"¿Hasta Cuando?"
Cierta luz en sus ojos deslumbraban en pleno concierto, y no necesariamente por las fans que gritaban su nombre una y otra vez, sino porque nuevamente y sin quererlo, sus miradas se habían encontrado en un momento fugaz. Marumir sonrió al ver como aquel ser de sonrisa angelical lo observaba con ternura y cierta devoción.... Si podía jurar que era devoción, no sabia porque había llegado hasta esa conclusión, pero tenia la certeza, le conocía bien.
Kevin desvió levemente la mirada entonando dulcemente la estrofa correspondiente haciendo resonar en el estadio esa hermosa voz que privilegiadamente poseía, y con la cual era capaz de enamorar a cualquiera.
Se acercaron lentamente, tratando de disimular y ser discretos, pero era imposible, además de que les desbordaba amor, lo transpiraban prácticamente. Las fans era demasiado... ¿como decirlo?... Demasiado astutas, no eran tan inocentes aunque lo disimularan. Vaya que aquel estereotipo de las Coreanas "Sumisas" y "decentes" era nada más que eso... un bien elaborado estereotipo. Cuando vieron a Kevin cerca de Marumir, gritaron casi desgarrándose la garganta, ambos se sonrojaron al recibir tantos gritos, casi dejándolos sordos. Se dedicaron una mirada cómplice y se alejaron a cada esquina del escenario.
Como amaban poder estar juntos a cada instante, eran tantísimos años juntos que, ya bien sabían que sentían algo mas que cariño, algo mas que amistad, sabían que era un sentimiento...diferente. AMOR. Lo sabían y lo sentían.
Conforme avanzó su presentación, las miradas, sonrisas y coqueteos aumentaban, siempre de una manera tierna y sana, no mas allá de acercamientos leves para darse una suave caricia, o un tierno beso en la mejilla. El resto del grupo sonreía y vitoreaba con cada muestra de afecto, ¿Cómo no hacerlo?, todos sabían y aprobaban su hermosa relación.
Cuando el concierto finalmente concluyó todos se dirigieron a sus casas, o eso se suponía, sin embargo no significaba que así debía ser. Esa noche el hermano mayor de Kibum había ido a recogerlo, Kevin decidió ir con ellos. Entrando al auto de Hyung Joon, Kevin saludó cálidamente sentándose en el asiento trasero con el pelinegro, se tomaron libre y despreocupadamente de las manos, sin gritos enloquecedores, sin flash de cámaras por aquí y allá, solo ellos dos en un mundo donde no existía nadie más, un mundo en el que la sociedad era algo sin sentido y no necesitaban complacer a nadie más que a ellos mismos, un mundo en el cual podían ser egoístas con los demás. Se sentía tan bien, de cierta forma en esa situación perdían la pena, solo se demostraban su cariño. Era reconfortante sentir los mimos sobre sus palmas y los sonrojos en las mejillas cuando se miraban.
KiBum giró un poco su rostro para ver a su Ángel sonriente, le dio un pequeño beso en los labios y luego beso su frente, Kevin cerró delicadamente los ojos disfrutando cada segundo de aquel agradable roce en su piel.
Era tan cómodo el ambiente, no se preocupaban, ya que Kevin tenia la "aprobación" por parte de su madre, quién abiertamente le dijo que no tenia ningún inconveniente hacia su Orientación, y Marumir... bueno, sus padres no estaban del todo de acuerdo, pero lo aceptaban, además, su Hermano mayor estaba más feliz que nadie en que su hermanito encontrara a su "Media Naranja". A HyungJun no le molestaba en lo absoluto, ya que... bueno se encontraba en la misma situación, el era feliz de la misma manera.... Al lado de otro hombre, por lo que le parecía de lo más normal.
El hermano mayor del pelinegro supo que el joven de cabellos castaños se quedaría a dormir en su casa, por lo que no se tomó la molestia de preguntar su destino, eso sin contar que... ya le conocía bastante bien, tanto que casi le podría leer la mente.
Llegaron y todos dormían, Hyung Joon se dirigió prontamente a su habitación ya que, cierto "JungMin" lo esperaba. Por lo que Kevin y Marumir subieron a la pieza del mayor.
En cuanto entraron, el rubio se dirigió a la ventana a contemplar las estrellas... Tan bellas, tan brillantes... sintió el calor del cuerpo de Kibum rodearle por la espalda, brindándole protección ante el frio de la noche, permanecieron por un largo tiempo así, hasta que Kevin bostezó y el sueño se fue apoderando de su cuerpo, hasta que en un par de minutos se había quedado dormido entre los brazos de su amado.
Marumir cargó suavemente al más pequeño, lo recostó en su propia cama y lo cubrió con las sábanas para que el frío no le hiciera daño. Él por su parte, decidió permanecer mirándole un poco más, contemplar ese hermoso rostro, ese tan perfecto y pequeño cuerpo que loca y desenfrenadamente le pertenecía. A los pocos minutos se recostó a su lado en la cama, sonrió y beso sus labios con cuidado de no despertarlo. La sonrisa se borró prontamente al recordar que el tiempo se agotaba y aún no sabía como decirle a su amado... ¿Cómo decirle que le quedaba poco tiempo en el grupo? ¿Cómo decirle que ya no lo vería más? ¿Cómo enfrentaría la desilusión en el rostro tan sonriente y alegre que solía contemplar? ¿Como enfrentar la realidad de que ya no lo vería?....
Esa noche decidió no pensar más, solo se abrazo fuertemente al cuerpo del rubio que entre sueños suspiraba, entre sueños lo abrazaba con fuerza, como si supiera que ya no le vería mas.
Al dormirse KiBum, un Kevin abre los ojos lentamente y lo observa con reproche y ternura a la vez.
-¿Hasta cuando me lo dirás?- Pregunta el menor, casi en un susurro para sí mismo reprimiendo una frágil lágrima que se asomaba en sus ojos. Kevin lo sabía y se odiaba por no ser capaz de hacerse a la idea, sin embargo necesitaba oírlo de los labios del contrario, necesitaba oírlo decir que siempre lo iba a amar, siempre lo iba a recordar y necesitar, necesitaba saber que sus corazones siempre serían uno.
Kevin besa la frente del pelinegro y se abraza a su cuerpo con firmeza y miedo... Miedo a no verlo más, miedo a no sentirlo jamás, miedo a simple y sencillamente perderlo....Poco a poco el miedo se convertiría en pánico, pero por el momento, se limitaba a sentir el miedo recorrer sus venas... un miedo que lentamente se diluía de su ser por la calidez que sentía entre los brazos de a quién tanto amaba.
::::: FIN:::::::::