Habían pasado dos meses desde aquella gran batalla donde todos los ninjas habían luchado valientemente, pero por desgracia no habían sido lo suficientemente fuertes y Madara a punto de morir escapó siendo ayudado por Zetsu, desde entonces lo habían estado buscando todas las naciones pero sin resultado.
Pero lo más raro había sido la actitud de Sasuke, y es que después de unirse a la alianza y proclamar que el seria el próximo Hokage, cuando vio a Madara escapar, huyó con él. Aquello había destrozado al Naruto, pensaba que por fin el azabache había entrado en razón y le salía con que se había aliado con el enemigo
Un bello rubio se encontraba en su departamento eran más de media noche y no dejaba de ver al cielo.
—¿Por qué Sasuke dime porque lo hiciste? —lanzaba al aire esa pregunta mientras sujetaba con fuerza la banda del ninja desertor.
No pasó mucho tiempo para que el rubio finalmente cayera presa del sueño, y es que desde que Sasuke lo traicionara no había podido tener un minuto de paz, lloraba en silencio y eso era algo que todos los querían al trigueño podían darse cuenta.
Las horas pasaron rápidamente y en la oscuridad de aquel cuarto una figura entró por la ventana, tenía que actuar rápido antes que el rubio se percatara de su presencia, se dirigió hacia él y le colocó un pañuelo en la nariz lo que despertó a Naruto, pero este no pudo hacer nada ya que el somnífero había hecho efectl.
—Sasuke… —fue lo único que el niño pudo articular antes de caer presa del sueño.
—Mi adorado zorrito por favor perdóname —decía mientras acariciaba con ternura los cabellos del menor—, pero sé que algún día me perdonarás y entenderás que esto es lo mejor para ambos —sin decir más tomó al rubio, lo envolvió en la cobija de la cama y salió de aquel departamento.
Se encontraba saltando por los tejados de Konoha, cuando varios ninjas, entre ellos Kiba y Lee le cerraron el paso.
—¿A dónde crees que vas Uchiha? —bramó Kiba con odio.
—Suelta a Naruto—kun en este mismo instante y ríndete, te superamos en número —decía Lee en pose de batalla.
—¿Ustedes de verdad creen que podrán ganarme? ¡Ja! No me hagan reír, apártense y los dejare vivir.
—¿Sasuke y ahora qué demonios te traes? — de un salto llegó Kakashi y poco después se les unieron Shino, Tenten y Shikamaru al igual que otros ninjas.
Sasuke al verse rodeado lanzó varias bombas de humo al suelo, pero no contó que Kiba tenía muy buen olfato y cuando trató de huir Kiba lo persiguió junto con Akamaru.
Sasuke era perseguido hasta las afueras de konoha, por todos los que alguna vez fueron sus compañeros, así como su maestro y lo que era peor no podía pararse a pelear pues no quería arriesgarse a que su amado rubio resultara herido.
—Devuélvenos a Naruto traidor —le gritó Sakura, su preocupación era más que notable y es que la chica se había enamorado del rubio y no perdonaría a aquel que intentara separarla de su amado.
—Sasuke no compliques más las cosas —Kakashi trataba de conciliar las cosas pero sin éxito.
—“Esos malditos me están alcanzando, pero no les entregare a MI Naruto” —fue el pensamiento del azabache, sacó unas bombas de humo y se las arrojo.
Las bombas a diferencia de las normales sacaron un humo naranja.
—Trata de huir pero no lo dejaremos —Shikamaru habló pero cuando lo hacía sus movimientos eran cada más lentos Sasuke se detuvo, todos sus perseguidores yacían en el suelo paralizados, se acercó a Kakashi para decirle algo.
—No te preocupes el efecto pasará en unas cinco horas, para entonces ya estaremos bastante lejos, y tranquilízate cuidaré bien de él, adiós Kakashi, puede que esta sea la última vez que nos veamos —luego de eso siguió su camino con el rubio en brazos acunándole de forma dulce.
Kakashi miraba con horror la partida del que alguna vez fue su alumno con impotencia por no poder hacer nada.
—“Lo siento Naruto, no fuimos capaces de salvarte” —pensó el ninja de cabello plateado.
Un rubio abría con pesar sus ojos, trató de moverse pero no pudo fue entonces que se dio cuenta de algo, no estaba en su cama, no podía mover su cuerpo, alguien lo llevaba en su espalda y aunque tenía abiertos los ojos iba tapado hasta la cabeza, lo único que podía hacer era parpadear.
