DESIRE ME
El sonido de la música era lo único que se escuchaba en la habitación.
Suga ladeó su cabeza y dejó que la música le inundara como un tsunami inunda una ciudad, llevándoselo todo y no dejando nada a su paso. Su mente estaba completamente vacía, a excepción de aquellas sensuales notas que lo envolvían con calidez.
Apoyó las manos en el escritorio y manejó un par de botones del controlador MIDI, hasta que los decibelios y la melodía estuvieron a su gusto.
Se recostó en la silla y se dejó hacer por la música.
Sus compañeros habían salido y no volverían hasta la noche, así que tenía todo el tiempo del mundo para escuchar, bailar y rapear.
La puerta del estudio de grabación se abrió y él salió de su trance, sorprendido.
Era Jimin.
Lucía su ahora pelo negro peinado hacia abajo, aunque algo despeinado a los lados. Una camiseta blanca y unos pantalones deportivos negros enfundaban su cuerpo. Él cerró la puerta tras de sí y sus labios se curvaron en una sonrisa.
Suga arqueó una ceja y dio una vuelta en su silla.
-¿No se suponía que os habíais ido? – preguntó.
La sonrisa se extendió aún más en el rostro de Jimin.
-Se suponía, hyung.
Suga sonrió.
-¿Y qué es lo que quieres? - inquirió, dando un trago a la botella de agua que estaba sobre la mesa.
Jimin inclinó la cabeza hacia un lado, como si estuviera pensando qué responder.
-Te quiero a ti – dijo finalmente.
Suga abrió los ojos, sorprendido.
-¿Jimin?
-Quiero tenerte a ti debajo mía, gimiendo mi nombre y pidiéndome que te la meta más adentro, hyung.
-¿Se puede saber qué coño te has tomado antes de venir? - preguntó Suga.
Jimin nunca había usado ese vocabulario antes.
-Nada – sonrió – Me quedé porque sabía que tú también lo hacías. Y ya no puedo aguantar más, azucarito, necesito sentirme dentro de ti.
-Estás loco.
-Deja que el amor arda a través de tus venas y que la pasión invada tu cuerpo, Suga. Déjame hacer que me desees.
-¿Cómo pretendes conseguir eso?
Jimin se acercó a paso lento hacia Suga. Con mucha, mucha lentitud, se sentó sobre él, con ambas piernas a cada lado de su cadera. Se acercó hasta el punto de que su nariz se rozaba con la de Suga y sus respiraciones comenzaron a entrelazarse. Su cuerpo empezó a moverse despacio sobre el del chico, frotando sus entrepiernas por encima de la tela.
Suga soltó un pequeño suspiro y Jimin aprovechó ese momento para unir sus labios a los de él, introduciendo su lengua sin ni siquiera pedirle permiso para entrar.
La húmeda lengua de Jimin sorprendió a Suga cuando invadió su boca, y comenzaron a jugar la una contra la otra, intercambiando saliva y empezando algo que ninguna estaba dispuesta a perder.
Involuntariamente, sus caderas comenzaron a moverse con más rapidez, y la tela se sentía como si estorbara.
Jimin se incorporó sin despegar sus labios de Suga y lo levantó junto a él.
Primero, le quitó la camiseta, dejando al desnudo un torso tonificado, pero con un vientre plano y liso, simplemente con una insinuación de abdominales. Su lengua lamió la curvatura de su cuello, ganándose un gemido por parte de Suga, lo cual le excitó de sobremanera.
Cuando hubo repartido suficientes besos por el cuello, lamió el largo de su cuello, dándole un mordisco en su nuez que originó otro gemido. Sus manos lo cogieron de la zona baja de la espalda y lo apretujó contra él.
Su lengua bajó hasta sus pectorales y mordió uno de sus pezones, para luego pasar a jugar con el otro.
Siguió bajando hasta que llegó al ombligo, y lamió toda la zona, dejándola húmeda.
Cayó de rodillas frente al chico y sus manos abandonaron su posición para llegar hasta la pretina del pantalón, quitándola enseguida y bajándole los pantalones hasta los talones. Suga sacó primero una pierna y luego otra, pateando los pantalones lejos de ellos.
Quedó simplemente en boxers delante de él, revelando una gran erección.
Comenzó a repartir pequeños besos en la zona de la entrepierna, y Suga se giró para poder apoyar las manos en el escritorio.
-Siempre quise escucharte gemir... - dijo Jimin – Así que ni se te ocurra reprimirte.
Suga se ruborizó.
-¿Cuánto tiempo llevas queriendo follarme, Jimin? - preguntó.
-Más del que te imaginas, hyung. Solo con escuchar tu voz ocasionas que me ponga duro. Imagínate lo difícil que es para mi cuando estamos en directo en los conciertos y te toca tu parte. Me vuelves loco.
-Y tú a mi me vas a volver loco si no me la chupas de una vez.
-¿Eso es una orden, hyung?
-Tómatelo como quieras – sonrió.
Jimin no lo preguntó más. Le dio un lametazo por encima de la tela y, a continuación, o atrapó entre sus labios y simuló un pequeño mordisco.
Suga gimió.
Sus dedos acariciaron sus muslos y con extrema lentitud rozaron el elástico del bóxer, bajándoselo poco a poco.
-Joder, que lento que eres – se quejó Suga.
-Eres un impaciente, hyung – sonrió Jimin.
-Tú me pones así.
