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Solo... Sienteme por takeohigurashi

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Notas del capitulo:

Ok, soy raro. Siempre digo, sera un two-shot, pero ahroa terminara siendo un three-shot, ¿por qué? Culpen a mi imaginacion. Quería seguir jugando con Takao-kun y esta siguiente parte es mas ufff... :Q

No se quien les dijo que dejaria el fic en un solo capitulo, muchos creyeron que mataria a Takao ¿cómo les di esa idea? Hubo muchas confusiones T^T

Bueno, no los entretengo mas. Buena lectura y comentenme ;)

YA saben, si quieren ver mejor el capitulo, haganlo en mi blog

http://takeohigurashi.blogspot.mx/2014/06/solo-mirame-2da-parte.html

Saludos, Takeo.

Capítulo 2

 

 

Cuando despertó, lo hizo por el incesante ruido que había en su puerta. Se levantó de la cama, casi maldiciendo hasta al mismo aire. Echo una mirada al reloj de su celular, había dormido solo 2 horas. Gruño molesto.

-         ¡Ya voy! ¡No sean impacientes! ¿Qué hora creen que es? Más les vale que sea algo importante, como sin-chan cubierto de chocolate o algo por el estilo – sonrió, diciendo esto último como un comentario para sí mismo, incluso en esas condiciones de somnolencia podía seguir siendo gracioso. Se rasco la cabeza, bostezando fuertemente, solo para que cuando abriera la puerta la figura de cierta persona lo empujara al meterse dentro. Viendo como el sujeto entraba y se metía a su habitación, comenzó a seguirlo, golpeándose mentalmente para despertar de su estupidez - ¡Shin-c… Midorima! ¿Qué haces aquí? – regreso a su tono molesto.

-         ¿Dónde está? ¿Dónde está? – El peli verde se encamino hacia él, tomándolo de los brazos, lo sacudió un poco y al ver que Takao no decía nada, continúo metiéndose en las demás habitaciones, como si buscará algo desesperadamente. Takao trago en seco, por alguna razón se veía molesto.

Viéndolo perderse en la alcoba, donde sabanas y almohadas salieron volando. Takao se mantuvo alejado, esa era una nueva faceta de Midorima que jamás había visto. Se pegó a la pared, buscando el teléfono por si tenía que buscar ayuda de la seguridad para calmarlo. Lo soltó tan pronto ese pensamiento pasaba por su mente. ¿Qué le pasaba? ¿Desde cuándo actuaba tan nena? Camino hacia él, tratando de calmarlo. Midorima jamás le haría daño, físico. Era más un hombre lengua larga que de puños.

-         ¿de qué hablas? Oye, espera, ¿Por qué estás aquí? – finalmente se recompuso, regresando al tema central. ¿Qué estaba haciendo aquí? Porque él no recordaba haberlo invitado a su habitación. Por la vestimenta de su amigo, se veía que no había pasado por su casa. ¿había venido desde el hospital hasta aquí? Imposible. Problemas personales pasaban a segundo plano, jamás al primero.

-         ¿Dónde está el maldito? – su tono más molesto, casi gritándole. Takao avanzo, tocándole el hombro, eso pareció regresarlo a la realidad, porque sus ojos lo miraron fijamente.

-         ¿Quién?

Midorima comenzó a hablar, pero incluso Takao podía entenderle más que “nanodayo”, lo demás era un trabalenguas.

-         A ver, tranquilízate un poco – le indico.

-         ¡NO! Ya se fue, ¿verdad? – tomándolo del brazo, apretándolo un poco más de la cuenta, los ojos de Midorima estaban húmedos.

-         Auch…- se quejó, Midorima pareció entenderlo y libero un poco de su fuerza.

-         Tú y el… ¿lo hicieron?

-         ¿de quién hablas? -

-         ¡De tu amante! Mientras hablamos me dijiste que tenías una cita. Yo… lo siento.  – ahora era Midorima quien lloraba como un niño pequeño de 5 años, Takao quedo enmudecido, quería decir algo, pero todo lo que salía era aire de sus pulmones - Todo esto es mi culpa, pero aun así… no tenías por qué meterte con otra persona. Es una forma de vengarse muy cruel.

