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Extraños encuentros por lizergchan

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Disclaimer: Los personajes de la serie Grimm no me pertenecen, sino a su autor Stephen Carpenter y a la NBC, la serie Grimm inspirada en los cuentos de los hermanos Grimm, Sherlock Holmes pertenece a su autor Sir Arthur Conan Doyle y la serie Sherlock pertenece a la BBC y sólo haré mención de los personajes, por lo que no es un crossover como tal. Este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Personajes: Monroe/Nick.

Aclaraciones: Esté fic es una presecuela de mi fic “Grimm” del fanfom de Sherlock.

Advertencia: Este fic contiene Slash, lemon, mención de mpreg (algo de omegaverse), y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

 

Resumen:Nick conoce a un joven bastante particular que le hará descubrir que ser Grimm es más de lo que él pensaba.

 

 

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Extraños encuentros

 

 

 

Capítulo 02.- Tomando el té

 

 

Monroe estaba inquieto, no era para menos, estaban a las puertas de la morada de dos Grimm, ¡y no cualquiera! Eran Holmes, la más importante familia de su clase; fuertes, inteligentes, se decía que ellos eran los responsables de muchos de los artefactos que los suyos usaban a la hora de eliminar wesen.

 

Los Holmes eran para los Grimm lo que para los ingleses era su reina, aunque Monroe no comprendía la razón; dudaba mucho que fuese simplemente por las cosas que producían.

 

Nick se adelantó a sus amigos para tocar el timbre, bastó menos de cinco segundos antes de que la puerta se abriera y un hombre vestido de mayordomo los recibió para conducirlos a la sala.

 

—Sean bienvenidos —dijo una joven vestida de sirvienta haciendo una leve inclinación a modo de saludo —. La señorita Anastasia los verá en un momento, por favor, si necesitan algo, no duden en solicitarlo.

—Yo me haré cargo, Casiopea, puedes retirarte —habló William, quien acababa de entrar a la habitación. La mujer asintió con la cabeza antes de irse a cumplir con sus obligaciones del día. —Me alegro que pudiesen venir, por favor, siéntanse como en casa.

 

Los dos jóvenes Grimm vivían en un edificio de departamentos, en la zona más elegante de la ciudad; todo el lugar gritaba la posición social de sus dueños, incluidos los dos sirvientes  que deambulaban por ahí. Toda esa elegancia hacia que los tres hombres se sintiesen un poco incomodos y fuera de lugar.

 

—Por favor, síganme, tomaremos el té  en la terraza; hace un magnifico día como para desperdiciarlo aquí dentro, ¿no les parece?

 

Los tres asintieron con la cabeza, más por auto reflejo que por otra cosa. Cuando los cuatro estuvieron instalados en la fina mesa de cristal cortado que se encontraba en la terraza; llegó Anastasia moviendo su silla motorizada, esta se veía más pesada que la que tenía cuando la conocieron.

 

En cuanto Will vio entrar a su prima, se levantó de su lugar y no volvió a sentarse hasta que ésta estuvo acomodada.

 

—Lamento la demora —se disculpó Anastasia mientras era servido el té. Hank estaba maravillado con la belleza y elegancia de la joven, era como un ángel caído del cielo.

—No se preocupe, eh… gracias por la invitación, señorita…

—Anastasia Holmes.

—Mi nombre es Hank Griffin —el detective le extendió la mano, gesto que Anastasia aceptó con una sonrisa. No le hizo falta mucho tiempo, para leer la vida del detective, del Grimm y el wesen.

 

Durante el transcurso de los minutos, se dedicaron a hablar de cosas triviales, tiempo que ambos Holmes aprovecharon para estudiar a sus invitados.

 

Anastasia sonrió, imperceptible; acababa de percatarse de algo interesante. Los ojos de Nick y Monroe se dilataban cada vez que se miraban, hasta el timbre de su voz cambiaba, incluso estaba segura que sus latidos se aceleraban, todas esas señales le indicaban que esos dos sentían atracción. Aquello le resultaba tierno a la joven, era como la historia de amor de Romeo y Julieta, tal vez su estancia en esa ciudad no sería tan aburrida como pensó.

 

William también se había percatado  de la atracción del Grimm mayor con el wesen y no pudo evitar hacer una mueca de asco ante semejante atrocidad, aunque era una suerte que no se hubiesen dado cuenta.

 

La gente ve pero no observa.

 

Cuánta razón tenía su padre; las perdonas eran idiotas, estúpidos seres que iban por el mundo sin darse cuenta de lo que había más allá de sus narices.

 

—¿Hace cuánto se mudaron a Portland? —dijo Hank. William hizo una mueca, era evidente que el detective babeaba por su prima, podre idiota, su prima no se fijaría en él, a menos que fuese un Grimm o tuviese un IQ de más de 110, lo mínimo dentro de la familia Holmes.