—“Sasuke…” —era el último recuerdo que tenía antes de despertar.
—Veo que por fin te despiertas, lo siento creo que me pasé con el sedante —Sasuke llevaba al rubio en la espalda—, tranquilízate, no te puedes mover debido al efecto del sedante, llevamos día y medio viajando y al paso que vamos llegaremos en al menos dos días mas.
Se detuvo y acomodó al rubio para que se pudiese apoyar en un árbol.
—Toma, debes tener sed —ahora le empinaba una botella de agua que llevaba en una mochila con el—, éstas pastillas son píldoras soldado te quitaran el hambre —se las colocó en el boca y con el agua hizo que se las pasara—. Ahora vámonos no podemos perder ni un segundo más de acuerdo, ya comeremos bien cuando lleguemos.
—“Claro, si muero no le sirvo a Madara y como ahora estos son aliados”.
—“Mocoso” —se oyó una voz lúgubre.
—“¡Kyaaa un fantasma!”
—“¡Idiota! Soy Kurama.”
—“Menos mal.”
—“Escucha, tenemos que escapar de éste a como de lugar, pero la droga que usó es muy fuerte y hasta a mí me afectó.”
—¿Entonces que hacemos?”
—“Yo creo que por ahora solo hay una cosa que podemos hacer...’
—“¿Que es?”.
—“Rezar”
—¡Idiota! ¿Esa es tu gran idea?
—Lo más seguro es que nos lleve a donde Madara, esperaremos a que el efecto de la droga pase y luego nos defenderemos, por el momento voy a dormir me siento muy cansado te dejo el resto a ti.
—Está bien Kurama descansa —la mirada del rubio era sumamente triste, había llegado a una conclusión, no le serian tiempo a que se recuperara tan pronto llegaran al escondite seria su final, aquellas de Kurama solo eran para hecerlo sentir mejor.
Habían pasado dos días desde la última vez que había hablado con kurama, en ese tiempo Sasuke le había dado tanto agua y píldoras soldado y aunque ahora podía mover su cuerpo no tenía fuerzas ni para poder mantenerse de pie, cuando de pronto sintió como Sasuke se detenía.
—Finalmente estamos a unas pocas horas de llegar —se oía cansado, él había cargado al rubio desde hace más de tres días, sin detenerse más que para alimentarse—, escucha necesito que te pongas esto, no quiero que te enfermes, el lugar a donde vamos es sumamente helado —de la mochila sacó un abrigo naranja que era un tanto largo pero sumamente caliente, se lo puso ya que el rubio no tenía fuerzas para nada—, bien, con esto no tendrás frio, ahora no quiero que te asustes pero te voy a vendar los ojos para que no veas el camino.
Sin decir más uso la misma banda del rubio para tapar los ojos de este. El rubio por su parte había recuperado el habla, pero no quería hablar con él, cualquier cosa que le dijera carecería de sentido, solo le restaba esperar su muerte.
Pasaron varias horas más, el lugar era terriblemente frio y justamente en ese momento había una tormenta de nieve, él no podía ver por lo que solo se limitaba a sentir, de repente sintió que Sasuke dejaba de correr y aquel frio insoportable disminuía bastante dándole a entender que habían llegado y luego fue depositado en algún lugar suave.
—Finalmente hemos llegado, me perdí un poco por la tormenta, pero ya estamos en casa —decía Sasuke mientras le quitaba el protector al rubio—, anda abre los ojos.
Lentamente fue abriendo sus ojos, esperaba encontrarse en un lugar oscuro, húmedo y frio como aquella cueva en donde le habían extraído el Shukaku a Gaara, pero su sorpresa fue grande al ver que se encontraba en una casa bastante linda.
Aquel lugar tenía una sala en la que estaban sentados, un comedor pequeño, una cocina que daba hacia la sala y al comedor, al fondo se veían unas escaleras y por el pasillo había una puerta cerrada, la casa estaba decorada con colores cálidos, era pequeña, aunque no tanto como su departamento.
—Es muy sencilla, espero que te guste porque a partir de hoy viviremos aquí — dijo Sasuke calmado.
—¿Hasta cuándo? Hasta que decidan sacarme de una vez al Kyubi.
—Te equivocas Naruto.
—Vamos Sasuke no tienes que fingir, al menos esta vez se honesto conmigo y no me des falsas esperanzas.