-         Shintarou… - no era la primera vez que lo llamaba por su verdadero nombre, pero esto era en medidas drásticas para cuando este se negara a escuchar.

-         ¿Por qué? ¿Por qué no me llamas como siempre? Yo… ¿tanto te lastime? –. Suspiro, frustrado, eso encendió todo su cuerpo, apretó la mano en un puño y sin pensarlo una segunda vez, lo soltó contra el idiota más alto que tenía frente a él, dándole un fuerte golpe en la cara, haciéndolo perder los lentes. Midorima se quedó totalmente perplejo ante la acción del más pequeño.

 Dios, ese golpe se había sentido súper bien, quería volver a darle otro. Pero se refreno a sí mismo.

-         ¡Basta! ¿Por qué te comportas como la victime? ¿eh? Tú… eres un idiota, Shin-chan – Takao no pudo contenerlo más, las lágrimas picaban por salir de sus ojos, aun pasando la mano para quitárselas, volvían a salir, más y más. Entre sollozos y una voz ahogada continuo, tenía que sacarlo de su pecho – aun cuando todos me dicen que te deje y que siga adelante, aun así sigo contigo. ¿sabes porque?

-         … - negó con la cabeza. Takao se abalanzo encima de él, apretándolo contra su pecho. Le dio un golpe en la cabeza.

-         Porque te amo, tonto. Incluso con esas extrañas manías tuyas que a los demás les disgustan. Pero cuando dudas de mis sentimientos, realmente me dan ganas de romperte los dedos ¡TONTO! ¡Shin-chan, eres un tonto! ¡Te odio, te odio, te odio! – Midorima tanteo el terreno, al ver como el más pequeño comenzaba a temblar, extendió sus brazos alrededor de su cintura, atrayéndolo más contra él. Levanto el rostro, las lágrimas de Takao inundaban sus hermosos ojos. Paso su dedo pulgar sobre sus parpados, removiendo las dos pequeñas gotas.

-         Es verdad. Soy un tonto, un completo idiota. Eso no lo puedo cambiar, pero al menos puedo intentarlo, por ti – tomó su mano y la beso suavemente, dejando la marca de sus labios como un leve calor en el dorso de Takao, quien sintió como si una ola de calor fuera directo hacia su pecho.

-          A pesar de saber que eres un idiota y un tsundere, porque si lo eres, no lo niegues, yo jamás te he dejado, pero tu indiferencia… es dolorosa. Es peor que el rechazo, porque ni siquiera me miras.

-         Sé que un lo siento no basta para ti, pero por favor, dame una segunda oportunidad de hacer bien las cosas.  – su mano apretaba la de Takao, enredando sus dedos.

-         No lo sé. ¿Qué si me vuelves a lastimar? Yo no sería… capaz de soportarlo.

-         ¡JAMAS! No quiero perderte, Takao. Tú eres lo mejor de mi vida. Sin ti mis días serian un infierno. Por eso me esfuerzo demasiado en el trabajo, porque sé que cuando regrese a casa siempre estarás esperando por mí, con una sonrisa en el rostro. Eso me alegra el día. Sin ti, me sentiría más viejo de lo que ya soy.

-         Tú no eres viejo.

-         Admitámoslo, mi forma de vida es la de un viejo de 60 años. Trabajo, trabajo, almuerzo, trabajo, regreso a casa, cena, baño, duermo y otra vez a comenzar. Tú me recuerdas la felicidad que puede existir en pequeños momentos del día. El compartirlos contigo es… lo que le da sentido a mi vida. ¿podrías por favor darme otra oportunidad?

-         …- Takao lo miraba dubitativo. Suspiro, ¿Cómo podría odiar al hombre que amaba por ser un idiota? Si e eso mismo se había enamorado de él. – Quiero ser tu prioridad, nada de ponerme después del trabajo, incluso si un hombre se está muriendo y te llamo, lo dejas a su suerte. ¿entendido?

-         ¿Qué? – Takao lo beso suavemente en los labios como chiquillos robándose besos a escondidas. Midorima enrojeció.

