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Marioneta De Cristal por Satan666

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Notas del fanfic:

Esta es una historia completamente original y sus derechos están protegidos, por favor respeten el trabajo ajeno y no la tomen sin permiso. 

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer. 

  Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma. 

  https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.    https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/  

Mis otras historias están en proceso de edición. 

 

 

Notas del capitulo:

Espero que les agrade esta historia, es completamente original. Fue editada, por lo que si la seguías hace unos años, te recomiendo que las vuelvas a leer.   

Si me quieren apoyar en wattpad también subo mis historias en la plataforma.    https://www.wattpad.com/user/karenvruz  

También hice un trailer para esta historia en la plataforma de tiktok, espero les guste.   

https://vm.tiktok.com/ZMeykhEHp/ 

Mis otras historias están en proceso de edición. 

Capítulo I. (James)
POV Adrián

Toda la vida me cubrieron los ojos con una venda, por lo que aprender a defenderme en el mundo real es algo en lo que me considero un completo ignorante, y sé que eso puede llegar a ser una molestia para otras personas; sin embargo, lo mismo que me lastima es lo que me ha enseñado a no ser ingenuo antes las situaciones que desconozco y me molestan. Una de esas situaciones está ocurriendo justo ahora, mi novio está intentando quitarme la ropa de nuevo; pero no tengo intención de permitirlo, y si tengo varias razones para ello. La primera es que no tengo la menor idea de que hacer o cómo actuar cuando tenga lo que quiere y la segunda es, odio el hecho de que me quiera utilizar para esto, no necesitamos hacerlo para expresar ningún tipo de afecto.

Vengo de una familia pudiente y manipuladora; por lo tanto, conozco el patrón de control de una persona sobre otra, con el propósito de hacer lo que quiere. Puede que sea egoísta o que simplemente no esté listo para dar este paso con otra persona; pero sea cual sea el motivo de que me retenga, no lo va a entender. No es necesario que gaste mis palabras, otra vez.

—Basta, ya no puedo seguir con esto, estoy harto. —Dijo James, yo conozco muy bien esa expresión.

—James.

—Ya me quedo claro, no quieres continuar Adrián y no quieres hacer esto, pero diablos, soy un hombre ¿Sabes? Tengo mis necesidades y no puedo estar con una persona que no esta dispuesta a ver por ellas. —Dijo entre dientes.

—¿Eso qué quiere decir exactamente? —Pregunté, mirando el techo con la mano sobre mi cabello.

—Lo mejor es terminar con esto. —Esas palabras no me sorprenden, porque ya las estaba esperando, pero no por eso duelen menos.

—Si eso es lo que quieres, de acuerdo. —Me levanté de la cama.

—Odio ser la persona que deba tenerte paciencia y sacarte adelante, cuando crezcas un poco puedes volver a mí. —Apreté los labios.

Se fue de la habitación para darme un tiempo a solas, y supongo que poder asimilar todo lo que me dijo; aunque ya lo estaba esperando, porque no es la primera persona que me hace esto y dudo que sea la última. Tuve tres parejas, todos ellos hicieron y dijeron lo mismo, no importa que tanto se quieran hacer los que entienden mi posición, no la conocen, no saben nada. Sé que la mayor parte de que esta historia se repita es mi culpa, pero me cuesta tratar con otras personas. Es un mundo lleno de ansiedad y dudas que no puedes entender, si no te pones en los zapatos ajenos.

Me quede varios minutos observando todo, ya me había acostumbrado a su habitación y sus cosas, fue una buena relación, si sacamos de la historia las insistencias para tener sexo; pero me enseñaron a no ser sentimental y a pesar de tener toda clase de objetos materiales, me hicieron no aferrarme a ellos, para que aprendiera a dejar ir todo lo que fuera innecesario.

Me levanté de la cama y tomé mi bolso antes de ponerme los zapatos, baje por las viejas escaleras de madera con la alfombra llena de polvo, mire el horrible papel tapiz de las paredes y los cuadros familiares que había visto hacía varios meses, haciendo el mismo recorrido. James estaba acostado en el sofá, cambiando los canales de la televisión. Si me escuchó, decidió que lo mejor era ignorarme. Suspire y salí justo en el momento que una brisa helada me hizo temblar los dientes y unos segundos después comenzó a llover.

—No me siento tan triste como para que llores hoy. —Susurre mirando el cielo, no me gusta mojarme, pero de verdad disfruto el olor de la lluvia.

—Adrián, espera. —Me detuve después de dar un paso cuando escuche la voz de James, su expresión demostraba que estaba apenado, mientras me entregaba un paraguas.

