en mi pecho, sentí que por momentos yo no podría respirar correctamente y me terminaría asfixiando.-Recuerda esto.-Se levantó, envolviéndome con sus brazos y susurrarme al odio.-Eres y siempre serás mi mejor amigo.-Me estremecí con tal confesión.

-Pero…-Me cayó el veinte inmediatamente, el, era mi primer mejor amigo, Wu YiFan desde que teníamos cinco años. Tanto tiempo, que mejor el me reconoció antes de que yo me pudiese dar cuenta algún día. Me sentía la peor persona de todo el universo.

-YiFan…-Musité a penas audible de una manera balbuceante. Si antes estaba traspuesto, ahora si sentía que yo era repulsivo. Sus labios temblaron y sus pupilas se amplificaron y contrajeron al mismo tiempo cuando recordé su verdadero nombre…

Flash Back

 

Las personas dicen que las despedidas son para siempre, otras en conflicto y de forma paradójica afirman que son el comienzo de un nuevo destino… Esa palabra siempre me erizaba la piel cuando YiFan me la susurraba al oído..

-Tu eres mi destino Tao.-

El ni si quiera conocía bien el significado de esa palabra, todo le era incierto, la gente valiente no califica nada como incierto, el no era cobarde, solo era un niño. Pero afirmaba una y otra vez que así era como debió ser siempre.

Yo por otra parte sentía un enorme vacío crecer en mi interior con el paso de los días, todo era tan perfecto, el paso de los años era el preludio del inicio de una bella amistad que eventualmente se detendría con el tiempo, con los años, la distancia… que separa cuerpos, mas no corazones.

Un día me quedé dormido, horas después desperté con el sonido del motor del auto donde yo yacía, tallé mis ojos a la par que bostezaba, me estiré mientras me incorporaba torpemente en mi asiento, hasta que el vehículo comenzó a moverse y me fui de boca hacia delante… Me ubiqué estando en la parte trasera, instintivamente miré a la ventana, alguien venía persiguiendo el auto, alguien pequeño, alguien triste, alguien con un corazón roto.

Mis sentidos se anestesiaron, mis labios se entumecieron, solo las lagrimas daban crédito a lo que sentía mi alma corroída por innumerables emociones encontradas, todas negativas.

Yo no quería que se lastimara, pero eventualmente tropezó con sus agujetas, raspándose las mejillas contra el duro pavimento, y repercutiendo en sus pómulos teñidos de sangre. Sus lagrimas hacían que un dolor inmenso creciera en mi estomago, no me sentía bien. Pensé que si era listo, yo podría saltar del auto, pero no fui valiente. Fui un cobarde.

Necesitaba ir a abrazarle y verificar que todo estuviera bien, pero no pude, que quedé anclado al asiento sobre mis rodillas, abrazándome completamente antes de partir mi alma en dos.

-Yifan…

Si estuviera cerca, casi juraría que respondió con un

-Mentiroso…

 

Fin Flash Back

 

-Así, pues…-Miré a mi panorama. Vi los audífonos que me habían gustado en primera instancia y de la manera mas cruel me arrebató.-Pues estos son míos.-Los tomé sin cuidado y me alejé instintivamente. El sonrió melancólico.

-Todos tuyos.-Sonó el altavoz, indicando que debía abordar.

-Entonces, ¿Te iras?-Hablé sin siquiera mirarle a los ojos.

-Debo hacerlo.-Encajó su mandíbula de manera evidente.

-Antes dime, ¿Desde hace cuanto…

-Desde los ocho años.-Pronunció de manera que sus palabras acariciaban mis tímpanos.-Te amo.-Sin darme cuenta, ya me había plantado un suave y efímero beso en los labios, antes de partir…

-¿Te volveré a ver?

-Si diez años después de preguntarme eso cuando te fuiste del país no perdí la esperanza, ¿Por qué habría de perderla ahora? –Suspiró llenando por completo sus pulmones, dándome la espalda, y avanzando.-La espera valió la pena después de todo.-Dejó una nota en el suelo, indicándome que la tomara, me pateó, y se fue.

 

 

Hay dos cosas que simplemente no entiendo, uno; no me explicó como la luna descendió hasta mis pies cuando el me la bajó con una sonrisa, dos; me pateó y luego salió corriendo. ¿Tengo tanto sex appeal que tuvo miedo de descubrir por que?

 

Ligeros recuerdos que comparo contigo son tan solo un pequeño atisbo de lo que estoy seguro que fuimos, por que cada que volteó a mirarte, tu evitas chocar tus ojos con los míos, para que nuestras pupilas no se contraigan al mismo tiempo.

Seria capaz de cambiar el rumbo de mi vida, pero ahora que has vuelto a aparecer, no pienso en dejarte ir, no, no de nuevo, aunque tu ya me hayas olvidado. Para mirar lo verdaderamente bello hay que cerrar los ojos y abrir el alma, gracias por abrirme tu alma.

Solo espero que no me tome mucho.”

 

Cuando terminé de leer la nota, literalmente, me costó un trabajo sobrehumano no romper en llanto, intenté no flaquear, pero la intensidad abrumadora fue como si hubise roto mis huesos por completo ¿Cómo había sido tan ciego? ¿Por qué el era tan invisible para mi? ¿Por qué yo era tan insensible? ¿Acaso solo era una bestia?

 Ahora entiendo su rencor, por que es tan difícil decir adios que cuesta trabajo asimilarlo.

Notas finales:

Digan su opinión que es lo mas importante para mi, saben que eso motiva a escribir

Cuídense, abrazos, amor para todas :D

Xoxo


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