-         Era una broma. Jamás me metería entre tu trabajo, esa es tu pasión. Pero quiero que me ames, que no me ignores, que me trates como tu pareja, que me lleves a cenar de vez en cuando, caminar contigo en la orilla de la playa, que te tomes el fin de semana para poder pasarlo sentados en casa, durmiendo o simplemente follando. Ya sabes, esas cosas que hacen los enamorados. A cambio prometo hacerte sentir joven todos los días, Abuelito Shin-chan.

-         Te amo. Te prometo no defraudarte. Gracias, gracias, gracias – dándole besos en la cara. Takao solo se dejó querer. Los besos comenzaron a volverse más intensos, las manos no solo abrazaban, sino que subían lentamente, por encima de las ropas. Los dedos de Midorima acariciaban la cintura de Takao, subiendo hasta sus hombros, acercándolo para besar sus labios de una manera nada tierna, sino más bien ardiente. Sintiendo la lengua del otro meterse cual ladrón dentro de su boca, lo recibió gustoso.

Por instinto Takao envolvió sus brazos alrededor del cuello de Midorima, sentándose en su regazo. Las manos del peli verde iban levantando la camisa del pelinegro, quien no opuso resistencia. Tan pronto la prenda salió, tomo el rostro de su amado entre sus manos y lo beso,  probando su sabor. Lamio el labio superior del más alto. Echó la cabeza hacia atrás, mientras Midorima se acercó, inhalando el aroma del más pequeño, dirige su atención hacia aquel pequeño botón rozado, pasando su lengua sobre este, el pecho de este se comprimió al sentir la aspereza de su lengua tocar su pezón. Takao se apartó, casi cayéndose de su regazo. Ambos se miraron, pero Takao estaba completamente sonrojado, cubriéndose el pecho con las manos, que no servía de mucho, pero era lo mismo.

Midorima iba a decir algo, cuando un sonido les interrumpió. Buscando con la mirada hacia todas las direcciones, Takao encontró su celular zumbando en la cómoda junto a la cama. Cogiéndolo con la mano, se colocó la camisa y contesto. Humedeciéndose los labios, sintiendo el leve sabor de Midorima impregnado en ellos.

-         Takao al habla – respondió, girándose hacia la ventana, maldición, un poco más y ahora estaría sobre la cama gimiendo ante la lengua de Shin-chan.  No escuchaba ni una sola palabra que decía la otra línea, parecía ser su madre, algo sobre ir a verlos a casa y que no olvidara invitar a Midorima. Dios, su madre le había arruinado el momento.  Incapaz de poder mirar a Midorima ahora, todo lo que hizo fue quedarse con el celular, escuchando lo que su madre decía y mirar hacia el frente. – ok, adiós, mamá. – dijo después de que su madre terminara el monologo de “debes cuidarte y comer bien”. colgó el teléfono. Ahora tenía que enfrentar a su excitado novio, que tal vez había perdido la erección en sus pantalones.

Iba a girarse, cuando sintió el peso del otro cuerpo contra su espalda. Midorima enredo sus brazos alrededor de su cuerpo y lo atrajo contra él. Takao casi suelta un suspiro de satisfacción al sentir la gran erección que se presionaba contra su cadera.

Deslizando su mano debajo de la camisa de Takao, subió desde su cintura, rozando las costillas, acariciando el pecho y llegando hasta su cuello, donde le obligo a levantar la vista hacia el techo, ladeando su cabeza, mientras los labios del peli verde iban directo hacia su expuesta nuca, un beso, suave. Otro beso, esta vez más prolongado. Sintiendo como algo húmedo acariciaba su piel, los vellos de sus brazos se erizaron ante tal acción, apretando los dedos de los  pies, no pudo evitar soltar un gemido de satisfacción.

-         Shin-chan, ¿Qué estas…? – se giró para encararlo, pero su boca fue acallada por los labios de su novio, lo que le impidió articular palabra alguna, más que sonidos ahogados. La lengua de Midorima no le dejaba pensar, claro que Takao había tenido que instrumentarlo en ello, porque el tsundere jamás había sido besado.

