Varios guardias que iban por mandato del rey a quitar todo ese alboroto de su reino, encontraron las ropas del príncipe bajo de una carroza.
-Sabemos que los príncipes están aquí, así que, por órdenes del rey todos deberán salir de aquí…-
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-¡Demonios! ¡Es la segunda vez que nos corren de este lugar! - guardaba rápidamente un hombre alto de largos y negros cabellos, guardándolo todo en una gran carroza donde iban todos.
-¿Abra sido algún guardia o el príncipe?- dijo un chico de pelos alborotados y piel oscura, levantando cajas y metiéndolas.
-No lo sé pero, debemos irnos rápido no queremos que esta vez nos atrapen…- corría rápidamente una mujer peli negra con un niño en los hombros que también sostenía un saco…
- Quien sabe, pudo ser el mismo rey…- sacudió su puro y se sentó, mirando hacía un hombre -…Ya está asegurada la “bestia”…Paragus?-
-Seguro, jefe…- respondió un hombre con capa blanca y detrás de él un joven alto de cabello largo hasta por debajo de los hombros.
-Bueno, algo menos que hacer…-
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-¡Rayos!- miraba por un hueco de la carpa como se acercaban cada vez más los guardias, que poco a poco esta se iba cayendo, estaban a punto de irse y ellos de ser descubiertos.
-¿Qué haremos ahora?- sus palabras temblaban, sabía que todo eso era su culpa, bien, ahora su padre seguro los mataría o los desterraría…
-¿Qué haremos? Más bien ¡¿Qué harás?! Si no mal recuerdo todo fue obra tuya…- grito una vez más.
-“¡Por allí!”- grito uno de ellos y se escuchaba el trotar hacía ellos.
Tarble miro nervioso hacía todas partes cuando vio la carroza del cirquero y sus “empleados” subiendo sus cosas…
-Por aquí Vegeta…- le tomo el brazo y lo llevo hasta allí…
… ¡Como demonios se había metido en esa locura! Y todo era culpa de su hermano, llevándolo a probar cosas que ni siquiera los de clase baja habrían de probar, pero, había valido la pena, cada minuto, cada miedo de ser descubierto valió la pena y lo que estaba por venir… Seguramente también lo valdría…
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-¿Eh? ¿Qué hacen niños aquí?- bajo de un salto el hombre -¿Qué es lo que quieren? ¡Chi-Chi! ¡Deberías cuidar mejor a tus críos! …-
-¡Esos no son hijos míos!- le grito furiosa golpeándole la cabeza.
Todos los que estaban cargando la carpa y metiéndola en otra carroza, empezaron a reír
-Seguro… Seguro Chi-Chi…-
-Bueno, bueno, ya suficiente… ¿Qué demonios quieren? No estamos para vis…- logro ver un grupo de hombres armados, seguramente mandados del rey -¡Todos adentro!- grito y los tomo consigo dentro de la carroza. Los caballos comenzaron a trotar rápidamente alejándose del pueblo…
Vegeta se pellizcaba la mano, esperando que todo eso fuera un sueño, mientras veía alejarse de su reino…
-¿Quieres que te pellizque?- antes de que contestara la jovencita acerco sus uñas y le dio un fuerte pellizco. Solo hizo un pequeño chillido aguantándose sus lágrimas… -Eh…L-lo siento…-
-¿Y qué hacen aquí?- pregunto en el silencio, aquel chico que toco el acordeón en la función, limpio sus lágrimas para verlo mejor –Déjalo en paz Bra, aún debe estar extrañando…- bajo un poco la voz en esto último.
-Ya veo, ¿ustedes también se han escapado?- pregunto un hombre de pelos alborotados y negros.
-Sí, bueno… algo así…- contesto Tarble, jugando con sus dedos, como si estuviera triste, aunque lo estuviera por dentro, pero también una alegría o una emoción de poder pertenecer a un circo…
-¿Y cuáles son sus nombres?...- ambos sudaron frio, ¿y si decían sus nombres reales? Bueno aunque solo conocían el uno de ellos…
-Bien que él se llama… ‘Geta…-
-¿’Geta?- preguntaron al unísono.
-Si, nuestro padre… tiene esa mala costumbre de ponerle el nombre del rey… Ah… Pobre de mí hermano... Mientras tanto yo me llamo Tarble-
-Sí, si… Un gusto…- dijo indiferente el príncipe, algo triste y furioso, desviando la mirada de todos. Sintió un abrazo fuerte alrededor de su cuello…
-Vamos ‘Geta… No tengas esa cara larga… Deja de extrañar, aquí te divertirás mucho…- dijo el peli largo -Solo necesitas aprender un talento y ¡Puf! ... Ya estarás dentro…-
-Eh… Raditz, creo que deberías dejar respirar al chiquillo…- intento quitar el brazo del cuello del chico… -Por cierto… Mi nombre es Bulma…- le sonrió mientras quitaba aquel fuerte y pesado brazo.