—Gracias. —Lo tome.

—No te vayas a enfermar, avísame cuando llegues a tu casa y de verdad lo lamento.

—No te disculpes, puedo entender perfectamente tus razones, gracias por todo. —En parte es cierto, pero el chico es un completo idiota.

Fue un sentimiento amargo ir recordando todo lo que vivimos esos meses, no fue una mala relación; pero se que no era lo mejor para ninguno de los dos. No pude evitar la nostalgia, pero no llore, porque siempre me costó mucho llorar, la última vez que lo hice, estaba pequeño.

...

Llegue a mi casa al final de la tarde, todo estaba oscuro y en completo silencio, señal de que mis padres todavía no regresan de todos sus viajes de negocios, desde que tengo uso de razón, pasan más tiempo fuera que aquí, y eso no me molesta. Ellos son empresarios, personas importantes e influyentes en la sociedad; por supuesto, esperan que su único hijo se haga cargo de los negocios familiares, para eso fui educado y preparado. Pero yo no tengo ningún vínculo emocional con esas personas, para mí son solo extraños que veo una vez cada tantos meses, cada vez más viejos.

Esta mansión queda en la zona azul, es el mejor territorio de la ciudad, la verdad es que el espacio y las comodidades son más de lo que cualquiera necesita; no soy un mal agradecido. Tengo una buena posición social y dinero, una educación que otros solo sueñan con tener, y me espera un futuro prometedor, suena perfecto, pero no soy feliz. Siempre estoy solo, es una vida bastante deprimente.

La persona que me crió es mi única compañía, es el padre que sí estuvo presente para mí, mi mayordomo, Arcadio. Se hizo responsable de cada aspecto de mi vida mientras crecía, no hay personas más amable y pura. Es la única persona que me espera cuando regreso y eso vale mucho. Es gracias a él que pude tener un poco más de libertad, debido a que todos mis horarios son estrictos, tanto a nivel educativos, como personales. Yo no tengo muchos amigos, pero de alguna forma me las arregle para tener mis relaciones, haciendo cursos en institutos de la ciudad.

Subí las escaleras hasta mi habitación, en el segundo piso, primer pasillo, segunda puerta a la derecha. Entre y cerré la puerta, dejé el paraguas en la parte del balcón, para que se secara. Me quite la ropa antes de dejarla caer al suelo y me puse algo mucho más cómodo, un mono negro holgado y un suéter. Me recosté sobre la cama para descansar, por alguna razón, los ojos me pesan y el cansancio puede mucho más que mi voluntad de seguir pensando en James, en mi vida y todo lo demás.

Pero se me cruzó la idea de que sería bueno poder ver a los chicos. Las únicas dos personas en mi vida que tienen importancia además de Arcadio son ellos, George y Jacobo; aunque son un poco especiales, porque no son parte de mi mundo, en ningún sentido. Viven en la zona roja, el territorio de la ciudad bien conocido por tener un bajo estilo de vida y delincuencia. Se que pasan por todo tipo de dificultades en ese lugar. Está lleno de personas peligrosas que trabajan en negocios turbios, que estoy seguro, también hacen.

Nunca entré a la zona roja, solo sé lo que ellos me cuentan; aunque en más de una ocasión intentaron llevarme y mostrarme su estilo de vida. La verdad es que me negué a ir cada vez, porque además de sentir miedo por ese ambiente, me preocupa descubrir algo de ellos que no me haga verlos de la misma forma; sin embargo, admito que siempre admire la libertad que tiene el tipo de vida que llevan. Ellos nunca tuvieron educación o una familia, todo lo que saben lo aprendieron en la calle.

Una parte de mí siempre sintió curiosidad por ese tipo de vida, en el que eres dueño de tu camino y tus reglas.

...

—¡Despierta! ¡Adrián, despierta! ¡ADRIÁN! —Me desperté por los gritos y el movimiento insistente sobre mi cama, lo mire molesto. No sé como se me olvido cerrar la ventana.

—George ¿Cómo es posible que siempre hagas lo mismo? Te dije que odio que me despiertes así. —Puse una almohada sobre mi cabeza.

—¿Qué estás haciendo dormido? Todavía es bastante temprano. —Me dijo fastidiado.

—Es que no tengo ninguna razón para estar despierto. —Me queje.

