Año 2021: 31 de octubre… Castillo Akashi
Aomine, Kuroko y Akashi terminaban de revisar su nueva misión, era bastante sencilla, solo tenían que transportar unas pruebas hasta la embajada Americana en Bulgaria y todo estaba hecho.
-No entiendo porque tu maestro nos envía nuevos compañeros este es un trabajo estúpido para el que no es necesario-aseguraba Aomine.
Akashi tenía que estar de acuerdo con el moreno aunque no lo dijera en voz alta. Nijimura Shuzo el creador de Akashi y su maestro lo había dejado mucho antes de la creación de Kuroko, con los siglos se volvieron a encontrar, Nijimura tenía su propia compañía de seguridad y ambas compañías estaban asociadas.
-Los convirtió hace un año, son neófitos, lo único que esta haciendo es darnos el trabajo de niñeras, para tomar un respiro el-aseguro Kuroko diciendo lo que todos pensaban mientras seguía limándose las uñas tranquilamente.
-Dios, Kuroko, ¿tienes idea de cuan afeminado es que te estés limando las uñas así?-Se burlo Aomine.
-¿Afeminado yo? Tú te haces la manicura-le saco la lengua el celeste.
Akashi sonrió viendo discutirlos, esa era su pequeña familia, sus hijos, su creación, nunca los abandonaría, una parte de él siempre iba a querer a Nijimura, el lo convirtió, le dio la vida inmortal, lo llevo por el camino eterno, hasta que conoció a Haizaki y entonces lo dejo por aquel macara. La otra parte de si jamás entendería ni perdonaría el hecho de que su sempai lo hubiese abandonado, en su mente ni siquiera cavia la posibilidad de dejar a Aomine y Kuroko en algún futuro cercano.
-Basta niños-lidio entre ellos el pelirrojo divertido. Antes de que alguien pudiera decir algo mas Midorima entro a la biblioteca con una gran sonrisa… algo raro en el mayordomo.
-Llegaron los nuevos reclutas. Están en el recibidor. –Anuncio el peliverde y se retiro con la sonrisa aun más pronunciada si eso era posible.
-La sonrisa de Midorima-kun me da escalofríos-susurro Kuroko.
-Al mal paso darle prisa, vamos a ver a los nuevos bebes-se levanto el moreno del sofá. Akashi estuvo de acuerdo y se levanto de su butaca yendo con ellos.
Y al llegar al vestíbulo entendieron por que la diversión de Midorima, mientras quedaban en completo shock, ahí de pie frente a ellos habían tres personas a las que ellos se habían resignado a no volver a ver nunca más. Cabello negro, rubio y castaño. ¿Cómo podía ser?
-¿Kise-Kun?
-¿Tatsuya?
-¿Ryo?
Preguntaron los tres a la vez y tenían que admitir que su tono se escucho tan sorprendido como ellos mismos se sentían.
-Sí, esos son nuestros nombres, la inmortalidad no nos hizo cambiarlos-aseguro Kise con una sonrisa divertida.
-Siempre quisimos saber que se sentiría trabajar desde el otro lado de la moneda-sonrió Tatsuya y su nuevo set de colmillos relució con la luz del vestíbulo.
-Hace un año te dije que nos volveríamos a ver. Y ya ves, yo nunca miento-comento Sakurai con una sonrisa dulce, los colmillos quedaban muy bien en esa bonita boquita.
-Pero… ¿Cómo sucedió esto?-pregunto Akashi procesando todo con su rápidamente.
-Hirieron a Haizaki san la pareja de Nijimura Sempai en una misión el año anterior, Ryo estaba en el sitio equivocado en el momento equivocado. Haizaki se alimento de él para no morir, pero casi mato a Sakurai, lo llevo con Nijimura sempai que lo convirtió, Sakurai fue a buscarnos asustado por lo que se había convertido, pero el hambre le pudo y se alimento de Kise, cuando lo encontré Sakurai tenía lagrimas de sangre en los ojos, Kise estaba en el suelo y Sakurai le rogaba a Nijimura sempai que no dejara morir a Kise, así que este lo convirtió, con mis dos primos siendo lo que eran, Nijimura sempai me ofreció la oportunidad de unirme a ellos o vivir como humano. Y bueno yo tome mi decisión –termino Tatsuya su relato y al sonreír mostro sus colmillos dejando muy claro cuál fue decisión.