Una vez su pene estuvo liberado, sus labios lo rozaron superficialmente. Luego, su mano acarició desde la base hasta la punta, manchándose de líquido pre seminal. Sus labios besaron el glande y sus dientes lo rasparon, lo que causó un gemido considerablemente alto de parte de Suga.
-Eso es hyung, gime fuerte.
Tras decir eso, su boca recibió por completo el pene del chico, y comenzó a chuparlo con rapidez. De arriba a abajo, ejerciendo un movimiento de vaivén y presión en los puntos indicados. Tragó saliva, lo cual ocasionó una placentera presión para Suga, quien se retorció en el sitio.
Siguió lamiendo hasta que su pene palpitante e hinchado comenzó a bombear sangre con mayor frecuencia.
-Vo...voy a correrme, Jimin...para...
Pero Jimin no paró, y Suga se corrió en su boca, llenándola de semen.
Jimin se levantó y se relamió los labios, para juntarlos justo después con los del chico.
-Jimin – ronroneó en su oído cuando sintió las manos del menor acariciar su trasero.
-¿Si?
-Quiero tocarte – sentenció.
-Pues hazlo – Jimin arqueó una ceja.
-Pero quiero que tú me lo pidas.
Jimin se separó de él y lo miró con una sonrisa pícara. Luego se acercó hasta su oído y mordió el lóbulo de la oreja.
-Mastúrbame, Suga. Haz que me vuelva loco – susurró en su oído.
Suga le quitó los pantalones antes que la camiseta.
Estaba ansioso.
Cuando tuvo aquella prominente erección delante suya y aquellas marcadas abdominales, retrocedió.
-¿Por qué querías acostarte conmigo, Jimin? Hay miles de chicos mucho mejores que yo.
-Porque solo me gustas tú, hyung.
Y Suga no necesitó nada más.
Lamió y mordió sus abdominales hasta que se sació y después introdujo la mano dentro del bóxer de Jimin, agarrando su pene con fuerza. Estaba duro y palpitaba contra su mano.
Comenzó a subir y bajar la mano sobre él, y Jimin soltó un gemido ronco desde lo más bajo de su garganta.
-Eso es, bebé – dijo.
Suga le bajó los bóxeres, liberando su dolorido pene y continuó con su movimiento de vaivén. Cada vez subía y bajaba por su extensión con mayor rapidez y Jimin sentía que se vendría pronto.
Pero no quería hacerlo aún.
Le apartó la mano a Suga con algo de brusquedad y giró al chico contra el escritorio, para que estuviera de espaldas a él. Apoyó la cabeza en su hombro y, con una mano, lo agarró del vientre. Introdujo un par de dedos de la otra mano en la boca del mayor, quien comenzó a lamerlos de una manera tan obscena y erótica que Jimin pensaba que podría correrse en cualquier momento.
Cuando estuvieron lo suficientemente húmedos, los condujo hasta la entrada del chico. Primero acarició la zona para extender la humedad, y luego introdujo un dedo.
Suga se retorció bajo su agarre, pero no dijo nada.
Lo movió de arriba a abajo durante unos segundos y luego introdujo un segundo dedo.
Un gemido de dolor se escapó de los labios del mayor.
-Chist, bebé, pronto pasará – susurró en su oído.
Un tercer dedo logró que Suga siseara e intentara zafarse de su agarre, pero no lo consiguió. Movió los dedos como si fueran una tijera en su interior y luego comenzó a sacarlos y meterlos.
-Jimin – susurró Suga – Métemela de una vez.
El menor entendió que el chico ya estaba preparado, así que hizo lo que dijo. Dirigió su miembro hinchado y adolorido a la entrada de Suga y, tras rozar la punta unos segundos contra la entrada, lo metió de lleno.
Un gemido demasiado alto se escapó de los labios de Suga.
-Joder, duele – lloriqueó.
Jimin besó su hombro y la curvatura de su cuello, y luego lo sujetó de su cintura, para apretarlo más contra él.
Cuando Suga se hubo acostumbrado a la presencia del miembro de Jimin en su interior, comenzó a mover las caderas, a lo que el menor reaccionó. Sus caderas también comenzaron a moverse, entrando y saliendo una y otra vez del interior de Suga.
La música que antes había inundado la habitación había sido sustituida por el sonido del sexo.
Cada vez que Jimin penetraba a Suga y su pene entraba al máximo, el sonido húmedo de sus pieles al chocar resonaba como si se tratara de un eco.
-Agh... - gimió Suga – Más...más adentro...
Jimin sonrió y le penetró con más fuerza aún, rozando su próstata y haciéndole alcanzar su punto máximo de placer.
Las manos del menor fueron hasta el pene de Suga, que estaba nuevamente hinchado y requería algo de atención.
Con la misma frecuencia con la que metía y sacaba su miembro, comenzó a bombear el del mayor, causándole placer por doble partida.
Cuando su pene rozó de lleno la próstata de Suga, este se corrió sobre su mano. Su interior comenzó a contraerse, apretando el miembro de Jimin y causando que este se corriera en su interior.
Permaneció así durante unos segundos, esperando a que su semen saliera por completo, y luego unos segundos más aún sin salir, abrazando a Suga por la espalda.
Tras sacar su miembro del interior del mayor, Jimin le dio la vuelta a Suga y unió sus labios con los de él, en un beso dulce y suave.
Tras separarse, sus frentes sudadas quedaron la una frente a la otra.
Jimin sonrió.
-Los chicos deberían irse con más frecuencia a dar una vuelta.