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Dante por Katana

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Dante
Prólogo

Canto III

Por mi se va hasta la ciudad doliente
Por mi se va al eterno sufrimiento
Por mi se va a la gente condenada

La justicia movió a mi alto arquitecto.
Hízome la divina potestad,
el saber sumo y el amor primero.

Antes de mí no fue cosa creada
sino lo eterno y duro eternamente.
Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza.
- La divina comedia, Alighieri Dante -


Nuevamente se me había hecho tarde. Mientras camino por las calles del distrito nocturno de la ciudad, noto que la luz del sol comienza a desaparecer y en su lugar, miles de personas comienza a llenar las calles. No me apresuro, camino despacio entre los bares karaoke, restaurantes y los centros nocturnos mirando esta parte oscura de la ciudad surgir de las cenizas. Además, de nada me sirve correr y ciertamente no tengo ningún animo de hacerlo.

La gente que pasa cerca de mi me mira con extrañeza, estoy seguro que no esperan ver a un chico con uniforme del instituto paseando a estas horas por este tipo de lugares y solo. Pero la impresión pronto se les pasa y las personas a mi alrededor comienza a empujarme sin fijarse de mi presencia. Y es que quien pasa por aquí, generalmente ya lo ha visto todo, o simplemente a desarrollado un vital y fino sentido del disimulo. Creo que aunque yo hubiera sido un gusano gigante de veinte patas, verde y peludo, me hubieran mirado un momento, como para asegurarse que el asunto no era con ellos, y después hubieran seguido con lo que es más importante, preocuparse de sus propios asuntos.

Yo llegué a esta ciudad hace ya casi un año. Ishikawa Kiyoshi, el hermano menor de mi madre, le pidió de favor que le enviara a uno de sus hijos para que se quedara con él y comenzara a aprender el negocio de la familia. Yo desde hacía mucho tiempo que había querido ir a la capital, así que el trato me pareció estupendo; mi tío se haría cargo de mi y me colocaría en un instituto de prestigio y se aseguraría de que obtuviera el ingreso a una buena universidad y yo por mi parte lo ayudaría en el negocio y aprendería todo lo necesario para cuando fuera yo el que dirigiera el negocio de la familia. ¿Sencillo, no?.

Casi he llegado a la entrada del negocio de la familia. La primera vez que entré creí que me había equivocado de dirección, de distrito y hasta de planeta. Pero no, esa era la dirección claramente escrita en el papel y confirmada por la risita seca del taxista que me llevó desde la estación. Y fue de esta manera que me enteré cual era el misterioso negocio familiar: Un bar de anfitriones y acompañantes en el corazón del distrito nocturno más prestigioso de la ciudad.

El edificio a primera vista no destaca entre los demás, muy al contrario, se pierde entre las luces de neón de los negocios cercanos. Lo único que delata su existencia es una serie de letras de acero brillante con el nombre del lugar: Aliguieri y en letras más pequeñas y opacas el inicio del Canto III de la Divina Comedia, las palabras que se supone, se hallaban en la puerta al infierno. La discreción en este negocio es vital, en él entran las personas más ricas, con influencias y poderosas del país y muchas veces del extranjero. Por algo este lugar no es muy conocido por la mayor parte de las personas comunes, aunque su prestigio sea cosa bien sabida en los circulos de los clientes realmente prominentes.

Al entrar, la planta baja del edificio es un bar con la barra cerca y un escenario para las presentaciones. Aun es muy temprano para encontrar clientes en las mesas pero en esta semi oscuridad puedo distinguir a las anfitrionas y los anfitriones caminando entre las sillas y hablando entre ellos o con uno de los barman que comienzan a enfriar copas para la noche. Ninguno de ellos me pregunta nada, me conocen de sobra para que a estas alturas les sorprenda mi presencia y simplemente me sonrien al pasar o me saludan a la distancia. Ya he pasado por el Infierno y ahora voy al Purgatorio.

