"A veces el amor no es suficiente cuando el camino se torna duro".
Tanto tiempo intentándolo, ¿Cuánto? ¿3 años? Ha sido interminable.
Al principio fue hermoso, eléctrico, atrapante, intenso, lleno de amor y pasión. Todos nos juzgaron, muchos incluso nos rechazaron ¿Nos importó? Para nada. Nosotros nos amábamos, o eso creíamos.
"Vamos, lleguemos alto."
Todo comenzó como un error, una casualidad, una simple vuelta de la vida.
Nos conocimos gracias a amigos intermedios. Al principio no nos soportábamos, nos odiábamos, veíamos solo lo malo de nosotros. Si tan sólo hubiésemos continuado así.. esto no hubiese llegado a este punto.
Ni ellos, ni nadie, ni nosotros mismos siquiera, creíamos que podríamos llegar tan lejos, volvernos tan ciegos. Y puede que al principio fuese amor, pero luego.. luego sólo fue pura obsesión, y no pudimos detenernos.
"El camino es largo y continuamos.
Trata de tener diversión mientras tanto."
Las peleas eran interminables y sin sentido, eran injustas y demasiado hirientes. Nos gritábamos cosas horribles, nos echábamos en cara las cosas que normalmente creíamos correcto callar. "Eres un injusto", "Te vi con esa perra", "¿Es que no me amas?", "Siempre eres un cabrón", "Nunca cambiarás, eres un maldito".
Ambos eramos injustos, pero sólo veíamos la injusticia del otro.
Ambos andábamos con otros, amos nos engañábamos, y luego fingíamos amarnos y depender del otro. Ambos eras igual de cabrones, igual de mentirosos, igual de obsesionados.
"Déjame besarte fuerte en la tormenta.
Escoge tus ultimas palabras,
Esta es la ultima vez."
Nos decíamos puras palabras de odio, muchas veces terminamos a los golpes. Por momentos nos parecía absurdo seguir juntos, cuántas veces nos habremos gritado el uno al otro que no queríamos vernos más, que nos odiábamos, que veíamos a otras personas.. y luego terminábamos diciéndonos que todo era una mentira, que nos arrepentíamos, que nos necesitábamos, y una noche de sexo desenfrenado lo tapaba todo.
"Sigue haciéndome reír."
Nos lastimábamos. Eramos unos masoquistas. Nos gustaba lastimar y ser lastimados. Nos gustaba mentir y sabernos engañados. Eramos el uno para el otro, un par catastrófico. Eramos un tornado andante. Nunca una sonrisa.
Cuantas veces nos profesamos palabras de falso amor, de falso cariño, de falsa necesidad. Cuantas veces fingimos no ver nuestros errores, porque era más fácil que sentarnos a discutirlos, o intentar resolverlos, incluso.
Nos encantaba jugar, herirnos, mirarnos con odio, hacer como que el otro era basura, fingir soportarnos, y al final del día regalarnos besos con falso amor.
"Vamos, caminemos en el lado salvaje,
Déjame besarte fuerte en la tormenta."
Y la verdad es que nadie nunca nos comprendió. Nadie nunca supo lo que pasaba por nuestras mentes, nadie nunca supo porqué eramos así. Y la maldita verdad, es que nuestra obsesión, nuestra necesidad de sabernos dueños y señores de alguien, no nos dejaba ser libres.
-"Eres mío, Taiga". -Susurrabas a mi oído.
-"Eres mío, Daiki". -Decía en respuesta.
Nunca un sincero "Soy tuyo", nunca un sincero "Te amo", nunca un cariño, una dulce caricia sin nada oculto. Nunca unas sonrisa.
"No me entristezcas, no me hagas llorar".
¿Recuerdas cuando estuve en ese accidente, y me hospitalizaron? Nunca viniste a verme, siempre era alguien más quién me decía "buenos días", "buenas tardes" o "buenas noches". Nunca tú, y eras al único al que quería ver entrar por la puerta.
Al llegar a casa, luego de esa semana sin vernos, no te encontré.
Estaba dispuesto a dejarte, a terminarlo todo, esa semana sin contacto a pesar de que te habían comunicado que me había accidentado, fue la gota que colmó mi paciencia. Estaba cansado de tu desamor, de tu falsa ilusión y tu fingida pasión. Sólo me querías para el sexo, y no niego que yo fuera igual. Yo te quería para lo mismo, y nunca daba nada a cambio.
Y es que siempre esperaba que dijeras algo con sinceridad, siempre esperaba que me sonrieras, y nunca lo hacías. Siempre la misma rutina dolorosa: distancia, palabras mal usadas, discusiones, peleas, palabras llenas de rencor, injusticia, desamor.
"Te gustan tus chicos dementes."
Pero algo me hizo cambiar de opinión. Al entrar a la habitación, para tomar mi ropa y dejarte una nota en tu mesita de noche, te encontré durmiendo en la cama, enredado entre frasadas, abrazado a mi almohada.
-"..Taiga.." - Dijiste entre sueños, y una parte de mí se rompió. Ese muro que había armado esta última semana, se vio destruido por esa simple acción inconsciente.
Otra vez, me había visto envuelto por tus falsas palabras. Mi estúpida esperanza de que me quisieras al menos un poco no me dejó irme, y luego de bañarme, me acosté a tu lado.
"Esta es la ultima vez,
Porque tu y yo nacimos para morir."