—Hace un par de días, Will terminó la universidad en Princeton y quiso relajarse un poco estudiando robótica en un colegio tranquilo y en seis meses, cuando termine, regresaremos a Londres —explicó Anastasia ocasionando que los tres adultos miraran al menor con cierta incredulidad.

—En la familia Holmes, todos tenemos un IQ arriba de 100 —explicó restándole importancia.

—Emm, ¿Y en que te graduaste? —preguntó Hank.

—Biotecnología e Informática —restándole importancia.

 

Un chico brillante, del cual, seguramente sus padres estarían orgullosos. Nick no pudo evitar pensar que él ciertamente lo estaría.

 

—Señor Monroe, ¿Toca el chello, me equivoco? —dijo Anastasia observando al butbad con una sonrisa a causa del desconcierto en los presentes.

—No, de hecho…. ¿Cómo lo ha sabido? —pregunto el wesen en una mezcla de sorpresa y asombro.

—Sus manos, son fuertes pero tienen la estructura de los músicos, aunque también indica que realiza trabajos delicados, por lo firme de su pulso, ¿relojero, tal vez?

 

Nuevamente los tres hombres estaban sorprendidos, esta vez, por la joven que había acertado.

 

—Lo supe por la forma en que ha observado mi reloj de muñeca —comentó quitándose el objeto y entregándoselo al wesen que estaba avergonzado por haber sido descubierto, aun así, aceptó tomarlo.

 

El reloj era una verdadera pieza de arte; hecho del más fino oro, tenía pequeñas incrustaciones de piedras preciosas, la maquinaria se escuchaba como el ronroneo de un gatito a los oídos de Monroe; parecía tener un pequeño compartimiento secreto, pero el blutbad no se atrevió a ir más allá. Anastasia sonrió nuevamente, tomó el objeto de manos del wesen para volver a colocárselo, pero en vez de pasar a otra cosa, extendió el brazo que tenía el reloj, apuntando a una de las plantas y presionó el botón (al que anteriormente, Monroe no había encontrado sentido), inmediatamente, un pequeño dardo salió disparado, dando de lleno en la planta, que segundos después, comenzó a secarse.

 

—Un solo tiro, pero lo suficientemente poderoso para matar a un wesen en cuestión de minutos. Mi padre me lo dio como regalo por mi primera cacería, aunque eso fue antes de… ya saben —finalizó con una sonrisa fingida.

—¿Fue durante el atentado contra los Grimm?... lo siento —se disculpó Monroe al darse cuenta de lo inapropiado de su pregunta.

—No importa, lo sucedido no es un secreto —dijo Anastasia con una sonrisa —. Sí, fue en ese día fatídico.

—Hace cinco años, tres meses y dos días, una banda terrorista de wesen comenzó a atacar a las familias más importantes de los Grimm, centrando su atención en niños y adultos en cinta —William comenzó a explicar, pues ni Hank, ni Nick comprendían de lo que estaban hablando —. Sherrinford II ordenó que todo Holmes, que aún no despertara su sangre Grimm o que estuviese embarazado, fuese enviado a un lugar seguro, al cuidado de un grupo especial.

—Mi hermano y yo, fuimos elegidos para servir en la guardia, de esa forma, los padres no se sentirían tan preocupados por dejar a sus parejas e hijos —agregó Anastasia antes de suspirar pesadamente —. Fue todo muy rápido, Sherrinford (mi hermano), se encontraba en el ala norte del complejo, y yo en el este, cuando sucedió la explosión, fue tan potente que derrumbó la mitad del edificio y causo incendios en lo que quedó de él, los pocos que sobrevivimos quedamos con secuelas terribles.

—Mi pa… mi mamá estaba dentro, tenía casi ocho meses de embarazo… sería niña —a pesar de los años, William aún se sentía culpable por seguir con vida y no haber fallecido en el atentado. —En ese tiempo, yo era muy apegado a mi padre, tenía seis años y era bastante bueno para esconderme —sonrió con tristeza —, cuando mi padre recibió el mensaje de que yo me había quedado en la casa, ya era muy tarde para que me enviaran con los otros… actualmente soy el más joven de los Holmes, una gran familia de ciento cincuenta miembros, reducida a menos de treinta.

—Lo lamento, no fue mi intención… —Monroe estaba realmente avergonzado, no sabía cómo disculparse.

 

La atmosfera comenzó a volverse tensa, pero cambió un poco cuando el mayordomo hizo acto de presencia para entregarle el teléfono a Anastasia, quien se retiró al saber el origen de la llamada.

 

—Nick, ¿te gustaría practicar un poco? Es aburrido entrenar solo y Anastasia no me deja ir al bosque a practicar —se quejó haciendo un puchero.

—Sí, me parece bien —la verdad, es que Nick tenía curiosidad de ver las capacidades de ese joven.

 

 

Continuará…

 

 

 


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