Eran las 5:00 a. m. Doble D no podía dormir, después de todo hoy seria su primer día de preparatoria. Había sido separado de Eddy que siendo un año menor empezaría su ultimo año de secundaria; los cuales no serían los únicos cambios en su vida, no también a “petición” de sus padres tendría que unirse a uno de los clubes deportivos de su nueva escuela.
—Edward querido, tu padre y yo hemos estado ablando y queremos pedirte que entres a uno de los clubes deportivos de tu nueva escuela— dijo su madre sin ningún preámbulo; durante el desayuno unos días atrás.
— ¿Qué? ¿Por qué?— pregunto tratando de no atragantarse con el cereal.
—Bien; diversos estudios apuntan a que las actividades extracurriculares ayudan a los adolescentes a mejorar su autoestima, su sociabilidad; así como también a mantenerlos seguros y protegerlos de conductas negativas e inseguras. — señalo su madre firmemente.
—Yo entiendo madre, pero ¿Por que un deporte? Escuche que los maté-atléticos quedaron en segundo lugar estatal el año pasado y el club de ajedrez... —
—Con los deportes aprendes a trabajar en equipo, sobrellevar cualquier tipo de circunstancia, a saber levantarse de las derrotas, y a luchar contra la adversidad. Además de los beneficios físicos. — interrumpió su padre.
— Aun así, yo no deseo formar parte de...es decir no creo que me acepten dado que yo... ah lo físico yo...
— Entiendo; pero no estamos pidiendo que lo hagas por nada— dijo su padre sonriente. — se que no eres fanático de los deportes pero estamos listos para recompensarte si es que logras entrar a uno de los equipos.
No podía negarse a un trato así; y menos con argumentos tan firmes como le dieron. Ser hijo de un abogado y una bibliotecaria perfeccionista tenia sus desventajas. El trato era: a un auto ¡su primer auto! en cuanto cumpliera 16 y sacara su licencia, claro si podía entrar a un equipo.
Definitivamente lo intentaría. Aunque para ser sincero sus esperanzas estaban puestas en que hubiera equipo de ping pong, yoga, o algo así.
Pensando que no podría dormir con tantas cosas en su cabeza decidió levantarse.
Aun algo ansioso de encontraba Doble D esperando el autobús escolar. — ¡Doble D! — Grita Ed abrasando a Doble D— je estoy tan contento estaremos en el mismo grado.
—Buenos días Ed —dice Edd con dificultad por la falta de aire y tratando de soltarse —a mi también me alegra verte Ed. Pero tú no deberías estar tan contento por que compartamos curso cuando tú tendrías que estar en un grado superior —señala con falsa severidad, soltándose al fin; a lo que Ed solo pone cara de cachorrito con lagrimones escurriendo de sus ojos sentándose en el suelo. —He Ed. Lo siento no era mi intención.
—...
—Este año yo te ayudare a que pases todas tus materias.
—...
— A ver a ver quen lo quelle; quen es mi cejijunto favorito.
— ...
— ¡Hey vamos! Hoy yo invito las quesadillas de huitlacoche.
— ¡Si quesadillas! — grita levantando los brazos en pose triunfadora para después intentar abrazar nuevamente a Doble D aun desde el suelo.
— ¡Ya Ed que te chilla bien gacho la ardilla. ¿Cuándo fue la última vez que te bañaste? — dice Doble D tratando de evitarlo
— ¿Que? Aun no me baño por última vez. ¡Todavía pienso hacerlo algún día!— dijo riendo inocentemente.
— ¡Hey bobos! Dejen de hacer tanto escándalo quieren. — Grita Kevin que había visto todo en silencio.
— Buenos días Kevin. Lamento importunarte pensaba que éramos los únicos por aquí. — dijo disculpándose Doble D, a lo que Kevin solo bufa y cierra los ojos. ¡Ni siquiera lo avían notado!
— Ejem. — ¿Qué? ahora quería hacerle platica,
— ¡Ejem! — si él ni lo avía notado;
— Kevin... — solo cerró los ojos más fuertemente, y frunció el ceño con fastidio.
— ¡Kevin!
— ¡Que rayos quieres doble bobo! — Grito Kevin volteando en dirección, donde Doble D había estado.
— Ya llego el autobús — dijo ya desde arriba del vehiculo. Kevin no pudo hacer nada más que subir lo más rápido posible.
— Ja ja ja. — Fue lo primero que escucho. Su cara se puso roja de ira y vergüenza; mientras lo más dignamente posible se dirigía a un asiento vacío.
— Lo siento Kevin — murmuraba algo encogido Doble D desde su lugar — no era...
— ¡No me hables imbecíl! — Bramo furioso. Una nueva ola de risas se escucho; junto con comentarios nada agradables por parte de la concurrencia.
— ¿Quien es ese tarado? — Que grosero — ¡Ja! Yo lo hubiera dejado hay. — Seguro es de noveno grado. — Je je seguro esta nervioso el novato. - Kevin solo se acomodo en su asiento tratando de ignorar todo.