—Naruto, escucha si te traje aquí es precisamente para evitar que Madara te encontrara, veras este lugar es un bosque llamado Zona cero, en este lugar no importa el chacra se anula por completo, en pocas palabras cualquier ninja que entre aquí no es más que un ser común y normal sin poderes, y no solo eso este bosque es un lugar donde siempre hace frio y las criaturas que hay aquí son muy salvajes por lo que no hay nadie que entre aquí, además de que la probabilidad de perderse es casi de 95%, en pocas palabras no hay forma de que Madara nos encuentre y aun si lo hiciera no podría usar su chacra.
—No te creo tú te uniste a Madara, cuando viste que el huía te fuiste con el
—Así es me fui con él para saber cuáles eran sus planes para poder protegerte, yo lamento mucho el haberte lastimado —esperaba alguna negativa del rubio, ambos se encontraban sentados en un sillón de la sala, cuando de repente el rubio se abalanzó sobre él y ahora se encontraba abrazándolo
—¿De verdad? No me mientes Sasuke —decía el rubio feliz, tenía su mejilla pegada a la del otro chico
—No Naruto, hice todo esto para protegerte y lamento mucho si te lastimé o si te hice sufrir haciéndote pensar que ibas a morir —abrazaba al menor, lo había sentado en sus piernas como si fuera un pequeño que necesita protección.
—¡Tonto! Pudiste habérmelo dicho desde un principio —ahora se encontraba recargado en el pecho del azabache—, y te hubieras ahorrado muchos problemas
—Como si tú supieras de razones
—Sasuke, no podemos quedarnos aquí para siempre, seguramente en Konoha estarán preocupados, debemos volver, les explicaré cuales fueron tus verdaderas intenciones y de seguro no habrá problema, Sakura-chan estará tan feliz de volver a verte.
—Tu siempre piensas en ella ¿Verdad?— respondía con enfado mientras separaba el contacto con el rubio y lo sujetaba de los hombros para que lo viera a los ojos.
—Teme no me digas que estas celoso, lamento habértela ganado pero tú tienes la culpa por haberte ido, aunque supongo que aún lo puedes intentar con Ino — decía con una enorme sonrisa—, entonces esperaremos a que se me pase el efecto de la droga ya que aún no me puedo mover, y ya después nos marcharemos a Konoha —ni siquiera lo vio venir cuando sintió una horrible bofetada.
—Tu siempre pensando en ella, cuando ella te trataba mal y tú no hacías mas que sonreír como estúpido, pero ella no te ama, ni te amara, entiéndelo de una vez
—¿Sasuke estás celoso? —se llevó una mano al lugar donde Sasuke le había golpeado.
—Así es estoy que muero de celos, desde que éramos niños, tu siempre le dabas el lado a esa, mientras yo era quien te cuidaba y te protegía, era esa la que tenía tus sonrisas.
—¿A qué refieres?
—Muy simple a que te amo, te he amado siempre, desde que éramos niños y no puedo soportar que tú quieras a alguien más que a mi ¿Te quedó claro?
—Pero tú y yo somos hombres —estaba agitado, no se esperaba esa confesión de parte de su amigo.
—¿Y acaso crees que me importa? Tu eres mío desde la primera vez que mis labios se posaron en los tuyos eres mío y de nadie más.
—Lo siento Sasuke, yo no te quiero de esa forma, a mi quien me gusta es alguien más y no te puedo corresponder
Aquellas palabras le habían roto el alma, el rubio no lo amaba, y lo que era peor, su corazón ya tenía dueño, estaba triste, hubiese preferido morir en lugar de escuchar esas palabras.
— Naruto, déjame mostrarte cuanto te amo —sin decir más tomó al rubio en brazos y aunque este pataleaba no había nada que pudiera hacer, se dirigió hacia aquella puerta que estaba cerrada.
Bajó por unas escaleras con el rubio en brazos, allí abajo solo había una habitación completamente en blanco con una cama, un armario chico y un buró junto a la cama, además de una puerta con un baño a dentro
—¡Suéltame! ¡¿Qué demonios piensas hacerme?! —mientras que Sasuke lo depositaba con cuidado en la cama.
—Ya te lo dije voy a mostrarte cuanto te amo —comenzó a quitarse la camisa ante la mirada de horror de Naruto.
—¡No por favor! ¡Aléjate! —eran los gritos de desesperación que se oían por parte del rubio.
Continuará...