-Oh… Nijimura sempai te envió un mensaje Akashi Kun- Sonrió Kise traviesamente y antes de que Himuro se diera cuenta, Kise le puso un lazo en la cabeza y lo empujo directo a los brazos de Akashi que sostuvo a Himuro a tiempo para que no tropezara y callera-Nijimura sempai dijo que con ese regalo esperaba pagar una parte de la deuda que siempre tenía contigo por la noche del 31 de hace tantos años-le dijo mientras Tatsuya le miraba mal quitándose el ridículo lazo que le puso Kise en el cabello y Akashi se reía. La noche del 31 de octubre de hace tantos años ya fue cuando Nijimura lo abandono por Haizaki y lo dejo solo.
-Si yo diría que con este regalo me doy por bien pagado-sonrió Akashi tomando el lazo impidiendo que Himuro lo tirara al suelo y lo pisoteara.
-Ahí algo que siempre quise hacer, algo que llevo más de cinco años queriendo volver a hacer-aseguro Kise y cuando todos lo miraron con curiosidad el se movió y en un segundo tenia la cintura de Kuroko en sus manos y lo había levantado del suelo apoderándose de sus labios. Kuroko suspiro dentro del beso con gustito rodeando con sus blancos brazos el cuello del rubio y enganchando sus piernas en sus caderas rodeándolo como un coala mientras había su boca para el rubio.
Aomine silbo al verlos.
-Eso es lo que yo llamo un beso-rio el moreno.
-Consignasen un cuarto-dijo Tatsuya negando con la cabeza.
Kise les saco el dedo miedo sin dejar de besar a Kuroko, hasta que este mismo se separo de él a penas un poco.
-Mi cuarto esta subiendo las escaleras Kise-kun-dijo Kuroko con la voz ronca. Kise sonrió y los dos se volvieron a besar mientras Kise se las arreglaba para subir las escaleras sin siquiera mirar y desaparecer del vestíbulo con su hermosa y celeste carga.
Sakurai aun sonreía mirando las escaleras cuando se sintió levantado en el aire al estilo princesa y ahogo un grito de asombro al mirarse en brazos del moreno mas alto.
-Si te vas a negar hazlo ahora o no me detendré-le aseguro Aomine. Por toda respuesta Sakurai sonrió y armándose de valor lo beso.
-Llevo años esperando por esto, te detienes y yo… yo… yo… te are algo muy feo-aseguro Sakurai. Aomine hecho su cabeza hacia atrás antes de soltar una risa.
-Entonces no me detendré no quiero que me hagas algo muy feo-sonrió el moreno y volvió a besar al castaño desapareciendo por las escaleras con él.
-Creo que nuestra misión se acaba de ir al infierno-sonrió Akashi.
-Nijimura sempai lo previo y ya había enviado a Kagami kun de su compañía a cubrirla-comento Tatsuya ocultando su diversión porque sus dos idiotas primos fueran felices.
-Eso es bueno, dudo que salgan de sus cuartos en un futuro cercano-comento Akashi mirando sus manos.
-Bueno-Tatsuya tomo aire y miro a Akashi con una sonrisa traviesa-¿podría ser que yo también tuviera la misma suerte?
Akashi le miro con sus ojos bicolores llenos de un fiero brillo.
-Una vez lo dijiste Tatsuya, soy un príncipe tirano. ¿Estás seguro que puedes soportarme sin llegarme a odiar?-le pregunto Akashi mirándolo directo a los ojos.
-Si, después de todo yo soy el masoquista esclavo que quiere estar junto al príncipe tirano.-aseguro Tatsuya, Akashi sonrió y al momento siguiente había saltado sobre el moreno más alto tumbándolo sobre el sofá y besándolo posesivamente.
-Una vez el príncipe tirano tiene algo nunca lo deja ir-le advirtió.
-El masoquista esclavo del tirano cuenta con eso-sonrió Tatsuya complacido pasando sus dedos por las hebras de cabello rojo como había anhelado siempre.
-Entonces mi anhelado esclavo, te are pagar por todos estos años que me has tenido esperando.-le advirtió Akashi con una mirada coqueta rozando con su aliento los labios del pelinegro.
-Espero que también cobre los intereses su majestad-sonrió Tatsuya estirándose un poco para poderlo besar pero Akashi lo detuvo con una mirada traviesa.
-Entonces a mi habitación-ordeno antes de al fin besar posesivamente a Tatsuya y recibir una respuesta igual de posesiva e intensa. Tatsuya ya no dijo mas estaba muy ocupado en ese beso que tanto había anhelado, pero se levanto con Akashi envuelto sobre el mas que complacido de seguir esa orden, el tampoco tenia la intención de abandonar la cama de ese príncipe tirano en un futuro cercano, tal vez dentro de 100 años, solo tal vez podrían volver a tomar una misión por ahora solo quería follarcelo como un conejo y amarlo, amarlo como había anhelado hacer todos esos años.
Fin