-¡Podrían callarse allá atrás! Podrán presentarse cuando estemos a salvo ¡Ahora vean si no nos siguen!-
Todos voltearon a ver. Ya estaban varios metros lejos…
-¡NO! ¡Ande más rápido jefe!- grito rápidamente una mujer viendo cómo se seguían acercando hacía ellos los guardias.
-¡Maldita sea! ¡El rey es un insolente!- grito furioso dando otro pajuelazo a los caballos para que corrieran más rápido… Si seguían huyendo así, necesitaría robar más caballos.
-¡Muerte al rey!- gritaron todos al unísono.
Habían corrido bastante los caballos, se aseguraron que nadie los persiguiera, andaban por una ruta vacía y estaba amaneciendo… Se detuvieron.
-¡Bien todo el mundo!- bajo de un salto - ¡Acamparemos esta mañana aquí!- se fue a la parte donde todos estaban -¡Anden a hacer sus porquerías o anden a dormir! ¡Tenemos otro acto en cuanto se oculte el sol!-
Todos salieron en una fila acomodada con una mano en su frente
-¡Si, jefe!- gritaron todos.
-Bueno ahora, quiero ver que todos estén aquí…- tomo su bastón y empezó a inspeccionarlos a todos, esperando ver una cabeza menos a quien pagar, pero vio dos cabezas más… -Y… ¿Y ustedes que hacen aquí?- los miro algo enojado, mientras que estos solo temblaban. -¡Por qué demonios nadie los aventó en el camino!- les grito a todos los demás sacando humo por la nariz.
-Porque...- se quedo pensando, mirando hacía todas partes... Ahora mismo es cuando sus dotes de mentiroso tenían que salir a la luz -Ehh... ¡Sabemos hacer magia!…- dijo el mayor con los brazos cruzados, en una sonrisa victoriosa y segunda.
-En serio… ¿Magia?- pregunto en un susurro Tarble jalando de su brazo.
-¿Magia?- preguntaron todos con los ojos como platos.
-¡Si! Magia…- no sabía cómo semejante estupidez le había salido de la boca, pero seguramente podía hacer algo con las técnicas que les enseño su padre.
-¡Jefe! Eso es… lo nuevo que necesitamos- dijo el hombre de capa blanca.
-¡Cállate, Paragus!- le pego con el bastón en la pierna –Anda…A ver qué puedes hacer mocoso…- sonrió de lado, seguramente era un fiasco; le levanto el rostro con la punta del bastón observando su rostro detenidamente… Le parecía familiar… Agudizo su vista, bueno, ya habían pasado años y la vista se le había descompuesto un poco. Luego fue el turno del más pequeño, su rostro era desconocido, pero, seguramente les serviría, ambos eran demasiado fuertes. -¡Todos tomen un asiento qué el acto va a empezar!- grito poniéndose frente a todos.
-¡Si, jefe!-
Todos corrieron a la carroza, tomando una bolsa o una caja para sentarse en un círculo.
-Vaya, ese chiquillo no está nada mal…- susurro recargando su cabeza en la mano, mirando detenidamente a Tarble temblar frente a su hermano.
-¡Turles!- le pego en el hombro, el chico de pelos alborotados. –Deja de estar cazando chiquillos…- se cruzó de brazos algo molesto.
-Goku, déjalo en paz…- Raditz le tiro golpe en la cabeza -creo que no es el único que esta “cazando chiquillos”…- dijo en un tono burlón haciendo las comillas con sus manos.
-¿Qué? ¿Yo por qué?-
-No creas que no te hemos estado observando lanzarle ojitos al príncipe…- decía tranquilamente Milk con bastante razón, había visto unas miradas accidentales y a la vez no mientras llegaban, pero nadie más que ella ¿había sospechado que era el príncipe? –Digo, al mocoso ese de ‘Geta…- se cruzó de brazos mirándolo pícaramente.
-¡Si!- grito emocionada Bra, abrazándose de su brazo –Sin mencionar que le diste compasión cuando dijeron que se había escapa dado…- se aferró a su brazo
-Ya suéltalo, le pondrás el brazo morado…-
-¡Ya pueden cerrar la boca!- grito furioso Paragus -¡No es momento que estén chismorreando! El jefe necesita que enserio “califiquen al chico”- les pego en la cabeza a todos, para que pusieran atención.
-¡Si, señor Paragus!-
El hombre tuerto se fue a una carroza que tenía aparte, allí tenía “a la atracción del circo”. Quito una tela color vino, haciendo que la figura de su hijo quedara expuesta a la luz.
-Sal, Broly, tenemos que presenciar otro acto…-
El chico abrió los ojos, lentamente, con su rostro frio, sin expresión alguna.
-Si padre…-