-         Quería contenerme, pero vestido de esa forma, ¿estas tratando de seducirme? Ese pantalón no deja mucho a la imaginación. –  diciendo esto, Midorima comenzó a sacarse la corbata que llevaba puesta, dándole media vuelta a Takao para que quedara viendo hacia la ventana, Midorima tomo la corbata y cubrió los ojos de Takao, el paisaje de luces de la ciudad desapareció, sus manos fueron tomadas y colocadas encima de su cabeza, contra el vidrio de la ventana. Haciéndolo levantar más su trasero. Sonrió, Takao no entendía muy bien de que iba el juego, pero Midorima  estaba tomando el control así que lo dejaría.  – no muevas tus manos, déjalas sobre el cristal, ¿entendido? – le soltó las muñecas, pero como buen paciente, hizo caso a la indicación del doctor.

-         Si, doctor Shin-chan. –  Las manos de Midorima fueron hacia sus piernas, acariciándolas por encima de la ropa. Takao gimió ante el tacto de su acompañante. Mientras se frotaba contra sus glúteos. Se mordió la lengua al sentir el miembro de Midorima presionándose entre sus nalgas, casi ronroneando por la sensación.

-         Shin-ch…

-         Shuuu no digas nada. Quiero hacerte el amor. Ahora mismo. ¿esta eso bien? – no pudiendo responder con palabras solo asintió, mordiéndose el labio mientras su novio lo acariciaba con sus grandes manos. Subiendo por sus piernas, la fricción de la tela contra su piel, era como si hormigas subieran a sus pantalones, y por alguna razón eso le excitaba más de lo normal, un escalofrió recorrió su cuerpo, haciéndolo temblar ante el tacto

Comienza a masturbarlo, tomando su miembro entre sus manos, las cuales son más suaves de lo que recordaba. Su pene se endurece más, estremeciéndose ante la sensación de su carne caliente siendo envuelta por esas manos que no dejan de repetir un movimiento de arriba abajo.

Gime al sentir como la otra mano va hacia su cadera, acariciando su espalda con un dedo, su espalda se dobla y echa la cabeza hacia atrás. Empujando su miembro contra la mano de Midorima, quien aprieta de más para evitar que se venga.

-         No puedes, debes ser un buen niño y esperar a que yo te dé la orden.

-         Shi…Ahhh… Ugh…

-         Niño malo – lo obliga a lamer sus dedos, metiéndolos dentro de su boca, su lengua acaricia las yemas de estos y los traga más profundo, dejándolos llenos de saliva, la cual escurre un poco por su boca y cae por su mentón. No puede ver nada, solo siente, lo que es extraño. Su cuerpo se ha vuelto más sensible en la penumbra.

La mano de Midorima amasa sus glúteos, se muerde el labio para evitar gemir como una chica, deja que su novio continúe con las caricias. Sintiendo como algo se introduce en su interior. Se sobresalta e intenta apartarse, pero no puede hacer mucho al tener su pene entre las manos del otro.

-         Alguien parece demasiado ansioso – muerde suavemente su lóbulo, provocando que Takao suelte un gemido, entre dolor y excitación. Su respiración agitada y su cuerpo temblando entre sus brazos – Bien, te dejare venir. – liberando la presión el miembro ajeno, comenzo a masturbarlo, Takao comienza a soltar respiraciones fuertes, acompañadas del sonido de su propia voz excitada. Midorima puede sentir su propio miembro tan duro como una roca, pero decide complacer al más pequeño. Un movimiento más y Takao echa la cabeza hacia atrás, dejándose contra su hombro, mientras su semen sale disparado contra la ventana. Su cuerpo se estremece, cada poro y musculo esta rebosante de satisfacción.

-         - Ahhhh… ¡¡¡Shin-chan!!! – pronuncia su nombre, casi entre jadeos. Su semen se desliza por la superficie del cristal de la ventana. Takao no lo puede ver, pero eso es muy erótico. Pasa su lengua por detrás de su oreja.

-         Aún no hemos acabado, Kazunari. Viene lo mejor.

Notas finales:

¿Qué les parecio el capitulo? ¿Decepcionados? Diganmelo, venga, estoy listo. El siguiente capitulo, si me quito los examenes pronto lo actualizo el fin de esta ;)

ok, comenten y nos leemos pronto


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