Al final de la sala subo por las escaleras hasta una estancia reservada para los clientes VIP que deseen un lugar más privado. A pesar de ser una estancia común, un sencillo sistema de cortinas de gasa, iluminación y otros trucos permiten que el cliente se relaje tranquilamente en su propia "sala privada" con bar completo incluido y un anfitrión especial para acompañarlos.

Ahora debo ir en ascensor hasta el Paraíso, donde se encuentran las oficinas, recepción y habitaciones de los anfitriones especiales. Estos anfitriones especiales (los clientes habituales les han dado el apodo de "ángeles") son personas reservadas únicamente para tratar con los mejores cliente y no se limitan a ser acompañantes. Ellos son el servicio más exclusivo y deseado del lugar y la razón principal de que a esta planta se la conozca como el Paraíso.

Antes de entrar a la oficina de mi tío, desajusto la corbata de mi uniforme lo mejor posible y preparo mi mejor representación de desventura y miseria capaz de conmover al corazón más duro del mundo. Pero no el de mi tío, ciertamente. Ambos tenemos el cabello castaño claro pero hasta ahí terminan las semejanzas. Tiene 34 años, es alto, con una presencia que te domina apenas lo ves y siempre lo he visto vestido con uno de sus múltiples trajes impecables y muy costosos, usando en la oficina unos anteojos con armazón negro muy finos detrás de la cual se ocultan sus ojos que podría decirse, son lo que más se destaca de él. Sus ojos, a diferencia de los mios color miel a tono con mi cabello, son de un frío gris-azulado que cuando se molesta, toman un tono como del plomo.

- ¿Se puede saber donde diablos estabas? - las hojas del informe que estaba leyendo han volado de sus manos y ahora caen gracilmente como copos de nieve en invierno. Mala señal.

- Lo siento tío, tuve que quedarme otra vez en la escuela. - Hora de tratar de pasar a otro la culpa. - El director tiene algo en contra mia ¿sabes?, creo que me odia.

- ¿Otra vez en detención Ryuichi-kun? - una voz que de melosa suena ridícula llama mi atención desde la puerta que nuevamente se ha abierto. El hombre recargado en la pared continua sonriendo divertido ante mi pánico pero se acerca al escritorio de mi tío sin importarle la pinta que este se trae.

- ¿Detención? - No era una mala señal, era pésima. - ¿Cómo que otra vez?.

- Seguramente rompiste una ventana en una riña como la vez pasada ¿no? - Ahora podría pegarle y borrarle esa estúpida sonrisa de la cara mientras se sienta tranquilamente en el escritorio y disfruta del espectáculo. Pero se que es imposible que yo le gane, es mucho más fuerte y alto que yo y si por casualidad llegara a hacerle algo, ni aunque hubiera matado al presidente me encontraría en más problemas. …l es uno de los cuatro "ángeles" del Aliguieri, uno de los anfitriones especiales que trabajan para mi tío.

- Por supuesto que el señor ya estaba enterado de ese incidente ¿verdad? - Un autentico ángel ha entrado como de milagro a la oficina, un ángel con una taza de café en una bandeja que sirve eficientemente a mi tío con una sonrisa cariñosa. - Por cierto Julien-san, ¿no venias a preguntarle algo al señor?.

Gracias a Dios, Yukio-san me ha salvado. Yuki-san es muy distinto de Julien-san y no solo fisicamente. Kisato Yukio es bastante alto, aunque no tanto como Julien-san, tiene la piel blanca y suave, su cabello largo arreglado como al descuido en una coleta es rubio claro, natural por supuesto, y tiene los ojos azules más bellos que haya visto nunca. Es la persona más amable, atenta y considerada que halla conocido y aunque es muy tranquilo y con mucha paciencia, tiene una voluntad y fuerza dificil de notar al mirar su figura delgada y su mirada dulce.

Masayu Julien, por el contrario tiene la piel aceitunada, el cabello negro cayendole como mechones en la frente y los ojos de un color dificil de definir, como entre verde y amarillo, lo que le da una apariencia bastante exótica. De los cuatro, es el que tiene la figura más atlética ya que es una persona bastante activa. Definitivamente puede ser muy hermoso por fuera pero por dentro, es la persona más detestable del mundo y desde que llegué no ha dejado de buscarme pleito, además que es un entrometido, impulsivo, arrogante e inmaduro a pesar de sus 24 años. ¿Ya mencioné que no nos caemos bien?.