Yo conocí a los chicos siendo todos unos niños, y por supuesto, mis padres nunca aprobaron mi relación con ellos, solo porque venían de una zona pobre, peligrosa y temida en la ciudad. Pero a mí realmente nunca llegó a importarme de dónde eran o por qué actuaban como lo hacían. Ellos solos, sin ningún tipo de posición o trampa se fueron convirtiendo en mi familia, mis hermanos. Mi relación con ellos fue algo que comencé a cuidar mucho más grande, porque entendía que mis padres los querían alejar de mí. Esto es lo único en lo que siempre desobedecí, y nunca deje de verlos, el hecho de que mis padres no estén cerca ayuda mucho, claro. Y Arcadio se hace el loco cuando le hacen preguntas relacionadas a ellos.

Por eso ambos se acostumbraron a entrar por la ventana para verme, aun cuando pueden hacerlo por la puerta principal. Se que mi mayordomo no disfruta mucho el hecho de que salga con ellos, por el hecho de ser unos chicos que pasan su vida en moto y sin preocupaciones. Tampoco dice nada al respecto, solo porque sabe que nunca me involucre más de lo que ellos consideraban correcto, en el mundo de mis amigos.

—¿Qué pasa contigo? —Me preguntó, yo suspire, George es muy perspicaz.

—James terminó conmigo. —Dije por fin, él se quedó en silencio por varios minutos.

—¿Por qué? —Preguntó.

—Supongo que porque no me quise acostar con él, ya sabes, misma historia y distinto personaje.

—Lo voy a matar. —Se bajó de la cama y mis sentidos se pusieron alerta, tuve que lanzarme para tomar su pierna, impidiendo que se fuera.

—No estoy molesto o lastimado, porque sé que fue mi culpa, era algo que ya estaba esperando. —Le dije.

—¿Cómo puedes acostumbrarte a esto? No está bien.

—Sé que no está bien, pero no voy a dejar que le hagas nada, no apruebo la violencia, y eso no serviría de nada.

—No me gusta que te culpes cuando pasa esto, porque tú no eres el problema Adrián, eres perfecto. —Susurró.

—Gracias, pero es inevitable que piense de esta forma, te prometo que voy a estar bien, siempre es triste terminar una relación, pero quiero rendirme con ellas. —Lo solté cuando me di cuenta de que ya estaba tranquilo.

—Tú no eres el problema.

—Puede ser, pero no se puede hacer nada al respecto. —Me volví a recostar.

—No te duermas, hoy vine con un propósito y no voy a irme hasta haberlo cumplido; además pasó esto y pienso que te vendrá bien.

—¿Qué pretendes? —Lo mire de reojo.

—Vamos a La Cueva.

—No me parece buena idea.

—Vamos Adrián, tienes que aceptar, queremos que veas el lugar donde tus amigos crecieron y viven, Jacobo nos está esperando.

—No lo sé, George...

—Si no vienes por las buenas, te voy a obligar por las malas.

—George, no estoy convencido.

—Te hace falta, pareces consternado, pensativo y como estás dormido a las 9 P.M. supongo que solo te hace falta un cambio de ambiente.

—Solo quiero dormir.

—¡Vamos, levántate ya!

—No pienso ir.

—¡Pero si vamos a cuidarte! ¡No pasará nada!

—Se que van a cuidarme, pero sigo sin pensar que es buena idea.

—¡Levántate!

—Arcadio te va a escuchar, baja la voz. —Puse las manos sobre su boca.

——Vamos...

—¡Eres un tormento! —Le dije.

—¿Entonces, vamos?

—¡De acuerdo! —Sonrió victorioso.

—Cámbiate, te espero unos 20 minutos.

—George...

—Ya accediste, así que no acepto comentarios de tu parte.

—No puede ser.

—Te espero aquí.

—Me voy a arrepentir de esto. —Me levanté de la cama.

—Sabes que te fastidiarte toda la noche si no te cambias.

—No lo dudo, de verdad ya no lo hago. —Levante los brazos para estirarlos sobre mi cabeza.

—Date prisa.

—Tengo una condición, no quiero que usen armas mientras estoy allá.

—Adrián, sabes que necesitamos protegernos, las armas son...

—Las detesto, me ponen nervioso.

—De acuerdo, solo en caso de vida o muerte.

—Eso no me hace sentir mejor. —De hecho me hace sentir náuseas.

—Todo estará perfectamente bien.

—Intento hacerme la idea.

Salir con ellos una noche no va a matarme y se que van a cuidarme; pero sigo teniendo este presentimiento de que algo va a cambiar en mi vida si piso ese lugar ¿Tal vez experimente por primera vez esa libertad?

Notas finales:

Les agradezco por leer, espero que disfruten esta historia. Preguntas, dudas y sugerencias en los comentarios. 


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