- Solamente venía a preguntar las asignaciones de esta noche, como Ryuichi-kun no estaba... - pero esta vez no le serviría tratar de seguir el tema porque otro de los ángeles entró de improviso a la oficina para cortar sus palabras.

- Ishikawa-san...

-¡¿Se puede saber que hace todo el mundo en MI oficina?!. ¡¿Acaso la puerta es invisible?!. ¡¿Porque no llegan todos juntos y me ahorran el alboroto?!. Cómo puede uno trabajar si...

…l que entró esta vez fue Kaoru-san. Karatsu Kaoru es un año menor que Julien-san y un año mayor que Yuki-san pero si ellos son distintos, definitivamente Kaoru-san se sale del molde. Es de la misma estatura de Julien-san, pero tiene un aura realmente imponente que hace sentir que es un ser totalmente lejano a la mente humana, como si él fuera realmente un ángel o un demonio, ya que siempre viste de colores oscuros y a lo largo de este tiempo he descubierto que su color favorito es el negro del que siempre está rodeado, desde su cabello y sus ojos hasta en el abrigo largo que siempre usa. Tiene un estilo bastante peculiar para vestir ya que además de los colores que utiliza, o la ausencia de ellos, tiene un pearcing de plata en la ceja izquierda, unas tiras de cuero negro que le rodean las muñecas como brazaletes y diversos collares de plata, uno en especial que usa siempre con un discreto crucifijo por lo que supongo tiene algún significado, aunque nunca me he atrevido a preguntarle.

Tiene una mirada penetrante que parece cavar en lo profundo de ti con sus ojos negros como la noche y al mismo tiempo te mira como si fueras un espejo entre un mar de ellos, mirandote desde lo lejos para descubrir que está proyectando su superficie. No es que sea engreído, al contrario, aunque es una persona bastante distante y controlada tiene su propia manera de demostar aprecio a los demás, aunque aun después de todo este tiempo, no dejo de ponerme nervioso en su presencia. Además, él ha sido muy amable con Akio-kun, el último ángel, a quien cuida mucho desde lo que pasó aquella noche...

- Ishikawa-san, acaban de avisar que uno de los clientes viene en camino. - solo Kaoru-san para parecer inmutable ante los gritos de mi tío, que incluso han logrado espantar a Julien-san que prepara una huida sigilosa mientras pueda. ¿No es un rastrero?.

- Ryuichi-kun, no piensas que es buen momento para comenzar a trabajar? - el tono de voz de mi tío suena más calmado, casi deletreando cada sílaba de mi nombre. Realmente espeluznante.

- Yo... bueno, sí, claro tío. Voy a supervisar la mesa del cliente y la agenda de la noche. Si es que yo ya me iba. - lo admito, no fue mi respuesta más brillante.

Delante de mi han salido Kaoru-san y Julien-san para ir a buscar a Akio-kun, no espero a Yukio-san porque se que tardará un momento más en salir. Seguramente él logrará calmarlo un poco, siempre lo logra.

La noche ya está plena y las luces del Infierno, del Purgatorio y del Paraíso la iluminan en claro desafío. Ya casi es hora. Asignaré las mesas a los clientes, cumpliré todos sus caprichos, les aseguraré un lugar en el cielo cuando crucen por la puerta y cuando comiencen a pensar que todo esto es un sueño, un ángel estará con ellos para guiarlos al Paraíso.

Es hora de trabajar.

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Hola, este es el primer fic que escribo por lo que toda crítica o comentario será bien acogido y tomado en cuenta para futuras ocasiones. Manden comentarios!! ;)

Si alguien quiere incluir este fic en su propia página, es libre de hacerlo nada más mencionandome como autora y mandandome un mail para avisarme de la nueva ubicación para que visite su nuevo alojamiento ;). Gracias y disfruten la historia. Sealed_katana@yahoo.com.mx

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